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Extra V

Hay cosas que a Jungkook le parecen asombrosas. Por más que sean parte de su vivir cotidiano y observe un escenario familiar por años, casi cada día, aún así no deja de ser una pequeña maravilla que le arranca inconscientemente una sonrisa. Detalles que le provoca tanta ternura que su pecho se siente tibio.

Todo parte por observar a su hyung dormir. Si hace una proporción debe ser algo similar a tres es a uno las veces que suele levantarse antes que Yoongi, buen gato perezoso que aprovecha la cama hasta el último minuto posible. Siempre hay algo nuevo, como lucía ayer, como luce hoy o la forma en que se veía la semana anterior nunca es igual. Por lo general se mantiene la constante de un semblante plácido, algunas ocasiones con sus labios entreabiertos, en otras juntos de forma relajada. A veces está tendido de espaldas, en otros momentos duerme hacia uno de los costados, algunos días estira los brazo por la cama o los recoge cuando se hace bolita en temporada de invierno. A esto se le suma Holly y Gureum que suelen buscar los huecos disponibles para acomodar sus pequeños cuerpos peludos. No sirvió mucho comprarle camas bonitas con formas de tartas de frutas o de hot-dog, porque acaban en la suya y Jungkook debe admitir que son padres consentidores.

También había instancias que coincidían con periodos de mayor estrés que su hyung no dormía plácido, sino que sus labios estaban apretados, sus facciones se contraían en pequeños movimientos y su cuerpo se notaba tenso. Cuando eso pasaba, el alfa castaño le abrazaba por la espalda, hundía la nariz en su cabello notando el fuerte aroma amargo que sugerían la presencia de una pesadilla y repartía caricias suaves por su hombro hasta que le percibía relajarse. A veces Yoongi despertaba, volteaba y le abrazaba de vuelta emitiendo algún gemido rasposo antes de volver a conciliar en sueño. A veces bostezaba y le relataba las escenas desesperantes que asaltaron su buen dormir, Jungkook le aseguraba que no tenía de qué preocuparse si tenía a semejante alfa como guardián de sus sueños apuntando con el pulgar en medio del pecho, arrancando carcajadas roncas y perezosas del mayor.

Observar aquellos pequeños detalles son placeres cotidianos. Ese tipo de cosas que le reencantan a diario.

Es que si a Jungkook le preguntaran si pese al transcurso de los años sigue igual de enamorado de Yoongi, asentiría enérgico, porque siempre hay algo fascinante, uno de los muchos detalles cotidianos, en la forma que duerme, en las palabras de ánimo y platillos favoritos en los días malos, los besos, los juegos, las propuestas y el sexo desvergonzado, la ternura con la que suele acurrucar a los dos perritos en su regazo, la misma con la que enreda los dedos al acariciarle el cabello y lo abraza, su risa, el sarcasmo y su mirada afilada. No pararía de enumerar.

Reconoce que ambos se esfuerzan en mantener bien alimentada la relación. Procurando no dejarse envolver por las discusiones y dificultades, mirándolas como pruebas que les permiten fortalecer aquello que siguen forjando juntos.

A Jungkook le conmueve cuando Yoongi sujeta sus mejillas y lo acaricia tan lento como si quisiera asegurarse que es real.

—Hyung, a veces me pregunto si acaso piensas que será como esas películas en que todo fue un sueño y despiertas de un largo coma y sin piernas —decía una noche en que se apoyaba contra su pecho pálido, dibujando círculos sobre la piel, rozando las marcas rojizas que fue dejando en ella cuando minutos atrás todo era calor y caricias intensas.

—Yah, ¿por qué tan trágico? —preguntó con su voz ronca, finalizando con la risa bajita que retumbaba en su oído.

—Aprendí de ti, cariño.

A veces —pronunció antes de tomar una pequeña pausa, empujando la sinceridad en lugar de alguna broma irónica—...creo que esto es demasiado bueno para ser real.

—¿Piensas que soy demasiado bueno para ser real? —Jungkook sonreía con orgullo, acomodándose para alzar la mirada y encontrarse con aquellos negros ojos afilados.

—A veces creo que sí.

—¿Cómo que a veces?

—A veces —insistió Yoongi con una pequeña sonrisa ladina—. Muchas veces. —Por no decir que casi todo el tiempo, pero no lo admitiría en voz alta todavía o le subiría los humos a la cabeza a su alfa tan presuntuoso.

Yoongi observó como la expresión de Jungkook transmitía una luminosa alegría de la cual quería impregnarse. Volvió a tomar sus mejillas, disfrutando detalle a detalle todo lo que iba percibiendo, piel tibia bajo sus yemas, calor y hormigueo suave de la respiración mezclándose con la suya, hasta reducir la distancia en un beso lento.

Demasiado bueno para ser real.

Jungkook también lo ha llegado a pensar.

...Entonces despierta de sus ensoñaciones y mira a Yoongi dormir y sabe que las cosas van muy bien en su vida.

Yoongi gira un poco el cuello, pero sigue sin mover el resto del cuerpo. Aquellos pequeños ojos negros parecieran analizarlo, los perritos ni se inmutan, Holly y Gureum se han acurrucado contra el pecho del alfa pálido.

—Me falta un cachorro —dice y da una palmadita al colchón como señal para que se ubicara a su lado a compartir su siesta de media tarde.

Ambos habían llegado recientemente de sus respectivos turnos, Yoongi se quitó los zapatos y avanzó a zancadas para echarse sobre la cama mientras Jungkook tomaba el turno para preparar el almuerzo que tendrá que recalentar porque apenas vio a su hyung caer rendido por el cansancio no fue capaz de despertarlo.

Es que a Jungkook le gusta mucho observarle dormir. Le transmite calma y de paso le hace mirar que también necesita un descanso. Lo sabe porque hay una tensión y dolor en sus hombros. Se estira para desperezarse y los músculos envían punzadas molestas. Mentalmente también se siente agotado. Los casos que ha tenido que enfrentar en su unidad están siendo más complejos que los anteriores, el último mes ha estado en terreno más que nunca haciendo seguimiento para descartar sospechosos.

Intenta despejar su mente, desea dejar la tensión de los casos densos en las dependencias de su trabajo y no traerlas a la cama. Aunque es más fácil pensarlo que hacerlo. Muchas veces Yoongi acariciándole el pelo le decía que podía compartir sus preocupaciones y que no siempre era sencillo sacarse el traje del trabajo y pretender que ya no afectaba.

Quizá después lo hablaría, ahora la prioridad para Jungkook es abrazarlo por la espalda y apoyar la nariz sobre su cuello para llenarse del aroma tostado del café que le transmite toda la seguridad que necesita.

Yoongi susurra su nombre con cariño y el menor responde dejando un beso ligero en su piel tibia antes de cerrar los ojos, apretar un poco más el agarre a su cintura y apegar por completo su pecho a la espalda ajena.

Cuando abre los ojos no sabe cuánto rato ha dormido, pero se siente más repuesto. Yoongi ha volteado, los perritos descansan hechos un par de bollitos en las almohadas de la cabecera de la cama. Nota un peso sobre su pierna, su mayor la envuelve entre las suyas. Un pequeño rugido interrumpe el silencio en la habitación.

—Muero de hambre —murmura el alfa azabache con la voz cansina, dándole a entender a Jungkook que su hyung está despierto con los ojos cerrados.

—Está listo el almuerzo, solo hay que recalentarlo.

—No me quiero levantar, ¿puedes traerlo? —Pide con un pequeño puchero—. Jungkook-ah, consiente a tu hyung y tráele comida.

Le encanta cuando suaviza su entonación y adquiere matices infantiles. Se derrite de ternura con ese labio inferior abultado y aquella mirada gatuna adorable.

—Afortunado hyung, tienes a un alfa que le gusta mimarte —dice Jungkook al entrar con una bandeja con el estofado caliente y arroz.

Tienen una pequeña batalla para evitar que los dos perritos se arrojaran encima, siendo Yoongi quien sujeta y aparta la comida del par de animalitos y Jungkook quien los baja de la cama.

El mayor disfruta cada bocado y su pareja sonríe con orgullo, diciendo que no es comida congelada, que fue hecho cien por ciento con sus manos. Los ojos de Yoongi brillan traviesos al decir: —Ah, ¿sí? ¿También plantaste y cosechaste las zanahorias y el arroz?

Jungkook no responde, se limita a sonreír con los labios cerrados y las mejillas llenas de comida. Sabe que si no estuviera bueno la expresión de su alfa lo delataría con facilidad.

—Hyung, sobre nuestro fin de semana libre...—comienza Jungkook luego de tragar.

—Sobre eso... olvidé comentarte algo, le dije a Jimin y a Namjoon que podíamos cuidar a sus hijos el sábado.

—Oh, hyung, como no habíamos planificado nada le dije a Seokjin que no era problema para nosotros cuidar a Jiwon el fin de semana.

Ambos intercambian miradas confundidas como intentando entender en qué acababan de meterse y hacerse una idea de cómo sería su tranquilo fin de semana libre. Yoongi emite una pequeña queja en voz baja acerca de lo descoordinados que pueden ser algunas veces y Jungkook pregunta qué hacer para mantener a tres cachorros entretenidos.

—¿Acaso somos una guardería infantil? —farfulla el alfa pálido.

—¿A quién se lo preguntas? Que yo sepa también aceptaste que cuidáramos niños.

—Es una pregunta para los dos y deberíamos cobrar por esto.

—Deberíamos —Jungkook sonríe un poco y Yoongi le devuelve el gesto con un poco de resignación.

—Cuando nos tomemos otro fin de semana o salgamos de vacaciones al otro extremo del país o del mundo dejaremos a nuestros cachorros a su cuidado, es lo mínimo que nos deben.

—¿Seguro? Te gusta que Holly y Gureum nos acompañen en nuestros viajes —comenta Jungkook estirando las manos para sujetar y apretujar las mejillas tibias de su alfa.

Yoongi responde con un ruido ronco que el menor interpreta como haber dado justo en el clavo, ambos son blandos si se trata de sus perritos. Además puede afirmar que la galería del teléfono del oficial Min está llena de fotos de ambos animalitos en la playa la última vez que fueron.

Los dos tienen su galería de imágenes llena de fotos de los Holly y Gureum haciendo cualquier gracia. Incluso están de fondo de pantalla.

—Tenemos que hacer un visita al supermercado —se lamenta el menor de los alfa, quien pensaba minutos atrás que tendrían un día de completa pereza y pijamas en el apartamento.

—¿Tenemos?

—Falta comida en el refrigerador, más si mañana tenemos cachorros que alimentar y cuidar.

—Vuelvo a insistir, ¿tenemos? —El azabache pregunta nuevamente con ambas cejas en alto—. No olvides que es tu turno de hacer las compras —le recuerda.

—Yah, hyung, ¿acaso no quieres ir conmigo a una romántica cita al supermercado?

—No es una cita que me parezca tentadora, menos en un momento de pereza como este.

—Te invitaré un café —persiste con su miradita de cachorro triste para persuadir al mayor.

Yoongi termina por aceptar, el café no fue exactamente la pieza clave, sino que aún con los años esa mirada de adorables ojitos oscuros —una que le aporta dulzura a los rasgos que han madurado con el tiempo— logra hacerle decir que sí la mayoría de las veces.

A eso se le suma una ducha juntos y manos inquietas por tocar y complacer. Yoongi deshaciéndose en suspiros apoyado en el hombro de Jungkook con las piernas débiles, envolviendo más firme la erección ajena, moviendo más rápido para coordinarse al ritmo que impone su alfa.

—Esto viene adicional al café por tu compañía —susurra el alfa castaño besando su mejilla.

Cualquier pensamiento es tapado por las placenteras oleadas cálidas cuando termina con la espalda apoyada en los azulejos, pantorrillas que tiemblan y devorado por la ávida boca caliente de Jungkook y dos dedos metidos en su culo.

Sí, Jungkook sabe convencerlo más que solo con sus miradas tiernas. Tanto así que está de buen humor ordenando en el carrito cada cosa que su pareja le pasa, incluso no se queja al ver su intención de comprar artículos innecesarios, como moldes para huevos con forma de animalitos que están en oferta. También compra varios snacks envasados con la excusa que son para los cachorros.

—Apuesto mi vida que dos tercios son para este cachorro que tengo a mi lado —afirma Yoongi apretando suave su oreja.

Jungkook ríe entredientes al verse tan expuesto, pero no le importa y agrega otro paquete de galletas al carro.

Cumple con lo acordado e invita a su hyung a una pequeña y nueva cafetería que se ha puesto a pocas cuadras del apartamento. Yoongi está maravillado con su emparedado y Jungkook no resiste estirar la mano para robarle un poquito, pasando por encima de las quejas de su novio que trata de alejar la comida del alcance de sus dedos.

