018
Jimin se sentía acechado.
Su piel se sentía erizada ante los malos presentimientos que le embargaban a pesar de su mente difusa, sentía miradas maliciosas clavadas en su anatomía pero por más que el miedo comenzara a corroer su ser no podía moverse con facilidad. Por alguna razón su cuerpo se sentía aletargado, sus extremidades se sentían pesadas y su visión estaba borrosa.
Y sobretodo, se sentía como una presa a punto de ser cazada y devorada.
Todo a su alrededor era un confuso borrón, las luces neón del club en el que estaba revoloteaban en diferentes direcciones mareandolo más, los cuerpos que bailaban en la pista se pegaban a él y le hacían difícil la tarea de huir fuera del recinto.
Pero quería huir, quería salir de ese club en cuanto antes porque el miedo le apretaba la garganta dolorosamente. Sin embargo, sus piernas no respondían correctamente y Jimin estaba muy seguro de que eso no era culpa de todo el alcohol que había ingerido.
Y si sus sospechas eran correctas, entonces debía huir de ahí antes de que la persona que lo drogó le hiciera daño.
Sin embargo, Jimin no pudo dar ni tres torpes pasos fuera del club antes de que sintiera como era inmovilizado por dos alfas mientras que un tercero los guiaba a un callejón.
Su mente estaba borrosa pero intentó soltarse, intentó golpearlos estratégicamente para huir pero eran tres alfas contra un omega y aún cuando no era débil físicamente, Jimin poseía un lobo frágil ante las voces de mando. Entonces la desesperación incrementó en cuanto sintió manos indeseadas toquetearlo, las palabras asquerosas resonando en sus oídos mientras varios golpes caían sobre su cuerpo para dejarlo inmóvil.
Llanto. El llanto de Jimin resonaba en aquel sucio callejón de olor putrefacto y luego en todo lo que pudo pensar fue en los dientes que rozaron su cuello letalmente.
Marcado, marcado, marcado.
Ya ni siquiera podía importarle el hecho de encontrarse desnudo y con tres alfas encima, en todo lo que su mente podía concentrarse era en la marca que ardía en su cuello, marcándolo como si fuese un ganado con dueño.
Su sueño roto, su cuerpo mancillado y su lobo totalmente humillado.
"¿Jiminie?"
El aludido parpadeo lentamente para salir de sus pensamientos y elevó la mirada para encontrarse con los ojitos preocupados de Yoongi.
Oh, los recuerdos de esa espantosa noche seguían sintiéndose tan frescos a pesar de los meses que habían pasado.
"Perdón" susurró tratando de volver a la realidad.
Se acomodó mejor dentro de las mantas de Yoongi, apoyando su cabeza sobre el hombro de el omega azabache antes de dar un profundo suspiro, llenándose inmediatamente del aroma meloso de Yoongi.
"¿Sabes, hyung? Yo no era así de cobarde antes de esta maldita marca" susurró, cerrando los ojos mientras sentía los gentiles dedos de Min acariciando su piel delicadamente.
"No creo que seas cobarde Jimin" murmuro Yoongi de vuelta mientras apretaba más al rubio contra su cuerpo, Jimin soltó una risa sin humor.
"Hyung, ni siquiera puedo salir de mi habitación o la tuya sin que me dé un ataque de pánico" se quejó por lo bajo mientras ocultaba el rostro contra el delgado pecho del mayor. "Definitivamente soy más cobarde que antes" suspiro, su aroma volviéndose amargamente triste al olfato.
Le dolía recordarlo. Él fue el omega más fiero y engreído del medio deportivo, siempre demostrándose a la defensiva en cada provocación e insulto en su contra. Recordaba la última rueda de prensa a la que asistió, donde contestó comentarios maliciosos con un tono falsamente dulce, expresión de amabilidad fingida y palabras dolorosamente mordaces.
Había sido imparable, incontenible, totalmente salvaje a ojos de los conservadores.
Y ahora le aterraba la idea de que un alfa le mirara. Era patético y le llenaba de ira pensar en lo que se había convertido gracias a una marca que nunca, jamás, deseó ni pidió.
"Pero antes no era así, claro que no" continuó relatando mientras llevaba una de sus pequeñas manos al vientre redondeado del mayor. "Antes le hacia frente a los alfas, no me daba miedo enfrentarlos encima o debajo de un ring" confesó con una sonrisa orgullosa en sus mullidos labios.
Porque Jimin sabía que antes poseía fuerza física envidiable, además de conocer el arte de la defensa personal y las técnicas de boxeo. Antes confiaba en si mismo y en su fuerza, no dudaba en que era capaz de ganarle a un alfa sin mucho esfuerzo.
Pero ahora no estaba igual de seguro, no cuando podía recordar como le habían doblegado con una sola palabra en voz de mando.
"Una vez le rompí la nariz a un alfa que trató de pasarse de listo conmigo" relató con la mirada perdida, totalmente sumido en sus recuerdos. "Los alfas nunca han sido de mi agrado y desde el secundario me liaba en peleas con algunos" agregó, soltando una risita tímida.
"Woah" Yoongi suspiro cohibido, incapaz de poder imaginarse a un Jimin tan altanero y problemático. "Y-yo nunca podría hacer eso, mamá decía que debía ser un buen omega para mi futuro alfa" murmuro Yoongi con una mueca en los labios.
El corazón de Park se apretó ligeramente en su interior al caer en cuenta de que quizás su crianza y la de Yoongi eran abismalmente diferentes. Nunca había preguntado por el pasado de su hyung pero algo le decía que el cachorrito en su interior no era fruto de una experiencia grata.
"Tu madre estaba equivocada hyung" murmuro Jimin, levantando la mirada para observar los tristes ojitos del mayor. "Ser un buen omega no es sinónimo de sumisión. Ser un buen omega debería valerse por nuestros conocimientos o talentos, no por la cantidad de cachorros que podemos tener"
Lentamente el rubio se colocó entre las piernas del azabache, colocando sus manos a cada lado de su cabeza para sostenerse mejor. La posición hizo a Yoongi sentirse ruborizado, pues así podría rodear fácilmente las caderas del rubio con sus muslos, además de que sentía el abdomen duro del menor chocar contra su vientre redondeado de una manera en que le hacia sentir protegido.
"Lo sé" susurró Yoongi, bajando la mirada para esquivar los ojos determinados del menor. "P-pero crecí siendo educado para complacer a un alfa cuando me casaran, mi vida se redujo a aprender a servirles y nunca levantarles la voz" confesó, sus mejillas poniéndose rojas de la vergüenza.
El disgusto del rubio fue evidente en la expresión de su rostro. Park Jimin siempre había sido alguien libre, muchos pensaban que al tener dos padres alfas crecería bajo una estricta crianza alfista, sin embargo, sus padres jamás le vieron como alguien inferior por su casta. En cambio, le enseñaron a defenderse de aquellos que eran más fuertes por naturaleza y le advirtieron de las artimañas que solían emplear los de su propia calaña.
Jimin creció siendo un omega libre y saber que su hyung, aquel bonito omega de ojitos gatunos, no había tenido la misma suerte le hacia hervir la sangre.
"Si nos hubiésemos conocido antes yo le habría enseñado a defenderse y alzar la voz" susurró antes de acariciar con su nariz la mejilla esponjosita del azabache. "Aunque yo si creo que usted es un omega valiente"
Los ojitos del azabache se abrieron enormes y no dudó en lanzarle una mirada incrédula a Jimin, ¿Min Yoongi era alguien valiente? ¡Claro que no!
"No lo soy Jimin" murmuro con los ojos empañados. "Dejé que un alfa abusara de mi por meses y ni siquiera pude evitar que me embarazara sin mi consentimiento" su voz salió temblorosa y claramente vulnerable.
Yoongi amaba a su cachorrito, de eso no había dudas. Lo que no amaba era la manera en que había sido concebido, eso era algo que desearía poder cambiar.
"Pero estás aquí, ¿no? Oí a Namjoon hyung decir que tú escapaste lejos de ese alfa a pesar de que existía el riesgo de que te pasara algo malo a ti o al cachorro" insistió antes de presionar un pequeño beso sobre la frente del mayor. "También fuiste valiente al acercarte a mi aún cuando podía hacerte daño y ahora me cuidas de todo" señaló, dejando otro tierno beso sobre la clavícula del azabache.
Jimin cerró sus ojos al sentir como Yoongi se encogía bajo de él. Lentamente se recostó sobre el torso del mayor, refugiándose contra su cuello para permitirse sentirse frágil entre los brazos de aquel omega azabache. Antes no concebía la idea de dejarse cuidar por alguien, ahora aprovechaba cada oportunidad para dejar que Min Yoongi le sostuviera contra su pecho como si fuese un cachorro pequeño.
"No importa como te criaron hyung, eres muy valiente" aseguró, acurrucandose con cuidado sobre el cuerpo del mayor, siendo delicado para no aplastar su pancita.
"Tú también lo eres Jiminie" susurró Yoongi, una de sus manos subiendo para acariciar los cabellos rubios del menor con suavidad.
Sin embargo, Jimin soltó una risa nasal y carente de gracia, sus labios se apretaron en un rictus amargo y sus pequeños ojos se empañaron en lágrimas.
"No pude evitar que me marcaran hyung" susurró, su voz quebrándose patéticamente ante las ganas de llorar que sentía. "Esa noche fui tan confiado, pensé que nadie se atrevería a hacerme daño y por tonto no me fijé en el momento en que alguien puso algo en mi bebida" sollozo, sumiéndose en el doloroso recuerdo de aquella noche.
"No fue tu culpa, ¿por qué asumes la responsabilidad de algo así? Jimin, estar ebrio no es la excusa para que algún alfa intente hacerte algo sin tu consentimiento" Yoongi dijo, mientras pasaba sus brazos por la cintura del rubio para abrazarlo fuertemente.
El llanto de Jimin inundó la habitación y Yoongi se dedicó a sostener el pequeño cuerpo de Jimin para evitar que se desmoronara en mil pedazos. Le dolía que Jimin pensara que era su culpa cuando la culpa claramente era del maldito alfa que planeó drogarlo.
"Ellos me obligaron, juro que traté de defenderme pero ellos eran tres alfas contra mi" sollozo completamente desconsolado mientras aferraba sus manos a la camiseta del mayor. "Por más que intenté golpearlos ellos hicieron con mi cuerpo lo que quisieron y luego-" la voz se le quebró a media oración, su rostro totalmente bañado en lágrimas. "Luego uno de ellos me marcó a la fuerza"
Todavía podía sentir el dolor. Recordaba vagamente sus músculos doloridos por los golpes y su trasero ardiendo por las cosas a la que fue forzado. Pero sobretodo recordaba los dientes enterrándose en la carne de su cuello, sus gritos histéricos de dolor, la sangre caliente descendiendo por su piel de manera viscosa. Jimin sabía que intentó huir a pesar de estar siendo mordido salvajemente, se removió como loco contra la boca de aquel alfa sin rostro, pero lo único que ganó fue que el maldito apretara sus dientes hasta casi desgarrarle el cuello de un mordisco.
No importó nada de lo que hizo, fue marcado hasta casi quedar muerto desangrado.
"Fui débil hyung, se suponía que era el maldito omega más fuerte del país y aún así solo les bastó usar su voz de mando para marcarme como un trozo de bistec" gimió abrumado, los recuerdos siendo tan dolorosos y crudos que su aroma se había vuelto casi tóxico al olfato.
Aún así sintió los brazos de Yoongi apretarse alrededor de su cintura y los labios de éste posarse sobre sus mejillas, repartiendo besitos delicados por toda la piel nívea a su alcance. Jimin al instante sintió a su lobo tranquilizarse en su interior, arrullado por el olor relajante a té que expulsaba Yoongi y los mimos que eran depositados sobre su ser.
"No fue tu culpa Jimin, lo repetiré hasta que logres entenderlo" susurró el mayor, su pequeña nariz acariciando la mejilla de Jimin en un gesto mimoso y juguetón.
La garganta de Jimin se sintió apretada pero asintió ante el decreto de Yoongi, ignoró la forma en que su lobo aullaba devastado en su interior y se concentró en la forma tan reconfortante en que Yoongi lo sostenía contra su pecho, como si quisiera evitar que Jimin cayese dentro de un pozo sin fondo.
Lentamente su respiración se fue tranquilizando y se mantuvo acurrucado contra el cuerpo de Yoongi, absorbiendo por los poros la sensación tan grata que era ser cuidado y mimado por su bonito hyung embarazado.
"Extraño boxear hyung, ¿sabías que iba a debutar en diciembre?" preguntó más calmado, aunque su voz se escuchaba congestionada por el anterior llanto. "Papá me entrenó desde los ocho años"
"Si, algo de eso me contó Namjoonie y Jungkookie" confesó, bajando la mirada para poder captar como los ojitos del rubio se iluminaban como dos faroles.
"Yo era el primer omega en intentar competir en las ligas mayores, las que son solo para alfas" murmuro orgulloso, una sonrisa chiquita delineandose en sus labios mullidos. "Era la promesa del box para peso ligero"
Yoongi sonrió ante los detalles. Se imaginaba a Jimin entrenando, a Jimin sobre el ring moviéndose ágilmente, lanzando golpes certeros y esquivando otros. Era una imagen mental demasiado buena y sus mejillas coloradas lo confirmaron.
"Cuando salgas de aquí podrás retomarlo" aseguró Yoongi, sus largos dedos apretando la cintura del rubio para pegarlo más a su cuerpo.
Jimin no quiso contradecirle, a pesar de que él ya no quería volver a boxear. Simplemente abrazó la dulce fantasía de volver sobre un ring sintiéndose halagado por la fe que Yoongi ponía sobre sus habilidades.
"Quizás lo haga" mintió, restregando su mejilla contra el hombro del azabache para marcarse con su olor. "Papá estaría feliz de que yo regrese victorioso a pesar de lo que pasó" murmuro, una sonrisa triste elevando sus comisuras ante el recuerdo de su padre.
"Hablando de tus padres, ¿puedo preguntar porque no te visitan?" preguntó Yoongi con timidez, sus dientes apresando su labio inferiores en un gesto apenado ante su curiosidad inoportuna.
Aun así Jimin no se molestó, en cambio sonrió feliz al tener que hablar de sus progenitores.
"Les pedí que no vinieran. No quería que ellos me vieran así de destruido, no me gustaría que me miraran con lastima" confesó avergonzado antes de sorber su naricita. "Ellos siempre me vieron como alguien fuerte y me da miedo que se den cuenta que soy débil si me miran así"
"No eres débil Jiminie" aseguró el mayor mientras enredaba sus largos dedos en los cabellos dorados de Jimin. "Y prometo ir a alguna de tus peleas para decirles a tus papás lo fuerte que eres" prometió solemnemente, arrancando una risita al menor.
Jimin sintió de nuevo las ganas de llorar (ese día al parecer lloraría hasta el cansancio), le parecía tan reconfortante la manera en que Yoongi confiaba y tenía fe de lo que era capaz de lograr, algo que él mismo había perdido después de la marca. Le aliviaba saber qué, aunque quisiera rendirse, siempre tendría a Yoongi alentándolo a seguir a pesar de las dificultades, definitivamente el Min Yoongi era uno de los pilares más importantes en su vida.
"Gracias hyung" susurró, separándose un poco para colocar sus rodillas a cada lado de las caderas del azabache. "Gracias por escucharme y consolarme" agregó, inclinando su rostro para rozar su nariz contra la del mayor. "Gracias por cuidar de mi desde el principio, gracias por todo"
Los ojos de Jimin se empañaron con lágrimas, el sentimiento de agradecimiento dentro de su pecho volviéndose más y más grande con cada segundo en que observaba el bonito rostro de Yoongi. Estaba tan agradecido, Yoongi se había convertido en una persona tan esencial en su recuperación, gracias a él se sentía inspirado para esforzarse a sanar y estaba seguro de que si Min Yoongi no se hubiese acercado a abrazarlo el primer día que llegó al refugio, probablemente hubiese muerto ante su negativa de dejarse tocar por un alfa para ser curado.
Sintió los dedos fríos de Yoongi posarse sobre sus húmedas mejillas, ni siquiera estaba seguro de en qué momento había vuelto a llorar pero ahora el omega azabache se encargaba de limpiar gentilmente las gotas saladas que se deslizaban por su piel, tarareando dulcemente en un intento por arrullarlo y frenar su llanto.
Oh, Yoongi siempre consolándolo, siempre buscando que deje de sufrir.
No sabía de qué manera demostrarle lo muy agradecido que estaba con él, nada de lo que le viniera a la mente era suficiente para externar su eterno agradecimiento para con el omega que se asemejaba a ser su ángel guardián.
Nada era suficiente, mil gracias no bastarían para cubrir todo lo que Yoongi había hecho por él desde el primer momento en que se vieron.
"Gracias por estar a mi lado, hyung" finalizó con el corazón en la mano, los ojos llorosos y la nariz húmeda.
Y lo próximo que Jimin supo fue que las grandes manos de Yoongi se habían aferrado a sus mejillas para acercarlo a su rostro y estampar sus labios juntos en un beso. Su lobo se puso eufórico dentro de su pecho y su estómago se llenó de cosquillas agradables mientras movía sus labios delicadamente contra los del mayor, quién se aferraba a sus mejillas con determinación mientras controlaba el beso a su antojo. No pudo evitar pensar que besar a Yoongi era el mejor regalo de cumpleaños de todos.
Porque por fin, por fin estaba besando a Yoongi, a un bonito omega.
¿A su omega?
"Gracias a ti, Jimin"
POR FIN DE BESARON LPM
AAAAA#@?(?!#(282A AYUFA
ahre se emocionaba por
su propio fanfic, 1 disculpa
pero espere por esto por 17
capítulos xd
en fin, espero les haya gustado
este nuevo escalón avanzado
en la relación de nuestros
omegas consentidos y prepa-
rense porque esto recién
comienzA, como sea no se
olviden de votar y comentar.
los re amOoOo bebus, nos
leemos pronto <3
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