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Único.

El pitido de la alarma no dejaba de sonar, aquel molesto sonido le obligó a salir del sueño. SeokJin lo odiaba, porque él quería seguir soñando, aunque sabía que debía despertarse y traer sus pies de vuelta a la realidad,

—JungKook —murmuró al despertar.

La cálida luz traspasó el vidrio de la ventana, SeokJin maldijo ante el dolor que le provocó a sus ojos, sin embargo, sabía que era culpa suya por haberse quedado dormido mirando el cielo nocturno decorado con algunas que otras estrellas que se lograban ver desde la cuidad.

Sin muchas ganas se levantó de la cama, la misma que durante los últimos tres meses se hallaba fría, sin calor. Sin amor.

El departamento donde vivía no era grande, de hecho, era bastante pequeño, a pesar de ello si le hubieran preguntando hace unos meses antes, hubiera respondido que era cómodo y acogedor, que quizá no era la gran cosa, pero era su dulce hogar. Era el nido de amor que había creado con su alfa. No obstante, ahora caminaba con pena por ella, odiándola por los recuerdos que se encontraban guardados en lo más profundo de él. Pero él no se podía ir, aunque le doliera estar en ese lugar, era de él y de JungKook. Incluso si él se había ido.

Un sollozo volvió a salir, y las lagrimas no se tardaron en recorrer sus mejillas. Recordarlo era un sufrimiento interno que dolía como el infierno. Su alma lloraba por su otra mitad. Mitad que lo había dejado.

Él los había dejado.

Se derrumbaría ahí mismo si no alcanzaba a afirmarse de algo, así que se agarró de la orilla del mueble más cercano. Y se dedicó a llorar por minutos o quizás horas. El tiempo pasaba tan rápido cuando se trataba de sumergirse en el dolor y llorar desde el alma.

La puerta de la entrada sonó, y SeokJin rápidamente limpió sus mejillas y ojos, tratando de quitar todo rastro de su llanto. Se preparó mentalmente para poder sonreír, para que el mundo no viera como moría por dentro.

—Jinnie, cariño, ¿estás aquí? —la voz de su madre resonó por todo el departamento.

SeokJin salió de la habitación y llegó a la sala. Su madre estaba dejando un par de compras en la encimera de la cocina, cuando se volteó y observó a su hijo todavía en pijama, su ceño se frunció y su boca hizo una mueca en claro desacuerdo.

—¿Desayunaste? —le preguntó con un tono duro.

—No —murmuró Jin, desde hace unos mees se le hacía imposible hablar fuerte y claro. Su voz salía baja e inestable. Casi como un susurro.

—Son las dos de la tarde —comentó posando su mano en la cadera.

Jin abrió sus ojos sorprendido porque su alarma la tenía programada para las once y media de la mañana. Tal y como sospechaba se había quedado horas llorando y recordándolo. No era primera vez que le pasaba, pero nunca se lograba a acostumbrar, en su mente solo parecían minutos, y cuando la realidad lo golpeaba, la mitad del día se le había pasado. Así que últimamente sus días solo consistían en eso: Llorar, pensar, recordar, imaginar y de nuevo llorar.

—Ven te prepararé algo para comer, seguro deben tener hambre —dijo su madre ahora en un tono más suave. Quizá la culpabilidad le había golpeado—. Los omegas en estado tienen que comer bien, en especial en tu caso.

SeokJin hizo una pequeña mueca parecida a una sonrisa, la cual solo duró un segundo. Miro su vientre, el cual se encontraba abultado por el par de cachorros que contenía. Ya tenía seis meses y al ser mellizos su barriga se encontraba más grande de lo usual.

Volvió a romper en llanto, porque era tan doloroso.

¿A caso JungKook se había enterado de su embarazo? Quizá por eso había ido. El alfa le había dicho que no estaba seguro con ser padres.

—¿Qué te parece la idea de ser padres? —preguntó el omega acariciando con cariño el pecho de su alfa.

—¿Qué?

—Bueno, no ahora, pero quizá en un futuro —SeokJin tomó la mano de Kook y enredó sus dedos con los de él. Al instante notó la incomodidad del alfa, por la tenso que se puso y por el mismo lazo que los unía.

—No lo sé, amor... no lo creo.

—¿Por qué no? —cuestionó Jin, abultando sus labios. A su lobo le dolía el hecho de ser rechazado de aquella forma, ¿no era lo suficiente para que su alfa quisiera tener cachorros con él?

—No tiene nada que ver contigo -se apresuró a decir al notar el dolor de su omega a través de la marca—. Pero... ¿Qué pasa si lo hago mal? ¿Si no soy un buen padre?

Y SeokJin entendió que ese miedo venía de la desastrosa vida familiar de JungKook, el cual lo había marcado profundamente.

Sintió los brazos de su madre envolverlo y consolarlo.

y trató de convencerse que JungKook no se había ido por los cachorros. Jin apenas se había enterado unos días antes de que él se fuera y quería decírselo de una manera especial, cosa que nunca llegó a suceder.

—No sé si pueda seguir mamá... duele mucho. Mi corazón duele mucho. Mi lobo esta deprimido. Yo lo estoy... es difícil... no quiero seguir. Haz que pare todo este dolor, por favor mamá —suplicó en medio del llanto.

SooYoung pasó su mano en el pelo oscuro de su hijo y soltó feromonas tranquilizadoras para que su pequeño hijo se pudiera calmar.

[...]

—¿Cómo se llamarán? —preguntó la pequeña niña que miraba curiosa la gran panza de su tío.

—Tengo pensando JungWoo para el hombre y JiSoo para la mujer.

—¿Cómo serán? —volvió a preguntar JooHyun—. Papá dice que han visto a mis primos por una máquina, ¿son lindos?

SeokJin rio ante la inocencia de su sobrina, pero no duró mucho porque e encontró pensando en la pregunta. En unos días cumpliría los nueve meses y pronto podría ver a sus hijos. Y probablemente se parezcan a su alfa.

—Tío, ¿está triste? —la niña había sentido el olor a tristeza desde que llegó al departamento de SeokJin, pero ahora se había hecho mucho más fuerte.

—Cariño, ¿hiciste algo para molestar al tío Jin? —le preguntó su padre al notar el triste aroma de su hermano se había intensificado, la niña rápidamente negó con su cabeza y se alejó de su tío.

—Déjala, Sehun —se interpuso Jin—. Ella no hizo nada, solo fui yo que empecé a recordar.

—Sabes que podrías ir a casa de nuestros padres o incluso a la mía —le recordó su hermano, mientras le miraba con pena—. Debe ser difícil vivir aquí.

—No quiero ser una molestia —murmuró apartando su vista. Tampoco quería escuchar lo mismo de siempre.

—No lo eres, eres mi hermanito y haría de todo para volver a verte sonreír... mamá de verdad quiere que vuelvas donde ellos, es una casa más grande y cómoda.

—Siempre es lo mismo ¿no? —masculló sintiendo su rabia subir—. Ustedes no les gusta aquí porque es más pequeño de lo que tenían planeado para mí. Siempre queriendo lo mejor para mi, esperando que mi destino fuera un alfa con dinero que pudiera mantener a su querido omega, y qué gran decepción se llevaron cuando supieron que era Kook. Siempre le dijeron cosas, hasta que les hizo caso y me dejó.

Estaba tan nervioso, le iba a presentar a Kook a sus padres. Bueno, ya lo conocían, eran vecinos y mejores amigos desde los cinco años.

—¿Pasó algo SeokJin? —preguntó su padre cuando su hijo citó a la familia a la sala de la casa, pidiendo que lo escucharan. No fue mucha la sorpresa pillarse con Kook, puesto que eran mejores amigos con Jin, pero se le hacía demasiado raro todo esto.

—Quería... queríamos —se retractó incluyendo a Kook y tomando de su mano. Rápidamente la alarma en su padre se encendió y no le gustó—, hablar de algo.

—¿De qué cosa, cariño? —preguntó la madre sintiendo la tensión de su esposo a través de la marca.

—JungKook... —inhaló profundo y cerró sus ojos para dejarlo ir—. JungKook y yo somos pareja predestinada. Él es mi otra mitad.

Y la pareja tragó con miedo cuando vieron la cara de descontento de los padres de Jin. JungKook sintiéndose cohibido y triste ante la idea de que no lo aceptaran.

—¿De qué hablas? ¿En qué momento? —tomó una pausa para pensar y al final dijo—. ¿Desde cuándo lo saben?

—Papá...

—¡SeokJin! —le gritó.

—Desde que cumplí los dieciséis —confesó—. A la llegada de mi presentación como omega.

—¿Por qué demoraste tanto en contarlo? —masculló tratando de contenerse.

—Queríamos esperar a cumplir los dieciocho para hacerlo oficial.

—¿Oficial? —le cuestionó—. ¿De qué manera te refieres?

—A-a la m-marca...

Y en ese momento notaron que su hijo estaba usando un suéter con cuello alto.

—¡¿DEJASTE QUE TE MARCARA?! —gritó su padre aterrorizado—. ¿Y tú no piensas decir nada? -su mirada furiosa estaba puesta en kook, el cual temblaba de los nervios.

—Señor, usted s-sabe que amo a su hijo y que haré de todo para hacerlo feliz.

—¿Lo amas? Si lo amaras de verdad nunca te hubieras acoplado con él y hubieras dejado que se fuera con un alfa mejor.

—¡Papá!

—No me grites Kim SeokJin, sabes que es la verdad, ¿qué te podrá dar este alfa? —apuntó a JungKook, quien con todas sus fuerzas estaba aguantando las lágrimas.

La familia Kim nunca pensó que aquel chico podría ser el predestinado de su hijo, ya que pensaban que seguramente sería algún alfa con estudios, y no el vecino con problemas de dinero e intrafamiliares.

—No quería sonar de esa forma... perdón.

—Está bien... —murmuró mientras se sentaba en el sillón, con algo de dificultad por el peso de los cachorros—. Veré algo de televisión, hay cosas en el refrigerador por si quieres comer algo.

SeHun asintió con una mueca. Odiaba ver a su pequeño hermanito sumergido en el dolor, su mirada ya no brillaba y unas enormes ojeras resaltaban en su rostro.

Preparó un poco de arroz con tira de carne para servirle a su hermanito y a su pequeña JooHyun. Cuando la comida ya estaba lista, llamó a su hermano para que este se sentara en la pequeña mesa. Llamó a su hija, y la pequeña niña llegó corriendo con un objeto casi de su porte en las manos.

SeokJin se levantó rápidamente cuando vio a su sobrina con la guitarra de Kook.

—Mire tío, sé tocar —dijo alegre JooHyun, tocando desafinadamente las cuerdas de la guitarra. SeokJin se acercó a la niña y le quitó el objeto de sus manos, y ella se asustó al ver la cara molesta de su tío.

—JooHyun ¿por qué sacaste eso? —le regañó su padre, a la pequeña se le aguaron los ojos al ver el par de hombres molestos.

—Tranquilo, SeHun... estoy seguro que JooHuyun no lo sacó con malas intenciones —la voz de Jin sonó algo tranquila, a pesar de que se había alterado.

—Estoy seguro que sí, pero con papi Baek te hemos enseñado que no debes intrusear las cosas de los demás.

—Lo siento papá.

—Pídele disculpas a tío Jin —le exigió SeHun.

—Lo siento tío Jin —se disculpó JooHyun agachando su cabeza.

—Está bien pequeña, pero no vuelvas a sacar la guitarra, ¿okey?

—¡Okey!

SeokJin le acarició la cabeza con cariño para que su sobrina se sintiera mejor.

—Siéntate a la mesa y come antes de que se enfríe —le ordenó sehun.

—¡Sí, papá!

SeokJin observó la pequeña escena y acarició su vientre, él después tendría que educar y corregir a sus cachorros con tranquilidad cuando estos cometieran algún error o hicieran algo malo.

—¿Estás bien? —le preguntó su hermano.

—Sí, solo me alteré al verla, por si se le pasaba a caer o se tropezaba... la guitarra es especial.

—Se la regalaste a JungKook para sus dieciocho años —recordó, sintiendo pena por su hermano.

—Ajá, unos meses antes de que me marcara.

—¿No crees que te haces más daño manteniendo sus cosas?

—Puede ser... sé que el se fue, pero... —las palabras no lograron salir porque rápidamente el llanto se apoderó de él. Su hermano mayor lo abrazó y trató de tranquilizarlo y una vez que este se calmó se apartó y le susurró al alfa una "gracias".

—¿Sabes tocar? —preguntó señalando la guitarra.

Jin negó, y cuando estuvo apunto de decirle algo, una dolorosa puntada se hizo presente. Con dolor se agarró del vientre y trató de afirmarse de su hermano.

Parece que los cachorros nacerían antes.

[...]

SeokJin miró a su alrededor, estaba en su habitación. Era de mañana y el sol iluminaba todo el espacio con un tono dorado y cálido. De repente unos pasos se escucharon y cuando la puerta del dormitorio se abrió se encontró con el par de ojos que tanto amaba. Redondos y brillantes, similares a los de un ciervo.

Era JungKook.

Jin estaba estático de la sorpresa, y las lágrimas no tardaron llegar.

—Estás aquí —dijo en un hilo de voz.

—Claro que lo estoy, ¿a dónde más estaría? —preguntó, sonriéndole.

SeokJin seguía ahí, sentado en la cama todavía sorprendido, sin poder moverse o formular palabras correctas. Solía podía observarlo, era JungKook. Era su voz. Su mirada. Su sonrisa...

—¿Qué pasa, bebé?

—N-no... t-tú te habías ido —acusó con dolor en sus palabras.

JungKook hizo una pequeña mueca y se sentó en la silla del pequeño escritorio que tenían en su habitación.

—Los mellizos son tan lindos, JiSoo se parece más a ti que a mí. Aunque tiene mi lunar.

SeokJin se alarmó, se supone que sus cachorros estaban junto a él. Su cuna estaba en esta habitación.

—Tranquilo —intervino Kook, ante de que Jin se levantaran—. Están durmiendo en la habitación de invitados, ahí moví su cuna.

SeokJin no lo entendía, todo era tan confuso... era JungKook... pero él se había ido.

—Hey, ¿por qué tienes esa cara? No me gusta verte así, deberías dormir más, ¿nuestros niños toman mucho de tu tiempo? Ahh, me pregunto cómo serán cuando crezcan. Siento que JungWoo será un omega y JiSoo alfa, ¿tú qué crees?

—Yo... yo no lo sé —dijo, sintiéndose mareado.

—Ay, bebé... ven aquí, ¿te sientes mal? —le preguntó Kook, mientras se levantaba. Con unos cuántos pasos ya estaba junto a Jin y lo abrazó—. Yo estoy aquí, amor —le susurró en el oído, Jin se rompió y se aferró al cuerpo de JungKook. Podía sentir los latidos de su corazón, palpitando al unísono junto al suyo.

—¿Quieres que canté algo? Sé que te relaja escuchar mi voz, no es la mejor, pero supongo que al ser tu alfa es diferente.

—Tu voz es hermosa —se apresuró a decir Jin, y su alfa le dio una sonrisa. De pronto los finos labios de Kook chocaron con los suyos. Jin suspiró ante el acto, extrañaba tanto el toque de su alfa.

—Te extrañé.

JungKook volvió a sonreír y se apartó, caminó por la habitación en busca de su guitarra y una vez la obtuvo en sus manos, se volvió a sentar al lado de SeokJin y empezó a tocar. Jin rápidamente reconoció la canción y las lágrimas volvieron hacerse presente. Pero no quería seguir llorando, porque su vista se hacía borrosa, y no quería perderse ni un segundo el hermoso rostro de su alfa, así que trató de apartarlas todas y de nuevo ahí estaba. JungKook seguía ahí tocando con cariño la guitarra.

Qué haría yo sin tu inteligente boca atrayéndome, y sin ti echándome a patadas. Tengo la cabeza dándome vueltas, no es broma, no puedo precisar ¿qué es lo que pasa por esa hermosa cabecita? Estoy en tu viaje de misterio, y estoy tan mareado, no sé qué me golpeó, pero estaré bien.

Mi cabeza está bajo el agua, pero estoy respirando bien. Tú estás loco y yo no estoy en mis cabales.

Porque todo de mí, ama todo de ti. Amo tus curvas y tus bordes, todas tus perfectas imperfecciones. Dame todo de ti, y yo te daré todo de mí. Tú eres mi principio y mi final, incluso cuando pierdo estoy ganando. Porque yo te doy todo de mí, y tú me das todo de ti...

La voz del alfa se apagó y miró a SeokJin. JungKook empezó a llorar y Jin supo que algo no iba bien.

—Nunca me fui Jin, siempre estuve aquí... —murmuro con su voz débil, a la vez que su mano tomaba la de SeokJin y la llevaba en su pecho junto en su corazón—. Pero todo lo que di de mí, no era suficiente para ti... mereces mucho más.

—Kookie —sollozó el omega—. No te vayas —suplicó desesperado.

—No lo haré, bebé... estoy aquí... nunca me fui —repitió—. Te amo, mi alpaquita.

SeokJin abrió los ojos y observó a su alrededor. Todo estaba oscuro y silencioso.

Todo había sido un sueño.

—Otra vez —dijo, con su garganta apretada por aquel nudo de dolor formado desde el fondo de su corazón y alma—. ¡Solo otro maldito sueño! -gritó desgarrándose la garganta.

Se levantó con furia de la cama y fue directo al escritorio. Ahí estaba una fotografía de JungKook. SeokJin la había tomado cuando se alfa se encontraba sonriendo, le gustó tanto que le había mandado a imprimir y compró un hermoso marco para guardarla. Pero ahora la miraba y solo quería expresar todos sus sentimientos.

Tomó el marco y lo tiró al suelo con fuerza, rompiendo el vidrio protector en miles de pedazos. El omega cayó de rodillas, e ido por su rabia empezó a golpear con sus puños los pedazos rotos del vidrio.

—Te odio, te odio, te odio... nos dejaste —golpeó con más fuerza—. Te fuiste... nos abandonaste... ¡TE ODIO! —gritó y se paralizó cuando estuvo a punto de romper la fotografía—. Te extraño...

El llanto de sus cachorros llegó a sus oídos. Jin se limpió como pudo sus rotos nudillos, y fue a verlos. Parecía que los había despertado por todo el alboroto. Jin los empezó a mecer, gracias a la cuna especial para ellos y empezó a cantarle una canción. Los bebés poco a poco dejaron de llorar y se quedaron mirando embobados a su papá. JiSoo se parecía más a Jin que a Kook, sin embargo, el pequeño lunar debajo de su labio lo había heredado de su papá alfa y Jin se derretía por eso, ya que era uno de los detalles que más amaba de JungKook. Su mirada se posó en JungWoo, su pequeño hijo era una versión pequeña de su padre alfa, y eso le provocaba una mezcla de emociones. De todas formas, amaba a sus pequeños, eran suyos y de JungKook. El único fruto verdadero de su amor.

[...]

—Ay, cariño ¿por qué no intentas salir con algún alfa? —la pregunta de su madre le estaba aburriendo y desesperando.

—Ya te he dicho madre.

—Pero llevas años, ni siquiera has tenido relaciones... ya sabes.

—Sexo, mamá —le respondió alterado— ¡Y no! Porque mi lobo no quiere. Rechaza a todos los alfas, ¿crees que es agradable para mí? No lo es, mi lobo llora todos los días por el de JungKook... —poco a poco se fue calmando y con una voz más baja dijo: —No lo puedes obligar a querer a alguien más cuando sabes perfectamente que no puede.

—Bebé, solo inténtalo lo que sea necesario. ¿Qué tal tu amigo HoSeok?

—Basta mamá...

—Pero es buen partido.

—Él ya encontró a su pareja, mamá y a mi tampoco me interesa de esa forma.

—Papi —la voz de su hijo le interrumpió—. ¿H-hoy togadas la guitada?

—¿Sigues aprendiendo? —le preguntó su madre.

—Sí, no es tan fácil como él solía hacerlo ver... creo que tomaré alguna clase en algún taller o algo similar.

—¿Si? —sus cejas se alzaron en señal de sorpresa—. Estas decidido a aprender.

—Sí, pero todavía voy a esperar un año a dos, a que los cachorros estén un poco más grandes, que cumplan los tres años y medio. Necesito tiempo y dinero, entre el trabajo, la universidad y mantener a los niños, se me va todo. Así que lo más probable es que si me meto a alguna academia será de aquí a un año y medio cuando termine de estudiar.

—Comprendo.

—Abue... m-me c-carga —pidió JiSoo levantando sus bracitos.

—Claro, cariño... —y tomó a la pequeña entre sus brazos y después se dirigió hacia su hijo—. ¿De verdad que no vas a salir con algún otro alfa?

—Mamá...

—Quiero verte sonreír de nuevo, desde años que tu luz se apagó... también sería una buena idea para que los niños tengan otra figura paterna. También te puede ayudar con los gatos y mucho más.

—¡Mamá! Sé lo que haces —acusó—, pero comprende que nunca volveré a ser el SeokJin de antes, y sé que en el fondo sientes culpa de ello, al igual que papá. Ni siquiera se atreve a visitarme.

La mujer agachó su cabeza ante la verdad

—Lo siento tanto, hijo... ¿algún día nos vas a perdonar?

—No creo que pueda —admitió—, aunque lo intente, siempre tengo ese rencor y odio... y es triste porque eres mi madre, pero no puedo evitar culparte en una gran parte.

La puerta fue golpeada, JungKook rápidamente fue abrirla encontrándose con la fría mirada de su suegra.

—Creo que necesitamos conversar Kook.

—Señora Kim, claro pase, ¿gusta algo de tomar?

—No... de hecho mi visita es bastante rápida, no vengo por mucho tiempo, solo quiero platicar.

—Está bien —dijo con una sonrisa falsa, sabiendo lo que se aproximaría—. Soy todos oídos.

—Deja Jin.

—Señora Kim, con mis respetos eso es algo que no se puede discutir.

—Claro que sí, yo vengo por parte mía y de mi esposo que se encuentra algo ocupado, pero él piensa igual que yo.

—Somos destinados —le recordó.

—Lo sé, pero comprende que queremos lo mejor para nuestro pequeño —le respondió SooYoung.

—¿Y con eso se refiera a alejarlo de su mitad?

—Con eso nos referimos a un alfa digno de él —la voz salió cruel y arrogante.

—Yo lo amo.

—Estoy segura —dijo sonriéndole—, pero es egoísta, ¿no ves todas las oportunidades que le has quitado? Un buen futuro. Que este con alguien que realmente valga la pena... yo te estimo, hijo, pero no para que seas la pareja de mi bebé.

La mujer adulta se quedó callado durante unos segundos y después añadió:

—Hijo... cuando tengan cachorros, ¿qué harán? ¿Serás un buen padre por lo menos? Al final nunca supiste el verdadero amor de uno, ¿cómo será posible que puedas darle eso a mis nietos en un futuro? La mayoría de los padres repiten la enseñanza de ellos, ¿quieres que vea a mis nietos ser golpeados? ¿qué tengan una educación horrible en alguna escuelita publica? ¿Qué no sean nada en la vida? ¿Qué los prostituyas para poder pagar una renta? ¿Qué vean a su padre alfa trayendo putas baratas mientras su omega llora? ¿Qué lo droguen a la fuerza? ¿Qué de castigo le dejen días sin comer?... —las preguntas de la mujer solo trajeron consigo recuerdos dolorosos a JungKook, recuerdos que lo habían marcado y que hasta ese día le hacían sufrir—. Jin me ha contado lo muy triste que ha sido tu vida kook, y no quiero que reflejes eso si es que algún día llegan a ser padres. No puedes darle una vida digna y lo sabes.

JungKook agachó la cabeza y la señora Kim negó con una mueca de desagrado.

—Tengo razón, ves... —señaló y de pasó miró a su alrededor—. ¡Ah Diosa luna! ¿Por qué de todos los alfas tuvo que ser él? —bufó y su mirada volvió a el alfa—. Mira Kook, si realmente amaras a SeokJin, dejarías que buscara a alguien mucho mejor. Que le pudiera cumplir sus caprichos y no estar juntando las monedas. Alguien que se haga cargo de sus cachorros y sepa blindarle amor y no malos tratos. Alguien con una buena educación, un profesional. Todo estaba bien cuando se trataba de que solo eran amigos, pero en el sentido amoroso, mi hijo merece mucho más de lo que tú le vas a poder ofrecer en tu vida.

—Comprendo —susurró con tristeza SooYoung—. Creo que es mejor que me marche... dejaré algo de dinero y volveré otro día. Visita a tu hermano, que tu sobrino ya está por nacer.

—Mhm.

—Adiós, hijo... te quiero.

—Adiós, mamá.

[...]

—¿Quién es ese omega? —preguntó Tae con cierto interés.

—Mhm ¿por qué la pregunta? —le replicó YoonGi.

—Es curioso, es lindo, pero siempre se le ve triste.

—Me pregunto qué pensaría JiMin si supiera que su alfa tiene curiosidad con cierto omega que no es él.

—Vamos, Gi, sabes que Minnie es mi destinado y nunca podría traicionarlo, solo me da curiosidad el chico. Parece como apagado —murmuró mirándolo de reojo, viendo como este tocaba la guitarra sin mucha expresión, solo una sonrisa que llegaba a ser más triste que feliz.

—Tienes razón —opinó el omega—. Supongo que es normal cuando pasa lo que le pasó —dijo, tratando de no soltar una risita, se le hacía divertido molestar a Tae.

—Eres un omega fastidioso, no sé cómo eres mi amigo.

—Nam dice que soy el omega más dulce de todos.

—Nam es tu alfa, está cegado por el destino, como sea ¿me dirás el chisme o tendré que investigar por mi cuenta?

—Ay, Tae —gruñó el más bajo y adaptando una expresión seria—. Tampoco es algo que se puede comentar a la ligera, es un tema delicado.

—Vamos... —insistió el alfa.

YoonGi rodó los ojos y se preparó mentalmente para decir lo siguiente.

—Su alfa murió.

El rostro se le desfiguró a Tae, no esperaba esa respuesta.

—Por lo que tengo entendido fue su decisión —continuó YoonGi—. Y el pobre Jin se quedó muerto en vida, supongo que la única razón por la que sigue luchando son por sus cachorros. Los he visto un par de veces, deben tener unos cuatro a cinco años.

—¿Tiene cachorros? ¿El alfa los dejó aun cuando tenía cachorros?

—No lo sabía, Jin se enteró unos días antes del acontecimiento... por lo que escuché su alfa tenía muchos traumas desde su niñez, supongo que encontrar al amor de su vida no solucionó nada. Por lo que sé los padre de Jin quería que lo dejara para que se fuera con un alfa "mejor", así que debió ser muy difícil nunca en tu vida recibir amor, para cuando lo hagas te digan que no eres digno de él.

—Oh... —la boca de Tae estaba ligeramente abierta y no podía decir nada más. Se sentía realmente mal por el omega, compadeciéndolo. Se imaginó qué pasaría JiMin hiciera algo como ello, Tae estaba seguro que no podría conllevarlo. JiMin era su mitad y perderlo le destrozaría por completo. Esa misma tarde iría donde él y lo abrazaría hasta que sus brazos se agotaran y su garganta se secara de tanto decirle te amo.

—Señor Kim, dónde va —la voz del profesor sonó por toda la sala. Sus compañeros quienes estaban practicando con diferentes instrumentos se detuvieron a observar la escena.

Era SeokJin que estaba saliéndose de clases.

—Al baño, no me siento bien —comentó para salir del salón.

—Seguro que nos escuchó —le dijo YoonGi—. Ahora quedamos como los chismosos.

—Yo de verdad que no pensé que esa sería la razón... creo que me disculparé con él.

—No seas bobo —le regañó—. Qué le dirás, ¿perdón por chismear sobre tu alfa suicida? Por favor Tae, piensa un poco.

—Viéndolo de esa forma...

—Min y Kim, por favor dejen de conversar, distraen a sus compañeros.

[...]

SeokJin estaba en el baño, haber escuchado la conversación de sus compañeros solo le trajo recuerdos dolorosos. Él sabía perfectamente que estaba apagado, que se encontraba muerto por dentro. Desde aquel día se sentía así, pero no podía hacer nada más que luchar por sus dos pequeños.

Tocó su marca, dolía. No se había borrado, debido que solo pasaba cuando el alfa era infiel y marcaba a alguien más, cosa que no era muy común que pasara ya que una vez encontrado a tu destino el corazón y cuerpo solo respondía a esa persona. Lo peor sería la muerte del omega por una depresión.

Su marca en cambio estaba ahí, solo que algo marchita y fea. Solo podría ser remplazada si otro alfa le llegara a marcar, cosa que sabía que no sucedería porque su lobo tenía un rechazo hacia cualquiera que no fuera el de JungKook.

Recordó lo doloroso que fue sentir como la marca cambiaba a un horrible color y como su lazo se cortaba.

En como JungKook se fue sin decirle un adiós.

—Jin, ¿vendrás con nosotros más tarde? —preguntó su amigo alfa.

—No lo creo, Hobi —SeokJin cerró su casillero y se dirigió a la salida de la universidad—. Quiero llegar a la casa temprano para prepararle una sorpresa a JungKook —confesó con una linda sonrisa.

—Ya veo, ¿le vas a contar que estás en cinta? —le preguntó curioso su amigo mientras bajaban los escalones de la calle, Jin se alcanzó a sujetar de la baranda para no caer ante la sorpresa.

—¿Cómo lo sabes?

—No soy bobo, te has pasado días mirando el vientre y acariciándolo con cariño —le apuntó, de hecho ahora mismo su mano se encontraba encima de vientre—. ¿No necesitas ayuda en nada?

—Uhm, la verdad es que quería pasar al centro comercial a comprar unos zapatitos de bebé —empezó a decir Jin con una sonrisa nerviosa—. Quiero entregárselos en una cajita de regalo y cuando la abra los saqué. Moriré por ver su reacción... ¿tú crees que se pondrá feliz?

—Por favor, estamos hablando de JungKook, él te ama, se le ve en los ojos cuando te mira... como si contemplara un tesoro y digo, eres lindo, pero te mira como si estuvieras hecho de oro.

La sonrisa de Jin se amplió, pero rápidamente se desvaneció al sentir su lazo. Desde que se había enlazado con JungKook, podía sentir toda la tristeza y dolor de él, muchas veces intentó disminuirla, a veces funcionaba, pero nunca desaparecía, siempre estaba ahí. Con el paso de los años se fue acostumbrado a ella y aprendió de cierta forma a ignorarla, aunque algunos días se hacía demasiado fuerte como para no notarla. Sin embargo, el dolor, desesperación y tristeza que sentía ahora era muy fuerte.

