🐺 Capítulo 29|Regla.
CAPÍTULO 29= Regla.
Logan=
Bajé por las escaleras, Genna me sonrió al verme y desvié la mirada. En más de cinco siglos jamás me sentí tan avergonzado, molesto y lleno de odio hacia mí mismo, cómo hasta el día de hoy.
Por más que lo intente me cuesta no pensar como la bestia que soy y que escondo dentro de mí, los pensamientos simplemente aparecen, las imágenes se colan en mi cabeza atrevesando la barrera que me esfuerzo por construir para apartarla de mí, pero no puedo, es imposible no ver lo bonita que es y no fantasear con un futuro prometedor donde estamos juntos, unidos en alma y huesos y donde lo nuestro está permitido.
-¿Está todo bien?¿Y mi hermano?- me preguntó Genna cuando acabé de bajar, su voz aceleró mi corazón y sin aire me dirigí a la cocina, tomé un vaso, lo llené de agua del grifo y me bebí hasta la última gota para intentar refrescar más allá de mi mente.
-Está todo bien- Al ver la mesa noté que su plato aún estaba lleno y que el mío se encontraba vacío por culpa de Loan que se lo devoró y ahora finge mirar la TV en la sala.
Vi a mi loba y ella con disimulo miraba detrás de mí esperando a que Lion también bajara.
-Él está bien- la tranquilicé y me alejé cinco pasos de ella cuando estuvo a un metro de mí. -Tu hermano está durmiendo- continué evitando sus ojos.
Que ella nombrara a Lion me hizo pensar en lo que él me dijo y la decepción por ser tan débil con ella creció dentro de mí. No solo le falté el respeto al descontrolarme sino que también me valí poco de su honor, me sobrepasé con los halagos y esa parte princesa que desconocía en ese entonces fue humillada y lo peor, por mí, por su otra mitad.
-¿Ustedes discutieron, verdad?-sonó deprimida -Escuché a Lion gritar...
-Estuvimos hablando- expliqué lo suficiente pero sin decirle mucho. No está en mis planes a corto o largo plazo despertarme un día y que ella se haya ido con sus hermanos.
-¿Te sientes bien? Pareces cansado- se acercó aún más y me sentí acorralado entre mis sentimientos y la razón.
-Estoy bien- dejé el vaso en el lavatorio y caminé con pasos firmes a la sala, el aroma a muerte de Loan iba desapareciendo a medida que pasaba días en la manada pero el aroma de su parte vampiro no se iba y no era agradable tampoco así que pensé rápido y me senté a su lado para no oler a mi loba y pensar en más cosas malas.
-¿Qué te pasa, chucho? Si te vuelves a acercar tanto comenzaré a pensar que no solo quieres a mi hermana sino que también quieres algo con esta belleza, así que para las orejas y escúchame, yo no como alfas- me señaló y se pasó al otro sillón.
-Es una lastima porque a mí sí me gustan los colmilludos como tú, suelo colgarlos en mi pared y utilizo sus colmillos como canillas de vino ¿Qué opinas apestoso? ¿Quieres colgar en mi pared?- me pasé el pulgar por la garganta y él siguió el movimiento con sus ojos, tragó grueso y siguió mirando la TV.
-Logan- Genna se sentó a mi lado y respiré por la boca.
-¿Estás enojado conmigo?- de reojo la vi bajar la mirada a sus pies y de la nada, cuando le iba a decir que no estaba enojado, salió corriendo y fui tras de ella.
-Cariño espera- subí de dos en dos las escaleras -No estoy enojado- le aseguré y me interpuse entre ella, la barandilla y yo como si fuéramos un sándwich. -Te amo cariño.
Bajó la mirada, sus mejillas se enrojecieron más de lo normal y su aroma, ese tan delicioso que sacude mi mundo se hizo más notorio.
Me acerqué y la olfateé, me incliné hasta su pecho y recosté mi cabeza allí para escuchar a su acelerado corazón.
-Tu corazón late rápido- cerré mis ojos concentrándome en sus fuertes palpitaciones.
-Logan necesito ir al baño- habló cerca de mi oído y al levantar la cabeza la Vi mordiéndose el labio.
-Te juro por mi sangre que no volveré a sobrepasarme con mis halagos o con cualquier otro acto imprudente ¿Aceptas mis disculpas?- acaricié su nariz con la mía y besé con cariño su frentecita.
