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🐺 Capítulo 19|Timón.

CAPÍTULO 19= Timón.

Genna=

Me desperté al escuchar una cantarina voz de mujer que interrumpió mi hermoso sueño el cual no recuerdo pero sé que tenía que ver con el lobo malo.
Me apresuré a hacer mis necesidades , lavé dos veces mis dientes pues los sentía incómodos como si un trocito de comida se me hubiera atorado entre los dientes.

Me dí una ducha rápida, grité cuando alguien abrió las canillas de la cocina quemándome y me vestí y salí de mi habitación de muy mal humor y dispuesta a golpear a Loan por siempre abrir la canilla cuando yo me estoy bañando.

Al llegar a la cocina me quedé como piedra viendo a la mujer que desayunaba sentada en mi silla con mi tasa transparente de vidrio y revolviendo lo que creo que es café con mi cuchara de metal sin mango favorita.

—¿Quién eres?¿Qué haces en mi lugar y por qué tienes mi tasa y mi cuchara?— le gruñí.

—Genna— gruñó Lion y aún así lo ignoré.

—Hola, soy Terry la...— miró a Loan buscando ayuda.

—Es mi amiga— finalizó mi hermano y me giré hacia él ignorando a la mujer.

—¿Por qué está aquí?— lo interrogué.

—Eso mismo quiero saber yo Genna— Lion se acomodó en su silla —¿Qué le hiciste al campo de fuerza? Terry no pudo irse hoy en la mañana y nosotros tampoco podemos salir.

—Yo no le hice nada— mentí.

—Genna la línea tiene el aroma de tu sangre ¿Por qué la tocaste?— Loan no fuera gruñón como Lion pero al igual que él está enojado.

—Anoche vi a un amigo y sin querer rompió la línea— dije con temblor, mi voz no sonó tan creíble como quise y aunque Loan asintió Lion me siguió mirando haciéndome sentir muy incómoda.

—¿Podrías darme mi tasa, mi silla y mi cuchara?— le dije cortante a la mujer que anoche hacía ruidos raros en la habitación de mi hermano.

Ni se te ocurra preguntar— me advirtió Tiara.

—Genna ve por otra tasa y cuchara y siéntate aquí— Lion señaló la silla vacía a su lado.

—¿Y yo por qué? Ella es la intrusa— me quejé. La mujer no sabía dónde meterse y al ver que miraba asustada a los dos hermanos y sin saber que hacer se levantó y cambió de tasa y cuchara. —Le dejaste tu labial— gruñí.

Loan sonrió inocente, tomó mi mano y me sacó fuera de la casa para hablar.

—Genna tú no eres así ¿Qué te pasa?— me preguntó preocupado.

—No la quiero aquí, dile que se vaya— hice puchero.

—Hermanita no me mires así, ella sólo es una amiga, tú eres mi chica, eres la más hermosa y única mujer en la casa— me abrazó y yo a él.

—¿Qué eran esos ruidos raros de anoche?— le pregunté, sentí sus brazos tensarse a mi alrededor y su mano comenzó a acariciar con nerviosismo mi cabello.

¡Te dije que no le preguntes!— me retó Tiara.

—¿Qué ruidos Genna?— preguntó sin verme y continuando con las caricias.

—Esos de aaa y eee— los imité y él se partió a carcajadas y escondió su cara en mi pelo.

—La TV hermanita— me sonrió inocente y besó mi cabeza.

—Tú no tienes TV— le dije pero al parecer no me escuchó porque se fue riendo y volvió con un balde de agua mientras murmuraban "Ay Genna, no cambies nunca" y reía como puerco.

—¿Qué haces con ese balde?— le pregunté y me lo dio.

—Debes borrar la línea o no podremos salir y moriremos de hambre cuando los suministros se acaben— dijo demasiado tranquilo comparado con la magnitud del asunto.

—¿Y qué hago?— él colocó su mano sobre la mía y de apoco ambos fuimos borrando la línea.

—Sigue tú o terminaré sin mano— me enseñó pequeñas quemaduras que iban desde sus dedos hasta su palma.

—¡¿Qué te pasó?!— me preocupé y dejé caer el balde para correr hacia él.

—El campo quema si intentas borrar la línea y no eres el creador— se guardó la mano en el bolsillo y me señaló el balde para que borre la macana que me mandé hoy en la mañana.

—¿Sólo la mojo?— le pregunté y asintió. Caminé alrededor de la casa mojando la línea y distrayéndome con el cantar de los pajaritos, me encontré al mismo lobo de hoy en la mañana, me hizo una reverencia y desapareció entre las hierbas.

—¡Listo!— le anuncié a mis hermanos pero ya estaban detrás de mí, ambos tenían cuchillos en sus manos, hicieron el mismo proceso que yo hoy en la mañana y le agregaron un líquido que convirtió la sal roja en blanca.

—¿Puedo yo también? Quiero salir y entrar siempre que quiera—les dije.

Ambos intercambiaron miradas ,Lion asintió y limpió su cuchillo.

—Siempre y cuando nos digas a dónde vas y prometas alejarte de las manadas— me hizo prometer pero ambos sabíamos que la manada más cercana aquí es la de Logan.

—Lo prometo— estiré mi mano y cuando iba a tomar el cuchillo que Lion estaba extendiendo hacia mí el guardia saltó sobre ellos y los atacó.

Mis hermanos trataron de llegar a mí pero el guardia una vez más no se los permitió.

Suba a mi lomo, luna— me ordenó.

—¡Aléjate de nuestra hermana!— le gritaron mis hermanos y ambos cambiaron de forma convirtiéndose en dos lobos más grandes que el mismo guardia.

Luna, ahora— me ordenó.

—Ellos no me estaban haciendo daño— le dije y me metí entre medio de mis hermanos y el lobo.

—¿Lo conoces?— Lion y Loan gruñeron la pregunta.

—Él es un guardia de Logan— los informé.

Lion gruñó furioso, saltó sobre mí y se lanzó sobre el guardia. Lion era más grande, tenía más fuerza y si otro lobo no hubiera interrumpido la batalla el guardia probablemente hubiese muerto.

Luna no lo repetiré o se sube o la obligamos, el alfa no permitirá que se quede con estas personas— el hombre estaba más enojado que nunca y yo seguía en medio de ambos grupos.

—Son mis hermanos— le repetí lo mismo de hoy en la mañana.

Mis hermanos me empujaron con sus hocicos hasta prácticamente esconderme detrás de ellos y Loan le pisó la pata a Lion por cada gruñido que era expulsado de su garganta.

Están hablando— me explicó Tiara y uno de los lobos gruñó y corrió hacia el bosque dejando al otro completamente solo.

—¿Qué pasó?— les pregunté. Loan lamió mi mano y segundos más tarde el lobo volvió y dejó a mis pies un silbato.

Si algo pasa sólo chifle, estaremos del otro lado de la línea— este lobo en comparación con el otro se escuchaba más amable.

—Gracias pero no será necesario— me agaché para dárselo y él no lo aceptó.

Luna debe entender que si algo le pasa no solo usted morirá, el alfa también y la manada caerá en la desgracia, coja el silbato, cuélguelo en su cuello y ante cualquier cosa no dudes en llamarnos— metió con su boca el silbato en mi bolsillo del pantalón y ambos lobos retrocedieron, les gruñeron en advertencia a mis hermanos, me hicieron una reverencia a mí y se retiraron.

—Gracias— murmuré pero ya era tarde para que me escucharan.

Logan=

Cinco horas, cuarenta minutos y treinta segundos es lo que falta para ir a verla.

Cinco horas, cuarenta minutos, y quince segundos es la nueva hora que falta para ir a verla.

Cinco horas, treinta y nueve minutos y cincuenta y siete segundos es lo que... ¡AHÍ VOLVIÓ A CAMBIAR!

—¿Y si voy antes?—me dije a mi mismo y le di a un niño la última caja de chocolates, este me miró asustado por mi manía a hablar solo, susurró un "Gracias" y corrió a su casa probablemente a meterse bajo la cama como cierta lobita linda hizo hace años cuando Darla la asustó.

—¿A dónde?— la voz y la mano en mi hombro me tomó por sorpresa pero gracias a su tan reconocido aroma pude saber quien era prácticamente antes de girarme y tenerlo frente a frente.

