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001: i need your love befour i fall

"¡No! ¡Alfa, por favor! ¡Ya basta!"

Un gemido de dolor se escapó de sus labios, mientras sus músculos tensos recibían los impactos de los puños de su alfa. Le fue imposible aguantarse el llanto que le comenzó a escurrir por las pálidas mejillas, pero trató de hacer el menor ruido posible, pues sabía que eso solo empeoraría todo. Su lobo aullaba asustado dentro de su pecho, clamando piedad a aquel que se suponía debía protegerlo, pero los golpes no paraban y Yoongi podía apostar a que en unos segundos más terminaría inconsciente sobre el frío suelo en donde era apresado.

Su boca sabía a sangre y podía sentir los cortes en el interior de ésta cada que tragaba saliva, su ojo izquierdo estaba tan hinchado que no podía abrirlo y sus costillas palpitaban dolorosamente con cada inhalación. Sobre su cadera reposaba todo el peso del alfa al que llamaba prometido, mientras sus ojos inyectados en sangre seguían mirándole con un odio tan profundo que le erizaba la piel, sin dejar de golpearlo una y otra vez, impactando sus puños sobre la piel de Yoongi con toda la fuerza que podía reunir, sin mostrarle ni un apice de piedad.

Era como si Yoongi fuese lo peor del mundo, como si fuese su culpa y mereciera cada golpe.

"Cállate, maldita sea, deja de llorar" gruñó, con su voz de mando en el tono.

El cuerpo entero de Yoongi se debilitó inmediatamente ante aquello, como si fuese un simple títere y alguien hubiese cortado sus hilos.

Sintió cómo sus manos caían sin fuerza a sus costados, a pesar de que todo ese tiempo había estado tratando de empujar al alfa con todas sus fuerzas para quitarselo de encima y, en cambio, se quedó totalmente lánguido sobre el suelo, paralizado en contra de su voluntad por culpa de la voz de mando que su novio había utilizado en él.

Ante su reacción, el alfa sonrió satisfecho, dejando de golpearlo y bajando sus manos con rapidez hasta los shorts del omega. Los bajó de un tirón junto con su ropa interior, dejándole desnudo de la cintura para abajo, mientras sus ojos lascivos recorrían con satisfacción las piernas delgadas y pálidas del omega, antes de abrirlas para situarse entre ellas en contra de su voluntad.

"Por favor, alfa, ya no más, te lo rue..." pero su pequeña suplica susurrada fue interrumpida gracias a la fuerte bofetada que le atravesó el rostro.

Un hilillo de sangre se escurrió por sus labios junto con un sollozo que emergió de su garganta, Yoongi inmediatamente cerró los ojos y cubrió su rostro con sus manos en un intento por detener su propio llanto cuando escuchó el cierre del pantalón del alfa ser bajado.

"Eres mío, Yoongi, y voy a tomar lo que es mío las veces que quiera aunque no te guste" el alfa espetó con sorna, acariciando los muslos del omega sin siquiera detenerse a dilatarlo para la penetración.

Yoongi simplemente lloró con más fuerza pero ya no se opuso. De todas formas ya le había quedado claro que, aunque quisiera, no podría sacarse de encima al asqueroso alfa ni aunque usara toda su fuerza, pues al final un omega siempre sería más débil que un alfa. Todo lo que podía hacer era callar y soportar cómo lo profanaban sin su permiso unos segundos después.

Lamentablemente esa era su vida y no podía cambiarla.

Se removió con incomodidad sobre la dura superficie y sus ojos lucharon por abrirse en medio de su estado de inconsciencia. Giró sobre su cuerpo quedando boca abajo y, con todas las fuerzas que le quedaban, se puso de rodillas y manos sobre el suelo en el que había quedado tirado. Con dificultad, trató de abrir los ojos lentamente, pero solo logró hacerlo hasta la mitad pues estaban tan hinchados que la simple tarea de levantar sus párpados era casi imposible. Cuando pudo ver algo a su alrededor, se encontró con una casa vacía y su cuerpo semidesnudo a mitad de la sala de estar.

