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Capítulo 8: "El nuevo integrante que nadie esperaba"

Las semanas pasaron como un borrón dentro de la Mansión Malfoy. Cécile dedicó cada uno de esos días a investigar la condición de los mortífagos respecto a que tanto sabían acerca de la Orden, descubriendo que Severus Snape les había contado casi todo, exceptuando la ubicación exacta del cuartel.

Severus mintió al decir que Cécile había sido la persona en informarle cada detalle de la organización junto con los movimientos programados que los miembros tenían, alardeando frente a los demás mortífagos la manera en que él personalmente le enseñó a fingir ante los demás mientras guardaba información importante para ellos. Los mortífagos se mostraron maravillados, especialmente Laurent, quien observaba a Cécile con un innegable orgullo en sus ojos azules.

Quizá no debía confiar en él como lo hacía, pero hasta ese mismo momento él estaba cumpliendo con su palabra al pie de la letra, manteniendo ocultas sus verdaderas intenciones e intentando que su misión tuviera resultados. Severus Snape era un hombre en el que podía confiar, al menos hasta que ella abandonara la Mansión de los Malfoy.

Ocupó su tiempo en merodear por la casa al lado de Alexander, descubriendo pasadizos y artefactos tan oscuros que ambos prefirieron no averiguar cuál era su funcionamiento. Una habitación al final del pasillo principal estaba destinada para el descanso de Lord Voldemort y su serpiente, sin embargo, ninguno de los dos se mantuvo por mucho tiempo en la alcoba pues, a palabras de Alexander, él había estado demasiado ocupado viajando a un lugar del que nadie tenía conocimiento.

—Debe ser un sitio cercano—dijo Alexander ese día luego del almuerzo. Ambos se sentaron debajo de un gran árbol en el jardín de Narcissa, siendo observados a la distancia por Bellatrix Lestrange, quien, dicho sea de paso, seguía sin confiar en las intenciones de Cécile—Lo suficiente como para que pueda viajar varias veces en un mismo día. Claro, la aparición instantánea es un factor que ayuda mucho para ahorrar tiempo, pero se gasta demasiada energía. No creo que él esté dispuesto a mantenerse cansado e irritado en estos tiempos, ¿sabes? El señor oscuro busca por todos los medios mantenerse alerta y dudo mucho que usar sus fuerzas para ir a ese lugar misterioso tantas veces en el día sea lo que realmente busca. No me hagas mucho caso, pero creo que puede estar yendo a países cercanos. Alemania, Bulgaria, hasta Francia quizá

— ¿Para qué?

—Bueno, no lo sé, aunque era de esperarse que su serpiente le acompañase a todos lados. Podemos estar en el mismo equipo, pero él no confía en nadie aquí

— ¿Ni siquiera en Bellatrix Lestrange? —Cécile le dio una ligera mirada a la mujer por encima del hombro de Alec

—Ni siquiera en ella. Es un golpe duro para su ego, como quiera que sea, porque Bella parece verdaderamente herida por no llevarla con él a todos lados como antes hacía. Ahora no desea apartarse de su serpiente por ningún motivo

— ¿Crees que sea porque los poderes de Lara siguen ahí?

—Lo dudo mucho—Alexander se acercó más a Cécile, colocando sus manos en la cintura de ella y posando sus labios cerca de su oído causándole escalofríos—Pasó algo muy curioso justo después de que volvieran del departamento de misterios—dijo. Bellatrix alzó el cuello intentando oír su conversación, pero Alec, que parecía ser más listo de lo que aparentaba, soltó una risa estridente, pidiéndole a Cécile que sonriera. La mujer perdió interés en la charla—Lord Voldemort se encerró en su habitación junto con Nagini por días. No salían para nada y, ¿adivina qué? No dejaba que nadie se acercara a la pieza. Sólo una vez le permitió a Narcissa entrar para que limpiara el desastre que tapizaba el suelo

» La señora Malfoy descubrió que por algún motivo Nagini se encontraba muy enferma, que se retorcía de una manera tan terrible que su cuerpo mudó de piel más de diez veces en menos de quince minutos, sus colmillos estaban hinchados y supuraban un olor tan nauseabundo que Narcissa tuvo que salir de la habitación antes de devolver el estómago. Voldemort estaba furioso.

—Y eso es... ¿raro?

— ¿Qué la serpiente se enferme? Por supuesto, tomando en cuenta que no es un áspid normal. El caso es que, platicando con la señora Malfoy me enteré de que Nagini pudo haber muerto de no ser porque Voldemort encontró una manera no muy convencional de sanarla

— ¿Cuál fue?

—No lo sé, no pudimos descifrarlo. Lo que sí, es que existió algo en la serpiente que la hizo enfermar de gravedad, ¿Te imaginas? ¡Pudo haberla matado!

—Debieron ser los poderes de Lara—dijo Cécile mirando hacia todos lados esperando que nadie estuviera escuchándolos—Dumbledore mencionó, durante la batalla en el departamento de misterios, que sería la misma magia oscura que existe en el cuerpo de Voldemort lo que no le dejaría poseer los poderes de Lara. Claro, siendo que estos combaten la oscuridad, sería absurdo que algo tan paradójico resultara. Pero, si Nagini resguardaba esos poderes... ¿eso significa que es producto de la magia oscura también?

—Tal vez. No estamos seguros de que eso hubiese pasado realmente, no obstante, las posibilidades siguen ahí—Alec suspiró, cambiando el color de su cabello a un rojo llamativo—No lo sé, Cécile, yo creo que está buscando algo en países cercanos, aunque no logro imaginar que es; algo lo demasiado importante como para descuidar el propósito principal que lo trajo aquí: derrotar a Harry Potter

Las palabras de Cécile murieron en sus labios al ver como una pequeña lechuza surcaba el cielo en completo silencio hasta atravesar el jardín y posarse al lado de Cécile dejando caer una carta en su regazo. Los ojos de Alexander se agrandaron mientras estiraba uno de sus brazos para acariciar su acaramelada pelambrera.

—Narcissa debió haberla dejado entrar—le informó—No entran ni salen lechuzas a nuestra atmosfera, los mortífagos conjuraron un hechizo para que nada atravesara el territorio. La señora Malfoy debió haberla visto incluso metros antes

Cécile no contestó, sino que se dedicó a darle una pequeña caricia al ave que se fue en el mismo silencio en que llegó. La reconoció como muffin, la lechuza de Byron de quien precisamente era la carta que llevaba en las manos. Alec le alentó a leerla asegurándole que le alertaría si alguno de los mortífagos llegaba a acercarse.

Querida loca:

¿Puedes explicarme qué demonios crees que estás haciendo? Hace ya más de un mes que dejaste la madriguera y no hemos tenido noticias de ti. Justo ahora escribo esta carta sin saber si muffin podrá encontrarte o si llegará a su destino –cualquiera que este sea- sin complicaciones.

Cécile, si lo que dice la carta que le dejaste a Charles es real, entonces debo decirte que me siento muy decepcionado de ti. Nunca fuiste mi persona favorita, pero creía firmemente en tu entereza.

Por el contrario, si las palabras que he intercambiado con Lara tienen algún sentido, entonces déjame decirte que eres una tonta. No tienes por qué sacrificarte por los demás, ¿entiendes? Creo que no lo recuerdas, pero estamos juntos en esto.

No sabes todas las cosas que han pasado en la madriguera desde tu desaparición, Cécile, es ridículo. Lara te necesita más que nunca y Charles... lo has destrozado.

Espero recapacites y entiendas que no puedes ganar esta batalla tu sola.

Sinceramente.

B.M

— ¿Qué dice? —preguntó Alec con una ceja levantada. Cécile sacudió la cabeza, doblando el pedazo de pergamino

—Nada—Alexander frunció el entrecejo—Yo... le daré las gracias a Narcissa después y le pediré que no vuelva a permitir que las lechuzas entren. Lo último que deseo es que tenga problemas por mi culpa

—Ella se meterá en problemas por nosotros incluso si no se lo pedimos—Alexander sonrió—Es lo que una madre hace




—Hey, ¿Qué haces levantada tan temprano?

—Tenía que venir a verte—Lara sonrió—Bueno, no literalmente, ya sabes

—Odio que bromees con eso

—Ya, es divertido incomodarlos

—Seguramente—Byron le ayudó a Lara a sentarse a su lado frente a su escritorio donde pergaminos manchados en tinta estaban regados por todas partes. Byron sonrió al ver que Aiden iba acurrucado en los brazos de Lara, profundamente dormido—No se separa de ti, ¿verdad?

—Ha estado muy inquieto últimamente. Desde que Bill y yo peleamos casi todos los días... Aiden debe sentirse irritado

—Y no lo culpo. Luego de lo que pasó con sus padres lo último que necesita es que sus nuevos papás discutan a todas horas—Byron acarició el cabello del pequeño, sonriendo

La oscuridad en la habitación los abrazó mientras eran iluminados por un par de velas en el centro del escritorio. Byron observó el rostro de Lara, pálido y coronado por su par de grandes y grises ojos. Hizo una mueca, dejando lo pergaminos de lado

—Necesito hablar contigo

— ¿Sobre qué?

—Cécile

—Lara, creo que ya hemos hablado suficiente de ella—Byron suspiró—Si Cécile está sacrificándose por ti...

—Es que tengo mucho miedo de que algo llegue a pasarle, Byron—Lara giró el rostro intentando alinearlo con el de él, fallando en el intento. Byron cogió sus mejillas, girando su rostro un par de centímetros—Si Cécile resulta herida sería toda mi culpa. No quiero... por ningún motivo que algo malo le suceda. Es como mi hermana

—Ambos sabemos que es demasiado terca—dijo, sacudiendo la cabeza—Si lo que dices es verdad, entonces no se detendrá hasta lograr su propósito, ¿te has puesto a pensar que la carta que le dejó a Charles...?

— ¿Tú también piensas que nos traicionó? —preguntó con voz sombría. Byron chasqueó la lengua

—No es lo que quise decir

—Lo imaginaste, tú de verdad crees que ella pudo apuñalarnos por la espalda

—Lara, es difícil no tener posturas diferentes cuando los miembros de la Orden están peleando con mortífagos sin detenerse a pensar en si están del lado de quien-tu-sabes por su propia voluntad o porque han sido obligados. Los Longbottom no van a detenerse, Lara y tampoco nosotros. Sea como hubiesen pasado las cosas, Cécile eligió su camino y nosotros el nuestro. Tenemos que seguir adelante

—Necesito convencer a William de que me deje ir con ellos al castillo—añadió Lara, cerrando los ojos—Hemos discutido el tema varias veces y él se niega a dejarme participar en esto aun cuando sigo siendo capaz de hacer el trabajo. Mi vista no me define, Byron, aún tengo otros sentidos funcionando a la perfección. Pero... no importa cuanto se lo pida, él no va a ceder porque yo... yo...

—Lara... ¿está todo bien?

Byron se preocupó cuando, luego de verle ponerse de pie tan rápido como pudo, Lara comenzó a tambalearse aun llevando a Aiden en los brazos. Byron cogió al niño con cuidado, pidiéndole a Lara que se sentara en la silla hasta que el mareo pasara. Ella negó.

—Todo está complicándose—dijo, llevándose una mano al pecho—Mañana partirán a Hogwarts y yo no tengo oportunidad de estar ahí. La Orden tiene cada vez menos miembros y el castillo ha dejado de ser un lugar seguro. Si algo les sucede a los chicos... a Harry, y yo no estoy ahí para ayudarles...

—William y Charles se encargarán de eso, Lara, no tienes por qué preocuparte—Byron sonrió y, a pesar de que ella no podía verlo, supo que su acción había sido captada por su propia energía. Lara exhaló. Luego, la mano del hombre serpenteó por los brazos de Lara hasta posarse en la cima de su vientre donde comenzaba a formarse un pequeño bulto, recordando con felicidad la noticia que ella misma había dado noches atrás—Sabes que eso no le hará bien al bebé

—Desearía que Cécile estuviera aquí

Byron le acarició las mejillas, mirando por un segundo el rostro relajado del niño que llevaba en los brazos.

—Yo también

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