I can hold you every moment
Louis tiene un vecino embarazado y no puede evitar preocuparse todo el tiempo.
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Se detiene en el estacionamiento pasándose las manos por su cabello sintiéndose un poco mejor de ya estar en su casa después de una larga jornada de trabajo. Solo quiere descansar un poco, almorzar adecuadamente ya que solo obtuvo un panecillo de arándanos y un café como desayuno y no es el mejor desayuno para sentirse satisfecho, así que se deshace del cinturón de seguridad que lo mantiene seguro y sale del auto con sus cosas en brazos y camina hasta la entrada principal del edificio. Empuja la puerta cerrando detrás de él, mirando a su alrededor y es ahí cuando su mirada cae en Harry, en su vecino de enfrente.
Su mirada también cae en su vientre, es notable el bulto de embarazo. Si no tiene mala memoria hace unos días dijo que está en su mes cuarto, por lo que tampoco es tan grande. Sin embargo, es fácil notar lo embarazado que se encuentra porque usa estos jeans con elástico, porque siempre está cómodo y con estás ropas anchas cuando está en su departamento, porque cuando sale algún lado y debe vestirse formal su vientre sale a relucir con estás camisas entalladas a su cuerpo. Porque para Louis no es difícil notar cada nueva cosa en Harry, cada nuevo cambio, porque está secretamente enamorado de su vecino embarazado. Porque no puede evitar sentir ternura viendo a Harry embarazado y al mismo querer encontrar al ex de Harry y darle un par de golpes por dejarlo en un momento importante, en un momento que debería ser amor y felicidad, no hacerlo sentir solo y sin el otro padre de la creatura que crece en su interior.
Y con todo el amor que carga en su sistema también se preocupa con demasiada facilidad, porque no puede evitar pensar en cada momento del día si Harry está bien, si se siente cómodo, si no se siente triste por hacer todo esto solo por su cuenta. Sabe cuán difícil puede ser pasar por estos cambios solo, cuidar de un niño sin mucha ayuda a su alrededor. Justo eso le pasó a su madre que no le es inevitable querer preocuparse todo el tiempo, querer saber cómo está, pero le da su espacio, no quiere abrumarlo o evidenciar sus sentimientos. Harry ha pasado por una ruptura hace unos meses y está cargando un bebé ahora mismo.
No cree que sea adecuado intentar acercarse de esa manera. Aunque ahora mismo que lo ve esperar a que las puertas del elevador se abran mientras acaricia su vientre no puede evitar sentir que cae cada vez más profundo, como si fuese posible, y quizás lo sea porque se siente tan interminablemente enamorado que le hace cuestionarse de tantas cosas referentes al amor.
Sus piernas se ponen en marcha y su corazón hace justo lo mismo. Camina hasta Harry, quien se gira un poco sonriendo en grande al verlo ahí. Cuando está a su lado toma las bolsas del supermercado de las manos de Harry. Este suelta una risa que le da una caricia al alma.
—No está tan pesadas, en serio—murmura un tanto sonrojado por la vergüenza.
—No me molesta cargarlas hasta tu hogar y mientras menos peso cargues mejor. Le hará bien al bebé.
—Eres muy bueno en esto—confiesa Harry entrando al elevador cuando sus puertas se abren de par en par y Louis lo sigue para luego apretar un par de botones.
Gracias al cielo sus departamentos están frente al otro que eso le da cierta tranquilidad porque solo tiene que cruzar y puede asegurarse de que Harry está bien. Justo como sucedió con la ruptura de John y Harry. Como los gritos retumbaban las paredes y aunque las paredes son bastantes gruesas, aún así se escuchaba, que no pudo evitar levantarse y abrir la puerta solo para notar como Harry lloraba y John gritaba hasta que dijo algo que no logra recordar y se fue de ahí, fue la última vez que lo vio. En ese momento Harry se lanzó en sus brazos y le confesó que estaba embarazado, John claramente no le creyó o no quiso hacerse responsable de sus actos y se fue, no quiso preguntar en ese momento y en ningún otro.
Estar relativamente cerca lo hace sentirse calmado, porque cualquier cosa que Harry necesite puede estar ahí para él, justo como ahora, ayudándolo con las bolsas.
Harry se recarga en la pared acariciando su vientre con suavidad y sigue la acción siendo de lo más interesante en ese momento y porque el rizado luce tan bonito y tan radiante estando embarazado, a pesar de que posiblemente no sea en las circunstancias deseadas.
—¿Cómo está yendo el embarazo?
—Hay partes mala sí, como los mareos y vómitos, pero es muy lindo, ¿Sabes?—Sonríe bajando la mirada—. Siempre he querido ser padre, no lo hubiese deseado de esta forma pero ya amo a mi bebé.
—El embarazo te sienta bien.
—¿Eso crees? He subido un poco de peso—Harry baja la mirada hasta su vientre.
—Luces radiante, incluso con un poco de peso de más, pero es porque estás cargando a tu bebé.
—Eso es muy lindo, Louis, gracias.
Ambos no vuelven hablar debido a que las puertas del ascensor se abren. Harry camina despacio para que Louis pueda igualdad su ritmo. Solo caminan un par de segundos para que estén frente a la puerta del rizado, este se encarga de buscar la llave en alguno de los bolsillos de su pantalón y cuando lo encuentra abre la puerta dejando pasar a Louis.
El departamento de Harry es una maravilla; es limpio y ordenado, da una sensación de comodidad y calidez, todo se ve suave y limpio a la vista, además de que tiene un gran gusto en cuanto a la decoración del lugar, que en cierta parte lo pone en vergüenza porque el suyo no es nada especial y no tiene un orden.