Un gemido de dolor se deslizó por su garganta cuando se puso de pie, sus piernas temblando como gelatinas al aguantar su peso y su trasero ardiendo ante el movimiento. Cuando recuperó los sentidos, subió sus manos a su cuello rápidamente, sus dedos tanteando con desesperación la zona entre su hombro y su nuca en busca de alguna herida, pero al no sentir ninguna marca de dientes sobre la piel se permitió suspirar con tranquilidad.

Aún seguía sin marca.

Todavía no era totalmente de la propiedad de ese bastardo.

Caminó con dificultad a través de la casa, sus manos usando de apoyo las paredes para hacer más fácil el recorrido hasta el baño. Cuando se encerró dentro de la pequeña habitación se acercó tambaleante hasta el lavabo y abrió el grifo para echar un poco de agua fresca sobre su magullado rostro. Al instante, un siseo de ardor salió de su boca cuando el líquido frío tocó las heridas abiertas de sus mejillas y labios.

Una vez que limpió correctamente su maltratado rostro y se aseguró de haber quitado toda la sangre seca de su piel, procedió a abrir el cajón del lavabo en busca de sus anticonceptivos.

Sin embargo, todo lo que encontró fueron las cajas vacías en el tacho de la basura y su estómago se hundió al ver las píldoras flotando en el retrete.

El bastardo de su alfa había botado todas sus pastillas, de seguro en busca de dejarle preñado.

Sintió las arcadas subirle por la garganta ante la desafortunada situación pero no pudo vomitar nada ya que su estómago estaba vacío, así que simplemente jaló la palanca del excusado viendo cómo las píldoras se iban por el drenaje y se contuvo de lanzar un golpe al espejo de la pura frustración. Solo rogaba a la Diosa Luna que le tuviera piedad y evitara que quedara embarazado de ese animal que le hacia la vida imposible, porque ya no tenía más dinero para comprar otra caja y ahora que su alfa se había enterado de que estaba tomando anticonceptivos a sus espaldas, no le soltaría ni un centavo.

¿Podía tener peor suerte?

Resignado, abrió la llave de la ducha y quitó la única prenda que le cubría de su desnudez para meterse bajo el chorro de agua tibia. Lavó su cuerpo con la esponja enjabonada, restregando la piel con algo de fuerza en un intento de quitarse todo rastro del alfa de encima. Repitió aquella acción al menos tres veces, antes de poner champú sobre su cabeza y lavar su cabello para asegurarse de que ningún rincón de su cuerpo apestara a la esencia de su prometido.

Cuando terminó, se enrolló en una toalla y caminó fuera del baño hacia su habitación para poder vestirse, abrió la puerta y asomó su cabeza primero para cerciorarse de que el alfa no estuviese dentro y, cuando vió que no había rastros de ese hombre, entró a toda velocidad para después cerrar la puerta tras su espalda. Se apoyó contra la madera y respiró profundamente antes de dirigirse hasta su armario para sacar algo de ropa y vestirse. Cuando tuvo encima unos jeans y una remera se dirigió a su cama para intentar dormir, sin embargo, no pudo dar ni tres pasos cuando la puerta de la habitación se abrió con tanta brusquedad que chocó contra la pared creando un ruido estruendoso.

Su cuerpo se paralizó de inmediato y sus ojos hinchados casi se cerraron por inercia, a la espera de un golpe que no llegó. Miró casi con alivio la manera en que el alfa ignoraba su presencia y se echaba sobre la cama como un peso muerto, casi sin moverse. Yoongi se acercó con cautela hacia el cuerpo inmóvil y se relajó un poco al escuchar cómo los ronquidos inundaban la habitación al instante.

Dando un suspiro de alivio, se acostó a su lado (pero a una distancia prudente para que sus cuerpos no se tocaran), antes de meter la mano debajo de su propia almohada para tantear con sus dedos el mango del cuchillo que ocultaba allí.

Cerró los ojos y trató de dormir al lado de aquel que se suponía debía amarle y cuidarle, pero que en cambio le aterraba al punto de tener que dormir armado para asegurarse de que no lo asesinaría entre sueños.

