XXIV. Ceder
"I've seen you with all your lovers who fail
To please you like I know I can
Hold me below the covers and say:
Tonight you'll let me be your hands"
(King of Shadow - Kat Cunning).
No es que tuvieran la carpa exactamente a mano, Namjoon y Jimin ni siquiera recordaban hace cuánto fue la última vez que se escaparon a acampar y menos aún dónde la guardaron. El omega emerge del pequeño sótano con una caja larga y polvorosa entre los brazos, ensuciando de café su sudadera gris claro, conteniendo las ganas de estornudar, pero con el picor en la nariz y en los ojos.
Namjoon se acerca de dos zancadas tomando la caja para limpiarla con un paño húmedo mientras Jimin se sacude el polvo, aprovechando de estornudar, aunque cubrirse la cara con el antebrazo sucio acaba de ser una pésima idea, ya que extendió las manchas en su rostro.
—¿Ves? Dije que estaba en sótano, solo había que buscarla bien— dice caminando hasta su novio—. ¿Cuándo iremos a acampar?
—Cuando termine del invierno —acerca la manga de su suéter hacia la nariz y las mejillas llenas para limpiar el polvo adherido a su piel tersa.
—Me parece —se sienta en el suelo y abre la caja—. Hay que revisar que esté todo, en teoría no debería faltar ninguna pieza.
—Yoongi me odiaría si se le desarma la carpa mientras duermen...
—O mientras folla con Jungkook —acota Jimin con una sonrisa cargada de picardía que arranca una sonora carcajada del beta.
—Pagaría por ver esa escena —menciona Namjoon con un ligero brillo travieso.
Aunque especulan momentos divertidos a costa de ese par de alfas y la travesía que implica dormir al aire libre, se cercioran que todo esté en su lugar para que la carpa no sea un problema. Jimin desde lo profundo de su corazón desea que el viaje sea de ese tipo de hitos que fortalecen la relación, de aquellos que se recuerdan años después y hacen decir "y si lo hacemos de nuevo".
—¿Vendrán hoy por la tarde a celebrar con nosotros? —pregunta alegre el omega limpiándose los últimos rastros de polvo de las manos en el pantalón
—Yoongi hyung me confirmó esta mañana que sí.
A Jimin le resulta inevitable sonreír, piensa en cómo el par de alfas de a poco parecen acoplarse tan bien, Yoongi se ha ido ablandando frente a los mimos de Jungkook, lo nota más feliz, lo había descubierto durante una tarde de almuerzo mirando fotos que tenía en solitario de Kookie y otra selca en conjunto, y bromeaba diciéndole que lucía igual que un gato encandilado por las luces de colores.
Mientras que Jungkook se mostraba bastante más abierto de lo que imaginaba, como si no le importara referirse a Yoongi como su pareja —al menos frente a las personas de confianza—, inclusive lo veía tomando la iniciativa cuando se trataba de sujetar su mano.
—Es que si lo escucharas... —le decía Taehyung jugueteando con sus dedos—, Jungkookie parece no darse cuenta de la mirada que pone cuando habla de Yoongi hyung.
—¿Cómo es? —lo incentivó a seguir, quería detalles que alimentaran su esperanza de ver a esa pareja de alfas prosperar frente a las futuras adversidades.
—Es tan adorable, se refiere a él con tanta ternura y admiración —continuaba emocionado—, es la misma carita que ponía cuando anteriormente hablaba de ti...—y cuando Tae se entusiasmaba a veces soltaba más información de la cuenta—. Olvida eso último —agregó con su expresión de "ups, me excedí".
No era algo que Jimin desconociera, solo que nunca fue un tema que quisiera hablar.
—Haré como si nunca lo hubiera escuchado.
Lo que le transmite Jungkook respecto a la forma en como se enlaza a la vida de su mejor amigo es mucho más intensa que lo que alguna vez percibió de parte de su dongsaeng hacia él. Aunque también teme que ese alfa siga tercamente y dando pasos con los ojos cerrados, porque no se está dando el tiempo de pensar en las implicancias, avanza y avanza. Teme que a las primeras barreras con las que choque comience a tomarle el peso y los problemas parezcan abrumadores.
Jimin espera estar subestimándolo.
Quiere recordarle a Yoongi que sea paciente, que deje de estar tan asustado pese a lo feliz que se ve.
—Vamos, quedamos de ir donde mis padres a la hora de almuerzo y aún estamos con ropa polvorosa —insiste Namjoon terminando de cerrar la caja.
