ᴘᴜᴛ ᴍᴇ ɪɴ ᴀ ᴍᴏᴠɪᴇ.
Día 7: Au Famosos.
✹Abuso de menores✹
Desde niño siempre fue elogiado por su belleza, cualquier persona que lo viera no apartaría la vista de aquellos orbes ámbar, tan grandes, relucientes como un diamante, con un cabello corto pero sedoso y liso, su lunar llamativo era muy atractivo que captaba bastantes miradas.
Su madre siempre lo premiaba con dulces cada vez que la obedecía, haciendo pequeños "trabajos" que era importante para ella, como sonreír para ser fotografiado, usar cierta marca de ropa para niños pequeños y especialmente el tener que acercarse adultos que no respetaban su espacio personal. Recibir obsequios de su madre le gustaba, pero recibirlo de otras personas lo hacía sentir un poco incómodo, se sentía como si tuviera que devolver algún favor. En cambio, su padre era el más feliz, aquel hombre había logrado que Kazutora participar en un show de comedia como uno de los personajes principales.
A la edad de ocho años estaba en un escenario, con luces fuertes que alumbraban a él, podía sentir la mirada de todos observándolo y sobre todo la cámara que solo lo enfocaba, no era un gran actor para su corta edad, pero eso no importaba, las personas estaban más maravilladas por aquel dulce niño que cometía acciones torpes. Cuando la cámara se apagaba, todos los trabajadores lo felicitaban por su trabajo, Kazutora no hacía nada más que reír porque se sentía querido, fue acostumbrándose a las caricias en su cabeza que desordenaban su cabello, después de todo su madre le dijo que debía de ser amable. Pero realmente odiaba que lo tocaran.
El show aumentaba su fama, poco a poco comenzaban a llegar regalos y trabajos, lo llamaban para modelar y hacer cortos comerciales, el dinero que ganaba lo controlaba su madre y su padre se encargaba de los trabajos que realizaría en futuro, toda su niñez la paso entre las cámaras. Al comienzo fue divertido, ser el centro de atención, el recibir regalos, dulces y muchos juguetes, pero mientras más crecía, más exigente se hacia su madre respecto a sus comidas. No tenia permitido salir a ningún lugar sin su permiso, toda su educación fue hecha en casa provocando que no tuviera ningún amigo.
Hizo el intento de integrarse con otros niños de su edad que también participaban en el modelaje o en los shows, pero era excluido porque sentían envidia de su fama, actuaban a su lado y enfrente de los demás amigable, pero lo juzgaban a sus espaldas. Kazutora había entrado al mundo de la actuación y modelaje solo por su físico, cosa que envidaban los demás porque hacían su mayor esfuerzo, pero siempre terminaban detrás de él.
—Los otros niños me odian...
Pocas veces podía estar a solas con sus padres, esta vez quería ser consolado, quería escuchar algunas palabras de sus padres para no sentirse tan mal.
—Ignóralos, lo que te debe importar debe ser lo que digan los adultos, un niño podrá decirte que no le agradas pero no hace nada, sin embargo si un adulto que dirige una empresa te dice que le interesas, debes de sentirse orgulloso.— Respondió su padre mientras organizaba su agenda.
—Tu eres especial Kazu-kun, tu fama tardó meses en crecer, cosa que en otros tarda hasta años, la opinión de un niño cualquiera no te debe de afectar, solo enfócate en los adultos que te elogian y obedécelos, la opinión de un adulto es lo más importante.— Comentó su madre mientras le daba caricias a sus mejillas, acariciando con su dedo pulgar aquel lugar que más resaltaba en el rostro de su pequeño hijo.
Decidió escuchar a sus padres, como los demás lo hacían también comenzó a ignorarlos y solo les dirigía la palabra cuando era necesario, ni se molestaba en sonreír o ser amigable con otros de su edad, pero si era una persona mayor, mostraba su mejor sonrisa, tener de su lado a los mayores fue una gran ventaja. Pero cuando llegó a sus doce años de edad, sus padres comenzaron a obligarlo hacer cosas que no le gustaba.
En las noches podía escucharlos hablar mientras se escondía en el armario, ellos hablaban como todo será un poco más fácil si fuera mujer, el cómo deseaban que lo fuera para atraer más hombres y que llegaran ofertas mucho más grandes, también conversaban en si aceptar una propuesta indebida por parte de inversionistas, donde le darían el papel de una pelicula pero antes quería tocar la "mercancía". Esa noche no pudo dormir, quería creer que sus padres lo amaban e iban a negarse a tal porquería. Lo que ganaba era suficiente, no había necesidad de tener más dinero, pero los billetes hicieron que desconociera a sus padres, nunca olvidaría como vomitó aquel día que le dijeron lo que debía de hacer.
—Hay veces en la que debes de hacer sacrificios.
—No te hará nada doloroso, solo te dará un masaje y besará algunas partes de tu cuerpo.
No podía creer lo que sus padres le decían, tenía miedo, sus piernas temblaban pero mantenía la cabeza firme observándolos. ¿Siempre fueron así sus padres? Su corazón latía tan fuerte que era doloroso, no quería llorar, no quería ser consolado por esos adultos que lo iban a vender a un hombre desconocido.
A la edad de doce años, sus padres lo llevaron a un hotel de lujo, la recepción lo saludó, pero hizo la vista gorda a los motivos de su reservación, caminaba tomando la mano de su madre, ella abrió la puerta mientras que su padre llevaba el maletín en donde tenían lo que iba a vestir, su madre se encargó de bañarlo, agregó fuertes aromas al agua y se encargó de echar jabón a su cuerpo y cabello, su piel estaba suave al igual que sus cabellos, con un aroma dulce a frutas. Cuando terminó el baño fue cargado en los brazos de su madre hacia la cama, su padre había salido de la habitación dejando en la cama su vestimenta. Su madre acariciaba su rostro, ordenando los mechones de su rostro y poniéndolos detrás de su oreja, sonreía de forma dulce intentando que estuviera calmado, pero Kazutora no sentía nada, ni tristeza, irá o rencor, solo quería que todo terminara rápido para irse a su habitación. La mujer agarró los pantalones cortos y lo vistió, sin siquiera ponerle ropa interior, luego lo vistió con largas medias hasta sus pequeños muslos, también tomó la camisa ancha y comenzó abotonarlo mientras seguía besando la frente de su hijo.
—Todo estará bien, Kazu-kun, él no te hará daño, solo jugaran un poco. ¿Te gustan los juegos verdad? Da lo mejor de ti y siempre con una sonrisa.
Kazutora sonrió y su madre lo felicitó, después de unos minutos se despidió y salió de la habitación dejando al menor solo. Y como dijo su madre, ese hombre trajo regalos, dulces y peluches, tratando de no asustarlo y acercándose con cuidado, fue tocado por esas toscas manos, el miedo hizo que no hiciera ningún movimiento, el sudor en su cuerpo iba haciéndose notorio cuando su entrepierna fue tocada, la baba que era dejada en su piel le daba asco, quería vomitar, pero temía ser castigado por sus padres. Su cuerpo fue dejado con marcas, sus muslos fueron apretados dejando que la sangre resaltara en su blanca piel, los chupones en su pecho y cuello palpitaban, pero lo que provocó que llorara, fue que su órgano sexual fue masturbado y al tener una erección hizo que el hombre sacara su propio miembro y lo pasara por sus muslos, lloro, pero no grito, solo sonrió diciendo de forma temblorosa que no habría más que caricias.
—Te pusiste duro, significa que también lo deseas.
Esas palabras estaba seguro de no olvidarlas, tenía miedo de que realmente le haya gustado, si fuera así. ¿A quién iba a culpar? ¿A sus padres? ¿A si mismo? O solo se sentiría patético por sentir miedo cuando le terminó gustando. Pero solo terminaba más agobiado, con el pasar de los años iba comprendiendo mejor, al pequeño niño que fue quería consolarlo y decirle que no reacciono así porque le gusto, solo fue estimulado y era una reacción natural de su cuerpo.
