A nest for Harry
Idea de: loubrillitos
Harry definitivamente cree que hay algo mal con él, porque no encuentra explicación a su nulo deseo de crear nidos cuando ya tiene casi 5 meses de embarazo, no hay ningún instinto de omega pidiéndole algo así. Sin embargo no cuenta que un día regresando de la casa de su mejor amigo se encontraría con la imagen de su alfa construyendo un nido en su habitación y actuando completamente protector y mimoso.
O donde simplemente omega de Harry tiene nulos deseos de hacer un nido pero el alfa de Louis sintió unos deseos muy fuertes de hacer un nido para su omega.
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Le echa un largo vistazo al closet y a la cesta de ropa sucia, e incluso se toma un tiempo de mirar cada rincón de la habitación que comparte con Louis, esperando que el deseo surja de algún lado de él o que los deseos de su Omega lo hagan tomar las prendas de ropa con cierto desespero. Sin embargo, ahí está, mirando la ropa de su alfa buscando algo que active ese deseo por armar un nido, pero no hay nada, simplemente tiene nulos deseos por hacer tal cosa. Pensarlo lo pone de malhumor y ponerse un poco preocupado. No tiene una explicación por las nulas ganas de anidar a pesar de que tiene cinco meses de embarazo, cree que puede haber algo mal en él. Al principio no le había tomado la mayor importancia porque creyó, ingenuamente, que quizás después podría querer anidar para estar cómodo todo su embarazo, pero ya tiene casi cinco meses y no ve ninguna señal, ningún instinto pidiéndoselo o deseo. Simplemente hay algo mal en él, de eso no hay duda.
Su día en verdad había marchado bien; había despedido a su amado alfa para verlo marchar al trabajo, luego salió para ir a tomar sus clases de yoga y su concentración se desmoronó cuando llegó a la clase de grupo de apoyo para madres primerizas y hablaron sobre la necesidad de anidar, con algunas Omegas compartiendo su experiencia y cuando fue su turno se quedó callado sin saber que responder en esos instantes, que tuvo que inventar una excusa vaga para pasar de esa situación. Tan pronto como llegó a casa se sumergió en la computadora por varias horas investigando, eso solo lo hizo frustrarse y pensar que está haciendo algo mal. No dudo en levantarse y revolver el closet, lo que lo lleva justo en ese momento en dónde mira fijamente la ropa.
Deambula por la habitación sobándose el vientre con suavidad para aligerar aquellas ganas de rascarse. Porque en unos momentos de su frustración y concentración se le olvidó de la picazón que sentía y ahora está recordándolo.
Con todo esto del descubrimiento del embarazo, se siente un poco más preocupado y más consciente de cada cosa, que cuando siente que algo es diferente, algo está marchando mal, se pone un poco malhumorado y frustrado. Está no es la excepción, por lo que mira cada sitio de la habitación pensando donde sería bueno armar un nido, pero como tiene nulas ganas de anidar no se siente con la energía o con las ganas de pasar su tiempo haciendo tal cosa.
—¿Qué está mal conmigo?
Masculla por lo bajo moviendo las mantas de la cama esperando sentir algo, pero simplemente no hay nada. Está empezando a dolerle la cabeza y más con las horas que había pasado en la computadora, por lo que se deja caer en la cama mirando su vientre abultado, apenas notándose por la sudadera grande que lleva puesta encima. Claro, la sudadera le pertenece a su alfa. Tan rápido como llegó a casa se puso la sudadera y unos pantalones de pijama para estar más cómodo, además de que no tenía mucho de dónde escoger, debido al peso que ha ganado con el embarazo.
Suspira decidiendo dejarlo pasar, no sería nada bueno estresarse mientras está embarazado. Va a tomarse todo con calma y seguir con su rutina. Va a olvidar todo este asunto de tener un nido y de qué por alguna razón no tiene ese instinto pidiéndole a gritos armar un nido, por lo que es mejor dejarlo en el pasado.
Se lleva las manos al vientre dejándose caer en la cama con la mirada en el techo y sintiendo esos raros movimientos dentro de él, aquel revoloteo. Su cachorro está siendo muy amable con no patearlo con fuerza, parece que sabe que no ha tenido un buen día y que necesita un poco de descanso después de una mañana productiva, aunque aún es algo temprano. Ese simple recuerdo lo hace soltar un puchero y sentir esa presión en el pecho, apenas faltan tres horas para que su alfa llegue a su hogar y no ve la hora en que suceda, la necesita más ahora que nunca. Necesita que lo mime y le ponga crema en su vientre. Louis siempre sabe cómo hacerlo sentir mejor.
Desde el día uno donde le dio la maravillosa noticia de que estaban esperando a su primer cachorro, Louis no ha sido más que el alfa perfecto, cumpliéndole sus peticiones, cuidándolo y sosteniendo sus rizos cuando tiene que vomitar, para después prepararle una taza de té y acariciarle la espalda. Louis es el más emocionado de tener a su cachorro, aunque Harry se lleva las partes malas.
El Omega pasa su día haciendo unas cuantas cosas en su hogar, horneado unos postres y haciendo de todo para olvidar aquello que lo ha estado atormentando parte de su día. Sin embargo, su corazón empieza a latir de manera desenfrenada en su pecho cuando escucha el sonido de la puerta principal abriéndose y el aroma de Louis se cuela de manera rápida por sus fosas nasales ocasionando que ronronee de gusto. El deseo de llegar hasta los brazos de su alfa son muy grandes, que no demora en dejar las cosas que ha estado haciendo para limpiarse las manos con una toalla y poder reunirse con Louis a mitad del living.
El alfa afloja su corbata y tiene los primeros botones de su camisa abiertos. Su cabello luce desprolijo y tiene los ojos un poco cansados, pero de ahí en fuera, luce muy guapo que Harry se siente el Omega más dichoso y afortunado por tener a un alfa como lo es Louis a su lado, aunque Louis le repita que él se siente de esa manera por aceptar su cortejo y haberle aceptado aquella cita que fue el comienzo de todo.
—Oh, hola, amor.
Louis suelta con una sonrisa quitándose por completo la corbata para lanzarla en alguna parte del living y en otro momento el Omega lo hubiese reprendido y dado una charla de dónde debe poner su ropa sucia, pero en esos momentos solo quiere estar entre los brazos de su alfa y recibir su atención por algunos minutos. Con esto del embarazo siente más la necesidad de tener a Louis a su lado en cada momento del día y sabe que no es algo posible, por lo que se aferra a los pocos minutos que puede tener con el alfa.
Camina hasta él lanzándose a sus brazos cuando el alfa hace esto de abrir sus brazos y sonreír a pesar de que se nota que está cansado. El Omega suelta un suspiro amoroso lleno de amor y de alivio al estar entre los brazos de su alfa y hunde su nariz en la tela de su camisa, buscando ese aroma que lo hace sentirse seguro, ese aroma que lo envolvió y jaló hasta su lado la primera vez que se coló por su nariz. Ese aroma hizo de las suyas, porque después de aquel encuentro no pudo quitarse de la cabeza ese aroma, y sobre todo, aquellos ojos profundos azules. Esas cosas lo mantuvieron despierto hasta que logró volver a ver al alfa.
Louis suelta una risa risueña acercando con tanta delicadeza a su Omega para tenerlo un poco más cerca y poder hundir su nariz en su cuello y buscar la marca de lazo. Una perfecta para un precioso Omega cómo lo es Harry.
—¿Me extrañaste demasiado?
Se toma unos momentos para alzar su cabeza y con un puchero asentir. —Mucho, mi alfa. Creo que es injusto que nos dejes por mucho tiempo.
—¿Eso crees?—Alza una ceja divertido.
—Totalmente.
—Aunque me gustaría quedarme todo el tiempo a tu lado, debo ir a trabajar y más cuando pronto tendremos un cachorro y tenemos que alimentarlo y darle todas aquellas necesidades básicas y poder llenarte de regalos, amor.
Explica con sumo amor, como si Harry no tuviera en claro que eso es por lo que ambos trabajan, y aunque el rizado se ha tomado un tiempo del trabajo, tan pronto como pueda y crea necesario volverá. Sin embargo, los deseos de su Omega y sus hormonas son un caos total, porque a todas horas quiere tener a Louis a su lado y solo se tiene que conforma con tener su aroma encima y esperar a que el tiempo pase con mayor rapidez que de costumbre, pero ahora que lo tiene en frente y se encuentra entre sus brazos se siente mucho más calmado.
Suelta ligeros suspiros cuando el ojiazul besa y lame su marca de lazo. Su pecho vibra y por instinto cierra los ojos y le da un mejor acceso sintiéndose amado y especial. Se aferra a su camisa apoyando la cabeza en su hombro mientras Louis se encarga de dejar besos suaves y algunos húmedos sobre su marca y a alrededor. Por unos momentos se olvidan de que están en medio del living y de que Louis aún debe cambiarse y recoger sus cosas, pero se permite disfrutar este pequeño momento.
—Te he necesitado y extrañado—confiesa.
—Lo siento, cariño. —Lo sostiene con fuerza dejando besos en sus mejillas, cosa que le hace encender sus mejillas—. Intentaré darles más tiempo, quizás mañana podamos tener una cita sencilla.
—Eso sería muy lindo, hace tiempo que no salimos.
—Mañana prometo llevarte a una cita y después podemos obtener algo para nuestro cachorro. —Louis se ilumina cuando recuerda a su cachorro—. ¿Te parece bien?
—Me parece perfecto.
Louis le sonríe antes de empujar sus labios juntos y Harry suelta un jadeo lleno de alivio para luego sostenerlo del rostro y perseguir sus labios. Seguro sus labios saben a chocolate y vainilla, que es un sabor raro porque los de Louis saben salados y los suyos extremadamente dulces, pero eso no lo hace el peor beso sino los hace perseguir el sabor del otro.
Se aleja para recuperar la respiración pero el alfa le deja besos pausados y suaves sobre sus hinchados labios para luego hincarse para tener el vientre del Omega frente a él. Alza un poco su sudadera dejando al descubierto su vientre desnudo y reparte suaves besos y palabras que no lo logra escuchar del todo bien, pero no le preocupa, así que solo le acaricia el cabello mirándolo con sumo amor. Simplemente se le hincha el pecho de amor cada vez que Louis besa su vientre o habla con su cachorro.
Lo deja unos cuantos minutos mientras sus dedos se hunden en su suave y ligero cabello, apreciando y obteniendo caricias en su vientre y su cachorro parece sentir su emoción o la voz de su otro padre porque patea en ese instante y el rostro de Louis estalla en una sonrisa radiante y ojos brillosos que tienen a Harry un poco mal y con los ojos llorosos. No es la primera vez que sienten los movimientos de su cachorro, pero siempre se siente como si fuese la primera vez que lo hacen.
—Hola ahí, cachorro.
—Ya lo has inquietado, Louis—lo reprende.
—Lo siento, sabes cuánto amo sentirlo. —Le acaricia una vez más el vientre para levantarse y tomar sus cosas—. ¿Algún plan para esta noche?
—Hice la cena y he hecho galletas—informa mirando su vientre sobándose suavemente—. ¿Podemos cenar en el sofá y luego ver una película? No tengo muchas ganas de salir esta noche o hacer otra cosa.
—Me parece bien.
Recibe otro beso antes de verlo subir las escaleras. Harry se queda ahí, admirándolo un par de segundos antes de correr a la cocina y sacar las galletas del horno. Pasan el tiempo en el sofá, con Harry acurrucado en el regazo de su alfa y por unos momentos se olvida de aquello que lo agobió en la mañana, y más cuando su alfa le acaricia el vientre con esa crema que compró aquel día en el centro comercial. De repente todo se vuelve negro y cae dormido en los brazos de Louis.
Despertarse en las mañanas siempre es un reto para Harry, pero ahora que no tiene trabajo y pasa su tiempo ocupándose en otras cosas es lo mejor, sin embargo, cuando siente el lugar vacío a su lado y su alfa no lo calienta con sus brazos, lo hace soltar un puchero y fruncir su ceño. Sabe que debe estar preparándose para irse al trabajo, pero eso no evita querer abrir sus ojos y que su alfa esté ahí abrazándolo de manera fuerte y sentirlo detrás de él, porque en verdad adora las mañanas cuando el alfa no tiene trabajo los fines de semana y se quedan hasta tarde acostados en la cama.
Se estira un poco. Ha dormido bien toda la noche, lo cual lo hace sentirse mejor ahora. Dura muy poco porque tan pronto como se levanta de la cama, tocando el suelo frío, es que se tiene que sostener de la pared cuando un mareo lo hace desestabilizarse.
—¿Estás bien, cariño?
El alfa ingresa a la habitación caminando directamente hacia Harry para colocar una mano en su espalda y ayudarlo a sentarse hasta que los mareos se esfumen. Su pequeño cachorro está dando problemas está mañana, pero adora estar preñado, cargar un cachorro de Louis y de él, después de todo es fruto de lo que sienten ambos y saben que a su hijo no le faltará nada.
—Solo ha sido unos mareos, pero ya estoy mejor—lo intenta calmar.
Louis le acaricia la espalda estando a su lado para esperar a que todo esté bien y puedan continuar con sus actividades el resto del día, aunque no pueden decir que no habrá uno que otro síntoma lo que falta del día.
Cuando siente que todo está en orden le da una sonrisa suave a su alfa para calmarlo y luego se inclina para recibir un beso, aún cuando tenga aliento matutino.
Ronronea con complacencia cuando Louis lo besa con profundidad y le hunde los dedos en el cabello mientras sus labios se mueven con firmeza y suavidad. Ama los besos de su alfa, desde la primera vez que el alfa le robó un beso que lo dejó plasmado en el lugar, ya que no esperaba que hiciera esa acción, pero tan pronto como sus sentidos y su Omega cedieron, cerró los ojos y no lo dejó disculparse o poner alguna tonta excusa porque lo sostuvo de la camisa y lo obligó a besarse un rato más. Desde aquel día no dejaron pasar sus sentimientos porque Harry no quería dejar de besarse y recibir las atenciones del ojiazul.
Se aleja suspirando con cierto amor en el aire. Cada día se sentía amado y especial estando al lado de Louis y ahora que está embarazado las atenciones son muchas.
—¿Seguro qué estás mejor? Podría quedarme.
—Aunque me guste mucho la idea, es mejor que vayas. —Se encoge de hombros para luego pararse y sonreír al ver que los mareos se fueron—. Gracias por preocuparte, alfa.
—Siempre voy a preocuparme por ti y por nuestro cachorro. —Se levanta acercándose al Omega.
Suspira una vez más cuando se inca frente a él alzando su camisa de pijama para dejar besos rápidos y suaves. Le acaricia el cabello dándole el tiempo al alfa para que tengo unos momentos con el cachorro, aun no hace ningún movimiento pero Louis está maravillado con tener a su Omega embarazo y con aspecto de recién despertado; con los rizos alborotados, los ojos cansados y entrecerrados, las mejillas sonrojadas y ese aspecto cálido y suave que muestra Harry cuando se talla los ojos para lograr despertar. Ahora que está en estado, su vientre luce hinchado y mostrando que pronto serán un bonita familia, una pequeña por el momento, porque es su primer cachorro y porque ambos quieren más niños en casa corriendo por todo el jardín, llevándolos a divertirse y con el Omega horneado para ellos.
Están esperando a su cachorro con todo el amor del mundo y deseando conocerlo para tenerlo entre sus brazos. Harry no espera el momento en que pueda cargarlo entre sus brazos y ver a su alfa mimarlo.
—Te amo, Lou.
Louis alza la cabeza con ese aspecto despierto por la ducha y el cariño de ver a su Omega luciendo precioso y con ese brillo del embarazo. —Te amo mucho más, amor.
—¿Ya te vas?
—En unos cuantos minutos. —Se levanta tomando a Harry de la cintura—. ¿Por qué no vuelves a la cama y descansas un rato más?
—Pero quiero hacerte el desayuno, no me gusta cuando comes afuera. Además creo que el cachorro y yo tenemos antojo de fresas.
—Entonces hazme el desayuno—propone Louis.
Sonríe como un niño pequeño y se pone en marcha, no sin antes lavarse los dientes y lavarse la cara. Para cuándo baja tiene la misma pijama y Louis está sentado en la mesa de la cocina respondiendo algunas cosas pero lo deja cuando siente el aroma de su Omega envolverlo en su totalidad, un aroma dulce y suave. Simplemente supo del embarazo del Omega en el instante en que el aroma de Harry cambió de un momento a otro y ambos estaban intentando tener un cachorro que no dudo en decirles sus sospechas al Omega. Claramente, Harry se ilusionó y Louis condujo hasta la farmacia más cercana para conseguir un par de pruebas diferentes.
Fueron los cinco minutos más estresantes y más ansiosos de su vida. Sin embargo, eso se vio opacado por un sentimiento de felicidad cuando Harry se lanzó en sus brazos y le dijo que estaban esperando un cachorro, su primer cachorro. Todo fue emoción y lágrimas de por medio, y claro, besos apresurados.
—¿Todo bien?
—Todo bien, alfa. —Se inclina besándolo colocando sus manos en su hombro—. No seas tan preocupón.
—Lo intentaré.
Le agradece alejándose para moverse en la cocina. Se pasa un tiempo preparando con mucho cariño el desayuno de Louis, un desayuno inglés completo. Cuando hace eso, sonríe emocionado colocando un poco de música y rápidamente el lugar se llena con esta tonada suave y Harry se acerca a su alfa tendiendo su mano, inmediatamente Louis entiende sus intenciones y lo toma de la mano y lo hace bailar y girar por toda la cocina, teniendo total cuidado.
Terminan alejándose y riendo con diversión cuando huelen algo quemándose y el cachorro empieza a patear. Suspira pero mantiene una sonrisa satisfecha en su rostro por lo que resta del día.
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Baja la mirada unos cuantos segundos mirando su vientre sintiéndose confundido, una vez más, por su niño deseo de anidar y más después de que Mía le haya contado el desastre que ha hecho con su ropa al no sentirse muy satisfecha con su nido, simplemente se sintió estresada cuando no lograba acomodar las cosas de una manera en que se sintiera cómoda con el nido. Harry la escuchó con atención, pero luego su cabeza voló a él, no teniendo deseos por anidar. De lo único que tenía ganas era de tener impregnado el aroma de Louis durante todo el día, de mimos y caricias y sobre todo de muchos antojos la mayor parte del tiempo, pero nunca de anidar.
Simplemente no entendía el porqué, ni buscaba una explicación. Incluso su madre al estar embarazado de él anido, él no tiene ese deseo.
Una vez que se despide de Mía regresa a su casa, dejándose caer en el sofá acariciando con suavidad su vientre. Ha estado unas horas fuera de casa y los pies lo están matando en ese momento y el dolor de espalda lo acompaña. Casi no le gusta estar mucho tiempo afuera y de pie por lo mismo de que termina cansado y adolorido.
Cuando se aburre deja escapar un suspiro mirando rápidamente la hora y no le toma tiempo decidir llamar a su alfa. Puede que parezca un Omega caprichoso y demandante pero en estos instantes le importa muy poco. Está embarazado, ama a su alfa y tiene antojo de cariños y helado de vainilla.
Sus dedos tamborean sobre sus muslos mientras espera a que su alfa se indigne a contestar el teléfono. No tarda en que lo escuche del otro lado con preguntas una tras otras, con ese aire y tono de preocupación. No puede evitar sonreír con cierta ternura.
—Estoy muy bien y el cachorro también—lo calma con su voz suave y baja—. Pero te extraño mucho Louis y te quiero aquí a mi lado, ahora, no puedo esperar más tiempo. Y tengo antojo de helado de vainilla y besos tuyos.
—Uhm… ya veo.
—No bromeo, alfa, tienes que estar aquí—demanda.
—¿Si? ¿Mi precioso Omega me extraña?
—¡Demasiado!—el tono de voz se escapa de sus labios, pero no se arrepiente—. Eres mi alfa y debes cumplir todos mis caprichos y más si estoy esperando un cachorro tuyo.
—Lo sé, no me olvido de las necesidades de mi amado Omega.
Juega con sus manos un poco tímido. —¿Entonces vas a venir?
—Lo haré. Estaré ahí en media hora—Louis responde—. Estaré ahí, Omega caprichoso.
Sonríe en grande para luego colgar la llamada con cierta emoción al saber que pronto su alfa estará en casa. Mientras que llega Louis, el Omega camina por su habitación mirando cada rincón del lugar esperando algo, pero se cansa y se frustra por lo que se acuesta en la cama para esperar por él alfa. Se dedica a mirar una serie mientras acaricia su vientre y habla con su cachorro unos cuantos minutos.
Se sienta en la cama cuando escucha los pasos subir las escaleras y el aroma de Louis empieza a estar presente en el lugar. No se levanta, tan solo permanece acostado con la espalda recargada en el respaldo de la cama.
Louis suspira un poco cansado pero le da una sonrisa a su Omega para caminar hasta él y besarlo de manera profunda. Harry lo toma del rostro y sigue el beso con entusiasmo antes de alejarse y respirar de manera correcta. Sus labios se sienten hinchados y el corazón le late muy rápido, es un poco increíble que su alfa aún lo haga reaccionar y sentirse de esta manera a pesar de los años que han estado juntos. Le gusta que Louis sea igual de amoroso y detallista.
Cierra los ojos y se aferra al cuello del ojiazul cuando éste entierra su rostro en su cuello aspirando con fuerza, buscando la fuente de aroma y Harry se deja hacer, disfrutando de los besos suaves encima de su marca de lazo. Su cuerpo vibra de pies a cabeza y su cabeza se nubla centrándose en las sensaciones que despierta Louis en él. Por unos momentos se olvida de todo pero luego se aleja con un puchero que Louis besa.
—Tu maldito aroma me vuelve loco, ya lo hacía cuando te conocí, pero ahora que esperas a mi cachorro es más dulce.
—Te encanta.
—Me encanta—acepta dejando besos en su cuello—. No lo niego, me encanta todo de ti, cada parte.
—¿Incluso lo malo?
—Uhm ¿Tu mal humor? ¿Tu obsesión por la limpieza? ¿Tu caprichoso de quererme a tu lado cada segundo?—dice de manera burlona.
—Eso no es cierto, Louis.
—Es totalmente cierto y tú lo sabes—suelta acercando sus rostros para que sus labios se rocen y Louis acaricia su cintura—. Pero, ¿Sabes qué?
—¿Qué?—pregunta de manera curiosa.
Louis suspira dejando un beso para luego responder—: Aún con todo eso, te encanta todo de ti, con todas tus manías.
Lo mira fijamente, sintiendo la tensión palpar en el aire y más con las dulces palabras de su alfa. Solo alcanza a unir sus labios en un largo beso, llevando sus manos a la nuca del ojiazul para seguir el beso y para acariciar su suave cabello. Incluso se olvida de su antojo, a pesar de que lo ha estado deseando desde la mañana, pero ahora en lo único que puede pensar es en besar a su alfa y hacerle saber que lo ama más que a nadie y que está feliz con empezar una familia con él, de que está dispuesto a amarlo por todo el tiempo que le quede.
Ambos se alejan sintiendo a sus lobos regocijarse de tenerse el uno al otro, de tener a su compañero a su lado. Simplemente es más de lo que hubiese deseado alguna vez.
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Es sábado y es uno de los días favoritos de Harry, no porque sea fin de semana, sino porque despierta entre los brazos de su alfa, porque Louis no tiene que despertar temprano para ir al trabajo y pueden el día juntos, sin tener que verse por tiempos y esperar a que llegue la tarde para estar juntos. Y amanece de esa manera, en una mañana fresca envuelto entre los brazos de su alfa sintiendo su respiración pacífica detrás de él y con su aroma bajo y suave, mostrando lo feliz y relajado que se encuentra en esos momentos.
Permanece de esa manera; sintiendo las brazos de Louis enredarse en su vientre cuidando de él y de cachorro aún en sueños. Eso lo hace sentirse muy seguro y trata de girar un poco su cuerpo para poder dejar besos suaves en el cuello y mandíbula de su precioso y bello alfa.
Parece que el cachorro ha sido muy amable está mañana, porque no siente náuseas, mareos o algún síntoma que lo haga cerrar los ojos. Tan solo le duele un poco la espalda pero no es nada para quejarse. Aunque al paso de los minutos su estómago ruge y tiene que empujar un poco el hombro del alfa para llamar su atención y despertarlo.
—Mi amor.
Louis solo gruñe por lo bajo afianzando sus agarre en su vientre, manteniendo el toque delicado.
—Louis, el cachorro y yo tenemos hambre—comenta dejando besos en su mandíbula, sintiendo el vello de su rostro picarle los labios—. Uhm… Queremos panqueques y chocolate calientito.
—¿Y quién se supone que hará eso?
—Tú, mi alfa. —Ríe contra su rostro sintiendo las caricias de su alfa en su vientre desnudo.
Louis alza una ceja y sonríe cuando Harry se da la vuelta sentándose para inclinarse y besarlo un par de veces para convencerlo de levantarse temprano un sábado para hacerle unos panqueques que se le han atojado los últimos días y que lo ha desea comerlo ya.
Lo sujeta con fuerza pero también con tanta delicadeza, haciéndolo sentir que es demasiado frágil ante unos toques y Louis siempre lo trata con tanta gentileza y amor.
—Bien, te haré ese desayuno.
—Muchas gracias, alfa. —Sonríe con cierta emoción, solo por los panqueques—. Igual, ¿Podemos hacer algo en la tarde?
El ojiazul asiente acariciando su espalda. —¿Te gustaría armar la casita que compramos para el cachorro en el patio? Sé que falta mucho para que pueda usarlo, pero sería lindo verlo cada vez que crucemos por ahí.
—¿Y podemos hacer un picnic en el patio?
—Por supuesto, amor, eso sería muy lindo—está de acuerdo Louis con el plan de la tarde.
Al Omega le encanta el plan, lo adora, porque ama estar al aire libre y le encantará mirar la casita que su alfa compró para el cachorro y para los futuros hijos que van a tener más adelante.
Lo primero que hacen es desayunar en el sillón porque es lo más cómodo que tiene Harry en ese momento, luego se relajan un poco ahí mismo, con besos robados, toques suaves y palabras de por medio que los hacen sonreír. Después Harry prepara algunos aperitivos y una cesta con la comida, porque quiere que el picnic este más apegado a la realidad a pesar de que sería en su patio trasero. Incluso se encarga de colocar una manta en el césped y acomodar bien las cosas.
Pasan el picnic entre charlas y ojos brillantes al ver el vientre de Harry al desnudo y como se podía ver las pataditas de su cachorro a través de ahí. Después Louis pasa un tiempo tratando de armar la casita, sin embargo, es tanta su frustración por no saber armar y colocar las piezas de manera incorrecta que Harry se suelta a reír un par de veces.
Está mirando su vientre y acariciando por ahí cuando Louis lo llama y le pide que tome su mano para poder ayudarlo a levantarse y caminan hasta la casita.
—¿Te gusta?
Ni siquiera tiene que preguntar, las lágrimas corriendo por su rostro es una clara señal de que está conmovido y que en realidad le encanta. Verlo ahí, en medio del patio, en aquel lugar en donde sus cachorros van a jugar en un tiempo, lo hace sollozar y no reprimir sus emociones porque ahora que está embarazado es más difícil controlar sus reacciones y lo que siente en esos momentos.
—Es preciosa, Lou. Me encanta mucho.
Se da la vuelta en los brazos del alfa para enredar sus brazos en su cuello y pegar sus labios en un beso rápido con sonrisas y pequeñas risas de por medio. Ver ese juego en medio del jardín les muestra qué tan real es su amor y que en poco tiempo un nuevo integrante va a llegar a su hogar y ellos no pueden esperar porque han deseado formar una familia desde que sus miradas se encontraron por primera vez que es un poco increíble darse cuenta de cómo ha avanzado su relación a tal grado de pronto tener una familia juntos.
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—Lou—se queja alargando el nombre—, tengo que irme. Liam debe estar esperándome.
Louis simplemente lo tiene encerrado entre sus brazos mientras deja pequeños besos largos en su vientre y le dice cosas a su cachorro. Él también recibe halagos que hacen que constantemente sus mejillas se incendien tan rápido. Y desearía quedarse, permanecer en casa este día, pero ya le ha prometido a Liam pasar un tiempo con él. Han sido amigos de demasiados años que se tienen tanta confianza y estás últimas semanas no han podido verse, ni estar en contacto con la agenda apretada de Liam, pero ahora que todo está en calma, lo extraña demasiado y necesita pasar tiempo con sus mejores amigos, así que lograron encontrar un momento para verse pero su alfa no está siendo de ayuda. Tiene que irse y Louis está jugando muy sucio por retenerlo de esa manera, en la manera en que lo hace sentir cosquillas y que lo hace desear no despedirse de él, sin embargo, también extraña a su mejor amigo.
Suspira alejándose, a pesar de que es difícil. Louis se levanta con pesadez al verlo marcharse. Sonríe suavemente acercándose para besarlo de manera lenta y duradera, persiguiendo el sabor. Luego tan solo baja la mirada empezando a caminar hasta la puerta principal.
Especialmente hoy se siente un poquito cansado y muy embarazado. Es solo que su vientre se siente enorme y desea estar con su alfa, pero también está emocionado con ver a Liam y pasar tiempo con él.
—Haré la cena hoy. ¿Algo en especial, amor?
Se suelta a reír colocando una mano en el pecho de Louis. —No me preguntes esas cosas, sabes que se me antojan muchas cosas.
—Lo siento. Será sorpresa entonces.
Se sonroja cuando Louis lo pega a la puerta siendo totalmente delicado al saber que está cargando a su cachorro y de que los dolores de espaldas no han sido amables con él. Suspira dejándose hacer cuando el alfa lo marca con su aroma y reparte besos que lo hacen cerrar los ojos y dejarse llevar por las sensaciones que se expanden en su cuerpo. La manera siente que ama cada vez más a Louis cuando recibe la atención que desea, porque es un Omega débil ante los cariños y halagos de su bello alfa.
Irse es más difícil de lo que pensó porque se besan despacio unos cuantos minutos y se quedan abrazados, con el Omega esparciendo su aroma encima de Louis, por si acaso. Después suelta un puchero y cierra la puerta de la casa y maneja hasta la casa de Liam, sin tanto temor por parte de Louis, debido a que el departamento de su mejor amigo queda a pocas cuadras de su casa.
Solo le toma unos cuantos minutos llegar y otros cuantos entrar al elevador y caminar hasta el departamento de su amigo. Se coloca una mano en su vientre y toca un par de veces la puerta.
Cuando Liam abre la puerta solo es varias reacciones a la vez. Liam abriendo sus ojos y luego mirando su vientre con cariño y luego solo es estrechado en un largo y cálido abrazo. El Omega inmediatamente le devuelve el abrazo sonriendo.
Liam se aleja un poco para mirar su vientre. —¡Pero mira que grande te has vuelto!
—¿Me estás llamando gordo?
—Bueno, estás embarazado—dice Liam con una risa nerviosa.
—Que grosero. —Baja la mirada viendo su vientre.
—¿Louis debe ser el más feliz, no?
Harry sonríe entrando al departamento de Liam. El lugar es cálido y las ventanas están abiertas para dejar entrar el aire fresco y los rayos de sol impactan contra el sillón que está cerca de la ventana. De inmediato se sienta en uno de los sillones.
—Muy contento, también yo.
—¿Estás nervioso?—Liam camina hasta él para sentarse a su lado y colocar una mano en el vientre de su mejor amigo.
Si Louis estuviera presente hubiese soltado un par de gruñidos que tratarían de ser retenido y hubiese estado malhumorado por aguantarse las ganas de pedirle a Liam que no lo toque. El ojiazul es un poco sobreprotector y posesivo, más cuando se enteró de su embarazo. Por lo que Liam aprovecha la oportunidad para tocar el vientre el Omega y percibir los movimientos del cachorro.
—Sí. Es mi primer cachorro y quiero hacerlo bien.
—Lo harás—lo calma con sus palabras—. Louis y tú serán los mejores padres para ese cachorro.
—Gracias, Liam—dice con los ojos aguados para luego lanzarse en los brazos de su amigo nuevamente y es presionado contra sus brazos.
Harry espera eso, que sean buenos padres para su cachorro y sabe que será de esa manera. Sin embargo, tendrán a su primer cachorro, lo que quiere decir que son principiantes y aunque ambos han tenido este acercamiento, no se compara a tener un cachorro 24/7. Va hacer difícil los primeros días, eso es seguro, pero van a hacer todo lo posible para educar a su cachorro con buenos valores y darle mucho amor. Es seguro que no le va a faltar en ningún momento.
Además se siente un poco más tranquilo tomando esas clases y que Louis tomara algunas con él. Lo hace sentir más seguro a la hora en se ponga en labor de parto.
Liam y él pasan el tiempo hablando entre ellos y comiendo algunos antojos raros que ha tenido el Omega, mientras Liam lo mira confundido ante las combinaciones extrañas que para Harry saben el paraíso. También se pasan mirando películas y pasan el tiempo relajados en el sillón. Aunque inevitablemente se hace de tarde y Harry debe marcharse a casa para terminar de hacer unas cosas.
—Debo irme, ya es algo tarde.
—Gracias por venir. Prometo que en la próxima iré a visitarte. Con suerte tú y Louis ya tengan la habitación de su cachorro lista.
—Posiblemente.
Liam lo abraza y le acaricia el vientre una vez más. El Omega conduce con mucho cuidado hasta su hogar. Una vez que está ahí, suspira de alivio yendo directamente hasta la puerta para buscar sus llaves, sin querer molestar a su alfa, quien probablemente puede que esté en la segunda planta trabajando o simplemente descansando. Logra encontrar la llave en alguna parte de sus cosas y abre la puerta con calma.
Cuando está dentro se quita las botas que le han estado matando todas esas horas que ha estado fuera de casa y llama el nombre de Louis, sin embargo, no contesta y se permite revisar en la sala y en la oficina que están en la planta baja. Había esperando verlo trabajando, como dijo que lo estaría, pero no lo encuentra, por lo que sube con pesadez las escaleras buscando al alfa.
—Lou, estoy de vuelta.
Le sorprende no escucharlo de regreso por lo que abre la puerta sorprendiéndose por completo. Se le sube la temperatura al rostro y tiene que parpadear para fijarse si lo que está viendo no es producto del sueño. No lo es, solo es su alfa armando un nido en su habitación, justo en la esquina de la habitación, dónde hay un tapete afelpado y puede ver cómo ha armado precioso un nido. Con varias colchas y mantas debajo, algunas apiladas de manera estratégicamente y suave. Incluso hay foquitos colgados que iluminan de manera tenue el lugar.
—¿Lou, qué haces?
El alfa al escucharlo alza inmediatamente la cabeza dejando a medio camino lo que está haciendo. Se levanta con rapidez caminando hasta él para tomar su mano, recibiendo varios besos en su dorso. Eso solo lo hace encender las mejillas.
—Ven, Omega. —Lo jala con delicadeza llevándolo hasta el nido.
Un nido precioso, si se lo preguntan a Harry.
—Necesito que entres y veas si es muy cómodo para ti. Necesito saber si necesitas más almohadas, o que impregne más mi olor en ella. Simplemente pídeme lo que sea para que estés totalmente cómodo.
Lo mira un tanto confundido, confundido de porque Louis actúa de aquella manera y porque le ha armado un nido, sin embargo, no pone objeción alguna, porque vamos, el nido es precioso y muy cómodo a la vista y Harry está muy embarazado y cansado que lo único que quiere es acostarse en el nido que su alfa le ha armado, porque tiene tantas ganas de acostarse ahí.
Lo hace, entra al nido acostándose con cuidado y tiene que evitar ronronear con fuerza porque es todo lo que ha querido y no sabía. Es tan suave y calientito, todo lo que le gusta está ahí dentro; su sudadera favorita y la ropa de su alfa, con su aroma impregnado y todo es tan perfecto que podría llorar ahí mismo, pero logra retener sus lágrimas y mira a Louis con tanto amor que posiblemente es tan sencillo desbordarlo por sus ojos.
Louis se agacha sin entrar el nido. —¿Es cómodo para ti y para nuestro cachorro? ¿Necesita más almohadas, más ropa?
—Falta algo.
—¿Qué es, amor?
—Tu alfa—explica mirando el espacio vacío—. Te quiero dentro, abrazándome, dándome besitos.
Lo cumple muy rápido. El alfa entra al nido tratando de que nada se arruine y que todo esté perfecto para a su Omega y entra al nido, abrazando a Harry de forma de cucharita e inmediatamente el Omega suspira y se aprieta cerca de él. Empieza a recibir caricias suaves y besos en sus mejillas y cuello, encima de la marca de lazo.
—Mi bonito Omega, totalmente mío.
—Sí. —Suelta en un suspiro.
—Te amo demasiado y no puedo esperar a tener a nuestro cachorro entre nuestros brazos y formar una familia. Una familia con el Omega que amo. Prometo protegerlos, nada les va a faltar.
—Tampoco puedo esperar. Te quiero alfa, siempre he querido una familia contigo, siempre había querido ser tu Omega—confiesa con los ojos cerrados mientras recibe caricias en su vientre.
—Y ahora estamos enlazados y esperando un cachorro. Algo tuyo y mío.
Está feliz, se siente el más afortunado y dichoso de tener a su lado un alfa como Louis y que estén formando a su familia. Simplemente se siente muy emocionado y feliz de tener todo lo que tiene en ese momento.
El alfa se encarga de perfumarlo con su aroma y de dejar caricias a la extensión de su vientre y de murmurar dulces palabras que lo hacen cerrar los ojos y casi estar cayendo en un sueño, porque el nido es tan mágico, cómodo y la habitación está a oscuras que lo único que ilumina la habitación es las pequeñas luces que Louis ha colgado por encima del nido.
—¿Mi cachorro y tú están cómodos? ¿Te sientes bien o tienes hambre? Ya es algo tarde.
Ríe con ligereza buscando la mano de Louis para poder entrelazarlas. —Si estamos muy bien, ahora. Muy cómodos, amor.
Le hace gracia lo sobreprotector y mimoso que se encuentra Louis en esos momentos, preguntándole cada dos por tres si está bien, si no tiene hambre, si las almohadas están perfectas o si necesita más y de los constantes besos y palabras murmuradas. Sobre todo, se le hace muy curioso que Louis le haya hecho un nido, que se haya tomado el tiempo de acomodar, de buscar cada cosa para hacer del nido un lugar seguro y cómodo para Harry.
Lo conoce tan bien que ama el nido y no cree que vaya a salir o que vaya a dormir en su cama por mucho tiempo. Adora el nido y ama tener a su alfa actuando de esa manera. Pero no entiende porque le ha hecho un nido, ni siquiera él tuvo deseos de anidar.
Se da la vuelta con bastante cuidado quedando frente al alfa para inclinarse y darle un beso de agradecimiento porque siente una paz y una dicha muy grande en su pecho. Ama que Louis lo haga sentir de esa manera, que con estos detalles lo haga sentirse muy enamorado de él.
—¿Por qué me has hecho un nido?
Parece que la pregunta también le ha tomado por sorpresa a Louis porque tarda un poco en responder pero lo mira encogerse de hombros. —Simplemente sentí una enorme necesidad de hacerte un nido. Quería que estés cómodo lo que resta del embarazo y que mi cachorro lo esté una vez que nazca. Porque mi omega merece un nido bonito para pasar su embarazo.
Se le llenan los ojos de lágrimas y no tarda en que se deslicen por sus mejillas. Se termina inclinando hacia adelante para besar al alfa, sujetando su rostro para besarlo con tanta pasión y con tanto sentimiento, esperando demostrarle que lo ama demasiado, que no hubiese querido a ningún otro alfa, que está feliz de permanecer a su lado toda la vida.
Su nido es tan perfecto porque lo hizo su alfa con tanto amor para él y para su cachorro y posiblemente si él lo hubiese hecho no hubiese quedado tan cómodo y tan bonito como el que le ha hecho Louis.
Se aleja mirándolo con mucho amor. —Me encanta mi nido.
♡
Está de más decir que termina adorando su nido y se la pasa casi todo el tiempo ahí metido cuando Louis está fuera, porque su aroma está muy impregnado en el nido, además de que puede dormir más rápido y es calientito que siempre le dan ganas de dormir ahí mismo, incluso no han vuelto a dormir en su cama. Tener un nido hecho por su alfa es lo más preciado que tiene en ese momento y más con el embarazo, todo es tan cómodo y cuando necesita a su alfa o algo lo hace ponerse malhumorado solo tiene que recurrir a su nido y descansar un poco.
Esa mañana despierta en la suavidad de su nido y la de los brazos de su alfa. Ronronea con suavidad intentando darse la vuelta pero Louis duerme de manera pacífica que no le permite darse la vuelta, pero tiene tantas ganas de ir al baño que empuja sus brazos con fuerza y el alfa termina despertándose, tallándose los ojos para alejar todo el sueño en su sistema.
Harry no dice nada, tan solo sale corriendo al baño y quizás Louis ya sabe a dónde va todo esto, por lo que cuando vuelve sigue en el nido llenándolo con su aroma, cosa que al Omega lo pone contento y no demora mucho en volver a entrar y ser envuelto por su alfa.
—Uhm rico.
Louis suelta una risa inclinándose para enterrar su nariz en su cuello. —¿Si? ¿El nido es perfecto?
—Demasiado.
—¿Seguro? Puedo buscar más almohadas, más sábanas—Louis dice dejando besos por su cuello.
Cierra los ojos negando. Louis solo está siendo de nuevo ese alfa protector y mimoso de hace unos cuantos días y lo disfruta, disfruta de tener su atención todo el tiempo, justo como ahora. Ya era un Omega mimado, en busca de caricias y palabras de Louis, pero el embarazo lo es más.
Se dedica a murmurar palabras de aliento a su Omega, de dejarle saber que todo va a resultar bien, porque todo puede ser aterrador con su primer embarazo que le hace bien escuchar esas palabras de Louis.
Lo empuja un poquito con un puchero en su rostro. —¿Puedes traerme palomitas?
—¿Palomitas? Si ni siquiera has desayunado, amor.
—Pero no quiero salir de nuestro nido y tengo antojo de palomitas—pide con un puchero. Luego señala su vientre—. Nuestro cachorro tiene ganas de palomitas.
Ante la mención de su cachorro los ojos de Louis se iluminan un poco más y se inclina para llevar a Harry abajo y besar sus labios profundamente, llevando sus manos a su vientre y acariciando ahí mismo.
Se aleja recuperando un respiro para poder decir—: Todo por las personas más importantes de mi vida.
♡
El nido es una total bendición, una maravilla, cuando el Omega está en la última etapa de su embarazo e incluso cuando su cachorro nace. Se le ha hecho un lugar para que Harry pueda darle de comer a su cachorro, para poder arrullarlo y dormir la siesta. El cachorro y él aman pasar el tiempo en el nido y sabe que en algún momento quizás ya no sienta tantos deseos de permanecer en su nido y querrá volver a su cama y usar la cuna que han comprado para Archie, pero por el momento adoran su nido y no se ven durmiendo en otro lugar.
Archie es un cachorro muy dulce y muy tranquilo. Tiene la tez blanca, el cabello castaño y lacio, por el momento. Nariz de botón y los pómulos marcados a pesar de que tiene las mejillas algo gordas y sonrojadas. Su pequeño cachorro es precioso y ambos lo aman más que nada, quedaron encantados con él desde la primera vez que lo tuvieron en sus brazos y pudieron conocerlo.
Ahora mismo Harry está sentado en el nido mientras arrulla al cachorro con suavidad viendo cómo sus ojitos se empiezan a cerrar lentamente y tiene los deditos aferrados a su camisa.
—¿Se ha dormido?
Su alfa entra al lugar siendo bastante silencioso con sus pasos. Lo ve dejar las cosas en la cama y tan pronto como lo hace se acerca al nido. Ha tenido un par de cambios a lo largo del embarazo, los cuales siempre estuvieron a cargos de Louis, porque sentía que no iba a gustarle.
—Ya casi, esta por quedarse dormido—avisa el Omega sin apartar la vista de su hijo.
No tarda en entrar y envolverlo entre sus brazos, colocando su barbilla en su hombro y dejando un beso en su mejilla. Archie a ese punto ya se encuentra totalmente dormido, con unos suspiros leves que pasan desapercibido, pero la habitación está silenciosa que es fácil escucharlo si prestan demasiada atención.
Miran a su cachorro dormir, casi no creyendo que ya esté ahí, en el mundo, que sus familias ya lo hayan conocido y que lo tengan entre sus brazos. Que sus lloriqueos los despiertan a media noche.
—Nuestro cachorro es precioso.
—Lo es—Louis está de acuerdo. Una vez más, besa su mejilla—. Y tú también lo eres, mi Omega.
Sonríe pegándose al pecho de Louis para poder mirar dormir a su cachorro más cómodamente y recibir besos de su alfa.
Tan solo es su primer cachorro, pero está seguro que tendrán más cachorros y con suerte Louis les armara más nidos en todas aquellas ocasiones.
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