🐺 Capítulo 39|Celos.
CAPÍTULO 39=Celos.
Semana de celo.Fase 2-Día 2.
Logan=
Desearía estar con ella, acompañarla en la bañera, pasarle el jabón por la espalda y besar su cuello ya que siento que me quedé corto, debí darle más besos en ese lugar.
—Me equivoqué—confesó Tax sin arrepentirse.
—Me alegra, ahora me doy cuenta de que no hubiera podido soportar un siglo o dos sin estar de esta forma con ella— desde anoche en el momento que la desnudé sentí un cambio.
Ya no era yo el dueño de mi vida, mi corazón tenía candado, mis pies cadenas que no se movían a menos que los de ella también lo hicieran. Mi alma la sentí presente, pesada con la carga de los poderosos sentimientos que me consumían y se volvían dueños de todo.
Al estar dentro de ella tuve que respirar hondo, ya no era solo mi entrepierna o mi cabeza la que sentía placer, no, mi cuerpo entero sentía cada vibra. El placer tocaba y hormigueaba la punta de los dedos de mis pies y se desplazaba hasta el más corto pelo de mi cabeza. Todo estaba conectado, la red que nos unía, la cadena que nos mantenía juntos, el amor que nos consumía...todo era uno, nosotros somos uno.
—Hoy es el día dos de la semana de celo, Logan.—me recordó Tax como si ya no lo supiera.
—¿Y?— ya sé que me voy a enojar, todos los años es lo mismo.
—Este año es diferente, jugamos al tutifruti Logan y hoy es la fase dos, no estamos enojados, sí celosos—explicó.
¿Celosos? Yo nunca me volví celoso en este día, siempre tenía mi cara de culo y mis ganas de masacrar a alguien, pero celos no.
Los celos no son algo que tenga privilegio en mi vocabulario, no me paso la vida reclamando a mi loba, mucho menos recordándole al mundo de quién es ella. Siempre la traté con respecto, asegurándome de que sepa que es mi pareja, no mi propiedad como muchos lobos presumen.
—Antes de Genna no nos interesaba celar a las lobas con las que nos acostábamos y cuando Genna llegó no teníamos relaciones y sin relaciones nuestra fase uno no se cumple por lo cual no pasamos a la fase dos y yo me pongo triste porque otra vez estábamos solitos, sin abracitos, sin besitos ni...
—¡Al punto Tax!— me desespera cuando se va de tema.
—¡Bien! ¡Insensible! Sin poder evitarlo vamos a celar a Genna— gruñó —Así que estate atento a todo que ella es nuestra y de nadie más—rugió.
—Mmm— escuché y alcé la cabeza, Genna se removía en la bañera y sonreía dormida.
—¡¿Con quién está soñando?!—rugimos Tax y yo a la vez.
—Logan— susurró mi loba y me acerqué a corresponder su llamado.
—Somos nosotros, ella sueña con nosotros. Menos mal, me hubiera visto obligado a darle cariños y recordarle quien
—Calla— gruñí y regresé a mi lugar en la puerta para no estar tan cerca y descontrolarme.
Genna=
Es incómodo, me arde, me duele, pero si me concentro en otra cosa como en los ojos dorado amarillo de mi mate las molestias y el dolor pasan a un segundo plano.
Mi pecho vibra con las suaves succiones, la saliva caliente de su lengua hace estremecer cada parte de mí, mi respiración se agita ¿Por qué lo hace?
Mi pecho sube y baja por cada entrecortada bocanada de aire que tomo. Estoy agitada y oigo a Logan suspirar sobre mis pezones, le gustan. Sus ojos se volvieron depredadores cuando me desnudé y cuando me besó y penetró con delicadeza, pero siento que tiene una extraña fascinación por mis pechos.
No deja de acariciarlos, tampoco de besarlos mientras sopla y lame la aureola alrededor de mi pezón y apreta el libre como si quisiera darle el mismo cariño que al otro.
Emito un extraño sonido que sale de mi boca pero pertenece a mi piel, a mi sangre, a cada parte de lo que soy. No puedo negarlo, me gusta, la conexión se vuelve más fuerte que nunca con cada caricia de sus manos inquietas las cuales me tocan e idolatran como si mi cuerpo fuera lo más preciado.
-¡Logan!- no sé que pasó, simplemente movió sus caderas y sus ojos pasaron de dorados a negros y luego a amarillos. El dolor subió por mi espina dorsal provocando un movimiento involuntario de mi parte, haciendo que arquee la espalda y clave las manos en la humedad de la tierra.
Vi a mi lobo en busca de una explicación y me quedé quieta. En sus ojos había una guerra, por momentos eran dorados y luego negros.
-Logan- acaricié su mejilla con mis temblorosas manos, el ardor se había intensificado con su brusco movimiento y el dolor se hizo más presente, pero no duró tanto como me esperaba.
-Lo siento- sus ojos regresaron a ser dorados y me vio con tristeza hasta que bajó la mirada y acarició mi garganta, bajando su manos por mis pechos y deteniéndose en mi vientre dónde más abajo estábamos unidos y entonces su mirada volvió a ser fuego.
-¿Te duele?- le pregunté. Mi respiración se agita, allí abajo me duele, su respiración se agita también, tal vez el comparte el mismo dolor que yo.
Su carcajada me hizo vibrar, procuré un gemido de lo más extraño y deseé tener de dónde sostenerme para estar lista cuando volviéramos a vibrar de esta forma tan ¿Extraña o satisfactoria? No sé.
-A mí no me duele, lobita- ronroneó cerca de mi oído provocando suspiros robados causados por su dulce voz ahora ronca. -A mí me gusta, me encanta como me aprietas- de solo pensarlo sentí un hormigueo entre mis piernas y pensé en la enorme diferencia que hay ahora comparado con los minutos anteriores.
Yo no sé lo había puesto fácil a Logan, los besos habían estado de lo más ricos, había descubierto nuevas formas de besar y usar mi lengua y labios, pero parecía negarme a recibirlo entre mis piernas.
Él se había puesto el globo —el cual descubrí para qué se usa— no obstante aunque los besos y las caricias que me hicieron gemir en un principio en su oído y me habían gustado mucho, tenerlo dentro me dolió y me resistí inconscientemente a su invasión hasta que respiré hondo como me pidió y pudo entrar, no mucho, pero lo hizo y allí se quedó, quieto, mientras me besaba y susurraba al oído cosas lindas y decía que aún no era tarde y que iba a detenerse en cualquier momento si yo se lo pedía.
-¿Lista?- susurró trayéndome de regreso al presente. En algún momento ascendió a mi misma altura acercando su boca a la mía, retomando los besos llevándome al cielo con esa pequeñas caricias que eran todo para mí.
-Sí- respondimos Tiara y yo al mismo tiempo.
-Te amo- susurró despistándome. Y tomándome por sorpresa embistió con delicadeza como si temiera dañarme, no lo hizo, me gustó cómo se sintió, el placer subía y bajaba y me preparé para el siguiente embiste. Llegó igual que el anterior sacándome suspiros, robándome el aliento haciéndome desear más.
-Te amo- agitada pronuncié las palabras que salían con torpeza. Abrí grande la boca y la volví a cerrar, así una y otra vez hasta que sus movimientos cambiaron y fue diferente, no lento, no dulce, sí amoroso, pero fuerte y llevándome al cielo.
-Logan- gemí en su oído. Busqué fuerzas en mí, esto no podía estar sucediendo, era imposible sentirme así, tanto placer era...era... -¡Logan!- más fuerte, mi cuerpo lo quiere, lo desea, mi loba aúlla por más. Logan gruñe, jadea y empuja contra mí.
-Al fin- suspiró y empujó, una, dos, tres, cuatro...
-Quiero...yo!-no sé que quiero, pero si se detiene lo mato, esto es tan mmm y se siente así de bien.
-Estoy tan hambriento de ti- fue más brusco, más duro y retomó los besos mordiendo mi boca, lamiendo mi lengua, chupando mi garganta y succionando mi piel.
-Es mejor de lo que creí posible- jadeó -Eres tan...¡Joder lobita!- sentí el leve dolor siendo consumido por el placer, no debí moverme, pero me gusta, quiero llegar, siento que mi temperatura sube, nuestros cuerpos sudan y mis emociones aumentan.
-Quiero llegar- murmuré agitada y volviendo a moverme. Logan emitió un gruñido y sus ojos volvieron a ser negros. Ya no hubo vuelta atrás, mi bestia despertó y queríamos más. Él también lo quería, lo siento porque él es parte de mí, ahora no hay nada que nos separe, somos uno.
