Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C34: Corazón Roto

El gran día había llegado, y aunque me encontraba mirando a través de la ventana de mi habitación como la vida seguía su curso en la aldea de Red, algo dentro de mí no podía encontrar la paz. La reconstrucción de la aldea ya había terminado, y todos los aldeanos parecían continuar con sus vidas sin mayor preocupación, pero yo... yo solo sentía un vacío profundo. Mientras mi mirada se mantenía fija en el paisaje, mi corazón latía de manera irregular, y mi lobo, ese instinto salvaje que siempre he tenido, aullaba desde dentro, dolido. No podía evitarlo; Taemoon, la persona que había marcado mi vida de una forma tan profunda, se casaba hoy con otra. Aunque no lo admitiera, aunque lo tratara de ocultar incluso a mí misma, el dolor era innegable.

-Amber, ¿estás lista? -la voz de mi hermano me sacó de mi trance. Volteé y vi a Rye de pie en la puerta, con su hija pequeña a su lado, mirándome con una sonrisa. Me recordó a la pequeña niña de diez años que una vez fui, antes de que todo esto cambiara.

-Pareces una reina, tía -dijo la pequeña, lo que me arrancó una pequeña sonrisa.

Mi hermano no dejó de mirarme, confundido. Luego preguntó en tono juguetón:

-¿Qué hiciste con mi hermanita? ¿Dónde está la pequeña de diez años que vi la última vez?

Negué con una sonrisa divertida mientras me ajustaba la corona que descansaba sobre la mesa. Había pasado tanto tiempo desde que esa pequeña niña inocente dejó de existir, y no podía evitar preguntarme si alguna vez regresaría.

-No está aquí, Rye -respondí mientras me ponía de pie, lista para salir de la habitación.

El vestido que llevaba puesto era de un azul celeste tan suave que parecía desvanecerse en el aire. La tela caía delicadamente desde mi cintura como cascadas, y un manto del mismo color descansaba sobre mis hombros. Era un vestido digno de una reina, uno que había encontrado en la antigua habitación de nuestros padres. Estaba un poco más ajustado de lo que hubiera esperado, pero lo usaba con orgullo.

-¿Con ese vestido vas a ir a la ceremonia? -preguntó Rye, observando el detalle del atuendo.

Me miró, pero no me sentía incómoda, aunque sabía que no podía evitar que la pregunta sonara a reproche.

-¿Tiene algo de malo? -le respondí sin poder evitar un toque de sarcasmo.

-No, ¿dónde lo encontraste? -me preguntó, mientras mi sobrina saltaba y sonreía como si fuera el día más feliz de su vida.

-En la habitación de nuestros padres -respondí, mientras caminábamos hacia la salida del castillo.

Después de un par de momentos, me encontré caminando junto a Richard y su padre, quienes no asistirían a la ceremonia ya que debían atender otros asuntos en una manada vecina. Ellos nos dejaron en la entrada del territorio de Eurus, y ya allí solo me quedaba buscar a los Min, especialmente al rey.

Estaba decidida a hablar con él antes de que la ceremonia comenzara. Lo necesitaba. Pero antes de llegar muy lejos, me encontré con Taewook y Seokwook, los hermanos de Taemoon.

-¿Dónde está tu padre? -les pregunté rápidamente, mis ojos buscando una respuesta.

Taewook me miró, negó con la cabeza y continuó.

-Debe estar con Taemoon -respondió.

Suspiré, ya podía imaginarme lo que estaba ocurriendo dentro de esas paredes.

Antes de poder reaccionar, una voz familiar me interrumpió. Era la reina Min, quien me llamaba por mi nombre, y mi corazón dio un pequeño vuelco al escucharla.

-Amber, qué bueno que estás aquí. Necesito que me ayudes -me dijo mientras tomaba mi muñeca y me arrastraba por los pasillos del castillo.

Lo siguiente sucedió demasiado rápido. La reina me condujo hacia una habitación donde varias betas se encontraban fuera de la puerta. Dentro, la princesa estaba, o más bien, la prometida. La joven parecía nerviosa, caminando de un lado a otro, sin saber qué hacer. Cuando entré en la habitación, me miró y me sentí transportada a mi propio dolor, porque sus ojos reflejaban lo mismo que sentía yo en este momento: incertidumbre, miedo, y sobre todo, una sensación de no estar lista.

-¿Nerviosa? -le pregunté suavemente, tratando de tranquilizarla.

-Demasiado... Todo esto... no estoy lista. ¿Y si no soy lo que la princesa Min espera de mí? -sus palabras me llegaron profundamente. De alguna forma, sus inseguridades resonaron con las mías.

Le sonreí, tratando de calmarla.

-Estoy segura de que sí lo eres. Eres muy linda y parece que tienes un corazón noble. Estoy segura de que serás feliz con ella -le dije. Y me creí esas palabras, aunque no sabía si eran ciertas para mí. Al menos, me gustaría que lo fueran.

La reina se asomó por la puerta para anunciar que era hora de la ceremonia. La joven me miró, pero solo asintió, sabiendo que lo que debía hacer era ir con ella. Salimos hacia el salón, y mientras avanzábamos por los pasillos, pude escuchar cómo mi propio corazón se rompía en silencio. No podía estar allí, no podía mirar a Taemoon casarse con otra persona. Al llegar al salón, vi a la pareja de pies a cabeza, y aunque era mi deber como reina estar presente, mi lobo me lo impedía. Salí al jardín, buscando algo de paz en el aire fresco de Eurus.

El jardín estaba tranquilo, con pocos habitantes fuera. El atardecer bañaba todo en una luz dorada que no hacía sino resaltar mi vacío. Mi lobo seguía aullando, tratando de liberarse de la angustia. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que las puertas del castillo se abrían, y al voltear, me encontré cara a cara con Taemoon.

Su mirada me atravesó, y las mejillas de mi rostro se tiñeron de rosa. Taemoon avanzó hacia mí, como si no hubiera nada más importante que ella en ese instante. Mi respiración se detuvo cuando, con una delicadeza que solo ella sabía tener, me atrajo hacia ella, uniéndonos en un beso. Pero lo alejé rápidamente, confundida, con el corazón latiendo a mil por hora.

-No es correcto, Taemoon. Tú vas a casarte. Esto no puede seguir.

Sus palabras me llegaron como una ráfaga de viento frío.

-No voy a casarme -dijo, mirándome intensamente mientras se acercaba aún más.

-¿Y ella? ¿La vas a dejar así? ¿Y tu familia? ¿Qué vas a decirles?

-Ya lo saben -respondió sin vacilar. Entonces, en un susurro suave, me miró con unos ojos llenos de verdad-No es ella a quien amo. Tú eres a quien amo, mi cachorra.

Las palabras de Taemoon se quedaron grabadas en mi mente, y sin poder evitarlo, la besé nuevamente, un beso que prometía más. Y ahí, en la oscuridad, bajo la luna, supe que todo lo que había pasado hasta ahora había sido solo un preludio para lo que realmente importaba.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro