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Capítulo 25

Nota: Leer las aclaraciones del primer capítulo.

CAPÍTULO 25

El dolor en su costado lo mantenía inmóvil, la primera vez que separó sus párpados su vista se deslizó hacia el lado derecho encontrándose con la visión borrosa de una silueta cerca suyo.

La segunda vez se topó con la visión de la puerta cerrada, su cabeza lo hacía mantenerse en un limbo extraño en el que su propio cuerpo era demasiado pesado como para hacer el intento de moverse.

Las voces se encargaron de despertarlo la tercera vez, su cuerpo se estaba moviendo ligeramente de lado a lado, su cabeza reposaba sobre algo firme, pero no lo suficiente como para molestarle. Esta vez su visión chocó con un techo oscuro, no comprendía con precisión qué decían las voces a su alrededor, hablaban al unísono, pero su sentido de audición seguía fallando.

Ni siquiera podía recordar qué había sucedido, memorias rotas fueron las que recorrieron su mente de forma rápida, un dolor punzante instalándose en su cabeza de forma inmediata. La necesidad de liberar su garganta apareció, sus cuerdas vocales rugieron dejando expresar parte del dolor que se mantenía fresco en su cuerpo.

El pitido en sus canales auditivos le impidieron escuchar su propio rugido.

— Vas a estar bien.

La frase retumbó en su mente, no podía asegurar si provenía de su inconsciente o realmente pertenecía a alguien a su alrededor.

No importaba, cada que trataba de pensar en algo, el dolor regresaba con más fuerza.

— ¿Estará bien? — alguien susurró a su costado.

— Debería sanar más rápido.

— Ellos son astutos, no le harían una herida que se curará con rapidez, ellos debieron hacer algo más.

La conversación se filtró en sus canales auditivos, el pitido ya no estaba y la sensación de mareo había disminuido drásticamente.

— Papá.

Separando sus párpados los sintió ligeros esta vez, había algo a su lado que se removía cada cierto tiempo, el calor filtrándose por su costado izquierdo.

— Papá.

Una vez más la palabra fue pronunciada en voz alta, su mirada tratando de enfocar lo que tenía al frente, el techo ya no era oscuro sino un color más vibrante a la vista.

El movimiento a su costado lo alertó, girando el rostro dejó apoyar la mitad de este sobre la almohada suave donde reposaba su cabeza, su flequillo se encargó de tapar cierta cantidad de su visión.

El cachorro estaba allí sentado cerca a la almohada, sus piernas estiradas y su cuerpo recostado contra el muro.

— Papá — balbuceó alegremente al toparse con su mirada.

El pequeño se movió hacia adelante estirando sus brazos dejando que sus pequeñas manos cayesen de forma suave contra el rostro de su padre.

Jeon tragó saliva, la acción incluso tomó parte de su energía en esos momentos, pero el alivio que recorrió su cuerpo al percatarse de que el cachorro a simple vista estaba sano fue suficiente para sentirse en calma.

La angustia que había estado viviendo antes de perder el conocimiento lo había hecho sentir miserable al no poder estar allí cerca para protegerle.

— Cachorro.

Jesús, su garganta se sintió en el mismo infierno con solo pronunciar esa palabra, su boca estaba seca y podía sentir sus labios quebrados.

Lo comprobó al sentir el sabor característico de hierro de la sangre deslizarse de sus labios agrietados.

Baek se deslizó de su lugar hacia el torso del mayor, allí tomó asiento sobre su padre mientras lo observaba desde arriba, él parecía estar cansado.

— Estás algo pesado cachorro — una queja abandonó su boca al sentir el escozor de la herida en el lado derecho.

A diferencia del principio, solo era eso, el escozor. Ya no había sangre brotando de la herida, no había dolor punzante en su costado.

Su mente continuaba vagando entre las cortas memorias que tenía luego del ataque, pero tener al pequeño allí consigo indicaba que de alguna u otra forma había terminado en la cabaña. Solo que el aroma que había cerca de allí no era forestal.

Las manos de Jeon se deslizaron hacia la cintura de Baek sosteniéndole mientras se levantaba lo suficiente como para quedar sentado sobre la cama, no reconoció la habitación donde se hallaba, el pequeño se apoyó contra el torso de su padre justo como la última vez que se vieron.

Los dedos del mayor lo sostuvieron contra su cuerpo.

— ¿Qué demonios es este lugar? — murmuró para sí mismo.

Si bien sus sentidos no habían regresado completamente, él podía escuchar bastante ruido afuera, de hecho concluyó rápidamente que se hallaba cerca de la ciudad en algún punto.

Pero él no conocía un lugar seguro dónde ocultarse en la ciudad, y dudaba realmente que el humano hubiese sido capaz de arrastrarle tan lejos.

Un aroma familiar lo hizo ponerse alerta, Baek balbuceó por lo bajo contra su camiseta, él parecía estar feliz allí ignorando su alrededor.

Pasos apresurados se escucharon en su dirección, Jeon se mantuvo tranquilamente sentado allí procurando que Baek lo estuviese también, la puerta fue abierta tan fuerte que golpeó el muro aledaño, el ruido se encalló en los oídos de Jeon quien formó una mueca.

Un surco formándose en su frente debido al fuerte sonido.

— Despertaste.

Su padre estaba allí de pie con una expresión de alivio que fue bastante notoria, Baek enroscó sus dedos contra la camiseta de su padre mientras emitía una risa suave que resonó en la habitación.

— Padre — habló Jeon enfocando su vista en el hombre.

— Tranquilo, habrá tiempo para ponerse al tanto, iré por el médico, solo no te sobre esfuerces, las cosas están bien por ahora.

El hombre abandonó la habitación con prisa, Jeon dirigió la vista hacia su hijo al sentir las pequeñas manos posarse sobre sus pectorales.

— No vas a obtener nada de ello — se apresuró en decir retirando las pequeñas manos para sostenerlas entre las suyas.

La diferencia de tamaño era sorprendente, tal vez al menos unas cinco o seis veces, las pequeñas palmas de Baek estaban rebotando contra las contrarias en un pequeño juego que los mantuvo entretenido a ambos hasta que su padre regresó con alguien más.

— Jefe.

— Jin — la vista de Jungkook recayó en el médico quien tenía una mirada culpable en el rostro.

No podía culparle del todo por lo sucedido, incluso Jin ayudó cuando la situación lo requería y la prueba de ello eran las vendas alrededor de la mitad en su brazo izquierdo. Perdió la mitad del brazo intentando ayudarle a sobrevivir cuando la manada los atacó.

— Es algo difícil acostumbrarse al principio — movió el brazo herido — pero una vez que lo entiendes, las cosas se hacen menos difíciles de lidiar.

— Sigo lamentando no haber podido llegar a tiempo Jin, eres un buen hombre — habló el padre de Jungkook a su costado.

Jungkook los observó a ambos, gracias a ellos dos estaba vivo con el cachorro cerca.

¿Y el humano? Él no podía olfatearlo cerca.

Tal vez debió dar algún indicio de buscar algo porque Jin trabó su vista en él.

— El humano también fue herido — comentó consiguiendo rápidamente la vista del alfa.

¿Herido?

¿En qué momento? Él estuvo inconsciente, no pudo ser de ayuda si ellos estuvieron en otro ataque.

Aquello lo hizo enojar, la molestia rasgando desde el interior hacia su torso casi de manera palpable.

— Él va a estar bien — comentó su padre — las heridas fueron tratadas a tiempo.

Su padre echó un vistazo rápido hacia el médico quien le devolvió la mirada.

Había complicidad allí, pero no tenía idea de qué se trataba.

— Están ocultándome algo — Jungkook enfatizó en el verbo al pronunciarlo.

— No es como si pensáramos ocultarlo hijo — habló su padre, la expresión en su rostro lo hizo volverse cauteloso.

— Jefe, cuando estuvo inconsciente recibimos otro ataque.

Como lo supuso.

— Logramos escapar, pero todos resultamos heridos de alguna u otra forma.

Jungkook observó a su padre, no se había percatado de una venda que se enroscaba en el cuello de este y desaparecía bajo la camiseta que estaba usando.

— Y cuando digo todos, me refiero a todos — enfatizó Jin nuevamente.

Mierda.

Algo se hizo añicos en su interior.

Su vista se bajó rápidamente hacia Baek quien se mantenía allí en silencio, por la forma perezosa en que estaba observándole indicaba que el pequeño tenía sueño. Sus dedos rápidamente escanearon el cuerpo del cachorro.

— Nosotros realmente intentamos defendernos — habló Jin al verlo revisar al pequeño.

Una venda fue lo que sintió Jeon bajo la tela del pantalón corto que tenía puesto Baek, sin pensarlo dos veces hizo que el pequeño se pusiera de pie para poder desabrocharle la pieza de ropa y bajársela encontrándose con una venda envuelta en su pierna izquierda.

Una exhalación temblorosa abandonó su boca.

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