Pero no podía quejarse, esa era su vida y tenía que acostumbrarse.

Yoongi miró aterrado el momento en que su alfa lanzó con furia el plato con comida contra la pared, la pintura y el suelo manchándose de fideos cuando se impactó y los pedazos de vidrio esparciéndose por todos lados cuando el plato se destruyó. Su cuerpo se encogió con terror al ver al alfa parándose de su asiento y caminando hasta él, la mano del hombre rodeó su cuello al instante y por acto reflejo Yoongi trató de apartarse del agarre, sin embargo, solo se ganó una bofetada a cambio.

"No sirves para nada, maldita sea, ¿siquiera sirves para algo más que estorbar?" le gruñó con colera, muy cerca de su rostro, y Yoongi tembló ante el aroma amargo que destilaba el cuerpo enfurecido de su prometido.

"P-perdón, alfa" susurró a duras penas, pues el aire comenzaba a faltarle en los pulmones gracias al fuerte agarre sobre su garganta.

"Estoy cansado de ti, si no fuese porque la puta de tu madre me rogó para que me casara contigo ya te hubiese echado a patadas" masculló hastiado y el omega sintió sus ojos aguarse ante aquellas palabras.

Porque su madre, sin saberlo, lo había empujado hacia aquella mala vida en su desesperación por emparejar a su hijo mayor y deshacerse de él. Y si no fuese porque en su casa habían otros tres omegas más pequeños que sobrevivían gracias al trabajo mediocre de su madre, él ya se hubiese regresado con ella.

Pero debía aguantar, él no podría ser una carga más para su pobre madre cuando ya era demasiado mayor y no podía proveer lo suficiente con su trabajo a sus hermanos.

"S-seré un buen omega, l-lo prometo" susurró, su rostro ya se había puesto rojo por la falta de aire y si aquella presión continuaba podría ponerse morado de la asfixia.

"Es lo menos que espero por casarme con un bueno para nada como tú" dijo, soltándolo con desdén y poco importándole que el cuerpo de su omega cayera de rodillas en el suelo lleno de cristales. "Y da gracias por provocarme tanto asco como para marcarte, porque sino ya te hubiese reclamado para que dejes de moverle el culo a cuanto alfa se te cruza" y salió de la cocina dando grandes zancadas.

Yoongi soltó un sollozo al levantarse del suelo, los pequeños trozos de cristal que se habían clavado en la piel de sus rodillas cayeron al suelo de nuevo cuando se puso de pie por completo. Lavó sus manos en el fregadero y limpió sus rodillas sangrantes con un trapo húmedo, después se dedicó a limpiar el desastre de vidrios rotos y comida regada que el alfa había dejado, todo mientras lloraba en silencio, tratando de hacer el menor ruido posible.

Se hubiese quejado al tener que tallar las paredes para quitar la mancha de comida que había dejado sobre la pintura, pero era solo un débil omega y debía complacer a su futuro esposo.

No podía quejarse. Ese era su prometido y tenía que acostumbrarse.

Las siguientes semanas no fueron diferentes, llevaba un poco más de cinco meses viviendo junto a aquel alfa con el que se había comprometido por petición de su madre y su situación, en vez de mejorar, cada día iba empeorando más. Su rostro estaba cubierto por hematomas, algunos recientes y otros que empezaban a desaparecer, su cuerpo -que de por si ya era delgado por naturaleza- ahora lucía casi esquelético por su poco apetito y, como si aquello no fuese lo suficientemente malo, también se le había sumado a su martirio unos malestares que definitivamente le alarmaron.

Los mareos, vómitos y el retraso de su celo le obligaron a arriesgarse y pedir ayuda su vecina (una linda anciana que siempre pasaba a regalarle plantas para el jardín), pidiéndole de favor una prueba de embarazo de la farmacia más cercana para librarse de sus aterradoras dudas.

Justo en ese momento estaba encerrado en el baño, se encontraba sentado sobre el retrete mientras mordía sus labios con nerviosismo. La prueba de embarazo descansaba sobre el lavabo en espera de que diese el resultado y Yoongi no podía estar más angustiado ante aquella situación.