—A ningún lado papá ¿Qué haces aquí?— Desde la discusión que tuvimos sobre Genna hace cuatro años atrás nuestra relación se a hecho cada vez más tensa. Mi dolor por Genna era horrible, por las noches no podía dormir más de cinco horas y gran parte de esas horas me la pasaba peleando con mi padre porque él quería que me uniera para siempre a alguien que no era Genna, que no era mi mate y que ni siquiera tenía la más mínima cosa en común conmigo ¿Pero a él qué le importa eso? Él lo único que quiere es impedir que Genna se una a mí y se convierta en mi luna, pero alguien más eligió por él y ese no fuí yo, ni nadie en la manada. La diosa fue la que elijió, ella nos unió y mi padre podrá hacer cualquier cosa por impedirlo si quiere, pero nada hará que deje ir a mi loba o que permita que nuestro lazo se corte.

—Veo que ya dejaste de buscar a la rogue— la exagerada sonrisa de felicidad que me mostró me hizo querer bajarle los dientes
—Hijo ahora que tu mente está libre de tal monstruosidad quiero que pongas a la loba Tatiana como tu luna— dejó una carpeta con toda la información de la loba sobre mi mesa.

—Ya la conozco y sí padre, dejé de buscar a mi mate porque ya la encontré— disfruté cada palabra que salió de mi boca, esperé por años esto, él debía rendirse ahora que sabe que mi loba está devuelta y que sólo tendré ojos para ella.

—¡Se suponía que no la encontrarías! ¡Ella es una rogue, jamás nadie la aceptará, Tatiana es completamente pura en comparación con ella!—gritó haciéndome reír.

¿Pura de dónde? Ella es la ex loca que me perseguía y acosaba cada que se le movía la tijera de la cabeza.

—Si es tan pura como dices no tendrás problemas en casarte con ella— le dí la espalda y recogí las envolturas que Jeins y Alec se olvidaron de recoger antes de irse.

—Logan a mí no me hables así y sabes que tu madre es mi mate, jamás la traicionaría con...

—Que descaro ¿Quieres que traicione a mi mate pero tú a la tuya no? Ojalá mamá hubiera tenido a alguien como tú para que la jodiera y tratara de impedir que su unión se lleve a cabo como haces ahora conmigo.

—¡Pues que suerte que no tuvo a alguien así, sino tú no hubieras nacido!— me gritó y gruñó al mismo tiempo.

—¡Bien entonces entiendes porque no quiero alejarme de Genna!— arrojé las envolturas a la basura.

—No voy aceptar que mi manada dependa de una asquerosa rogue—bajó la voz.

—Esta es mi manada— lo corregí —Y donde me vuelves a traer otra carpeta con pretendientes te echaré y me aseguraré de que ninguna otra manada te acepte papá, así aprenderás que cuando estás solo, deprimido y triste no necesitas a alguien que te lo recuerde y trate de suplantar el chocolate más rico por un dulce amargo porque sólo intensificarás el dolor y el odio de esa persona.

Caminé hasta la puerta y se la abrí.

—Esa niña jamás será una buena luna— gruñó y salió de mi casa.

¿En qué estaba? Miré el reloj en la pared y sonreí por dentro, mi discurso duró lo bastante para distraerme y que sólo falten cinco horas, diez minutos y veintidos segundos para ir a ver a mi razón de existir.

Caminé por la cocina algo aburrido y abrí la heladera, tomé el limón de la puerta y me lo llevé a la boca para entretenerme un rato mientras espero a que anochezca.


—Hola amor— me giré con amargura y frustración. Odio a mi padre, sólo a él podría ocurrírsele que Tatiana fuera la nueva luna.

Que se aleje ¡Nos lastimará!¡Está muy loca, mírala! ¡¿Por qué sonríe?!— juraría que si Tax tuviera el control de mi cuerpo en este momento estaríamos temblando.

—¿Qué haces aquí?—Me recargué en la barra y observé a la pequeña mujer de corta melena rojiza que me mira desde la puerta y me sonríe como una loca.

—Tu padre me dijo que me elegiste como tu luna y es mi deber como parte de tu manada acatar tus órdenes mi amor— entró a mi casa con la cabeza en alto y admirando los lujos.

