Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🐺Capítulo 13|Instintos.


CAPÍTULO 13=Instintos.

Joaco:


Fue raro, por un segundo juraría que el aroma de mi Firu cambió. De repente ya no olía deliciosa, olía increíble y estuve a punto de abalanzarme sobre ella, pero entonces se levantó y subió corriendo las escaleras, aunque eso no ayudó pues su aroma se quedó con nosotros y tuve que confiar en que no me estaba volviendo loco, ya que el aroma de Firu al que me había acostumbrado era delicioso, pero demasiado débil para mi gusto, aunque ahora parecía haberse intensificado.

-Huele deliciosa- el murmullo de una de mis hermanas me hizo alzar la vista y comprendí que yo no era el único que había notado como el aroma de mi compañera se intensificaba.

Layla y Leyla miraban con hambre la silla donde hace un segundo estaba mi mate. Mi madre se esforzaba por continuar comiendo, aunque fallaba estrepitosamente al apretar con demasiada fuerza su tenedor y mi padre...él nos observaba a cada uno de nosotros como si temiera que nos abalanzásmos sobre Firu en cuanto ella regresara.

Y yo no prometía nada.

La intensidad en el aroma de Firu no era lo único que había cambiado, ella provocó cosas en mí. Mi respiración se aceleró, mi sangre huyó a zonas incómodas y por alguna razón tenía la necesidad de tocarme.

-¿Qué está pasando? - pregunté viendo a cada uno de mis padres. No hizo falta que especifique, el aroma de Firu había cambiado y todos lo notamos, solo necesitaba saber por qué.

-Tu compañera se...- fue mamá la que trató de explicarme, sin embargo las emociones de Firu decidieron llegarme en ese mismo momento y la voz de mamá dejó de tener sentido para mí.

Me removí inquieto en la silla, algo le sucedía a mi Firu, la sentía incómoda, el sabor agridulce de sus nervios me llegó haciéndome pasar saliva y se mezcló con la tormentosa sensación de estar atrapado.

-Joaco ¿Qué pasa? - Papá me sacudió y abrí los ojos, ni siquiera supe cuando los había cerrado. A penas era consciente de lo que sucedía a mi alrededor, pues aunque sabía que estaba en el comedor con mi familia, se sentía como si estuviera arriba con Firu, a solas y encerrados en alguna habitación.

-Estoy incómodo, también nervioso...y siento pánico, papá- lo dije, lo sentía, pero no eran emociones mías. -Tengo que ir con ella, algo le sucede- me levanté y con un pestañeo había subido las escaleras, atravesado los pasillos y entrado al baño.

Firu gritó, me asustó y salté fuera del baño sin saber cómo había llegado tan rápido o como es que la encontré cuando ni siquiera sabía que ella estaba allí.

-¡Espera, no te vayas! - su grito vino repleto de emociones. La verguenza y el pánico resaltaban entre ellas.

Me recargué en la pared y cerré los ojos pues detrás de esas emociones que me confundían estaba su aroma que parecía atravesar las paredes y que poco a poco me iba volviendo loco.

Pero no podía permitirme descontrolarme, no con Firu o la destrozaría. Su frágil cuerpo humano no podría sobrevivir a mi fuerza y si algo le pasaba yo sería incapaz de vivir sin ella.

-¿Te fuiste? - su pregunta fue débil, casi como si no pudiera hablar y comprendí que me necesitaba. A regañadientes y yendo contra todos mis instintos me acerqué a la puerta y di dos golpesitos.

-Estoy aquí.

Oí como suspiraba y dentro de mí sus emociones se fueron calmando, encontrando una vez más el equilibrio hasta que dejaron de ser intensas y yo dejé de sentirlas. Eso me sorprendió.

¿Cómo es que ella piensa que soy su secuestrador y al mismo tiempo se calma con tan solo saber que estoy aquí para ella?

Quizás debí empezar por ahí. Quizás si le demuestro que siempre voy a estar a su lado, ella decida quedarse conmigo.

-Joaco, necesito toallitas femeninas.

Toallitas femeninas ¿Toallitas....femeninas? ¿Qué significa eso?¿Dónde las consigo?¿Cómo hará una toalla para ayudarla?

-¿Qué es eso? - le pregunté. Solo necesitaba un poquito más de información y entonces conseguiría todas las toallitas femeninas que existieran en este mundo.

-¡Genial!- el enojo en su voz no coincidió con sus palabras y supe que una vez más me hablaba con sarcasmo -De todos los secuestradores del mundo me tocó el más inocente. - No soy inocente, definitivamente la reacción que tengo ante su nuevo delicioso aroma no es nada inocente, incluso podría decir que es peligrosa. -Ve con tu falsa mamá y dile que necesito toallitas femeninas, ella lo va entender- me ordenó y le obedecí, aunque más tarde iba a tener que preguntarle porqué sigue creyendo que mi mamá no es mi mamá si ya le expliqué que sí lo son.

-Bueno, no te vayas. - le pedí y justo cuando estaba por atravesar el pasillo la oí murmurar:

-¿Y a dónde se supone que voy a ir así?

No sabía a qué se refería con así, pero no tenía tiempo para preguntarle, ella parecía necesitar mucho esas toallitas y yo necesitaba mucho complacer a mi compañera.

-¡Mamá! - bajé dando saltos por las escaleras. Mi familia seguía en el comedor, aunque ya nadie comía y todos parecían estarnos esperando, aunque por supuesto lo disimularon desviando la mirada cuando bajé.
-Firu, necesita toallitas femeninas ¿Sabes dónde las puedo conseguir?

Papá regresó a comer en ese momento y las gemelas apartaron la mirada mientras sus mejillas poco a poco se iban tiñendo de rosa, por suerte mamá se lo tomó en serio.

-Dile que están en el primer cajón del mueble frente a la ducha- me indicó y regresé a las escaleras.

-Joaco- llamó papá y volteé la cabeza. Ahora jugaba con sus fideos y sus mejillas estaban igual de rosas que las de mis hermanas, pero hubo una seriedad en su tono de voz que me indicó que lo siguiente que diría iba a ser extremadamente importante. -Cuando le digas, vuelve y te daré dinero para que compres chocolates.

Chocolates ¿Por qué estaría tan serio si solo quiere chocolates? ¿Mamá va a tener cachorritos de nuevo? Recuerdo que se le antojaban mucho cuando las gemelas llegaron.

-Está bien- murmuré sintiéndome confundido y regresé con Firu.

. . .

Firu se abalanzó sobre los chocolates en cuanto los traje, estuve a punto de decirle que eran para mamá, pero papá me sonrió y guiñó un ojo.

-¿Lo ves? Los chocolates siempre sirven, tendrás que aprender estas cosas- murmuró él en mi cabeza y observé a mi compañera que tras terminar con un chocolate se metió dos bombones a la boca.

Sí, definitivamente debía aprender todas estas cosas. Firu se veía encantada con los chocolates.

Incluso me sonrió cuando se los di.

-¿Para qué son las toallitas femeninas? - les pregunté manteniendo la conversación a través de nuestro vínculo porque aún tenía la duda y porque no quería que Firu me oyera y volviera a decirme que soy inocente por no saber sobre ellas.

-Son para cuando las mujeres estamos indispuestas- respondió mamá uniéndose a nuestra conversación, aunque lastimosamente no comprendí ni una de sus palabras.

-¿Y eso sería? - insistí.

-Cuando les llega el periodo, hijo.

Eso no me ayudó para nada.

-¿Qué es eso?

Mamá rodó los ojos y papá la imitó.

-Recuérdame que te de clases de educación sexual - me dijo y asentí, pero eso no respondía mi pregunta.

-¿Entonces que sería?

-Es cuando menstruamos- me dijo y fruncí el ceño, al parecer el tema de las toallitas femeninas era más complicado de lo que pensaba.

-¿Para que es la menstruación?

¿Y por qué Firu la tiene?

-Mira hijo, el cuerpo de la mujer se prepara para el embarazo y si no estamos embarazadas ocurre la menstruación ¿Entiendes?