Luego de esa noche, sus padres llenaron su habitación de muchos juguetes, de consolas con los juegos más nuevos y populares, cajas llenas de toda clase de golosinas, frituras y ropa, su madre lo recibió llorando y Kazutora también lo hizo, lloraba en los brazos de su madre, tuvo tanto miedo de estar con un hombre desconocido que lo toco e hizo cosas a su pequeño cuerpo, pero ella lo tranquilizaba y comenzó hablar, decía que era un juego, en el cual obedecía y se dejaba tocar para poder seguir creciendo como artista, un juego que no debía contarle a otras personas o perdería. Estuvo años creyendo que todos los niños de su edad "jugaban" el mismo juego, con sus padres tan calmados, lo normalizó.
La película fue un éxito, fue suficiente para que recibiera un premio al mejor actor joven. Tal noticia hizo felices a sus padres, por lo que decidieron mudarse al país en donde recibiría el premio.
Los años pasaban y Kazutora cumplió la mayoría de edad, su padre se convirtió en su manager y su madre en su estilista, ambos padres le negaban el uso de redes sociales, tampoco le permitían socializar a menos que fuera frente a cámaras, manejaban su horario sin perder ningún minuto, era tan agotador que a veces se le iba el apetito, y a falta de comunicación con otras personas de su edad siguió creyendo que era normal.
Una noche sus padres hicieron que volviera a salir con otro inversionista, pero esta vez era una mujer, ella dijo que se encontraran en un club privado, donde solo personas de dinero frecuentaban. Esa mujer iba a invertir en una película solo si salía con Kazutora una noche, el director conversó con los padres del de lunar y organizaron una cita, no se sentía incomodo, solo tenía que sonreír y seguir la conversación, además de que esa mujer era mayor pero hermosa, una tarea fácil para hacer, pero mientras ambos estaban en un sillón conversando abrazados y bebiendo, un fuerte ruido se escuchó en el bar, la mujer se asustó y se aferró a Kazutora, en cambio él intento ver que sucedía, y se sorprendió al ver como un chico golpeaba a un adulto con una botella.
—¡Intenta volver a ponerme un dedo encima y te arranco la mano!
Gritó y siguió golpeándolo con la botella hasta romperla, Kazutora nunca antes vio tal brutalidad, los de seguridad se acercaron, pero no lo tocaron, solo cuando ese chico soltó al otro adulto los de seguridad comenzaron ayudar al mayor. Luego otro chico de cabellos rubios se acercó al que sostenía una botella rota, ese joven tenia el cabello largo, pelinegro con las puntas pintadas de rubio, vio cómo se limpió el sudor de su frente y termino manchándolo con sangre.
—Baji idiota, por eso nunca salimos contigo.— Murmuró el rubio mientras lo jalaba fuera de la vista de los demás.
—¡¿Que mierda miran?!
Eso fue suficiente para que nadie más lo viera, temían ser atacados.
—Kazutora-kun, será mejor que vayamos al hotel.
El de lunar asintió y siguió a la mujer, pero no dejaba de observar aquel chico limpiándose el rostro de sangre, estaba por salir del lugar hasta que ambos cruzaron sus miradas, pero fue en poco tiempo porque terminó yéndose del lugar. Esa noche trato de no pensar en eso, pero no pudo, ni los besos de esa mujer que intentaban estimularlo hicieron que se concentrara, hizo las cosas más rápidas y en la madrugada se fue a casa para dormir con más comodidad.
