Capítulo 6: "Las consecuencias del abandono"
Laurent Brodeur arropó a Cécile bajo sus cálidos y fuertes brazos, algo que ella no esperó en absoluto.
Era una sensación extraña, las manos del hombre estaban posadas firmemente en su espalda mientras que sus labios, tan agrietados como alguna vez lo pudieron estar, susurraban palabras que no logró entender. La soledad del salón les permitió verse cara a cara y preguntarse todo lo que no pudieron desde hace años; Cécile se apartó, dándole la espalda y fijando su vista en el papel tapiz de los Malfoy, aquel que mostraba el mismo árbol familiar que estaba en la casa de los Black. Sus labios se apretaron, aun sintiendo sobre su antebrazo el calor hirviente de Voldemort mientras trazaba lo que a ella le pareció el patrón más terrible que había visto.
—El dolor desaparecerá en un par de horas—Le aseguró manteniéndose en su lugar. Cécile lo miró por encima del hombro—Funciona diferente para cada uno de nosotros, cuando yo obtuve la mía el dolor se fue minutos después, lo cual fue muy bueno, no tengo mucha tolerancia al dolor, ¿sabes?
—No es la marca lo que me incomoda
—Sé que debes estar preguntándote muchas cosas ahora, pero quiero que sepas que todo lo que sucedió en el pasado tiene una razón— dijo. Cécile chasqueó la lengua, intentando mantener su vista quieta sobre el tapiz. Laurent se acercó por detrás, poniendo una mano sobre el hombro de su hija—Puede que parezca increíble, hasta absurdo quizá, pero no tienes una idea de lo feliz que me hace poder verte ahora, pequeña. Incluso luego de tanto tiempo fuiste capaz de reconocerme, de saber que soy tu padre...
—Esto no cambia nada—sentenció, girándose en un perfecto eje para mirar al hombre detrás de ella. Cécile no se había tomado la molestia de observarlo detenidamente hasta ese momento, notando las profundas ojeras debajo de sus enormes ojos azules y los extraños patrones que llevaba dibujados en lo alto de su cabeza hasta tocar el nacimiento de su frente. No quiso reconocerlo, pero su cara, libre de la suciedad y quitando cada uno de sus bellos faciales, era una copia casi exacta de su rostro, tan blanco y puro que les hacía lucir como dos gotas de agua. Laurent se mordió las mejillas, ansioso—Puede que ahora estemos juntos, que compartamos un mismo propósito, pero eso no cambia el hecho de que me abandonaste. El mundo es muy pequeño, padre, puedo asegurarte que de haber sabido que estarías aquí, jamás habría puesto un pie dentro
—Cécile, tienes que escucharme
— ¿Es así como serán las cosas? —Luchando contra las lágrimas, Cécile dejó que su padre la tomara por los brazos mientras clavaban sus poderosas miradas como si aquello les fuera a dar la respuesta a todas sus preguntas. Los ojos de Cécile se cristalizaron—Crees tener el derecho de explicar tus acciones aun cuando han pasado muchos años, aun cuando dejé de necesitarte tiempo atrás. No quiero saber tus motivos, tampoco necesito ver como finges preocuparte por mí, ya he tenido suficiente de eso
—No estoy fingiendo—dijo luego de que Cécile se soltara y caminara hacia la puerta—Eres mi hija, cualquier cosa que te afecte me afecta a mi también
—No te creo
—Si tan sólo me dejaras explicarte...
—Mamá volvió a casarse—dijo Cécile, girándose abruptamente. Laurent asintió
—Eso fue lo que escuché
—Ambos hicieron sus vidas por separado, como si todo lo que pasó durante su matrimonio se hubiese esfumado con la disolución de este, incluyéndome a mí—Laurent sacudió la cabeza—Dieron por hecho que su relación había terminado, entonces decidieron tomar caminos separados e intentar rehacer sus vidas y para eso decidieron botarme como una pila de basura. ¿Sabes lo difícil que fue tener que encajar en Beauxbatons? ¡Yo crecí sin una familia!
» Y ahora vienes e intentas fingir que nada pasó, que tus explicaciones servirán de algo para que yo deje de despreciarte como lo hago—Laurent bajó la mirada— ¿Adivina qué? Yo aprendí a vivir sin ti siendo apenas una niña. No te necesité entonces, no te necesito ahora. Quizá tendremos que convivir bajo estas circunstancias de ahora en adelante, pasar tiempo juntos, salir en misiones al mismo tiempo... pero nada de eso significa que yo pueda confiar en ti. Jamás, ¿escuchaste? Jamás voy a perdonar lo que hiciste
— ¿Aun sin escuchar mis razones?