-Okey- se escabulló entre mis brazos y la volví a encerrar, sin que me disculpe no me voy
-Logan, suéltame- sus mejillas se pusieron mucho más rojas y sus ojos se oscurecieron, su aroma se hizo más notorio y jadeé. -Logan suéltame por favor, necesito ir al baño.
-No puedo dejarte ir hasta que volvamos a bajo y cenemos. Por favor Genna, tu aroma me está matando- le dije. -Quiero eso, que cenemos y ya luego te dejo en paz.
-Logan, ya suéltame- se pasó ambas manos por los pantalones y siguió con la mirada hacia sus pies. -Quiero cenar contigo pero debo ir...
-Genna no quiero que te encierres en tu habitación. Vayamos a caminar, a pasear o de compras, lo que tú quieras pero
-¡¡Logan me ha bajado la regla, necesito ir al baño!!- me gritó y por instinto me aparté.
Una semana, maldición. No quiero estar una semana separado de ella.
-¡Lo siento!- me disculpé, pero no me escuchó ya que entró corriendo al baño del pasillo.
-No puede ser Logan, hasta yo lo supe ¿Por qué crees que dijimos todo eso hoy antes de la cena? Ella nos está volviendo locos de amor y debiste saberlo, eres un alfa.- gruñó molesto haciéndome sentir como un incompetente.
Los alfas nacen con un aroma caracterísco que da miedo y provoca el respeto en los demás.
De esa forma nos distinguen y desde pequeños nos entrenan para diferenciar cada aroma y distinguir amigos de enemigos.
Nos entrenan tan rápidamente que a tan corta edad aprendemos que debemos alejarnos de las mujeres si huelen específicamente deliciosas, ya que las ponemos en peligro, pero nadie te prepara para reconocer a tu mate, nadie te dice a qué olerá para saber que buscar y no estar vagando sin rumbo por el mundo, nadie te enseña los cambios del aroma de las mates ni te lo explican ya que para todos es diferente y ahora me pasó exactamente eso.
El aroma tan delicioso de Genna se hizo más fuerte, más notorio y no reconocí lo que sucedía porque nunca había pasado.
-Yo no sabía- me excusé con Tax.
-Tú nunca sabes nada, por eso yo soy el inteligente y tú el de puños fuertes- dijo enojado.
Los minutos pasaron y mientras yo caminaba por el pasillo a esperar a que Genna saliese, ella seguía en el baño y al cabo de otros dos minutos asomó la cabeza por la puerta corrediza de madera y me llamó.
-Logan...- me acerqué pero no mucho, por su propio bien debo estar alejado, su aroma podrá descontrolarme.
-¿Está todo bien, lobita?- le pregunté.
-Necesito toallitas femeninas-me dijo con vergüenza y yo quedé confundido.
En tantos siglos nadie me había pedido nunca eso. Cada vez que esto le pasaba a alguna de las lobas con las que salía simplemente me alejaba e iba con otra.
-¿Toallitas femeninas?-repetí rascándome la nuca. No tengo idea de qué es eso.
Seguro es un código de chicas.
-¿Dónde se compra eso?-le pregunté. -¿Es una toalla de las comunes pero rosa o amarilla?-
Asocié las palabras, toalla, toallita ¿Es lo mismo, no?
Genna rodó los ojos y suspiró, me cerró la puerta y luego volvió a hablar desde adentro.
-Llama a Laya-me dijo.
Tomé mi teléfono, busqué el número de Alex y le marqué a él. No sería correcto llamar a su mate a menos que sea una urgencia y Genna se veía bastante bien.
-Hola- Laya respondió y me alivié un poco, al menos mi loba no iba a estar todo el día en el baño y oliendo a flores.
-Laya, habla Logan.
Genna tiene un problema, está oliendo delicioso y yo no me puedo acercar ni sé que hacer ¿Podrías venir?- le pregunté y esperé su afirmación. Tal vez está cuidando de Tristán y el pequeño cachorro siempre tiene que estar bajo supervisión.
No es raro que los cachorros se entristezcan al no ver a sus padres.
-Enseguida voy- respondió y suspiré, iba a cortar pero justo recordé lo de la toalla
rosa/amarilla.
-Y trae toallas-le dije.
-¿Toallas?- soltó una risilla que trató de ocultar aclarándose la voz -¿No serán toallitas femeninas?-me preguntó.
-Sí, es lo mismo- me quejé y se escuchó otra de sus carcajadas que ya no intentó disimular.
-No es lo mismo alfa, me sorprende que no entiendas lo que pasa, te prestaré un libro de biología- se burló y me cortó.