Para su sorpresa, en el lugar donde tomarían las fotos para promocionar la película, se encontró con el chico problemático de anoche, vestía ropas llamativas en color negro, botas con cierres y plataforma, pantalón rasgado con más cadenas y un suéter de rayas negras y rojas, el suéter era holgado mostrando gran parte de sus clavículas marcadas y en su cuello llevaba una gargantilla colgando una cruz. Su cabello le llegaba más abajo de los hombros, con las puntas ondeadas y teñidas de rubio, sus ojos rasgados de color café se veían intimidantes, con cejas pobladas que de solo verlas pareciera que siempre está enojado.
Su vista fue obstruida por una mujer de cabello rosa, ella lo saludó con una voz fuerte.
—Soy Senju, nuestra banda participara en la película. ¡Hicimos una canción para ella!
El directo apareció y los presentó, esa banda estaba formada por una mujer y tres hombres, al parecer iban a participar porque la hermana de uno de los integrantes era la actriz con la cual trabajaría en la película, con una sonrisa saludó a todos, se presentó y deseó que se lleven bien, pero al parecer el chico de nombre Baji no dejaba de verlo, se sentía algo incomodó.
Sin problemas hicieron las fotografías, Kazutora y la actriz de nombre Emma hacían las poses para promocionar la película, ambos de forma profesional se abrazaban y sonreían para la cámara, la banda también fue fotografiada, a ellos no se les daba indicaciones para posar, ellos mismos hacían de las suyas porque era su esencia.
—Ellos son amigos desde niños.
Kazutora no esperaba que la rubia hablara, tampoco estaba interesado en saber.
—Oh, que buena convivencia.
—Esto es vergonzoso... pero siempre te vimos en la televisión, tu programa era mi favorito y el de mis hermanos.— Comentó con sus mejillas ruborizadas y soltando una risa nerviosa.
—Estoy halagado que una hermosa mujer como usted me viera.— Su sonrisa apareció e hizo que la contraria se ruborizara más.
A vista de los demás, ambos se veían perfectos juntos, dos jóvenes con las sonrisas más lindas. Cuando terminaron la sesión de fotos, todos se despidieron y comenzaron a retirarse, Kazutora debía de ir a casa y comenzar a ensayar el guion, pero el director lo llamó a una habitación para platicar sobre los inicios de grabación, el de lunar no tenía nada más que hacer por lo que obedeció, pero al llegar el hombre cerró la puerta y lo atrajo a una mesa donde estaban las fotos y el guión, hablo sobre como su físico encajaba con el personaje masculino, haciendo énfasis a su lindo cabello liso y corto, sobre su lunar que sacaba muchos suspiros de las mujeres y ni hablar de sus bellos ojos ámbar, también felicitaba el trabajo que hizo con la inversionista mientras se acercaba más a su cuerpo y con su mano comenzaba a manosear sus glúteos, repetía lo buen niño que era, Kazutora estaba agotado, no quería lidiar con problemas por lo que solo sonreía y agradecía los halagos, el hombre tenía obvias intenciones de tocar demás, pero la puerta fue tocada sin parar hasta llegar a ser pateada.
—¡Abran la puerta! Deje mis auriculares adentro.
El director se alarmó y se alejó de Kazutora, pidió que él fuera el que abra la puerta y haciendo caso así lo hizo, el de lunar vio al contrario, no puede descifrar si está enojado o si así es su rostro, el director se despidió de ambos y huyó, Baji no dijo nada hasta que el hombre se fuera.
—No me sonrías y finjas simpatía, eres tan falso e idiota.
—¿Eh? No hice nada.
—Pero él sí, y no dices nada.
Kazutora no sabía que decir, no esperaba ser descubierto, sin saber que hacer o decir solo sonrió un poco nervioso.
—No se dé que me hablas. Igual, entraste por tus auriculares. ¿No? Yo ya me retiro.— Giró hacia la mesa para ordenar su guion e irse, pero el contrario siguió hablando.
—Eras tú el de ayer, estoy seguro que te vi salir siendo arrastrado por una mujer, y no cualquier mujer. Sabes de quien hablo.
—Eres muy problemático. ¿Verdad? Yo realmente estoy cansado, además debo ensayar.