—Dile a mi padre que está mal de la cabeza. La luna de la manada es mi mate, no tú, ni ninguna otra y por favor lárgate antes de que la tijera en tu cabeza se mueva y deba llamar a mis guardias para que te saquen.— ella me miró deprimida.

—Logan antes me querías— sollozó.

—Eso nunca fue cierto, eras mi amante y te lo traté de dejar claro pero al parecer el muñeco con mi cabello escondido en tu casa me demostró que no tenías intención de aceptarlo— chupé el limón.

—Era nuestro bebé ¡Tenía tu cabello!¡Tú me lo diste mientras dormías!

—¡Ya le saltó la ficha! ¡Corre, vamos por Genna ahora!— no me moví —Logan esta mujer nos matará— siguió exagerando.

—Tatiana no discutiré sobre paternidad contigo ¿Podrías irte? Tengo cosas más agrias que hacer— le señalé mi limón y subí las escaleras dejándola sola en mi sala.

—¡Luego vuelvo amor!¡Iré a hacer las compras— se escuchó el ruido de la puerta y bufé.

No está bromeando, realmente fue a hacer las malditas compras.

•     •     •  


Mi pelaje negro se camuflaba en la oscuridad y las penumbras del bosque, el pequeño bolso en mi boca colgaba y se agitaba suavemente de un lado hacia el otro mientras corría y me desplazaba ágilmente entre los obstáculos que me presentaba el bosque.

Al llegar cambié de forma, me vestí y me acerqué a los arbustos donde mis hombres estaban recostados vigilando la casa con una manta rosa cubriéndolos a cada uno.

—¿Qué hacen?— gruñí y ambos lobos saltaron del susto y escondieron las mantas bajo sus patas.

Alfa— me hicieron una reverencia y les gruñí.

—¿Por qué tienen mantas rosas y por qué no están vigilando como se debe?— los interrogué muy molesto, la vida de mi pequeña depende de estos dos inútiles.

Es que su mate es muy amable alfa y nos prestó estas mantitas— se excusaron y les gruñí.

Se suponía que ella no debía saber de su presencia por aquí, ella debía creer que es libre aunque realmente no fuera así.

Les dí la espalda, tomé algunas piedritas y las lancé a la ventana de la habitación de mi loba. Su habitación está en la planta baja y su ventana está un poco alta a casi un metro y medio del piso pero es fácil entrar a pesar de eso.

No tardó mucho en abrir la ventana, trepé con el bolso colgado a mi espalda y al verla sentada en su cama con una pijama de oso panda tuve que suspirar, nunca me hubieea imaginado que le gustaran tanto los osos como para tener un pijama de ellos pero ahora que la veo tan adorable ya sé lo que le regalaré la próxima vez que venga.

Un oso enorme para una osa hermosa— murmuró Tax.

—Hola lobita— tomé su mano como cuando era pequeña y se la besé, el rubor subió a sus mejillas y deseé tener mi teléfono celular para tomarle una foto y ponerla de protector de pantalla.

—Hola— sonrió con timidez.

—¿En qué pensabas antes de que yo llegue?— le pregunté y saqué las cajas con hamburguesas para preparar todo y oírla mientras sigo sacando los aderezos y comida del bolso.

—En ti...eh...eh...digo en...—me reí y la miré de reojo.

—Yo también pensaba en ti. Tu larga melena y tu intensa mirada no se han despegado ni por un segundo de mi mente— dejé las cosas en la cama y me senté frente a ella con la comida haciendo de barrera separadora entre ambos.

—¿Qué me pasa Logan? No puedo dejar de pensar en ti ni por un segundo—hizo puchero, se llevó una hamburguesa a la boca y gimió de lo rica que está.

—Es normal lobita, eres mi mate y me necesitas cerca de ti como yo te necesito cerca de mi— mordí mi hamburguesa y ambos observamos las estrellas por la ventana.

—Pero eres mayor que yo—se pasó la lengua por la boca para limpiarse el queso y abrió con los dientes la mayonesa, le echó a su hamburguesa y yo le eché también a la mía.

—Genna la edad sólo es un número para alguien como nosotros que no envejecen y su crecimiento se detiene al cumplir dieciocho— le expliqué y ella asintió mirando su hamburguesa.

—Logan— susurró con timidez. Se aclaró la garganta y aunque evitó mirarme pude sentir sus palabras tan cerca como si estuviera a mi lado sin estar siquiera cerca. —¿Qué debo esperar del futuro?— vi como apretó su hamburguesa y pude sentir su miedo dentro de mí.

—Lobita tú creas tu propio futuro, yo siempre estaré a tu lado pero tú tienes el timón que nos guiará— moví las hamburguesas y me senté en silencio a su lado. —Si te asusta puedes estar tranquila que yo me conformaría con pasar nuestras noches comiendo hamburguesas y mirando las estrellas— me incliné muy cerca de sus labios, cerré los parpados, inhalé de su dulzón aroma y disfruté de los tres segundos en que posé mis labios sobre su mejilla antes de volver a mi lugar y seguir comiendo.

—¿Te quedarás?— su cuerpo se veía más relajado y sus cejas no estaban fruncidas sinó estiradas con la duda de a donde iré luego de nuestra primer cena.

—No sería correcto— le di otro mordisco a mi hamburguesa y vi la enorme diferencia entre ella y yo. Mientras que ella apenas empieza a comer yo ya casi voy a empezar con la segunda.

—Por favor, anoche dormí poco y Loan hacía ruidos raros con una mujer en su habitación— contuve la risa de la gracia de sus palabras y acepté quedarme.

—Está bien pero dormirás en el piso, yo pido la cama, lobita— le dije seriamente y ella hizo una mueca y miró con tristeza su cama.

—Bueno...— murmuró dudando y me partí a carcajadas, le robé un beso a su mejilla y me seguí riendo hasta que mi panza dolió.

—Era broma cariño— se ruborizó hasta la frente y rió por lo bajo.

Nos quedamos callados por algunos minutos mientras disfrutábamos de la presencia del otro y comíamos y Tax volvió a su fase rarito.

Márcala ¿Quieres?— preguntó sonando inocente.

Tax ya hablamos de esto hace años, no lo haré— seguí observando y comiendo con mi loba.

Pero si lo haces y te dejas llevar por la música del amor en 3 meses tendremos a nuestro primer cachorrosonaba tan feliz por la idea que yo también igual de feliz le dije que no.

No le haré eso saqué dos latas de refresco y le di la suya a mi loba.

¿Y si ella quiere?¿Por qué no piensas en ella? Además se vería hermosa con pancitasonreí inconciente al imaginarme a mi lobita dentro de varios años en el futuro con nuestro cachorro en su panza, con mis brazos rodeándola y mis labios moviéndose muy cerca de su oído al susurrarle todo lo que la amo.

No le haré eso— le respondí y escuché el gruñido pero ya no volvió a molestar.

—Genna— la imagen de una familia perfecta no se iba de mi cabeza
—¿Si guías el timón hacia mí vendrías a vivir conmigo?

—No.— Quise saber el porqué pero mejor guardé silencio, sus palabras habían destruido una vez más mi corazón. Me comí el dolor junto con mi segunda hamburguesa y observé las estrellas.

Genna brilla tanto como ellas.

—Logan— tocó mi pierna y apartó su mano rápidamente.

—¿Me tienes miedo?—necesitaba saber.

—Algo—se encogió de hombros.

—Jamás te haría daño intencionalmente Genna—despeiné su cabello.

—¡Oye!—se quejó y reí, ella bostezó y dejó la mitad de su segunda hamburguesa a un lado.

—¿Tienes sueño, pequeña?— limpié la cama y dejé las sobras sobre su mueble, metí la basura en una bolsa que traje específicamente para esto y le acomodé la cama para que durmiera cómoda y sin las migas del pan entre sus sábanas.

—Un poco— se quitó las garritas de lobo que hasta ahora no había notado y se metió descalza y en pijama de oso a la cama.
—¿Te quedas?—palmeó el espacio que me hizo en su cama y dudé de si era buena idea tenerla tan cerca de mí.

—Vale pero no te muevas mucho ni me patees— en otras palabras no me hagas descontrolar con tu belleza tan cerca de mí.


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