Quizás, solo un poco más que antes, pero esto me dio una idea.

-O sea que... ¿El cuerpo de mi Firu quiere un bebé?

No estaba listo para ser padre, Firu no parecía querer ser madre, ella quizás ni siquiera me soportaba, pero si su cuerpo lo pide es mi deber dárselo.

-Algo así- se encogió de hombros y le dio el resto de los chocolates a Firu. Mi compañera los recibió con tanta alegría que yo tomé una decisión.

-Entonces tendré que hacerle un bebé.

Empezaríamos esta misma noche o si ella no se aguanta podría poner música lo bastante alta para que nadie nos oiga...

-¡No seas menso! ¡No literalmente, no quiero nietos! ¡Aún no!- mamá se veía horrorizada, pero yo comenzaba a sentirme encantado con la idea.

Esta menstruación debía ser parte del plan de la diosa para que Firu se quede conmigo para siempre. Y nadie iba a convencerme de lo contrario.

-Pero mamá- fui paciente, necesitaba que ella comprendiera, que entendiera que no podemos ir en contra del destino que la diosa luna tenía para cada uno de nosotros -El cuerpo de mi mate quiere un bebé. Papá dile, sé que tú harías lo que sea por mamá. Ahora sé que Leyla, Layla y yo somos producto de esta menstruación.

-Eres tan inocente hijo ¿Cómo puedes pensar que tú y tus hermanas son producto de la menstruación? - gruñó mamá, papá soltó una carcajada y se apresuró a aclararse la garganta para ocultar la risa.

-Tu novia no quiere un bebé, cuando quiera te dirá.- dijo él e hice una mueca.

¿Ahora está de su lado? Bien, tendré que hacer esto sin que ellos lo sepan.

Espero que Firu sea silenciosa.

-Vamos amor- junté todos los chocolates para poder llevarlos con nosotros y tiré de la mano de Firu.

Mamá se interpuso.

-Ella no irá a ninguna parte contigo, Joaco.

-¿Y por qué no?

-Su aroma es más fuerte y te descontrolarás no quiero que la lastimes.

Debí admitirlo, eso tenía sentido y yo no tenía planeado hacerle daño, así que lo acepté.

-¿Por cuanto tiempo dura esto? - necesitaba saberlo y así preparar una sorpresa increíble para Firu, pues esperaba que ella me extrañase tanto como yo la extrañaría.

-Una semana.

En cuanto mamá lo dijo me sentí enfermo.

Una semana.

¿Cómo iba a estar una semana sin mi compañera? ¿Sin saber cómo está?¿Sin cuidar de ella?¿Sin olerla o intentar descifrar su sarcasmo? Era una locura.

Una que no acepté.

-Papá dile algo- me quejé, esperando que él estuviera de mi lado porque sé cuánto extraña a mamá cuando están separados por asuntos de la manada, pero él sacudió la cabeza y se colocó detrás de mamá abrazándola.

-Yo me descontrolé y meses después naciste tú, no hay manera de que los deje estar juntos- dijo papá y reí.

Eso en vez de asustarme me emocionó.

-¡Firu! - era hora de meterla en la conversación, ella dio un salto del susto y por fin apartó su atención de los chocolates para verme a mí -¿No te gustaria tener un cachorrito igual a mi?

Mi compañera se metió un último chocolate a la boca y sacudió la cabeza.

-No- dijo y gruñí.

Desvié mi mirada a mis papás ignorando la respuesta de firu.

-¿Por qué tú si pudiste darle un bebé al cuerpo de mamá y yo no a mi firu? -me quejé.

-Porque no, ella no quiere -dijeron y miré a mi firu.

-¿O no que quieres?

-No.

-¿Por qué?

No lo comprendía, ella debía seguir sus instintos, no al revés.

-Porque no- dijo y suspiré dándome por vencido.

-Hasta mañana, Firu.

Me despedí y subí las escaleras para empacar, aunque no me había rendido, algún día ella obedecería a su cuerpo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro