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One Last Wish

Una violenta sacudida hizo estremecer a la isla. Pedazos del precipicio en donde se encontraban empezaron a desmoronarse, cayendo al vacío. Los gritos de todos se escucharon, mientras el temblor empezaba a tomar fuerza.

–¡Las isla se está desmoronando!– gritó Tails –¡Hay que salir de...

–¡Tails!– gritó Sally al verlo desaparecer junto con un tercio de la isla.

–¡Cuidado!– gritó Sonic al ver como el suelo en donde yacía parada Sally se ponía inestable. –¡Sally!– gritó al verla ser tragada por la tierra. –No...

La tierra se sacudió con más fuerza obligándolo a caer al suelo. Sin pensarlo dos veces Sonic volteó a ver a la eriza, quien yacía también en el suelo, pero a diferencia de los otros, en su rostro no veía temor alguno. Sonic escuchó como el suelo a los pies de ella empezaba a rajarse y éste empezaba a desmoronarse por igual. –¡No, Amy!– gritó y como pudo se acercó a ella para tomar su mano antes de que todo el suelo a sus pies cayera en pedazos al vacío.

Sonic la sostenía con fuerza mientras sentía como la tierra a su alrededor no tardaría en desmoronarse también. Se acercó al borde tanto como pudo para fijar su vista a la eriza rosa que tenía su mirada a sus pies, en donde un vacío negro la esperaba. El erizo azul apretó su mano provocando que ella lo viera

–¡Lo recuerdo!– gritó Sonic con fuerzas. –Te recuerdo...– musitó.

Amy le sonrió con calidez asintiendo con la cabeza. Cerró sus ojos con aquella expresión pacifica en su rostro soltando así su mano de la de él.

–¡Espera, no!– gritó el erizo azul al sentir como se resbalaba de entre sus dedos, tomándola con más fuerza.

–Todo estará bien Sonic– habló la eriza con una sonrisa en su rostro –Sabes... Tú también me gustas mucho.

–¡No!– gritó el erizo para sentir como poco a poco su mano se deslizaba –¡Dímelo frente a frente!

–Adiós Sonic...– se despidió para así resbalarse de entre sus dedos y caer al vació.

–¡AMY!– gritó antes de sentir como caía él también.

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–¿Estará bien Froggy?, Se ve algo azul...– escuchó a alguien hablar en la lejanía.

Abrió lentamente sus ojos para sentir como los rayos del sol caían directamente obligándolo a entrecerrarlos por la intensa luz. Se levantó con un fuerte dolor de cabeza y como pudo se sentó en su lugar. –¿Dónde... dónde...– pero reconoció el lugar al acto, cortando su pregunta. Esa era la vieja cabaña de madera de Big. Sonic volteó a ver a los lados y todo seguía en su lugar, el pozo, las plantas, el sendero de regreso a casa, todo.

–¿Te sientes bien Sonic?– preguntó Big –Cuando regresé con Froggy yacías en el suelo.

–Pero... yo estaba... The Angel Island...

–Eso no es por aquí, deberías de ir con Knuckles, al sur.

¿Podía ser cierto? Todo parecía haber regresado a la normalidad, su antigua vida y sus amigos. ¿Pero cómo había pasado?, y lo más importante aún, ¿Realmente Amy había regresado a su vida? Pues exactamente lo mismo había pasado después del temblor al pedir su deseo.

–¿Regrese?... ¿Realmente regrese?– musitó confundido –¡¿Tú sabes quién es Amy?!– preguntó aprisa para ver al gigante gato púrpura.

–¿Uh?, ¿Hablas de la eriza rosa que siempre me ayuda?

–Sí... ¡Ella, esa Amy!– dijo con alegría –¡Debo de irme!– gritó poniéndose en pie.

Corrió a prisa por el bosque para dirigirse hacia su villa, donde sabía que la encontraría. Había regresado, de alguna manera había logrado regresar a su antigua vida.

Sonic siguió en su búsqueda cuando reconoció a lo lejos al erizo negro y a Rouge the Bat, quienes parecían tener algún tipo de charla a un lado del camino.

–Te lo digo, esto no tiene nada que...

–¡Shadow!– gritó el erizo azul para detenerse enfrente de ellos.

–¿Uh?, ¿Te perdiste o algo?– preguntó con desdén el erizo negro.

–¡Estás vivo!– gritó Sonic con emoción para así abrazarlo con fuerza.

–¡¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE HACES?!– gritó soltándose con brusquedad de su agarré y golpearlo con fuerza, haciéndolo caer al suelo –¡Vuelves a tocarme y le ahorrare el trabajo a Eggman al matarte yo mismo!– gritó furioso.

–Es bueno tenerte de vuelta– sonrió el erizo azul colocando una mano en la mejilla sonrojada que había recibido el impacto.

–Emmm... ¿Todo está bien?– preguntó la murciélaga confundida.

–Todo es perfecto– sonrió –Bien, debo irme– dijo poniéndose de pie nuevamente –¡Debo encontrar a Amy!

Shadow y Rouge lo vieron desaparecer en un rayo azul para dejarlos a solas nuevamente.

–¿Y a ese que le pasa?– preguntó Rouge mientras mantenía su vista en el rayo que empezaba a desaparecer poco a poco.

–Te lo he dicho, las copias siempre salen defectuosas– dijo con altanería –Andando, Omega nos espera.

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La noche por fin había caído, y ella aún permanecía recostada en aquel sillón, mientras sus lágrimas no dejaba de brotar. Las palabras de Sonic realmente la habían lastimado. Ella sabía que a veces podía ser muy persistente con él y el tema de casarse, pero era porque ella realmente lo amaba, y él por su lado, no parecía importarle nada de lo que ella hacía.

–Eres un gran tonto Sonic– dijo hundiendo su cabeza en aquel almohadón blanco cuando sonó el timbre de la casa.

Amy levantó su cabeza dirigiendo su vista a la puerta principal, algo confundida por la visita a tan altas horas de la noche. El timbre volvió a sonar con insistencia obligándola a reincorporarse y secar aquellos ojos mojados por las lágrimas constantes. –¡Enseguida voy!– gritó. Se puso en pie para calzarse aquellas pantuflas blancas y colocarse encima una bata de algodón del mismo color. Amy caminó de mala gana a la puerta, para fijar su vista en el reloj de pared, el cual marcaba las 9:00pm.

–Este no es un buen mome... ¿Eh?– exclamó al ver al erizo azul parado enfrente de su puerta al abrirla –Hmph, ¿Qué haces aquí Sonic the Hedgehog?– preguntó molesta –Pensé que no me querías tener cerca.– habló dolida.

–Vine por ti– le sonrió por respuesta.

–¿Por mí?– repitió Amy viéndolo intrigada.

–¿No lo recuerdas?, Hoy es el aniversario de la fecha en que nos conocimos.

–¿Eh?

–El día más importante de todos– dijo para de su espalda sacar un ramo de rosa blancas.

–Pero...– musitó para ver las rosas blancas frente a ella –Tú dijiste...

–Escucha Amy, todo lo que dije antes fue porque realmente a veces puedes ser asfixiante, y me presionas demasiado– explicó.

–Yo... lo siento– se disculpó desviando la mirada. –Es sólo que a veces, yo...

–El momento en que yo decida pedirte matrimonio, lo escogeré porque será el momento perfecto para estar juntos– dijo con un sonroje intenso –Hasta entonces deberás esperar... sin presiones.

Se quedó anonadada de lo que sus oídos acaban de escuchar; parecía que Sonic intentaba decirle que correspondía a sus sentimientos.

–Eso... eso significa que...

–Feliz aniversario Amy– le sonrió para estirar el ramo de rosas blancas hacia ella.

–¡Oh Sonic!– gritó la eriza para abrazarlo con fuerza.

Nunca imaginó que extrañaría tanto los abrazos de esa eriza rosa. –Amy...– musitó para regresarle el abrazo. Esta vez no permitiría que se fuera de sus brazos, está vez ella estaría siempre con él.

–Me gustas mucho Sonic– confesó en susurro.

Esas palabras lo tomaron por sorpresa. Sonic la soltó para verla con asombro; no es como que él no supiera eso, pero decirlo así de la nada –"¡Dímelo de frente!"– recordó. ¿Sería posible que ella recordará lo que había pasado?, ¿Qué muy dentro de ella recordara aquel otro mundo?

–Am...

–Son hermosas– interrumpió ella para tomar el ramo de rosas en sus manos –Gracias Sonic, sé que te ha costado mucho llegar hasta aquí.

–"Supongo que no importa realmente" Sí, así es.

–Dame un segundo, estaré lista.

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Ambos caminaron por la villa bajo el cielo estrellado que la noche les ofrecía. Mientras la suave brisa parecía acompañarlos junto a la luna en la memorable ocasión. El día del inicio de una vida de aventuras juntos, y de la perfecta vida que el erizo azul podía vivir.

–¡Mira Sonic!– gritó Amy para alzar su mano y señalar al cielo. –¡Son estrellas fugaces!-–habló con emoción.

–¿No es una suerte que estemos en temporada de estrellas fugases?– una voz conocida habló captando la atención de ambos.

–¿Eh?– exclamó el erizo para reconocer a Tikal, quien tenía su vista en el cielo, mientras yacía con unas bolsas de compras en sus manos.

–Uno puede pedir un deseo al aire, y sin darte cuenta una estrella fugaz puede atravesarse en el firmamento, volviéndolo realidad.

–¿Un deseo?– repitió Amy.

–Sí, un deseo que puede cambiarlo todo– sonrió la equidna –En fin, debo de irme, buenas noches a los dos– se despidió para seguir su rumbo y perderse en la oscuridad de la noche.

–"¿Es acaso eso lo que pasó?"– pensó el erizo –" Desearía... desearía siempre estar a tu lado" – recordó. Amy efectivamente había pedido un deseo, y luego de eso la isla empezó a desmoronarse; ¿Habría sido eso lo que causó que regresara a su realidad?

–Yo ya pedí mi deseo– dijo la eriza que mantenía sus ojos cerrados, para llamar su atención disipando sus pensamientos –¿Tú ya pediste tu deseo Sonic?– preguntó para voltearlo a ver.

–Mi deseo ya se hizo realidad– murmuró.

–¿Eh?– exclamó sin entender.

–No, nada– dijo sin darle más importancia al tema observándola fijamente y notando algo a lo que nunca realmente le había prestado atención antes –Dime algo Amy– habló el erizo observando las púas cortas que se ondeaban con el viento –Me entró curiosidad en algo.

–¿En qué?

–¿Por qué nunca te has dejado crecer el cabello?– preguntó al fin –Desde que te conozco siempre lo has tenido corto.

–¿No lo sabes?– cuestionó Amy, moviendo él su cabeza a los lados de manera negativa en forma de respuesta. –Porque el día que nos conocimos, mi cabello se quemó en un incendió ¿Lo recuerdas?– preguntó para tocar sus púas cortas –Y cuando me viste llorar por eso, tú dijiste...

–... Se mira mejor corto de todas formas.– completó el erizo al recordar el suceso que durante mucho tiempo había olvidado.

–Sí, así es– le sonrió con dulzura –Siempre lo he mantenido corto desde entonces.

–Me encanta corto– habló para con una mano tomar su mentón y con un suave movimiento robarle un beso.

Nunca había valorado tanto antes a nadie, mucho menos a ella, sin embargo la vida a veces nos pone pruebas, para entender el verdadero valor de una persona, y hacernos pensar dos veces, los deseos más inocentes.

The End

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