🐺Capítulo 0|Parte 2.
CAPÍTULO 0|Parte 2.
Joaco:
No había notado cuanto me gustaban los días lunes hasta ahora, es raro, la mayoría de las veces pierdo la noción del tiempo, pero hace cinco minutos cuando abrí los ojos y desperté en mi habitación mi primer pensamiento fue "Hoy es lunes".
Desde entonces no dejo de repetirlo una y otra vez en mi cabeza, apenas puedo sentirle el gusto a la comida, pues el total de mi concentración se encuentra en esa palabra de cinco letras. Por lo general desayuno con la voz de Trent distrayéndome lo suficiente para no oír los teléfonos de mis hermanas o el sonido de la TV, pero al parecer hoy es lunes y todo es diferente.
Acabé de desayunar y me marché antes de que mis padres notaran que mi vaso de sangre aún permanecía intacto y que el gran trozo de carne semi cruda en mi plato se encontraba casi sin tocar. Hoy no amanecí con hambre, por el contrario, siento una inmensa necesidad de correr, como si mi vida dependiera de ello, aunque sé que luego tendré que soportar el sermón de mamá sobre que "Cachorro alimentado, es igual a cachorro fuerte y un cachorro fuerte, sí encuentra a su mate".
Dudo que alguien más lo diga, pero mamá suena tan convincente que siempre me lo creo y termino comiendo el doble de lo que debería. Sé que solo lo dice para mantener intacta mi dieta de sangre y carne, pero tengo la ilusión de que si soy fuerte, quizás mi mate finalmente aparezca.
—Quién sabe, quizás hoy es el día— murmuró Trent mientras veía a los pajaritos volar por encima de nuestra cabeza. —Ahora escucha bien, este es el plan. Primero corremos a la laguna, luego al límite del bosque y finalmente nos encontramos en el árbol chueco con cara de susto— me hizo saber y sin mi permiso, al igual que cada mañana, nos transformó en lobos olvidando que luego no tendré ropa que ponerme, que como dice mamá una araña podría picarme o peor, un emjambre de horribles mosquitos. —Deja de quejarte, tengo un buen presentimiento ¿No lo notas?
Miré mi pecho con la intención de sentir mi corazón, pero me encontré con mis peludas patas de color gris y marrón.
Habíamos cambiado de forma y no nos tomó mucho tiempo.
—Trent...— no supe que decirle. Cambiar de forma es una tarea dificil para mí, papá dice que me paresco a mamá cuando era joven y que por eso en la mayoría de mis intentos por ser un hombre lobo termino con una sola oreja y mi cola rasgándome el pantalón, pero hoy es diferente.
Giré como si me persiguiera la cola solo para comprobar cuanta parte de mí era lobo y cuanta era aún humano y me llevé una grata sorpresa. No solo es una cola o una sola oreja, soy todo yo, soy un lobo completo sin rasgos humanos ni extremidades de menos.
—Te dije que tenía buen presentimiento—
Murmuró Trent, sonaba feliz y sin previo aviso comenzó a correr. A diferencia de los días normales en los que nuestras fuerzas son escasas, llegamos a la laguna en pocos minutos, la rodeamos y acercamos nuestro hocico a la tierra intentando captar algún aroma en particular.
Algo que me dijera que el amor de mi vida existia. Que no era simplemente un producto de mi insaciable deseo por encontrar a mi otra mitad, pero allí no había nada anormal.
Retomamos el recorrido. Trent ya había trazado el plan y hasta que no lo cumpliéramos él no dejaría de hacernos correr, pero entonces cuando estuvimos apunto de deslizarnos bajo la rama de un árbol caído, lo oímos.
Gritos.
Me quedé paralizado en mi lugar, mis patas temblaron y por poco llamo a mis guardias, solo haría falta un aullido y ellos vendrían, pero Trent no lo permitió.
—Son humanos— me hizo saber y apreté con fuerza los ojos. Esto no era bueno.
Los humanos que se adentran al bosque pocas veces sobreviven y si lo hacen quedan tan traumatizados que nunca vuelven a hablar.
Di media vuelta, no pensaba continuar, no con ellos aún gritando, con su sufrimiento calando mis huesos y lo peor era que no tenía idea de con qué animal o ser se habían encontrado, pero esperaba por el bien de ellos que todo acabara pronto
—¡Mitad...mitad! —gritó Trent de repente. Estaba desesperado, nunca antes lo oí así.
¿Mitad? Busqué entre las imágenes dispersas que me enviaba intentando descifrar a qué se refería.
—¡Medio! — gritó y luego lo intentó con otras palabras —¡Naranja partida! ¡Casi vacío! ¡Corazón incompleto! — pero no tenían sentido, hasta que entonces me gruñó y dijo como si fuera obvio:
—¡Compañera! ¡Mate! ¡Corre!
No me lo pensé dos veces, comencé a correr, a rastrear lo que él había percibido antes que yo. Tardé unos segundos en captar el aroma, la lluvia no era un alimento, así se decía que olía una compañera, una mate, pero la lluvia aunque no era comida, fue lo más llamativo de entre todos los aromas que encontré y por supuesto lo seguí.
Me choqué contra algunos árboles, hice que los aninales huyeran de mí y por poco caigo en la laguna al pasar junto a ella. Mi pelaje se arrancó, mis patas se llenaron de lodo, pero pronto llegué al lugar de donde provenía el aroma, el lugar donde los humanos se encontraban junto al oso y donde los gritos aún se escuchaban.
Eran seis.
Tres de ellos estaban muertos, la sangre los cubría y algunas de sus extremidades permanecían en extrañas posiciones. Uno gritaba mientras un enorme oso pardo lo aplastaba con sus patas, golpeando sus piernas, cayendo sobre sus brazos y finalmente sobre su pecho.
Los gritos sesaron, el oso continuó gruñendo sin dejar de aplastarlo, completamente ajeno a mi presencia. Sin embargo, fue como si él desapareciera, como si todos mis sentidos se anularan y solo quedara mi olfato.
Seguí ese aroma a lluvia, me crucé con el quinto humano, también muerto y destrozado y entonces la vi.
No era un chico, tampoco era como la imaginaba, pero tan pronto como la vi supe que mis fantasías no le hacían justicia.
Ella se encontraba tirada en el suelo del bosque cubierta de sangre, a pocos metros de mí y a salvo del oso por apenas unos metros, pero se veía como una princesa con su larga cabellera a ambos lados de su rostro y tan relajada que parecía estar dormida.
Al menos eso esperaba, de lo contrario no podría soportar su muerte. Yo podía ser joven, un príncipe que apenas estaba comenzando a vivir, pero el tiempo que estuve sin ella se sentía como una eternidad y no quería perderla ahora que por fin la había encontrado.
Trent se encargó de llamar a mis guardias, yo no estaba en condiciones de aullar, me encontraba embelesado y el oso era enorme, no íbamos a poder solos. La respuesta de ellos llegó enseguida, sus aullos rezonaron con el eco del bosque, pronto estarían aquí.
En silencio y con cuidado de no alertar al oso de mi presencia me deslicé junto a los cuerpos de los humanos. Sentí repulsión y tristeza al mismo tiempo, no estaba bien pisarlos, pero no había otro camino y ella me necesitaba.
Llegué a su lado y me coloqué sobre su cuerpo protegiéndola con el mío, pues no podía permitir que nada malo le sucediera, me negaba a que saliera herida, a que más sangre la empapara y es que en pocos minutos se había vuelto tan importante para mí que lucharía con mi vida por ella, hasta que el último de mis latidos se oyera, hasta que mi alma abandonara esta vida y nos encontráramos en la siguiente.
—Compañera— traté de conectarme con su loba, presioné mi hocico en su mejilla y le lamí la cara intentando que se despierte. El oso seguía aplastando al pobre humano ya muerto, pero yo sabía que no tardaría en girarse y ser conciente de mi presencia. —Lobita, estoy aquí, despierta. Me estás asustando— lamí con más intención su mejilla y aspiré una bocanada de aire. Me moría por sentir su aroma en todo su esplendor, pero fue raro.
Había algo mal en ella. Su aroma no era intenso como el de un lobo, ese aroma a lluvia no le pertenecía tampoco, era como si el mismo se hubiera impregnado en su piel, pero sin llegar a convertirse en su esencia.
—¿Lobita? —empujé mi hicico alrededor de su cuello y de inmediato creí saber porqué su aroma no era normal.
Olí la sangre esperando obtener una explicación pues lo que olí en su cuello no podía ser real, no debería serlo, pero la sangre no le pertenecía y mis sospechas se confirmaron.
Ella no era una loba. Ella ni siquiera pertenecía aquí, no debería haberse adentrado al bosque, pero era mía, aunque eso significara que mi mate es una humana.
Holaaa queridos lobitos!!!
¿Cómo están?
Adivinen qué...hoy tengo parcial.
¿Qué? Yo no dije que eran buenas noticias😁
Pero espero que su día vaya bien.
Me gustaría saber si les gustó el primer capítulo y si los enganchó para seguir adelante con la lectura.
Ya en estos días vuelvo a actualizar.
¡Hasta prontoooo!
Atte: Micaela.E.P❤
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