AMANECER
<Cuando camine de nuevo el lobo, estará libre para devorar las almas de los inocentes...>
Kouki se siente extraño, liviano e inexistente. Perdido en lo profundo de su mente, no sabe quién es ni como llego a ese lugar oscuro en el que se encuentra. Una cacofonía de voces poco entendibles suena en el exterior, pero ahí; protegido, no recuerda cuando fue la última vez que toco la realidad y ni cuánto tiempo ha pasado.
—Bueno, ahora que todos están muertos, ¿Cuál es nuestro siguiente movimiento? —Pregunta Shun a Kiyoshi que venía llegando en su forma animal seguido del alfa de su hijo —Además ¿Qué hacemos con Kouki? No nos ha atacado y aunque hemos visto de lo que es capaz, lo conocemos de toda la vida—
Y a pesar de que sabía era peligroso, de un ligero y preciso movimiento Akashi se abalanzo en pos de su pareja que se encontraba en una posición no muy lejana a él, se le notaba algo desconectado de lo que sucedía a su alrededor en esos momentos asi que le pareció ser el movimiento más certero, apresarle entre sus brazos. No iba a permitir que le hicieran más daño del que ya le habían causado.
— ¡De ninguna manera permitiré que le pongan una mano encima! ¡No después de todo por lo que ha pasado!—
Era un poco extraño que el omega no se moviera ni diera signos de conciencia alguna. Su mirada se encontraba vacía y pérdida en sus pensamientos. Akashi le tenía bien sujeto entre sus brazos mientras discutían las acciones a seguir y aunque sus facciones no lo demostraran se encontraba asustado de que su otra mitad no respondiera a ninguno de sus intentos por que reaccionara.
—Tranquilízate Seijuuro, de ninguna manera permitiré que le hagan daño a mi hijo—
— ¿No es obvio? — se escuchó de repente, haciendo que las miradas de las personas reunidas en aquel claro se dirigieran al castaño entre los brazos del pelirrojo.
Ni siquiera se habían dado cuenta de que había recuperado el conocimiento. Kouki no sabía cuánto tiempo llevaba despierto, pero por su cara de tristeza, recordaba lo bastante para entender lo sucedido; el cómo se volvió loco y acabo con la vida de dos personas que aunque viles y que le hicieron daño, no dejaban de ser vidas perdidas. Se sienta como puede y se dirige al omega Shun.
—Nuestro siguiente movimiento... es matarme—
— ¡No digas tonterías Kouki!— reclamo completamente exaltado Akashi, por nada del mundo le perdería ahora que le tenía y que había terminado de aceptar su unión.
— ¡Acabo de asesinar a dos personas! — Grita —Yo soy un monstruo ¡Me ha convertido en un arma!—
—No es culpa tuya, Kouki — dice Kiyoshi agachándose a la altura de la pareja, mientras que de manera reconfortante tocaba los cabellos castaños pese a los gruñidos inconformes del pelirrojo —Nadie sabía del alcance de lo sucedido aquí hace tantos años y estoy seguro que nunca nadie más sabrá demasiado de esto—
De manera inconsciente Kouki busca la protección que sabe su pareja destinada le dará, la sensación de que nada ni nadie más le hará daño. Se acurruca entre sus brazos, solloza, sufre y todos lo saben con solo mirarlo.
Lleno de sangre y suciedad.
—No pueden llevarme con ustedes, es cuestión de tiempo para pierda el control y que mate a otra persona —responde desde el hueco del cuello de su pareja; levanta la mirada mientras ve a su alrededor y observa caras de incertidumbre— Quizá crean que es más humano abandonarme en alguna parte, denme esa oportunidad. Ni siquiera recuerdo bien lo que sucedió, solo sé que lo hice, mis manos están llenas de sangre y puedo el sentir el sabor en mis labios, de la carne que arranque cruelmente. No quiero vivir con esos recuerdos toda mi vida—
No quería pasar asi el resto de su vida. Todos ahí lo sabían y aunque no podían entender el dolor y sufrimiento no querían verle torturado y atormentado hasta que no quedara nada de su personalidad original.
Por algún motivo y aunque no quiera admitirlo una parte de Akashi prefiere que su pareja muera antes que permitir que se enfrente al mal que la espera en su mundo.
Y se siente cobarde por pensar eso.
—Yo mismo te mataré si llegamos a eso, si llegas a descontrolarte alguna vez, yo lo haré, te lo prometo —dice mientras enfrenta la mirada castaña que llena de dolor le muestra.
Kouki vacila, como si meditara sobre la fiabilidad de la oferta, y después sacude la cabeza.
—No me sirve ¿Y si no estás ahí para hacerlo? Quiero una de esas píldoras de veneno, como las que había en el laboratorio de mamá—
Quizá ella lo sabia, quizá lo supo todo el tiempo. No sabe si sentir odio y rencor porque; es su hijo, a su hijo le hizo tanto daño.
Sus ojos de pronto son como estanques negros, tiene las pupilas tan dilatadas que los iris cafés casi han desaparecido.
—Mátenme— Susurra mientras baja la mirada nuevamente, no puede soportar además el dolor de saber que abandonara a la pareja que la diosa de la luna le entrego — No puedo soportarlo más—
—Sí, ¡Sí que puedes! —Le asegura Kiyoshi —Todos estaremos ahí para apoyarte, no será como antes, no permitiré que te aísles nuevamente en un lugar como este que solo te trae malos recuerdos y te hace daño—
—¿Y si pierdo el control?—insiste él, sacudiendo la cabeza— Me volveré loco, como ellos—
Como los Rougarou, como una bestia rabiosa decidida a arrancar el cuello de quien se le atraviese.
—No permitas que ellos te aparten de mí Kouki, no permitan que los asesinos de tus padres ganen—
Kouki está jadeando, lucha contra las pesadillas de su cabeza. Pesadillas que sabe le perseguirán por el resto de su vida y que no le dejaran tener una vida normal, pero; anhela en el fondo de su alma que jamás nadie le abandone de nuevo, ni siquiera el mismo.
—No, no quiero hacerlo... —responde —No qui-quiero abandonarte Se-Sei... pe-perdóname—
Y ahí está, ese niño asustado y tembloroso, ese niño lleno de temor en busca de calor y amor.
—Quédate conmigo, por nuestro cachorro —insiste Akashi, apretándole tanto las manos que llega incluso a hacerle daño.
Puede ver como a Kouki se le contraen las pupilas hasta que se convierten en finos alfileres, después se vuelven a dilatar rápidamente y vuelven a parecer más o menos normales.
—Siempre —murmura y cierra los ojos, cansado pero entre los brazos de quien, con palabras mudas ha prometido amarle siempre, pase lo que pase.
Padre
Han pasado un mes ya de los sucesos ocurridos en el bosque de Seirin, han quedado muchas incógnitas acerca del suero que hace que tanto alfas como omegas obtengan un poder más allá de lo que usualmente vemos en los Rougarou normales.
Debo decirte que mi pareja omega poco recuerda de esos detalles y no pretendo presionarle para que me dé detalles que se no sabrá.
El omega del alcalde Kiyoshi madre de Kouki se ha repuesto de sus heridas y aunque nos ha dado pocos detalles de su secuestro ya no importa ya que ambos causantes están muertos. No volveré en un tiempo.
Mi pareja es primero ahora.
Me interesa muy poco lo que pienses o creas, protegeré a Kouki aun si se trata de ti y debes de saber ya que nada podrás hacerme nunca. Ni siquiera por que seas mi padre me detendré de acabar contigo.
Por cierto, los médicos dicen que su cuerpo está bien y no quedan más rastros de la droga.
Kouki está en gestación, serás abuelo de tres cachorros.
Seijuuro.
El hombre sentado en medio de un gran salón bajo la carta que tenía en su mano izquierda llevando la diestra al puente de su nariz para masajearlo, no dudaba de las para nada sutiles advertencias de su hijo. Tenía la sospecha de que algo así sucedería, sabía que aquella investigación que lidero en su juventud acabaría mal de alguna manera. Manchando incluso su futuro.
Investigación que se llevó la vida de su esposa y dejo huérfano a su hijo además de un pequeño cachorro traumatizado por el resto de su vida.
Inocentes.
Sabia también que tarde o temprano su hijo se enteraría de su participación en esta, al menos le reconfortaba que, antes de que terminara su vida vería descendencia de su único hijo y que este algún día si no lo mataba le perdonara por sus actos.
—Perdóname Seijuuro—
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