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029

Diciembre había llegado sin aviso y con ello el gélido clima de invierno. Los cielos de Seúl poco a poco se habían tornado grises delatando las nevadas que, desde la mitad del doceavo mes, ya habían caído y cubierto las calles de la ciudad. Las paredes del hospital ya habían comenzado a volverse frías, pero Yoongi ni siquiera lo había notado hasta que las enfermeras le llevaron mantas extra para las noches.

Y cuando se dió cuenta de la temporada que era, Yoongi recordó que Diciembre era uno de sus meses favoritos.

Al omega le gustaba el clima frío, adoraba refugiarse en suéteres gruesos de lana, disfrutar de un buen chocolate caliente y dormitar entre nidos de mantas calentitas. Además estaba la Navidad, la época del año más colorida y preciosa que Yoongi había visto, con las luces de colores iluminando los hogares y el aroma a pavo inundando sus fosas nasales.

Yoongi aún podía recordar las Navidades en familia, cuando aún era un cachorro que vivía ocultándose detrás de las faldas de su madre. Cuando tenía siete años, antes de que comenzara la enseñanza para ser un buen omega, su madre solía cantarle villancicos americanos con un ingles algo torpe pero memorable gracias a su dulce voz. En noche buena le preparaba galletas de jengibre para comerlas acompañadas de chocolate caliente mientras veían las típicas películas navideñas que pasaban por la televisión.

No había pavo, ni regalos extravagantes pues su madre ganaba un sueldo mediocre, pero había tanto cariño en cada una de su tradicionales rutinas navideñas.

Claro que, al nacer sus hermanos, las cosas fueron disminuyendo poco a poco. De repente, cuando tenía doce años, ya no alcanzaba para las galletas y el chocolate, pero al menos se sentaban todos juntos, unos encima de otros dándose calor, a ver los clásicos navideños en la televisión mientras afuera los fuegos artificiales explotaban.

Habían sido buenos tiempos.

O lo fueron hasta el año en que cumplió trece y presentó como el primer omega de la familia.

Porque si, todavía lo recordaba con claridad, ¿cómo podría olvidar el momento en el que su familia se fue a la ruina por su culpa? Era imposible, no podía olvidarlo ni siquiera cuando ya habían pasado más de diez años desde entonces.

Oh, porque criar a un adolescente omega era tan costoso. Desde los gastos por los supresores de celo y neutralizadores de olor hasta anticonceptivos sumamente caros. Costear todo eso solo para que Yoongi pudiese salir a la calle con tranquilidad había recortado demasiado el dinero destinado a las necesidades básicas del resto de su familia. De pronto su madre ya no tenía lo suficiente para pagar la renta de su pequeño departamento e incluso había ocasiones en los que solo podía darles una comida al día.

Fue cuestión de tiempo para que él tuviese que dejar la escuela para trabajar antes de que los corrieran por deber casi tres meses de renta. Aunque no es como que fuese de mucha ayuda porque, ¿cuánto podría ganar de sueldo un mocoso de catorce años al trabajar en una cafetería lavando trastes? Ciertamente, no mucho.

Sin embargo, no cayó en cuenta de la miseria en la que había sumergido a su familia hasta que, durante esa primera Navidad como omega, todos se fueron a dormir temprano -con solo un vaso de leche en el estómago como cena- porque habían suspendido el servicio de cable, impidiendo que pudiesen ver las películas navideñas de siempre todos reunidos en el suelo de la sala como la tradición dictaba.

Después de ese primer año, la vida de la familia Min había sido lo suficientemente dura como para preocuparse por las Navidades, de hecho, la fecha ya había perdido la magia ante los cansados ojos de Yoongi.

"Pero ahora tengo a Jiminie" susurró, pensando en la pregunta que el omega rubio le había hecho esa tarde.

Su estómago cosquilleó ante el solo pensamiento de compartir una navidad con su omega por primera vez, porque tal vez aquella festividad ya no significaba lo mismo para él, pero si tenía a Jimin entonces podría valer la pena. De hecho, cualquier cosa valía la pena si prometía hacerlo olvidar todo lo malo de su vida entre los brazos de su omega, justo como lo era todo antes de que eso pasara.

Si, anhelaba tanto sentirse feliz con el cuerpo de Jimin pegado al suyo, sin miedos ni insoportables dolores opacando su comodidad.

Solo ellos dos, como siempre había sido.

La sola idea lo hizo sonreír, porque definitivamente aquello sonaba como la navidad perfecta para él: solo Jimin y él, juntos y calentitos en medio de un mundo que quería destruirlos con su frialdad.

Con ese último pensamiento, se quedó dormido con una sonrisa floja en los labios (la primera completamente auténtica después de tanto tiempo) y deseó con fuerza que ya fuese 25 de diciembre.

Jimin limpió su mejilla (manchada con restos de harina) con su mano y sonrió satisfecho al ver su maravillosa obra de arte. Frente a él, sobre la barra de la cocina de sus padres, había una gran variedad de postres de diferentes sabores y masas.

Desde pastelillos hasta galletas, algunos con glaseados y otros con chispas de diferentes sabores y Jimin los había hecho todos y cada uno para Yoongi, pues había recordado cuando en los días en el refugio su hyung le confesó lo mucho que adoraba los postres y lo triste que le ponía no poder disfrutar de ellos ahí dentro (pues el presupuesto del refugio no era tan generoso como para gastar de más) así que ese era su regalo de navidad y esperaba que Yoongi lo adorara tanto como él adoró hacerlos.

"¿Hiciste todo eso tú solo, cariño?" la voz de su madre le sacó de sus divagaciones y Jimin enseguida se giró para verla.

Allí, parada en el umbral de la cocina, su madre le observaba con una sonrisa amorosa.

"Si, son mi regalo para Yoongi hyung" presumió con el pecho inflado de orgullo.

"Se ve que te quedaron deliciosos, cielo" felicitó la alfa con extrema dulzura. "Pero hablando de Yoongi-ssi, el abogado me acaba de avisar que ya tiene una orden de restricción contra Lee Jinho y que lo están buscando por todo el país"

Jimin se desinfló como globo desatado.

"Mierda, ¿cómo es posible que ese maldito alfa se haya escapado sin pagar por todo lo que le hizo a hyung?" gruñó Jimin, completamente exasperado por la situación.

"Lo sé, cielo, pero te prometo que tú padre y yo moveremos todas nuestras influencias para que lo encuentren y lo refundan en la cárcel" aseguró la mujer, tomando la mano de Jimin para acariciarla a modo de consuelo.

"Eso espero, Yoongi hyung se merece al menos eso" susurró decaído, sus ojos luciendo terriblemente tristes.

"¿Él cómo sigue?" preguntó la mujer, mirándole con preocupación.

"No hay mejora, sigue sin querer saber algo de su cachorro y la depresión parece solo agravarse" murmuró Jimin, sus labios temblando levemente ante las inminentes ganas de llorar que le embargaron.

"Sigo sin comprender por qué está teniendo esa reacción con su cachorro" confesó la señora Park, evidentemente consternada.

"Es bastante complejo. El imbécil de Jinho le dió hormonas omega, las cuales provocaron que su instinto animal fuese más fuerte que su lado racional. Así que, en teoría, en este momento Yoongi hyung es más lobo que humano" explicó, sintiendo como un dolor de cabeza amenazaba con atacarle de solo pensar en la complicada situación de su omega.

"Pero si es más lobo, ¿por qué rechaza a su cachorro? Los omegas son más aferrados a sus crías en cualquiera de los dos casos" preguntó la alfa, su ceño fruncido en confusión.

"Porque su lobo culpa al cachorro por el abandono de su supuesto alfa" dijo y su madre le miró aún más confundida. "Verás, gracias a las hormonas omega, Jinho pudo crear un lazo con Yoongi hyung sin morderlo y con solo mantenerlo rodeado de sus feromonas. Entonces, cuando la policía rescató a Yoongi hyung y Jinho se fue, el lobo de Yoongi entró en tal desespero que provocó que su parto se adelantara en un intento por atraer a Jinho, pero como no volvió por obvias razones, el lobo atribuyó el abandono a la presencia de ese cachorro" resumió, tratando de explicar lo mejor posible lo que la doctora le había dicho antes.

"Santa diosa luna, nunca había escuchado de algo igual antes" suspiró la señora Park, visiblemente perpleja.

"Yo tampoco, verlo es aún peor" confesó con un nudo en la garganta.

Su madre le miró con pena y se acercó para rodearle en un cálido abrazo. Jimin no dudó en aferrarse a ella, sintiéndose como cuando era tan solo un cachorro asustado en busca de la protección de su madre. Lentamente pudo sentir como las feromonas maternales de la alfa le rodeaban con cariño, logrando que su cuerpo se relajara ante el conocido aroma a hogar.

"Sabes que nos tienes a tu padre y a mi para cualquier cosa, ¿verdad? No trates de lidiar con ésta carga tu solo" murmuró la alfa, antes de dejarle un suave beso en la frente y separarse para verlo a la cara.

"Lo sé, mamá, gracias" respondió, formulando una débil sonrisa.

"Bien. Entonces no te robo más tu tiempo, asumo que pasarás ésta Navidad en el hospital con él" dijo su madre, mientras sonreía con comprensión.

Jimin solo asintió en silencio y su madre volvió a besarle la frente ruidosamente.

"Nos vemos mañana, cariño, que todo salga bien"

Después de eso, Jimin abrazó a su madre una vez más antes de verla salir de la cocina. Al verse solo, decidió apresurarse a guardar todos los postres dentro de pequeños tuppers, para luego acomodar los tuppers en bolsas y así facilitarle la tarea de llevarlos. Después de eso, limpió la cocina para dejarla tal y como la había encontrado y, al terminar, corrió a darse una ducha.

Entre eso y aquello, hasta después de media hora fue que estuvo completamente listo para irse. Tomó las tres bolsas llenas de tuppers con postres, las llaves del auto de sus padres y su billetera para dirigirse de una vez por todas al hospital.

El camino hacia allá fue ameno aunque algo tardado ya que el tráfico era espantoso, pues era la tarde de Navidad y mucha gente aún circulaba por las calles haciendo compras de último minuto. No fue hasta otra media hora después que Jimin llegó por fin al hospital, se aseguró de estacionar correctamente su auto y salió de éste con todas sus bolsas en manos mientras el corazón le latía rápidamente gracias a los nervios y la emoción.

Al llegar a la recepción saludó a las enfermeras detrás del escritorio, quienes ya le conocían a la perfección por todo el tiempo que pasaba allí metido y le sonrieron de vuelta.

"¿Vienes a ver al cachorro Min o a Yoongi-ssi?" preguntó una de ellas, más específicamente la que era beta.

"A los dos. Pero primero quiero revisar al bebé" pidió Jimin con una sonrisa que delataba toda su emoción.

"¿Y todas esas bolsas?" preguntó la otra enfermera, era omega y ya era bastante mayor.

"Son mi regalo para Yoongi hyung, ya saben, por Navidad" confesó con algo de timidez.

"Ay, eres una ternura, muchacho" suspiró la vieja enfermera, mientras estiraba su brazo para poder apretujarle la mejilla derecha. "Adelante, justo acaban de darle su biberón de la tarde al cachorro, así que debe estar por dormirse"

Jimin asintió, se despidió amablemente de ambas enfermeras y se dirigió hacia la zona de cuidados neonatales él solo, pues ya se sabía el camino de memoria. Al llegar, dejó sus bolsas a un lado y se acercó hasta la incubadora que le pertenecía al cachorro de Yoongi, el cual dormitaba cómodamente en el interior.

Grande fue su sorpresa al notar que la mascarilla de oxígeno no estaba por ningún lado, dejando el redondo rostro del bebé libre y a la vista.

"Oh, por la Luna, ¿ya puedes respirar por ti sólo?" murmuró con voz temblorosa, sus ojos llenándose de lágrimas de felicidad.

"Fue ésta mañana, la doctora le hizo los chequeos diarios a sus pulmones y dijo que ya eran tan fuertes como los de cualquier recién nacido" explicó la enfermera que siempre estaba vigilando el área, con una sonrisa sincera en la boca.

Jimin no pudo evitar soltar una risita incrédula y sin dudarlo metió su mano dentro de la incubadora para acariciar la naricita diminuta del bebé, quién se removió perezosamente ante el toque.

"Eres tan fuerte, estoy orgulloso de ti" susurró, las lágrimas descendiendo por sus mejillas.

El cachorro siguió dormido, pero aún entre sueños se aferró con su pequeña mano al dedo índice de Jimin, casi como si quisiera confirmarle que si era fuerte.

Jimin sintió su corazón derretirse dentro de su pecho y se embargó de un sentimiento tan cálido pero a la vez desconocido. No sabía exactamente qué era, pero si tuviese que adivinarlo diría que se trataba de un sentimiento maternal, o al menos así suponía que debía sentirse ese instinto que los omegas desarrollaban al quedar embarazados y tener sus propios cachorros.

Con excepción de que ese cachorro no era suyo, él no lo había llevado dentro de su vientre por nueve meses sino Yoongi, pero la conexión que comenzaba a construirse cada que iba a visitarlo le hacía sentir como si fuese suyo.

Claro que le hubiese encantado compartir esos momentos con Yoongi, que éste diera el consentimiento para poder llamar a ese cachorro suyo, de ambos. Pero las circunstancias no eran las que él había imaginado durante mucho tiempo.

"Vendré a verte mañana, precioso, pero estoy muy contento de que ya estés más sano" susurró con voz cariñosa, mientras deslizaba su dedo fuera del agarre del bebé. "Te quiero, tu mami también te quiere mucho y sé que cuando esté mejor él mismo vendrá a verte y se pondrá orgulloso de encontrarte tan sano y fuerte"

Feliz y sonriente después de ese momento tan dulce, Jimin salió del área neonatal para irse por fin a la habitación de Yoongi. Era tal su alegría y emoción que todo el pasillo se había llenado de su dulce olor a manzanas, además de que sentía el alocado impulso de cantar a todo pulmón para expresar lo contento que estaba.

Pero al entrar a la habitación de Yoongi todo se puso en pausa, pues se encontró con la camilla vacía y hecha un desorden de mantas. Confundido, dejó las bolsas con postres en el pequeño sillón al lado de la camilla y se dirigió al baño, esperando encontrar al omega allí.

"¿Yoongi hyung?"

Si lo encontró en el baño. Pero no estaba lavando sus manos o cepillando sus dientes como había imaginado. No, de hecho eso distaba mucho de la espantosa escena que encontró al entrar por completo al estrecho baño de la habitación.

Porque el cuerpo de Yoongi estaba tirado sobre el suelo, la sangre fresca brotaba de unas heridas en sus muñecas y manchaba los blancos azulejos. El rostro pálido, la piyama de hospital ensangrentada y un bisturí tirado a un lado.

La imagen general hizo que el corazón de Jimin diera un vuelco en el interior de su pecho.

"¡¿HYUNG?!" gritó, un grito desgarrado y aterrorizado que posiblemente retumbó por todo el hospital.

Sin dudarlo corrió hasta él, hincándose en el suelo para poder sostenerlo entre sus brazos con fuerza, la impresión y el terror haciendo que se quedara allí sin saber que hacer, viendo como su hyung solo se desangraba más y más entre sus brazos.

"¡Hyung! ¡Por favor, no te mueras!" lloró, las lágrimas haciendo de su rostro un completo desastre.

El cuerpo de Yoongi estaba laxo, sus ojos cerrados como si nunca más fuesen a volver a abrirse y sus mejillas frías y sin color. La realización de que su hyung podría estar muerto entre sus brazos le obligó a ponerse de pie y cargarlo contra su pecho para llevarlo de vuelta hasta la camilla. Con su corazón latiendo tan fuerte contra su caja torácica que resultaba doloroso, Jimin apretó el botón de emergencias que se encontraba al lado de la camilla de Yoongi, rezando para que los doctores y enfermeras aparecieran allí en un segundo.

"Por favor, hyung, no me dejes. No nos dejes. Tu cachorro todavía no te ha conocido" rogó entre sollozos destrozados, sus palabras siendo casi inentendibles.

Pero Yoongi no respondió. Ni siquiera se movió. Parecía que ya no había más vida dentro de su delgado cuerpo.

La idea hizo que su lobo aullara aterrado.

Se sintió mareado, como si de repente le faltara el aire. Todo su mundo se tambaleó y se volvió un borrón sin forma. Fue por eso que no notó cuando las enfermeras y la doctora entraron a la habitación, ni siquiera escuchó cuando le preguntaron qué había pasado.

No podía concentrarse cuando sentía que estaban arrancándole la mitad del corazón, como si quisieran dejarle incompleto o totalmente vacío. El sentimiento se pareció mucho a lo que experimentó cuando despertó en el refugio, muy lejos del alfa que lo había marcado y enlazado.

Pero ahora se sentía peor, mil veces peor. No se comparaba con la mordida física que le había atado a su supuesto alfa, era como si su alma hubiese sido marcada por Yoongi y ahora quisieran arrancarle ese lazo directamente del corazón.

Dolía.

"¡Se está desangrando, hay que suturar!" los gritos de las enfermeras y doctores se escuchaban como un eco a la lejanía, pero Jimin ya no podía moverse ni reaccionar.

Estaba paralizado en la puerta de la habitación, ni siquiera había notado cuándo fue que lo arrastraron fuera de la habitación y lejos de Yoongi, pero sentía frío ante la separación.

"¡Su ritmo cardíaco está bajando, lo estamos perdiendo!" aquello fue como recibir un golpe en medio del pecho, pues le quitó el aire y casi cayó al suelo.

Por suerte, logró apoyarse contra la pared a tiempo y evitó la caída. La sangre le rugía en los oídos, su cuerpo estaba tan tenso como una cuerda y el miedo le apretaba la garganta como si alguien le hubiese rodeado con una soga. Sus sentidos estaban ofuscados, veía el alboroto pero al mismo tiempo no podía analizarlo, era como si de pronto se hubiese convertido en un ente incapaz de reaccionar.

Solo sabía que estaba perdiendo a su hyung. Y dolía.

"¡Dejó de respirar, su corazón ya no late!" gritó una doctora, probablemente la que estaba a cargo del caso de Yoongi.

Acompañado de su grito, también se escuchó el pitido de la maquina de pulsaciones, un pitido largo y sin pausas. El sonido que anunciaba que el corazón de Yoongi ya no latía, que Yoongi había muerto.

Jimin por fin reaccionó y lo único que atinó a hacer fue gritar. Alto, fuerte y desgarrador. Un grito de agonía pura, de crudo dolor.

Y entonces todo se volvió negro.

¿Realmente había perdido a Yoongi? No pudo saberlo, pues su cuerpo decidió quedar inconsciente, quizás para protegerlo del inmenso dolor.

Jimin deseó que su corazón también dejase de latir. Morir junto a él.

Quería estar con Yoongi de la forma que fuese.





¿hola? :)

lamento que el capítulo
sea así después de esperar
por él mucho tiempo pero
without alphas es un fic
de puro angst y ni yo puedo
cambiar el destino de jimin
y yopngi :( pero bueno,
esperemos que las cosas
no sean tan feas en el
próximo cap, a ver si jimin
se queda viudo o no :p

sin más q decir, agradezco
la espera, los votos y sus
comentarios, sin ellos yo no
podría animarme a salir del
bloqueo, los amo a todos y
nos leemos en el próximo
capítulo <3

# # fairyoongis.

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