🐺 Capítulo 55|Tai.
CAPÍTULO 55= Tai.
Logan:
No logro controlarme, no dejo de pensar, mi cuerpo arde en dolor.
Mi mente es un caos, siento que la abandoné, me siento un cobarde y tengo miedo de que si voy le haga daño.
—Respira Logan, si no te tranquilizas vamos a tener que dormirte— Alec está junto a mí y los guardias obstruyen cada salida, incluyendo las ventanas.
Jeins llegó hace media hora, casi les agarra un ataque cuando aproveché que la puerta se abrió y traté de escaparme para ir con mi familia.
Lamentablemente Luck se me atravesó y por alguna extraña razón no lo pude golpear, las ganas no me faltaron pero aún así no pude.
Él al igual que yo caminaba de un lado hacia el otro.
—¡Luck quédate quieto!— le grité molesto. El cachorro dejó de caminar, pero la inquietud no lo abandonó y comenzó a repiquetear su dedos en la puerta.
—Luck basta, pórtate bien, estás desesperando a Logan y a
todos los demás con tus mañas— le dijo Alec con poca paciencia.
Luck cambió de forma y clavó las garras en el piso para mantenerse completamente quieto.
—Es tan extraño— todos los oímos murmurar. —¿Por qué estoy tan feliz?
Alec y Jeins intercambiaron miradas y ambos rodaron los ojos, yo por mi parte me empiné la botella de Whisky.
—Logan basta— Alec me golpeó en la mano y me la quitó y cambió por agua —Con lo que estás sudando necesitas hidratarte— me dijo seriamente como si fuera mi papá.
—Uy— exclamó Jeins y todos lo miramos mientras él alzaba un poco la cabeza y olfateaba el aire —Llegó papá ¿Alguien le a dicho del cachorro?— susurró Jeins mientras la puerta se abría y Alec y otro guardia me sujetaban para que no me escapara.
—No— murmuró Alec.
—Ahora sí que estás en problemas Logan— susurró Jeins y guardó silencio cuando nuestro padre llegó a nuestro lugar.
—¿Por qué no me dijiste que preñaste a la híbrida?— me gruñó y me empiné la botella de agua. Si lo voy a matar tengo que estar hidratado.
—Papá este no es el momento— le recordó Alec.
—¿A no? ¿Y cuándo entonces si su madre está en el hospital de la manada apoyando a la híbrida en un parto del cual cuyo bebé no existía hasta hace una hora?—nos gruñó y yo arrojé la botella vacía de agua, Jeins me dio otra.
—Tú no preguntaste papá— me encogí de hombros y bebí más agua.
—Y no debía, tú como hijo debías decirme— giró alrededor de la isla de la cocina donde estoy sentado y se paró frente a mí
—¿No te pareció que iba a estar interesado en darle la bienvenida a mi nieto?— preguntó sermoneándome.
—No creí que lo quisieras conocer y es una niña— me encogí de hombros y de reojo observé como Alec y Jeins intercambiaban miradas.
—Una niña— sonrió ¿Orgulloso? —La primer alfa de la familia, ese es mi hijo— sonrió y vio a mis hermanos —Y ustedes dos par de inservibles mejor que tengan cachorros— les dijo haciéndome reír.
—Yo tengo tres— dijo Alec rascándose la nuca.
—Yo tengo uno— dijo Jeins refiriéndose a Ariel.
—Sí pero ninguno se llama como yo— le dijo mi papá a Alec y luego vio a Jeins —Y tú aún no estás en el juego hasta que uno también se llame como yo.
Ambos rieron y Luck gruñó haciéndonos girar.
—¡Ya cállate por favor! No sé para qué quieres que la cuide, el alfa me va a sacar a patadas en cuanto se lo pida— dijo y lo vimos hasta que notó nuestras miradas y bajó la cabeza. —Este lobo está loco— dijo nervioso y refiriéndose a su lobo interior.
—¿Qué es lo que quiere que me pidas?— le pregunté tratando de despejar mi mente del dolor de mi cuerpo.
