024
Para Lee Jinho el fracaso no era una maldita opción.
Estaba totalmente acostumbrado a salir victorioso y siempre obtener lo que quería, siempre regodeándose de los beneficios que le traían ser un alfa de buena posición y relativo poder.
Y por esa costumbre de tener el mundo a sus pies fue que la huida de su supuesto prometido, Min Yoongi, golpeó su ego como nada ni nadie se había atrevido. Mucho más teniendo en cuenta que su plan principal había sido, desde el comienzo, atar a Yoongi para él y adueñarse de su vida.
Pero el muy desgraciado había tenido la audacia de huir con el cachorro -que tanto le costó engendrar dentro de él- y dejarlo solo. No podía describir la rabia furibunda que le embargó cuando despertó solo a mitad de su casa con una maldita herida en la cabeza provocada por el golpe que Yoongi le proporcionó.
Peor aún cuando vió que también se había llevado su billetera y con ello todas sus tarjetas y efectivo.
Destruyó cada maldito mueble de esa casa en un arranque de locura desenfrenada, gritó y maldijo a cada ancestro de ese omega por atreverse a dejarlo aún cuando él -y solo él- había tenido la valentía de aceptar casarse y enlazarse con Yoongi a pesar de que era una jodida paria como toda su asquerosa familia.
Se desgarró la garganta en gruñidos y se arrepintió del día en que decidió aceptar el trato que la madre de Yoongi le ofreció para casarse con él, ya que nadie más había querido tomar al omega inútil y sin valor que suponía ser el primogénito de los Min.
¿Y quién querría? Si Min Yoongi no era más que el hijo de una pobre diabla que había tenido un montón de cachorros, y todos de distintos alfas, como si fuese una puta. Cachorros que resultaban ser todos omegas, como si la matriarca Min tuviese una especie de maldición.
Y es que Min Yoongi era un vil omega sin estudios, malhablado, amargado, flacucho y sin gracia que atendía mesas en un bar de mala muerte. Y como si aquello no fuese la mezcla perfecta para que ningún alfa lo mirara más de dos veces, también poseía un aroma insulso y aburrido que no atraía la atención de nadie.
Pero Lee Jinho había aceptado convertirse en su alfa, deseoso de apoderarse de la vida de un asqueroso desdichado sin futuro. Su plan había sido preñarlo y marcarlo para que nunca se atraviese a dejarlo a pesar de los abusos y maltratos, un plan brillante a su parecer.
Y aunque al principio le costó trabajo domar la rebeldía y osadía de Min Yoongi, logró volverle sumiso a base de golpes para él. Así como también logró preñarlo a pesar de que el muy imbécil había estado tomando anticonceptivos a sus espaldas.
Todo pintaba para el éxito, hasta que un día su omega huyó lejos de su lado y sin dejar rastros. Encontrar a Yoongi se volvió un reto demasiado personal, pues no estuvo dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente.
Lo buscó en la casa de la señora Min pero la inútil mujer -en sus propias palabras y a su parecer- negó haberlo visto y, muy innecesariamente, le prometió que lo mandaría de nuevo con él si es que Yoongi aparecía por ahí.
Luego, después de casi dos semanas sin saber del omega, se enteró que el maldito había estado ocultándose en casa de los inútiles de sus amigos. Sacarlo de allí pareció una idea fácil y sencilla cuando se plantó delante de la puerta de aquel departamento de cuarta, sin embargo, no contó con que el amigo omega de Yoongi le fuese a plantar cara, menos que el alfa de éste llegara y le arrebatara al omega que le pertenecía por derecho.
Pero no, lo peor no fue acabar con el labio roto gracias al golpe de ese alfa de pacotilla. Lo peor fue darse cuenta que, días después, Yoongi había huido de ahí también sin dejar ni una sola pista de su paradero.
La frustración que sintió fue descomunal, mucho más cuando se imaginaba la posibilidad de que el inútil de Yoongi hubiese huido de la maldita ciudad.
¡Incluso tuvo que contratar a un maldito detective para poder encontrar alguna pista de su paradero!
Encontraba inaudito que tuviese que llegar a esos límites cuando Yoongi pertenecía a su lado, atado a sus pies para toda su asquerosa vida. Y por ello es que estuvo tentado a elegir a otra omega bonita y de su clase para enlazarse y procrear descendencia, pero justo cuando comenzaba a considerarlo recibió noticias sobre Yoongi.
Después de meses sin saber absolutamente nada de Min, por fin se enteró de su paradero. Al parecer el muy ingenuo se había ido a ocultar a un insulso refugio lleno de omegas rechazados y botados.
El plan para recuperarlo se maquinó en el mismo instante en que supo la información.
¿Pagar a algún guardia para que le diera información? Fácil. ¿Burlar la seguridad e infiltrarse dentro de aquel refugio de cuarta? Pan comido. ¿Salir por la puerta trasera para que nadie los viera? Podría hacerlo con los ojos cerrados.
No era el plan mas elaborado ni infalible, pero no dudaba que fuese a funcionar. De todos modos, nadie se esperaba que la paz en aquel refugio se fuese a quebrar y él iba a a aprovecharse de esa confianza ciega que todos parecían tener.
Iba a recuperar lo suyo, de eso no había dudas.
Yoongi se removió incómodamente sintiendo un pulsante dolor en el cuello gracias a la mala posición en la que había estado. Bufo suavemente por la nariz y parpadeo lentamente tratando de alejar la pesadez de sus párpados.
Estaba a punto de soltar un enorme bostezo, pero su cuerpo se tensó por completo en cuanto recordó los últimos sucesos antes de que se quedara inconsciente.
Todo su cuerpo dió un respingo y su piel se erizó en cuanto trató de mover sus brazos y no pudo. Su ritmo cardíaco se aceleró y en cuanto miró a su alrededor se dió cuenta en que efectivamente no se encontraba dentro de la seguridad de su habitación en el refugio.
La realidad entonces lo golpeó como un balde de agua helada.
Las lágrimas se agolparon en el borde de sus ojos y sus labios temblaron ante las ganas de sollozar que le invadieron. Con el corazón en la garganta, trató de ubicarse y descubrir dónde estaba pero nada de lo que veía en esa habitación se le hacia familiar.
Estaba sobre una cama suave y sin rastros del aroma de Jinho, la habitación era espaciosa y, al mirar con atención, se dió cuenta de que probablemente estaba en una cabaña, pues las paredes eran de madera.
Sorbió su nariz y rápidamente miró sus manos, ambas estaban atadas con una gruesa soga que le irritaba la piel de las muñecas con el mínimo movimiento, además, su tobillo era rodeado por unas esposas que estaban sujetas a la base de la cama. Ante esa vista, su estómago se hundió dolorosamente y tuvo el impulso de gritar aterrado, pero se mordió la lengua reprimiéndolo a ultimo momento.
Las lágrimas se deslizaron por fin sobre sus mejillas y, a como pudo, se hizo bolita sobre el colchón en un intento por proteger su vientre hinchado de cualquier amenaza.
"Veo que has despertado, Yoongi" la voz inconfundible de Jinho tronó en sus oídos de un momento a otro.
Se encogió instintivamente sintiendo como su lobo reconocía al padre de su cachorro, enseguida arcadas subieron por su garganta al reconocer el deseo de ser sostenido por ese hombre su parte animal sentía ante su presencia.
Su lobo, ese animal primitivo e irracional quería al padre de su cachorro cerca. Pero él, Min Yoongi, no lo quería ver siquiera. Era un choque descomunal de deseos que le dejaba tenso sobre su lugar, sin siquiera la intención de responder al llamado del alfa.
"¿No vas a mirarme, cariño?" tarareo el hombre antes de moverse lejos del umbral de la puerta para acercarse a dónde él estaba.
Yoongi se tensó al sentir la presencia del alfa acercándose a su persona, por acto reflejo llevó una de sus manos a su barriga en un vago intento por proteger a su cachorro. Pronto pudo sentir el aroma a cedro ahumado que desprendía la presencia de Jinho, su lobo ronroneo ante ella pero él solo pudo recordar las veces que aquel olor lo torturó por días.
Pronto sintió el colchón hundirse a su lado y su respiración se atoró en su garganta en cuanto sintió los dedos callosos del alfa acariciar la piel de su brazo.
"Oh, Yoongi, mirame. Mira a tu alfa" murmuro Jinho, su voz siendo tan profunda y grave que le puso la piel de gallina.
Cualquiera que lo escuchase pensaría que era un tono de dulce ruego, pero Yoongi sabía que no era más que una orden amenazadora.
"N-no" soltó a como pudo, por primera vez negándose a algo que aquel alfa le pedía.
Grave error. Lo que era un dedo acariciando su brazo se convirtió en una pesada mano que apretó su extremidad con tanta saña que probablemente le dejaría hematomas sobre su pálida piel.
"Dije que me mires, maldita escoria" y de nuevo la voz de mando resonó en la garganta del alfa.
Yoongi soltó un sollozo bajo ante aquel sonido crudo y salvaje, su lobo aulló desesperado por obedecer dentro de su pecho y aunque no quería acatar la orden, al final no pudo resistirse más. Siempre era así, siempre terminaba cediendo ante la maldita naturaleza de sus jerarquías.
Así que su rostro se giró lo suficiente como para que el alfa a sus espaldas pudiese verlo, sus ojos buscaron instintivamente la silueta ajena y casi sintió las lágrimas ahogarlo cuando por fin lo miró a la cara.
Ah, así que Lee Jinho realmente le tenía en su poder de nuevo. Había tenido la esperanza de que se tratara de una pesadilla, pero no tenía tanta suerte.
"J-jinho" botó el aire de sus pulmones a la par de ese nombre y su labio inferior tembló ante el sollozo que rogaba por salir de su garganta.
El alfa sonrió visiblemente satisfecho, luciendo como un rey tirano que obtenía lo que deseaba con tan solo el chasquido de sus dedos. Lo odiaba, lo odiaba tanto que se sentía enfermo.
"Oh Yoongi, por fin estamos juntos, ¿no es genial?" rió el alfa, mientras suavizaba el agarre que tenía sobre su brazo.
"¿C-cómo...?" quiso preguntar pero su voz temblorosa no se lo permitió.
Jinho lanzó una risa, una ronca y cavernosa, una risa que era augurio de la ira de aquel alfa. Mierda, le deprimía descubrir que conocía demasiado bien a aquel hombre, pero le deprimía más saber porqué lo conocía así de bien.
"Pues fácil no me la dejaste, omega" soltó con falsa diversión, aunque la rabia casi brillaba en sus orbes negros.
Yoongi sintió su corazón latir desbocado y desesperado dentro de su pecho al sentir el aroma de Jinho volverse más y más espeso, oliendo casi como a un incendio forestal peligroso que consumía todo a su paso.
"Tuve que contratar a un maldito detective para que te encontrara, ¿puedes creerlo? Me saliste más caro de lo que pensé" el tono venenoso y sarcástico se deslizaba con tanta facilidad por la lengua de Jinho que le provocó escalofríos.
"P-pero el refugio..." quiso replicar, totalmente desesperado por encontrar una respuesta.
Jinho le miró hecho una furia, sus ojos oscuros ofreciéndole una mirada tan desenfocada y fuera de sí que Yoongi temió recibir una paliza en cualquier momento.
"Tu amado refugio no es tan seguro cómo tú crees, cariño. Unos cuantos millones para extorsionar a un par de guardias y pude infiltrarme por la parte trasera para evitar la recepción y que nadie me viera entrar o salir" relató con evidente orgullo, Yoongi sintió arcadas subirle por la garganta.
"¿P-por qué, Jinho?" sollozo con los ojos cerrados, totalmente devastado de todo lo que estaba escuchándole decir.
"¡¿Por qué?! ¡¿En serio creías que ocultándote en un refugio de porquería podrías escapar de mi?!" rugió, levantándose del colchón solo para erguirse en toda su altura en un intento por intimidarlo. "¡¿Creiste que podrías escapar de mi, maldito bueno para nada?! ¡¿En serio pensaste siquiera que no te buscaría sabiendo que tienes a mi maldito engendro dentro de ti?!" ladró furibundo, su voz engrosandose más y más con cada palabra.
"¡S-si, s-si lo pensé!" gritó Yoongi de vuelta, con los ojos fuertemente cerrados en espera del golpe que sabía que vendría.
El alfa gruño asqueado ante su respuesta y actitud, rápidamente se subió sobre la cama y trepó por encima de las caderas del omega para poder aplastarlo con su peso y así evitar que pataleara, de mientras sus manos sujetaron las de Yoongi por encima de su cabeza, inmovilizándolo y sometiéndolo bajo su fuerza. Toda su aura de dominancia y salvajismo le golpeó en la cara dejando a Yoongi tieso sobre su lugar.
"Pues te equivocaste Yoongi" soltó a través de un jadeo, una sonrisa maniática creciendo en su rostro lentamente. "No podía permitir que huyeras con mi heredero dentro de ti" ronroneo mientras acercaba su rostro a la quijada temblorosa del omega para olfatearlo. "Eres mío, me perteneces y tu destino es estar encadenado a mi para siempre" tarareo antes de dar una lamida a su fuente de aroma, allí donde iba la marca de enlace.
"N-no, por favor alfa, dejame ir" rogó, dejando salir por fin los sollozos que tanto había reprimido.
"¿Para qué? ¿Para que vayas a revolcarte como un fenómeno con ese otro omega?" gruño con los dientes apretados, su agarre sobre las muñecas de Yoongi afianzándose más hasta ser doloroso. "No Yoongi, no voy a permitir que manches mi honor así, yo te tomé para convertirte en mi omega cuando nadie más se atrevió y no voy a descansar hasta reclamar lo que me pertenece por derecho" amenazó, mordiendo su cuello lo suficientemente fuerte como para alertar al omega.
Yoongi no tardó en removerse desesperado, su corazón latiendo errático ante la idea de recibir una marca forzada por parte de Jinho. No quería, prefería morir antes que enlazarse con el alfa que le había hecho imposible la vida desde que se conocieron.
Pero justo cuando pensó que los colmillos del alfa atravesarían la carne de su cuello, éste se alejó con una sonrisa triunfante en los labios y le miró con burla.
"Pero no será hoy, cariño" tarareo mientras lamía sus labios. "Lo haré después de que lleguemos a Seúl y tengas a mi cachorro allí" anunció, dando una caricia al vientre de Yoongi antes de bajarse de encima de él.
El asco y rechazo que sintió ante el toque de Jinho sobre su barriga (contrario al regocijo que sintió su maldito lobo dependiente del alfa) fue opacado por completo al analizar las palabras antes dichas por éste.
"¿S-seúl?" jadeo el azabache, el miedo recorriendo su torrente sanguíneo ante aquella sentencia.
"Claro, nos iremos de aquí antes de que tus amiguitos empiecen a buscarte o tú intentes huir de vuelta con tu asqueroso amante" resolvió, encogiéndose de hombros como si no fuese la gran cosa. "Seremos una familia feliz Yoongi. Te marcaré, Seúl te encantará y nuestro cachorro crecerá sin problemas" contó con una sonrisa de autosuficiencia en el rostro.
El aire inmediatamente abandonó los pulmones de Yoongi ante eso como si hubiese recibido un fuerte golpe en el cemtro del pecho, enseguida sus ojos se abrieron con desesperación reflejando el pavor que embargaba su interior y su pecho llenándose de una angustia indescriptible que le dejó tieso en su lugar.
"N-no, por favor Jinho, no hagas esto" rogó a través de un susurro, su palabras saliendo con dificultad gracias al enorme nudo que se formó en su garganta y el cual le hacía difícil la tarea de tragar saliva.
"Tranquilo, serás mío tarde o temprano, tú y ese cachorro, así que solo espera" prometió con tono falsamente dulce (como si la desesperación de Yoongi se debiese a eso y no al temor que sentía) antes de abandonar la habitación con un estruendoso portazo.
Yoongi sintió como si miles de toneladas le aplastaran el pecho en cuanto estuvo solo dificultándole la tarea de siquiera respirar, las lágrimas humedecieron su rostro y los sollozos se deslizaron por sus labios sin poder evitarlo. El terror carcomía todo su ser, el miedo al futuro que Jinho le prometía le apretaba el corazón hasta hacerlo casi sangrar dolorosamente. No quería, no quería ser arrastrado a Seúl, no quería la marca de Jinho, no quería que su cachorro viviese con ese alfa, no quería ser apartado aún más lejos de Jimin.
Pero, al parecer, nunca importaría lo que él quisiese. No cuando vivía bajo el yugo de un alfa que jamás le dejaría libre. Oh, de solo pensar que por un momento pensó que gozaba de libertad en el refugio al lado de Jimin, que ingenuo había sido. Que tonto fue al soñar con tener una familia al lado de su omega, un sueño donde su cachorrito llamaría "mami" también a Jimin, pero solo eso había sido siempre, solo un sueño, un tonto sueño.
Porque su destino y su realidad era esa, permanecer encadenado junto a Jinho eternamente hasta que muriera o hasta que éste lo matara a golpes. Y siempre había sido así, desde el momento en que su madre lo entregó al mejor candidato para deshacerse de él y no tener que mantener a un omega inútil más.
No había algo más, no había ningún otro destino para elegir y darse cuenta fue un golpe de realidad difícil y doloroso. Porque darse cuenta de ello mientras lloraba desconsoladamente sobre una cama que no olía a su omega, a su Jimin, era desgarrador e inhumado para su pobre e iluso corazón que solo deseaba paz.
Oh diosa luna, ¿en serio habías escrito ese destino para Min Yoongi?
BUENASSSSS ¡!
he aquí un capítulo más lleno
de sufrimiento y dolor xq amo
el angst y sufrir muajaja 😈
ahre mentira, en realidad
odié demasiado narrar desde
el punto d vista de jinho aaa
lo odio así que abro hilo de
insultos para ese wey, empiezo
yo : chinga tu padre jinhooo
bueno, espero les haya
gustado y disculpen las faltas
ortográficas pero me puse a
escribirlo recién despertada
y yo a esas horas no funciono
bien ahre kskdksia
en fin, gracias por seguir leyen-
dome y votando en esta historia
a pesar de los 8483 años q me
tardo en actualizar, los tkm ok
espero tengan un bonito fin
de semana, muak <3
⌗ fairyoongis (si, ya cambié
de user, no me desconozcan)
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