-Idiota naciste, idiota serás- me gruñó Tax.
-No es mi culpa no saber nada de higiene femenino-le dije. -De mi hermana se encargaba mamá y papá de Jeins y de mí. En ningún momento hubo otro tipo de entrenamiento que no fueran luchas, estrategias o cosas así- me excusé y volvió a gruñirme en desacuerdo.
-Si Genna se hubiera quedado todo este tiempo con nosotros la regla le hubiera llegado y tú le hubieras tenido que explicar y enseñar-me reprochó y aunque no quiera admitirlo tiene razón.
-Logan ¿La llamaste?- preguntó Genna desde el baño.
-Sí, cariño- apoyé la frente en la puerta y cerré mis ojos para no pensar en lo rico que huele -Ya viene para acá- la oí suspirar.
-¿Te duele algo? ¿Quieres ir al médico?- me preocupa y odio no poder controlar la situación.
-Estoy bien- puedo sentir hasta aquí su vergüenza.
-Cariño, no es malo- le aseguré y la escuché reír.
-Ya sé, Lion me dio la charla- rio aún más y luego se quejó.
-¿Qué pasó?¿Te duele?
-No Logan, es solo que no puedo reír mucho- me dijo y gruñí.
-No es justo, no te permito no reír. Necesito tu sonrisa cada día de mi eterna vida, Genna--le gruñí y Laya llegó justo a tiempo para solucionar el problema.
-Logan ve a bajo, por favor- me pidió y vi la bolsa que traía con ella.
-¿Qué es eso?- me acerqué y ella retrocedió -Laya, dámela. No dejaré que nadie meta cosas a esta casa sin que yo las revise antes- estiré mi mano y ella me la dio. Abrí la bolsa y fruncí el ceño al ver el paquetito cuadrado y violeta.
-¿Qué es?- lo giré de un lado hacia el otro. Yo le pedí una toalla amarilla o rosa ¿Qué me trajo?
-Logan son las toallitas femeninas, dámelas o me llevo a Genna por una semana y a ti te dejo a Alec para que te enseñe- amenazó y le gruñí.
-Ni lo pienses, Genna se queda- avancé hacia ella. -Y a Alec te lo dejas en tu casa, es tu mate no el mío- le gruñí y evitó reírse.
-Bien, entonces compórtate como un alfa y dame la bolsita- no lo hice -Genna las necesita- metió a Genna y de mala gana de las di.
-Tienen cinco minutos, si no las veo bajar tomaré este paquetito como la prueba del asesinato- me di la vuelta y la escuché reír a carcajadas.
Bajé las escaleras y me encontré a Loan gruñendo y caminando de aquí para allá.
-¿Por qué nos tocó una niña? Ahora tendremos que pasar la semana siendo lobos y tampoco es fácil.- Loan hablaba para él pero sin darse cuenta transmitía el mensaje a mi cabeza.
-¿Qué te pasa apestoso?- me senté en el sillón y traté de no pensar en Genna.
-¿No sientes el delicioso aroma a sangre? ¡Es insoportable, me duelen las tripas!- gritó entre gruñidos.
-Siento el aroma delicioso, la sangre no me interesa- le respondí en voz alta y él me gruñó. -¿Qué edad tienes? Los lobos pueden controlarse a partir de los cuarenta, se supone que en ese momento nuestros lobos maduran- le expliqué.
-Soy más vampiro que lobo- me gruñó y arañó la paredes en un intento por controlarse.
-Cuando una hembra se indispone los vampiros olemos el camino a la sangre, no somos como ustedes que se alzan y se la pasan diciendo "Mía, me perteneces", a cada nada- se burló.
-Bien, entonces quédate en tu forma lobuna y mantén los colmillos lejos de tu hermana- subí los pies al sillón y agudicé mis sentidos para saber cada detalle de lo que Genna hacía.
-Eso estoy haciendo. En mi cuerpo de hombre no puedo controlarme en cambio siendo un chucho como tú puedo controlar a mi lobo y mantener alejados mis colmillos- se recostó junto a la puerta y partió las maderas del piso al clavar sus garras.
-La pagarás caro- gruñí y me olvidé de él al ver a mi loba bajar junto a Laya mientras hablaban y reían.
Genna me sonrió y Laya se interpuso y no dejó que mi lobita se me acercara.
-Genna, por esta semana debes mantener la distancia y tú Logan eres debes controlarte, tu lobo ya maduró y puedes hacerlo-
-Pero aún así la quiero- recalcó Tax.
