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Capítulo 15

Nota: Leer las aclaraciones del primer capítulo.


CAPÍTULO 15

La sensación de intranquilidad llenó su cuerpo de inmediato, la idea de que ambos hayan sido atrapados durante el camino al cobertizo era algo que irremediablemente no podía descartar. Chasqueando la lengua contra la apertura de sus dientes apresuró el paso siendo consciente de que su propia necesidad de verlos con vida parecía contrariar a sus pensamientos primarios.

Esa voz que se repetía en su cabeza y que sabía que pertenecía a su padre era demasiado molesta en este tipo de situación donde intentaba hacerle contrariar a lo que pensaba por sí mismo.

Reconociendo que faltaba poco para entrar en el perímetro más cercano del cobertizo se percató de que no podía distinguir el aroma de ninguno de ellos.

Detuvo su marcha de forma abrupta logrando deslizarse sobre las hojas húmedas y parte de la tierra fresca bajo su cuerpo.

¿Por qué no podía olfatearlos?

Elevando el rostro se concentró, pudo percibir cada aroma proveniente del bosque, pero no encontró un aroma más que el suyo mismo.

Eso era. Su propio aroma.

Sus párpados se abrieron un poco más que de costumbre al recordar la marca de aroma que implantó en el hombre para que no pudiera ser olfateado. Maldita sea, tal vez debió haber exagerado con la marca porque su propio aroma era incluso fuerte para sí mismo.

A juzgar por la forma en la que el humano protegía al cachorro debió suponer que su propio hijo debía despedir su aroma por igual a través de los abrazos del humano.

No le tomó más de dos minutos caminar de forma más tranquila hasta visualizar el cobertizo a un par de metros, ladeando la cabeza hacia el costado izquierdo percibió el sonido de los latidos del humano y del cachorro por igual.

Ambos estaban asustados, no podía culparlos después de todo lo que había ocurrido.

Por ello cuando se posicionó bajo el umbral de la puerta y el humano lo observó desde abajo pudo soltar un rápido suspiro de alivio al verle igual que cuando abandonó la cabaña.

— Por lo menos tienes orientación — soltó de la nada el alfa.

Jimin lo observó con una mala expresión en su rostro, no pudo ocultar los rasgos del miedo llenando su cuerpo entero, Baek estaba sobre los muslos del humano.

Juzgando por la posición del cachorro parecía que este llevaba poco de haber sido alimentado.

— Levántate, hay que regresar, este lugar es incluso más peligroso que la cabaña misma en sí.

— ¿Por qué ir a un lugar donde solo habrá un peligro constante para mi hijo? — cuestionó de mala manera.

El hombre de pie le echó un vistazo rápido al cachorro antes de enfocar su vista en el humano quien parecía renuente a acatar su orden.

— Porque yo estoy allí para protegerlo — habló en referencia al cachorro.

— Mientras yo solo debo esperar a que te canses de mí y ya no te sea útil para asesinarme después, ¿No es así?

El azabache deslizó la mirada del humano hacia el interior del cobertizo. El silencio fue la mejor respuesta en esos momentos.

— Esto es una total mierda — pudo reconocer la impotencia en la voz del más bajo.

— No depende de mí — fue la respuesta floja que pudo darle dado la situación.

— ¿Y de quién depende entonces? — la impotencia comenzando a combinarse con algo más — ¿Debo esperar a que cualquier otro como tú aparezca y quiera arrancarme la garganta? ¿Es eso? ¿Es lo que me depara el futuro si regreso a la cabaña?

Jungkook decidió solo no responder.

— ¡Responde maldita sea! ¡No seas solo un maldito hijo de puta! ¡Solo di la jodida verdad de mierda! ¡Solo di que voy a morir por tú culpa!

La cabeza del alfa se giró de forma brusca encarándolo, inhalando de forma sonora se percató de la expresión cubriendo el rostro del humano, había ira allí junto con miedo. Y sabía por qué tan de repente sentía miedo, sabía que el humano estaba observando de forma directa sus ojos tornarse color carmín amenazándolo de forma directa, pero silenciosa.

Era aterrador.

Lo era, la sensación de ira llenando su cuerpo entero, de querer tomar el cuerpo del humano y zarandearlo mientras le gritaba hasta saciarse y quitarse esa incomodidad en su pecho que se formó desde el día en que decidió no asesinarle.

— Me iré a la cabaña junto con el cachorro, con o sin ti — amenazó de forma brusca.

Sus fosas nasales aletearon al ver al humano enroscar sus brazos contra Baek quien permanecía observando la situación sin ser consciente del ambiente tenso que se había formado.

— Tú no puedes — interrumpió al humano.

— Ha quedado más que claro que puedo hacer lo que digo, no me tientes, no me provoques, eso es una muy mala idea — advirtió en tono bajo, pero su voz sonó incluso más grave y profunda.

— Nada me asegura de que mantendrás a mi hijo con vida incluso si yo muero.

Eso era cierto, el hecho de que rondaba la enorme posibilidad de que simplemente todo se fuese al demonio gracias a su padre y el resto de la manada.

— Solo hay una forma de averiguarlo — comentó deslizando la vista hacia el cachorro.

— No te daré a mi hijo.

— Estoy bastante seguro de que ya pasamos por esto y pudiste comprobar que me quedaré con él así no lo quieras y trates de impedirlo.

— Eres un maldito — escupió sus palabras de forma desagradable y tosca.

— Este maldito te salvó el pellejo hasta hace poco, ¿Ya lo olvidaste?

— No lo hiciste por mí, yo solo fui el agregado porque que no tenías con quién más dejar a Baek.

Jungkook estaba realmente perdiendo la paciencia a esas alturas, sin siquiera dejar al humano reaccionar se abalanzó contra él para tomarlo y levantarlo del suelo.

— Enrosca tus piernas en mi cadera — ordenó, sus brazos sosteniéndolo lo suficiente como para que Jimin notase la altura en la que se hallaba.

— No voy a... — nuevamente fue interrumpido.

— Enrosca tus malditas piernas, no te estoy pidiendo permiso — su voz sonando en forma de orden.

Jimin chasqueó la lengua contra sus dientes y moviendo sus piernas las encajó a la altura de las caderas del hombre.

— ¿Ves? No fue tan jodidamente malo — un deje de burla notorio en sus palabras.

— Y una mierda — se quejó Jimin acomodando a Baek entre ambos cuerpos.

Jungkook deslizó sus manos hacia los glúteos del chico para sostenerlo con firmeza contra su cuerpo, para él el humano no era pesado.

— Estoy bastante seguro de que no es necesario que pongas tus jodidas manos sobre mí de esa forma — una queja más.

El alfa inhaló de forma brusca, una agria expresión formándose en su rostro.

— Mira lo que me importa tus palabras — se burló de forma más abierta comenzando a caminar fuera del cobertizo.

A Jimin se le hizo divertido ver cómo el enorme cuerpo debía agacharse un poco para salir del cobertizo.

Pero no le hacía nada de gracia sentir aquellas enormes manos sobre sus glúteos, podía apostar a que perfectamente cada glúteo podía ser cubierto de forma individual por una de esas grandes manos.

La idea fue particularmente sorpresiva en su mente.

Jimin apoyó sus manos sobre los hombros contrarios tratando de sostenerse de allí de forma disimulada sin llegar a enroscar de forma verdadera sus dedos. Baek parecía estar cómodo en aquella posición, su cuerpo recostado contra el torso del alfa y parte del de su padre humano.

A Jimin le estaba asustando la forma en que su hijo comenzaba a sentirse a gusto con el hombre, temía que pudiera serle arrebatado de forma más rápida y él no pudiese hacer nada para evitarlo.

Porque era consciente de que no había forma de luchar contra el contrario, se sentía impotente y pensaba que toda aquella situación era demasiado injusta.

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