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Extra II

Taehyun mira a las dos personas que lo acompañan en la cama. Duermen con semblantes de completa calma y respiraciones sincronizadas, lentas y profundas; nota el aire cosquillear en su piel con cada exhalación y en respuesta aprieta sus labios, haciendo el esfuerzo por no removerse. Está al medio de dos cuerpos que lo apresan en un revoltijo de extremidades. El menor del grupo gimotea suavecito antes de apretar un poco más con sus piernas y esconder su rostro en el pecho plano del omega. Kai no se inmuta, continúa sumido en un sueño profundo.

Permanece envuelto en paz, dulzor, canela, naranja y vainilla. Su mirada está puesta en el techo, lienzo en blanco a diferencia de su cabeza por la que saltan pensamientos varios, desde la rutina que lo espera hasta cuestionamientos existenciales tan habituales como "Qué hago con mi vida" y afirmaciones tales: "Estoy en un punto en el que me siento feliz".

Es extraño —no sólo el curso de su relación con los dos sujetos que reposan a su lado y le hacen sentir feliz—, pero todavía no se acostumbra al hecho de haber dejado su apartamento, siendo que ha pasado más de un año.

Después de largas conversaciones terminaron por decidir mudarse a la casa de Huening—herencia de la abuela que adoraba a su precioso hijo de Afrodita—, porque es amplia y tiene un jardín que contenta a Toto y la nueva compañera "Aqua" que trajo el alfa hace algunos meses atrás.

Echa de menos su apartamento, estaba encariñado con el lugar, con la decoración, los muebles, con mirar la ciudad desde el balcón y la historia que guardan esas paredes, un continuo de sus frustraciones hasta sus mayores alegrías. Su primera vez con Beomgyu fue justamente ahí, acorralado contra el muro y la boca ansiosa de su omega devorando cada suspiro antes de llegar a pasos torpes a la cama para tocarse con necesidad hasta el último rincón.

Actualmente lo alquila a una pareja de chicas beta encarnación de la responsabilidad a quienes conoce desde sus años de estudiante. Cada vez que las visita observa su antiguo hogar reluciente y a un gato enroscarse en sus piernas.

Lo primero que le dijo a Hyuka, apenas tomaron la decisión de mudarse, fue que necesitaba ampliar y remodelar la cocina. El alfa aceptó de buena gana, lo único que quería era que el nuevo hogar constituyera una zona de confort para todos y sabía que para Tae era indispensable un espacio adecuado a su labor culinaria, lo cual fue más que agradecido por el mayor.

Taehyun ama su cocina, aunque ama todavía más a los dos sujetos que lo abrazan.

No puede seguir acostado. Piensa en el pastel de aniversario que le encargó la hermana de Jungkook y medita cómo escapar del amarre de brazos y piernas de sus parejas, quienes parecen no tener intenciones de levantarse prontamente. Deposita un ligero beso en la coronilla de Beom, su omega adorado. Luego un segundo beso rápido en la frente de aquel alfa que no imaginó llegar a querer tanto y se escabulle con extremo cuidado.

—Regresa a dormir, hyung —murmura Kai con flojera matutina, arrastrando las sílabas, afirmando el agarre en su cintura y jalando para devolverlo a la superficie del colchón.

—Es domingo, no hay que levantarse temprano —Beomgyu hace presión sobre sus cadera con una de las piernas, emitiendo un bostezo sonoro.

—Tengo hambre y quiero desayunar —se queja el más bajito, conteniendo la sonrisa feliz—, además tengo que preparar el pastel para la hermana de Jungkook.

—Después podemos salir y comer en alguna parte —sugiere el alfa mirando con cariño a los dos omegas de cabellos revueltos y ojos perezosos.

—Podemos ayudarte con el pastel más tarde —propone Gyu con una pequeña sonrisa.

Taehyun se resigna a permanecer atrapado. Su cuerpo está cansado y sopesa la idea de aplazar sus quehaceres para disfrutar un par de horas más bajo las frazadas y dos pares de brazos. La agitada actividad de ayer le pasó la cuenta, fue la tarde entera y buena parte de la noche desnudos compartiendo besos y caricias, primero en el sofá, cuando intentaron ver una película, y luego en la cama, probando posiciones, haciendo pausas llenas de mimos y abrazos para reponer energías y continuar.

Por lo general, Kang tendía a ir arriba cuando se trataba de Huening, fue un proceso lento adaptarse a compartir sexualmente con aquel alfa y dejarle dominar.

Aquel alfa nunca ha puesto reparos en ser maleable a los antojos y caprichos de sus omegas.

Todo con él fue un proceso paulatino. Desde como el cariño fue tomando otros matices hasta la forma en que se dejaba tocar. Porque si bien había confirmado al momento que la relación iba dando un paso "No dejar salir a Beomgyu de la cama", no fue tan sencillo como lo pensó en primera instancia. Tae se deshacía de nervios cuando las manos del hawaiano recorrían su piel. Nervios de los bueno cuando hormigueaba las zonas acariciadas, nervios de los malos al segundo que sus músculos se tensaban al darle el acceso a una penetración, entonces su cuerpo ponía barreras, parecía no lubricar ni dilatar lo suficiente, era frustrante. Apenado, Tae se disculpaba y Kai le repetía que no hay nada de que disculparse, con un "Vamos lento".

En algunas cosas han ido lento, en otras Tae siente que ha sido como una carrera contra reloj siendo que nadie los apura. Los días se fueron evaporando entre acompañar a Beomgyu nuevamente a controles médicos, acomodar sus rutinas y programar el cambio de casa.

Cambiarse es siempre un caos. La fecundación in vitro fallida también lo fue. A Beom le afectó más de lo que mostraba, intentaba parecer fuerte ante sus mayores, pero ambos sabían que estaba triste y batallando silenciosamente con un nuevo fracaso. Después de aquello se dedicaron a inundar al omega de amor y los tres acordaron tomarlo con calma y darse una pausa de al menos un año o más para disfrutar de su relación antes de que Taehyun dispusiera su vientre para sus novios, si es que aún no se retractaba.

Percibieron el paso de los meses como algo veloz que se escapaba de sus manos. Ahora Tae es sobreconsciente que lo siguiente será duro y enfrentará un cúmulo de miedos. Se cumplió un mes de aquello que crecía sanamente según el último control médico.

Tiene algo de Beom y Kai, en el sentido más literal, desarrollándose dentro. Su amor por ambos también va en continuo crecimiento.

Más y más.

No está preparado para que su vientre, que luce plano, empiece a aumentar y no ha sido capaz de decirlo en voz alta, pero antes solía tener la pesadilla de verse embarazado con una panza prominente en la que recaía todos sus terrores, entonces despertaba y decía "Eso no pasará jamás", y aquí está, después de haber escupido al cielo, bajando sus dedos por su abdomen intentando reconciliarse con la idea.

—No te imaginas cuánto te amo —dice el omega besando al peliplata, deslizando su mano para apoyarla sobre su vientre—. Y a ti también, Hyuka —sonríe amplio, comisuras felizmente alzadas para comenzar bien la mañana.

Kang se estremece y sonríe con los labios cerrado, la mano de Kai se une a la caricia.

—Te amamos, hyung —el alfa besa la mejilla del mayor y envía un segundo beso volador a Beom.

Es la forma en que los dos tratan de transmitirle un "Todo irá bien, los tres estamos en esto".

—Y yo a ustedes —responde dejándose mimar por los besos que caen como lluvia por su rostro.

Puede con sus miedos, tiene al lado a dos personas fuertes y preciosas.

Está aterrado, pero Beomie se ha encargado de tomarle la mano y guiarle. Así como lo hizo cuando quería superar las resistencias frente al alfa. Su mente quería hacer de todo y simplemente entregarse, su cuerpo no colaboraba con la misma facilidad.

El menor de los tres estuvo más que dispuesto a ayudar, sabiendo que sus mayores necesitaban un par de empujoncitos más. Tae todavía recuerda cuando llegó junto a Toto y estaban en la cama estirando los brazos con pereza, invitándolo a unirse. Fue una tarde de besos, cuerpos arrimados y pieles en contacto sin llegar a más.

Beomgyu buscaba momentos para dejarlos a solas o invitar a que se tocaran para él cuando los besos subían de intensidad. El más bajito fue de a poco acostumbrándose las caricias del alfa y los tres empezaron a compartir sesiones de manos curiosas redescubriendo cómo otorgar placer a sus compañeros.

El menor propuso un itinerario de las "tres veces de la semana" con la finalidad de estrechar la relación y superar barreras de intimidad física. La primera noche estaba destinada a quitarle las energías a Taehyun a base de orgasmos y el omega tuvo a sus menores encima con manos y bocas buscando cada zona sensible. Mientras Huening mordisqueaba suavecito sus pezones y rodeaba su pene, Choi metía los dedos largos y repartía besos por su cuello.

El par de dongsaengs desconsiderados no tomaron en cuenta cuando Tae les recordaba que al día siguiente tenía que levantarse temprano, le daban algunos minutos para recuperarse y volvían al sobreestimular cada zona erógena hasta que el mayor sollozaba, se retorcía y la tensión acumulada se liberaba manchando su vientre.

—Ya no puedo más —había suplicado tendido con las extremidades laxas y el sudor enfriándose al igual que el lubricante que mojaba sus muslos. Habría dicho el semen, pero Beom le había susurrado a Kai con esa voz grave que lo derretía "Limpia a nuestro hyung", y el alfa apoyó la lengua sobre su abdomen recogiendo cada residuo.

Después sus menores trajeron toallas húmedas y repartieron besos suaves por su rostro, preguntándole si estuvo bien o si hubo algo que no le gustara. Taehyun sólo murmuraba "Muy bueno", buscando el pecho de su omega y disfrutando el calor de Hyuka apegado a su espalda.

La siguiente noche le correspondía a Huening, quien estaba nervioso y oliendo mejor que nunca. El peliplata admitía que desde que conoció al bailarín, su aroma le parecía agradable, no sólo por la esencia natural de sus feromonas, sino porque también usaba productos que resaltaban y armonizaban muy bien con su fragancia.

Tae recuerda haber estado fascinado desplazando las manos por la piel lisa, devorando con la mirada aquel cuerpo delgado y fibroso antes de hacerlo con la boca, trazando recorridos húmedos.

Apoyó la mejilla en su abdomen plano y besó por encima del ombligo. Notaba la intensidad del aroma ácido concentrarse a medida que descendía, se mezclaba con la canela tan dulce y le encantaba, lo podía hasta saborear.

