CUARTO MENGUANTE
Las doce de la media noche, la casa está vacía; eso es así ya que solo Kouki radica en ella. Camina por cada rincón empapándose en los pocos recuerdos de su niñez.
Fue muy difícil hacer que Hyuga dejara la casa, mas con la promesa de que iría sin falta dentro de quince días se fue aun bufando de coraje, aunque sabe que solo era un escudo para no soltarse a llorar en la puerta y arrastrarle de nuevo con ellos. Se había dado por vencido, sabía que no cambiaría de opinión y eso le dolía, así que saco su mejor arma. Hacerse el enojado era su círculo de protección.
Miraba por la ventana a la oscuridad de la noche, los tenues haces de luz pintaban la espesura del bosque haciendo crepitar sombras tenebrosas, pero ya no le temía a esas figuras ni a la soledad de esa casa, ni a los recuerdos que ahora habitaban en paz en su corazón.
Ahora era a la oscuridad del alma de los seres con vida, humanos y cambia formas a todos por igual. El dolor del rechazo y la hipocresía formaron en su corazón una cicatriz difícil de curar.
Una fuerte presencia caminaba por un pasillo viejo pero bien cuidado, lleno de fotografías de sus ilustres antepasados, todos llenos de orgullo y satisfacción por su trabajo, en el fondo de su corazón envidiaba aquellos tiempos donde no importaba la voz del acusado, se les mataba por igual a esos seres sin piedad ni pizca de humanidad. La herida aun sangrante debido a la cruel muerte de su madre aun le destrozaba lo poco que le quedaba de alma. Aun había un resquicio de eso en su ser que se negaba a morir.
Llego al final del pasillo haciendo ceder la enorme puerta de madera, hermosos tallados de batallas habían sido labradas en ella, mismas que aun perduraban con el paso de los años. La más pura casta de cazadores de cambia formas se encontraba detrás de esa gran puerta, entre ellas su padre, a quien deseaba poder sobre pasar algún día. Siendo aún joven se destacaba por su ferocidad e innata capacidad para rastrear y asesinar a los Rougarou*, aquellos cambia formas que habían sucumbido a sus ansias de sangre y muerte, sufriendo en la transformación, cambiando sin control para que luego la maldición los consumiera hasta que llegan a ser lobos por siempre, sin volver jamás a su humanidad.
Hacía muchos años, incluso antes de su nacimiento, los líderes de cada comunidad cambia forma se habían reunido, haciendo entender a los líderes del reino de Rakuzan el terrible dolor que les acaecía ante estos Rougarou, que atacaban también sus comunidades llenándolos de dolor y desesperación, si no se hacía algo matarían también a los humanos, además de que sus preferencias por encontrar a los omegas eran notables y también se les debía proteger, fue entonces cuando se hizo un pacto, se les entrego el don para asesinar, convirtiéndoles en la raza más fuerte de cazadores, dejando atrás las matanzas sin sentido pese a que claramente aun acontecían en algunas comunidades. Los cambia formas eran difíciles de identificar para un humano normal. Pero para ellos que estaban entrenados y que en su sangre corría el don no les era difícil.
El cazador entro en la sala sintiendo una extraña opresión en el pecho, algo cambiaria esta noche; lo podía sentir, alzo la mirada viendo la luna por la ventana o al menos lo poco que se podía distinguir de ella desde su posición, aun no era luna llena y la odiaba, saco los pensamientos de su mente para prestar atención a su progenitor; que se cernía a su ver, altivo y sereno desde su posición de autoridad.
—He sido llamado, padre—
—Así es, hijo mío, te tenemos una importante asignación—
—Lo que ordenes...—
—Hay una situación en Seirin...— el hombre suspiro llevándose la mano al rostro un gesto que sin hacer notar hizo estremecer al cazador, jamás al menos no desde la muerte de su madre había visto un gesto como ese, su padre era toda dureza e imperturbable aura de líder innato necesaria para mantener su poderío. Debía de ser algo importante, algo que le llenaba de curiosidad y que; si cumplía a la perfección le llenaría aún más de estatus y poder.
— ¿Qué problema puede tener Kiyoshi que ha sido necesaria nuestra intervención?—
—Se rumorea que hay un Rougarou en lo profundo de su bosque...—
— ¿Solo uno? ¿Solo por uno nos han llamado? Bien podrías llamar a alguien más, mis capacidades no son para desperdiciarse en solo uno...—
— ¡Silencio!—
—Desde hace casi nueve años se dice que un Rougarou habita en su comunidad, que asesino a los ocho años, nos ha llegado este rumor, un pedido de un ciudadano; al parecer, el Rougarou es el mismo hijo de Kiyoshi Teppei—
—Eso es... ¡Es una clara falta al tratado! Partiré en este instante—
—No lo harás, debes de saber que sin un fundamento justo no podemos hacer nada, además de que sería inusual que este Rougarou se mantenga inactivo, cuando caen es imposible regresarles su humanidad, lo sabes Seijuuro; si llamo a Teppei él lo negara al ser su hijo, así que iras en una misión de reconocimiento, si lo que se dice es verdad tu deber es matarlo y al escondernos tal acto, Teppei será destituido de su puesto, además de que será condenado a muerte—
—Bien, alguna otra cosa que deba de saber—
—Teppei tiene dos hijos, no sabemos cuál de los dos es el culpable, alfa y omega respectivamente, ten cuidado si cometes un error nuestra casa estará en serios problemas por actuar bajo las sombras—
—Asquerosos cambia formas...—
—Seijuuro... debes de saber qué hace ocho años se cometió un serio error en Seirin por el cual casi se pierde el tratado, no queremos que se vuelva a repetir—
—Acabaré con la amenaza si la hay padre, después de todo mis palabras son absolutas, puedo ver la totalidad del futuro. No es más que una simple cuestión de cambiarlo—
Desvelado por la falta de una buena noche de sueño, se encontraba preparando una pequeña maleta, sus implementos de cazador bien resguardados en la misma, pequeñas pero mortales cuchillas de plata, le gustaba combatir cuerpo a cuerpo, sentir el poder de acabar con el enemigo con sus propias manos. Recorrió con la mirada las pocas pertenecías que tenía en su recamara, posándola por más tiempo en la fotografía de una bella mujer. Acabaría con el Rougarou y volvería a entregarle la gloria de su caza.
Kouki desperté exaltado, perlado de sudor por el sueño de una hermosa pero atemorizante mirada que por mas que intento no pudo distinguir, llamando dolorosamente a su alma.
Su pareja destinada.
*Cuarto menguante
Exactamente igual que el cuarto creciente, pero en sentido contrario. Además, tiene su cara a las 12 de la medianoche, alcanza el cenit en el cielo a las 6 de la mañana y su ocaso se produce a las 12 del mediodía, es decir, esta fase lunar corresponde al período de días durante el cual es posible observar a la Luna en el cielo durante las horas de la mañana.
*El Rougarou
(Pronunciado de forma alternativa como Roux-Ga-Roux, Rugaroo, o Rugaru), es una criatura legendaria en las comunidades francesas, conectada a las nociones europeas del "hombre-lobo". Solo utilizo el nombre para no llamarles de manera normal; es decir rebeldes.
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