—No es nada— susurró clavando aún más fuerte sus garras en mi piso.
—Habla o te haré arreglar mi piso— le advertí viéndolo fijamente a los ojos.
Bufó, murmuró un "Esto es tu culpa" a su lobo y habló.
—Mi lobo quiere que seamos el guardia de su cachorra— explicó.
Alec y Jeins fruncieron el ceño y fue mi padre el que habló.
—¿Por qué tu lobo querría cuidar a una niña que aún no nace?— su pregunta me puso más nervioso.
¿Aún no nace?¿Cuánto falta para eso? Por la luna, ya no aguanto.
—No lo sé, señor. Él simplemente no deja de hablar de lo buenos amigos que seremos, dice que no debo alejarme de ella jamás o su vida peligrará— explicó y yo gruñí.
Me acerqué a él con la intención de matarlo y Alec se metió en mi camino.
—No la está amenazando, cálmate, él solo dijo que quiere ser su guardia así la vida de tu pequeña no peligra— me explicó con otras palabras pero mi mente no dejaba de repetir las palabras amigos, vida y peligro.
—Está bien— mi padre lo miraba como si estuviera calculando algo. —¿Qué edad tienes?— le preguntó mi padre y muy animado Luck le respondió.
—Veinte señor— le respondió.
—Aún no maduraste, vaya. Logan tu problema se te adelantó— se burló mi padre y sin explicarnos se acercó a Luck y estiró su mano, Luck le estiró su pata y ambos las estrecharon a su manera. —Bienvenido a la familia.
—¡Logan!— el grito fue tan doloroso, me destruyó en miles de pedazos y cambié de forma, aproveché la distracción de los guardia y me escapé por la ventana, Alec comenzó a perseguirme, los guardias y Jeins lo secundaban pero no me alcanzaban y al llegar al hospital encontré a mi madre, a mi hermana con sus hijos, a mi cuñado y cuñada y a Laya con sus hijos.
—Logan ¡Alto!— Laya fue la primera en verme y trató de detenerme, le pasé por debajo de la piernas y corrí por los pasillos siguiendo dos aromas muy deliciosos, uno de nueces y chocolate en su estado más delicioso y uno muy tenue pero que olía a vida y a algo más que no supe diferenciar.
Sin darnos cuenta Tax y yo comenzamos a llorar antes de llegar a la sala de partos y cuando entramos Lion tenía algo en sus brazos y Loan reía junto a la mujer más maravillosa de la historia.
Me acerqué despacio hacia ella con miedo a hacerle daño, mi tristeza incrementó al ver la sangre y Loan me vio y le susurró algo a Genna, ella giró la cabeza y me vio con una sonrisa.
—Hola— su voz se oía cansada, está agitada y tiene los ojos dorados pero la sonrisa no se le va y es hermosa.
Cerré los ojos y cuando los abrí volví a ser humano, me incliné sobre la cabeza de mi loba y la besé.
—Quise estar aquí— me disculpé—Lo siento, amor.
Ella estiró su mano y me acarició la mejilla.
—Estás desnudo y mis hermanos te ven mal— se rió y gimió por el dolor que le provocó el movimiento.
—No te rías— la besé, volteé y en lugar de retar a los hermanos por seguir aquí como tenía pensado hacer, mi boca se secó y me quedé sin habla viendo a Lion que tenía a un bebé en sus brazos.
Me acerqué y él me gruñó.
—Si no traes ropa no te me acerques— me dijo con desagrado y alejó al bebé de mí.
—Lion, deja que la vea— le dijo Genna y su hermano gruñó.
—No, ella tiene que tener la imagen de un hombre muy responsable.— dijo y Loan soltó una carcajada.
—Y por eso al primero que vio fue al doctor y no a ninguno de nosotros— se burló y se acercó, le quitó la beba a su hermano y me la dio —Aquí tienes— me dijo y tiró de Lion para que ambos salieran.
—Eso no es justo— gruñía Lion y Loan se reía y le preguntaba si lo quería ayudar a preparar bombones.