Jimin se apropia del baño primero y Namjoon optimiza el tiempo, termina de ordenar la cocina, guarda la carpa en la maleta del auto y busca la ropa del día. Su omega, saliendo con el cabello mojado y el secador en una mano, sonríe alegre cuando nota colgando de su antebrazo el pantalón y el chaleco que le regaló el mes pasado, tirando del cuello de su camiseta para acercarlo a su altura y exigir un pequeño beso en los labios.
Su familia ya comienza a reunirse, no son tantos como en años anteriores, pero están alguna de sus primas y sus hijos, su hermana también ha llevado a su pareja y Jimin ya tantos años inmerso entre los Kim se dedica a repartir saludos y abrazos, ofreciéndose a ayudar en los preparativos. Namjoon no se arriesga a meter sus manos en la cocina, pero sí lleva bandejas con alimentos para servir entre los invitados.
El policía beta se encarga de abrir la puerta cada vez que escucha el timbre, mirando por la ventana en anticipación a los invitados que espera.
Yoongi aparece con bollos rellenos, una botella de soju y Jungkook atrás. Nota cierta timidez en la manera en que el alfa más alto se encoge y pareciera querer pasar desapercibido cubierto por la espalda del mayor.
Jimin saluda a los recién llegados a la distancia asomándose por la puerta de la cocina.
Jungkook se siente extraño rodeado de personas desconocidas, a momentos tiene que batallar con el impulso infantil de querer sujetar la mano o el brazo de Yoongi como si fuera un niño perdiendo a sus padres entre la multitud.
Cuando era un niño muchas veces se angustiaba viendo como en eventos sociales su madre desaparecía entre las personas y para evitarlo se aferraba a su muñeca o tiraba de la manga de la ropa.
Un mocoso. A veces admite que se sigue sintiendo como tal.
Yoongi no lo mira con reproche al segundo que sus dedos atrapan una porción de ropa frenando sus pasos, de tanto en tanto el mayor desliza su mano por la cintura hasta la espalda dando un pequeño empujoncito para hacerlo avanzar.
Una amable mujer beta a quien reconoce como la madre de su jefe se detiene a conversar con su novio. Jungkook los observa en silencio apretando sus labios, distrayéndose con las decoraciones a su alrededor.
Su corazón salta brusco en su pecho cuando el alfa pálido menciona algo sobre "compañeros de trabajo". Agrega un bajito e inseguro: "mi pareja", mirando a Jungkook como si temiera estar incomodándolo.
—Jeon Jungkook —se presenta con una pequeña venia, extendiendo su mano y sonriendo con la inhibición encima.
Termina encontrando una zona de confort junto a Jimin, ayudándolo con las bolitas de arroz glutinoso. También están en la cocina a cargo de los frijoles dulces la hermana de su jefe y su pareja, betas afables que lo integran con facilidad en las conversaciones.
Hacen intercambio de amuletos para la suerte, incluso recibe uno de parte de Namjoon quien le sonríe con dulzura y un par de hoyuelos en las mejillas.
Algo cálido y agradable llena su pecho, salpicado de un poco de envidia, porque quisiera poder sentirse tan bien junto a su familia, sujetando la mano de Yoongi, pudiendo presentarlo como su pareja, un compañero alfa, sin que sea un problema.
Nadie los cuestiona. A nadie le importa la casta de los otros, ni siquiera es un tema de conversación. En las reuniones de su familia había momentos en que alfas y omegas terminaban segregándose.
—¿No quieres un poco más de soju? —pregunta Yoongi regalando una corta caricia en su nuca—. Seré quien maneje de vuelta, puedes tomar por mí.
—Estoy bien así, hyung —echa la cabeza hacia atrás, siendo acunada por la palma tibia—. ¿Qué amuleto me regalarás?
—¿No te basta con mi presencia en tu vida? —bromea dejando otra caricia más.
Todo lo que ha pasado hasta ahora junto a Yoongi ha sido más de lo que hubiera imaginado y esperado, así que no se atrevería a negar esa afirmación.
A Yoongi le sorprende un poco, esperaba una respuesta sarcástica y no la bonita sonrisa que obtuvo en su lugar.
Al comienzo estaba preocupado tras oler la incomodidad de Jungkook que con sus ojos grandes estudiaba silencioso a la familia de su amigo y se mantenía a su lado como una sombra, pero luego se relajó a medida que lo veía soltarse y compartir. Reía y sujetaba su mano sin titubear.
La familia de su amigo beta es abierta y propician un agradable espacio libre de juicios absurdos.
Yoongi también piensa que una parte de él ansiaba mostrarle a Jungkook que no todo es un desacuerdo continuo. Que así como hay personas que rechazarían su unión, hay otros que apoyarían o que sencillamente no se interesarían en la vida ajena.
Vuelven al apartamento de Yoongi con la carpa en la maleta. Jungkook habla animado sobre las rutas de senderismo que le gustaría realizar, destacando que al ser temporada baja los precios eran prácticamente un regalo.
—Mientras me pueda duchar con agua tibia, puedes elegir el lugar que quieras —comenta sin apartar la vista del espacio para estacionar.
Jungkook sostiene la caja con la carpa bajo un brazo y sujeta la mano de su alfa subiendo por las escaleras iluminadas tenuemente, Yoongi se queja respecto a hablar con el encargado de mantenimiento porque con esa luz escasa cualquiera podría tener un accidente.
El otro alfa no puede evitar soltar una carcajada que no logró reprimir, sintiéndose cruel con la imagen mental de alguien rodando escaleras abajo.
—¿Qué? ¿De qué ríes?
—Casi me siento mal por imaginar a alguien rodando por las escaleras.
—Mocoso cruel —aprieta los labios para no contagiarse con la imagen mental.
—También estás sonriendo, hyung, sé muy bien que puedes tener un sentido del humor tan ácido como el mío —dice frenando los pasos, para tirar de su mayor y atraerlo a su cuerpo—, una de las tantas razones por las que compatibilizamos tan bien.
—¿Acaso tienes una lista? —pregunta intentando controlar ese golpe de alegría que se expande en su pecho.
—No, pero debería hacerla, podrías ayudarme —agrega acercándose a sus labios para robar un beso breve.
Todo es demasiado bueno para ser cierto, pero el tacto tibio de su mano y los tirones en su brazo para que avance son suficientes para arrastrarlo a la realidad.
—Muchas veces fantaseé con esto —confiesa bajito luego de cerrar la puerta.
—¿Con qué? —se estira con pereza y deja la caja en el suelo.
—Esto —intenta armar frases que terminan muriendo en su garganta.
Con alguien que le correspondiera y viera en él a un compañero.
Con Jungkook agarrado de su mano compartiendo momentos juntos.
—Qué puedo decir, soy la fantasía de cualquiera —expresa con altanería y una sonrisa seductora.
—No se si la fantasía de cualquiera —le baja los humos a su alfa arrogante que lo mira como si estuviera ofendido—, pero la mía sí —y con ese pequeño destello de sinceridad los ojos de Jungkook brillan felices, incluso lo exterioriza colgándose de su cuello.
Yoongi camina haciendo un gran esfuerzo para sostener a su compañero y a la vez conservar el equilibrio hasta su habitación.
—Arroja ropa para mí —pide el alfa castaño con toneladas de pereza sobre su cuerpo, tendido de vientre sobre la cama, recibiendo a los pocos segundos después una camiseta que cae sobre su cabeza—. Gracias, por todo, hoy me divertí, la familia de Namjoon hyung...
—¿Ahora lo llamas hyung?
—Hay confianza fuera de la estación —dice removiéndose para mirar a su mayor con una sonrisa—. Fueron muy amables y me sentí cómodo.
—Me habría gustado invitarte a celebrar el Dongji junto a mi familia, pero viajaron a Daegu —comenta calmado, quitándose la ropa, reemplazándola por un cómodo pijama.
Jungkook se incorpora apoyando parte de su peso en uno de sus codos. ¿Lo habría hecho? Su corazón se agita ante la idea de conocer a los padres de su pareja.
—¿En serio?
—No lo diría si no lo fuera —afirma buscando su lado en la cama, empujando a Jungkook.
—A ellos no...—traga saliva sin saber cómo continuar— ¿no les parece extraño que salgas con un alfa?
—Nunca llevé ningún omega, así que mi familia pareció asumirlo sin necesidad que lo dijera, recuerdo que en un cena familiar estaba una de mis abuelas, preguntaba cuándo saldría con un omega y le daría bisnietos, mi mamá riendo le decía "yo que usted dejo de esperar".
—Me gustaría que fuera así de abierto con mi familia...—suspira con la energía que decae abrupta cuando el temor aprieta su estómago de solo imaginar la respuesta que daría su madre—. No creo que ellos...
—No quiero que sientas que te presiono, iré al ritmo al que te sientas cómodo, no tenemos que decirles, tampoco le debemos explicaciones a nadie —sujeta su rostro con ambas manos, dibujando círculos con los pulgares sobre sus mejillas antes de acortar la distancia.
Se sumerge en un beso lento y profundo. Jungkook siente que Yoongi consume hasta los suspiros. Disfruta la forma en que esas manos bajan hasta sujetar sus caderas como si quisiera mantenerlo quieto, justo ahí, bajo su cuerpo y por completo entregado. Cierra los ojos y todo lo que percibe es a su alfa. El peso, la forma en que acomoda la posición de su rostro uniendo sus labios, la lengua suave acariciando el interior de su boca, los dedos delineando sus huesos sobresaliente, el aroma tostado saturando su olfato.
Siente cada parte de Yoongi haciendo contacto con su cuerpo. Con su alma.
Quiere más.
Quiere tragarse sus palabras y los miedos porque lo quiere todo.
—Hay que dormir —dice en un susurro ronco, moviéndose a un lado—, inicias temprano tu turno —le recuerda, recargando el peso en el costado de su cuerpo, notando a Jungkook removerse bajo el cobertor para quedar de frente.
Apenas logran distinguir los relieves con la escasa luz que se filtra por la cortina entreabierta. No es necesario para Yoongi que delinea con lentitud las facciones de Jungkook, quien vuelve a cerrar los ojos, terminando por fundirse cuando los dedos acarician detrás de su oreja y se meten entre su cabello.
—Sigue, sigue, es relajante —insiste sonriendo, apegándose un poco más a Yoongi, perdiéndose en las caricias y en la sensación nebulosa del sueño anestesiando sus pensamientos vagos circundantes a su hyung.
Jungkook despierta al primer timbre estridente de la alarma, extiende el brazo torpemente para apagarla antes que perturbe el sueño de su hyung que duerme recogiendo su cuerpo, tan adorable como un gatito perezoso. Delicadamente sale de la cama sin ganas, si pudiera se quedaría el día entero abrazado a Yoongi hasta que el sol vuelva a calentar la ciudad.
De momento aprovecha las ventajas del frío que llama a acurrucarse y ese alfa de expresión seria ni siquiera lo piensa antes de anular la distancia para robarle el calor. Un gato. Su hyung es la encarnación de un gato.
Le besa suave la frente a modo de una despedida silenciosa. Quiere regresar apenas poner un pie fuera del apartamento, meterse de nuevo en la cama y envolverse en sus brazos, esconderse contra su cuello y pasar horas siendo sostenido por su alfa.
Le gusta más cuando no hay barreras de telas entre sus pieles, cuando el tacto es tibio y suave, un estímulo agradable, incluso si las manos y pies de su mayor están fríos le encanta el contraste brusco.
No imaginó que llegaría a decir que le gusta mucho esos instantes en que un alfa sujeta su cintura y lo carga en su regazo, destinando largos minutos a besos y caricias.
Ser sostenido...es tan amplio.
De a poco ha venido meditando la idea que antes se negaba a darle cabida y que todavía sigue asustándolo. ¿Y si lo intentaba? Yoongi cedía con bastante confianza y siempre parecía disfrutarlo. No iba a negar que los dedos hundidos en su culo era un complemento perfecto en el camino al orgasmo.
Sacude esos pensamientos lejos, es demasiado temprano para planificar actividades sexuales con su novio cuando le queda un largo turno que cubrir.
Aunque su mente se manda por su cuenta cuando el "y si..." interrumpe su tedioso trabajo administrativo.
"Y si te dejas sostener por Yoongi".
Un retorcijón comprime su estómago, pero a la vez percibe el calor ligero formándose bajo su vientre.
Ya es una experiencia abrumadora dejar que su hyung explore su cuerpo a su antojo, no cabe en su imaginación cómo sería ir más lejos, o más bien esta se expande a fuerza y curiosidad a mirar posibilidades.
Logra olvidarlo parcialmente avocándose al trabajo. Obtener testimonios de las personas presentes luego de un robo es un dolor de cabeza, la información muchas veces no coincidía y de paso tenía que lidiar con los reclamo de por qué no aparecieron al momento del incidente, su compañero era más frío y decía que si no llamaban antes ellos no podían aparecer por arte de magia.
Después es su turno de llenar el informe y su concentración se reduce a resumir información.
Aunque haya dejado de pensarlo su cuerpo traduce ese estado de ansiedad con hormigueos y sonrisas involuntarias que llaman la atención de más de un oficial a su alrededor que no duda en bromear al respecto. Jungkook solo se sonroja y niega restándole importancia.
Por dentro es un evento de magnitud enorme.
Y sin meditarlo al salir de su turno se dirige a una farmacia cercana. Pasea por las estanterías, tiene un pequeño canasto que aprovecha de llenar con un neutralizador, un shampoo nuevo, jabón hidratante, pasta dental y de a poco se aproxima a su búsqueda principal. Está atento mirando los distintos lubricantes, algunos con sabores, otros con efecto tanto en frío como en calor. Siente como si se abriera la puerta a un mundo que desconoce, después de todo, con omegas nunca fue necesario pensar en algún líquido resbaladizo adicional al que proveía la biología misma.
No sabe cuál elegir, Yoongi suele comprarlo y habitualmente tiene tubos y sobres de lubricante acuoso e hipoalergénico, aunque mencionaba algo sobre probar uno con efecto adormecedor.
Quisiera probar varios, aunque saca uno clásico base acuosa y sostiene con curiosidad otro sabor menta-chocolate con efecto frío.
Una pequeña brisa de un familiar aroma a frambuesas le hacer buscar con la mirada a su portador, se topa a poca distancia con su amigo omega, ambos analizándose silenciosamente.
"¿Para qué necesita uno?", se pregunta ingenuamente, aunque a los pocos segundos un correcto proceso de inferencia le da atisbos de la amplia vida sexual que seguramente lleva Jimin junto a su jefe.
No quiere detalle, aunque a la morbosa curiosidad le gustaría corroborar ideas...
No.
Incomodidad.
Hay cosas que no necesita saber.
—Buenas tarde, Jungkookie —el omega rompe el hielo.
—Jimin hyung, buenas tardes —responde atropellado, intentando desviar los ojos del lubricante sabor a cerezas.
—Es una buena marca —dice encogiendo los hombros y una pequeña sonrisita en sus labios gruesos y rosados.
No sabe exactamente qué responder. Es oficialmente la situación más extraña de su semana. Avanzan juntos hacia la caja.
Agradece para sus adentros que la bolsa sea oscura, ya se armó una película completa imaginando que la dependienta que lo atendió sabía de sus intenciones de dejarse follar por un alfa.
"Oh, mira, uno de esos alfas anormales, sumiso como un omega, un futuro delta, qué triste por sus padres", dicta su mente las opiniones ajenas que ha oído antes. No levanta la vista de sus pies, avergonzado.
—Podríamos tomar un café si tienes tiempo —sugiere Jimin con dulzura y un apretón delicado en su hombro.
—No sé cómo terminé hablando de mi vida sexual y afectiva junto a Yoongi hyung contigo —dice cubriendo sus mejillas acaloradas con las palmas de sus manos.
Ratifica: la conversación reciente ha sido lo más extraño de su semana.
Al principio fue una inocente conversación en la que Jungkook le agradecía a su amigo omega por integrarlo en la celebración, para después terminar hablando de Yoongi y Namjoon.
De paso su curiosidad fue medianamente saciada con detalles que no necesitaba saber y asumía que mañana mirar la tranquila expresión de su jefe sería bastante incómodo cuando su activa imaginación decidiera armar escenas explícitas y sin censura.
—Necesitabas hablarlo con alguien —contesta bebiendo otro pequeño sorbo del café tibio—, seguramente pensaste que Tae y Jin hyung se reirían.
—Supongo —se encoge en su puesto ante la certeza de esa afirmación.
—Hueles a ansiedad —sonríe el omega—, si disfrutas de sus dedos imagina como será cuando...
—Yah, Jimin hyung —dice con un golpe de timidez encima—, lo he estado pensando todo el día e incluso antes —confiesa mordiendo el interior de su mejilla. Costumbre que se le ha ido pegando de Yoongi, su mayor cuando se sentía nervioso lo hacía.
—Podrá sonar cursi, pero la experiencia de ceder todo y confiar a ciegas en la persona que quieres aunque sea por un momento es intensa, pero si además esa persona te cuida y te sostiene es increíble —comenta con una expresión que a Jungkook le transmite calidez—, y no me refiero solo al sexo.
Piensa en las veces que Yoongi se entregaba y sin palabras le daba a entender que ese instante en que sus cuerpos se acoplaban era sublime. Tiene la imagen de su mayor aferrado a sus hombros, mirándolo con cariño, repitiendo su nombre como si el mundo se redujera solo a los dos.
Aunque aquel instante en que su esencia la percibía cálida y alegre no se prolongaba mucho más, a los pocos minutos después volvían los matices sobrecargados en amargor...
—A veces siento que Yoongi hyung le asusta todo esto, a mí también, pero no quiero hacerle daño, simplemente quiero ser un alfa que lo proteja.
—Seguramente él también quiere que te sientas protegido a su lado, ustedes alfas se sobrecargan del peso de siempre sostener y cuidar cuando debiera ser mutuo, dile a tu animal interno que disfrute de los mimos y dejarse cuidar.
Quizás eso necesitan tanto él como Yoongi. Si bien no olvida que ambos son alfas y todavía está aprendiendo a lidiar con ello, a ratos se deja llevar por su orgullo, el mismo que le insta a sacar el pecho y asumirse por completo en su rol que le dicta su casta, ignorando cosas esenciales, su hyung está lejos de querer ser la parte sumisa de la relación.
Yoongi no quiere ser ese supuesto complemento que "todo alfa necesita", más bien le propone un juego de equilibrios, rompiendo esquemas, le dejará estar en la cima y sentirse poderoso, luego se encargará de bajarlo, porque estar siempre luchando por un puesto en lo alto es agotador.
Muchas veces el sexo entre ellos ha sido una batalla por tomar el control. En varias ocasiones su hyung lo cede parcial o por completo. Jungkook lo ha hecho por partes, como cuando alguien le pide que cierre los ojos e igual abre uno para mirar disimuladamente que está pasando. Quiere confiar, le enseña su cuello, acepta mordidas cortitas y los dedos explorando su interior, pero nunca desaparece un ápice de recelo, el placer lo adormece, pero regresa cuando cree que podría llegar más lejos.
Yoongi nunca avanza sin antes preguntarle.
Lo quiere todo y para conseguirlo tiene que cederlo todo. Es un trato justo.
Jimin se despide con una sonrisa traviesa y algunos consejos adicionales que hacen sonrojar al menor.
Enjuaga la loza recién utilizadas y la guarda en el estante. Ya está completamente familiarizado con el apartamento ajeno. Todavía recuerda la sensación de calor cuando tiempo atrás le entregó una copia de la llave, algo que Jungkook interpretó como pequeños indicios de formalidad. Devolvió el gesto revelando la clave para ingresar al suyo, aunque no imaginó estar diciendo tanto de sí mismo hasta que su hyung comentó: "apuesto que en esa combinación tienes un par de cumpleaños importantes y que algunos de ellos son tu contraseña del banco, acerté, ¿cierto?". Lo hizo, era cosa que jugara con las probabilidades y el descarte.
Si tuviera que decidir, diría que le gusta más el apartamento de Yoongi, no será tan moderno con un sistema de clave en la puerta y tiene un ascensor pequeño y en constante mantención —prefiere las escaleras de todos modos—, pero es amplio, el jardín es bonito y queda cerca del trabajo. Le gusta el aroma a café permanente en el aire, en las sábanas ahora mezclado con el suyo, el sofá blandito y las maquetas a medio terminar en la otra habitación.
El espacio es una guarida segura. Incluso los vecinos son agradables.
Mira la hora, aún falta para que su hyung termine el turno. Utilizará el tiempo para prepararse como si se tratara de un ritual de purificación. Le gusta el nuevo jabón hidratante que deja un aroma tenue en su piel, complementando bastante bien su propia esencia.
Toma un pantalón de buzo y una sudadera holgada, ni siquiera de las suyas, sino una de Yoongi, de las que son suavecitas por dentro.
Está ansioso y todo se concentra en su vientre, los hormigueos, la tensión y el calor. Sabes que apenas la puerta se abra prácticamente saltará a los brazos de su novio. Siente unos deseos enorme de acostarse y tocarse, pero se exige resistir y juntar las ganas para derramarlas directo en el alfa que tiene todo revuelto en su organismo y en su cabeza.
Está en el sofá con las piernas recogidas, revisa trailers de películas y juegos que se estrenarán prontamente, también tiene como diez pestañas abiertas de portales de compra de tiendas online. Un sonido metálico proviene de la entrada, deja el computador portátil a un lado y brinca de su lugar, con pasos largos llega a la puerta y sus brazos rodean el cuello de su hyung, empujando la puerta con la punta del pie para cerrarla.
—¿Y este recibimiento tan efusivo? —pregunta sonriente, aunque no alcanza a agregar nada más porque los labios de Jungkook atrapan los suyos—. Podría preparar algo para cenar —sugiere respirando profundo para recuperar el aire, delineando su cintura estrecha, aún sobre su boca.
—Después que me folles —de alguna parte que desconoce saca el impulso para decirlo sin titubear.
Yoongi omite preguntar sobre la presencia de Jimin porque hay notas tenues de su aroma dulce, tampoco comenta lo bien que le queda su sudadera, todo pensamiento migra lejos, siente que se ahoga, carraspea ligero y lo mira con la sorpresa patente en su expresión. ¿Escuchó bien?
—Jungkook-ah, primero...
—Prioridades, hyung —dice con los nervios haciendo estragos y esforzándose por sonar seguro y no con una amalgama de ansiedad y temor.
Jungkook lo abraza con fuerza y presiona su cuello con besos y pequeñas mordidas, disfrutando de su aroma tostado concentrado en la zona. Degustando el amargor mezclado con la sal.
—Necesito una ducha, estuve corriendo toda la tarde —apoya la mejilla sobre su cabello castaño, sintiéndose estallar por dentro.
—Date prisa —exige con otro beso directo en sus labios.
Yoongi nota lo inquieta que están sus manos que esparcen la espuma por su piel. De solo pensar en la propuesta percibe como empieza a endurecer, aunque encontrarse a su compañero desnudo, de espalda en la cama, piernas separadas y tocándose con descaro termina por despertarlo por completo y reducir el aire en sus pulmones.
Jungkook encarnaba para Yoongi la potente certeza de quedar sin aliento, más todavía si sus ojos oscuros y hambrientos lo exploran de pies a cabeza, volviendo al bulto bajo la toalla. Tiembla cuando lo llama con esa entonación aterciopelada. No puede esperar más para situarse entre sus piernas, empujando suave para generar esa fricción que envía agradables cosquilleos.
Reparte un camino de besos cortos por su mandíbula bajando por su cuello, sus manos suben amasando la piel, aprieta su pecho, apenas sintiendo el relieve de los músculos firmes, presionando los pezones sensibles con los pulgares. Jungkook gime su nombre y aprovecha de atacar su boca.
Jungkook solo quiere seguir siendo por completo invadido por Yoongi. Ya lo hizo en sus pensamientos, en su corazón, que continúe con el resto de su cuerpo es una parte más, la que estaba faltando.
—Confío en ti —le entrega el tubo de lubricante—, puedes hacerlo.
Esa frase nunca deja de tener un peso enorme.
—Seguro que...—dice abriendo la tapa dejando que el líquido frío moje sus dedos, respirando la ansiedad mezclada con el miedo.
—Hyung, no quiero retroceder.
Asiente y delinea la hendidura estrecha antes de introducir lento su índice y medio, instantáneamente apretados por el calor húmedo de su interior. Jungkook se había estado preparando lo cual facilitó un poco el trabajo. Sin mayores dificultades agrega un tercero, moviéndolos despacio. Sintiendo pequeños tirones desde la entrepierna conteniendo el deseo de penetrarlo rápido y profundo, ansiando fundirse dentro.
Jungkook quiere decirle que es suficiente, que lo haga ya, pero deja a su mayor tomarse el tiempo en dilatarlo. Estira sus paredes, hunde sus dedos lo más que puede, los saca antes de volver a meterlos y expandir. Una y otra vez hasta que va percibiendo como la invasión deja de ser incómoda y tensa.
Vierte más de lubricante y se alinea antes del primer empuje comedido. El menor suelta un corto ruido de sorpresa y entierra la yema de sus dedos en los hombros pálidos, notando que enrojecen cuando deja de hacer presión. Yoongi avanza un poco más y Jungkook cierra los ojos respirando pausado, está pasando y por más tiempo y preparación física y mental, está sumido en un montón de emociones revueltas.
Su lobo está inquieto y las señales de dolor atraviesan como pinchazos. Creyó que sería más terrible, pero no deja de ser intruso e invasivo a primera instancia. Si lo lleva a una analogía con su vida y con su hyung, así fue la primera fase de su relación, algo forzoso, una especie de rechazo mutuo pero al mismo tiempo se buscaban.
Jungkook desea esto. Baja sus manos hasta las caderas contrarias y respira profundo antes de atraerlo para que hundiera lo que faltaba, sus músculos se contraen en respuesta al dolor. Yoongi jadea ronco por la sorpresa y Jungkook no logra acallar el quejido ahogado.
—No tenemos que ir rápido —le recuerda besando su frente, manteniéndose quieto aunque la presión firme envolviendo su pene lo insta a querer perderse y buscar saciar su propio placer.
—Esto es raro.
Yoongi siente como si retrocediera.
—¿Qué cosa? —pregunta suave.
Lo diferente es la forma en que Jungkook lo mira como habiendo perdido el miedo inicial. Sus ojos expresan tanto afecto que Yoongi no sabe cómo digerirlo.
—Sentirte así.
Invasivo, pero al mismo tiempo está tan pleno.
Se deja ir, sabe que Yoongi lo sostiene.
Lo llena de caricias y besos a medida que los movimientos van cobrando rapidez. Jungkook araña la espalda blanca, lienzo donde deja sus trazos rojizos, retorciéndose, disfrutando de las descargas placenteras que se enredan con un poco del dolor tirante circulando por sus nervios excesivamente estimulados. No alcanza ni siquiera a rearmar su noción de realidad antes de que su hyung vuelva a enterrarse profundo. Ya no sabe ni lo que piensa y se limita a sentir.
Todo se siente increíble.
—Llega hasta el final —dice con un hilo de voz, apenas logra configurar órdenes complejas como conectar ideas y traducirlas a palabras. Se está derritiendo con cada estocada, cuando abre la boca solo consigue gemir y gruñir.
Pero Yoongi no llega hasta el final, no quiere hacerle daño, aguanta y se retira cuando sabe que Jungkook está cerca, las paredes aprietan, el calor en su interior aumenta tanto como la piel caliente y el palpitar del pene que envuelve en su mano. Introduce tres dedos al salir, empujando con ellos sin detenerse.
Se estremece con la mirada vidriosa de su dongsaeng, notando que estira su brazo trazando un camino en bajada por su vientre hasta sujetar su erección, masturbándolo con movimientos erráticos.
Jungkook es hermoso. El sudor moja su frente, las mejillas están teñidas de rojo, aprieta fuerte los párpados, formando pequeñas arruguitas y su boca se entreabre dejando salir un sonido de completa satisfacción que vibra directo en su entrepierna. Un intento por vocalizar su nombre. La expresión de su alfa alcanzando el orgasmo es una completa maravilla y lo arrastra al suyo ensuciando la mano que no deja de comprimir firme y acariciar, descendiendo mojada para acunar en su palma el nudo hinchado.
Yoongi emite un ruido ronco cuando las piernas de Jungkook lo abrazan y lo comprimen contra su cuerpo. Puede sentir el grosor en la base de su pene presionando. Se embriaga con el aroma a limón y jengibre.
—Jungkook-ah —murmura, en su mente transita una frase tras otra mediante las que podría expresarle que está perdidamente enamorado y lo especial que fue haber tenido la oportunidad de sostenerlo—, te estoy aplastando...
Jeon piensa en como sus propios sentimientos aplastan su pecho, a veces es cómodo, otras veces duele y le quita el aire.
—Eres liviano, hyung —dice bajito arañando superficialmente su espalda, evitando pasar por encima de las otras líneas extensas—. Se siente bien, eres muy cálido.
Es como si soñara, pero el cuerpo de Yoongi lo ancla a la tierra.
Como si mantuviera el amor que nace en su pecho justo donde debe estar entre los dos.
—Tú eres cálido, yo soy quien te usa como calefactor por las noches.
—¿Me usas?
—De calefactor —específica.
—Qué cruel, hyung y yo que pensé que me querías...—dice con una entonación dramática.
Yoongi traga saliva. Por lo general su intercambio de frases emotivas y sentimentales siempre iban cubiertas en sarcasmo, otras tantas eran indirectas y debían leerse entre líneas, pero siempre abiertas a interpretación.
Y a veces las interpretaciones fallan.
Jungkook lo arrastra a ser sincero. Está aterrado, pero ya ha entregado su corazón en bandeja a su compañero alfa y mira a la distancia y con temor que hará con él.
Jungkook no le hace daño. ¿Por qué no puede dejar de estar asustado entonces?
"No ahora, quizá después". Intenta ignorar esa frase molesta.
Piensa en la confianza con la que Jungkook se arroja a sus brazos. ¿No tiene miedo?
Cree que su terco alfa no está pensando y solamente se entrega, asegurándole con ninguna certeza más que las ganas y las intenciones que se quedará.
—Lo hago —responde con un enjambre de insecto revoloteando en su estómago—. Mucho.
—También.
Intercambian un te quiero, a su forma, poco directa, tosca, temerosa y con pequeñas sonrisas en medio de un abrazo.
Yoongi siente el calor expandirse por su pecho y su garganta se comprime, incluso sus ojos pican porque se está derrumbando, los cierra para retener el resultado de su poca capacidad de recibir y manejar una oleada de afecto.
Jungkook lo abraza firme con sus propios latidos alterados, aferrándose para no temblar con el conjunto de emociones que lo consumen con tan solo saberse querido por su alfa.
El invierno más cálido que ha tenido en la vida entera.
—Hyung, ahora si podrías prepararme una cena —susurra con una sonrisa y ojitos grandes.
No es como que Yoongi quisiera levantarse cuando está tan cómodo arrimado a su alfa, pero no sabe decirle que no a esa expresión de cachorro consentido y manipulador.
Tiene que apoyar la mano en su pecho porque sigue sintiendo una especie de arritmia. Está convencido que Jungkook es demasiado para su corazón.
***
Estaba viendo Trinkets y la canción me encantó (la serie igual) y me hizo pensar enseguida en este par de alfas 💖
Gracias por apoyar a mi hijo ;u;
Toneladas cariños para uds 💕
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