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Back to my home

Louis llega a Londres después de años, no se espera encontrarse de nuevo con Harry y darse cuenta de que tiene dos niños gemelos y que estos se parezcan a él.

Tag: Exnovios, m-preg

Louis deja escapar un largo y cansado suspiro. Había estado en un vuelo algo largo para llegar a casa de su madre que se sentía extremadamente cansado porque tampoco ha tenido unas vacaciones apropiadas durante un tiempo que esto se sentía bien, pero cuando es su primer día aquí porque acaba de llegar de nuevo a Londres, después de cuatro años, y tan pronto como su madre abrió la puerta y notó que era él vino una avalancha de abrazos y risas humedad y la calidad reinó su cuerpo. Ha extrañado tanto, demasiado, solo la ciudad. Desde que se había marchado de ahí nunca volvió, su familia era quien lo visitaba, también extrañó tanto a su familiar y sin duda extraña el lugar que le trajo tantos recuerdos, pero no solo es ese sentimiento de estar en casa de nuevo o de felicidad, sino de melancolía, de tristeza por lo que dejó ir cuando se marchó de aquí y le gustaría retroceder el tiempo y haber hecho algo diferente, que muchas noches se atormentaba con ese pensamiento que se sumergía en otras cosas para no pensar en ese precioso chico de rizos que dejó.

Nunca se había sentido tanto feliz, tan enamorado como lo estaba en ese tiempo. Eran jóvenes que tomaron decisiones precipitadas, solo eran unos jóvenes inexpertos que no se tomaron el tiempo de pensar en que eso iba hacer la cosa que más les dolería en la vida y aunque él no sugirió esa alternativa no hizo nada para hacerlo cambiar de opinión. Solo fue un amor inexperto, en una situación equivocada y ahora que está en Londres esos sentimientos están presentes en el aire porque nunca dejo de amarlo, aún cuando han pasado años, aún cuando ha conocido gente nueva pero que no ha logrado borrar el recuerdo de aquellos suaves y vivos ojos verdes, ni ese brillo.

Entendía las razones, pero le dolía que su amor no hubiese sido tan fuerte como para lograr ese gran obstáculo en el camino. Duele que su recuerdo y su amor este intacto como la primera vez que descubrió sus sentimientos.

Deja caer la maleta en la cama abriéndola para encontrar el cargador de su teléfono y poder acomodar su ropa en el closet de su infancia. Todo está como siempre, su habitación no ha cambiado mucho desde que se fue y es algo reconfortante regresar y ver algo un poco familiar aunque su familia ya esté pensando en cambiar las cosas y adueñarse de su habitación.

Cuando está desempacando por completo Lottie toca la puerta con suavidad y le hace una señal para que pudiese pasar. Ella sonríe despacio sentándose en un espacio en la cama.

—Te extrañé, es genial que ya estés de regreso en Londres, es como si lo estuvieras evitando ¿Sabes?

—Quizás. —Se encoge de hombros mirando su ropa—. Tú sabes que este lugar me trae tantos recuerdos y no sé...

—Lo sé.

—Pero es sin duda bueno regresar. —Se sienta a su lado para empujar su hombro contra el de ella.

—Seguro. Incluso vengo invitarte a caminar en la noche, hablar e ir a cenar—ella pide—. Antes salíamos nosotros dos a comer y extraño eso.

Y él también lo hacía, extrañó tantas cosas que estar de regreso lo hace anhelar hacerlas y recordar algunas cosas. No sabe cuándo días va a quedarse, tiene algunas semanas de vacaciones y un trabajo aquí en Londres, razón principal por la cual ha venido y aprovecho las demás semanas para visitar a su familia y no se arrepiente de nada.

Le haría bien despejarse y relajarse, ha tenido mucho trabajo que necesita aprovechar estas vacaciones.

Asiente envolviendo sus brazos por los hombros de Lottie.—Es un hecho.

—¡Genial! Regreso a las ocho para que vayamos a cenar a un restaurante local. —Ella se levanta señalando.

Louis asiente y cuando ella sale de la habitación se deja caer en la cama suspirando. La bienvenida ha sido muy dulce, en primer lugar porque ha recibido abrazos largos y calientitos. Su madre le ha preparado un té caliente para desestresarlo del largo viaje que ha hecho y ahora con la invitación a una cena de algún restaurante hace que se sienta más que bienvenido, ya tendrá tiempo de recorrer el lugar de nuevo, de visitar a su viejos amigos y algunas personas con las que ha perdido comunicación, ahora solo quiere quedarse en casa de sus padres, pasar un tiempo con su familia y hacer algunas actividades con sus hermanas y luego salir a comer con Lottie y caminar un rato por las concurridas calles de Londres.

Cuando dan las 7:30 Louis ya está saliendo de la ducha secándose el cabello y con la ropa puesta, nada extravagante porque solo irán a comer a un restaurante local, quizás en un lugar tranquilo pero lindo, nada fuera de lo común. Camina buscando el cepillo para peinar su cabello mojado hacia atrás para luego echarse perfume y bajar al momento.

Las gemelas están sentadas frente al televisor del living y lo miran con un puchero prometiéndoles al momento que ya buscará un tiempo en la semana para hacer algo divertido, este momento solo sería de Lottie y él, se lo ha prometido.

—¡Estoy lista!—Lottie exclama bajando de la escaleras.

—¿Nos vamos?

—Sí, en un rato volvemos—ella avisa tomándolo de su brazos para jalarlo hasta la salida.

Hay un poco de fresco por lo que la guía rápidamente hasta su auto abriéndole la puerta para que pueda entrar. Cuando conduce hasta la dirección que le ha dado Lottie se sumergen en una plática de cosas aleatorias, compartiéndose algunas cosas de su vida, de cómo están yendo las cosas. Cuando llegan Lottie lo guía hasta el lugar. Primero, caminan por las calles hasta llegar a un lugar donde hay varios restaurantes, lo primero que llama su atención son las luces colgantes que hay arriba.

Lottie chilla y Louis se da la vuelta para mirarla hablar con otra chica abrazándose brevemente para seguir hablando. Tiene que retener llamarla y rodar los ojos, pero camina unos cuantos pasos mirando las luces como si fuese la primera vez que las mira o como si fuese lo más interesante que está pasando y no quiere sacar su teléfono porque quiere descansar un poco de ese aparato.

Tan sumergido en eso que termina chocando contra alguien y sujeta su mano para que la otra persona no cayera sobre su trasero en el suelo. Cuando se da cuenta de quién es la persona frente de él hace un intento por seguir tomando de su brazo y no soltarlo de repente por el shock. Se le está yendo la respiración, el color de piel o simplemente los latidos de su corazón están dejando de latir contra su pecho porque de un momento a otro siente como si todo se hubiese detenido en cuestión de segundos que tiene que comprobar que todo está siendo real y no es producto de sus sueños, aquellos anhelos que estaban sepultados en el fondo de su corazón.

Harry luce igual o más afectado que él, con aquellos bellos ojos abiertos y la mano en el pecho y ninguno sabe que decir o que hacer a continuación que Louis parpadea lentamente.

—Harry.

—Louis...

—Lo siento, no te había visto, ¿Estás bien?—pregunta sin decir nada más. Y no lo suelta, no lo hace porque le gusta cómo se siente su piel contra su mano, en ese calor familiar que está sintiendo en esos momentos.

