C50: Epílogo
Han pasado años desde que mi hermana Amber nos dejó, y la verdad es que aún no sé si he logrado asimilarlo completamente. ¿Cómo se puede seguir adelante cuando todo lo que conocías se derrumba a tu alrededor? Cuando ves la desolación de todo lo que una vez fue un hogar vibrante, lleno de vida, y ahora solo queda el eco de lo que fue...
Me llamo Rye, fui el rey de Red y alguna vez el líder de la alianza Wolf que mi hermana había logrado consolidar. Pero me temo que no me siento digno de este puesto. No puedo evitar compararme con Amber, con la fuerza que tenía, con la claridad de su visión, su amor por su gente... Todo lo que ella hizo y lo que logró sin siquiera dudarlo. Ahora, con ella ya no estando, me encuentro solo, tomando decisiones en su lugar, tratando de cargar con un peso que no me corresponde.
La verdad es que nunca me vi como un líder. Fui su hermano, su apoyo, su compañero. Y aunque en los primeros días después de su muerte todo se volvió un caos, me vi obligado a tomar las riendas. Kate, mi hija, se negó a gobernar. Pensó que no era lo suficientemente madura, lo suficientemente capaz. ¿Quién podría culparla? A ella le tocó vivir en un momento de incertidumbre. Una manada sin rumbo, sin un líder firme que pudiera sostenerla. Y en cuanto a Taemoon, bueno... su renuncia a la corona de Red y la disolución de la alianza Wolf fue la última puntada de la tragedia que se cernió sobre nosotros.
Nunca pensé que un día vería a la manada desmoronarse de esta manera. Con la muerte de Amber, la gente perdió la esperanza. Red, una vez una de las manadas más poderosas, quedó prácticamente desierta. La guerra contra los híbridos empezó a tomar fuerza, y con ello llegaron nuevos ataques. Nuestros territorios, alguna vez prósperos, fueron invadidos, y los pocos que quedamos tuvimos que huir. ¿Y qué quedaba de Red? Solo polvo, ruinas, y recuerdos.
Con todo lo que sucedió, la alianza que Amber y Taemoon formaron también se deshizo. El último rastro de lo que alguna vez fue una gran unión se desvaneció. La historia de nuestras reinas se convirtió en leyenda. Y esa leyenda fue contada de mil formas diferentes: una pareja de reinas unidas por el destino para cambiar el rumbo de la historia, o dos lobos bellos que fueron separados por la cruel mano del destino.
Ambas versiones coincidían en una cosa: que alguna vez, el destino les permitiría estar juntas de nuevo. Pero esa promesa... esa promesa de Amber... la promesa que mi hermana le hizo a su esposa, era tan lejana, tan incierta. Había algo en sus palabras que me caló hasta los huesos, algo que me hacía seguir adelante, aunque la realidad a veces me hiciera dudar. ¿Acaso eso iba a suceder algún día? ¿Sería solo una historia que quedaría en el olvido? La verdad, no lo sabía. Las posibilidades parecían escasas.
La manada, o lo que quedaba de ella, desapareció de la historia. No quedaba nada físico que recordara la grandeza que alguna vez tuvimos. Y la esperanza... la esperanza también parecía desvanecerse. Pero como siempre decía Amber: "Cuando la luna roja brilla, algo está destinado a cambiar."
Eso me hacía pensar que solo debía esperar. Tal vez no fuera mi tiempo aún. Tal vez lo que necesitamos era algo de tiempo para que todo tomara su curso nuevamente. ¿Y si solo estaba esperando el regreso de algo, o de alguien, sin saber que ya estaba ocurriendo?
Me levanté de mi silla en la pequeña cabaña que ahora ocupada con mi familia, tomando un largo respiro. Las palabras de Amber aún rondaban por mi mente, aunque el paso del tiempo las hacía parecer como una vieja melodía que ya nadie cantaba. ¿Acaso la promesa de Amber sería lo único que quedara de su historia?
Tal vez solo había que esperar la próxima Luna Roja. Tal vez, después de todo, sí volverían a encontrarse.
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