🐺Capítulo 16|Lobo.
MARATÓN PARTE 2.
CAPÍTULO 16= Lobo.
Joaco:
Firu y yo permanecimos viéndonos por tanto tiempo que creí que la explicación había terminado y que la retomaríamos otro día.
Un día en el que ella estuviera lista y yo me asegurara de poder contarle todo sin romper las reglas, aunque eso solo sucedería hasta dentro de un año cuando quedara completamente enamorada de mí y decidiera no marcharse.
—¿Hamburguesa? — volví a ofrecerle siendo consciente de que en pocos minutos iba a tener que enviarla de regreso a casa para que esté a salvo de mí.
—No— continuó mirándome y de a poco su cabeza se fue inclinando a los lados, mientras me fruncía el ceño.
—No pareces un híbrido.
Sonreí.
—¿Cómo sabes eso? — le aparté el cabello del rostro y lo coloqué detrás de su oreja. —Todos los híbridos somos diferentes.
Ella pareció procesar eso y finalmente tomó una hamburguesa. Creí que la comería completa ya que son pequeñas, pero lo primero que hizo fue quitarle la carne y dármela a mí.
La comí sin dudarlo, estaba en el punto exacto entre cruda y cocida y sentí que me enamoraba más de esta cachorra.
¿Quizás por eso no come carne? ¿Su sistema fue creado específicamente para que compartamos todas nuestras comidas? Ella quedándose las verduras y yo la carne.
Ideal.
—¿Bebes sangre? — preguntó y noté un leve temblor en la mano con la que sostenía lo que quedaba de su hamburguesa.
—Dile— me indicó Trent, pero yo dudé, si le decía ya no habría vuelta atrás.
Con suerte Firu elegirá quedarse, estar conmigo y ser el amor de mi vida, pero si decide irse y contarle lo que descubrió a otros humanos quizás no la tomen en serio, aunque si lo hacen y deciden atacarnos pensando que nos vanos a beber su sangre, toda la manada estará en peligro.
Y yo no quería cargar con esa responsabilidad sobre mis hombros.
—Antes debes saber algunas cosas. — le hice saber y me comí rápido mi carne para poder continuar —Ya rompí una regla al revelarte lo que soy y si continúo contándote sobre este lugar y sobre todos los que lo habitan aquí tendrás que quedarte para siempre Evelin. — se estremeció cuando la llamé por su nombre, pero era mi intención que ella entendiera que esto es algo importante —Si decides quedarte no habrá vuelta atrás, yo seré tu futuro permanente y tal vez nunca vuelvas a ver a otro ser humano en tu vida...o a la ciudad, así que ¿Quieres que siga contándote?
Fue leve, apenas un movimiento de cabeza, pero dijo que sí. Ella ni siquiera lo pensó, lo cuál me preocupó.
—¿Estás segura?
Quería que se quedara. Que eligiera vivir aquí porque eso significaba elegirme a mí, a su compañero, a nuestro destino, pero no quería arriesgarme a que se equivocara y luego me odiara por eso. No podría soportar su odio y lo peor era que no había nada en sus emociones o en nuestro lazo que me indicara que mentía, pero debía asegurarme de que estuviera tomando la decisión correcta y que comprendiera lo que eso conlleva.
—Sí, lo estoy— se aclaró la garganta y volvió a asentir.
Quise inclinarme y besarla, abrazarla y acariciarla, debíamos festejar esto, quizás... ¿Aparearnos? La idea me calentó de pies a cabeza, pero en su lugar ella le dio otro mordisco a su hamburguesa y me apretó la nariz.
—Tus ojos se están volviendo locos de nuevo— me indicó y apretó más fuerte. Logrando que dejara de pensar en cómo sería nuestra unión o en cómo se sentiría darle placer. —¿Y bien? — me apresuró moviendo con impaciencia la mano de la hamburguesa, pero sin aflojar sus dedos sobre mi nariz.
—Firu, me estás apretando mucho— murmuré volviendo a ser yo mismo y ella aflojó un poco sus dedos, pero los mantuvo allí impidiendo que inhale hasta la más mínima pisca de su delicioso y salado aroma. —La respuesta es sí, sí bebo sangre.
Retrocedió, eso me dolió, pero evité que ese dolor alcanzara mi expresión.
—¿Sangre...humana? — preguntó con precaución.