—¿Problemático? ¿Crees que ayer hice un problema porque quise?— Soltó una carcajada, dudó en hablar pero decidió hacerlo. —Un asqueroso hombre se acercó a mí, lo ignoré, pero siguió insistiendo en darme una bebida, no lo acepte porque ese idiota no pudo ser más evidente en echar droga, pero al parecer el bastardo no se rendía y decidió tocarme el culo, yo no estoy para soportar el jodido acoso, y como a él no le importó invadir mi espacio a mí no me importó romper su arrugado rostro.
—Asqueroso...
—Si, asqueroso.
—Pero...— Estaba dudando en si hablar, según él, era normal que los adultos lo tocaran, se mordió los labios esperando no lamentarse de lo que dirá. —Se supone que debemos obedecerlos, su palabra es lo que vale.
Baji no podía creer lo que escucho. —Mierda, no.
Ambos estuvieron en silencio, Kazutora nunca pensó en conversar con otra persona de su edad por más de veinte minutos sin alguna cámara al rededor, en cambio Baji sentía escalofríos sin querer imaginar por lo que tuvo que pasar el de lunar para tener tales pensamientos.
—No debes permitir que otra persona te haga algo que no quieres, tu consentimiento importa.
—Es un juego de ganar o perder, yo debo ganar. Son sacrificios.
—¿Sacrificios? ¿Qué mierda hablas? ¿Acaso tu...?
Era agobiante. ¿No era normal? ¿No fue normal que a sus doce años un hombre se masturbara con su pequeño cuerpo? ¿Qué lo lamiera, chupara y marcaras partes de su piel? ¿No era normal acostarse con inversionistas o directores para tenerlos a su favor? Su cabeza comenzó a punzar, su estómago solo se revolvía por la expresión que tenía Baji, se sentía raro, como si fuera el único que fue obligado a hacerlo.
—Tú no tienes ninguna red social. ¿No? Es sorprendente como no estas enterado de nada, las denuncias a directores, inversionistas y trabajadores es alta, al igual que el abuso de menores.
Kazutora se sentía mareado, pensaba que tal vez fue porque no comió nada, como siempre cada que pasa la noche con otra persona no come nada por una sensación de repudio. De solo recordar lo que sucedió a su corta edad, los recuerdos llegaban de golpe sintiéndose abrumado, las lágrimas no tardaron en salir. ¿Era un abuso? Pero sus padres le decían que lo hiciera. ¿Acaso ellos aún lo permitieron a pesar de saber que es un abuso? Sentía náuseas.
Kazutora vivía en un entorno donde le decían que debía de acostarse con personas para llegar más alto, no hablaba con ninguna otra persona que no fueran sus padres o los adultos con los que trabajaría, no podía usar internet sin que sus padres lo vigilaran, tampoco tenía permitido salir sin permiso de sus padres, sin que su hora fuera controlada y sin saber con quién saldrá o a donde, solo tenía permitido hablar con personas de su edad si una cámara estaba frente suyo, que otra persona alejada de las opciones que tenía le dijera tales cosas, fue shockeante.
Baji no sabía que hacer, no esperaba hacer tal conversación, ni sabia consolar a las personas.
—No llores. ¡Cálmate!— Se golpeo la frente por gritar, no debía de gritar a personas que lloran frente suyo, así lo educó su madre. —Ah... ¿Llamo a tus padres?
—¡No!— Comenzó a hipear, su corazón latía tan rápido y fuerte que dolía hasta el punto en que era difícil respirar, sentía escalofríos, el sudor le causaba frio a su cuerpo comenzando a temblar, además de que estaba mareado por el dolor en su cabeza.
Kazutora estaba teniendo un ataque de pánico.
El de mechones rubios no sabía que hacer, lo primero que pensó fue en quitarle la ropa de arriba, estaba sudando y podría transpirar, se quitó su suéter y se lo puso, luego solo se acercó a él, el de lunar no soportó los mareos y terminó en el suelo, Baji se puso a su altura, no iba a tocarlo porque temía que se alterara más, pensó en distraerlo.
—Vamos respira con calma, inhala, exhala.— Repetía las acciones imitándolo, el contrario no hizo caso. —Em.. yo tengo un gato, es de pelaje negro y tiene ojos bonitos, como los tuyos, son casi del mismo color.— Estaba desesperado, sentía vergüenza de estar hablando sobre su gato.
Pero funcionó, Kazutora comenzaba a regular su respiración, Baji aprovecho para sacar un pañuelo y pasarlo por el rostro del contrario y limpiar el sudor.
—Tu gato... ¿Sus ojos son como los míos?— Le dio gracia y la comisura de su labio se elevó.
—No son iguales, el de él son un tanto opacos, pero es adorable en la noche, tiene tanta energía que sus pupilas se dilatan y le entra la hiperactividad. — No podía apartar la vista del contrario, la sonrisa que tenía en su rostro era distinta a la otra que vio frente a los demás. —No estas fingiendo.
—Bueno, un chico me comenzó hablar de su gato y comparo mis ojos. ¿Qué esperas?
—Si, que idiota.— Jalo un mechón de su cabello, su madre le gritaría por no saber cómo calmar a una persona. —Bueno... ¿Entonces no llamo a tus padres?
—Por favor, no.— Doblo sus piernas y las abrazo, estaba calmado, su pecho ya no dolía pero aún unas cuantas lagrimas seguían bajando. —No quiero ir a casa, y lo peor es que no sé a dónde ir.
Baji limpió sus lágrimas con su pañuelo. —Vamos a la mía, vivo con los demás, Shinichiro lo tomara bien.
—¿Los demás? ¿Shinichiro?
—Si, vivo con los de la banda, Shinichiro es nuestro manager, a él no le importara que te quedes, puedes dormir en mi cuarto y conocer a mi gato... ¿No quieres?
—Está bien, quiero conocer a ese gato.
Baji sonrió y Kazutora noto sus afilados colmillos, nunca vio dientes tan puntiagudos, el de mechones rubios se levantó y le ofreció la mano.
—¿Me permites?
No puede recordar cuando alguien le pregunto si podría tener contacto, era una sensación extraña pero agradable, asintió y el contrario lo levantó y cargó.
—¿Me cargaras?
—Si, no quiero arriesgarme en que tengas otro ataque y te quedes en el suelo.
Kazutora comenzó nuevas experiencias, en el pasado nunca interactuó tanto con personas de su edad, ni fue a sus casas a jugar y pasar el rato, tenía prohibido consumir alimentos grasosos, pero al probarlos estuvo atónito de no haberlo hecho antes, Baji junto a sus amigos lo ayudaron a realizar acciones que nunca hizo, se divirtió e hizo muchos recuerdos con ellos. Estuvo días en el departamento de esa banda y sus padres no podían localizarlo.
Ambos padres estaban ansiosos, no sabían que hacer, no fueron con las autoridades para reportar su desaparición porque temían ser investigados, lo que menos querían era a los periodistas afuera de su hogar. También sentían culpa, no querían creer que se escapó y al aparecer cuente lo que vivió, después de todo ya es mayor de edad.
Mientras tanto Kazutora se divertía en el día, pero en las noches no dejaba de llorar, era agradable pasar el rato con los demás, pero cuando comenzaba a perderse en sus pensamientos, el recordar que lo que vivió no fue normal, escuchar como los demás tuvieron una infancia distinta a la suya le causaba dolor. Él nunca fue a la playa a divertirse como ellos lo hacían cada verano, nunca fue a un festival luego del colegio, tampoco hacia fiestas de cumpleaños o de otra festividad, a menos que fuera a ser fotografiado. Ver como ellos tenían álbumes con fotos donde realmente se divertían y lo tenían en fotografía, eran recuerdos felices sin ninguna sonrisa falsa. Lo veía injusto, sus ojos ardían y no podía soportar las lágrimas, no le gustaba que lo vieran llorar por lo que se alejaba y permanecía solo hasta que dejaran de caer.