Sin querer observar cada cosa de la intimidad y el lugar de Harry camina hasta la cocina dejando las bolsas. Ve como el rizado se sienta en una de las sillas y suelta un suspiro de alivio, tal parece que la espalda le ha estado matando un poco.
—¿Cansado?
—Un poco. El bebé no ha dejado de patearme—se queja con aires de cariño.
Su mirada cae en ese preciso momento en el vientre de Harry, en los movimientos de su mano. Cepillando sus dedos sobre su vientre cubierto por la camisa suave que lleva encima. Los ojos de Harry brillan con suavidad cuando sus miradas se encuentran y quizás sus ojos demuestran cuánto quiere inclinarse y sentir por su cuenta los movimientos del bebé de Harry, por lo que este sin ningún rastro de duda en sus acciones toma su mano y lo guía hasta su vientre. Deja soltar una risa maravillada ante los pequeños movimientos que puede percibir contra la palma de su mano.
Le gusta, a pesar de que no comparte demasiado tiempo con Harry, darse cuenta de los pequeños avances. Porque a veces en la mañana abren la puerta al mismo tiempo y comparten el elevador, casi siempre, por lo que habla con Harry sobre su embarazo y cosas que salen de ellos de manera aleatoria que hacen el viaje un poco más cómodo. A notado como el vientre de Harry crece con el tiempo y en cómo este le comparte algunos cambios en su alimentación, en quejarse de algunos síntomas y de las alegrías de ser padre.
Es un poco de todo y de nada a la vez, porque es amigo de Harry, quiere considerarse de esa manera, pero desearía estar para él de una manera totalmente distinta pero sabe que se necesita tiempo y quizás Harry no desee formar una relación o ni siquiera sienta nada por él y menos después de una ruptura.
Alza la mirada cuando siente una patada fuerte. Escucha a Harry quejarse y removerse en la silla.
—Ow, eso dolió.
—Sí, ha sido muy fuerte. —Ríe moviendo un par de veces su mano—. Tal vez no le agrade.
—No lo creo—dice un poco sonrojado, mirando distraídamente un punto de la habitación en la que están—. Con mis otro amigos nunca quiere moverse, no de esta manera, incluso es muy difícil percibir sus movimientos. Es raro que lo haga ahora, sabes.
No sabe en qué concentrar su atención, si en lo que Harry acaba de confesar y que lo hace sentirse jodidamente especial de alguna forma o que Harry luzca muy precioso con las mejillas pintadas de tonos rojizos simulando un atardecer en sus mejillas y que tenga las manos sobre él estando embarazado. Quizás su cabeza no trabaja con rapidez que una persona normal, eso y combinando que el rizado lo haga sentir que corre un maratón. Por lo que se miran a los ojos y Harry lo aleja y se levanta caminando hasta el refrigerador para empezar a meter los productos que ha comprado.
Suspira sintiéndose un poco tonto por no saber que responder pero se levanta alisando su camisa para mirar a Harry. Tal vez es hora de marcharse en su hogar, pero el rizado lo mira tímido.
—¿Deseas quedarte? Iba a almorzar sólo y a veces hago de más. También podemos tomar un poco de té y hablar. A menos que tengas cosas que hacer, en ese caso no te sientas mal por rechazar la oferta.
—Me encantaría quedarte—dice con calma.
—Perfecto. Prepararé algo rápido, mientras haré el té.
—Me parece bien. Iré a cambiarme pero no tardó.
Harry asiente acariciando su vientre y Louis camina hasta la puerta para poder llegar hasta su propio departamento. Cuando cierra la puerta detrás de él no demora en caminar hasta su habitación quitándose la ropa en el proceso para poder buscar una ropa más cómoda y es que ha pasado todo el día fuera de su hogar que se siente un tanto sofocado con la que trae puesto.
Termina cambiándose a algo realmente cómodo y sin tantas cosas encima, por lo que regresa al departamento de Harry sintiéndose ansioso y nervioso por pasar un tiempo a su lado. Ha pasado un tiempo en donde no han compartido un espacio por tanto tiempo, la última vez fue cuando John y Harry terminaron y tuvo que llevarlo de regreso a su departamento para calmarlo y alejarle las lágrimas que caían por sus mejillas.
Toca la puerta un par de veces y Harry abre la puerta, también cambiado a algo más cómodo. Se sonríen el uno al otro y lo guía hasta balcón del departamento. El pequeño espacio es muy Harry; con muchas flores y plantas adornando el lugar y con una mesa con dos sillas, también hay un sofá de una persona donde una serie de pensamientos inundan su cabeza; con un rizado mirando las estrellas mientras se unta crema en el vientre o le habla a su bebé.
Simplemente no logra comprender por completo como es que alguien puede renunciar a algo tan precioso como Harry estando embarazado o quizás solo ha sido hechizado por el ojiverde que haría lo que fuese para cuidarlo y amarlo de la manera en que desea.
—Es lindo, ¿No?
—Lo es—confiesa dejándose caer en una silla—. ¿Ya tienes la habitación de tu bebé?
Harry se sienta frente a él con cuidado, con una mano en su espalda y con la otra empujando la silla para poder entrar en ese pequeño espacio entre la mesa y la silla. Ríe cuando lo logra y sirve el té en dos tazas mientras que la comida se hace a su debido tiempo. Le pasa una taza mientras niega lentamente.
—Aun no. Liam y Zayn van a venir en la semana para ayudarme a pintar la habitación, pero aún no tengo los muebles, pero el bebé va estar los primeros meses o años en mi habitación.
—Puedo venir ayudarte también, tengo libres las tardes—ofrece antes de sonreír al acordarse—. ¿Y sabes qué más? Le puedo pedir los muebles que ya no utiliza mi madre, no creo que tenga planes de tener otro hijo.
