○1.
Había quedado encantado por las orbes carmesí similares a las suyas, aún si desde que cruzaron palabras tuvo en mente traicionarlo cuando menos se lo esperara, sin embargo, a medida que el torneo avanzaba, se vió embelesado por el poder, el aura dominante del otro, olvidandose de su principal plan al inicio, distrayendose, de hecho, enfocandose en ganarse el favor del dios de la destrucción al pelear contra varios contrincantes tirandolos fuera de la arena. Parecía que todo marchaba bien, hasta que el trío del peligro enfocaron su atención en él.-
Pero a pesar de ser uno contra tres, Frost se las arregló para darles una buena pelea, orillandolos a escapar al ver que era un oponente más difícil de lo que se podía apreciar a plena vista. Fue entonces que bajo demasiado su guardia, ante las palabras y el comportamiento amigable de su contraparte, estaba tan cansado por la pelea previa que no se le cruzó en la mente que el otro había estado ahí a propósito, no para elogiarle, sino para aprovecharse de su momento de debilidad.-
Le dió la espalda cuándo dieron por terminada su charla. Ese fue un error por parte del pirata. Lo tomó desprevenido llamandole la atención con querer decirle un consejo que olvidó mencionar durante la ardua batalla. Entonces, en un rápido movimiento que Frost no pudo prever, lo sujeto con firmeza del cuello ahorcandolo, haciéndolo dar una arcada por el impacto. Freezer se acercó a su oído, con una expresión siniestra al fin mostrando sus intenciones, susurrandole simplemente: "No confíes en nadie". Acto seguido, el tirano lo tiro fuera de la arena con brusquedad, eliminandolo de manera tan repentina que incluso el felino le preguntó totalente confundido al azulado qué rayos había pasado.-
Frost, saliendo del impacto, recuperando el aliento perdido, se sujeto el cuello sobandose esa zona mientras le daba una mirada a la arena, encontrandose con que el tirano ni siquiera se dignó a verlo por más tiempo, ya le estaba dando la espalda a las gradas dando a entender que nunca lo tomó en serio. Que forma más humillante, insípida para el pirata de ser eliminado. Se sentó en la grada, explicandole cortante al felino qué pasó para que cerrase la boca, ya no estar escuchando su chillona voz.-
Una hora después, el torneo había concluido. Agradecidos con el universo ganador, siendo los integrantes del universo 7 quiénes los trajeron a todos de vuelta, se podía sentir en el ambiente del templo del dios destructor la felicidad de que sus existencias fueran restauradas. Exceptuando a uno de ellos, puesto que sabía que no se merecía el favor del dios para que lo exoneraran de sus crímenes, había fallado, ni siquiera pudo vengarse del maldito de Vegeta cuando tuvo la oportunidad.-
No iba a negar que sintió cierto alivio, pero fue tan efímero que no lo pudo disfrutar. Se recargó en uno de los pilares, frustrado se fue deslizando en el material hasta que quedó sentado en el suelo, desviando la mirada de los que celebraban, se cubrió el rostro con ambas manos suprimiendo un grito de coraje. Simplemente no podía estar contento de que los trajesen de vuelta, sabiendo su destino que era volver a las calles, huyendo de la ley, sin poder dormir o comer, estando alerta por el resto de su misera existencia, quizás hubiera preferido que lo eliminasen otra vez.-
Se sentía miserable, tan diminuto incapaz de levantarse de ahí para retirarse por cuenta propia evitandose así más problemas. Pero no tenía fuerzas para nada. "¿Realmente debería sentirme aliviado por haber regresado?". Levanto la cabeza para observar a los demás que no tenían el amargo sabor de la derrota o humillación. "Todos me superan en fuerza... ". Miro sus propias manos cerrandolas en puños abriendolas luego repitiendo esa acción unas cuántas veces cómo si de ese modo midiera su propio poder. "Patético".-
Se quedó en su sitio, ajeno a todos, esperando volver a desaparecer, aún si la abrumadora, fría sensación se repetía, no le importaba, no tenía a dónde ir, estaba desamparado, tendría que volver otra vez a las calles a escapar de las Patrulla Intergaláctica, reanudar nuevamente esa incansable angustia. ¿De verdad valía la pena vivir?. Ese estilo de supervivencia le ayudo un poco en el torneo, pero no fue suficiente. Él no se sentía suficiente. Solo temía por lo que ocurriría en el futuro, se sentía perdido. Ya no le quedaba nada.-
Movió ligeramente la cabeza para entrever entre los dedos de sus manos a quién se había acercado a él, reconociendo las botas oscuras del asesino que no era parte del prematuro festejo entre los demás integrantes. El pirata suspiro presionando las palmas contra su cara antes de descubrirse para ver con desgana directamente al de tez morada, pronunciando en voz baja un tosco "¿qué quieres?".-
Se quedó pasmado con lo que le dijo el otro, la bulla del fondo se opaco por completo para los oídos del pirata, centrando toda su atención en Hit que al ver la clara confusión de Frost, volvió a repetirle con voz monótona lo que le ofreció. Pero no duro mucho el silencio entre ambas partes, puesto que, al ya haber terminado de festejar, las miradas de todos se clavaron en él. Las orbes obsidiana del joven Saiyajin, observando con determinación al pirata, con una promesa sin decir, en el aire la tensión se incremento al momento que el azabache mostró obvias señales de cumplir su deber en entregarlo a la justicia ahora que el asunto de vida o muerte concluyó. Era bastante claro que el dios no iba a meterse, Frost había fallado a su trato.-
Tragó en seco, apretando los puños, moviendo de un lado a otro la punta de su grisácea cola, tensando los músculos por instinto listo para huir... Pero ¿adónde podría huir? Estaba atrapado en el planeta del dios destructor. Sin naves, sin más planetas cercanos alrededor que sirvieran de vía de escape, sin conocimiento del terreno actual. No había escapatoria.-
Pero nuevamente el asesino llamo su atención, paró de analizar sus inexistentes vías de escape, sus orbes carmesí cayendo directamente en la mano que se le estaba siendo extendida. "No confies en nadie". Resonó otra vez la maldita frase en su mente, la paranoia, la incertidumbre acumulandose en su pecho. ¿Sería el asesino alguien de confianza?. ¿Qué tenía que perder? Nada realmente. Y el de tez morada no era alguien que se tome el tiempo para torturar, su naturaleza no era sádica. Si quisiera hacerle daño, aniquilarlo, ese sería el instante idóneo.-
Hesitante al principio pero luego con rapidez al ver al menor acercarse, levantó la mano hacía la contraria, tomandola firmemente, aferrandose cómo si fuese su ultima oportunidad de vivir, su única vía de escape. Su último intento de encontrar una razón para continuar. Y una sensación de calidez, de alivio le lleno al sentir cómo Hit le sujetaba del mismo modo, transmitiendole seguridad. Diciendole con ese simple gesto que no lo soltaría, no lo dejaría caer en la oscuridad otra vez. Negándose a abandonarlo.-
El tiempo se detuvo, una sensación de entumecimiento embargo el cuerpo entero del pirata para lo que pareció una eternidad. Al regresar a la normalidad, ya no se encontraban en el salón del Palacio del felino, seguían en el planeta pero lejos del Saiyajin que se tardó en procesar que el asesino utilizó su salto en el tiempo llevandose consigo al criminal. Para suerte de ambos, el cubo de menor tamaño que la ángel había creado para el asesino seguía en su sitio en la zona verde del astro. Sin más, sin siquiera pensarlo dos veces, Hit se adentró en el medio de transporte que ahora era de su pertenencia, sin soltarle la mano al Changlong en el proceso.-
Solo le soltó finalmente cuando puso en marcha el cubo, tal como le enseño Vados antes de entregárselo cuando le pidió buscar al pirata para lo del dichoso torneo. Escucharon el grito del pequeño Kyabe diciendole que no accionara el extraño vehículo. Frost solo miró por sobre su hombro al joven Saiyajin, dedicandole una mirada con tal frialdad que hizo flaquear inevitablemente al otro, era la primera vez que el pirata lo miró de tal manera, luego sonriendole levemente antes de volver su vista al frente hacia el asesino, en menos de dos segundos desaparecieron del sitio sin que pudieran seguirles el rastro.-
Kyabe no se preocupó, pensando en que Hit iba a dejar a Frost en alguno de los planetas dónde ya le habían logrado localizar. Al pasar los días, semanas, meses, notó cuán equivocado estaba. No había rastro alguno del pirata, como si el universo mismo se lo hubiese tragado o si hubiese decidido eliminar su existencia nuevamente. ¿Cómo era posible?. La única explicación es que estaba bajo la protección del legendario asesino, nunca nadie podría dar con él, aún si le quisiera pedir ayuda a las deidades para saber su paradero, se hubiesen negado rotundamente en desperdiciar tiempo en buscar a un simple criminal. Pero aunque no lo dijera, en realidad el dios destructor, siendo más flexible que su hermano gemelo, tal cómo relucia el Universo 6 por ser más benevolente en ciertos aspectos, no contribuyó a la búsqueda porque quierase o no, si tomó en consideración el aporte que hizo el pirata en el torneo, al menos le otorgó su favor en algo tan minimo que podía ocultarse con una excusa tan sencilla que no se podía contrariar por los mortales.-
Mientras tanto el susodicho, el criminal más buscado por la ley, se encontraba en un planeta al borde del universo, compartiendo morada con el asesino que le salvó prácticamente de estar encerrado en una celda el resto de su vida. Esto era injusto para quiénes sufrieron por culpa del azulado, pero eso a Hit no le importaba, era obviamente indiferente a las legalidades, a él solo le importaba mantener a salvo a su compañero, como él lo llamaba, no llegando a usar el termino "amigos", aún si al pasar el tiempo claramente se convirtieron en eso.-
Frost se tardó en acostumbrarse en realidad a volver estar tranquilo en un solo sitio. De vez en cuando se despertaba de golpe ante cualquier sonido, saltando fuera de la cama buscando dónde esconderse. Fue difícil, la paranoia no se le iba a quitar de la noche a la mañana, pero, extrañamente reconfortante, la cuarta vez que le ocurrió eso, Hit se encontraba en la habitación con su típica pose de manos metidas en los bolsillos, los ojos cerrados hasta que lo vió levantarse hiperventilado.-
El pirata poco a poco fue regulando la respiración, sintiéndose avergonzado por su comportamiento, bajó la cola porque la habia erguido, listo para insertarle la aguja a quién estuviera cerca, pero en realidad no portaba nada en ella, era un reflejo defensivo a pesar de no portar el veneno, seguía haciéndolo. Sin embargo, el asesino en vez de recriminarle eso, solo se mantuvo en silencio antes de tomar palabra diciéndole que estaba bien en reaccionar así, más no la manera, se refería a lo errático e impulsivo.-
Como fuese, Hit tomó la silla que estaba ahí, sentándose mientras cruzaba una pierna sobre otra, cruzandose de brazos también mientras volvía a cerrar los ojos, diciendole al otro que volviese a dormir, que él se iba a quedar ahí haciendole compañía. Frost, aún más confundido, apenado, sintiéndose cómo un niño pequeño, gruñó por lo bajo sin replicar nada porque muy en el fondo este gesto tan inusual de alguien tan frívolo externamente, le parecía gratificante. El asesino pronto tomó nota mental que el pirata dormía mejor cuando estaba él ahí presente. Así que esto terminó volviendose costumbre por los siguientes meses.-
El pirata se preguntaba por qué el otro se tomaba las molestias incluso de ayudarlo a dejar atras este aspecto. La única respuesta que obtenía del asesino siempre era un "porque eso hacen los compañeros". Por dios que el mayor era tan foráneo con las relaciones amistosas que no podía llamarlo "amigo" tal cual, pero de todas formas al pirata no le molestaba, de hecho le hacia gracia, era uno de las cosas únicas que conformaban al asesino quién poco a poco fue ganandose su confianza al punto que ya no necesito preocuparse de los ruidos cuando dormía.-
Poco a poco se fue ganando su cariño sin poder evitarlo, ante tales gestos, el pirata no tuvo otra alternativa que formar un lazo afectivo por primera vez en su vida con otro ser. Hit se volvió alguien importante para Frost y viceversa.-
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