Extra IV
Yoongi sospechaba que su vida se pondría de cabeza una vez que dieran el enorme salto de la paternidad. Sólo que no imaginaba que sería tan brusco y que, tanto a él como a su pareja beta, terminaría por hacer que intercambiaran miradas confundidas cada dos por tres y tuvieran que abrir buscadores web, llamar a Taehyun, Kai y Beomgyu para pedir consejos, incluso a Yeonjun o Soobin con tal de obtener cualquier información que les permitiera bajar los niveles de ansiedad.
Ambos agradecen tener amigos que en todo momento les han apoyado, porque aún teniendo conocimientos por montones y afinidad con los niños, quedaban en blanco en varias ocasiones.
Si tuviera que resumir todo el proceso de adopción, diría que fue muchísimo más complejo de lo que pensó que sería. Partiendo por la cantidad de documentos y citas con profesionales que evaluaron hasta el último aspecto de ellos. Esa parte sí la esperaba, después de todo, había filtros que a su juicio eran más que indispensables como determinar si se era psicológicamente apto. Lo que no esperaban era que una pequeña con discapacidad auditiva robara sus corazones y los mandara directo a un curso de lengua de señas que se extendió cada vez más entre las personas cercanas.
Pero si algo Yoongi y Jugnkook pueden afirmar con absoluta seguridad, pese al miedo de la escasa experiencia de un par de primerizos, es que son felices con ella a su lado.
Min recuerda como una mañana reía nervioso comentándole a Kook que fue ingenuo al pensar que por haber cuidado a la hijita de Tae, Beom y Kai sin mayores dificultades, entonces la paternidad no podía ser tan compleja como la pintaban. Admitía su error después que en un segundo viviera un susto enorme -uno de varios-. Ocurrió una tarde, estaban cenando e hizo una pausa para contestar una llamada de su novio y soltó el teléfono cuando vio que la niña tosía con fuerzas y sus ojitos lagrimeaban. Fue como una escena en cámara lenta, su corazón latiendo con fuerza, sin pensar, sus reflejos fueron más rápido que todo lo demás, llegando de dos zancadas, envolviendo a la niña por la espalda para comprimir su abdomen hasta que el trocito de comida fuera expulsado.
Hubo momentos en que se planteaba con el miedo encima y apretando su pecho: "No puedo con esto, en qué estaba pensado". Luego la niña se sentaba en sus piernas y lo abrazaba por el cuello y Yoongi sentía ganas de llorar.
Su hija es preciosa, pasar miedos es parte de la paternidad, y Yoon puede afirmarlo y estar de acuerdo cuando Beomgyu se lo comentaba, contándole anécdotas en las que vivió momentos de susto similar.
Jungkook tampoco ha estado exento. La llevó al parque uno de sus días libres y le envió varias fotos de la pequeña con su cabello trenzado jugando entre los arbustos y alimentando a los patos. Después lo llamó por la tarde aterrado porque tuvo una reacción alérgica y tenía las piernas rojizas cubiertas de sarpullido.
Y así había ocurrido variadas situaciones que, a fuerza, le enseñaban a ser más precavidos. Entre accidentes cuando jugaba y rodillas magulladas, cuando casi se perdió en el centro comercial y Kook sujetaba la mano de otra niña por error.
Al principio Yeseo era muy tímida, cada vez que quería entrar a un cuarto o explorar el jardín, jalaba de la ropa a Gi señalando con la otra manito adónde quería ir. Las primeras noches se negaba a soltar la mano de Kookie cuando la arropaba en la habitación que llenaron de juguetes y cosas que sabía que le gustaban, como un estante repleto de tubos de pintura y acuarelas. Aún así, tuvieron a una invitada que se colaba en su cama varias veces en medio de la madrugada.
De a poco se fue soltando, ahora se muestra bastante más confiada, y a la vez continúa siendo extremadamente dulce que, pese a las dificultades, logra relacionarse con facilidad con los demás. Yoongi asume que fueron habilidades que desarrolló al estar rodeada de varios niños más.
Aunque si hay una compañera de aventuras con la que se ha vuelto inseparable es la hija de sus amigos. Jungkook y Yoongi se derritieron de ternura cuando ella les mostró el cuento que hizo para una tarea del colegio en que se dibujó a sí misma y a su mejor amiga montando un dragón, describiendo en la parte de atrás de la hoja una narración épica. El omega no resistió, tomó un par de fotografías y se las envió a Taehyun.