Al llegar al apartamento el menor trata de escabullirse de la responsabilidad de ordenar las compras, pero Yoongi rodea su cintura con un brazo cuando ve que de a poco se empieza a alejar paso por paso disimulado de la cocina.

—¿Crees que voy a ordenar solo?

Y con esa ronca frase Jungkook acaba redistribuyendo la comida en el refrigerador mientras Yoongi se encarga de la alacena, viendo como meter tantos paquetes de snacks sin molerlos en el proceso.

El alfa azabache está apoyando la cabeza en el hombro de Jungkook, quien responde los mensajes en la conversación grupal, Yoongi insiste que les avise que la guardería de cachorros revoltosos abre de medio día en adelante porque quiere dormir hasta tarde, pero Seokjin insiste que tipo once estará con Jiwon.

—Once y media. —Codea Yoongi a su novio para que escriba la negociación, porque cada minuto en la cama cuenta.

El menor envuelve a Yoongi con sus extremidades superiores e inferiores, sabiendo que su hyung ni siquiera tiene intenciones de escapar ahora que las noches se han vuelto más frías. En verano es capaz de empujarlo de vuelta a su lado de la cama cuando siente el calor infernal y a su alfa sudando contra su espalda. En momento como esos Jungkook riendo le recordaba que en otras ocasiones no se quejaba cuando sus pieles mojadas entraban en contacto.

El alfa castaño murmura bajito que mañana será un día agotador y su mayor propone una estrategia: llevar a los niños al parque para que agoten las energías y una vez exhaustos solo querrán ver una película en el apartamento y dormir.

—Jiwon se quedará hasta el domingo por la tarde, sus padres quisieron escapar a unas termas en las montañas, deberíamos ir también —comenta bajito Jungkook, hundiendo la nariz en los cabellos negros, inspirando lento el aroma amargo del café—. Siempre me he preguntado cómo los tres eligen habitaciones en las hostales y hoteles.

—Seokjin me contaba que las primeras veces asentía cuando le ofrecían habitación con cama doble y cama simple, hasta que un día con su mirada salvaje y le dijo al recepcionista de turno que quería una cama para los tres, la más grande y cómoda que tuviera ¿o es una exigencia irracional? Y así fue como tuvo una cama enorme.

Jungkook ríe bajito imaginando la escena. Frota su mejilla en el cabello azabache y deja un par de besos en su coronilla. Yoongi emite un ruido ronco y mantiene los ojos cerrados complacido por los mimos.

—Nuestro próximo día libre les dejamos a Holly y Gureum y escapamos a esa terma en las montañas o podemos ir a la playa —sugiere a susurros, apretando un poco más el brazo con el que ciñe a Jungkook.

—Podemos ir a Busan, mis padres quieren verte.

Yoongi asiente quedito a la espera de más besos y caricias en la espalda. Le alivia haber pasado de ser una especie de ser innombrable para los señores Jeon a ser un invitado bien recibido. Le agrada porque ve a su pareja genuinamente feliz de saberse aceptado y querido por su familia.

Aunque de ir a Busan deberían llevar consigo a Holly y Gureum, ya que la señora Jeon los adora y siempre le tiene juguetes nuevos al par de perritos.

—Yoongi hyung —pronuncia suavecito acompañado de un beso en la frente—. Hyung —musita alargando las vocales y apretando los labios sobre una de sus mejillas—. Yoonie. —No le importa pasar por encima de toda formalidad, sujeto a toda la confianza que hay entre ambos.

El "te amo" llega en un susurro tibio sobre sus labios. Yoongi responde con un casi inaudible "también" antes del beso de buenas noches.
 
  
  
  
 
  
  

 
   
  
  
   
   
    
Yoongi siente que su apartamento más que parecer una guardería, es como un zoológico con tres niños correteando por la sala de estar y tres perros adicionales que huelen a Holly y Gureum intentando entender en el espacio nuevo en el que se encuentran y quienes dominan el territorio.

Debió asumir que junto a sus hijos venían sus respectivos perritos: Yeontan, Mickey y Rapmon.