Miré hacia abajo, la pequeña tenía sus ojitos cerrados y la mantita con la que estaba envuelta me impedía tocarla así que le destapé un poquito la cabeza y me quedé en una especie de trance.
Subí mi mano y acaricié su mejilla, el primer toque fue único, mágico hasta podría decir. Me sentí tan vivo como cuando le acariciaba la pancita a mi loba y esta preciosura pateaba para hacernos saber que estaba allí, esperándonos.
—Hola lobita de lobita— le susurré muy bajito para cuidar sus oídos sensibles y la observe cuando abrió los ojos y esas dos gemas oscuras me vieron por primera vez —Soy tu papi—saqué su pequeña manito para tocarla y ella la envolvió en mi dedo pulgar.
—Eres tan pequeña Tai.
—¿Con qué Tai, eh?— se burló Genna detrás de mí y me alegré de que no estuviera tan cansada pues así podríamos tener nuestro primer momento juntos los tres.
Me giré y me senté junto a ella en la cama.
—¿Le pusimos ese, no?— le seguí el juego y como ella observaba desesperadamente a nuestra hija se la di con cuidado y ronroneó.
—Lion no me la había dejado cargar— explicó y cuando le acarició la rosada mejilla su corazón se aceleró —Logan tenemos una niña— sus ojos se llenaron de lágrimas y yo las abracé a ambas.
—Tenemos una niña, Genna.— dije completamente enamorado de ambas.
Estos tres meses fueron agotadores, íbamos a tener una bebé pero saberlo y tenerla no se comparan, es tan mágico cargarla, saber que es parte de ti, que tienes una cosita pequeña que te sacará una sonrisa cada día...
—Esperé tanto tu llegada Genna y cuando te encontré no podía creerlo y ahora con nuestra bebé me pasa lo mismo.
—¿De verdad?— preguntó con los ojos dorados y brillosos.
—Sí, de verdad que no podía creerlo, tú eras una niña chiquita y ella es una niña chiquita— le dije riendo y ella hizo puchero.
—Arruinaste el momento—me retó y atrapé su dulce boca entre mis labios recuperando el amor y el momento que según ella yo había arruinado.
—Te amo Lobita mía— separé lentamente nuestras bocas y mire hacia abajo, nuestra bebé no soltaba mi dedos —Y a ti también lobita de mi lobita— lamí las mejillas de ambas y ronroneé con sus aromas. —Chocolate y nuez y chocolatito suave.
—Suena bien— susurró mi loba tomando mi mano y abrazándola —Quiero ir a casa, lobo malo— se acomodó y la ayudé a acurrucarse sobre mí.
—No puedo llevarte a casa— ella hizo puchero
—Oí tu grito, sé cuándo diste a luz y cuánto te dolió. Por eso debemos esperar, aún es muy pronto y estoy seguro de que le van a hacer pruebas a Taína— le expliqué besándole la cien y ella gruñó viendo hacia la puerta.
—No quiero que la toquen, es mía— comenzó a decir asustada mientras se aferraba con más fuerza a nuestra cachorra.
—Calma, calma, no nos la quitarán— pareció relajarse un poco pero no bajó la guardia
—La revisarán para que esté bien y nos la devolverán. ¿Te
parece?— le pregunté aflojando sus manos pues no tenía idea de la fuerza que estaba aplicando y podría hacerle daño a nuestra cachorra.
—Quiero ver cuando lo hagan— dijo firmemente y bostezó.
—Necesitas descansar Genna, yo la cuidaré— le prometí viéndola con adoración y cerré los ojos enviándole mi calor.
Ella suspiró y me dejó tomar a Tai.
—Logan— llamó a punto de dormirse —Vístete o las enfermeras sufrirán mi furia de osa panda.
—Osa panda mamá, cariño— la corregí, besé sus labios y cuando abrí los ojos ella ya estaba dormida.
. . .
Regresé con Genna luego de las primeras pruebas de Tai, en la mayoría de ellas me vi obligado a retirarme.