-Ya lo sé, Laya- Ver a Genna, sentirla tan deliciosa y no poder tenerla me molesta y a mi lobo lo enfurece.
-Bien pero por si acaso recuerda que ya no eres un adolescente y que puedes y tienes la capacidad de controlarte- me sonrió.
-Lo sé, pero- miré con dolor a Genna -Es mi mate- suspiré rendido.
-Y por eso debes controlarte, si los demás lobos pueden, tú igual- se despidió con un beso en mi mejilla y en la de Genna y salió de la casa.
-¿Quieres cenar?- mi lobita seguía ruborizada.
-No, ve a dormir y cierra con llave. Por ninguna de las razones me dejes pasar y si me enojo contigo, recuerda que te quiero y que nuestro lazo es más fuerte que cualquier pelea- me retiré y encerré en mi habitación.
No sé cómo haré pero debo soportar, es por ella, es por mi y por nuestro futuro juntos.
Genna=
El lobo muerde mis zapatillas y se abalanza sobre mi, jalo con mis manos de sus grandes orejas y logro quitármelo de encima pero es más rápido que yo y llega a recostar su cabeza en mi pecho y a lamer mis mejillas y barbilla.
-Te quiero- susurra y le susurro lo mismo. Juego con sus grandes orejas negras y acaricio su oscuro pelaje.
De repente el lobo se levanta y se hecha con todo su peso sobre mi, escarba un círculo a mi alrededor y hasta que no estoy metido en el hoyo no se detiene.
-¿Qué haces?- trato de salir y me vuelve a meter.
-Te cuido, te bajó la regla y hasta entonces te quedas en el
hoyo...
-¡Logan!- me desperté muy agitada, corrí fuera de la cama, caminé por los pasillos y me apresuré a bajar por las escaleras. La habitación de Logan está cerrada con llave pero se abre cuando menos me lo espero y el lobo que vi en mis sueños está parado frente a mí, con sus ojos amarillentos y en su forma de hombre.
Tiene el cabello desordenado, su corazón late con fuerza, es lo único que se escucha además de su agitada respiración, me abre los brazos y suspiro al dejarme abrazar por él.
-Fue un sueño, no te meteré en un oyo- gruñe -Aunque quiero, hueles tan deliciosa- ronronea y se aparta como si yo tuviera la peste.
-¿Huelo tan mal?- le pregunté deprimida.
-No- seguí el movimiento de sus manos y presencié el momento exacto cuando el marco de la puerta crujió.
-Hueles muy rico y por eso te prohíbo que te acerques a mí- retrocedió y deslizó la puerta para cerrarla.
-Logan- detuve la puerta con mi pie.
-Lobita no quiero hacerte daño, vuelve a dormir, yo vigilaré nuestros sueños- me cerró la puerta y volví corriendo a la habitación, me metí en la cama y me tapé hasta la cabeza consiguiendo retomar el sueño. En la mañana cuando desperté el desayuno estaba listo pero no había señales de Logan.
Me acerqué a su habitación y golpeé a la puerta, no obtuve respuesta y seguí insistiendo hasta que un lobo malo y gruñón respondió con un "¿Qué quieres?"
-Mis hermanos están durmiendo, iré a pasear por al manada- no obtuve ni un No ni un Sí. Tomé una manzana, me bebí un vaso de sangre de la jarra de la heladera y caminé por la manada.
El aullido de Logan me hizo detener a dos calles de su casa. Muchos aullaron en respuesta y las madres metieron a sus hijos varones dentro de las casas, los lobos machos se alejaron, apartaron y huyeron en diferentes direcciones y pronto las calles quedaron vacías de hombres.
-¿Tiara?¿Qué está pasando?- empecé a retroceder considerando la idea de volver a casa.
-Logan dijo "Mi mate, mi vida, largo de su cercanía"- me explicó.
-¿Qué quiso decir?- tengo que aprender más sobre mi parte lobuna, toda mi vida siendo una vampira está complicando mi existencia entre los lobos.
-Significa que cualquier hombre que se te acerque morirá, está protegiéndonos- dijo más que feliz.
-¿No hay peligro, entonces?- pregunté dudosa.
-No- contestó y volvió a guardar silencio. Di un mini paseo por la manada caminando a paso rápido ya que me sentía vigilada como si algo me estuviera observando y no quitará sus ojos de mi espalda.
Al llegar a los límites Nathan se cruzó en mi camino.
-No puede salir del territorio de la manada, luna- me alivié de verlo hasta que se interpuso en mi camino y no me dejó entrar a las profundidades del bosque.