—¡Por supuesto que no! — la idea me horrorizó y hasta nos imaginé a mi familia y a mí, yendo a la ciudad como manada. Lobos e híbridos trabajando juntos para capturar humanos y robarles su sangre. Era una escena violenta que definitivamente no quería experimentar.
—Bebemos sangre de animales. El bosque abunda en ellos así que es más fácil que ir a la ciudad y lastimar a alguien— le expliqué y tomé otra hamburguesa.
—Pero me mordiste.
Sí...lo hice.
—No fue para robarte la sangre, fue para unirnos y marcarte.
—¿Entonces no bebiste de mi sangre? — se acabó la hamburguesa y yo me pregunté cómo podía comer y hablar de su propia sangre sin sentirse mareada.
—Sí, pero poca.
—¿Y...— bajó la mirada sin acabar su siguiente pregunta y juraría que sentí algo de vergüenza de su parte del lazo.
—¿Y? — le insistí, curioso por saber qué la tenía tan incómoda que la obligaba a apartar la mirada.
—¿Te gustó?
—Si le dices que nos encantó la asustarás. — me hizo saber Trent.
—No, no me gustó.
Firu me vio feo.
—¡Pero si le dices que no nos gustó se enojará!¡¿Por qué no dejaste que terminara?! — gruñó Trent y yo le devolví el gruñido.
—¡¿Por qué no hablaste más rápido?!
—¡Porque ella me distrae! ¡No para de pensar en tener nuestra boca sobre su cuello!
—¿Por qué te estás ruborizando? — Firu chasqueó los dedos frente a mis ojos, me miraba igual de seria que siempre y yo le sonreí.
No me llegó nada a través de nuestro vínculo, pero si lo que Trent dice es cierto, entonces mi mate es una actriz increíble.
—Porque ¿Recuerdas esos gruñidos y aullidos que escuchas? — ella asintió, muy lentamente. —Yo también los oigo, pero no suenan así para mí, yo oigo palabras, es como hablar con otra persona y el que las dice es Trent mi lobo interno.
—No entiendo. — se llevó una mano a la frente y yo me tomé unos momentos para pensar como explicarle esto sin que se sienta agobiada. —Digamos que cuando los hombres lobos cumplimos cierta edad y nos transformamos por primera vez...
—Espera ¿Puedes transformarte en un lobo? — sus labios se separaron con asombro.
—Sí, pero eso no es lo importante...
—¡Sí que lo es! ¡Mi novio se transforma en lobo! ¡Debiste decírmelo al principio de la conversación!
—¿Novio?¿Ya me consideras tu novio?¡Eso es genial!...Oh, espera ¿Es por el celo?¿También te está afectando, Firu?¿Quieres que nos apareemos?— quizás no es tan humana como parece o tal vez está tan enamorada de mi que la semana de celo le afecta aunque no sea una loba.
—¿Eso es lo único que escuchaste?
—¿Había algo más? ¿Entonces no quieres aparearte?
—¡No!¡Vuelve! Me hablabas de ser un lobo, no te distraigas y no me aparearé contigo o lo que sea eso...
Sentí como Trent bajaba nuestra orejas y yo refunfuñé, aunque continué con la explicación.
—Como decía...— murmuré a regañadientes. —En cuanto nos transformamos por primera vez una voz se despierta en nuestra cabeza, es un espíritu, un hijo de la diosa Luna y él se encarga de guiarnos en nuestras vidas.
—¿Así que tienes voces en tu cabeza? — hizo una mueca. —No me equivocaba cuando dije que estabas loco. Continúa.
—No estoy loco y no son voces, Firu, es la voz, la de Trent. Él fue quien me dijo que vaya al bosque el día en que te encontré, si no fuera por él tú y yo nunca nos hubiéramos conocido.
—Y yo estaría muerta— finalizó ella y yo asentí, aunque esa probabilidad me dolió. No podía imaginar un futuro sin ella, ya no. —¿Hay algo más que deba saber antes?
¿Antes?
—¿Antes de qué? ¿Ya quieres irte? — aún teníamos unos minutos y quedaba mucho por hablar.
—Antes de que me enseñes tu forma lobuna, me gustaría verla.
—Joaco, no creo que podamos...no conseguiré controlarme, no en esta semana— me hizo saber Trent con tristeza pues ambos queríamos que ella nos viera, que acariciara nuestro pelaje, que observara cada parte de nosotros, tanto la humana como la animal y que decidiera si ambas le gustaban y era lo suficientemente buenas para ella.