—Hyung, déjame ayudarte —había susurrado Choi en su oído mientras Tae apoyaba las manos en los muslos del alfa, empujando suavecito para instarle a separar las piernas—. ¿Quieres?

El cocinero asintió, su omega enredaba los dedos en su pelo, apartando las hebras que tapaban su frente mojada, dejando caricias largas por el cuero cabelludo. Lentamente hacía presión para acercarlo a la erección hinchada frente a sus ojos. La mezcla de aromas llenaba su olfato, y nervioso, como si se tratara de una primera vez, decidió avanzar.

Los susurros los percibía calientes, el pelirosa acariciaba su oreja con los labios a medida que le indicaba justo la forma en que a Kai le gustaba. La manera de envolver y presionar con la lengua, la succión, de vez en cuando rozar suave los dientes en el glande porque una muy ligera dosis de dolor le encantaba a ese alfa que se deshacía en gemidos embistiendo contra su boca.

—No te olvides de esto —la voz grave del omega viajó directo a su entrepierna mientras sostenía los testículos en su amplia palma como si se los ofreciera. Kang no dudó en abrir la boca y recibirlos con cuidado, dispuesto a probar cada parte del alto alfa que se entregaba en total confianza.

Los sonidos que emitía el bailarín variaban en tono y volumen, mirando con los ojos entrecerrados y brillosos a los dos omegas. La boca de Tae lo devoraba ávidamente y creía que sus mejillas no podían quemar más hasta que la vista del mayor estaba en la suya.

—Tus dedos, úsalos —sugirió el omega antes de lamer de forma sugerente el índice y medio de Taehyun.

Huening hizo un pequeño movimiento afirmativo dando el permiso de seguir tocando por donde los dos quisieran. Enterrando los codos en la superficie del colchón, separando las piernas y alzando las caderas.

A ojos de Kang, el castaño se veía tan dócil, respondiendo con ruidos, monosílabos y sus nombres de tanto en tanto. Metía más profundo sus dedos y los músculos calientes ceñían con fuerzas, bastante más seco y estrecho a diferencia de tocar a un omega, aunque no por ello menos sensible, presionaba la pared que cubría la próstata y Kai gemía fuerte y arqueaba la espalda.

—¿Lo hago más rápido, hyung? —preguntaba Gyu con cierta malicia, subiendo lento, dibujando suaves círculos en la punta.

—M-más rápido —pedía levantando las caderas acorde las acciones de las manos ajenas.

—A nuestro alfa se le olvida cómo pedir las cosas correctamente —Tae dijo con un tono similar al del otro omega.

Por favor —apenas lograba formular oraciones.

Kai se rendía, más bien, nunca tuvo intenciones de luchar. Suplicaba por más, por correrse mientras Jin enterraba sus dedos y Tae lo masturbaba con movimientos firmes.

En aquel instante, el mayor de los tres se convenció que la personificación de Afrodita nunca había lucido tan hermoso como cuando alcanzaba un orgasmo con la mirada vidriosa, boca entreabierta y mejillas teñidas. Tanto que necesitó besarlo ya que sus labios mojados y rojos eran una tentación irresistible.

La tercera noche de la semana era para Beomgyu, quien con confianza se había desnudado, brincado a la cama extendiéndose y exigiendo con ánimos un "No me hagan esperar", separando las piernas y mordiendo su labio inferior para después sonreír travieso, incitando a que sus mayores se acercaran como lobos hambrientos a probar cada parte del omega.

El ciclo se repetía, y si bien con el avance de los meses y rutinas que se iban haciendo pesadas para cada uno, a veces las tres noches se reducían a una o a dos y ya no estaba destinado a uno en particular, sino a los tres. Algunas ocasiones llenas de caricias lentas, otras con la ansiedad y el calor quemando bajo la piel.

Taehyun vuelve a cerrar los ojos, frenando el ritmo de sus imaginación antes que su aroma se intensificara. Percibe la suavidad de dos pares de labios en sus mejillas y palabras dulces que lo arrullan. Ambos han conseguido someter al mayor de los omega a prolongar el descanso en una mañana de domingo.

Cuando despierta sus menores están en pie, le sonríen y Kai le avisa que saldrán los tres a almorzar y que luego puede preocuparse por el pastel.

Los domingos suelen ser tranquilos, Tae no acepta trabajos a menos que sean de mayor importancia o para clientes antiguos, pero por lo general le gusta dejar el día para disfrutar de la compañía de sus amados dongsaengs que insisten que pueden ayudar, y el omega todavía se acordaba del desastre de azúcar y crema que hubo en su cocina un día que aceptó la cooperación de aquel par.

Una vez intentaron prepararle un pastel y riendo les dijo que la presentación era un desastre y el bizcocho estaba reseco, que si fueran parte del concurso los habría eliminado, pero que los quería tanto que por eso se lo comía de todos modos. "Con hambre todo sabe bien", aseguró con la boca llena, sacando carcajadas de los otros dos que insistían que exageraba, que no había quedado tan mal y que podría ser peor. Tae no dudaba de esto último.

Después de evaluar diversas opciones, eligen —por petición de Taehyun— ir a un lugar sencillo donde hubiera pollito frito para tapar sus arterias y el domingo termina con dos persuasivos ayudantes con delantales y caritas sonrientes recibiendo instrucciones minuciosa y reclamos del chef Kang que reía agudo y alzaba la voz con la misma facilidad antes de que alguno cometiera una equivocación irreparable.

—Porque la muerte no es lo único que no tiene solución —repetía.

Beom es más que feliz comiéndose los restos de crema batida de la fuente. Con las mejillas y dedos manchados sujeta el rostro de Hyuka para besarlo. El alfa siente el tacto pegajoso en su rostro y el sabor dulce inunda su boca. Su omega empuja suave sobre sus labios y la lengua contra la suya, acaricia lento y deja que el aire se agote en ambos para seguir con Tae, que reclamaba: — Menos besos y más ordenar la cocina —siendo silenciado por la boca del menor.

Huening sonríe complacido. Se acuerda de la primera vez que los vio besarse y no sabía cómo demonios lidiar con eso, con la tensión en su estómago y con su lobo herido, quien no entendía qué pasaba con su destinado y la conexión que tenía con el otro omega. Qué pasaba con él que se sentía tan desplazado, fuera de lugar y al mismo tiempo con la idea tirante en sus entrañas "Beomgyu-mi-omega" confrontada directo con "Quiero que se sienta bien y feliz".

Beomgyu se sentía y sigue sintiendo bien y feliz al lado de Taehyun. Kai admite que él también.

Se siente bien y feliz al lado de ambos.

—Te toca dormir al medio —dice el pelirosa acomodándose en el lado derecho de la cama, sonriente y palmeando el colchón.

—A dormir, mi rostro hermoso necesita un mínimo de siete horas de sueño —exige Tae apoyando sus manos en las caderas del alfa para empujarlo a que avanzara—. ¿Estás usando mi sleeping pack?

—El mío se acabó y el tuyo me deja la cara muy suave, aunque se demora bastante en absorber.

Tae lo sabe, y por eso besa su coronilla.

Hyuka ha ido mirando con diversión como la propiedad de las cosas personales pasaban a ser de dominio grupal. Al inicio era Beomie sacando su ropa y apropiándose de sus sudaderas a los meses de haber comenzado a salir, en aquellos ingenuos años que ambos sellaban promesas con "Para siempre", porque los destinados se suponía que están hechos para compartir toda una vida juntos. Hasta que después aparecía con ropa de Tae y oliendo a vainilla, entonces a Huening se le apretaba el pecho al principio, luego lo fue aceptando con resignación. Hubo veces que el chef le prestaba alguna prenda de ropa al alfa o viceversa, pero siempre con un "Prometo devolvértela", acompañado de "No te preocupes".

Ahora es una especie de todo es de todos, a menos que uno de ellos deje una clara exigencia de no tocar. Pero sus ropas se mezclan al igual que sus aromas y sus vidas entrelazadas.

El hawaiano despierta solo en la cama. En las mañanas de los lunes Taehyun y Beomgyu desaparecen temprano, por su parte sólo tiene en su agenda clases hasta la hora de almuerzo en la academia y el resto de tarde para relajarse antes de un exceso de actividades lo sigue de la semana.

Recuerda que Yeonjun tiene turno de trabajo en la noche y piensa que es buena idea llamarlo para almorzar.

Su hyung aparece en la puerta de su casa con su rostro pálido y una pequeña sonrisa. En seguida le pregunta si está bien, puesto que las ojeras resaltan en una piel tan blanca. Yeonjun le cuenta que Jungkook le ha estado delegando más tareas de las usuales y que bromea continuamente que será su sucesor.

Relata alguna de sus reuniones y operativos a la vez que busca ingredientes para improvisar un almuerzo sencillo, diciendo de paso que para esto lo invitaba, para prepararle comida. Hyuka sonríe amplio.

—Es que cocinas bien, hyung.

—Ni siquiera lo niegas, podrías haber dicho que lo haces porque disfrutas de mi compañía.

—Disfruto de tu compañía —confiesa sin borrar la sonrisa—, y de tu comida por igual.

—Yah, no volveré a preparar nada para ti.

El bailarín sabe que no es verdad y que esa amenaza ya la ha hecho antes, pero nada que un "Por favor, hyung" y mirada de cachorro no consiga revertir.

Yeon continúa rezongando de diversos pormenores del trabajo buena parte de lo que dura la comida en su plato. Palillos a la boca, tragar, quejarse por reuniones tediosas, otra porción de fideos, tragar, reclamar que cada vez le deja más tareas administrativas, repite el proceso.

—Estoy seguro que Kook bromea para prepararme para la enorme responsabilidad que quiere ponerme en los hombros —suspira resignado, caminando hacia el sofá para desparramarse en los cojines blandos.

—¿No gustaría ser el jefe de la estación?

—La verdad es que me gustaría muchísimo más un boleto ganador de lotería.

—Hyung, creo que a muchos, pero ¿Te sientes preparado? También creo que Jungkookie va en serio con dejarte el cargo.

—No quiero seguir pensándolo —se agacha para recoger a Aqua, la gatita que se pasea en sus piernas.

—Serías un buen jefe.

—No lo sé —Yeonjun se hunde en el asiento del sofá y Huening entiende que es mejor cambiar el tema y que el alfa a su lado deje de oler a incómoda ansiedad.

—¿Te conté que acompañamos a Tyunnie hyung a un control?

—No, pero Beomgyu le envió a Soobin una foto de un pequeñísimo garbanzo viviente —vuelve a estirar su brazo al suelo para subir ahora a Toto, que daba brincos tan cortitos como sus patitas.

—Ese garbanzo será un hermoso cachorro o cachorra, no queremos saberlo hasta que nazca.

Kai pareciera resplandecer a impresión del mayor cuando lo escucha hablar con tanto ánimo de cómo ha ido avanzando la relación entre los tres y lo entusiasmado que está por la llegada de un nuevo integrante a su pequeña manada, así como también los temores, aunque Taehyun sigue siendo el más asustado.

Yeon aboga a favor de Tae, recordándole que el mayor de los omegas desde que lo conoce ha puesto muecas de rechazo frente a la idea de un embarazo, y ahora está cruzando uno. "Ponte en su lugar", insistía el alfa de ojos astutos, y el castaño respondía que lo hacía.

—Estoy feliz por ti, por ustedes —comenta el policía con los las pequeñas mascotas en su regazo. No ha querido ni siquiera moverse para no interrumpir el sueño de Aqua, aguantando las cosquillas que le producen las lamidas de Toto en su mano.

Continúa acariciando a la gatita y al perrito, y susurra bajito un: — Creo que me los llevaré sin que sus padres se den cuenta.

—Eso es secuestro —alega Hyuka riendo, viendo lo fácil que los animalitos se daban con su hyung.

—Soobin ya ha estado insinuando la idea de adoptar un perro.

—¿Por qué no ahora?

—Ya tengo bastante responsabilidades, y tener un perro es básicamente como tener un hijo, pero más adelante quisiera uno. Muchas veces cuando veo a Soobinnie jugar con los perros de mi hermano... —deja de hablar, omite continuar con el desborde de cursilería y ternura que provoca su pareja— Me gusta la escena —simplifica con los dedos enredados en el pelaje largo de Toto.

El bailarín nota que un tono rojizo se apodera de aquel rostro pálido y su mirada brilla conteniendo un montón de emociones. También es sincero al decir que se alegra por Yeonjun, a quien ve bastante más radiante, su aroma delata su ánimo. Le gusta decirle de vez en cuando que el amor le ha sentado muy bien, a lo que su hyung respondía alzando los hombros con las mejillas rosadas, a veces lo admitía con un vago "Supongo".

Kai, a diferencia del alfa rubio, no se detuvo a pensar en la tranquilidad de los perritos y estrecha al mayor en un abrazo apretado. El gesto es un agradecimiento silencioso a todo lo que ha significado la presencia de Yeonjun a lo largo de su vida. Al apoyo y las experiencias. La persona que ha escuchado cada una de sus alegrías y frustraciones. Aquel con quien tuvo varias de sus primeras veces, desde el primer beso, hasta la primera vez metiendo la mano en un pantalón ajeno. Quien lo ha visto reírse, bailar, hundirse, llorar y brillar.

Su hyung, su zona segura. No deja de adorarlo. Ambos siempre estuvieron tan cómodos juntos, pero sabían que al menos en esta vida no eran "El uno para el otro", que el destino tenía planes inesperados y cada uno se había arrojado a un camino que no imaginaba. Porque si al Huening de varios años atrás le preguntaran si terminaría enamorado de Taehyun, "El omega que le estaba arrebatando a su omega" —como pensó las primeras veces que ese nombre frecuentaba en la boca de Beomgyu—, no podría creerlo y seguramente reiría de forma amarga por una broma tan mala.

Una cosa era para Kai aceptar su presencia, resignificarla como algo amigable, llegar a quererlo, y otra era volver a enamorarse.

Desde que comenzó a salir con Beomgyu no volvió a experimentar esas cosquillas en el estómago y el aturdimiento feliz. Su relación con su predestinado fue tan repentina, el aroma a almíbar de canela y las emociones lo remecieron desde el primer instante. Lo sintió y su lobo demandaba encontrar a ese omega. Veloz y firme, sus animales se reconocieron, el instinto los llamaba a estar juntos, y sus humanos rápidamente compatibilizaron muy bien.

Beomgyu fue como una explosión.

A Taehyun aprendió a quererlo y desearlo lentamente.

Con Beomie la relación ha sido tan única, tan intensa. Lo siente tanto. Las emociones de su omega se mezclan con las propias como una unidad, incluso sus cuerpo las sintonizan y se ha encontrado hasta con detalles tan ínfimos como latidos y respiraciones que sincronizan. Al principio era abrumante y novedoso, ahora ya está acostumbrado. Al principio su lobo no quería alejarse de su compañero destinado, de la aguja en el pajar, y su parte humana miraba con tristeza a su mejor amigo que sonreía como si no le afectara, diciendo: "¿No es lo que todos quieren? ¿Encontrar a su destinado?". Amargo, pero estaba inundado del dulzor que le ofrecía Beomgyu.

Tanto él como Gyu no logran ocultar sus emociones el uno del otro, son un torrente continuo.

A Taehyun ha tenido que aprender a leerlo.

Yeonjun fue una buena escuela para Huening en lo que respecta leer a la personas. Afortunadamente, Tae es más espontáneo y su sentir aflora en gestos, palabras y poca censura.

Su mejor amigo siempre ha sido difícil de descifrar, pero Hyuka puede jactarse de lo mucho que sabe sobre lo que hay detrás de cada sonrisa amarga y expresiones serias que guardan ganas de reír.

Lentamente el mayor envuelve la cintura del alfa más alto y responde al abrazo, recargando la cabeza en su hombro.

Kai piensa que Yeonjun, Beomgyu y Taehyun han sido las tres personas con más impacto en su vida, quienes le han hecho cuestionarse y llenarse de aprendizajes.

Y si algo puede afirmar, es que nunca se deja de aprender.

Sujeta las mejillas aún rosadas, las acuna en las palmas de sus manos sintiéndolas calientes y redonditas. Yeon acorta la distancia para besar su frente y Hyuka sonríe complacido.

La tarde avanza entre conversaciones tranquilas, café y galletas que Kang había preparado días atrás. Su amigo está extendido sobre el sofá, usando sus muslos como almohada, contándole de la cena reciente junto al padre y el hermano mayor de Soobin, lo cual había sido sumamente extraño, pero que lo mejor de todo era ver a su pareja contenta.

¿Cómo no va a sentirse feliz por Yeonjun cuando ve las arruguitas en sus ojos cerrados y sus labios curvándose? Le gusta como Soobin influye positivamente en la vida de su amigo y le hace sonreír de forma involuntaria. Un día se lo dijo: "Me gusta como haces que sonría", el alfa pelinegro lo miró con expresión aturdida.

Soobin es un buen alfa. Le creía a Beomgyu cuando le decía que es la terquedad personificada y que no descansaría hasta derretir las barreras de Yeonjun.

Ese alfa perseverante es aquella compañía que la luna o cualquiera de las divinidades que juegan trazando los caminos de los mortales quiso poner para que fueran complementándose y desarrollándose.

Beomgyu y Taehyun son las suyas en este momento.

En algún punto, el rubio termina dormitando en su sofá con ambos animalitos acomodados encima. Tuvo la tentación de bromear por venir a verlo para después caer rendido por el sueño e ignorarle, pero entiende que está cansado y opta por sacar varias fotos que van a parar al chat grupal y Soo agradeciendo el aporte.

El mayor despierta desorientado, encontrando a su dongsaeng en uno de los sillones individuales con el teléfono móvil en la mano. El bailarín está absorto en videos de coreografías que debe corregir los siguientes días.

—Te llevo al trabajo —le propone al alfa que ordena su cabello con los dedos.

Aprovecha el viaje para además de acompañar a su amigo a la estación, pasa a buscar a Gyu, quien le muestra la lista de compras que Tae acaba de mandar junto al aviso de que llegará tarde porque tomó un reemplazo en el restaurante de un amigo.

Los dos quieren volver a tener la conversación con el mayor de los omegas respecto a la sobrecarga de trabajo y como esta responde a un alivio no muy sano de sus ansiedades.

El pelirosa se apega a la espalda del hawaiano y apoya la cabeza en su hombro mientras hacen la fila con el carro lleno. Quiere voltear y abrazarlo por horas, pero su turno de aproxima.

Llegan cansados, sin fuerzas en los brazos y gimiendo frustrados cuando miran lo que tendrán que ordenar. Sus pequeños mascotas se pasean alrededor de las piernas de sus dueños a modo de bienvenida. El alfa se agacha a repartir caricias a los dos.

El omega se encarga de reordenar el refrigerador y hacer que todo quepa, Kai reparte los paquetes y latas de comida en la alacena.

Tras terminar la distribución de las compras, Beom insiste que debiera comer en la cama mirando alguna película, quizás así consiguen esperar despiertos a Taehyun.

Están acurrucados bajo las frazadas, devorando un paquete de osos de gomita, a momentos Beomgyu se acerca a robar el dulce con forma adorable de la boca de Kai cuando apenas lo tiene entre los labios, sonriendo como un chiquillo travieso. Al mayor le fascina —la verdad es que su destinado nunca ha dejado de parecerle fascinante— y no duda en enganchar la mano en su cuello, los dedos presionan sobre la marca que lleva años, atrayéndolo a un beso que sabe a fruta sintética, azúcar y calor.

Tienen el televisor encendido, pero no le prestan atención entre compartir más besos y pequeñas conversaciones sobre cualquier cosa.

—Quiero ir a la playa —comenta tan cerca de la boca de Kai y con las manos apoyadas en su cuello—, necesitamos un descanso.

El más alto asiente cerrando los ojos antes de volver a juntar sus labios y fundirse en otro beso largo, interrumpido sólo para devolver un poco de aire a los pulmones y seguir disfrutando del calor y la humedad, de la sensación blanda y resbaladiza, de sus aromas mezclados y la vainilla que permanece en el ambiente aún no estando presente su portador.

Los dedos largos de Beomgyu pasean curiosos, han abandonado su cuello para adentrarse bajo su camiseta, dejando de esas caricias inocentes que hacen cosquillas.

Esos dedos que pueden regalar toques inocentes y reconfortantes, así como pueden contrastar y ser artífice de las caricias más sucias.