—Yo, sí, sí, es solo que-

El ojiverde se corta a sí mismo soltando una risa nerviosa y están tan cerca que sienten sus propios latidos de su corazón, sienten su calor cerca y, por unos largos momento, Louis siente como si el tiempo hubiese retrocedido, como si aún estuvieran juntos y no separados.

Se toma el tiempo de fijarse en cada cosa nueva que es Harry, desde aquellas facciones marcadas, aquel nuevo lunar en su cuello, aquellos rizos que son más largos que antes que tiene tantas ganas de sujetarlos entre sus dedos. Ha cambiado tanto ante sus ojos que desea tomarse el momento de memorizar cada cosa nueva de Harry, pero el tiempo parece tenerles consideración que se siente como una eternidad y porque de alguna manera su mano se deslizó sin saberlo entre la de Harry y la presionó contra su pecho mirando a la persona que ocupa su corazón, aún cuando ha pasado un tiempo desde que se sintió como si Harry fuese suyo.

El rizado en cambio se le encienden las mejillas como dos bombillos en plena oscuridad y mantiene mordidos sus labios mirándolo con ojos brillantes y no luce como si tuvieran tanto que aclarar, tanto que decir, como si no estuvieran lejos a pesar que se están tocando y casi con la respiración entrelazadas.

—¡Papi, luces brillantes!

Es sacado de su ensoñación, ese perfecto sueño que se rompe cuando escucha esas palabras y no puede evitar alejarse por completo y sentir como su corazón se rompe en tantos pedazos que no es posible recoger cada uno y pegarlos.

—¡Luces bonitas!

Y ahí escucha otra voz que lo hace cerrar los ojos y romperse en más pedazos, o eso fue cuando se atrevió abrir sus ojos y encontrar a un niño pequeño caminando hasta Harry y solo basto con que alzara la cabeza para parpadear y preguntarse si acaso todo esto es un jodido sueño, porque no es posible que haya dos niños pequeños pareciéndose a él, el mismo retracto de él; con ojos azules, tez blanca, algunos rizos enrollándose al final de su cabello castaño y nariz de botón, no hay forma de que aquellos niños no sean sus hijos.

Y solo necesita contar el tiempo y calcular la edad de los niños para darse cuenta de que son sus hijos, no es tonto como para no darse cuenta. Eso lo hace sentir como si el aire no fuese suficiente, como si necesitara sentarse y respirar porque no solo es un niño sino dos, dos niños.

—¡Papi!, ¿Podemos comer?—el niño pide con un puchero.

—¿Harry, acaso son...?

—¡Ahí están mocosos!—Gemma se detiene abruptamente cuando lo ve, rápidamente mira a Harry preocupada—. Uhm, creo que es mejor que lleve a los niños para que ustedes puedan hablar.

—Sí, gracias Gemms—la voz de Harry suena temblorosa.

Louis está haciendo un esfuerzo por no desmayarse o llorar porque dios, tiene dos niños pequeños y son gemelos que le dan la certeza que son en verdad son sus hijos, algo de Harry y él. En ese momento tiene tantas preguntas. ¿Por qué Harry no le dijo acerca de ellos? ¿Por qué le oculto algo tan importante? ¿Por qué pasó por todo eso solo?

—¿Ellos son mis hijos?

—Lo son. —Harry baja la mirada—. Yo uhm sé que debes tener muchas preguntas y en serio voy a contestártelas pero simplemente no aquí. Me ha tomado de sorpresa verte aquí.

—Vine de vacaciones y créeme me está tomando de sorpresa verte y descubrir que tengo dos hijos de los cuales no sabía su existencia.

—Yo-

—¿Cómo se llaman? ¿Cuántos años tienen?—no puede evitar preguntar porque quiere saber de ellos, quiere conocerlos.

Harry luce un poco sorprendido y con la guardia baja. Sus ojos están llorosos y Louis tiene tantas ganas de atraerlo y acariciarle la espalda pero no es capaz, no cuando se siente tan decepcionado y molesto porque le oculto la existencia de sus hijos, de que le ha quitado la oportunidad para estar en su vida, para cuidar de ellos. Sin embargo, no puede evitarse sentir emotivo y sensible porque es padre y sus hijos se parecen tanto a él y Harry y la sola idea de tener hijos con Harry lo hace sentir una presión en el pecho.

—Matthew y Michel. Tienen cuatro años.

—Son nombres preciosos—suelta riendo porque conocía a Harry y es obvio que iba a ponerles nombre combinados.

—Lo son.

—Ellos se parecen tanto a mí, son preciosos Harry, adorables, en realidad—suelta sintiendo como su voz se corta. Solo los vio unos cuantos segundos, pero bastaron para notar eso.

Harry suelta una risa triste asintiendo. —Lo son, se parecen tanto a ti, Louis, no solo físicamente.

—Mierda—suelta negando—. Tengo tantas preguntas, pero tienes razón, no es el momento adecuado. ¿Crees que podamos vernos en otro momento?

—Sí, está bien.

Harry aún tiene las manos temblándole cuando toma el teléfono de Louis para agregar su número y se siente un tanto nostálgico, como si hubiese sido en un momento diferente, como si Louis hubiese llegado y dicho que era precioso y si podía obtener una cita, justo como sucedió en realidad, pero está vez están quedado porque van hablar de sus hijos, de aquellos niños de los cuales no conocía su existencia y no esperaba que está noche se volviese a encontrar con ese dulce sueño que siempre ha sido Harry, aquella persona a la que aún pertenece su corazón, sin embargo, no esperaba para nada encontrarse con dos niños pequeños que se parecen a él, simplemente no esperaba llegar un día y darse cuenta de que es padre, que tuvo dos niños preciosos con Harry.

Una vez que el rizado le regresa su teléfono sus manos se rozan que se miran a los ojos antes de que Harry suelte que debe irse y tienen que despedirse y acordar un día. Se acerca a Lottie, quien lo mira con los ojos abiertos.

—¿Ese era Harry?

—Yo uh sí. —Parpadea antes de lanzarse en sus brazos—. Dios, Lottie, yo. Parece que tengo dos niños, gemelos, y se parecen tanto a mí.

—¿Hijos?

—Sí, por alguna razón Harry nunca me lo dijo y acordamos para hablar, pero tengo dos hijos Lottie.

—Ven, siéntate—ella propone—. Estás pálido y te vez mal.

Se siente como si el aire le faltará, como si hubiese perdido toda la sangre de adentro. Esta frío y al mismo tiempo sudado, con las manos temblándole porque han sido dos cosas en un mismo momento. Se encontró con Harry, con aquel que fue el amor de su vida hace un par de años y luego darse cuenta de que tienen dos niños pequeños, que tienen hijos juntos y aún está procesando la información porque no es fácil saber que de un momento a otro tienen dos niños pequeños y que es padre.

Lottie se encarga de guiarlo hasta el restaurante, tan pronto como se sienta ella pide un vaso de agua helada y se lo bebe hasta el fondo. La noticia lo ha debilitado.

Pasan parte de la noche hablando de eso, hablando de las cosas que sucedieron con Harry, tanto su pasado como su presente de ahora y en algún punto necesita hablar de otra cosa, que Lottie hablé porque se siente abrumado y necesita pensarlo solo. Le pide a Lottie que no diga nada a su familia por el momento, porque aún necesita hablar con Harry.

No esperaba tener dos niños, tener dos niños con Harry. Simplemente es una locura.




Volver al mismo restaurante donde se reencontró con ese amor que dejó aquí en Londres y al mismo tiempo descubrir que era padre está siendo raro y siente los nervios carcomerlo por dentro. No pudo dormir esa noche y las demás, esperando que llegara el día en dónde va a encontrarse con Harry. Llegó el día y está sentado en una de las mesas que se encuentra afuera con dos cafés, uno para él y otro para Harry y espera que siga gustándole el mismo café. Han quedado en unos cuantos minutos y Louis necesitaba unos minutos que tuvo que venir antes para calmarse, respirar y tranquilizar los latidos frenéticos de su corazón. Por el momento solo serían ellos, le habría gustado conocer a sus dos hijos, convivir con ellos, pero Harry tiene razón, es primero hablar, resolver algunas dudas y luego esperar que el rizado le explicará a ambos niños quién es.

Tiene tantas preguntas rondando en su cabeza, pero también tiene anhelo de volver a tocar a Harry, sin embargo, debe mantener su límite porque han pasado años y quizás el rizado ya tiene a alguien esperando por él o simplemente los sentimientos se esfumaron lentamente con el tiempo y se siente patético por sentir aún amor cuando ha pasado años desde que se fue y las cosas terminaron entre ellos.

Pasa unos minutos cuando Harry llega algo tarde, con la respiración irregular y lo mira ahí y parece que se calma y respira. Camina hasta él y Louis lo puede evitar fijarse en lo preciosos que sigue siendo Harry, en cómo sus rizos están libres y se mueven con la ráfaga de viento y en cómo a pesar de que ahora es padre de dos pequeños sigue luciendo radiante y precioso y Louis pierde el aliento, como siempre lo ha hecho. Siempre ha tenido la mirada fija en Harry desde que sus ojos se encontraron con él al otro lado de la habitación de aquella fiesta. Porque de alguna manera siempre lo ha hechizado con esos ojos grandes y llenos de vida.

Harry se deja caer en la silla frente a él tratando de recuperar la respiración. Louis no dice nada tan solo le ofrece el café por la cual el rizado agradece con una sonrisa suave.

—Gracias. Siento llegar un poco tarde pero lleve a los niños al kínder.

—Está bien, entiendo. —Louis hace una mueca—. Parece que haces un gran trabajo con los niños, con todo. Digo, te conozco, sé que eres un gran padre a pesar de que no nos habíamos visto hace un tiempo.

Se le encienden las mejillas, parece que un halago de su trabajo como padre es mejor que halagar su belleza, aunque sabe muy bien cuánto amaba Harry escucharle decir lo precioso que era, pero eso ya era parte del pasado.

Harry lo mira por encima de la taza, con ojos suaves y coquetos, casi olvidándose de que Louis tiene tantas preguntas y debe sentirse molesto por ocultarle algo así, ¿Por cuánto tiempo planeaba ocultárselo? ¿Incluso planeaba contarle?

—Yo creo que serás un excelente padre.

—Supongo. —Suspira inclinándose—. No quisiera atacarte con tantas preguntas pero simplemente tengo tantas preguntas.

—Puedes preguntar lo que sea, tienes el derecho.

—Bien.

En verdad que tiene tantas preguntas que no sabe por dónde empezar a preguntar. Suspira tomando un poco del café antes de empezar con una pregunta sin tocar ese tema que han evitado desde siempre y no tiene caso que lo hablen porque no son nada, porqué no es el momento adecuado pero también parece como si fuera parte de ese tema, pero simplemente no quiere tocarlo.

—¿Cuando supiste que estabas embarazado?

—Tres semana desde que terminamos—murmura por lo bajo.

—¿Y planeabas decírmelo? ¿O simplemente ibas a ocultarme su existencia toda mi vida?—no puede evitar que sus palabras salgan amargas, con ese tono de reclamo.

—No, había estado buscando la forma de decírtelo—baja la mirada—. Luego simplemente pasaron los años y tenía miedo que pensarás que te lo oculte o de alguna manera arruinara tus planes.

Tiene que contenerse de rodar los ojos y sentirse irritado, porque de alguna manera ya no importa sentirse enfadado porque ahora lo que le importa es estar para sus dos niños, conocerlos y darles todo ese amor y apoyo que no les dio todo este tiempo, porque se ha perdido la dicha de estar durante el embarazo de Harry y en el nacimiento y cada cosa que han hecho sus hijos que considera que son importantes.

Se cruza de brazos sintiendo un poco tenso de repente, poco lo conocía Harry como para decir tales cosas, como si el tiempo que estuvieron juntos no hubiese aprendido de él.

—Harry, son mis hijos por supuesto que no iban a arruinarme nada.

—Lo siento. —Sube la mirada con una mueca—. Es solo que estamos en diferentes lugares y no quería que los niños te extrañaran tanto tiempo.

—¿Sabes qué con esto ya no me voy de nuevo?—pregunta.

Harry alza la cabeza negando varias veces. —No tienes porque quedarte, Louis. Tú tienes una vida ahí, un trabajo y no es-

—Creo que no entiendes—lo corta negando varias veces—. Nosotros ya no estamos juntos y no puedes tener un poder sobre mí. Además son mis hijos quiero estar para ellos.

—Louis, pero ¿Qué pasará con tus vida ahí, con tu trabajo?

—Eso ya lo arreglaré—lo calma, si eso lo ayuda—. Incluso puedo pedir mi traslado aquí para no dejar el trabajo.

Harry niega como si no pudiese entender que puede ser fácil para él dejar las cosas atrás si es para estar cerca de las personas que quiere, que es fácil hacer cambios para estar cerca. Y tiene una vida ahí, eso es verdad, pero no una vida que va a extrañar, aquí tiene a su familia cerca, tiene a sus dos niños pequeños y aquí está este precioso hombre que tiene su corazón a pesar de que no es capaz de hacer algo porque se siente decepcionado de como ha ocurrido todo.

Simplemente no quiere ser un padre ausente, no quiere ser ese padre que viene de vez en cuando con regalos costosos para arreglar la ausencia. Quiere ser ese padre que lleva a sus hijos a pasear, quiere ser padre porque siempre lo ha deseado y solo los vio unos cuantos segundos pero sabe que quiere estar en su vida ahora y lo que le resta.

—Lo siento, siento no habértelo dicho y que te tuvieras que enterar de esta forma.

—Está bien. Reclamarte no hará que el tiempo regrese y hacer algo diferente—suspira. Realmente quisiera que funcionara de esa manera.

—Tienes razón.

Mira a su alrededor para respirar con suavidad y tratar de relajarse. A pesar de que debe tenerle quizás un poco de rencor a Harry por ocultarle a sus hijos no puede evitar preocuparse, quererlo, así que se inclina tomando la mano con la que Harry estaba jugando constantemente, el rizado lo mira un poco sorprendido mordiéndose los labios de manera nerviosa.