Él es mío y yo soy suya.
. . .
Abrí con pesadez los párpados y pestañé varias veces adaptándome a la luz que entraba por la ventana.
¿Ventana?
Miré a mi alrededor y me decepcioné un poco por no ver el bosque, los árboles, la tierra bajo mi cuerpo y el cuerpo de Logan sobre el mío, abrazándome y protegiéndome contra el frío de la hermosa noche.
—Despertaste— me quedé quieta unos segundos procesando lo que había pasado anoche. Logan y yo habíamos tenido sexo en el bosque y bajo la luz del eclipse.
Yo empecé todo, cuando ví el eclipse algo se despertó en mí y lo besé y luego él a mí y...
—Lobita— continué en silencio y busqué su voz en la habitación del baño. Él estaba aquí, en la puerta, recargado sobre el marco con sus brazos cruzados y con la mirada seria.
¿Qué le pasa?
Recorrí su cuerpo con mis ojos, lleva ropa puesta, pero es como si no la tuviera.
Las imágenes, los recuerdos de anoche y lo que hicimos se hace imborrable, cada detalle es tan real, incluso luego de estar tan desconcentrada por el placer se siente como si fuera en tercera persona y lo hubiera visto todo.
El primer cruce de miradas convirtió el ambiente mañanero en uno romántico, ninguno dijo nada pero nuestras miradas lo dijeron todo:
"Te amo" "Estoy feliz" "Me gustas".
Logan caminó hacia mí—Estoy en una bañera con agua tibia arropando mi cuerpo
desnudo—y se sentó en el borde.
—Hola lobita— susurró con esa voz que destila poder provocando que se derrita mi corazón y entonces, cuando creí que me iba a besar, en su lugar quitó el tapón de la bañera vaciándola y me cargó en sus brazos llevándome a mi cama donde me cubrió con una toalla y me abrazó contra su pecho.
—¿Estás bien?— preguntó con su voz ronca y la mirada seria.
—Estoy bien— sonreí sin poder dejar de verlo. Me siento como una chiquilla, quiero tenerlo conmigo, abrazarlo, llenarlo de besos y ronronear mucho en su cuello.
—¿Te duele el cuerpo?— preguntó más serio todavía y cortó mis fantasía de vernos a los dos con pijamas de oso panda durmiendo abrazados en nuestra cueva.
—No me duele nada—Tal vez en otra vida fui una osa panda y Logan mi oso panda gruñón con rabito.
—Lobita anoche perdimos un miembro muy importante en nuestra relación— sonrió con cariño ¡Al fin! Ya estaba empezando a creer que ya no me quería.
—¿Qué? ¿Podemos ir a buscarlo?¿Dónde se perdió? Logan...¿Quién se perdió? Habla, me estoy asustando ¿Les pasó algo a mis hermanos? ¿Ellos están...
—En tu mente solo tengo que estar yo— gruñó molesto y suspiró sacudiendo la cabeza.
—Lo siento mi loba, mi pasión destruyó tu bonito pijama. Sé cuánto te gustaba— sacó el pijama del bolsillo delantero de su pantalón o más bien lo que quedó porque parece un trapo viejo lo que tiene en la mano.
—No importa— reí —Me gusta estar desnuda.
No, diosa ¡¿Qué dije?!
—Yo...yo...
—¿Con qué soñabas?— preguntó con una sonrisa traviesa.
No puedo decirle que soñé con lo que hicimos anoche, sería muy vergonzoso si se entera.
—¿Por qué?¿Qué escuchaste?— le pregunté con disimulo y para restarle importancia jugué con los tirabuzones de mi cabello.
—Por nada, no escuché nada ¿Debería?— arqueó las cejas.
—No, no soñé nada yo...no tuve sueños, estaba cansada—le di mi mejor excusa y se mostró decepcionado pero el brillo en sus ojos me decía que era todo lo contrario.
—Es una pena que no hayas soñado conmigo—me bajó a la cama y se puso e pie
—Te amo— se inclinó y besó mis labios, apenas un toque pero valió la pena.
—Odio alejarme, pero es muy pronto para repetir y me estás matando con tu aroma, será mejor que te vistas— dejó el trapo en mi mano y caminó hacia la puerta —Lobita— me llamó desde el marco de la puerta
—¿Qué?— apreté la toalla contra mi pecho y su sonrisa traviesa volvió.
—Me gusta que sonrías al soñar conmigo— salió.
—Él sabía...
—¡Claro! Hazme el favor de guardar el trapo, es un recuerdo de como jugamos al tutifruti la primera vez— me dijo con emoción y guardé el cachito de trapo bajo la almohada.
—Ponte algo sexy ¡Tenemos que derretir a ese lobo!— exclamó Tiara con emoción.
—Ser sexy no va conmigo y no quiero fingir ser otra— le respondí y busqué en mi mueble algo cómodo, pero encontré vestidos.
Salí de la habitación envuelta en la toalla y me colé en la de mi hermano Loan para robarle una remera.
Regresé a mi habitación con la prenda en la mano, me puse ropa interior y bajé con solo la remera puesta ya que no me molestaba y estoy segura de que otras prendas sí lo harían.
Bajé despacio las escaleras con cuidado de no provocarme dolor, en la bañera el agua me tenía relajada pero ahora que tengo que caminar me duelen las piernas y es muy molesto.
Logré llegar abajo sin emitir quejido y pasé derechito al sillón para ver una película, tenía algo de hambre, pero mi mente estaba tan desviada de todo que alimentarme no me pareció importante.
Encendí la TV en busca de distracción, puse Netflix y busqué algo para mirar que reemplace por un rato el recuerdo de la luz del eclipse sobre nosotros en el bosque.
—¡¡El stand de los besos!!—chillé súper feliz al reconocer la notificación y Logan pasó a segundo plano —Como te amo Noah— susurré por lo bajo y escuché un gruñido detrás de mí, la tele se apagó y el cable cayó frente a mis ojos.
—¿Qué...— pestañé confundida —¿Por qué?— señalé con ambas manos la TV y la tristeza que despedía estando apagada y sin enseñarme a los magníficos actores de...
—Tú eres mía, sólo me amaras a mi— me recordó en una orden seguida por un gruñido que me hizo temblar.
—Logan— puse ojitos de cachorra —Es sólo una película— le dije
—No importa— dijo y me sirvió el desayuno en la mesa de la sala.
—Vale— susurré rendida y caminé a paso lento hacia la mesa, me senté y sonreí al ver los chocolates que dejó para mí junto a la tasa de té.
—Amo los chocolates, gracias— sonreí aún más y me los estaba por meter a la boca para disfrutar del dulce sabor, cuando Logan me lo quitó y lo arrojó contra la pared.
—Te prohibo que comas chocolates—gruñó dominante.
—¡Queee!—me levanté de la mesa —Sabes que son mis favoritos, Logan déjame comer al menos uno, son mis favoritos— repetí.
—Yo soy tu favorito y no permito que ames a nada ni nadie que no sea yo—gruñó.
—¡Hola!— Laya llegó justo a tiempo cuando necesité de alguien para preguntar qué sucedía con Logan.
—¡Hola!— sonreí igual que ella y Logan gruñó.
—Tu sonrisa es mía, guárdala, no la desperdicies en otros— gruñó el lobo malo. —Así— se giró para enseñarme y vio con enojo a Laya y con sequedad le dijo:
—Hola— y regresó a verme.
—Laya—reí nerviosa
—¿Podemos hablar?— le pregunté y ella asintió con la cabeza viendo de reojo a Logan.
—Si te pasas de los cinco metros iré tras de ti— advirtió el lobo malo dándome algo de miedo.
Me apresuré a salir de la casa para que Logan no escuche lo que le tengo que preguntar a Laya, suficiente tengo con que haya escuchado mis sueños.
—Logan se está comportando muy extraño, anoche él y yo— guardé silencio pensando en si decirlo o no —y luego ahora...— me ruboricé y ella rio.
—Es normal ¿Por qué crees que estoy aquí y no con Alec?—dijo de buen humor. —Hoy es el día dos de la semana de celo o como yo le digo "La semana en la que los chicos se sienten como si estuvieran en sus días"— se rio de su propio chiste y vio hacia la ventana que justo se corrió pues Logan nos estaba vigilando.
—Logan se comporta de esa forma porque estamos en la fase 2, los lobos tendrán celos de cualquier cosa— me explicó alzando las manos y restándole importancia.
—¿O sea qué por eso me apagó la tv, quitó los chocolates y reclamó mi sonrisa?—ella asintió con la cabeza y rio al saludar a Logan con la mano.
—Alec me prohibió ver a mis hijos—hizo una mueca—Dice que no puedo amar a nadie que no sea a él.
Me suena a Logan.
—Logan me dijo lo mismo, pero con los chocolates y con Noah de la película—le conté.
—A mi me hizo eso el año pasado, no le gusta que vea a Cristian Grey—se rio sola de su chiste pero yo no lo entendí, debo ver esa película para entenderla.
—¿Y para qué es la semana de celo?— le pregunté a ella ya que Logan dijo "Lo sabrás cuando sea el momento", pero yo siento que ya es el momento y aún así no me cuenta.
Vi la sangre de Laya subiendo a sus mejillas, provocando un mínimo ardor en mi garganta recordándome que aún no terminé de desayunar.
—Es para emm— miró hacia todos lados buscando la respuesta como si está llegara a estar en el bosque o el piso o el cielo. —Alec me llama mejor me voy antes de que se enoje y monte un escándalo sobre que huelo a otro—cambió de forma transformándose en una loba grande y fuerte con ojos grises y pelaje marrón y comenzó a correr.
—Pero si no lo escuché— traté de que se quede.
—No, es..es que me habló mentalmente!— me dejó sola.
—A...okey— Volví a dentro y Logan estaba tirando los chocolates mientras les gruñía y me reclamaba diciéndoles "Ella es mía".
—¡Nooo!— grité cuando tomó uno de los más ricos.
—Logan no— forcejeé para quitárselos —¡Son mis
favoritos!— le gruñí y él los dejó caer y me tomó de la cintura para besarme.
—No quiero que ames a nada ni nadie que no sea yo— habló con firmeza pero no le salió h reí porque se ve muy lindo celoso y con chocolate en la boca.
—Logan—él me miró a los ojos y acaricié su mejilla —¿Estás celoso de un chocolate y por eso te los comiste?—le pregunté.
—Sí, quiero que solo me ames a mi—me dijo y reí —Traté de saber porqué te gustan tanto y descubrí que yo soy más rico que estos, así que no los amarás y yo soy tu favorito— repitió.
—Lobo malo— lamí el chocolate de su mejilla sin que se diera cuenta de que era eso lo que en realidad hacía y no darle cariño como parecía —Sólo te amo a ti, pero me encanta comer chocolates— le hice el lindo pucherito que siempre funciona.
—Por eso los tiré y me los comí— sonrió.
—No sirve de nada, él está en la fase 2, los celos no se le irán— suspiró Tiara. A ella le gusta mucho que Logan nos cele y reclame, pero a mí me gusta comer chocolates y ver a Noah.
Logan=
Encontré más chocolates en la alacena y en la heladera así que los arrojé a la basura frente a sus ojos que me veían con enojo, pero sin entender que no quiero que ame a nadie más.
—Logan no puedes tirar todos los chocolates sólo porque estás celoso—gruñó enojada.
—No sé por que te enojas, te estoy cuidando de las alergias que le provocan el chocolate a los lobos— le dije y olfateé su pelo, huele a mí, esa sí que es una estupenda fragancia.
—Hueles deliciosa—la alagué esperando que deje de preferir a los chocolates.
—Tú igual— me sonrió y reí. Eso ya lo sé, al menos dejó de pensar en la peste negra con sabor dulce que dice ser postre o chocolate aunque ambos sabemos que se le pudrirán los dientes y no está a la altura de ella como yo sí lo estoy.
—Lo sé, tu aroma me encanta— besé su frente y seguí olfateándola hasta que percibí otro aroma que no es el mío y gruñí. —¡¿Que es esto?!— le pregunté enojado ¿En qué momento se acercó tanto? Yo las estuve vigilando y no fue tanta la cercanía.
—¿Qué cosa?—preguntó haciéndose la tonta.
—Hueles a Laya— gruñí.
—A— dijo como si no importara y le gruñí exigiendo una explicación —Seguro se me pegó su aroma, no es nada— sonrió y me besó, pero ese beso está feo, el aroma de Laya lo contamina.
Corté el beso y la aparté limpiándome la boca.
—Eres mía, ve a ducharte. No me gusta otro aroma que no sea el mío en ti y ni se te ocurra usar fragancia de chocolate en tu cabello, te estaré vigilando pequeña— advertí y asintiendo subió las escaleras.
Esa es mi chica, huele feo, pero es mía.
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