—Es mucho, Lou, yo-
Se inclina capturando su mano por un par de fugaces segundos. —No te preocupes, ella quedó adorada cuando te conoció. No creo que le importe mucho. Además yo no tengo planes de hacerla abuela pronto.
Harry se echa a reír llevándose una de sus manos a la boca para no dejar escapar esa carcajada fuerte. Realmente adora ver a Harry estar relajado y feliz, que estar con los ojos decaídos e hinchados por un rompimiento y sentir que todo cae sobre sus hombros.
Cuando su risa se extingue sus mirada se encuentran en cuestión de pocos segundos y ambos alejan la mirada sintiéndose un poco avergonzados. No tarda en recuperar la postura y que Harry se levanté corriendo hacia la cocina para servir la comida.
Se pasa parte de la tarde en aquel balcón con un Harry contándole aquellos sueños, aquellos planes a mediano plazo. Incluso logran presenciar el atardecer que eso le da una pauta de que ya era hora de marcharse, aunque su departamento no se siente tan bien y sabe la razón de eso.
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La segunda vez que ve a Harry en la semana es a los dos días siguientes. Cuando entra el edificio lo ve esperando a algo o a alguien, y tiene unas cuantas cajas a su lado. No tarda en que su instinto protector se prenda y lo haga caminar hasta el rizado, este lo mira con los ojos abiertos y una sonrisa se extiende por su rostro. Cada rastro de preocupación se disipa porque de alguna manera tenerlo a su lado lo hace sentir que puede protegerlo de cualquier cosa, y es que no solo sucede ahora que Harry carga una creatura dentro de él, sino que se fijaba cuando estaba con John, simplemente nunca le dio confianza en lo absoluto, pero se lo calló porque Harry y él no tenían una amistad tan cercana como ahora y porque no quería crearle alguna inseguridad cuando no sabía muy bien que pasaba dentro de esas cuatro paredes, no quería dejarse de llevar por lo que sentía y pensaba, aunque lamentablemente fue como lo imaginó.
Sin embargo, ahora que Harry está embarazado y sabe cuán complicado puede ser todo debido a que su madre pasó por lo mismo, no desea que el rizado este tan solo en ese proceso y sabe que no lo está porque sus amigos lo visitan con bastante frecuencia y su familia también, pero cuando no lo están Louis quiere ayudarlo un poco y hacer de su embarazo un poco más llevadero.
El rizado deja escapar un suspiro cuando está a su lado. —Buenas tardes, Louis.
—Buenas tardes, Harry. —Miras las cajas apiladas—. ¿Esperabas a alguien?
—A ti. —Lo ve sonrojarse—. Quiero decir, quería tu ayuda para cargar estás cajas. Son cosas para la habitación del bebé y mis amigos no tardan en venir a pintar su habitación. Te ofreciste ayudar y uhm... Entiendo si tienes cosas que hacer.
—Lo siento, se me olvidó por completo con algunas cosas que tenía pendientes, pero sigue en pie.
—Bien. —Sonríe.
—Déjame cargar estás cosas por ti. —Louis se agacha un par de segundos para tomar las cajas del suelo y empezar a caminar hacia el ascensor—. Hablé con mi madre y las cosas llegarán mañana.
Harry sonríe antes de sentir que todo cae cuando el rizado se lanza en sus brazos y tiene que soltar las cajas para tomarlo entre sus brazos. No le toma mucha importancia aún cuando puede que haya cosas delicadas que puedan romperse pero el rizado no protesta y solo se aprieta contra él, aún cuando su vientre hace una barrera entre ellos para que sus pechos no se toquen.
Hay algo en Harry que lo hace sentirse cálido, quizás es porque lo envuelve con sus brazos y apoya la cabeza en el hueco de su hombro y cuello o es porque está enamorado que da la sensación de que el lugar se siente caliente.
Son de las primeras y contadas veces que el ojiverde lo abraza de esa manera que disfruta cada segundo, lo único que los hace separarse un poco tímidos es que las puertas del ascensor se abren de repente. Harry mira las cajas colocando una mano en su vientre, con las mejillas rojas y Louis no tarda en tomar las cajas y caminar hasta el departamento de Harry. De la misma manera, todo luce ordenado y limpio, no hay un gran cambio.
—Por aquí, Lou.
Asiente encariñándose más con Harry al momento de escuchar ese apodo salir de sus labios. No todos lo llaman de esa manera que lo hace sentir raro que Harry lo usé, es especial para él.
—Es espacioso y las ventanas dejan entrar la luz del día.
Es lo primero que sale de su boca cuando Harry abre la puerta donde será la habitación del bebé. Las paredes son blancas y aburridas que entiende porque las quiera pintar de un color distinto.
—Sí—dice paseándose por la habitación—. Quiero que las paredes sean azul bajito y tal vez unos cuantos dibujos. ¿Qué opinas?
—Una excelente idea.
—Sí, lo es—no puede evitar prestar atención a la manera decaída en que sonó eso.
—¿Estás bien?
Harry sonríe asintiendo. —Sí, es solo que hoy no ha sido un buen día. El bebé no está siendo muy amable y tuve un día pesado en el trabajo.
—Oh, amor, entiendo—se le sale llamarlo de esa manera pero el rizado no ha tenido un buen día que necesita un poco de comprensión. Se acerca a él para sostenerlo de los brazos—. ¿Por qué no vamos al living, te sientas y relajas unos minutos mientras vienen tus amigos y te preparo un té para calmarte?
—No tienes porque.
—No es nada—repite—. Vamos al living.