Luce extremadamente triste, demasiado arrepentido y quizás no solo se deba a qué se lo ha ocultado a él, sino que sus hijos necesitaban un padre y nunca estuvo en sus primeros años, pero Louis está decidido a recuperar esos años y llenar ese vacío. Tampoco puede evitar pensar en que Harry también lo necesito, esos momentos del embarazo que son malos, aquella etapa de los antojos.

Le acaricia los dedos con ojos comprensivos. —¿Qué te parece comer un postre y me hablas de los niños? Ya sabes, que les gusta, cosas de sus primeros años.

—Me encantaría. —Sonríe.

—Gracias. Me gustaría mucho conocerlos y estar con ellos—pide a pesar de que tiene el derecho.

—Por supuesto, cuando quieras. —Harry asiente, parece que él es el ama emocionado que se conozcan—. Solo déjame hablar con ellos, preparar el terreno para que sea más fácil cuando los conozcas.

—¿Crees qué les agrade?

Harry sonríe asintiendo apretando, ahora él, su mano. —Totalmente, incluso te van a amar al momento. Siempre has tenido algo con los niños y con nuestros hijos, créeme que no va hacer la excepción.

—Nuestros hijos.

Lo suelta como si no pudiese creer que de un momento se ha convertido en padre de dos maravillosos niños y que estos hayan tenido un padre que seguramente no dudo en darles todo lo que necesitaban y sobre todo amor, porque no ha estado ahí para verlo, pero quiere creer que aún conoce tanto a Harry como para saber que ha sido de esa manera. Además puede notar el cariño que expresan sus palabras cuando habla de ellos y como sus ojos se iluminan cuando los menciona.

Harry suspira audiblemente mirándolo a los ojos. —Nuestros hijos, Louis.






Esta sentado al lado de una de las gemelas mirando la televisión cuando su teléfono suena encima de la mesita de noche y duda en tomarlo porque dijo que se daría un tiempo de ese aparato, pero puede ser algo importante, así que se inclina tomándolo entre sus manos. Se sorprende al encontrar algunos mensajes de Harry y no puede evitar ponerse un poco preocupado al recibir mensajes de su parte después de tres días porque parece que desde que supo que es padre, no solo de un niño sino de dos, ese instinto protector se ha multiplicado. Además no había recibido algún mensaje de Harry durante esos días que recibirlo ahora lo ponen nervioso y preocupado.

No demora en abrir los mensajes y tiene que suspirar de alivio para darse cuenta de que no es nada de lo cual preocuparse. Mira a Phoebe entretenida por lo que se toma el tiempo de responder los mensajes con total calma tiempo.

Sonríe tecleando en su teléfono.

H: Hablé con los niños en la mañana. Son pequeños aún y no entienden del todo y se vieron un poco confundidos.

H: Y estoy solo con los niños y ellos quieren tener un picnic en el patio trasero y hornear galletas. ¿Te gustaría venir?

H: Entiendo si quisieras tenerlos solo para ti e incluso puedes decirme el día y los puedo tener listos.

L: Me encantaría tener un picnic y hornear galletas. ¿Debo llevar algo?

H: Con que vengas es más que suficientes. Solo dales tiempo porque posiblemente sean un poco tímidos con las personas nuevas, aún cuando ya les he dicho que eres su padre.

L: Lo haré. Simplemente los quiero conocer.

—Tengo que irme.

—Pero dijiste que-

—Prometo recompensarte. —Se inclina para dejar un beso en la frente de Phoebe para ir a su habitación.

Termina cambiándose de ropa porque la que tenía eran unos pantalones de pijama y una sudadera ancha. Cuando termina toma sus cosas y maneja al centro comercial, porque simplemente no quiere ir con las manos vacías y porque sus hijos merecen un regalo. Por un momento se siente como esos padres irresponsables que para hacer olvidar todo llevan un regalo.

Cuando llega y está en la puerta las manos le sudan y el corazón golpea con mucha fuerza en su pecho y tiene que contar hasta tres para tener el valor de tocar la puerta. Solo le toma dos minutos a Harry abrir la puerta con ese aspecto de desalineado de padre, tiene puesto un delantal de cocina y manchas en las manos, pero sigue siendo extremadamente precioso.

—Hola, Louis.

—Sé que dijiste que no les trajera nada pero no puede evitarlo. —Alza las bolsas de regalos.

—No te preocupes, van a estar feliz por eso—Harry sonríe antes de tomarlo del brazo para guiarlo a la casa.

La casa es preciosa y espaciosa, incluso el patio se ve a través de la pared de vidrio y puede ver el montón de juguetes que están regados en el piso del living. El aroma a galletas persiste en el aire, junto con otros olores que no puede señalar. Harry lo mira con suavidad, con ese mismo brillo de siempre y puede ver que no ha cambiado mucho, lo único que ha cambiado en él son las cosas físicas, pero hay cada cosa en él en la manera en que está decorado cada espacio.

Harry mira a su alrededor antes de mirarlo y tomarlo del brazo guiándolo hasta el sillón. Incluso ahí hay juguetes y Harry se inca para meter los juegues en su lugar.

—Lo siento, han estado muy emocionados por el día de hoy.

—Parece que lo están—Louis murmura—. ¿Siempre son así?

—No siempre. Son calmados y bien portados, pero como todo niño tienen sus días difíciles y sus berrinches. —Harry ríe con esos ojos llenos de cariño—. No te asustes, vas a amarlos.

—No lo estoy—lo calma toman del brazo a Harry para sentarlo a su lado—. ¿No te acuerdas qué he cuidado de mis hermanas?

—No he olvidado nada de ti, Louis. Yo creo que nunca sería posible que-

Harry es interrumpido por risas y pisadas. Se levanta de inmediato mirándolo con vergüenza y luego comprensión porque está a punto de conocer a sus hijos. Louis se levanta pasando las palmas de sus manos por sus jeans por lo sudadas que se sienten y sus ojos se suavizan cuando el rizado regresa tomando las manos de Matthew y Michael. Los dos pequeños niños lo miran con ojos abiertos al ver una nueva visita y Harry le acaricia la espalda a ambos.

Se le llenan los ojos de lágrimas y el pecho se le oprime de amor, Harry está igual que él. Se inca para estar a la altura de sus hijos y no puede evitar querer soltarse a llorar al tenerlos en frente y ver qué son una combinación de Harry y él. Matthew luce más feliz con la visita, aunque parece que no sabe quién es aún. Tiene los rizos más pronunciados, los ojos azules un poco más claros que los de él y la nariz de botón.

En cambio Michael luce un poco más tímido, relajado y con la mirada expectante. Tiene los ojos entre azules y verdes, una combinación extraña. Sus rizos son más bien como honditas y también la nariz de botón. Son sus hijos sin duda.

Harry se agacha a su lado colocando una mano sobre la suya para apoyarlo porque parece que lo necesita. La voz del rizado con los niños es suave y tierna.

—¿Se acuerdan qué en la mañana les hable de Louis? ¿De su padre?

—¡Si, papi!—Matthew exclama sonriendo.

—¡Sip!—esta vez grita Michael. Se le asoman dos hoyuelos a los costados de sus regordetas mejillas que Louis muere de amor.

—Bueno, él es Louis, su papá.

Ambos niños lo miran en confusión, frunciendo el ceño. Claramente lo entiende porque no ha estado para ellos durante sus cuatro años y no espera que lo entiendan al momento. Matthew es el primero en dar un paso y sonreír en grande.

—¡Hola, Louis!

Deja escapar un suspiro asintiendo. Le acaricia los rizos a su hijo mirando como este se sonroja y ríe. Michael primero los mira un tanto receptivo antes de acercarse por completo y saludar con la mano. Harry tiene razón, están siendo un poco tímidos, conociéndolo primero y está bien para él.

Michael frunce su ceño mirándolo a ambos alternando su mirada entre ellos dos.

—¿Eres el novio de papá?

Harry abre los ojos abochornado y la mano que estaba encima de la suya desaparece y lo ve acercarse a su hijo y negar. Dios, Louis solo quisiera echarse a reír por lo sonrojado que está el rizado en esos momentos. Y se está enamorando de nuevo porque su corazón se hincha de amor al ver cómo es de padre, la manera en que los trata, como es tan delicado y suave.

—Cariño, que sea tu otro papá no siempre quiere decir que seguimos juntos. Nosotros no estamos juntos, pero lo verán muy seguido. ¿Entiendes?

—Creo.

—¿Siempre vas a venir?—Matthew le pregunta directamente a él.

—Quizás no siempre porque estaré ocupado o ustedes lo estarán, pero intentaré venir todos los días. —Louis le sonríe.

—¿Y vas a jugar con nosotros?—Michael se acerca también a él de nuevo.

—Por supuesto, incluso iremos a pasear a dónde quieran y pasaré mucho tiempo con ustedes.

—¡Sí!—ambos responde al mismo tiempo que les provoca una risa a ambos adultos.

—¿Puedo darles una abrazo?

Ambos niños asienten y Louis abre los brazos para que ellos puedan meterse en sus brazos, y lo hacen. Los estrecha entre sus brazos olisqueando sus cabellos tratando de retener sus lágrimas y el sollozo que quiere escapar. Deja besos en sus mejillas que hace reír a los niños y retorcerse en sus brazos.

Tenerlos entre sus brazos se siente tan bien y saber que son sus hijos más. Harry los mira con ojos llenos de lágrimas mientras les acaricia la espalda a ambos niños. Por un momento sus miradas se cruzan y no puede evitar pensar en cómo hubiese sido su vida si no hubiesen sido esos adolescentes inexpertos creyendo que una relación a distancia no estaba haciéndoles bien, que hubiese pasado si Harry no le hubiese terminado por llamada sin dejarlo si quiera tomar una decisión, solo soltando que no estaba siendo sencillo mantener una relación a larga distancia y que era mejor para ambos, que era lo mejor para él para centrarse en sus estudios.

Solo fueron unos adolecentes inexpertos en el amor con tantos miedos, que nunca supieron cómo sobrellevarlos.






—¡Conmigo, conmigo, Louis!—se queja Matthew al ver que su padre le presta más atención a Michael.

Louis suspira sintiéndose cansado por dividirse tantas veces y tratar de que sus hijos no se peleen entre ellos o que alguno de los dos se sienta triste por estar jugando con el otro, pero nadie le dijo que podía ser tan difícil ser padre de dos hijos de la misma edad, ambos exigían su atención y requerían de estás mismas. Y es que Matthew y Michael lo han estado llevando de un lado a otro desde que entró a la casa, ni siquiera le dieron tiempo de cruzar unas palabras con Harry, aunque esté parecía agradecido de tener un tiempo para hacer unas cosas y Louis estaba bien con darle ese tiempo, después de todo él ha cuidado de sus hijos durante cuatro años y los nueve meses.

Se acaricia las sienes antes de agacharse y llamarlos a ambos. Inmediatamente corren hasta él abrazándolo, exigiendo su atención y Louis está dispuesto a dárselos porque ya los adora más que él mismo y porque sus pequeños necesitan su atención.

—Haremos una cosa.

—¡Conmigo primero!—ni siquiera le da tiempo de explicar cuando Michael exclama.

—¡No, conmigo primero porque yo ya le dije!

—¿Qué tanto le hacen a su padre?—Harry pregunta riendo, entrando al patio con varios vasos de limonada entre sus manos para dejarlo sobre la mesa que está ahí—. Por favor, no se peleen y escuchen a su papá.

Aún se le hace tan raro ser llamando de esa forma por Harry, porque sus hijos aún no se acostumbran a él, solo ha pasado dos una semana que los ha conocido y gracias a que aún está de vacaciones puede venir todos los días y convivir un rato con ellos. Le sonríe suavemente mientras lo mira caminar hacia ellos y tomar a Michael en brazos y pedirle a él que cargue a Matthew porque si no lo hacen seguirán peleando y no pararan hasta que alguno de los dos llore y se lleven un regaño.

Matthew le sonríe en grande enganchándose en su cuello siendo el más feliz en sus brazos. Puede ver que Harry tiene razón, no solo se parecían físicamente, sino también en su personalidad, más Matthew porque Michael era un poco más calmado y relajado.

Lo sienta en una de las sillas al lado de Michel y Harry se encarga de extenderles un par de galletas que también ha traído y un vaso de limonada.

Han estado pasando ambos tiempo con los niños, Harry va a trabajar en la mañana dejando al cuidado de los niños a Anne, pero ahora estando aquí y con vacaciones él los ha cuidado toda esa semana hasta que Harry regresará del trabajo, hoy fue su día libre por lo que la han pasado juntos.

Se sienta al lado de Harry tomando un poco de la limonada y sonriéndole, porque aún siente esa presión en el pecho, porque aún siente cosas por él y no puede evitarlo y menos ahora que ambos han estado solteros por un tiempo, quizás no han tenido nada serio desde que terminó su relación.

—¿Luego puedes jugar conmigo, Lou?

—Por supuesto, amor. —Le limpia las migajas de su boca a Michel.

—¡Pero yo quiero también!

—¿Por qué no buscan algo que podamos hacer los cuatro eh? ¿No les gustaría qué también su padre juegue?—le propone a ambos niños.

Inmediatamente asienten hablando entre ellos sugiriendo algunos juegos y tiene que suspirar de alivio antes de encontrarse con la sonrisa y la sonrojes de un precioso chico a su lado.

—¿Qué sucede?

Harry baja la mirada sintiéndose un poco tímido. —Nada, es solo que eres un gran padre para nuestros hijos y en verdad siento muchísimo no haberte hablado de ellos antes, no sabes cuánto he querido verte así con ellos.

—Está bien, te perdono. —Se acerca a él tomándolo lentamente de la barbilla.

—No deberías.

—Pues lo hago. Además tuviste joven a los niños y no éramos expertos en esto—le acaricia las mejillas.

Harry se inclina a su toque siendo suave y se quedan un tiempo de esa forma. Parece que no solo sus hijos lo han necesitado todo este tiempo, sino también Harry y no puede llegar a entender cuán difícil pudo ser pasar por un embarazo estando solo, siendo padre primerizo sin tenerlo a él cerca, sin sentir el apoyo y el cariño del padre de sus hijos, simplemente no entiende como pudo haber hecho todo eso el solo y solo le demuestra cuán fuerte es el rizado.

Le sorprende el amor y la dedicación con la que cuida a sus hijos y como lo educa de la mejor manera, sin todos eso estereotipos, sin todo prejuicios, solo dándoles tanta libertad, sin pensar más allá de las cosas.

—También eres un gran padre para mis hijos, el mejor.

Harry abre sus ojos sonrojándose una vez más. No dicen nada pero terminan alejándose cuando los niños terminan y se levantan de su lugar y piden que jueguen con ellos. Pasan parte de la tarde en el patio corriendo detrás de un balón e inevitablemente tiene que irse a casa, pero no sin antes de haberlos abrazado y dejado besos en sus frentes y prometerles que igual estará mañana.

Despedirse de Harry siempre es difícil y complicado, nunca saben que paso dar sin sentir que están excediendo los límites, aunque esta vez el rizado se acerca y lo abraza cerca. Lo termina estrechando entre sus brazos más tiempo de lo que haría y por unos largos momento se sienten como si tuvieran una esperanza.




—¿Puedo obtener una galleta de animalitos?—Matthew pregunta señalando la alacena.

Louis tararea sin saber cómo responder a eso y es que Harry está en la habitación de los niños durmiendo a Michael porque acaban de volver de una salida y es un poco tarde para ellos y Michael había estado empezando a cerrar los ojos desde el auto que Harry no dudo en guiarlo a su habitación y dormirlo. En cambio a Matthew también luce cansado y le pesan sus ojos pero aún tiene un poco más de energía. Habían ido primero al zoológico y los niños habían estado emocionados señalando y queriendo conocer cada animal de ahí y subirse a ese tren que terminó con Louis y Harry hartos a la cuarta vuelta. Después del zoológico fueron a almorzar algo y los niños han estado de un lado a otro que Michael cayó rendido y Matthew está a punto de hacerlo, pero tiene la energía para comer una galleta.

Suspira pensando para luego agacharse frente a su hijo y quitarle el cabello que le cae por la frente.

—¿Hacemos un trato?

—¡Sí!—Matthew acepta.

—Te daré una, pero cuando la acabes vas a dejarme ayudarte a lavar tus dientes y meterte a la cama—Louis propone.

—Por favor. —Matthew se lanza en sus brazos más emocionado en la parte de ser arropado por Louis que la misma galleta que ha estado deseando hace unos minutos—. ¿Me contarás un cuento de dormir?

—Hecho.

Matthew da pequeños brincos mientras Louis alcanza el tarro de galletas y le pasa uno a su hijo. Solo espera que no estuviera mal para Harry. Cuando el pequeño termina su galleta lo toma de la mano y caminan hasta la habitación de los niños encontrándose con Harry arrullando a Michael y tarareando una canción. Lo mira antes de llevar al baño a Matthew y ayudarlo a lavar sus dientes, a lavarle la cara y lo cambia a una pijama. Se encarga de contarle un cuento y besar su frente antes de que quede dormido.

Harry se sienta a un lado suspirando, viendo cómo la reparación de su hijo es pacífica y como duerme con tanta tranquilidad.

—Te quieren ¿Sabe?—el rizado suelta—. Michael antes de dormir dijo que te quería y hoy no te soltaba.

Sonríe suavemente. Michael no había querido dejar de tomarle la mano y le hablaba sin parar, y Louis está dispuesto a escucharlo siempre, ha darle de su tiempo y de su atención. Ambos niños le tomaron confianza con tanta rapidez.

—Y ellos me tienen desde supe de su existencia.

—Lo sé—Harry lo mira tímidamente—. ¿Te gustaría quedarte a cenar? Podría hacer algo rápido y te puedo mostrar las fotos de los niños, pero entiendo si no quieres, ya es tarde y seguro quieres tiempo para pasarlo con tu familia.

Toma su mano con fuerza acercándolo a su pecho. —Ustedes son mi familia, Harry. Y me gustaría quedarme, siempre has cocinado delicioso.

Obtiene ojos suaves y brillantes antes de ver a Harry levantarse y hacerle una señal para que camine a la salida siendo silenciosos para no despertar a sus hijos.

Cómo prometió, el rizado termina haciendo una cena rápida y caminan hasta el sofá con un par de copas de vino y cenan ahí sentados. Primero, hablando de su vida, evitando aquellas partes que duelen y luego hablan de sus hijos, cuando terminan revisan las fotos de recuerdos, con Harry contándole el contexto de las fotos y con un Louis con el pecho apretado, Aunque no pudo evitar sentirse triste ante las fotos de embarazo de Harry, simplemente le habría gustado estar ahí para él y al ver lo bonito que se veía estando embarazado.






Se arregla la ropa antes de tocar la puerta, ansioso por ver a Harry y a sus dos pequeños hijos porque ha tenido que hacer unas cosas que ha pasado tres días sin verlos y no pensó que fuese tan difícil pero todo el tiempo ocuparon su mente y su corazón y los ha extrañado tanto. Extraña las risas escandalosas, incluso las minis peleas que tiene a veces Matthew y Michael y extraña la risa y la sonrisa de Harry y sus toques desapercibidos. Los ha conocido un mes entero y lamentablemente, ha tenido que arreglar unos asuntos del trabajo y de su vida en otra parte, por lo que esos tres días ha empacados y tuvo que traer su vida de ahí hasta Londres, para su suerte tiene trabajo y no tendrá que estar lejos de su familia, de sus hijos y de la persona que ocupa su corazón y sus pensamientos la mayor parte del tiempo.

Su pequeña familia.

Escucha el sonido de adentro de la casa y tan pronto como se abre la puerta Harry lo mira un poco sorprendido de verlo ahí, porque no le ha dicho cuando volvía que lo toma de sorpresa. El rizado sonríe lanzándose en sus brazos y no puede evitar soltar sus cosas y envolverlo en un largo abrazo, como si fuese el abrazo que debieron de darse desde un principio.

—Louis, estás de regreso.

—Sí, tuve que hacer algunas cosas pero todo está en orden y no saben cómo me alegra estar aquí de nuevo.

—Creo que a ciertas personitas va alegrarles verte—Harry se aleja pero aún lo rodea con sus brazos—. No han dejado de preguntarme cuando vas a volver, creí que iba volverme loco.

—Lo siento.

Harry se aleja sonrojado cuando escuchan los pasos y las voces de sus hijos. Louis se agacha cuando los mira ahí parados a ambos antes de que ambos sonrían y corran hacia él. Lo que no espera es que suelten eso que tanto ha deseado escuchar y se había preguntando cuando tendría el placer de hacerlo.

—¡Papá!

A Harry se le llenan los ojos de lágrimas y claramente más a Louis. Los estrecha entre sus brazos soltando un par de lágrimas, porque escucharlos decir eso le ha alegrado la existencia, la vida entera, y porque los había extrañado más que a nada, a los tres. Tiene que alzar la mirada y tomar el brazo de Harry para que se una al abrazo y mantiene una mano en la cintura del rizado cuando esté se agacha y se une.

Michael termina empujándolos a ambos al sentirse abrumado con tanto calor y tanta presión. Louis ríe acuosamente limpiándose las lágrimas sin apartar a Harry de su costado. Matthew también se aleja emocionado y tomándolo del brazo para llevarlo adentro.

—Te hice un dibujo.