Para otra tarea, ella describió a la hija del trío, Bahiyyih, como su mejor amiga, inquieta, fuerte -porque la podía levantar en brazos- y generosa, que le prestaba juguetes muy lindos y le tiraba el cabello cada vez que la peinaba y trenzaba.
A Yeseo le gusta mucho cuando cepillan su cabello. Ahora mira a Jungkoo hacerlo con sumo cuidado y manos que tiemblan ligeramente, como si temiera hacer algún movimiento torpe. La niña mantiene los ojos cerrados y una pequeña sonrisa. Yoongi avanza hacia los dos y se sienta al lado de su pareja en el sofá, atento a cómo intenta trenzar el cabello de su hija, pese a que pasa el tiempo, Koo no ha conseguido dominar la técnica y sólo logra la forma más básica.
—Intentemos algo más complejo —le dice al beta rozando su oreja con los labios, provocando un ligero estremecimiento en el más alto, quien se encoge por el cosquilleo del aliento tibio.
—Sabes que ni aún siguiendo tutoriales he logrado hacer algo mejor —se queja con un pequeño puchero.
—Lo sé —afirma con una amplia sonrisa y ojitos cerrados, recordando el enredo de pelo que ha dejado Kookie un par de veces en la cabecita de Yeseo—, pero ahora tienes mi ayuda personalizada.
Yoongi sujeta las manos de Jungkook y a susurros le va indicando cómo tomar pequeños mechones de cabello y la forma de entrecruzarlos. Aprovecha de acariciar la longitud de sus dedos y disfrutar plenamente de una mañana de mimos en familia.
Cada frase suavecita es como una caricia para el policía, sumado al roce terso de los dedos de Min guiando sus movimiento, es tan agradable que en lugar de ayudarle en su batalla con su poca motricidad fina, le entorpece, porque su atención se enfoca en el tacto ajeno más que en el arte del trenzado.
El resultado final luce bien y Yoon sonríe orgulloso de su trabajo -después de todo, el dirigió cada movimiento-, su hija asiente feliz cuando se observa en su adorable espejo de mano con forma de gato. Ella insistió que quería estar bonita para ir a visitar a sus oppas Yeonjun y Soobin.
El omega le señala a la niña que termine de arreglar su bolso con las cosas que quiere llevar consigo. Yeseo brinca del sofá, toma su cepillo y espejo antes de correr a su habitación.
—Imaginarás que querrá llevarse su cuarto entero al apartamento de Yeonjun y Soobin.
—Y ya tiene algunos juguetes con residencia permanente.
Ambos coinciden que la llegada de Yeseo a su vida, hace casi dos años, ha traído un incremento de las dosis de ternura. La pareja se siente continuamente a punto de derretir. Aunque deben reconocer que con el aumento de la ternura y la paternidad en sí misma ha traído una disminución de otras actividades.
Jeon no puede mentir y decir que no extraña el roce con su piel y largas sesiones de besos con manos aventureras y varias zonas disponibles en las que hacer un paraje. Yoongi echa de menos que su novio lo invite a citas, también cuando en la casa eran sólo los dos y no había impedimento para hacerlo en cualquier lado. Podía estar en la cocina y Kook se apegaba firme a su culo, o a veces era el menor quien revisaba trabajo pendiente en su ordenador portátil y el omega no dudaba en quitárselo, dejarlo a un lado y sentarse sobre su regazo en el sofá de la sala.
Una noche pensaban que Yeseo estaba profundamente dormida, y lo que partió como simples besos ligeros en los labios, terminó en un encuentro de bocas hambrientas y cuerpos con necesidades acumuladas. Caderas empujando, el mayor acomodándose entre sus piernas para simular embestidas, susurrando "Quién imaginaría que al oficial Jeon le gusta ser follado por su omega" y Kook gemía bajito con necesidad. En medio de otro beso intenso, escucharon un par de golpecitos en la puerta que les dejó helados, intercambiando miradas confundidas y bajando rápidamente todo lo que subió.
Yeseo había tenido una pesadilla y Jungkook la llevó de vuelta a su cama, haciéndole compañía hasta que su hija volvió a conciliar el sueño.
Y para evitar ese tipo de momentos incómodos se volvieron más precavidos que nunca. Eso los llevaba a buscar los poquísimos instantes en que las variables "Casa solo para los dos" y "Mañanas libres" se cruzaban. Todo era rápido, que las pocas horas valieran la pena, pero siempre quedaban con la sensación que les faltaba tiempo para todas las caricias que tenían guardadas para el otro.
Ahora encontraron una pequeña excusa: El celo de Yoongi se aproxima y al omega nunca le había entusiasmado tanto la idea de pasar uno sin supresores, pero necesita tanto liberar el deseo acumulado. Anhela la quemazón en su vientre y sentirse insaciable.
El beta ya hizo una reservación. Un pequeño panorama que les permitiera un par de días lejos de toda responsabilidad, disfrutando de las bondades de las aguas termales y una amplia cama.
El ex peliazul le debe un favor a sus amigos alfas que accedieron a cuidar a Yeseo su fin de semana libre. A ella le gusta visitar a Yeon y Soo, en especial porque éste último suele cargarla en los hombros y la pequeña se siente como en la cima del mundo. También le gusta mucho jugar con los dos pequeños perritos de la pareja, disfrutando de enredar los deditos en sus pelajes, pudiendo pasar muchos minutos acariciándolos.
Yeseo disfruta mucho de las texturas, sobre todo las suaves y por lo mismo es que acaricia todo cuanto esté a su alcance, si luce afelpado no lo resiste. Cuando salían de paseo por el centro comercial más de una vez se llevó una llamada de atención porque la niña tenía las manos encima de aquello con letrero de "No tocar".
Apenas se abre la puerta del apartamento, la niña estruja a Yeonjun en un abrazo fuerte y luego corre en busca de Bin para que la levante con facilidad.
—Lo siento, sé que es su fin de semana libre... —Jungkook se disculpa con una sonrisa agradecida, entregándole el bolso con estampado de ositos de su hija.
—Está bien, no tienen que preocuparse, al fin y al cabo esto se suma a la deuda de favores que algún día les cobraré —dice Yeonjun con un tono que varía entre lo juguetón y lo malicioso.
—Dongsaeng cruel, pensé que lo hacías porque nos quieres —Yoongi protesta con un puchero.
—Los quiero, pero también me gusta que estén en deuda conmigo, hyung.
—No le hagan caso a este hyung malo, vayan y disfruten su fin de semana —se despide Soobin cargando en sus brazos a Yeseo que sacude su manito.
Min no se había dado cuenta la tensión que estuvo juntando todo este tiempo su pobre cuerpo hasta que las manos de aquella joven masajista omega pasean con experticia por su espalda, va señalando qué zonas están contracturadas, aplica un poco más de aceite en sus palmas calientes y se concentra en los lugares que necesitan especial atención.
El aceite huele a una mezcla floral, pero es sutil a su olfato sensible, la joven le había dicho que lo seleccionó pensando que vendría bien con su aroma, además evitaba concentrarse directamente en su cuello, agregando que el masaje lo enfocaría para que su celo llegara con menos cantidad de dolor. Los dedos comprimen sus hombro arrancando un pequeño gemido por aquella combinación de dolor-placer.
—Me avisas si duele para reducir la presión.
Yoon asiente desde su posición en la camilla boca abajo y con los ojos cerrados. Ha estado toda la sesión conteniendo los ruidos que amenazan con escapar de su boca. A puertas del celo su piel está particularmente sensible y cada roce provoca cosquilleos agradable. Aprieta fuerte sus labios cuando las manos están la parte baja de su espalda y el hormigueo se extiende por su vientre.
Cuando termina su sesión apenas tiene fuerzas para levantarse, pero cuando lo hace, nota como si su cuerpo fuera liviano y la tensión de sus hombros es casi inexistente. Bosteza perezoso y coloca la suave bata blanca, arrastrando los pasos hacia Jungkook, quien también acaba de terminar y huele a los aceites de flores y hierbas que frotaron en su piel. Extiende sus brazos y rodea al más alto por la cintura, dejando que su peso repose casi por completo en el otro.
—Deberíamos hacer esto más seguido —comenta el beta, devolviendo el abrazo con la poca fuerza que el relajo le ha ido arrebatando.
—¿Qué cosa? ¿Escapar, masajes, untarnos aceites aromáticos o un abrazo?
—Todo —murmura con el rostro escondido entre su cabello.
En acuerdo mutuo deciden silenciar sus teléfonos móviles o fácilmente terminarían por escribirles a Jun y Soo para un reporte completo acerca de cómo está su hija, aunque ellos envían uno que otro mensaje y foto.
Gi emite un ligero y bajito "Mmmh" cuando se sumerge en el agua caliente, murmurando que necesitarán repetir esto a futuro. Kook asiente convencido y a la vez tentado de probar la sensibilidad de su novio, deslizando una suave caricia por la extensión de su brazo. El omega se estremece encogiéndose en su sitio.
—Sabes que estoy sensible —se queja salpicándole un poco de agua a la cara.