—Aun sin eso
Laurent le detuvo una vez más, cogiendo su brazo y apretándolo con autoridad. Cécile no supo si sus palabras hirieron su ego o si él de verdad tenía intenciones de arreglar todo lo que deshizo años atrás. Sus ojos azules se clavaron en los de ella y fue ahí donde Cécile pudo notar el dolor que éstos reflejaban. Por un momento pensó que sus palabras habían ido demasiado lejos, lastimándolo de verdad. Luego, la puerta del salón fue abierta y de ella emergió Narcissa Malfoy llevando en sus brazos a una pequeña niña de no más de un año.
—Lo lamento—se disculpó—Margot no dejaba de llorar y creí...
—Está bien, Cissy, gracias por cuidarla—Laurent mantuvo la vista fija en Cécile mientras Narcissa entraba y dejaba en sus brazos el pequeño bulto llorón. La señora Malfoy salió, dejándolos de vuelta en un silencio que se rompió por los sollozos de la pequeña—Su madre murió en el ataque al departamento de misterios. Alice Longbottom...
— ¿Alguna vez pensaste en abandonarla a ella? —preguntó Cécile con la voz entrecortada. Los ojos de Laurent se empañaron
—No—Una fina lágrima bajó por la mejilla de Cécile—Pero tampoco quise abandonarte a ti
—No te creo
—Cécile, por favor...
Saliendo de la habitación, Cécile corrió escaleras arriba hasta llegar a su pieza y cerrar la puerta detrás de ella. Alec estaba en su cama leyendo un libro cuando la vio llegar, con el rostro cubierto de lágrimas y las manos temblando. Se levantó, caminando hacia la chica y llevándola hasta la cómoda donde la sentó mientras intentaba limpiar las lágrimas que le mojaban el cuello. Cécile rio entre el llanto
—Lo siento
—Hey, está bien—Alec sonrió—Ahora eres un mortífago, pero eso no significa que no puedas llorar de vez en cuando. Yo lo hago por las noches antes de irme a dormir—Cécile sonrió—No sé nada acerca de tu vida, ni tampoco sé que es lo que pasó con Laurent para que te hayas puesto así, pero tenemos toda la noche para hablar sobre ello e intentar encontrar una solución, ¿qué te parece?
— ¿Tú sabías que él... que tenía una hija pequeña?
—Sí, pero no sabía que él era también tu padre. Laurent no suele usar mucho el apellido Brodeur, ¿puedes creerlo? Imagino que la única que conoce casi perfectamente a Laurent es Narcissa, ¿por qué? No sé, sin embargo, ellos parecen ser algo... unidos, creo yo. No me hagas mucho caso, son sólo palabrerías, pero eso justificaría la profunda enemistad que existe entre tu padre y Lucius—Alexander sacó uno de sus dulces debajo de su almohada llevándose el caramelo a la boca—Narcissa es muy perceptiva, ella puede darse cuenta de las cosas que a simple vista nosotros no podemos ver, pero que a ella le parece lo más sencillo del mundo. Tiene una visión de halcón, quizá pudo reconocer tu rostro que, déjame decirte, es muy similar al de tu padre, pude darme cuenta de ello.
Cécile no se había detenido a pensar en eso básicamente porque luego de recibir la ayuda de Narcissa, desconocía que su padre podría formar parte de las filas del señor oscuro. Las palabras de Alexander cobraron más sentido luego de analizar los motivos por los que Narcissa aceptó cuidar a Cécile bajo el juramento inquebrantable; ella buscaba proteger a su único hijo, mantener a Draco alejado de las garras del mago tenebroso más grande de todos los tiempos, no obstante, Cécile creyó que aquel no era motivo suficiente para aceptar cuidar de un extraño bajo su techo y poniendo su propia vida en juego.
Cécile Brodeur entendió que en el corazón de Narcissa existía algo demasiado grande, algo que iba más allá de su propio entendimiento.
—No quiero parecerme a mi padre, no quiero algo que me una a él
—Eso será algo difícil. Tienes su misma sangre
—Desearía que no fuera así
—Hay que tener cuidado con lo que se desea—dijo en un susurro cogiendo las mejillas de Cécile entre sus cálidas manos—Si pudieras entender el valor que tienen nuestras palabras... sabrías que desear no pertenecer a un lugar o a una persona hace que toda tu vida cambie. Tan sólo la imagen es horrible, Cécile, por favor, no renuncies
—Tú has renunciado a tu familia—él sonrió—Lo hiciste cuando diste tu palabra de ayudarme con esto, ¿recuerdas?
—Es distinto—Él besó su mejilla—Tú aun tienes por quienes luchar. Estás aquí por Lara
—Estoy aquí por muchas personas. Y ahora te prometo—Alec sonrió—Que serás una de ellas. Voy a sacarte de aquí, Alexander, voy a sacarnos de aquí
—Lo sé—Cécile creyó que ese chico nunca se cansaba de sonreír—Confío en ti—Los ojos de ella brillaron en lágrimas— ¿Necesitas un abrazo?
—Si
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