—No puedo transformarme, Firu, estoy demasiado descontrolado como para hacerlo y podría...— no pude acabar, ni siquiera quería decirlo en voz alta.
—¿Podrías? — ella insistió y yo aparté la mirada.
—No, Firu.
—¿Quieres que me vaya? — Sacudí la cabeza, eso es lo último que quería.
—Puedo volver mañana— intentó, pero no era una buena idea. Mañana estaría completamente en celo y quién sabe lo que le haría si se acerca.
—No, volveré en una semana cuando la semana de celo acabe y cuando tu periodo ya no esté. Hasta entonces tendrás que permanecer en la casa lejos de las puertas y será mejor que mantengas las ventanas cerradas. — Traté de recordar todas las precauciones que podrían servirle y las mencioné rápidamente. —Mi mamá siempre prepara comida de sobra, así que no te faltará, aunque quizás tengas que calentarla. También tendrás que beber mucha agua, no sé si el celo podrá afectarte así que es mejor que estés hidratada.
—Joaco...
—No espera, hay más. No te acerques al dormitorio de mis padres, las paredes están insonorizadas por lo que no oirás nada, pero si entras será muy vergonzoso, no lo hagas. Si necesitas algo escribe una nota y pégala en la puerta del baño de abajo. Ellos la leerán y te lo conseguirán cuando necesiten salir. Si golpeas a su puerta tendrás que ser muy insistente, así que es mejor lo de la nota en el baño ¿Qué más? ¿Qué más?
¿Por qué de pronto hace tanto calor? ¿Debería abrir la carpa? ¿Quitarme la ropa? Se siente como un incendio.
—Joaco, tu padre...
—A sí, eso, mi padre. Si lo ves hablando tal vez creas que te habla a ti, pero en realidad está hablando con su lobo, lo que pasa es que no puede controlar lo que dice en voz alta, por lo que no debes asustarte si parece que habla solo o con la pared o si lo que dice no tiene mucho sentido.
¿Qué es esta humedad? ¿Por qué me estoy sintiendo empapado?
—Sí, él ya me lo dijo...
—Genial, genial ¿Qué más?¿Qué más? — miré hacia todos lados en la carpa hasta que Firu me sujetó por las mejillas y me hizo verla.
¿Por qué sube y baja rápido?
—Te estás agitando, Joaco.
No es cierto.
—Estoy bien. — me liberé de su mano manteniendo la otra sobre mi nariz, aunque ella volvió a sujetarme, mientras que por alguna razón mi visión se volvía borrosa.
—Estás sudando mucho. Creo que ya debería irme. — oí el miedo en sus palabras y pestañé, tratando de entender a qué le temía y cuando mi visión se aclaró lo entendí.
Ella no subía ni bajaba, yo lo hacía tratando de respirar.
Ella no sudaba, yo era el que estaba empapado.
Y ella tenía miedo.
Respiré hondo por la boca y cerré mis ojos.
—Es mejor que te vayas, sí. Mis hermanas están en la fogata diles que te escolten.
—Puedo sola. — me soltó y yo le sujete las manos.
—¡No! ¡Si algo te pasa mientras atraviesas el bosque jamás me lo perdonaré!
—Joaco, tus ojos.
Gruñendo retrocedí lejos de ella.
—Vete, ahora, Firu.
Ella gateó hacia el cierre de la carpa, pero miró atrás.
—Tu papá me explicó esto, no dijo que eras un lobo, pero dijo que tendrías necesidades y que por eso debía mantenerme lejos ¿Vas...vas a satisfacerlas con alguien más?¿Es por eso que viniste aquí?
Sentí una punzada de dolor de su parte del lazo y por un momento me sentí como un verdadero cachorrito. Quería lamerle la mano y moverle la cola, quería cambiar de forma, volcarme sobre mi espalda para que ella pudiera acariciarme la pancita y sonreír, pero si hacía eso Trent trataría de montarla y no podía permitirlo.
—No, Firu, voy a correr o a nadar o a hacer cualquier cosa para quemar estas energías, tal vez destruya un poco de bosque...pero nunca te engañaré, palabra de patita— cambié mi mano por una pata, era algo que se me daba bien y la extendí hacia ella. — Lo prometo. — la moví para que ella la tomara y como si fuera un trato ella la sujetó y la sacudió.
Luego se fue.
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