El ojiverde no chista, tan solo sigue a Louis hasta el living y el sofá suave llama inmediatamente de Harry que Louis le sonríe con suavidad para luego caminar hasta la cocina y buscar las cosas para preparar un buen té. Agradece por lo menos saber preparar un té decente y que su madre lo haya llenado de conocimientos de la etapa del embarazo. En ese momento no lo veía para algo bueno o que pudiese servirle, pero ahora mismo lo agradece.
Logra preparar el té y con sumo cuidado lo toma entre sus manos y camina hasta el sofá, casi lo deja caer ante la preciosa vista y lo que suelta Harry.
—Está bien, amor. Louis es tan amable y cariñoso con nosotros y nos fue a preparar un poco de té.
Se aclara la garganta entrando al lugar. Se acerca a la mesita para colocar la taza. —Aquí está, está un poco caliente.
Harry asiente agradeciendo por lo bajo, con un poco de vergüenza. Las manos del rizado siguen deslizándose por debajo de su camisa buscando el movimiento de su bebé. Entiende los cambios locos que puede tener. Hace unos momentos estaba un poco afectado por el día que tuvo y ahora parece que está contento y hablando de esa manera de él a su bebé, se siente un poco, mucho, enamorado.
Puede ver cómo Harry se acerca un poco más él, inclinándose para obtener su té y un poco de calor que Louis le pueda proporcionar. Unos instantes lo mira sobre su taza con esa sonrisa traicionera que lo tiene delirando.
—Louis, sabes yo-
Suelta un puchero cuando la puerta es tocada y el murmullo de voces detrás de la puerta lo interrumpen. Louis se levanta alzando una mano para caminar y él abrir la puerta, la mirada de los amigos de Harry es un poco cómica y cuando pasa la sorpresa los deja pasar. Un poco nervioso por conocer a los amigos de Harry, pero todo es tan natural cuando ven al rizado. Recibe abrazos largos y su vientre recibe mimos y palabras que casi nadie puede escuchar.
Harry lo mira y luego hace lo mismo con sus amigos. —Uhm este es Louis mi vecino y estos son Liam, Zayn y Niall.
—Claro, Harry nos ha hablado un poco de ti—Niall comenta—. Gracias por ayudarlo.
—Siempre lo haré.
Dice sin poder evitar mirarlo a los ojos. Harry se sonroja sin despegar la vista hasta que Niall habla algo acerca de llevar las cosas hasta la habitación, por lo que se quedan solos de nuevo. Camina hasta él sentándose a su lado. Parece que Harry no solo habla maravillas de él con su bebé sino también con sus amigos.
—¿Lo terminaste?
—Sí, estuvo delicioso, gracias—agradece inclinándose para dejar la taza en la mesita frente a él—. ¿Deberíamos ir con ellos?
—Por supuesto. Déjame ayudarte aquí.
Se levanta extendiendo una mano hacia Harry, no es tanto con la excusa de sentir el calor y la suavidad de la mano del rizado o estar en contacto con él, sino es más sobre tener está preocupación de que no se mareé al levantarse. Y Harry lo agradece, por lo que coloca una mano en su espalda y caminan a la habitación.
Los chicos están hablando acerca de la habitación y lo que pondrían en el lugar, aunque la palabra final la tenga Harry.
Pasan la tarde pintando la habitación con el color exacto que Harry había imaginado y otra parte sentados en el piso mientras comparten snacks y unas bebidas. Pero Harry se levanta gritando que su vejiga está siendo una cruel, así que se levanta tan rápido que termina cerrando los ojos colocando una mano en una pared imaginaria. Como si una alarma se activará, se levanta rápidamente y pasa una mano por su cintura y le permite apoyarse en él, cosa que hace. En un par de minutos parece que los mareos se han ido.
—Déjame acompañarte al baño.
—Estaré bien, Lou—promete, pero Louis alza una ceja—. Bien.
—Andando.
Harry se queja un poco de que puede hacer esto por sí solo y que solo ha sido un pequeño mareo, pero no va a sentirse calmado si no acompaña al rizado al baño y se asegura que todo está bien. El baño puede ser peligroso y más con los repentinos mareos. Solo quiere cuidar de él, aunque le daría su espacio a Harry si así se lo pidiera.
Cuando sale del baño puede respirar con más tranquilidad y pasa una mano por su cintura estabilizando sus pasos. Las miradas secretas y tiernas de parte de los amigos son algo que ambos pasan por alto y también que se sientan relativamente cerca y que su mano descanse con más frecuencia en el vientre o muslo de Harry es solo para asegurarse que todo esta bien.
Son cosas que no discuten en ningún momento o dejan que siquiera su cabeza registre tal cosa.
Solo es al día siguiente que debe tocar la puerta del rizado temprano porque es sábado y los muebles han llegado. Se le hincha el corazón de amor cuando Harry abre la puerta con la pijama puesta y sus rizos están revueltos sobre su cabeza. Nota como los intenta arreglar mientras entra al lugar y los dos hombres meten los muebles llevándolos a la habitación del bebé.
—Son muy lindo—se le corta un poco la voz cuando están por fin solos—. Dale las gracias a tu madre.
—Se lo haré saber. También dijo que le gustaría conocer a ese pequeño bebé una vez que nazca. Puedes decir que no.
Harry ríe alejando las lágrimas emotivas que se han arremolinado en sus orbes verdes. —Me gustaría que lo conozca y hablar con ella.
—Ella estará encantada—dice acercándose un poco—. Te dejare seguir durmiendo.
La mano de Harry envuelta en su muñeca le impide irse. Lo mira sorprendido y lo encuentra sonrojado y con los ojos brillantes.
—¿Te gustaría quedarte un rato? Puedo hacer de desayunar y me ayudarías acomodar los muebles. Un poco de ayuda y de compañía me vendría bien.