Cuando el tiempo requerido pasó, tomó entre sus temblorosas manos el pedazo de plástico que sentenciaría su vida y, al ver el resultado, sintió el corazón hundirse en su pecho con pesadez.

Dos rayitas.

Estaba embarazado.

Las lágrimas no tardaron en escurrirse por sus mejillas, sus manos soltaron la prueba de embarazo al instante como si le quemara y acunó su vientre aún plano entre las palmas de sus pálidas manos con fuerza.

Iba a tener un cachorro de ese alfa malo.

Iba a tener un cachorro.

Pero... sería un cachorro propio.

Suyo. Un bebé solo suyo.

Una risita incrédula salió de sus labios y bajó la vista para mirar su abdomen, parecía casi imposible que en aquel estómago ahuecado por la desnutrición estuviese creciendo vida, pero así era y su corazón no dejaba de latir furioso contra su pecho con emoción, mientras su instinto animal parecía enloquecer dentro de su pecho ante la expectativa.

Siempre había deseado tener cachorritos.

Amaba a los bebés, sus hermanos habían sido su adoración por mucho tiempo y saber que ahora tendría el suyo le calentaba el corazón, quería tenerlo ya entre sus brazos, quería cuidarlo, quería...

La sonrisa se borró de su rostro cuando el sonido de la puerta principal abriéndose llegó a sus oídos, la realidad cayéndole como un balde de agua fría y recordándole que vivía bajo el mismo techo que un alfa agresivo que abusaba de él cada dos segundos.

Ese alfa era el padre de su cachorro, ¿realmente quería compartir sus futuros hijos con un ser así?

"¡Yoongi! ¿Donde mierda estás?" el rugido de su alfa llegó hasta sus oídos, paralizándolo por completo.

Inconscientemente, se levantó del retrete y caminó fuera del baño contra su voluntad, la voz de mando que el hombre había utilizado en su grito le había aturdido tanto que no pudo resistirse a la orden. Al salir a la sala, visualizó con rapidez al alfa frente a él y su lobo siseó al darse cuenta del peligro que se poco a poco se esparcía por toda la casa.

Su alfa apestaba a alcohol. Estaba borracho, terriblemente borracho.

Carajo.

"Ven aquí, maldita puta, abre las piernas para tu alfa"

Y si, puede que esa fuese su vida, su patética y lamentable vida, a la cual se había resignado sin dudar solo para no ser una carga para su madre pero, ¿realmente quería esa misma vida para su cachorro?

La respuesta definitiva llegó a él cuando el alfa trató de acorralarlo contra una pared y el omega, guiado por sus frenéticos instintos de sobrevivencia y protección, le reventó un jarrón sobre la cabeza noqueándolo al instante.

Ante la vista del cuerpo inerte sobre la alfombra, Yoongi no dudó en correr hacia su habitación para guardar unas cuantas pertenencias dentro de una vieja mochila, completamente decidido a irse de allí cuanto antes. No se detuvo a considerarlo mucho, todo su cuerpo parecía haber sido inyectado con adrenalina y en todo lo que podía pensar era en ponerse a salvo. A él y a su cachorro.

Nunca pensó que huiría, nunca pensó que se atrevería a abandonar a su prometido de esa forma, pero incluso se atrevió a robar la billetera que el alfa cargaba en su bolsillo cuando salió a la sala de nuevo. No miró atrás, ni siquiera se aseguró de que el alfa estuviese vivo luego del golpe, simplemente corrió fuera de aquella casa entre sollozosos y temblores, dejando atrás la prisión que había encerrado su dolor y su sufrimiento por tantos meses.

Porque esa no era la vida que su cachorrito merecía.

"Voy a protegerte con mi vida, lo prometo" susurró, sin aliento, mientras corría con fuerza a través de las calles, ansioso de encontrar un futuro mejor.

Y Yoongi siempre cumplía sus promesas.











primer capítulo wowowow bueno espero les guste esta nueva historia.

no se olviden de votar y comentar xq me alegran la vida unu 💕

los tqm, nos leemos prontito.

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