-Quiero ir a la llaguna-le expliqué y me aproximé a saludarlo, besé su mejilla y retrocedí dejando espacio entre los dos.
-Es peligroso, luna- ¿Por qué no me dice Genna?
Lo observé detenidamente de arriba a bajo preguntándome si tiene algún hermano gemelo del cual desconozca su existencia. Está vestido con armadura y tiene un cinturón con una estaca de plata y una pistola de dardos.
Reconozco la estaca por las películas y a la pistola porque Lion decía que si volvía a ver a Logan le metería un dardo en su felicidad. Nunca supe que lugar era ese pero no creo que sea lindo que tenga un dardo allí.
-¿Por qué estás vestido así?- le pregunté sin dejar de ver la estaca.
-Soy un guardia a prueba, hace unos meses me transformé y no soy un alfa ni un beta ni de la realeza lobuna y mi puesto en el consejo no se me dará hasta que alcance la madurez de mi lobo así que debo entrenar y proteger a la manada mientras tanto- sacó la estaca y retrocedí.
-Ya...ya debo irme- sacó la pistola y retrocedí con más rapidez.
-¿Genna? Ven ¿Por qué tiemblas?- arrojó su armamento al piso y me sonrió.
-Creí que ibas a atacarme-me mordí con nervios el labio -Ya muchos lo han hecho- bajé la mirada a mis manos y reconocí mis garras, nunca antes habían salido.
-¿Quieres guardarlas?- rio
-Yo no te haría daño- al levantar la cabeza él estaba frente a mí sonriéndome. Estiró su mano y peinó mi cabello hacía atrás -De hecho, me gustas- se inclinó y como no supe que hacer para impedirlo me besó.
Sus labios estuvieron escasos segundos sobre los míos hasta que reuní el valor para rechazarlo y pude poner mi manos en su pecho para alejarlo.
-Nath, te veo como a un amigo, Logan es el dueño de mi corazón- susurré con los ojos lagrimosos.
-Él es mucho mayor que tú, en cambio yo tengo un años más. Lo nuestro es más posible que lo suyo- volvió a acercarse.
-Es imposible evitar lo que siente mi corazón, sé que es más grande pero él va a esperarme- le aseguré y me convencí.
-¡Genna!- di un salto del susto y puse más distancia entre Nathan y yo. Al voltearme vi a Lion parado detrás de mí en su forma lobuna y listo para atacar a Nathan.
-Lion yo
-Sube princesa- gruñó y me subí en su lomo, comenzó a correr y pronto dejamos atrás a Nathan, al llegar a la casa Lion subió corriendo las escaleras.
-Genna entra- la voz se Logan se hoyó severa y tuve miedo de entrar en su habitación pero lo hice y dejé la puerta abierta.
Tatiana estaba con él, sonriéndole y dándole unos papeles, la mujer no se molestó en verme y Logan no me prestó atención hasta que ella abandonó la habitación.
-¿Qué hacía ella aquí?- sentí mi corazón quebrarse.
-¿Qué hacías tú con él?- me gruñó en respuesta.
-No hacíamos nada-mis ojos ardieron.
-Entonces nosotros tampoco hacíamos nada, ahora lárgate, no quiero verte- me dio la espalda e hice todo lo contrario a lo que me pidió. Caminé en silencio hacia él y lo abracé por la espalda .
-Nathan no es
-No lo nombres Genna, su nombre está prohibido para tus labios- gruñó y me aferré más a su espalda.
-Él es mi amigo, mi único amigo pero no mi novio, ese eres tú...o eso creí- sollocé contra su camiseta.
-¿Por qué lo besaste? ¿Por qué lo acariciaste? ¿Por qué decidiste romper tan repentinamente mi corazón?- no sé giró pero su dolor se transmitió y apenas pude mantenerme de pie.
¿Cómo lo soporta? Es tan doloroso.
-Mírame- le supliqué y caí de rodillas al piso con las manos en mi pecho.
-Vete Genna, podría perder el control- se alejó todavía más. Arrojó los papeles a la cama y los vi, no eran simples papeles. Tatiana nos había vigilado y le había traído pequeñas fotos de Nathan y yo besándonos.
-Logan
-Por favor, deja de destruirme con tu dulce voz, vete- me pidió y como pude me levanté y fui a mi habitación, lloré abrazada a mi almohada y pronto los gritos comenzaron a escucharse, pero estaba tan adolorida por su rechazo que caí en un sueño profundo.
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