Jamás creí que me dolería tanto ver como a mi cachorra le pinchan el brazito para sacarle sangre o que la conecten a una máquina para oír los latidos de su corazón pero sí, me dolía y a montones, sentí una frustración enorme al saber que era por su bien pero que a mí no me gustaba nada.
Finalmente cuando mi tortura acabó me la devolvieron y ella estaba llorando pero cuando la tomé se calmó y le di mi dedo para que lo tome, regresamos con su madre y ella estaba despierta y caminaba de un lado hacia el otro por la habitación.
—¡Genna vuelve a la cama!— la reté y en lugar de hacerme caso corrió hacia nosotros y nos abrazó.
—Mmm ahora sí— suspiró feliz y me incliné a olfatearla sintiendo como las hormonas intensifican su delicioso aroma.
—Vuelve a la cama, lobita— tomé su mano y la besé, ella alzó la cabeza viéndome y me sonrió.
—Ya estoy bien, las enfermeras me dieron sangre y estoy perfectamente— su sonrisa se intensificó y tomó a nuestra cachorra, comenzó a caminar por la habitación y sin darse cuenta se subió al techo.
—Genna baja— dije estirando mis manos pero ni aún así llegaba a alcanzarla.
—Oh— dijo al ver dónde estaba y se bajó entre risas, me acerqué y la cabecita de Tai estaba roja.
—Lo siento— dijo asustada y gruñí, se la quité despacio y esperé unos minutos por si lloraba o algo pero no, estaba bien.
—Picabu, MiniGenna, SúperTai, Babybuuu, Corazoncito de papá— decía Tax mientras lo sentía cada vez más presente en mí como si se estuvieran descontrolando sus emociones.
—Tax ¿Qué son esos nombres?— le di mi dedo a Tai y lo tomó, Genna sonrió a mi lado y me abrazó.
—Obviamente son apodos, tengo miles y miles, bonita, chiquita, amorcito, cuchitru, lobunita, detergente.— dijo suspirando amor.
—¿Detergente?— le pregunté correspondiéndole el abrazo a mi loba.
—¡Claro! ¿La haz olido? Huele rica y está limpita— dijo haciéndome reír, besé a Genna que estaba desprevenida y le saqué un gemido.
—Tax quiere apodarla
detergente— le conté, ella frunció el ceño y luego gruñó.
—A tiara le gusta Anti— dijo y soltó una carcajada entendiendo ella sola el chiste.
—¿Por qué tu loba querría apodarla Anti?— gruñí.
Ella se paró de puntitas, envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y me sonrió llena de energía.
—Dice que contigo Tai será antifiestas, antiamigos, antisalidas, antinovios, anti mate...
—Ya entendí—le dije y una idea se me ocurrió —Tai va a tener un amigo— le dije y el lobo llegó justo a tiempo.
—Alfa, yo...
—Acércate Luck— me agaché para que conozca a Tai y él se acercó más de la cuenta y comenzó a lamerla poniéndome de los pelos. —¡Es mía!— le grité apartándolo de ella, él bajó la cabeza y Genna nos vio confundida. —Ahí tienes al único amigo de Tai y por cierto también es su guardia, dile a Tiara que ella es una antipática y que mi bebé no se apodará Anti, le diré pequeña, amor, lobita de lobita y todos los apodos que se me ocurran y a ti mi vida ya no sé si podré llamarte cachorra.
Los ojos de Genna se pusieron dorados, rió, me dió un beso en la mejilla y volteó a vee a Luck.
—¿Te quedas?— este asintió con la cabeza y toda la familia entró, mis padres y mis hermanos nos rodearon, cada uno de ellos quería cargar a Tai y nos felicitaban.
—¡Yo soy el padrino!— Gritaron Jeins y Alec pero Genna y yo no les hicimos caso, ahora teníamos a una cachorra a la que cuidar y una boda que planear.
Holaaa!!
Este iba a ser el cap final pero decidí extender la historia un capítulo más para que no sea todo tan rápido el nacimiento de Tai y la boda.
Ahora sí, el próximo cap (El final), lo subo en dos días y más tarde subiré los Extras😍
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