Jungkook ríe y Yoongi ama como los diminutos hoyuelos se marcan en sus mejillas, los dientes de conejo y las arruguitas debajo de sus ojos. Si no fuera porque más personas comienzan a llenar la piscina caliente habría tomado el rostro de su beta para llenarlo de pequeños besitos, hundir sus dedos y aprejutar sus mejillas.
Conversan en voz baja al principio de trivialidades que durante la semana les arrancaron carcajadas, incluyendo las pequeñas travesuras de su pequeña Yeseo, lo cual termina por llevarlos a hablar de los materiales que pidió la escuela y un chequeo médico pendiente, el omega ojos negros menciona que ya consiguió agendar una hora con un pediatra de su absoluta confianza.
—¿Todavía sigues queriendo un segundo hijo?
Jungkook hace un movimiento afirmativo, aún si la experiencia de la paternidad ha sido caótica e invasiva, también le ha hecho sentir feliz compartirla junto a quien eligió como permanente compañero en su vida.
—Así cada uno tendría su favorito, sabes que soy el favorito de Yeseo —bromea el castaño rodeando el hombro de su pareja para un abrazo corto.
—Yah, nos quiere por igual. Además su favorito es Soobinnie —Yoon lo empuja con suavidad.
Cuando llegan a la habitación, Yoongi observa maravillado la enorme cama, se ve tan blandita que deja a su cachorro interno salir a la luz, corriendo para arrojarse de un salto y rebotar en el colchón. Jeon no es tan efusivo, aunque apresura sus pasos y trepa con cuidado hasta situarse sobre el cuerpo del omega, quien responde abrazando con las piernas la cintura del más alto.
Ambos saben que hay muchas ganas y poco tiempo, recuerdan lo mucho que habían extrañado los besos largos, el tacto húmedo y escurridizo de sus lenguas buscándose. No hay inhibiciones mientras se arrancan la poca ropa que llevan encima, sin reprimir los gemidos que se mezclan con los chasquidos mojados. Yoongi repite sobre sus labios, entre un beso y otro, que estuvo esperando esto por semanas. Jungkook responde hundiendo una mano en sus cabellos, tirando para exponer su cuello, murmurando ronco un: "Somos dos".
El beta lleva ambas manos a sus caderas para mantenerlo en la misma posición, empujando entre sus piernas para generar un poco más de aquella fricción exquisita que sirve de preámbulo para todo lo que harán después.
El mayor siente el calor de la erección ajena presionar la propia, sus músculos se contraen unos segundos en respuesta y cuando se dilatan nota como el lubricante escurre, seguramente está mojando la cama. La tensión en su vientre aumenta y el palpitar directo desde su culo demanda atención. Aunque el omega quiere intentar varias cosas antes, porque pasarán bastantes semanas más antes de volver a tener una oportunidad como esta.
Quiere un poco de su beta abajo, sumiso y dejándose follar por su omega. Quiere todo lo que puede tomar de Jungkook.
—Déjame hacerlo —pide estrujando las nalgas de su pareja, presionando para sentir mayor peso entre sus piernas—, cuando el celo despiadado me ataque, sólo querré tenerte dentro todo el día y demandaré mucho de ti, deja que ahora me ocupe de todo.
—¿Cómo prefieres que me ponga para ti?
Yoon no puede negar que cada vez que su novio da respuestas afirmativas, es como beber felicidad embotellada en forma de "Cumplo los caprichos de mi omega". No responde en palabras, sino más bien se encarga de poner a Jeon de espaldas en el colchón. Se deleita dejando un camino de besos por su piel tostada. El tiempo le permitió descubrir la forma exacta de estimular los pezones para obtener más de los suspiros que el más alto acumula. Primero roces ligeros con la punta de la lengua que causan cosquillas, luego succión obscena que provoca un adorable sonrojo y agregar mordidas que sacan gemidos con su nombre.
El castaño se entrega totalmente confiado a esas manos para que hagan lo que quieran con él. Deja sin oposición alguna que su omega lo acomode como se le antoje, ya sea si amasa sus muslos y los separa para hundir la cabeza entre sus piernas, devorando de abajo hacia arriba con lamidas extensas antes de tomarlo en su boca o después que lo insta a voltear y con las manos sostiene sus caderas para elevar su culo. La primera vez que su novio lo hizo creyó que moriría de la vergüenza, ahora sólo espera ansioso por la llegada de las caricias húmedas de la lengua intrépida que ataca, empuja, dibuja la forma, entra y sale.
