030
Recuperó la consciencia de forma abrupta, su cuerpo sintiendo un vértigo que le hizo dar un pequeño brinco en su lugar, similar a la sensación de cuando sueñas que te caes a un vacío. Fue un despertar poco atractivo o glamuroso, pero al menos había despertado.
Jimin miró con ojos bien abiertos el techo blanco y liso, su pecho subiendo y bajando con rapidez por el sobresalto de su despertar. Sentía la frente húmeda por el sudor y los dedos de sus manos hormigueaban en una extraña sensación de entumecimiento, también quiso hablar pero sentía la garganta tan reseca como si hubiese tragado un puñado de arena o como si no hubiese usado su voz en muchísimo tiempo.
Pero lo más destacable en medio de todas las sensaciones que le llenaron lentamente tras su despertar fue el dolor paralizante en su cuello. No sabría como describirlo con palabras, era una sensación lacerante y horrorosa, como si hierro caliente corriera por la herida cicatrizada, quemando y arrasando con su cuello de una forma tan intensa que Jimin consideró la idea de cortarse de tajo la piel para librarse de ese dolor.
Abrió la boca listo para gritar de agonía, pero su garganta rasposa no liberó ningún sonido. Angustiado, elevó sus manos para palpar la zona dolorida y al tocarla se dió cuenta de que el dolor no era físico (pues no había herida, ni sangre, ni nada más que la cicatriz) sino algo espiritual y mental. Hundió las uñas en la marca, totalmente desesperado, comenzando a hurgar en su piel con pánico.
"¡Jiminie, Jiminie, basta! ¡Te estás lastimando!" el sollozo cargado de angustia de su madre le llenó los oídos, pero Jimin no se detuvo.
Arañó y pellizcó su propia piel en un intento por desaparecer el dolor que punzaba cada centímetro de su cuello, pero de repente sus manos fueron inmovilizadas por alguien más, evitando que siguiese haciéndose daño.
"¿Qué sucede, cariño? No te hagas más daño" rogó la alfa, sosteniendo contra su pecho las pequeñas manos de su hijo.
Jimin la miró con ojos desorbitados y enrojecidos, casi luciendo completamente enloquecido.
"D-duele, la marca duele, ¡duele!" aulló, arqueando la espalda y retorciéndose sobre la camilla.
"¿L-la marca? Oh, pensé que era por lo que pasó con Yoongi-ssi hace-" la oración de la señora Park se detuvo abruptamente y Jimin la miró con ojos llenos de lágrimas.
¿Lo que le había pasado a Yoongi? ¿Qué cosa...?
De repente, todos los recuerdos del incidente en la habitación de Yoongi regresaron con fuerza a su mente. Recordó la sangre manchando la pijama de Yoongi, recordó su llanto y desesperación, recordó el inconfundible sonido de la maquina de pulsaciones indicando que el corazón de Yoongi había dejado de latir.
Entonces, el dolor en su corazón fue tan grande que opacó por completo el dolor de su cuello.
Sin detenerse a analizarlo, Jimin se sentó sobre la camilla de golpe e intentó arrancarse la intravenosa que le habían clavado en el dorso de la mano derecha, pero de nueva cuenta fue inmovilizado por su madre.
"Jiminie. Detente, cariño, vas a hacerte más daño" rogó la mujer con voz acongojada, Jimin le dió una mirada ofendida.
"¡No me importa! ¡Quiero ver a Yoongi hyung! ¡Necesito verlo una última vez!" gritó, su voz ronca saliendo destrozada, justo como se sentía su corazón en ese momento.
"Cariño, mirame, por favor. Podrás verlo, te lo prometo, él está bien" confesó la señora Park, mientras sujetaba el rostro de su hijo para obligarlo a verla.
"¿B-bien?" exhaló Jimin incrédulo.
"Si, está bien. Lograron reanimarlo a tiempo con el desfibrilador" contó, acariciando las mejillas de Jimin en un intento por arrullarlo. "Ahora mismo está sedado y descansando, no permiten visitas para él para evitar volver a provocarle un ataque de ansiedad" añadió, sorbiendo la nariz.
Jimin parpadeó un par de veces sin poder creerlo, pero al final asintió y volvió a recostarse lentamente, mientras su mirada se perdía en la lejanía y su cuerpo de destensaba.
Yoongi estaba bien, no se había... estaba vivo. Eso era lo único importante.
"Iré a llamar a la doctora, ¿te duele mucho el cuello?" preguntó su madre, mientras le acariciaba el cabello con delicadeza, casi como si temiese alterarlo de nuevo.
Jimin tanteó con sus dedos su cuello, dándose cuenta de que el dolor seguía allí, sin embargo, sentía su cuerpo tan entumecido y ajeno que ya no tenía fuerzas para gritar o retorcerse de dolor como minutos antes. Era como si fuese un ente habitando un cuerpo que no era suyo, podía sentir el dolor pero no reaccionar ante él.
Era aterrador.
"Si, me duele" Jimin terminó por murmurar, mientras alejaba sus dedos de la cicatriz de su cuello.
Su madre asintió con lagrimas en los ojos y dejó una suave caricia sobre su cabeza, antes de salir de la habitación en busca de la doctora. Jimin se quedó allí, con la mirada perdida en el blanco techo, recordando una y otra vez la escena que sus ojos presenciaron antes de desmayarse y... su pechó se apretó dolorido.
Todo el tiempo que conocía a Yoongi (casi un año, ya) lo había apreciado como un ser fuerte e invencible, siempre lo había admirado muchísimo por la valentía que había tenido para salir de un hogar toxico lejos de un alfa abusador, en su mente jamás había pensado que lo vería rendirse, por su mente jamás pasó la posibilidad de que él quisiese... acabar con su vida.
Era doloroso, un hombre tan resiliente como Min Yoongi cayendo en un pozo tan hondo que solo el suicidio le supusiese una escapatoria... Jimin no podía siquiera procesarlo.
Tuvo que morder sus labios para no soltar un sollozo ante su propio pensamiento y subió una de sus manos para cubrir sus ojos cristalizados, ah, toda esa situación era tan surreal. ¿Por qué no podía volver en el tiempo, a la época antes del secuestro, cuando su hyung era un omega feliz y rellenito? Daría lo que fuese para volver allí, a su lugar seguro entre los nidos y la calidez del cuerpo suave y blando de Yoongi.
Pero no podía, el maldito de Lee Jinho le había robado esa felicidad.
"¿Joven Park?"
La educada voz de una mujer le sacó de sus deprimentes pensamientos. Con desgano, Jimin dirigió la mirada hacia su costado, descubriendo que la dueña de aquella voz era una joven doctora.
"¿Cómo te sientes?" preguntó ella con cortesía, mientras se acercaba a la camilla con una sonrisa amable en los labios.
Horrible. Me siento peor que la mierda, pensó para sus adentros, mientras el recuerdo de toda la sangre de Yoongi regada en el suelo le llenaba la mente.
"Me duele el cuello" respondió en cambio, tragándose sus depresivos pensamientos.
La doctora tarareó comprensiva y, con mucho cuidado, le tomó del mentón para hacerle girar el rostro hacia a un lado, dejando la cicatriz de su marca a la vista.
"¿Es un dolor físico?" preguntó la mujer, mientras palpaba con su dedo índice (y cubierto de un guante de látex) la zona alrededor de la marca.
"No, es algo más, uhm..." Jimin trató de explicar, pero no encontró las palabras correctas para describirlo.
"Psíquico" resolvió la mujer con una mirada de entendimiento.
Jimin asintió con una mueca de disgusto y la doctora apartó la mano de su cuello.
"Se me ocurren dos razones. La primera, el alfa que te marcó está por entrar en celo y el lazo te está exigiendo que te reúnas con él. La segunda, el lazo por fin se está rompiendo" explicó la mujer y Jimin sintió su espalda llenarse de escalofríos.
"L-lo del celo no es... no es posible" murmuró, con los labios temblorosos. "Hace menos de cuatro meses lo tuvo y ya- uh, ya pasé por todo eso" confesó, con el amargo recuerdo de esos dolorosos días aún frescos en su memoria.
"Entonces el lazo definitivamente se está rompiendo" confirmó la doctora, mirando el cuello de Jimin con una expresión critica. "La marca por fin cicatrizó, según tu expediente, hace unos meses aún era una herida abierta y para nada saludable. Es por eso que el proceso de rompimiento del lazo no había empezado, pues seguía sin cerrarse, pero ahora... tu marca luce justo como la de un lazo débil" apuntó, con tono lleno de resolución. "Si fuese un lazo normal debería lucir brillante, pequeña y rosada pero la tuya se ve opaca y ligeramente amarillenta"
"Que se vea así... ¿Es una buena señal?" preguntó con preocupación la señora Park, que había permanecido en silencio en una esquina todo ese tiempo.
"Si este fuese un caso normal, sería terrible porque ningún omega desea un lazo roto. Pero dadas las circunstancias del lazo del joven Park, ésta es una gran y excelente noticia, pues el tiempo de curación estimado era mayor y al final tomó menos tiempo del evaluado"
Jimin parpadeó aturdido por la gran cantidad de información y tuvo que cubrir sus ojos con el dorso de su mano por un segundo.
Romper su lazo... tiempo atrás había sonado completamente imposible.
Pero ahora la posibilidad estaba allí, al alcance de sus manos. Ya no solo era una fantasía de su deprimida y exhausta mente, sino una realidad que en cualquier momento sucedería.
Jimin no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas otra vez.
"Eso sí, el joven Park debe prepararse para lo que viene" advirtió la doctora con tono preocupante, Jimin alejó las manos de su rostro para poder mirarla. "La fase del rompimiento del lazo es la más dolorosa y peligrosa, si no sigues el debido protocolo podrías entrar en un severo cuadro depresivo o hasta... morir"
Un doloroso nudo se formó en la garganta de Jimin al escuchar esa sentencia.
Morir. Meses antes habría deseado que el maldito lazo lo matara de una buena vez y lo liberara de aquella vida de dolor y humillación, pero ahora...
Ahora no podía morir. Yoongi y el bebé lo necesitaban más que nunca.
"¿Qué debo hacer para evitar los mayores riesgos posibles?" preguntó con voz rasposa, mientras miraba a la doctora con determinación.
"Aceptar tener un alfa de compañía"
La bilis rápidamente le subió por la garganta, pero Jimin se aguantó las ganas de vomitar con mucho esfuerzo.
La compañía de un alfa, claro... Parecía que era biológicamente imposible salir adelante sin la ayuda de uno, no importaba cuánto los rechazara, su naturaleza omega siempre le haría necesitar de uno al final del día.
"Está bien" aceptó Jimin, tragandose su orgullo y su disgusto.
Si, lo haría. No importaba cuánto asco sintiese. Lo haría y rompería ese maldito lazo para ser libre de una vez por todas.
Lo haría por Yoongi. Por el cachorro.
Pero, sobre todo, por él mismo. Necesitaba recuperar su vida, sus sueños y futuro.
"Excelente. Haré que te asignen uno lo más pronto posible" prometió la doctora, luciendo aliviada.
"Solo tengo una condición" se apresuró a decir, con la mirada completamente seria.
"¿Cual?" preguntó la doctora con genuina curiosidad.
"Que me dejen ver a Yoongi hyung para Año Nuevo" sentenció con firmeza, sus ojos tan serios que no dejaban lugar para las dudas.
"Pero, cielo, eso podría-" su madre quiso replicar con preocupación, aún así, Jimin no la miró a ella.
"Quiero ver a Yoongi hyung y darle su regalo" insistió con tono más contundente, casi feroz.
La doctora parpadeó, luciendo visiblemente impactada por su repentino e inesperado comportamiento.
"El señor Min será trasladado al pabellón psiquiátrico en cuanto se estabilice, no creo que se pueda"
El corazón de Jimin se detuvo ante aquellas palabras, pues no se había esperado que los doctores tomaran esa medida para la recuperación de Yoongi, aunque sabía que era la más prudente después de su intento de suicidio.
"Pueden poner a una docena de enfermeras a monitorearnos si quieren, pero necesito que me dejen verlo antes de que se lo lleven" gruñó, de repente sus ojos brillando de ese tono plateado que caracterizaba a su lado animal.
Tanto la doctora como la señora Park se paralizaron ante aquella mirada, sus rostros llenos de incredulidad. Pero eso a Jimin no le importaba en lo absoluto, él solo quería ver a Yoongi y regalarle un pequeño momento de felicidad antes de que el año terminara.
Su hyung lo merecía. Merecía eso y más.
"Si no tuviese la seguridad de que el joven Park es un omega gracias a su expediente médico, yo realmente pensaría que es un alfa" murmuró la doctora, saliendo de su estupor. "Bien, tú ganas, haré todo lo que esté en mis manos para que te autoricen la visita y quizás... algo más"
Después de esa promesa, la doctora le sonrió a la madre de Jimin y salió de la habitación, dejando solos a los Park.
"Yo... lo siento, no sé qué me pasó" murmuró Jimin con tono profundamente apenado, mirando por fin a su madre.
La alfa le miró con una expresión indescifrable por largos segundos, antes de soltar una risita y acercarse a la camilla dónde él reposaba.
"Oh, Jiminie, tú siempre me has sorprendido" tarareó su madre, mientras le acariciaba el cabello con dulzura. "Desde el momento en que estaba embarazada de ti supe que serías una fuente interminable de sorpresas, después de todo, no se supone que yo pudiese concebir, soy una alfa" suspiró, mirando a su hijo con extrema adoración. "Eres un milagro de la naturaleza, mi pequeño milagro de la Diosa Luna capaz de romper las normas básicas de la biología con su simple existencia. Créeme, que tengas arranques de comportamientos alfa es lo mínimo que podría sorprenderme cuando tienes genes alfas de parte de tus dos padres" bromeó la mujer, dejando un casto beso sobre la frente de Jimin.
"Pero es raro..."
"Bueno, si, un poco. Pero da igual" resolvió la mujer, restándole importancia con un encogimiento de hombros. "Eso no es importante ahora, lo importante es que romperás ese lazo y verás a Yoongi-ssi recuperarse"
Al escucharla, Jimin mordió su labio inferior, tratando de contener las lágrimas que se amontonaban en el borde de sus ojos.
"¿En serio crees que lo lograremos?" susurró, con la voz hecha un hilo.
Su madre sonrió y le sujetó una mano una mano con fuerza, tratando de transmitirle todo su apoyo en aquel gesto.
"Claro que si, Jiminie, tú siempre atraes milagros"
Y Jimin decidió creerle a su madre, pues lo que más necesitaba en ese momento era aferrarse a una esperanza.
Jimin tomó una fuerte bocanada de aire al frenar su andar frente a aquella puerta cerrada, llenando sus pulmones del suficiente oxígeno como para cargarse de valor y entrar a aquella habitación del hospital dónde, sabía de antemano, descansaba Yoongi.
Había pasado una semana exacta desde Navidad, una semana dónde no había visto ni una sola vez a Yoongi por recomendación de su psiquiatra.
Pero había llegado el momento de volver a verlo. Ese día, 31 de diciembre, por fin le dejarían reunirse con su hyung después de su intento de suicidio.
Decir que estaba nervioso y algo aterrado sería un eufemismo.
"¿Estás nervioso?" la voz dulce de la enfermera que le acompañaba interrumpió la ola de ansiedad que le embargó con solo sostener el picaporte de la puerta.
Jimin giró su rostro un poco para poder verla a la cara y, con una sonrisa tímida en los labios, asintió en respuesta.
"No sé qué esperar, ¿y si mi presencia lo pone mal?" murmuró, inseguro.
Y es que la estabilidad mental de Yoongi era tan frágil y voluble que Jimin no sabía de qué manera podría reaccionar a algo tan simple como verse después de días separados.
"¿Bromeas? Cada que le llevo su almuerzo pregunta por ti" confesó la joven enfermera, mientras sonreía con afecto.
Jimin sintió su corazón llenarse de calidez ante esas palabras. Era tan bonito para él saber que Yoongi seguía pensando en él incluso en sus peores momentos, siempre teniéndolo en mente sin importar qué.
Aquello le hizo terminar de convencerse y abrir de una vez por todas la puerta de la habitación, su respiración atorandose en su garganta en el mismo momento en que puso un pie dentro y la oscuridad le recibió.
"¿Hyung?" llamó con tono inseguro, mientras daba pequeños pasos dubitativos para orientarse dentro de la habitación en penumbras.
"¿Jiminie?" respondió Yoongi enseguida, su voz escuchandose increíblemente ronca.
Justo en ese momento la luz de la habitación se encendió y Jimin por fin fue capaz de divisar la presencia de Yoongi, quién permanecía recostado sobre la camilla llena de esponjosas mantas.
Oh, Yoongi había anidado en la camilla.
"Hola, hyung" saludó con una sonrisa nerviosa, mientras se quedaba quieto en su lugar, sin saber qué hacer o a dónde moverse.
Yoongi se reincorporó sobre el colchón con lentitud, quedando sentado en medio del revuelto nido mientras le ofrecía una sonrisa apenada y una mirada cansada.
"Estás aquí" suspiró Min, sonando bastante incrédulo. El corazón de Jimin se apachurró dentro de su pecho. "¿Puedes acercarte, por favor?" pidió, palmeando el pequeño espacio a su lado.
Los ojos de Jimin no pudieron evitar mirar los vendajes alrededor de la delgada y pálida muñeca de Yoongi, recordándole de nuevo el terrible suceso de la semana anterior.
Tuvo que morder su labio inferior para evitar que temblara y, en cambio, caminó con lentitud hasta la camilla de Yoongi, con los nervios provocando que sus piernas se sintiesen como gelatinas.
"¿Cómo has estado, hyung?" preguntó en cuanto se sentó cuidadosamente en el colchón al lado del otro omega, su espalda tensa y sus sentidos alerta por si cualquier molestar atravesaba el rostro ajeno.
Yoongi le miró con intensidad por varios segundos y sin decir nada, sus tristes ojos marrones luciendo como profundos pozos de melancolía pero, a pesar de eso, la belleza de su mirada era innegable. Y Jimin se sintió temblar con tan solo aquella mirada, todo su cuerpo picando por las ansías y la expectativa de saber cuál sería el próximo movimiento de Yoongi.
"No trates de fingir que todo está bien entre nosotros, Jimin" exhaló Yoongi por fin, apartando su profunda mirada de Jimin y agachando la cabeza con aire desconsolado.
"¿Qué? ¿De qué hablas, hyung? ¡Todo está bien con nosotros!" exclamó asustado, mientras estiraba su mano para sostener la fría mejilla del otro omega.
Vió los hombros de Yoongi temblar y escuchó un sonido ahogado abandonar sus labios, como si estuviese aguantando sus ganas de llorar, pero aún así no podía ver su expresión pues Yoongi se negaba a levantar la mirada.
"¿Cómo puede estar todo bien cuando intenté... cuando casi te abandono?" susurró el omega azabache, frotando con su dedo pulgar el vendaje en su muñeca izquierda.
"Hyung, yo- ¡no estoy enojado por eso!" Jimin casi ahogó con su propio aliento, desesperado por hacerle notar sus verdaderos sentimientos a Yoongi.
"¿En serio no me odias por querer abandonarte? ¿Por haber intentado quitarme la vida sin pensar en ti?" exclamó incrédulo, alzando la vista para mirarle con los ojos irritados por las lágrimas retenidas.
"¡¿Por qué debería importar eso?!" gimió Jimin con tono quejumbroso, su ceño fruncido en exasperación y sus labios temblorosos. "¿Por qué ésto debe ser sobre mi? ¡Hyung, el que estuvo en peligro fue usted! ¡La preocupación debe ser sobre su salud, no por lo que yo piense!" sollozó, echando sus brazos alrededor de los hombros de Yoongi para aferrarse a él en un abrazo que no pudo seguir conteniendo.
Se aferró a él como si su vida dependiese de ello, hundiéndose en la sensación de tener entre sus brazos a su omega, justo como en los viejos y buenos tiempos. Oh, se sentía como si hubiese pasado toda una eternidad desde la última vez que abrazó a Min Yoongi y disfrutó de la cercanía de su cuerpo cálido y delgado.
"No estoy enojado por lo que pasó, hyung, ¿cómo podría? En todo lo que podía pensar al sentir que te perdía era en que debía esforzarme por salvarte, en que debía ayudarte a que recuperaras tu felicidad y apoyarte en tu recuperación" murmuró sobre el hombro de Yoongi, sus lágrimas empapando la tela de la pijama ajena. "Nadie lo culpa por lo que intentó hacer, hyung, usted es la víctima en todo esto. Solo le pido a la Diosa que le ayude a recuperarse para que jamás vuelva a pensar que esa es la solución"
Yoongi, quién había permanecido inmóvil durante todo el abrazo, de repente soltó un fuerte sollozo y aferró entre sus dedos un puñado de la camiseta de Jimin, como si temiese que algo o alguién lo apartara de su lado. De hecho, lo abrazó con tanta fuerza que Jimin sintió sus costillas doler pero no se quejó, en cambio, sostuvo con más gentileza a Yoongi, dejándolo llorar sobre su hombro todo lo que fuese necesario.
Permanecieron en aquella posición varios minutos, hasta que poco a poco los sollozos y gimoteos tristes de Yoongi fueron tranquilizándose hasta que se convirtieron en simples hipídos entrecortados, lentamente Yoongi se separó del abrazo y miró a Jimin con pequeños ojos tristes pero agradecidos, provocando que el corazón de Jimin diera un vuelco dentro de su pecho.
"¿Mejor?" murmuró Jimin, presionando su frente sobre la de Yoongi, aspirando profundo para poder captar su olor.
Lamentablemente, parecía que Yoongi había tomado supresores, pues no había ni rastro de su reconfortante aroma a té de limón y miel, ni mucho menos alguna feromona que le indicara su estado de ánimo.
"Ujum, gracias, Jimin" respondió Yoongi con tono más sereno, mientras restregaba su nariz contra la de Jimin en un torpe beso esquimal.
Jimin sonrió ante el meloso gesto y, por un momento, sintió como si todo hubiese vuelto a la normalidad, como si ellos siguiesen siendo los mismos omegas cursis del refugio que amaban acurrucarse todo el día en nidos calentitos.
Aunque la realidad fuera que ya no lo eran.
"Bien, entonces quiero hablarte un poco del motivo de mi visita" dijo Jimin, separándose un poco de Yoongi para poder mirarlo a la cara con entusiasmo.
"¿Ah, si? ¿Y cuál es?" preguntó Yoongi con curiosidad, mientras alzaba una de sus oscuras cejas.
"Tienes que salir de la habitación para descubrirlo" tarareó Jimin con una sonrisita juguetona en los labios.
Pero su sonrisa se borró al notar como el cuerpo entero de Yoongi se tensaba y sus ojos se llenaban de miedo.
"¿Salir de la habitación?" Yoongi masculló, con la voz entrecortada.
Fue verlo y sentir que estaba viendo a su yo del pasado, ese Jimin recién llegado al refugio que temía la sola idea de salir de su habitación. Su corazón se apretó ante la realización, pues nunca imaginó que algún día los papeles se invertirían y que ahora fuese Yoongi el que estuviese completamente asustado de salir al mundo.
"Tranquilo, hyung, solo iremos a la azotea del hospital y una enfermera estará cuidandonos de cerca" Jimin se apresuró a explicar, mientras sostenía entre sus manos el rostro suave de Yoongi.
Yoongi pareció pensarlo seriamente por largos segundos, antes de terminar asintiendo lentamente a la propuesta de Jimin.
Jimin ayudó a Yoongi a salir de la cama con cuidado, asegurándose de rodearle los hombros con una de las mantas perfumadas (con el aroma a alfa de Hoseok) de su nido para que se sintiese cómodo y protegido. Después de haberle indicado que se sentara sobre una silla de ruedas (le pidió una al personal del hospital para evitar que Yoongi se agotara, pues seguía algo débil), ambos salieron de la habitación sin mayor problema, recorriendo los blancos pasillos que Jimin ya se sabía de memoria.
Pronto estuvieron ambos abordando el ascensor, con la amable enfermera siguiéndoles de cerca pero nunca invadiendo su espacio personal. Para cuando llegaron al último piso, Jimin sentía el vientre llenarse de mariposas gracias a los nervios y la emoción.
"¿Listo, hyung?" preguntó, mirando la puerta que dirigía al exterior de la azotea del hospital.
"Cuando se trata de ti, siempre lo estoy" confesó Yoongi, con un tono dulce y afectuoso.
Jimin casi sintió sus lágrimas conmovidas caer por sus mejillas ante tan dulce respuesta, pero se las aguantó a como pudo y, en cambio, se decidió a abrir la puerta, empujando la silla de ruedas para que Yoongi pudiese apreciar lo que había al otro lado.
"Oh, Jiminie..."
La sorpresa no era nada extravagante, ni cara, mucho menos algo demasiado original. Se atrevería a decir que era, de hecho, demasiado cliché, pero Jimin había puesto cada gramo de su cariño en ella y se notaba con tan solo mirarlo. Y es que, en el centro de la azotea, había una esponjosa manta azul extendida con pequeños almohadones regados por todas partes, casi como si fuese un enorme nido sin llegar a serlo.
Pero lo increíble no era eso, no, lo increíble es que había una gran cantidad de postres cuidadosamente acomodados alrededor del casi-nido, desde galletas espolvoreadas hasta pastelillos glaseados, algunos con chispas, otros con rellenos cremosos, había de todo.
Porque si, Jimin había vuelto a preparar todos los postres que se habían desperdiciado en el primer regalo de Navidad, y hasta había hecho otros cuantos más.
"¿S-son todos para mi?" susurró Yoongi algo incrédulo, mientras miraba con brillantes ojos la gran variedad de postres delante de él.
"Si, recordé que habías dicho que amabas los postres y, bueno, yo soy bueno en repostería" explicó, encogiendose de hombros con facilidad.
Yoongi le sonrió altamente conmovido y se levantó con cuidado de la silla de ruedas para poder rodearlo en un apretado abrazo que transmitía toda su gratitud. Jimin suspiró contento ante aquel acercamiento y acarició la nuca de Yoongi, apretandose más contra el cuerpo ajeno como si buscase fundirse en él y convertirse en uno solo.
"Anda, hyung, tome asiento y coma todo lo que guste" instó Jimin, rozando sus labios sobre la frente ajena con suavidad, un roce apenas perceptible y similar al toque del pétalo de una rosa.
Yoongi asintió y se separó lentamente del cálido agarre de Jimin, antes de caminar hasta dónde la manta estaba para sentarse en medio de ella, dándole a Jimin la imagen más dulce y adorable. Yoongi allí, en medio de almohadones esponjosos, postres y mantas mientras miraba todo con ojos brillantes era, sin dudas, la escena más tierna que Jimin jamás hubiese presenciado.
"Oh, dios, ésto sabe fabuloso, Jiminie"
Jimin sonrió, su corazón lleno de dicha al ver a su hyung comer los postres que hizo con tanto esfuerzo. No tardó en caminar hacia él para sentarse a su lado y, casi enseguida, sintió a Yoongi empujar una galleta contra sus labios, animandolo a probar su propia creación.
Jimin sonrió y masticó el postre con lentitud, sin prestarle verdadera atención al sabor o la textura pues en lo único que podía concentrarse era en la sonrisa genuina de Yoongi, su corazón hinchandose de orgullo al saber que él había sido el causante de esa felicidad.
Sentía que había pasado una eternidad desde la última vez que tuvieron un momento así, solo ellos siendo felices juntos.
"Hyung, lo amo mucho" susurró, sin poder contener todos los sentimientos que su pecho contenía.
Yoongi le miró sorprendido ante aquella confesión tan inesperada y, con las mejillas ligeramente sonrojadas, limpió las migajas regadas sobre sus labios antes de acercarse lentamente hacia Jimin, con sus oscuros ojos dedicándole una mirada suave y cariñosa.
"Yo también, Jiminie" respondió, antes de presionar sus labios juntos en un rápido y corto beso, tan efímero que Jimin apenas pudo reaccionar.
Su lobo pareció aullar de dicha y su corazón se agitó tanto que temió que se le saliera del pecho, pero Jimin no le prestó atención. En cambio, sujetó el cuello de la pijama de Yoongi con una de sus manos, tomando al otro omega por sorpresa ante el inesperado gesto y, sin pensarlo demasiado, tiró de la tela para acercarlo de nuevo a él, estampando sus labios juntos en otro beso.
Los labios fríos de Yoongi encajaron a la perfección con sus labios pomposos y Jimin sintió cómo toda su vida volvía a cobrar sentido mientras movía su boca con delicadeza sobre la de Yoongi, besándole con mucho cuidado y precaución.
Yoongi correspondió después de unos segundos, subiendo su mano hasta la redonda mejilla de Jimin para sostenerla con cariño, sintiendo cómo su cuerpo se llenaba de cosquillas ante el roce lento de sus labios. Ah, había pasado una eternidad desde la última vez que había besado a su omega, ¿cómo había podido sobrevivir tanto tiempo sin deleitarse con la dulzura de aquellos labios?
Con cuidado y sin dejar de besarse, Yoongi se las arregló para terminar sentado sobre el regazo de Jimin, con ambos brazos rodeandole el cuello mientras le besaba con la boca abierta, restregando su lengua húmeda contra la de Jimin en un vaivén suave, tomándose su tiempo y sin apresurarse.
Era perfecto y no querían despegarse, pero tuvieron que hacerlo. Necesitaban respirar, así que la falta de aire fue la causante de que sus labios se separaran de mala gana.
"Te extrañaba... así" murmuró Yoongi, restregando sus narices juntas en un inocente beso esquimal para recalcar la obvia cercanía de sus cálidos cuerpos.
Jimin suspiró, sin poder contener su sonrisa de felicidad.
"Yo también, hyung" susurró Jimin de vuelta, apretando sus manos sobre la base de la espalda de Yoongi para acercarlo más, sus pechos tan juntos que ni el aire podría pasar entre ellos.
Ante su respuesta, vió a Yoongi suspirar con una diminuta sonrisa tirando de sus labios, sus ojos oscuros se llenaron de un brillo que tenía tiempo sin ver y Jimin se sintió dichoso de apreciar cómo aquel rostro pálido volvía a llenarse de vida, aunque fuese solo por aquel momento.
"Estoy... feliz" murmuró Yoongi, con un tono casi ingenuo, como si no pudiese creer su propia felicidad. "Y es todo gracias a ti, siempre es gracias a ti"
"Oh, hyung, yo no..."
"No como ese día, ese día me sentí tan vacío, tan asqueado de mi propia existencia" dijo de repente, a Jimin le tomó un par de segundos darse cuenta de que hablaba del día del... incidente. "Me olvidé de todo, solo podía pensar en Jinho, en lo que me había hecho, en lo miserable que me sentía"
"Pero... ¿por qué, hyung? El día anterior a ese, yo lo había visto bien. Hasta parecía emocionado por Navidad" susurró Jimin, apretando sus gruesos labios en una línea, luciendo mortificado.
Yoongi suspiró y encogió el cuerpo, haciéndose pequeño entre sus brazos, luciendo vulnerable y frágil. Jimin se arrepintió de preguntar, temeroso de provocarle otro ataque de pánico.
"Porque cuando desperté me dolían los pechos" respondió simplemente, como si con eso se explicara todo.
"Le dolían... ¿los pechos?" Jimin parpadeó sin entender la verdad tras ese hecho. "Lo siento, hyung, pero no entiendo" se sinceró, mientras acariciaba la nuca del omega mayor con dedos gentiles.
Yoongi no respondió de inmediato, se tomó su tiempo. El silencio se extendió entre ellos, tenso, cargado de una severidad que Jimin no terminaba de entender aunque trataba de hacerlo. Yoongi se movió más cerca, su rostro quedando oculto entre el cuello de Jimin, su nariz presionándose contra su glándula de olor en busca de la dulce fragancia a manzanas y canela.
"Me dolían los pechos porque los tenía llenos" explicó Yoongi, por fin, su voz sonando amortiguada.
Jimin abrió los labios, dispuesto a preguntar a qué se refería con eso, pero la realización llegó antes de que pudiese emitir palabras. Oh, Yoongi se refería a sus pechos llenos de leche, esa leche que debería usar para amamantar a su cachorro.
"Durante todo este tiempo estuve esforzándome por olvidarme de la existencia de... él" murmuró Yoongi, con voz entrecortada y débil, a Jimin no le gustó la manera en que se escuchó Yoongi al referirse a su hijo, pero no dijo nada. "Quería fingir que no existía, porque recordarlo era recordar a Jinho y todo lo que me hizo pero... ¿Pero como iba a fingir que no existía si mis pechos dolían porque estaban cargados de leche? No lo he alimentado ni una sola vez desde que nació y... dolían y estaba mojando mi pijama" sollozó de repente y Jimin se alarmó, no quería que llorara.
¿Y si ese llanto terminaba en otro ataque de pánico?
Jimin inhaló, listo para llamar a la enfermera que esperaba por ellos al otro lado de la puerta de la azotea. Pero Yoongi se aferró a él, restregando su mejilla contra su piel, buscando empaparse con su olor desesperadamente, en cuanto las feromonas de Jimin cubrieron a Yoongi, éste se tranquilizó un poco.
"Entonces me sentí horrible, asqueroso y malo" gimoteó, sus lágrimas mojando la piel del cuello de Jimin.
"Hyung, no diga eso, usted no es malo" Jimin dijo, su tono afligido mientras acariciaba la cintura de Yoongi con sus dedos en suaves toques.
"No, Jimin, yo sé que soy malo. El recordatorio fue mi propio cuerpo, ¡ni siquiera he sostenido a mi... al niño para amamantarlo!" exclamó horrorizado, su voz saliendo aguda y rara. "Si no estuviese recibiendo tu ayuda y la del hospital, probablemente mi descuido y desapego con él ya lo hubiesen... él ya no estaría vivo. Y ni siquiera podía sentirme del todo culpable, no pude sentir miedo de esa posibilidad. ¿Sabes qué sentí, Jimin? Sentí alivio de eso, pensé en que eso sería lo mejor para él y para mí, ¿qué clase de madre-? No, ¿qué clase de ser humano se alegra de que un cachorro termine así? Solo alguien malo, un monstruo. Y yo lo soy, soy tan malo, un mal omega"
Jimin se quedó sin palabras, tenso y quieto sobre su lugar, sin saber qué hacer o qué decirle a Yoongi. La bilis le subió por la garganta y tuvo que tragarse la arcada con dificultad ante las inminentes ganas de vomitar que le invadieron ante la cruda sinceridad de Yoongi.
Pensar en el cachorro muerto por la negligencia de Yoongi y que Yoongi no se sintiese culpable... No, de solo imaginárselo se llenaba de escalofríos. Ese no era el Yoongi que había conocido en el refugio, el que había estado dispuesto a dar su vida con tal de proteger al bebé en su interior, el que incluso le gruñó una vez por haberse atrevido a intentar golpearle el vientre.
Ese Yoongi sano y que amaba a su cachorrito incondicionalmente no era el mismo Yoongi marchito y enfermo que tenía entre sus brazos.
Oh, maldito fuese Lee Jinho, él era el culpable de que Yoongi se hubiese perdido a si mismo por culpa del trauma y el dolor.
"Y eso me hizo sentir tan asfixiado que no podía respirar sin que doliera. Todo lo que quería era liberarme de esa opresión, de la culpa, quería ser libre del dolor que me aplastaba el pecho y... me olvidé de ti, me olvidé de nosotros" jadeó, enterrando las yemas de sus dedos sobre los hombros de Jimin, como si necesitara agarrarse de algo para no caer.
Jimin lo sostuvo más cerca, tratando de evitar que sus propias lágrimas cayeran por su rostro. Tenía que ser fuerte, por Yoongi, por los dos.
"A veces, cuando mi lobo no me llena de sentimientos horribles todo el maldito tiempo, siento ganas de verlo. De conocer su rostro y descubrir si es igual a como me lo imaginé" confesó Yoongi, antes de separarse de Jimin para verlo a los ojos. "Pero luego todo vuelve a ir mal y lo único que quiero es que su recuerdo desaparezca" sollozó, lágrimas cayendo de nuevo por sus pálidas y delgadas mejillas. "¿Cómo puedo desear eso, Jimin? ¿Cómo? Si lo llevé aquí dentro durante ocho meses" masculló, apretando su mano sobre su vientre plano y vacío.
"Hyung-"
"¿Tú lo has conocido?" preguntó de repente, interrumpiendo a Jimin.
"Si..."
Yoongi se quedó en silencio y segundos después, mordió su labio con nerviosismo, luciendo indeciso.
"Entonces... ¿él es bonito?" preguntó, con tono inseguro.
"El más hermoso, hyung" respondió Jimin con sinceridad y cariño, el rostro de Yoongi se oscureció de pronto.
"¿A quién...?" su voz se cortó y Yoongi tuvo que tomar una bocanada de aire para estabilizarse. "¿A quién se parece?" susurró con temor, su cuerpo entero temblando.
Jimin sintió que el estómago se le caía hasta al fondo al entender el miedo de Yoongi. Tenía miedo de que el cachorro se pareciera a Jinho.
"A usted, hyung" aseguró y era verdad. "Es una mini copia suya, hasta tiene el mismo lunar de aquí" señaló, presionando su dedo sobre el diminuto lunar sobre el pómulo de Yoongi. "No tiene nada de él, ni un solo pelo"
La tensión en el cuerpo de Yoongi pareció drenarse ante aquella afirmación y asintió, pareciendo satisfecho y hasta un poco orgulloso.
"¿Le has puesto un nombre?"
"Jamás me atrevería, hyung, eso le corresponde a usted"
"Mhm, podrías ponerle uno, ya que lo has cuidado más que yo" susurró Yoongi, con una sonrisa amarga en los labios.
"No podría..."
"En ese caso, creo que debería decirte el nombre que tenía planeado" Yoongi se sonrojó de repente, luciendo algo nervioso.
El corazón de Jimin se agitó de emoción.
"Por favor, ¿cuál es?"
Yoongi se tomó su tiempo, pareciendo bastante inseguro de revelarlo. Jimin solo sintió la expectación crecer en él y casi se sentía vibrar de la emoción.
Darle un nombre al cachorro era importante, era hacerlo más real para Yoongi. Que fuese consciente de su existencia.
"Beomgyu" soltó en voz bajísima, su respiración algo agitada. "Pero si no te gusta puedes llamarlo de cualquier otra-"
"Me encanta. Min Beomgyu. Suena hermoso, hyung"
Yoongi asintió, visiblemente satisfecho con el halago.
"Me alegro de que, uh, de que te tenga a ti para que lo cuides" murmuró cabizbajo, ocultando su mirada tras su largo flequillo azabache. "Si no logro recuperarme, confío en que tú serás un buen-"
"No" cortó Jimin con decisión, su voz sonando algo fuerte. Yoongi se encogió asustado por el cambio de tono y Jimin se maldijo por dentro. "Lo siento, hyung, no quise alzarle la voz" dijo sinceramente arrepentido, antes de dejar un par de besos sobre las húmedas mejillas de Yoongi.
"Está bien, Jimin"
"No, no lo está. Hyung no me ha tratado mal, yo no debería tratarlo mal" razonó, antes de suspirar. "Pero lo que quería decir era que no dijera que yo seré un buen padre, al menos de Beomgyu" tragó, deslizando su mano sobre la barbilla de Yoongi para alzarle la mirada con suavidad. "Va a recuperarse, hyung, lo sé, confío en usted. Va a recuperarse y va a ser la mejor mami del mundo, va a amar muchísimo a su bebé y no va a necesitar de que yo lo reemplace o me quede con su custodia"
"Pero, Jimin..."
"Se lo juro, Yoongi hyung, crea en mi" urgió, sintiéndose algo desesperado. Yoongi le miró afligido, con lágrimas nuevas a punto de escaparse de sus ojos. "La única forma de que yo me convierta en el padre de Beomgyu es que usted me pida ser su segunda mami, serlo porque somos pareja y quiere criarlo conmigo. Juntos"
Yoongi mordió su labio inferior, mirándole con un montón de sentimientos imposibles de descifrar. Al final, terminó asintiendo mientras sorbia su enrojecida nariz con una sonrisa temblorosa en los labios.
"Si, Jiminie, creo en ti" aceptó, antes de apoyar su frente sobre la de Jimin. "No puedo creer que tengas más fe en mi que yo mismo" rió triste, el sonido saliendo acuoso y frágil. Jimin se aferró a él, tratando de no dejar que se desmoronara entre sus brazos.
"Estamos juntos en esto, hyung, no lo olvide" susurró, mirando los labios del omega mayor, ansiando un beso para sellar su promesa, pero no se atrevía a hacerlo cuando Yoongi se encontraba en un estado tan vulnerable.
De repente, un lejano estallido se escuchó a su costado y ambos saltaron en sus lugares por la impresión, al mirar hacia a un lado, se encontraron con los coloridos fuegos artificiales de Año Nuevo explotando en el oscuro y estrellado cielo.
"Feliz a-"
Yoongi no le dejó terminar, pues rápidamente se adueñó de sus labios con un beso desesperado, sus labios rozando los suyos con una urgencia demoledora que Jimin trató de seguir, mientras devolvía el beso con entusiasmo, lamiendo y chupando a su antojo mientras los fuegos artificiales estallaban a la lejanía, creando una escena digna del final de alguna película romántica.
Aunque claro, ese no era el final de su historia con Yoongi, solo era el inicio de un largo recorrido de recuperación, pero el sentimiento era casi el mismo.
"Feliz año nuevo, Jiminie" jadeó Yoongi, en cuanto sus pulmones exigieron oxígeno y los obligaron a separarse.
"Feliz año nuevo, Yoongi hyung"
Jimin le sonrió, admirando el rostro del otro omega, el rubor le cubría las delgadas mejillas y sus labios lucían hinchados y brillosos por la saliva. Su piel pálida apenas era visible por las sombras creadas por la oscuridad de la noche, pero sus ojos reflejaban el brillo de los fuegos artificiales como si adentro de sus irises guardara una colisión de colores.
Tan hermoso, tan caótico.
Tan Min Yoongi.
Jimin sintió que se volvía a enamorar y aprovechó el momento para pedir un deseo de año nuevo.
Rogaba al cielo, a la Diosa Luna y al universo para que se cumpliera.
HOLAAAAAAAAAAAAA :]
OMG ha pasado demasiado tiempo desde la ultima vez q actualice, en mi defensa esto estaba planeado de publicarse para el 1 de enero, pero por temas con mi internet ya no pude publicarlo, así q este cap ha pasado dos meses empolvándose en mis docs pipipi:(
EN FIN, en cosas mas importantes, POR FIN un cap un poco menos triste, nuestros omegas por fin han tenido un momento tranquilo, bonito y a solas para hablar y quererse a gusto, asi q espero la espera haya valido la pena.
apartado para pedir q no se enojen con yoongito por tener aquellos pensamientos sobre su bebé, la depresión post-parto es una cosa horrible, tuve q leer experiencias de mujeres reales para poder comprender mejor el asunto.
y no se preocupen, el proximo cap ya está escribiendose, y creo q por fin voy a recuperar mi ritmo constante de publicacion, crucen los dedos por mi T_T
como siempre, gracias por esperarme, por votar y comentar, without alphas ya tiene un montón de leidas y mi corazón no puede creerlo, MIL GRACIAS <3
nos leeremos muy pronto, los amo mucho, muak muak
# # fairyoongis.
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