La primera vez que Beomgyu dijo "Quiero hacerlo contigo", siendo un par de adolescentes, Kai creyó que su corazón colapsaría; no, más bien lo sintió colapsar cuando estaban en la casa a solas del mayor, sentados en la cama después de besarse y pensando "¿Ahora qué? ¿Quién comienza?", se suponía que él como alfa debiera ser determinado y arrojarse sobre su omega. Después de haber tenido tantos acercamientos con Yeonjun, ¿Cómo podía ser tan difícil? Estaba igual de nervioso que la primera vez que pisó un escenario. Fue su omega quien dio el primer paso, sentándose en su regazo y diciéndole que no lo pensara tanto.

"Pensar menos y tocar más".

Gyu suele ser espontáneo una buena parte del tiempo. Quiere algo lo pide con una sonrisa sabiendo que sus novios suelen decirle que sí. Siempre tan curioso y sin pelos en la lengua, más de alguna vez le preguntaba qué hacía con Yeon y cómo le gustaba ser tocado. Luego que volvieran sus encuentros con su amigo alfa, indagaba sonriendo travieso si se turnaban para ir arriba o abajo. Nuevamente decía: "Quiero hacerlo contigo... Arriba", especificaba, y Huening aceptaba.

Nervioso se cuestionaba por qué ahora quería tomar el papel activo tan inusual en un omega, por qué no lo había propuesto hasta antes de saber que a Yeonjun le había concedido la opción, si acaso su omega no sentía celos de todo lo que hacía con otra persona. Hyuka ni siquiera quería pensar qué hacía su omega junto a Taehyun.

¿Beomgyu se habrá sentido celoso de Yeonjun siquiera una vez? Kai variadas veces sintió celos de Tae, aunque evitaba sacar aquel pensamiento a la luz.

—¿No te has sentido celoso? —preguntó cuando su omega destinado delineaba el pequeño agujero con su índice empapado en saliva.

El de cabellos rosados negó empujando hacia el interior, realizando pequeños movimientos circulares.

—Sé que me amas demasiado —afirmó seguro—. Hyung, no deberías estarlo, te amo tanto, eres irremplazable.

No lo decía, pero no pasaban desapercibidas sus emociones dentro de su omega. Kai no podía evitarlo, aquel conjunto de temores estaban surcando en sus entrañas, pero la seguridad con la que Beomgyu afirmaba que lo amaba, iba contrarrestando aquel sabor amargo de los celos.

Un poco, no del todo.

—Has estado tantas veces hundido en mí que no creo que haya problemas que use un poco de esto —el omega deslizaba los dedos por el interior de sus propios muslos mojados por el lubricante.

El alfa gimió haciendo un movimiento negativo con la cabeza, la erección latía y necesitaba que su omega calmara aquella excitación caliente que recorría su ser. Beom sintonizaba y con una mirada cargada de deseo se ubicaba entre sus piernas.

"¿Así follas a Taehyun?", quiso preguntar, aunque suponía que la respuesta sería un sí. Era tan bueno y quería más. Se deshacía en ruidos bochornosos con cada embestida dura y certera que recibía por parte de su pareja. El placer vibraba en cada nervio.

Estaba tan avergonzado y no porque estuviera bajo un omega que lo tenía en una grata agonía, sino porque él le transmitía a Beomgyu sus malditos celos de los que se negaba a pronunciar palabra alguna, mientras su pareja destinada enviaba grandes cantidades de amor y deseo que lo consumían por dentro.

Fue un gesto territorial, lo sabía muy bien, pero al momento que el orgasmo estallaba, enterró los colmillos nuevamente en la marca que hacía tantos años había dejado en el cuello de su omega.

—Lo siento —susurró con la voz ahogada.

—Hyung tonto —respondió con entonación cariñosa, ladeando el cuello para recibir pequeñas lamidas sobre la herida.

A medida que la cercanía con Taehyun iba creciendo, los celos iban desapareciendo. Fue un proceso lento para el alfa entender que nunca dejaría de ser importante para Beomgyu.

Y que también llegaría a ser tan significativo para Tae.

Kang Taehyun... También surgió una pregunta similar la primera vez que sintió como apoyaba su pecho amplio sobre su espalda cuando penetraba a Gyu y lo sorprendía con dos dedos que repentinamente estiraban su interior.

—No estaré tan dotado como un alfa —reía al momento de sujetar sus caderas, alinear su pene y entrar lento a través de aquel espacio estrecho, sabía que esa frase aludía a todo lo que hizo con Yeonjun alguna vez—, pero puedo hacer un buen trabajo aquí.

Vaya que lo hacía. "¿Así folla Taehyun a Beomgyu?".

Huening se sentía enloquecer, atrapado entre los cuerpos de los omegas. Tanto calor. Pieles húmedas y brazos que lo mantenían aferrado. Consciente que estaba justo en el lugar perfecto, viviendo un momento perfecto.

Perfectamente integrado y ensamblado entre los dos.

Como si su alma se disolviera y se mezclara.

Su unidad. Su manada.

—¿En qué estás pensando? —pregunta el más bajito, acompañado de una sonrisa extensa que decía estar leyendo lo que ocurre dentro de su alfa—. Aquí tengo una respuesta bastante honesta —agrega al deslizar la mano más abajo de su vientre.

—En ustedes —devuelve una sonrisa sincera, de esas que Beom adora mirar hasta deslumbrarse.

—Sólo un poco —pide el menor que tira de la ropa ajena antes de bajar su pantalón también.

—Súbete —Kai palmea su regazo y el omega obedece encantado.

Choi se sienta a horcajadas sobre las estrechas caderas de su alfa, está mojado, no necesita preparación mayor a sus propios dedos tanteando qué tan dilatado se encuentra antes de guiar el pene duro hacia la pequeña hendidura más que lista para recibirlo.

Los movimientos incrementan de acuerdo a la demanda de sus cuerpos por más. Comenzó lento, que con cada subida y bajada llegara profundo, procurando percibir como cada centímetro se abría paso por sus músculos ceñidos. Ahora se limita a brincos cortos y rápidos, apretando los hombros de Huening, arqueando la espalda y pronunciando su nombre con la tensión en su vientre liberándose. El mayor lo sigue tras unos cuantos empujes adicionales.

Permanecen unidos varios minutos más. Kai reparte caricias que suben por su cuello, aprietan sus mejillas rojas con suavidad y retiran el cabello rosa que se adhiere a su frente, ya comenzaba a verse la raíz negra natural, seguro tendría que ayudarlo a retocar el tinte junto a Tae. Deja besos fugaces, incluyendo un par en su nariz, bajando hasta la comisura de su boca, específicamente sobre el pequeño lunar que la adorna.

—Necesitamos una ducha —se lamenta el menor, dándose el ánimo de levantarse, si fuera por él sólo se acurrucaría a dormir encima de Hyuka—, Tyunnie hyung es quisquilloso con las sábanas sucias.

El alfa aprieta sus labios cuando sus ojos se fijan en la humedad que gotea entre los muslos de Gyu mientras camina en dirección al baño. Se apresura en seguirlo y envolver su cintura, riéndose de sus quejidos roncos, ya sea por lo helada que están las baldosas o por la temperatura del agua, demasiado caliente o demasiado fría.

Vuelven a la cama, el bailarín cargando con el cuerpo de su menor que se engancha a su torso como un koala, arrastrando los pasos con dificultad y forzando a sus piernas a no flaquear.

—Mi alfa es tan fuerte —dice el omega divertido cuando cae al colchón con el peso de Kai encima.

—Mi omega no es exactamente pequeño y frágil.

Beomgyu sonríe complacido. Lo sabe, nunca ha sido un complejo no cumplir con los estándares esperados en su casta, además puede afirmar con toda la altivez del mundo que su alfa ama como es.

Huening no logra conservar las energías suficientes para permanecer despierto, el aroma de su omega es un calmante en sí mismo, sumado a las yemas que rascan ligero su cuero cabelludo. Esconde el rostro sobre su pecho, sintiendo los párpados pesados.

Taehyun llega intentando ser lo más silencioso posible, la tenue luz de la lámpara en la mesita de noche sigue encendida, Hyuka duerme y Beomgyu le hace cariño en la cabeza, modulando un saludo sin voz y una sonrisa apenas lo ve.

El omega de menor estatura le arroja un beso antes de desaparecer tras la puerta del baño y regresar con la frente despejada y el rostro recién humectado.

—Huele a que se estuvieron divirtiendo un rato —comenta bajito, sentándose en el borde de la cama—. Estoy tan cansado —se queja moviendo el cuello y estirándose para destensar sus hombros.

—No deberías sobre cargarte con tanto trabajo —besa su frente, percibiendo la textura y ligero sabor de la crema en sus labios—. Hyung, lo digo en serio.

—Esta vez fue una emergencia —se excusa mirando directo a los ojos preocupados de su Beomie.

—Tyunnie hyung, tienes varias emergencias y trabajos de último minuto, sé que te gusta tu trabajo, pero también que te estás refugiando ahí.

Taehyun suspira mirando a sus parejas, Kai y su expresión tranquila al dormir, Beomgyu y su mirada profunda. Es muy tarde para tener una conversación de la presión que siente encima y por dentro, pero no quiere que se malinterprete.

—No tenemos que hablar de eso ahora, sólo quiero que te cuides un poco más —pide Choi, suavizando la entonación.

—Despejaré mi agenda el próximo fin de semana para estar con ustedes.

El menor de los omegas hace un movimiento afirmativo y añade en voz baja, pero entusiasmado: — Quiero ir a la playa.

—Bien, mañana lo organizamos con Hyuka para que no arme ningún compromiso el próximo fin de semana que no seamos nosotros.

El pelirosa le insta a que se acomode más cerca para rodearlo con su otro brazo libre. Hunde su nariz en el cabello de Tae, desde que su mayor está encinta los matices de su aroma se han acentuado, pareciera haber integrado muchísimo más el aroma a canela y naranja, como si fuera una sola entidad representando a los tres.

Puede percibirlo con claridad, así como sus esencias se han fusionado, sus lobos permanecen tan unidos al igual que sus partes humanas, independiente las desaprobaciones externas y las dificultades que tuvieron y seguramente seguirán atravesando en diversos momentos, son fuertes y se aman, ya con eso tienen lo indispensable para seguir adelante.


     °°°

Yo me enamoré del poliamor del TaeGyuKai JAJAJAJAJAJA 

Feliz día del consumismo (San Valentín), por hoy se me quita lo antiromantic y les mando muuuchos abrazos y tqm uwu

EL COVER DE SOOBIN ES LA COSA MÁS PRECIOSA, ¿SÍ? SÍ.



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