Matthew avisa corriendo hacia su habitación antes de regresar y buscar a Michael, quien parece que ha contribuido con ese trabajo también. Cuando se pierden Louis llora un poco más, limpiándose las lágrimas mientras caen. Harry camina hasta él, acariciando su brazo con suavidad y compresión. Él debe saber más que nadie que las primeras veces son emotivas e importante y ser llamado así por sus hijos lo hizo soltarse a llorar con todas las cosas vividas en poco tiempo.

Lo escucha reír con suavidad y Louis simplemente quiere estrecharlo entre sus brazos y besarlo una vez por todas porque lo ha anhelado desde que lo vio por primera vez de nuevo, pero no lo hace.

—Siempre es lindo escucharlo por primera vez ¿No?

—Lo es—está de acuerdo—. En realidad también venía a buscarlos, quiero que mi familia los conozca. No han parado de pedírmelo y no quería abrumarlos la primera semana.

—De acuerdo, ¿Vas a quedarte con ellos más días? Déjame prepárales su bolsa con ropa y te explico algunas cosas.

Harry está a punto de caminar hasta la habitación de los niños pero el ojiazul lo detiene tomándolo del brazo para pegarlo a su pecho y sostenerlo de la cintura. El rizado abre sus ojos sorprendido dejando sus manos sobre su pecho. Por unos cuantos minutos solo son ellos dos.

—También te incluye también, no quiero ir sin ti.

—¿Estás seguro? ¿Tu familia no va odiarme por todo?—Baja la mirada sintiéndose triste.

Louis besa a su mejilla alzando su barbilla negando. —Por supuesto que no, ellos me han estado preguntando por ti y quieren conocer a nuestros hijos.

—Bien. —Se sonroja—. Me alegra que los conozcan, siempre quise que nuestros hijos conozcan a tus familia, seguro que llevarán bien.

Se permiten estar así de cerca unos cuantos largos minutos antes de que su burbuja sea rota por dos niños que se parecen a ellos. Harry se aleja sonrojado y avisa que irá hacer la bolsa de los niños por cualquier cosa y Michael pide ser cargado por él y Matthew lo toma de la mano para guiarlo al sofá. Tan pronto como está sentado le muestran el dibujo que le han hecho y que hace que las lágrimas se escapen de nuevo.

Solo son ellos cuatro, con dibujos de palitos. Los más grandes están tomados de las manos, luego están Matthew y Michael tomados de la mano.

—Están tomados de la mano porque cuando dos personas se aman tienen hijos.

—Y ustedes se aman mucho porque tuvieron. —Matthew frunce el ceño alzando dos dedos—. Dos.

Louis no puede evitar echarse a reír ante las ocurrencias de sus hijos y no puede llevarles la contraria porque ama demasiado a Harry y ese amor solo se ha incrementado más, y más ahora que Harry le ha dado dos pequeños niños que adora. Los termina abrazándole dándole las gracias por el dibujo y diciéndoles que le encantó.

Para cuándo se separa Harry luce precioso con lo que lleva puesto y tiene la bolsa lista. Los niños brincan emocionados y los ayuda a subir al auto colocándoles el cinturón de seguridad para luego abrirle la puerta a Harry, no sin antes abrazarlo y murmurarle las gracias por darle unos preciosos niños y permitirle estar cerca. Su ganancia es un beso largo en su mejilla.

Su familia terminó conociendo a Matthew y Michael y fue difícil despegar a sus hijos y a su familia, pero lo hicieron con la promesa de que verán a los niños y a Harry más seguido






—¡Michael, ya debes meterte a la cama!

El pequeño se detiene y lo mira con ojos abiertos para luego negar y seguir brincando sobre la cama. Harry solo ríe sentado en la otra cama individual donde duerme Matthew pacíficamente, sin inmutarse del griterío de su hermano. El rizado luce divertido viéndolo entrar en crisis porque no sabe cómo hacer que su hijo entre a la cama y duerma y no sabe en qué momento dijo que él lo haría y que sería una tarea fácil, claramente no estaba haciendo así.

A penas está aprendiendo como ser padre y está tomando otras responsabilidades porque Harry los tiene casi todos los días, a todas horas, por lo que es injusto que tome todas las responsabilidades solo.

Se cruza de brazos reprendiendo a Michael con la mirada, se inclina para capturarlo entre sus brazos y el niño se queda quieto abrazándolo de los hombros, recibiendo el afecto con gusto.

—Ahora a dormir, porque ya es tarde y tu papá está cansado.

—¿Quién de los dos?—entrecierra sus ojos azules.

—Yo por supuesto.

Con ojos tristes y pucheros logra acostar a Michael, lo tapa y le deja un beso acariciando su cabello, esperando que sus ojos se cierren. Cuando está seguro que está completamente dormido, mira a Harry encontrándose con aquellos ojos brillantes y suaves, se acerca a él para tomar su mano y apagar la luz, tan solo dejan una luz tenue prendida y salen de la habitación. Sus manos no se desenredan cuando llegan a la cocina.

Harry carraspea soltando su manos para mirarlo sonrojado, pero luego mira la hora en su teléfono.

—¿Te gustaría quedarte un poco más? Podemos tomar otra copa de vino y comer esos snacks de queso que siempre te han gustado.

Asiente por lo que Harry sonríe en grande y busca las copas y Louis se encarga de llenarlas y de paso llevar la botella de vino en la mesita que está cerca del sofá por si en algún punto quieren más. Se establece en el sofá con los pies descalzos y es que no tiene la mejor pinta, ni siquiera el rizado, porque han estado de un lado para otro con los niños. Día difícil respecto al comportamiento de Matthew y Michael, pero aún así se siente satisfecho.

Parpadea cuando Harry regresa con esos snacks. Pasan el tiempo hablando y de un momento a otro casi no hay espacio, por lo que sus muslos se tocan y se hacen los tontos para tocarse de manera "accidental"

—¿Te está gustando ser padre?

—Lo mejor del mundo—promete.

Parece satisfecho con su respuesta y de un momento a otro Harry lo abraza del pecho negando. Sus manos no demoran en sostenerlo encima de su pecho y es que ha pasado un tiempo en donde no se habían sostenido de esta manera, en dónde no estuvieron así de cerca, y los recuerdos de un joven rizado con sonrisa brillante le llena la cabeza, el recuerdo de los veranos en donde la pasaban juntos y se confesaban sus sentimientos vienen en ese momento.

Simplemente no entiende cómo es que pasó tanto tiempo sintiendo que le faltaba algo, sabiendo muy bien que era y no hizo nada por recuperar a aquella persona que lo hacía inmensamente feliz, quizás se deba a que Harry fue el que acabo con todo lo que tenían.

Suspira apretando a Harry contra su pecho y no sabe si tiene algún futuro con Harry, si aún lo ve en sus planes, en su vida, pero él sí que lo quiere.

—Amo tenerte así—murmura.

—También me gusta.

—¿Por qué terminaste todo entre nosotros? ¿Por qué no luchaste por lo nuestro?—no puede evitar preguntar.

Harry se tensa en sus brazos antes de alzar la mirada con ojos cargados de tristeza, de arrepentimiento.

—Porque tenía miedo, tenía miedo de que no funcionara y solo éramos jóvenes e inexpertos—Harry suelta—. Porque era un tonto con miedo a perderte, que te sintieras atado a mí, que solo termine contigo y no sabes cuándo me he arrepentido, siempre me voy arrepentir. Cuando supe que estaba embarazado fue tres semanas después de que termináramos, iba a decírtelo pero todas aquellas voces en mi cabeza me detuvieron y cuando los niños nacieron iba a viajar hasta a ti pero tuve miedo, porque no sabía dónde encontrarte y tenía miedo que tú familia me odiara.

—¿Cómo ibas a pensar todo eso?

—Lo sé—se limpia las lágrimas—. Lo siento, nunca supe cómo manejar la distancia y los amigos que tuve en ese momento no ayudaron. Pero simplemente comprendí tarde que debía de confiar en lo que sentíamos, en ti, y me arrepiento cada día de mi vida, de alejarte de tus hijos porque ahora que estás aquí y te veo con ellos solo me doy cuenta de lo bonito que hubiese sido formar una familia.

—Somos una familia.

—Me refiero a que nosotros estuviéramos juntos. —Se aleja quitándose las lágrimas—. De que tuvieran a sus padres cerca y no tengas que irte después.

Se inclina hacia Harry estando a escasos centímetros que lo único que puede hacer Harry en esos momentos es tomarlo del cuello y besarlo, besarlo con aquellas ganas, con aquel anhelo que han sentido desde que estuvieron separados hasta que se volvieron a encontrar, porque aquellos sentimientos en ambos aún permanecen intactos, sin esfumarse a pesar del tiempo que ha pasado.

Louis suelta un suspiro y se inclina más cerca, tomándolo de la cintura para apretarlo contra él y perseguir sus labios, perseguir aquel sabor que lo atormentó cada noche que estuvo lejos, ahora es como respirar de alivio porque lo tiene entre sus brazos, porque ahora sabe un poquito del trasfondo de la decisión que tomó Harry y aunque quizás no lo excusa, puede entender que eran muy jóvenes cuando tomaron decisiones precipitadas y que todos cometemos errores y está bien perdonar y dar una segunda oportunidad aquellos que lo merecen en verdad.

Harry lo toma con fuerza moviendo sus labios lentamente, después de besarse con fuerza, con deseo, aquellas emociones se apaciguaron y solo hubo cariño y felicidad. Dura muy poco porque se alejan cuando escuchan a Matthew caminando con los puños tallándose los ojos y un oso de peluche entre sus brazos.

—¿Papi?

—¿Qué pasa, mi cielo?—Harry se aleja de él sonrojado, mirando a su pequeño.

—No puedo dormir, ¿Puede papá Louis acostarme para dormir?

—Cariño, él ya se tiene que ir, es tarde. Puedo acostarte yo en cambio—propone acercándolo a él para sentarlo encima de sus piernas.

—No—suelta con un poco de fuerza negando—. Yo quiero a papá Louis. Odio que se vaya, quiero que se quede para siempre.

Se le aprieta el corazón de tristeza al ver los ojos apagados de su pequeño. Él daría lo que fuese para devolverle esa sonrisa que tiene siempre, y aunque no han terminado de hablar o han aclarado lo que está pasando entre ellos dos, él no se quiere ir, no quiere dejar a sus hijos y sobre todo no quiere volver a estar lejos de Harry de nuevo.

El rizado suspira inclinándose para susurrarle algo en la oreja a Matthew, al principio frunce su ceño antes de abrir los ojos y sonreír en grande. El pequeño se aleja asintiendo y se inclina hasta él. Harry luce sonrojado y esperanzado.

—Dice papi que deberías quedarte porque vamos a extrañarte mucho esta noche y las que faltan. —Matthew parece que está tratando de recordar lo siguiente, pero luego se le ilumina el rostro—. Y porque papi dice que duerme mucho mejor si estás abrazándolo por la noche.

Se ríe tomando la mano de Harry, pero viendo directamente a su hijo—. Pues dile a papi que no voy a soltarlo ni está noche y las que me queden.





Se detiene y Matthew y Michael chocan contra su espalda y ríen con nerviosismo. Louis niega un par de veces tomándose el tiempo de mirarlos porque han estado muy activos todo el día y parece que no están cansados, están demasiado emocionados por volver a ver a su otro padre. Habían ido a la escuela, luego él los recogió y los llevó a pasear y a comer afuera para que Harry tuviera un tiempo para él y pudiese relajarse, salir con amigos y descansar. Sin embargo, él y los niños lo han extrañado, pero saben que todos merecen un tiempo a solas y más Harry que necesita descansar.

Les sonríe a sus niños de siete años para abrir la puerta y dejarles el paso libre, inmediatamente dan marcha y corren por el lugar buscando a Harry con la mirada. Cuando lo encuentran, en la sala sentado mientras mira alguna serie y come algunos pedazos de fruta, es que corren hasta él siendo cuidadosos al subirse en el sillón donde está descansando.

Matthew se abraza de él con ojos suaves y emocionados. Parece que no pueden estar mucho tiempo lejos de su otro padre sin sentir que lo extraña, pero puede ver cómo poco a poco quieren hacer cosas por sí mismos y se alejan un poquito de ellos. Ya son grandes como para ayudarlo en todas sus cosas.

—¿Está bien el bebé?—Michael pregunta con preocupación.

—Sí, el bebé está bien—Harry responde mirándolo por encima de su hombro.

—¿Y cuanto falta para que nazca?

—Cuatro meses, amor—responde—. ¿Por qué no se van a cambiar y a bañarse? Luego pueden acompañarme y deben hacer la tarea antes de acostarse.

—Pero no quiero—se queja Michael.

—Michael Tomlinson, hazle caso a tu padre. —Se acerca a ellos para tomarlo de los brazos y alejarlo de Harry—. Hagan eso y luego podemos llevar a su padre a cenar.

—¡Sí!

Harry se pasa las manos por el vientre viendo cómo sus hijos corren a su habitación. Ríe con suavidad. —Siempre sabes cómo convencerlos.

—He ido mejorando con el tiempo ¿No?

—Totalmente. —Harry lo jala hacia él para besarlo—. Y vas hacer un gran padre para el bebé que viene.

Louis lo mira con cariño inclinándose para colocar una mano en su vientre y seguir besando a Harry que sabe que ha estado queriéndolo parte del día. Solo le han dado un día a Harry para relajarse y hacer unas cosas porque a veces los niños podían ser un lío y hoy amanecieron con tanta energía que Louis estaba tratando de cansarlos para que cuando llegaran puedan caer dormidos.

Aunque ahora mismo se le están ocurriendo otros planes. Besa una vez más a Harry para alejarse un poco.

—¿Por qué no llevo a los niños a casa de mis padres para que los cuiden y pueda darte toda mi atención? Mis hijos merecen mi atención, pero también mi precioso esposo.

—Por favor, te quiero para mi solito unas cuantas horas.

—Perfecto—se inclina besándolo—. Te amo. Iré a ver cómo van los niños y vuelvo.

Harry sonríe besándolo una vez más para susurrarle que también lo ama. Louis termina ayudando a los niños a vestirse y no parecieron molestos por los cambio de planes y sus padres estuvieron más que dispuestos a cuidarlos por esa noche y tan pronto como volvió a casa abrazó a Harry besándolo suavemente.

Y mientras lo tenía en brazos sintiendo a su otro bebé moverse no podía evitar pensar que está de vuelta en su hogar.

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