No sabe que contestar ante tal petición porque cada segundo más que pasa al lado de Harry más se encariña con su presencia y su departamento cada día se vuelve más frío o vacío. Al principio no quería un compañero de departamento porque un Louis un poco más joven quería su independencia, su espacio y no sentirse presionado ante cualquier desastre que pudiese ocurrir y así no tener que pedir disculpas o prometer que será la última vez, pero ahora mismo, con un par de años más encima se siente tan vacío y más cuando su corazón está enamorado de su bonito y muy embarazado vecino de enfrente. Sin embargo, teniendo a Harry en pijama, con el bulto de su vientre sobresaliendo un poco y los ojos suaves y con un poco de sueño encima no puede evitar asentir.
Harry lo toma de la mano guiándolo a la habitación del bebé y le pide que coloque los muebles en los lugares que le indica y luego va por otras cosas que estaban destinadas para la habitación. El resultado final tiene al rizado sollozando viéndose tan pequeño en un lugar relativamente un poco grande.
—¿Lágrimas de felicidad?
—Sí, totalmente—dice abrazándose a sí mismo.
Sus piernas deciden por si solas. Camina hasta Harry envolviéndolo por detrás asentando sus manos en su vientre. El rizado parece estar completamente cómodo con la cercanía porque suelta una risita y coloca sus manos sobre las suyas y deja que su cabeza se apoye en su hombro.
La habitación quedó completamente bonita, con un azul bajo, nada llamativo. La cuna está a un lado, así como otras cosas que el bebé pudiese necesitar y la ropa ya está en el armario. Todo listo para ser recibido.
Quizás también a él le gana un poquito del sentimiento, porque tener a Harry en sus brazos mirando la habitación y también sentir las pataditas del bebé lo hacen sentir que desearía tener algo de eso, específicamente estar al lado de Harry aún cuando ese bebé que crece dentro de él no es suyo, pero está seguro que lo querría como suyo, sin embargo, se calla, no lo suelta, tan solo disfruta de tener al rizado entre sus brazos y escuchando sus planes.
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De alguna manera se vuelven mucho más cercanos de lo que antes eran o de lo que hubiesen pensando. Todas las mañanas se levanta esperando a Harry en la puerta, lo ayuda a cargar las cosas hasta su auto aún cuando solo es su bolsa o algo no tan pesando, ninguno dice nada al respecto. Lo hace solo para recibir un abrazo largo y tocar el vientre de Harry con una excusa, luego cada quien se va por su parte hacer sus cosas y en la tarde cuando regresa siempre hay alguien tocando su puerta e invitándolo a almorzar o simplemente vienen con la excusa de que debe mover cosas y su vientre es más grande o su espalda lo está matando. Louis se lo cree y pasa parte de su tarde en el departamento de Harry que en el suyo propio.
Ni siquiera va a mentir que le molesta, porque no lo hace en absoluto. Incluso él a veces busca excusas para estar a su lado más de tiempo. Comparten momentos que le sacan sonrisas y un par de lágrimas por ahí, sin embargo, hoy es distinto cuando Harry toca la puesta, es un poco fuerte y constante y Louis simplemente no puede levantarse de la cama porque le ha ocurrido un accidente en coche, nada grave o de lo cual preocuparse. Solo se ha lastimado un poco la pierna y debe tomar un poco de reposo, por lo que ahora mismo Harry debe estar preocupado de no verlo dos días y de que su madre haya ido con el chisme cuando se encontró hace un par de minutos con el rizado y entablaron una conversación dónde salió a relucir su accidente.
Lo que menos quería era preocupar a Harry con todo esto del embarazo. Solo iba a darle excusas pero su madre ha sido tan amable de poner al tanto al rizado.
Se sienta recargando su espalda contra el sillón, con la pierna recargada sobre la mesita frente a él. Se acomoda el cabello para no mostrar el lío que se ha convertido.
—Pasa, la puerta está abierta.
No tarda en que se abra la puerta y la mirada preocupada de Harry se muestre en todo su esplendor. Parece que ha pasado mucho tiempo porque Harry luce más grande, aunque en realidad solo ha pasado dos días que no se han visto.
—Louis, ¿Por qué no me dijiste qué sucedió? Tu madre me ha contado lo que pasó.
—No te quería preocupar, estás esperando un bebé, puede hacerle mal—señala.
—Louis.
Se le llenan los ojos de lágrimas y no tarda en acercarse a él y sentarse a su lado para enredar sus brazos en su cuello. Lo escucha llorar un poco y no puede evitar reír. Así que pasa su brazo a su alrededor y deja un suave beso en su mejilla. No le gusta cuando llora, pero sabe que con la más mínima cosa se echa a llorar, es algo que le hace el embarazo.
Harry también se ríe de sus cambios de humor repentinos. Sin desenredar sus brazos lo mira al rostro sonrojándose. Puede notar como la mirada del rizado cae en sus labios para luego mirarlo a los ojos nuevamente. Con esa pequeña esperanza, aún así no hace nada para inclinarse y besarlo con suavidad, tan solo se inclina conectando sus frentes, pero Harry se aleja y lo mira detenidamente. Su mirada cae en su pierna y se le llenan los ojos nuevamente.
—Estoy bien, nada de que preocuparse.
—¿Vas a tener que hacer mucho reposo?—pregunta.
—Unos días nada más. No podré moverme mucho—explica.
—¿Ya has comido algo? Puedo preparar algo rápido.
—No es necesario, no quiero que te suceda algo. Puedo pedir algo de comer—ofrece moviéndose un poco para alejarse de Harry.
—No me va a pasar nada. Estoy embarazado, Louis, no es otra cosa—señala su vientre cosa que tiene a Louis un poco maravillado.
Parece que sus ojos demuestran el cariño porque Harry toma su mano y la guía hasta su vientre soltando un: he extrañado tu toque y mi bebé también. No va a mentir que esa oración ha tenido un gran impacto en él, pero es presa de la cobardía porque no dice nada sobre eso y solo lleva sus manos mirando como los dedos de Harry se entrelazan con los suyos.
—Eras precioso, pero eres más precioso estando embarazado.
—Es muy lindo que pienses eso, John no pensaba lo mismo supongo—dice en voz baja.
Louis gruñe malhumorado. —Ni sueltes su nombre de nuevo. No te merecía.
Harry suelta una carcajada sonrojado. Se acerca más a él y Louis abre su brazo para que el rizado pudiese acomodarse cómodamente, con una de sus manos sobre su pecho. Se quedan así un par de largos minutos mientras miran la película que se reproduce en el televisor sin atormentarse con sus pensamientos. De vez en cuando Louis mueve la mano sobre el vientre de Harry, totalmente enamorado.
Solo es cuando escuchan el estómago de Louis que el ojiverde se aleja soltando una risa para levantarse e ir a la cocina.
Termina pasando más tiempo en su departamento que en su propio lugar con la excusa de que tal vez pudiese necesitar ayuda y que ama su compañía. Louis no es capaz de pedirle lo contrario porque puede pasar más tiempo abrazando a Harry y pretender que son suyos.
El rizado se mueve en la cama gateando hasta Louis y se establece en su regazo para mostrarle algo que quiere obtener para su bebé. No es muy pesado y su pierna está completamente sana y solo ha pasado un par de meses más que han forjado una amistad mucho más íntima y Harry se la pasa sobre él todo el tiempo.
—Me agrada, deberías comprarla.
—Pero creo que no tengo el dinero suficiente. He estado ahorrando pero no quiero gastarlo de esa manera, todavía faltan más gastos—suspira mirando la bonita alfombra de oso que ha mirada en internet.
—Solo pon mi tarjeta entonces. Debe estar sobre la mesita de noche.
—No, Louis. —Niega mirándolo seriamente.
Rueda los ojos sosteniendo a Harry. A este punto está en su octavo mes y su vientre es un festival del que tiene la fortuna de presenciar la mayor parte del tiempo, porque a pesar de que no es suficiente valiente para hablar de sus sentimientos o ponerle nombre a lo que sea que esté pasando entre ellos, Harry pasa mucho tiempo entre su departamento y el suyo. Andando en shorts cortos y en camisas holgadas o simplemente nada encima en la parte de arriba porque dice que lo asfixia o que lo hace sentir mucho calor y picazón.
No se queja en ningún momento de eso, ni de los toques a las dos de la mañana diciendo que tiene antojo y Louis no duda en salir corriendo mientras Harry espera dentro de su cama o las veces en que solo quiere estar abrazado a alguien y sentir el calor. Esas veces su departamento se inunda de calidez y del aroma de Harry, como si soltará e impregnase el lugar.
—Solo tómalo como un regalo.
—Ya me has regalado muchas cosas, Louis—señala.
—Una más no hará daño—dice moviendo sus dedos de arriba abajo sobre la cintura del rizado.
—¿Seguro?
—Seguro, amor. Solo pon la tarjeta y si quieres comprar algo más no lo dudes—repite dejando caer la cabeza sobre las almohadas y cerrando sus ojos poniendo fin a la conversación.
Harry se inclina besando su mandíbula un par de veces hasta que lo tiene tan mareado y pensando si es obra de algún cruel sueño, porque hace unos años no imaginó estar de esta manera cerca del precioso ser que veía cada vez que abría su puerta y menos cuando Harry estaba en una relación. Nunca pensó tenerlo en su regazo besando su mandíbula y gastando dinero solo para verlo contento, no le faltaba pero tampoco le gustaba gastar tanto, si era en Harry no lo pensaba mucho.
Termino comprando la alfombra y un juego de cobijas. Le agradeció con otros besos rápidos en su mandíbula y una comida rápida ya que su espalda le mataba en esos momentos.
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Ve como Harry apoya su espalda en el respaldo del sillón soltando un largo bostezo y quejido. Su espalda le ha estado matando y el tiempo corre tan rápido que tiene al rizado estresado por entrar en labor de parto en cualquier momento de la semana e incluso lo tiene a él nervioso y angustiado de que lo haga cuando nadie está cerca, ni él y su familia o amigos, aunque estos vengan a hacerle compañía a Harry todos los días de la semana y cuando Louis regresa se queda con el rizado toda la noche e incluso se queda a dormir junto a él.
Hoy han cenado algo ligero estando en el balcón. Harry se ha dejado caer cuando ha terminado su cena y acaricia su estómago viendo lo grande que está. Su antojo lo hace sentir que puede estar a punto de explotar en cualquier momento. Debe tener un par de minutos para calmar esa sensación, por lo que Louis lo mira admirar las estrellas y lo ve a los pocos segundos estremecerse por el frío.
Se levanta buscando la cobija que ha traído por si acaso y se acerca a Harry con la finalidad de colocárselo encima, pero el ojiverde se levanta con un objetivo. Louis no tarda en entender que quiere estar en su regazo y se sienta esperando por Harry.
—¿Estás aterrado?—suelta cuando el silencio es tenso entre ellos, no de la manera mala sino sintiendo que hay mucho que decir y compartir.
—¿Aterrado por hacerlo solo? ¿Aterrado por qué es un gran cambio en mi vida?—Gira un poco el cuerpo y la cabeza para estar frente a Louis—. Lo estoy, mucho para ser sincero, pero también estoy emocionado y con tantos sentimientos que no puedo precisar cuáles son.