El beta suspira, tiembla y quiere más, pidiéndolo entre jadeos rasposos y algunos ruidos un poco más agudos cuando dos dedos resbaladizos se adentran sin aviso. Yoonie lo prepara usando su propio lubricante natural, saca, recoge un poco más del líquido que gotea por el interior de sus muslos y los vuelve a meter.
—Quiero mirarte —demanda el más bajo, acunando su pene erguido con su mano húmeda, subiendo y bajando, enseñándole a su beta aquello que se hará un sitio en su interior.
Kook voltea y separa las piernas, observando con hambre a su pareja que se ve ardiente como el infierno con su piel que brilla mojada, tanto como la erección rojiza, labios entreabiertos y una mirada cargada de deseo y determinación. Le fascina esa aura dominante que emite su omega cuando se acomoda alineándose para entrar.
Gi se hunde lentamente, gruñendo bajito cuando los músculos lo ciñen calientes y muy apretado, susurrando lo bien que lo recibe su cuerpo. Jungkook se aferra a sus hombros y disfruta con los párpados apretados con las descargas intensas que vibran en su pelvis y se expanden por el resto de su organismo.
—Me gusta tu aroma —logra susurrar el beta cuando el mayor empuja profundo y se mantiene unos segundos quieto, pudiendo disfrutar por igual de la íntima unión—. Cuando estás en tu celo puedo sentirlo.
El oficial no lo siente con la misma intensidad como lo haría alguna de las otras dos castas con olfato sensible, pero lograba distinguir los matices dulces y ácidos en la piel de su pareja. Min sonríe antes de salir por completo y hundirse hasta chocar.
—Es una prueba de que nuestro vínculo es muy fuerte, Kookie.
Jeon no intenta aguantar y se permite que aquella tensión se libere en un orgasmo que lo deja rendido, respirando errático, sobreestimulado cuando el omega acaba tras un par de embestidas más.
Yoon sonríe satisfecho y se acomoda sobre el pecho de su pareja, quien con movimientos lentos enreda los dedos en su cabello, cepillándolo. El omega se apega aún más, cruzando una pierna y Koo disfruta de sentirse atrapado.
—Quiero comer algo dulce.
—Deja que recupere la energía y pido algo a la habitación.
—Quiero estar así un rato más —exige el omega—, merezco que me consientas.
El menor ríe ligero, envolviéndolo con uno de los brazos, notando como entre caricias su pareja termina dormitando y es inevitable el contagio del cansancio que pesa en sus párpados.
Yoongi se estira con pereza, sin saber en qué momento fue que se durmió, pero cada vez Jungkook acaricia su pelo es sinónimo de arrullo. El beta no está a su lado, mas no tarda en aparecer con una bandeja con distintos postres para saciar los antojos de su hyung.
Mientras pincha unos trocitos de fruta que acerca hacia la boca de Jungkook, con la otra mano desocupada desbloquea la pantalla del celular para leer el escueto mensaje de Yeon avisando que Yeseo almorzó bien y después de una siesta irán a pasear al parque. Soobin en cambio envió fotos y detalles de qué comieron -el mayor de los alfa preparó el pollito frito que tanto le gusta a su hija-. Emite un pequeño ruido de ternura cuando aparece una imagen adorable de la niña durmiendo en la cama de los alfas con Odi y Sean acurrucados contra su cuerpo. En seguida se las muestra a Kookie, quien murmura algo sobre no poder con tanta dulzura.
—Pienso que esa cama se ve demasiado pequeña sólo con Yeseo, y no creo que Yeonjun hyung y Soobin tengan problemas en cuidar uno más —comenta el alto, buscando la mirada de su omega.
—¿Empezamos pronto a llenar los papeles y postular?
Kookie hace un movimiento afirmativo y Yoongi sonríe tan amplio que sus ojitos se cierran, feliz de saber que su pequeña manada está en vías de aumentar.
°°°
Falta un extra para culminar todo el fic, me emociona mucho darle cierre a esta adaptación. Quiero agradecer la cantidad de leídos, votos y comentarios, hacen que todo el esfuerzo valga más la pena :')
Yoonkook mi otp por siempre.
Amo el desarrollo en la vida de los personajes, sin duda todo te hace sentir dentro de la historia, un grupo de amigos que se volvieron familia, me encanta mucho. ¿Qué piensan de cómo ha evolucionado todo? uwu
Aquí una foto de Sean, quien está junto a Odi cuidando a Soobin entre arcoiris y nubes 💕🌈
Esta es Yeseo, pertenece al grupo femenino Kep1er donde está de igual forma Baihyyih (hermana menor de Kai) 💐:
Y una fotito de Yoonkook para terminar:
¡Voten y comenten! ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro