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El Chico Nuevo


No había tiempo que perder, tenía que arreglar lo que había hecho y estaría solo para conseguirlo. No estaba seguro de cómo le haría entender a ella que ella no era quien creía que era, sino que era otra. Pensarlo le hacía doler la cabeza, pero estaba seguro que cuando ella lo viera y se tomara el tiempo para escucharlo las cosas cambiarían; hasta entonces debería de estar tan cerca de ella para conseguirlo, y sólo había una forma para lograrlo.

–¿Entonces dice que ese hombre con forma de huevo parece tener como objetivo poner un tipo de base en este lugar?

–Así es– respondió con una sonrisa el erizo azul.

–¿Y que la única manera de detenerlo y evitar que lastime a alguno de mis estudiantes en una misión en cubierto?

–¡Exacto!– exclamó con felicidad el erizo azul –Necesitaré de su cooperación para poder ser admitido y realizar esta investigación, y así, ver que nada fuera de lo normal suceda aquí.

–Bien... si es por el bienestar de mis estudiantes– habló el director –Bienvenido al Instituto Emerld, Señor Sonic The Hedgehog.

–No se preocupe por nada, yo me encargaré de arreglarlo todo.

Bajo una mentira blanca había conseguido la manera de entrar a ese lugar, y ahora tendría una excusa para estar cerca de Amy sin verse como un psicópata acosador o algo por el estilo.

Le dieron su uniforme que consistía en un saco y pantalón negro, una camisa de botones y una corbata roja de muy mal gusto, sintiéndose como reo en una prisión. Sonic suspiró derrotado, pues su anhelada libertada estaría privada hasta que lograra deshacer aquel deseo. Sin más que hacer caminó por los corredores de una de las más prestigiosas y caras escuelas de todo el país. Observó con disimulo a sus alrededores para ver los ventanales que dejaban entrar la luz del sol y daban una perfecta vista al jardín de árboles con formas geométricas y césped meticulosamente corto. A lo largo del corredor habían casilleros y un sin número de puertas de maderas cerradas. Sus pisadas hacían eco en los vacíos pasillos mientras desorientando esperaba encontrar el salón de clases que le correspondían. Sonic de nuevo vio aquella hoja de papel para buscar la clase con el rotulo "3-B" que según dijo el director, sería la adecuada por su edad. Suspiró con pesadez para estrujar el pedazo de papel de su mano, pues no le interesaba en qué salón terminaría, él sólo quería estar cerca de Amy.

Siguió su rumbo cuando un ruido estruendoso lo hizo detenerse. El timbre.

Las puertas se abrieron de par en par, para que los estudiantes albergados en aquellas clases salieran, y los pasillos se llenaran de sonidos y murmullos. Como un ejercito de robots idénticos, vio a los estudiantes con uniformes iguales caminar a su par. "Esto es peor que batallar contra Eggman" pensó con desagrado, pues eso de ir a la escuela no era lo suyo.

–¡Hey, Amy!– escuchó un grito que sobresalió entro todo aquel barullo –No olvides la tarea de algebra.

Con un rápido movimiento de cabeza intentó identificar el sonido, y no tardó mucho antes de verla, con lo que asumió era una amiga. –Amy...– musitó Sonic con una sonrisa que se formaba inconscientemente. Su largo cabello se onduló con el viento y aquellos ojos verde esmeralda parecieron verlo por un instante, deteniéndose en el tiempo, un segundo que pareció eterno, y de nuevo, su vista se desvió de su mirar para seguir su rumbo. En un segundo, pudo admirarla de una manera exquisita, como se admira a una obra de arte.

–¡Muévete!– un grito seguido de un empujón lo hicieron despertar.

Un halcón de plumaje verde se alejó en una patineta abriéndose paso bruscamente entre los estudiante. Sonic frunció el ceño en señal de molestia, la cual no duró mucho al recordar lo que hacía ahí. Buscó de nuevo con la mirada a la eriza rosa, quien parecía haber desaparecido entre la multitud. "¡Demonios!" pensó para tomar carrera y empezar una búsqueda desenfrenada por la eriza del color de los cerezos.

–Amy, ¿dónde demonios te has metido?– susurró para sí, mientras seguía su camino hasta que un grito lo hizo detenerse. Sonic conocía ese grito. Volteó su cabeza en busca de la ubicación, y en los jardines la vio yacer en suelo, y de nuevo aquel halcón verde aparecía frente a sus ojos.

–¡¿Qué demonios sucede contigo Jet?!– exclamó la eriza rosa mientras recogía sus cosas que yacían dispersa sobre el césped.

–¡Quítate si no quieres salir lastimada Rose!– amenazó.

–¡Eres un desconsiderado!– dijo molesta –¡Yo...

–¿Qué piensas hacer?– preguntó Jet intimidante para tomar con brusquedad su mentón.

–¡SUELTALA!- un gritó silenció todo el campus.

Todos los estudiantes voltearon a ver al erizo azul que corría hacia Jet, quien lo vio con intriga. El halcón soltó a la eriza con un rápido movimiento para que una media sonrisa adornara su rostro.

–¿Y quién se supone que eres?– cuestionó burlesco.

–Soy el que se encargara de ponerte en tu lugar si vuelves a ponerle un dedo encima a Amy– amenazó Sonic para llegar hasta ella y voltearla a ver –¿Estás bien?– le preguntó con suavidad.

–Eh... sí– respondió ella por lo bajo.

–¡Yo te enseñaré...

–¡Jet the Hawk!– un gritó acalló la amenaza –¡Preséntense a mi oficina inmediatamente!– habló el director de bigote blanco –Usar patinetas en horas de clases está terminantemente prohibido.

El halcón le dio una mirada fría al erizo, y sin decir nada, tomar aquella patineta del suelo y de mala gana dirigirse hacia donde el director yacía. El estruendoso timbre sonó de nuevo, dando a señal que el corto receso había terminado y que era hora de entrar nuevamente al aula.

Los estudiantes empezaron a entrar y poco a poco los jardines a vaciarse, excepto por ellos dos. Amy recogió sus cosas a prisa para colocarlas de nuevo en su mochila y así ponerse de pie.

–¿Te encuentras bien?– preguntó de nuevo el erizo azul.

–Sí, gracias– respondió cortante –Debo irme– dijo sin más para empezar a caminar.

–¡Wow!, ¡Espera!– dijo para seguirle –Este... mi nombre es...

–Sé quien eres– respondió secamente sin verle –Sonic The Hedgehog.

–¡¿Me recuerdas?!– preguntó con una emoción imposible de ocultar.

–Siempre sales en las noticias– aclaró sin detener su marcha –Peleando con el Dr. Robotnik– completó.

–Oh... eso– murmuró con cierta decepción.

–Sí, ahora vete por favor– indicó para verlo al fin –No tengo interés de relacionarme contigo o entablar una amistad contigo.

–¿Eh?– exclamó confundido –Wow, wow, wow ¿Qué he hecho yo para que me trates así?– preguntó con el ceño fruncido. Esa sin duda no era su dulce Amy, esta Amy parecía ser una eriza mucho más seria y tosca.

Amy detuvo su marcha para voltear a verlo con una mirada tan fría como el hielo mismo, haciéndolo estremecer. Sonic sintió que en cualquier momento sacaría su Piko Piko Hammer y le daría la paliza de su vida.

–Nada– respondió al fin –Pero no quiero verte– completó por último y así seguir su camino.

Se quedó en su lugar anonadado por lo que acaba de presenciar. Realmente ella se miraba muy molesta con él; no entendía realmente el por qué, hasta que la pelea que había tenido con ella antes de que todo eso pasara vino a su mente. ¿Sería posible que esta Amy recordara de alguna manera la discusión que habían tenido?, ¿sería posible que por eso estuviera molesta? De ser lo que había dicho Tikal cierto, muy profundo en su interior ella aún lo recordaba, recordaba quien era él y su otra vida juntos. Si Sonic podía invocar aquellos sentimientos desagradables en ella, bien podría atraer aquellos que alguna vez le profeso con tanta devoción.

–... No te preocupes Amy, te traeré de regreso– se dijo mientras la miraba perderse en los pasillos.

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Aquel molesto sonido rezumbo por cada rincón del prestigioso colegio, y una expresión de exasperación vino a él. Parado enfrente de aquellos portones negros de hierro forjado, el erizo azul vio de nuevo aquella prisión disfrazada de instituto educacional. Luego de su breve encuentro con Amy el día anterior, no la había visto más, pues no había tenido más remedio que ir a su salón asignado; pronto descubriría que Amy estaba en un grado diferente al de él y que no compartían ninguna clase juntos, a excepción de educación física, que segundo y tercer año llevaban en el mismo período.

Sonic suspiró pesadamente, y desganado entró de nuevo al campus escolar. No tenía ánimos de estar ahí, pero era un nuevo día para intentar arreglar lo que había hecho mal y retornar a su vida normal. Sonic se detuvo antes de poner un pie dentro del lugar para ver el edificio de cuatro pisos, el cual se miraba imponente; los estudiantes empezaron a entrar y poco a poco todo el campus se vacío, a excepción por aquel estudiante que parecía rehusarse a entrar a las instalaciones educativas.

–Bien...– dijo con un suspiro sin ánimos, dando así el primer paso para entrar cuando unos pasos a la distancia llamando su atención. Sonic logro ver en la lejanía a un rostro familiar, la razón por la cual se obligaba a ir a clases. Amy había llegado tarde.

La eriza rosa paró enfrente de los portones negros que para esa hora yacían cerrados. Su respiración yacía agitada por la carrera que había hecho en un intento para llegar a tiempo. Amy se acercó a las rejas para colocar ambas manos en los barrotes y sacudirlos suavemente.

–Demonios– masculló con angustia. –No puede pasarme esto... no hoy.

–Veo que te levantaste tarde– Amy escuchó decir para buscar la mirada al dueño de aquella voz, y ver al erizo azul sentado en la parte superior del muro de su escuela, frunciendo el ceño al reconocerlo.

–Hmph– exclamó molesta –Me desvele estudiando para una prueba– explicó frustrada. –De hoy– completó con un suspiro de resignación dando media vuelta con el propósito de regresar sobre sus pasos.

–¿Quieres entrar?– preguntó el erizo azul con una sonrisa.

–Vine tarde, no es permitido– respondió deteniendo su marcha sin verlo en ningún momento.

–Oh bueno, pensé que tú prueba era importante– habló Sonic poniéndose en pie y estirando sus brazos para sacudir la pereza. –Supongo que me equivoque.

La eriza apretó sus puños con fuerza y con un suspiro pesado se volteó para verlo de nuevo. Una sonrisa victoriosa se esbozó en el rostro del erizo azul.

–Quiero entrar– susurró –Puedes... mmm... ¿Hacer algo?– preguntó casi inaudible.

Sonic saltó del muro para caer frente a ella asustándola un poco. El erizo azul estiró su mano para sonreírle confiado –Toma mi mano– dijo con seguridad. La eriza lo vio desconfiada, sin hacer lo que él le pedía –¿Deseas dar la prueba?– le recordó. Amy suspiró derrotada y con cierta duda estiró su mano lentamente hasta que sus dedos rozaron la palma de la mano del erizo. Sonic la tomó de la muñeca para halarla hacia él con suavidad y así abrazarla por la cintura.

–¡¿Qué haces?!– exclamó ella con sonroje.

–Vamos a entrar– sonrió el erizo saltando hacia lo más alto de la pared, parando en el bordillo para luego caer del otro lado en los jardines de campus, entrando así a la escuela.

Amy se soltó de él con brusquedad alejándose tanto como pudo una vez tocó el suelo. –¡No vuelvas a hacer eso!– le reclamó con sonroje.

–Perdona, olvide utilizar mis poderes telequineticos para hacerte flotar por el aire– dijo sarcástico –¿Cómo esperabas que lograra hacer que entrarás?

–Pues... pues...– balbuceo con sus mejillas sonrojadas –¡Pudiste abrir el portón!– exclamó molesta.

–No tengo las llaves– respondió el erizo azul sin interés.

–Eres... eres...

–¿No tienes una prueba que dar?– le preguntó arqueando una ceja.

–¡¿Eh?!– exclamó para que aquella expresión de molesta se borrara al instante –¡Lo había olvidado!

–Bien, será mejor que entremos entonces– habló Sonic viendo el edificio nuevamente –Sígueme.

–¿Por qué?– preguntó desconfianza –No te necesito, sé como...

–Ya entraron todos a clases– le interrumpió –Si llegas sólo así a los pasillos y te ve algún profesor tendrás problemas.– le recordó.

–... Ya lo sabía– mintió desviando la mirada.

–Entonces, andando Amy– le sonrió.

Ella lo vio con detenimiento y por un momento se quedó en silencio, perpleja. Sonic la vio algo extrañado por aquella expresión extraña que la eriza ahora tenía, parecía como si hubiese dicho algo malo por su extraña reacción.

–¿Todo bien?– preguntó el erizo azul.

–Eh... sí– respondió colocando una mano sobre la cabeza –Es sólo que... nada– dijo sin más –Andando– ordenó la eriza rosa para empezar a caminar y adelantársele.

–¡Espera!– alzó la voz tomándola del brazo obligándola a parar –¡¿Recordaste algo?!

–¿De qué demonios estás hablando?– preguntó molesta al sentir su agarre –¡Ahora suéltame!– ordenó la eriza rosa, quien se soltó con brusquedad sonrojándose nuevamente –¡No vuelvas a tocarme!

–Es... lo siento– se disculpó Sonic con un dejo de decepción en su voz –Vamos.

Caminaron en silencio de regreso a la escuela, y mientras andaban, Sonic intentaba descifrar en su mente qué era lo que había pasado con Amy, cómo había terminando estudiando en un lugar como ese, pero el recuerdo de cómo se habían conocido se había borrado de su mente gracias a esa nueva realidad, por consiguiente no sabía en que momento la historia se había torcido. Sonic suspiró pesadamente para verla de reojo, ella también se miraba muy pensativa, pero su expresión le daba a entender que fuera lo que fuera que en su mente se encontraba, era algo que la estaba molestando. Su Amy adoraba que él la sostuviera entre sus brazos o tomara de su mano, esta Amy no deseaba ni que sus dedos rozara ni uno sólo de sus cabellos; eso lo hizo percatarse en su cabello nuevamente, de largo hasta la cintura y amarrado con un listo rojo brillante; Amy aún tenía su flequillo como siempre y un par de mechones cortos sueltos que enmarcaban su rostro.

–Es extraño verte con el cabello tan largo– musitó con una sonrisa sin pensar.

–¿Qué?– preguntó volteándolo ver confundida por sus palabras.

–¡Es decir!, te ves como el tipo de chica que anda con su cabello corto– rió nervioso.

–Odio el cabello corto– bufó cortante –Después de lo que hizo el Dr. Robotnik nunca más tuve el cabello corto, yo...

–¿Eggman?– preguntó –¿De qué hablas?

–El Dr. Robotnik colocó una bomba hace tres años atrás en el centro de la ciudad, y se produjo un gran incendio debido a eso– recordó –Yo quede atrapada en medio del incendio.

–Incendio...– repitió en un intento por recordar lo que ella decía.

–Mi cabello se quemó debido al incendio, de no haber sido por los bomberos, yo y otras ciento tres personas hubiéramos muerto o terminando con heridas peores– recordó pensativa –Después de eso, nunca más lo tuve corto otra vez– explicó –La verdad no creo que se mire bien y... espera, ¿Por qué demonios te cuento esto?

–Bueno, tal vez te empiezo a agradar más– sonrió divertido obteniendo una mirada fría y molesta por parte de ella.

–Eso no pasará.

–¿Dime por qué te desagrado tanto?– preguntó el erizo azul observándola molesto.

Estaba cansado de ser tratado como basura por parte de ella; debía de existir una buena razón para que ella estuviera tan afanada de no tener ningún tipo de contacto con él, y él quería saber cuál era. Amy detuvo su marcha y aquella expresión molesta se desvaneció de su rostro, dejándola con una mirada estoica.

–Es porque...– musitó deteniendo su marcha perdiéndose en sus pensamientos –...No valoras nada de lo que hago Sonic– completó.

–¿Eh?– exclamó sorprendido, parando su marcha por igual. Sonic volteó a ver a la eriza, quien parecía estar en un tipo de estado hipnótico, pues sus ojos parecían estar vacíos. Se acercó a ella para observarla con cuidado y pasar una mano frente a sus rostro, a lo cual no pareció reaccionar. Algo extraño estaba pasando. –¿Am...

–Se acabó– musitó apenas audible.

–¿Qué?– exclamó sorprendido –De qué habl... ¿Amy?

Aquella mirada vacía permanecía en la eriza rosa; aún no entendía de qué hablaba, hasta que un recuerdo cruzó por su mente "¡No valoras nada de lo que hago!" eso era algo que su Amy le había reclamo. ¿Sería posible que quien estuviera hablándole en ese momento no fuera la Amy de esa realidad sino su Amy?

–¡Amy, por favor!– llamó con angustia para sujetarla de los hombros –¡Necesito que..

–¿Eh?, ¡Te he dicho que no me toques!– despertó –¡Déjame en paz!– ordenó soltándose de él.

–¡Tú no lo entiendes!– exclamó molesto –¡Te necesito!

–¿Uh?– exclamó confundida.

–¡Tú no lo recuerdas pero tú y yo somos amigos!– le dijo –Yo siempre he acudido a tu rescate, siempre...

–¿Rescate?– interrumpió –La única vez que te necesite tú no estuviste– reclamó molesta.

–¿De qué hablas?

–Cuando el Dr. Robotnik colocó aquella bomba, tú no estuviste– explicó –Ese científico loco casi destruyó toda mi ciudad debido a su invento y jamás apareciste– reclamó –Mis padres tuvieron que mudarse luego de eso. Lo perdimos todo en el ataque.

–¿Padres?– repitió confuso –"Amy es huérfana, lo es desde que nos conocimos, desde que.."– un grito de dolor fue exclamado de su parte. Un intenso dolor de cabeza lo invadió repentinamente obligándolo a apoyarse sobre los casilleros para no caer al suelo.

–¡Eggman puso una bomba en una de las ciudades cercanas Sonic!

¡No hay tiempo Tails!, La familia Acorn está siendo atacada también. Iremos por ellos primero, la familia real es prioridad.

Un recuerdo vino a él, tal y como Tikal se lo había dicho, la nueva realidad empezaba a sobreponerse sobre sus recuerdos antiguos.

–...Por eso no nos conocimos– musitó según se reponía de su intensa jaqueca –Yo escogí la ciudad en la otra realidad– dijo para sí.

Amy bufó con enfado –Tú y yo no somos amigos, nunca seremos amigos, y está pequeña excursión no ha sido algo más que una experiencia para probarme que mi intuición está en lo correcto– habló la eriza rosa con desdén –Eres un erizo problemático y loco que no vale mi tiempo– concluyó para seguir su camino, adelantándose.

–Espera, Amy...

–No vuelvas a acercarte a mi Sonic the Hedgehog– amenazó deteniendo su marcha –Vuelves a dirigirme la palabras y me encargaré personalmente que te expulsen de esta escuela.

En general no escribo notas de autora en Wattpad, sólo cuando realmente quiero aclarar un punto (como ahora XD) Respecto a como Amy y Sonic se conocieron, sí, sé que es con Metal Sonic, y el rapto de Eggman y bla, bla, bla; sin embargo, por propósitos de este fic cambien la manera en que ellos se encuentran. Bien, sin más que decir, su autora se despide. Kat fuera.


¡GrAcIaS pOr LeEr!

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