—No estarás solo, me tendrás a mí cada vez que abras la puerta. Tendrás a tus amigos y familiares.
—Lo sé. —Baja la mirada—. Es solo que no quiero molestar, no debería llamar cada vez que sienta que todo cae encima, cada vez que este aterrado.
Toma con delicadeza la barbilla de Harry y la alza. No quiere que sienta que cada vez que pide ayuda está siendo un estorbo o que está siendo molesto. Él estaría más que dispuesto y encantado de ayudar a Harry con el bebé, de tenerlo entre sus brazos cada vez que llore en la madrugada o a cualquier segundo.
La etapa del embarazo la mayor parte del tiempo puede ser maravillosa, quitando esas partes malas y más viendo cuan a gusto y feliz está Harry, pero también puede ser totalmente diferente tenerlo entre sus brazos, los cambios que debe hacer y no quiere que crea que no puede pedir ayuda y es válido hacerlo, sentir que no puede hacerlo solo al principio.
—No pienses siquiera que nos molesta. Estaría encantado de estar para ustedes, de ayudarte en cada momento aún a si me tocas la puerta en la madrugada, no dudes ni un segundo que no estaría dispuesto. Puede que John se haya marchado, pero yo estoy para quedarme.
—¿Quieres a mi bebé?
—Como te quiero a ti—no duda en decir.
Con la luna de testigo los ojos de Harry son lo que más brillan ahí y toma con fuerza las mejillas de Louis y une sus labios. Se aferra a él moviendo sus labios esperando algún toque y no ser rechazado y Louis lo hace, lo besa como siempre ha querido mientras lleva sus manos a su espalda y lo acaricia lentamente.
El rizado se queda dormido sobre su pecho y le permite estar así unos minutos hasta que cree que la cama será más cómoda. Se entrelazan con los miembros de su cuerpo y se duermen de esa manera.
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Louis gruñe moviendo su silla un poco hacia atrás cuando escucha como su teléfono vibra sobre su escritorio. Se pasa las manos por los ojos para despegarse de todo el tiempo que ha pasado en la computadora trabajando y solo es cuando termina que toma su teléfono y mira la identificación, Harry. Es lo que sale y tiene que contener una maldita sonrisa de cariño y de nervios, porque no han hablado del beso, haciéndose los tontos y pretendiendo que aquella noche no ha ocurrido.
Suspira aceptando la llamada y apoya su espalda en el respaldo de la silla. Unos momentos de descanso no le vendrían mal y hablar con Harry mucho menos. Aunque se reincorpora cuando escucha las palabras atropelladas de Liam y no la voz dulce y aterciopelada de su precioso vecino embarazado.
Inmediatamente se preocupa de la razón por la que Liam lo ha llamado por el teléfono de Harry. Se aferra al teléfono mientras escucha de fondo quejidos de dolor y no necesita conectar los puntos para darse cuenta de lo que sucede.
—Louis, Harry, se puso en labor de parto y dice que no va a poder hacerlo sin ti. ¿Tienes donde apuntar? ¿O incluso puedes estar ahí para Harry?
—Por supuesto que sí—suelta de manera atropellada levantándose para buscar dónde apuntar.
Liam le da la dirección del hospital mientras puede escuchar los quejidos de Harry de fondo. Se le parte el corazón escucharlo de esa manera pero sabe que pronto vendrá la calma y podrá tener a su bebé en sus brazos. Un bebé que Louis ya adora a pesar de que no será de su sangre o si Harry le permitirá estar en su vida para siempre.
Una vez que termina la llamada recoge sus cosas y no lo piensas dos veces antes de correr hacia donde Harry. Son las horas más tensas, más preocupantes, pero debía ser fuerte .
Suspira cuando Harry ya está más presentable y tiene a su bebé envuelto en una cobija suave. El pequeño Eliot tiene los ojos cerrados durmiendo plácidamente, con el pecho subiendo y bajando suavemente. El rizado tiene una mano acariciando sus mejillas con lágrimas en los ojos. A penas es pequeño, pero ya puede notar que tiene todo de Harry, sus mejillas rojas, su piel lechosa.
Harry suspira alzando la cabeza hacia él. —¿Es precioso no?
—Lo es. —Se acerca sentándose a su lado con cuidado de no despertar al pequeños ser entre los brazos de Harry—. Hiciste un trabajo increíble.
—Sentía que no iba a poder si no estabas a mi lado—confiesa sonrojado—. Siento mucho si te he sacado de algo importante, creo que fue muy egoísta e irresponsable de mi parte pedirle a Liam que-
—Solo calla, amor. He querido estar para ti y le he pedido a Liam si ocurría me llamara de inmediato.
—Bien.
Louis ríe inclinándose para besar su sien mientras lleva su mano para acariciar la naricita del bebé de Harry. Es un camino largo por recorrer de ahora en adelante, pero el rizado parece estar totalmente listo para cualquier cambio que conlleve esto y le agrada lo miedoso que luce pero que a pesar de eso luzca feliz, claro, es algo bonito traer otro ser al mundo.
No dicen nada más, tan solo se quedan ahí sentados mirando al bebé respirar. Luego los amigos de Harry y su familia conocen a Eliot y en un par de horas Louis lo ayuda a llevar la bolsa y sostenerlo de la cintura mientras los guía a su propio auto, los demás lo siguen.
Pasan unas horas en el departamento de Harry conociendo a Eliot y celebrando por la vida que ha traído Harry. Sin embargo, debe descansar por lo que todos se marcha y Louis se queda estático en el marco de la puerta principal, sin saber si irse a su propio departamento frente al del rizado pudiendo Harry tocar si necesita ayuda alguna o quedarse con esa misma excusa.
—Debes estar cansado.