En cambio, Baji últimamente comenzó a seguirlo para acompañarlo, no se apartaba de su lado dejando que llore en silencio, el limpiaba sus lágrimas con su pañuelo, tomaba su mano hasta que se calmara y apoyaba su hombro al suyo, se sentía seguro a su lado, tan cómodo que no le importaba llorar hasta el cansancio.
—¿Piensas regresar?
Kazutora negó con la cabeza, sentía un nudo en la garganta que no le dejaba hablar, con su mano limpiaba sus parpados, sentía dolor de tanto limpiar, pero las lágrimas seguían bajando. Baji lo vio doloroso, no quería que siguiera haciéndose daño, por lo que se arriesgó a acercarse y lamer las lágrimas, sintió el calor de su rostro.
—Dejaste de llorar.
El de lunar se sorprendió y las lágrimas dejaron de bajar, sentía un cosquilleo en su rostro, Baji solo sonreía y acariciaba su mejilla limpiando la humedad, además de que se burlaba de su reacción y esto lo avergonzó. Estaba agradecido de haberlo conocido aquella tarde, sentía la calidez de un hogar.
No tenía el valor de hacer una demanda, no quería volver a ver a sus padres ni que ellos lo vuelvan a utilizar, pero Shinichiro al escuchar su historia no quería quedarse de brazos cruzados, Baji también dio su opinión sobre que no debería quedarse callado, Kazutora poco a poco fue pensando en ello y terminó por aceptar.
—No tengas miedo, ellos ya no son tus padres, se supone que ellos deberían ser los primeros en cuidarte, pero no lo hicieron.
Ambos estaban en la habitación, Baji rodeaba su cuerpo mientras él tenía su cuello apoyado en su hombro, Shinichiro hizo pública la demanda y comenzó a mover a cualquiera para pedir justicia, no tardaron ni horas para que saliera en canales donde daban sus opiniones de la noticia, al parecer estaban de su lado, estaban indignados por tales cosas que tuvo que pasar desde niño, todos los involucrados comenzaban a ser investigados y los periodistas filmaban las viviendas de sus abusadores. Ahora solo quería estar apartado de la televisión y relajarse en los brazos del contrario.
—A veces pienso, que fue mi culpa aceptar ir con ellos y no quejarme cuando me tocaban, temía ya no poder actuar si no hacia eso...— Mientras más hablaba, su voz iba quebrándose. —Ahora que ya no lo haré. ¿Podré seguir actuando?
—No fue tu culpa, ellos te hicieron pensar de esa forma, ellos metieron esas ideas para no sentirse culpables de enviar a su propio hijo con personas desconocidas.— Comenzó a darle caricias a su espalda. —Tu talento no dependía de eso, estoy seguro que podrás actuar sin tener que volver hacer cosas que no te gustan.— Subió su mano a su cabello y comenzó acariciarlo.
—¿Puedo vivir aquí? No quiero volver a pisar esa casa.
—Por mí no tengo problemas en mantenerte.~
Kazutora dejo escapar una pequeña risilla, estaba en paz, estaba aliviado de no tener que volver a pasar por esas cosas, estaba feliz de que todo haya acabado, no le importaba si sus padres terminaban en prisión, no tenía ni la intención de visitarlos. Ahora solo pensaba en lo que haría a futuro, quería tener vacaciones, luego mudarse a otro país y hacer otra cosa, como pintar o modelar, quería tomarse un tiempo para volver a actuar. Y Baji no dudaría en apoyarlo en sus decisiones.
Kazutora se sentía protegido al lado de Baji.
☁️☁️☀️☁️☁️
Termine, tarde pero termine :D
En este último me enganche tanto que estoy tentado a hacer historia.😿
Espero que les haya gustado cada capítulo. ^^
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