Jungkook, en cambio, parece en la gloria, sonriendo extenso y rodeado de cachorros tan juguetones como él. Aquello termina siendo contagioso, sus labios se estiran y los aprieta para contener la sonrisa evidente. Es que su alfa es adorable y sus carcajadas son una melodía alegre que le inunda de ánimos.

El alfa azabache logra convencer a su grupo de cachorros que le ayuden a preparar la comida que llevarán para su picnic en el parque. Soobin se divierte rellenando emparedados con todo cuanto encuentra disponible, Jiwon se queja que no quiere el suyo con aquellas mezclas extrañas que hace el niño mientras usa el molde de conejo para los huevos cocidos y Yuna arma junto a Yoongi bolitas de arroz.

Jungkook por su parte se ocupa de los cachorros peluditos que exploran el apartamento.

Emprenden su camino a uno de los parques más grandes de la ciudad, un pequeño pulmón verde entre tantos edificios y cemento. 

El ambiente en el vehículo es ruidoso entre niños, perros y convencer a todos que no partirá si no tiene cada uno el cinturón de seguridad puesto. Además de la discusión entre Jiwon y Soobin sobre qué canción quiere cada uno. Yuna va con el rostro casi pegado a la ventana observando todo.

A veces Yoongi olvida lo caótico que es cuidar niños hasta que tiene a tres pequeños que parten corriendo a los columpios y resbaladillas, pensando "por favor que ninguno tropiece". Está seguro que si no fuera porque Jungkook tiene las correas sujetando a los perros, hubiera avanzado a zancadas tras los cachorros humanos.

Luego se repite "por favor que ninguno se caiga desde lo alto de la resbaladilla", en tanto rondaba cerca de ellos junto a Jungkook, quien acaba de liberar a los canes para que corretearan por el pasto.

Después aumenta la tensión en su estómago y pequeños ataques cardíacos cuando los mira escalar un árbol. Yoongi les advierte: —no tan alto—, y aunque Jiwon y Soobin corean un "siiií", el alfa siente que ya es demasiado y con el pecho apretado al notar ramas endebles.

—¿Así se sentía mi mamá cuando trepaba árboles? —pregunta Jungkook con la mirada hacia lo alto, observando a los tres cachorros revoltosos, preocupado mordiendo el interior de su mejilla—. Pobrecita.

Yuna hace señas con expresión de angustia indicando que no sabe cómo bajar. Jiwon intenta transmitirle seguridad con pequeñas caricias y Jungkook hace gestos diciéndole que la recibirá en sus brazos. Los otros dos cachorros insisten en querer ser recibidos por el alfa castaño también.

Yoongi no los culpa, los brazos de Jeon son acogedores.

Cuando mira a Jiwon, su ahijada, trepar a los hombros del alfa castaño y jalar sus cabellos al acomodarse, se acordaba que las primeras veces que vio a su pareja con la niña en brazos, cuando apenas era una bebé, sintió una mezcla de ternura y temor, no solo porque cargara a una criatura todavía tan frágil, también porque pensaba que Jungkook lucía tan natural con un cachorro en brazos, como si fuera aquella pieza faltante para un rompecabezas perfecto, justo aquello que no podía ofrecerle —adoptar no era una opción para un par de alfas y tampoco le entusiasmaba la idea—.

Luego Jungkook abrazando su cintura le susurraba si acaso se sentía inseguro, recordándole que no tenía intenciones de alejarse de su lado —¿todavía quieres aguantarme muchos años más?— y Yoongi asentía enérgico sujetando sus manos, le gustaba aferrarse a esa certeza.

Cuando Jungkook quedaba agotado de jugar con los niños cada vez que tenían que cuidarlos y cuando pasaba sustos en el proceso, le decía a su alfa que era demasiada responsabilidad.

También lo recordaba cuando pasaba terrores con sus hijos caninos. Un día tuvo que tomar a Holly y angustiado correr a ver a un veterinario de urgencia tras darse cuenta que se comió un trozo de chocolate negro.

—La paternidad no es lo mío —decía después de pasado el pánico y con Holly de vuelta en casa y dieta de arroz con pollo y medicamentos.

—Los niños y los cachorros encajan bien en tus brazos —contestó Yoongi acariciando su cabello.

—Pero me siento más un hermano mayor que algo siquiera cercano a un padre, apenas puedo con nuestros bebés.

—Haces un buen trabajo con nuestros bebés, salvaste a Holly. —Besó su frente y Jungkook no dejó de mantener el puchero.

—Más bien me hice responsable de mi error por dejar el chocolate a su alcance.

—Así aprendemos a ser más precavidos, tener perros responsablemente y amarlos es como tener hijos —afirmó enredado los dedos en su cabello—. Deseo seguir compartiendo esta peluda y adorable responsabilidad contigo.

Cuando vuelve a mirar a su alfa desenvolverse tan bien entre los cachorros ya no le genera la inseguridad que sentía antes, en especial cuando pensaba en el sueño familiar de los Jeon y un hogar lleno de niños. Sino más bien disfruta de lo feliz que se ve jugando como el hermano mayor que nunca fue hasta que aparecieron esos tres mocosos en sus vidas —un día le confesó que algunas veces quiso un hermano menor hasta que pensaba que le robaría toda la atención y se le pasaban las ganas—.

Yoongi también se siente feliz.

El almuerzo resulta igual de revoltoso con cinco perritos con sus ojitos suplicantes y lloriqueos por comida. Jungkook y los niños insistían que tenerlos amarrados era cruel. La manta que pusieron acaba con manchas de salsas, migas y granitos de arroz.

Al finalizar los niños insistieron en ir al estanque a alimentar con migas a los patos. Soobin fue correteado por una de las aves, Jungkook y Yuna corrieron a socorrerlo. Yoongi tuvo que morderse el labio para no reír, Jiwon lo hizo con ganas, fuerte y agudo, de una forma que le recordaba bastante a Seokjin.

Apenas le quedan energías cuando el sol se esconde, así que le cede el volante a Jungkook, quien bromea diciéndole que los años le pesan al oficial Min.

A veces un poco. Hace bastante tiempo que asumió que no tiene la misma energía que a sus veinte. Si ha de ser sincero, nunca se ha considerado a sí mismo como una persona rebosante de ánimos a diferencia de su pareja que tiene batería por los dos.

Al menos puede jactarse que su plan funcionó y los tres niños acaban durmiendo a mediados de una película sobre el sofá cama desplegado en la sala, junto a Gureum, Holly y Rapmon entre sus cuerpos.

—Todavía quieres cachorros que no sean Holly y Gureum corriendo por el jardín de tu madre —pregunta Yoongi en voz baja, entonación perezosa, exhausto con Tannie en brazos, acariciando sus orejitas.

—Con estos tres y a momentos es más que suficiente —responde bajito antes de agacharse y recoger a Mickey que exige ser acurrucado con pequeños gemidos—. Se me antoja que viajemos.

—Me puedes llevar adonde quieras, solo compra los pasajes —el alfa azabache sonríe con los labios cerrados y ojitos con pequeñas arrugas.

Jungkook le devuelve la sonrisa con dientes y alegría vibrando en el ambiente, transmitida por ese aroma a limón y jengibre que tanto le fascina —fue así desde el primer momento que pudo olerlo—.

Su menor deja un fugaz beso en su mejilla y Yoongi quiere repetirle que sujetará su mano y emprenderá muchos viajes a su lado, no solo a tierras lejanas, sino a todos los proyectos que vayan trazando en el camino a través de los años. 

Porque Yoongi quiere el placer de su compañía todo lo que se pueda, aunque a Jungkook le responda con una semi sonrisa "claro que quiero aguantarte por años, mocoso".

—Entonces, ¿llevamos a nuestros cachorros o los dejamos con nuestros amigos?
 
  
  
  
  
  
   
   
  
  
   
  
  
***
Todo finalizado un 29/02 (estaba encaprichada de terminarlo justo hoy). Es que febrero es especial porque este mes nació mi bebé.

Espero que les haya dado un poco de fluff a sus almas este último extra.

Ahora sí cierro Without Sugar, muchísimas gracias a todas las personas que me han acompañado con esta historia 🥺💜. Ha recibido muchísimo más amor del que pensé que obtendría y me siento muy feliz de que les gustara. Nunca me canso de agradecer por haberse tomado un tiempo en leerme ;u; 💕.

Les adoro y les deseo amores y amistades lindas como las que quise plasmar en este hijo.

Siempre feliz de leernos en otros de mis bebés y los que vendrán.

Pd. Autopromoción~
Para más alfaxalfa uwu tengo dos bebes un poco fluff y angst JinKook y otro puro fluff TaeGi ;D

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