—Lo hago. Fue difícil, no lo creí de otra manera pero estoy agotado. Quisiera tomar un baño—comenta mirando sus pies.
—¿Quieres que me quedé para cuidar de Eliot mientras te bañas?
—Yo. —Harry alza la mirada—. No quiero que sientas que debes quedarte. Tienes una vida aparte de nosotros y no quiero robártela, puedo hacer esto por mi cuenta.
—¿Lo sientes así?
—No, es solo que. —Ríe con los ojos cerrados, pronto caen algunas lágrimas lentamente—. No necesito ilusionarme a mí mismo.
Louis da un paso hacia Harry, cerrando la puerta detrás de él. —¿Ilusionarse con qué, Harry?
—Contigo quedándote siempre. —Abre los ojos—. Soñando con una familia contigo... Amándome siempre.
Tiene que contener acercarse a Harry y tomarlo en brazos, porque simplemente no puede conectar lo que ha dicho y porque necesita respirar ahora para no besarlo con fuerza, pero tiene que hacer un esfuerzo para calmarse y más cuando Harry parece echarse a llorar en cualquier momento, cuando está abrazándose a sí mismo y viéndose tan pequeño y frágil a su vista. Lo que más quiere en este mundo desde que conoció a Harry y a Eliot, eventualmente, es lo que el rizado ha soltado. No desea más que amarlos siempre, estar en un mismo espacio.
Puede ser tan aterrador, que de un momento a otro agarre una responsabilidad tan grande como ser padre, pero ha estado mentalizándose todas aquellas veces que Harry a tomado su mano y guiado a su vientre, que en este momento ,y quizás más adelante, siga pensando que es la decisión que quiere, que no le ha costado mucho decidirse.
Da otros pasos hacia Harry hasta estar a pocos centímetros. Sus manos vuelan hasta los brazos del ojiverde y los sostienen con delicadeza.
—¿Es una ilusión si es lo que yo también deseo? Porque lo quiero. ¿Debería ser tan difícil pensar qué quiero tomar la responsabilidad de ser también el padre de Eliot? Porque no me ha costado nada decidirlo y créeme, en ningún momento voy a cambiar de opinión.
—¿No me mientes? Porque soy un adulto, Louis, puedo manejar bien un rechazo.
Louis niega juntando sus frentes. Suspira decidido, sin una pizca de lo contrario. —Y yo soy un adulto que puede decir que quiero estar en la vida de ambos y si deseas más adelante, y es completa decisión tuya, de los otros hijos. Pero en este momento nada me haría el hombre más feliz que quedarme está y las otras noches que me permitas estar a tu lado.
—Es una suerte que te quiera todas las noches que me falten.
Louis sonríe en grande antes de empujar sus labios sobre los de Harry y camina hasta encontrar la pared y apoyar a Harry en ella para besarse con calma, con comodidad y especial amor. O eso hasta que el lloriqueo de Eliot llena el lugar.
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—¡Vamos, Eliot, tu puedes!
Louis anima cuando su pequeño hijo de siete meses intenta pararse sin ayuda propia. Claro, Louis le ha puesto almohadas y cualquier cosa que pueda reducir el impacto si se cae y sus manos está cerca de su cuerpo por cualquier cosa. El bebé frunce su ceño mirando el suelo con concentración y sus manos están extendidas a los lados buscando algo imaginario con que agarrarse y sus rodillas están flexionadas.
Solo toma unos segundos antes de que se caiga, pero Louis lo toma en brazos y le da vuelta por todo el lugar. Le roba carcajadas a su hijo, que llenan el lugar y no tarda en que Harry aparezca con ojos brillantes y apoye su cadera en el marco de la puerta de la cocina. Se detiene para que Harry venga a su encuentro, deja un beso en la mejilla de su hijo y sus labios se encuentran en cuestión de segundos.
Ríen cuando Eliot empuja sus bracitos y exige la atención de sus dos padres. Cuando tienen estos pequeños momentos e incluso los malos, es que se siente tan afortunado de haber tomado la decisión de pasar su vida al lado de ellos, de haberse enamorado profundamente de Harry, de elegir pasar sus días al lado de estas dos personas que lo hacen querer despertarse cada día. Su familia también estuvo muy encantada, dándole la bienvenida a su círculo.
—Te ama.
—Por supuesto que sí, soy su padre—informa atrayendo a Harry con uno de sus brazos.
—Tienes toda la razón—Harry dice inclinandose a su toque—. Sabes, gracias por elegirnos, creo que eres lo mejor que nos ha pasado.
—Para serte sincero, siento que ustedes llegaron a mi vida, que ustedes me eligieron a mí—murmura acercando sus rostros—. Por eso quiero que seamos nosotros, quiero que te mudes conmigo, no a mí departamento, sino a una casa.
—Louis...—Lo mira a los ojos suspirando—. Sí, nuestro hijo y yo estaríamos felices por mudarnos contigo.
—No es un gran cambio, ya que ya no usaba ese departamento, pero quiero que sea oficial. Quiero que seamos una familia.
—Y lo somos, lo somos, Louis.
Le sostiene el rostro inclinándose para besar sus labios suavemente queriendo soltar un par de lágrimas, pero Louis ríe sobre sus labios y lo aleja para bajar a su bebé hasta el coralito con las almohadas y sus juguetes para poder sostener al rizado con ganas y darle un par de vueltas por todo el departamento, un departamento con muchos recuerdos, pero igual malos para Harry. Necesitan un lugar para ellos tres, para crear recuerdos en dónde solo haya recuerdos felices, buenos momentos y en un par de años más puedan agrandar su familia un poco más.
Solo quiere sostener a Harry en todo momento, justo como lo hizo hace un par de meses. Y ahora también a Eliot.
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