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CAPÍTULO 08

Nota: Por favor, recordar leer las aclaraciones que están publicadas en el inicio del primer capítulo.

CAPÍTULO 08

Debía ser una broma.

Pero la expresión amarga en el rostro del hombre le hizo saber que no estaba bromeando y ni siquiera parecía tener algún sentido del humor.

Jimin estaba congelado allí mismo, los latidos apresurados de su corazón, la presión alrededor de su torso cuando el oxígeno parecía no ser suficiente para sus pulmones. No tenía sentido alguno, claramente el aterrador hombre debía estar mintiendo.

¿Cómo aquello podría ser posible?

— Eso es mentira — acotó a decir en voz baja con aquella expresión estupefacta en su rostro.

— Mentira — repitió con voz gruesa el hombre, una risa que le provocó escalofríos en todo su cuerpo.

El desconocido se levantó en la totalidad de su altura, la impresión de ser más grande que antes.

— ¿Por qué bromearía con algo así?

Tragando saliva Jimin se levantó a pesar de sentirse intimidado.

— No es tu hijo, es mío y me importa una mierda lo que quieran, solo quiero a mi hijo de vuelta — Jimin no pensaba perder a su hijo, él tenía planeado luchar por él.

De nuevo había una risa escalofriante escapando de la garganta de aquel hombre, su mirada oscura, su mandíbula floja que se tensó al momento en que dejó de reír.

Maldita sea, no tenía forma alguna de derrumbar a alguien de su tamaño, las probabilidades agotándose al estar encarcelado.

¿Cómo podría escapar de allí? Todas las opciones eran limitadas con una muerte segura como resultado.

— Eres valiente y estúpido, humano.

Ese era otro asunto, ¿Por qué le llamaba humano una y otra vez?

Jimin tuvo miedo imaginar la respuesta a esa pregunta.

— Quiero a mi hijo de vuelta.

— Y yo quiero que desaparezcas de una vez por todas para encargarme del pequeño.

— ¡No puedes hacer eso! ¡Es mi hijo!

— ¡Y el mío también!

Esto era absurdo. Jimin retrocedió dos pasos al momento en que el hombre recostó sus brazos cruzados contra las barras de la celda.

— Ni siquiera debiste sobrevivir en primer lugar, pero las cosas sucedieron de esa manera y ahora debo encargarme de ello.

— Vas a asesinar a mi bebé — la visión de Jimin se tornó borrosa cuando las lágrimas aparecieron con prisa.

El hombre separó sus labios un par de segundos antes de responder.

— No soy asesino — soltó después de un tiempo — pero si te entrometes en mi camino, no tendré más remedio que llevarte al borde de la muerte pequeño humano.

La situación comenzaba a ser demasiado sofocante para ambos, la calma había acabado.

— ¡No sabes lo que tuve que pasar para sobrevivir!, ¡No sabes lo que es tener un hijo que es diferente a los demás! ¡Es mi hijo, y sin importar qué sea va a seguir siendo mi hijo y lo seguiré protegiendo de ti o de quienes aparezcan!

Realmente absurdo.

— No me interesa en lo absoluto — debería ser así — tan solo debería sacarte de aquí y tirarte lejos, es lo más práctico y fácil de hacer en estos momentos.

— ¡No puedes! — gritó Jimin asustado.

Él no abandonaría a su hijo.

— Y realmente no puedes — el hombre giró parte de su cuerpo hacia un costado, había una voz proviniendo de allí — tenemos que lidiar con un asunto más importante ahora — le llamó Jin.

Jimin solo pudo gritar al ver a ambos hombres alejarse de la celda. La desesperación llenando su cuerpo, el miedo, la frustración al sentirse impotente por no poder hacer algo con respecto a la libertad suya y de su hijo.

Jin caminó de regresó a la casa del alfa para mostrarle la situación que estaba ocurriendo.

— El pequeño no quiere comer — cruzó los brazos a la altura de su pecho — no importa qué tanto le insista, simplemente no bebe la leche — señaló varios biberones llenos a un costado de la cuna.

— ¿Bromeas no? — la expresión en el rostro del alfa era de total y completamente fastidio.

— Tal vez no sabes mucho sobre bebés, pero ellos no pueden pasar más de dos días sin comer o morirán, no importa si son híbridos o no.

— No es... — fue interrumpido por Jin.

— Él es un híbrido quieras o no aceptarlo, si no conseguimos que el bebé coma va a morir en las próximas horas, recuerda que la última vez que comió fue en la camioneta y de eso ya ha transcurrido más de un día.

Eso si era un gran problema por resolver.

— De seguro la leche que le estás dando no le gusta.

— Intenté al menos con seis fórmulas diferentes y a menos que los envíos demoren una hora o menos, no podemos esperar a conseguir más marcas en tan poco tiempo.

— ¿Y qué sugieres? — cuestionó Jungkook, su vista desviándose hacia el pequeño quien yacía sentado en la cuna, su rostro estaba hinchado producto de tanto llorar y sus ojos se mantenían acuosos.

— Pa — aquella sílaba distrajo a los hombres a su alrededor.

Baek llamaba así a Jimin cuando no lo veía.

Era simplemente desgarrador.

— Jungkook, realmente tenemos que hacer que el bebé coma, o todo esto se irá a la borda.

Jungkook desvió la vista de Jin hacia el bebé, un surco apareciendo en su frente.

— Estás pensando en llevarlo con el humano — no era una pregunta, era una afirmación.

Jin bajó la vista, sabía perfectamente que aquello implicaba que alguien debía vigilar al humano y al bebé de forma constante, sin mencionar que si no conseguían una forma diferente de que el pequeño comiera ellos debían mantener cerca al humano por esa misma razón.

— Tiene que haber otra solución.

— El tiempo que nos lleve buscar una nueva solución podría ser demasiado largo, ese tiempo matará a tu hijo.

Hijo. No estaba acostumbrado.

Jungkook envió su mano derecha contra su rostro en un claro signo de frustración, todo esto no debía haber ocurrido en primer lugar, de no haber sido por el error del médico no estaría pensando en alguna forma de mantener con vida al pequeño.

— Tú quédate aquí por si alguien del pueblo viene — señaló el suelo de su casa.

Jin suspiró con fuerza, debía obedecerle, Jungkook era el alfa de la manada después de todo.

Acercándose a la cuna sin cuidado alguno estiró los brazos para pasar sus manos bajo los brazos del pequeño y alzarle hasta apoyarlo contra su torso.

Baek continuó sollozando en voz baja.

El alfa se encaminó de vuelta hacia la celda donde yacía el humano, quedaba lejos de su propia casa por obvias razones, el pueblo no debía enterarse del humano y mucho menos del cachorro entre sus brazos.

El sonido constante contra su torso lo estaba alterando, Baek mantenía sus pequeños puños contra la camiseta oscura del azabache. Pudo percibir el momento justo en el que Baek dejó de llorar para tratar de zafarse de sus brazos e intentar moverse por sí mismo.

Había percibido el aroma de Jimin.

Aunque eso explicaba el por qué el pequeño no había llorado al alzarle, en su cuerpo estaba fresco el aroma de Jimin cuando tuvo que llevarle hasta la celda.

— Pa — de nuevo aquella sílaba siendo pronunciada ahora en voz alta.

El pequeño había calmado su llanto, pero en cuanto aparecieron en la línea de visión del humano Baek comenzó a llorar de nuevo moviéndose de forma brusca entre los brazos del azabache.

— ¡Baek! — alzó la voz al verle.

El azabache se acercó lo suficiente hacia los barrotes de la celda como para que Jimin intentara alcanzarlo a través de estos.

— Escucha con atención — advirtió el hombre — la única razón de traerlo hasta aquí es porque no ha querido beber leche y no puedo arriesgarme a que eso continue.

Jimin solo estaba concentrado en intentar tomar a su bebé de los brazos del desconocido.

— Retrocede — ordenó.

El humano por inercia se retiró de la puerta encadenada, sabía que intentar escapar en esos momentos no funcionaría ya que su hijo estaba en brazos de aquel hombre.

Permitió que este ingresara a la celda, en cuanto sus dedos tocaron el pequeño cuerpo lo abrazó con fuerza contra su torso, aquella necesidad de hacerle saber que estaba allí y que lo sacaría de ese lugar llenaba el ambiente.

Baek continuó sollozando con fuerza aferrado al cuerpo de su padre.

Jimin debía buscar la forma de sacarle de allí. 

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