—¿Jin? ¿Estás bien?

SeokJin quería responder, pero la desesperación era mucha que no podía decir nada. Unos segundos después un gritó se escuchó como respuesta. Era doloroso, demasiado, su corazón se oprimió y su lobo soltó un quejido lastimero desde su alma. Su cuerpo de desplomó mientras seguía gritando y llorando por el dolor, llevó su mano al cuello... su marca dolía.

—¡Jin! ¿Qué sucede? -—e preguntó asustado hobi al ver como su amigo se retorcía en el suelo-. ¡Llamen a una ambulancia! gritó cuando vio que todos se quedaban mirando in hacer nada. Se arrodilló y trató de tranquilizar a Jin aunque no funcionaba ni soltando feromonas. No atendía las palabras de su amigo y estaba desesperado porque no sabía qué hacer para ayudarlo.

Cuando la ambulancia llegó en cuestión de minutos tomaron a Jin para ponerlo en una camilla. La gente murmuraba sacando especulaciones, y HoSeok miraba preocupado a su amigo.

—¿Qué le pasó? —preguntó desesperado a uno de los paramédicos.

—Creo que su alfa marcó a alguien más —dijo.

HoSeok negó, era imposible que JungKook le hiciera eso a Jin.

—Creo que esto es mucho peor que eso —comentó el otro paramédico—. Lo he visto antes, cuando el alfa del omega muere.

HoSeok rápidamente llevó su mirada a Jin, este había escuchado y empezó a gritar y removerse con más fuerza mientras gritaba "no". Trataron de tranquilizarlo, sin embargo, SeokJin se desmayó ante todo el estrés.

Cuando Jin abrió sus ojos estaba en la camilla de un hospital y observó a sus padres hablando con el doctor.

—¿Estará bien? —preguntó su padre—. ¿Dónde esta ese maldito alfa? ¿se puede demandar por estos casos? La vida de mi hijo corre peligro —su cabeza aun dolía y se sentía mareada, pero las preguntas de su padre lo confundieron.

—Por favor dígame que sanará —sollozó la madre.

—Es muy difícil, en estos casos la mayoría mueren por la profunda depresión que se genera y no se puede hacer mucho ya que esto va más allá de nuestras manos —informó con honestidad.

—Ese alfa se las verá conmigo —masculló con furia el hombre, mientras que su esposa seguía llorando por su hijo.

—Supongo que no comprenden señores, lo que le pasó a su hijo es un poco más grave —la voz del doctor sonó dura y seria, ambos padres le miraron confundidos—. Su marca no se borró, y por lo que hemos examinado, corresponde a reacción de la repentina acción de corte de un lazo, pero no por infidelidad.

—¿Entonces a que se refiere? —preguntó SooYoung ahora preocupada.

—Es lo que pasa cuando el alfa muere.

El matrimonio quedó en silencio tratando de procesar las palabras. SooYoung, una vez digirió la realidad, su mirada rápidamente se posó sobre su hijo y le rompió el corazón verlo negar una tras otra vez mientras susurraba cosas que no se lograban entender.

—¡NO! —el grito de Jin sorprendió a los presentes—. Es imposible, a-anoche, anoche hicimos el amor, él me abrazó muy fuerte y-y podía sentir su corazón latir... estaba vivo... —murmuró mientras seguía negando con su cabeza—. En la mañana despertamos juntos y pasamos minutos besándonos, era real... t-también, cuando salí para la universidad el me abrazó de nuevo... me miró con mucho amor y se despidió con un beso... él... es imposible, esta mañana estaba vivo.

—Como usted dice joven Kim, esta mañana, pero el suceso ocurrió en la tarde tiempo suficiente para que sucediera —trató de explicar el doctor.

—¡NO! —negó rehusándose rotundamente ante la idea—. No, JungKook no... él está vivo...

—Hijo... trata de calmarte —su madre lo abrazó, y él se quedó quieto sin poder reaccionar.

—¡No! No, no... mi alfa... él está vivo.

—Joven, comprendo que esta es una situación muy difícil para ti, sin embargo, tienes un motivo para seguir luchando. No puede darse por vencido en su estado.

—¿De qué habla? —preguntó el padre.

—¿El paciente no le había contado? —dijo con asombro el doctor, después dio una reverencia y añadió: —. En ese caso me disculpo, es la responsabilidad del joven Kim hacerlo.

—¿Hijo, de qué habla el doctor? —preguntó la mujer, acariciando la cara de su hijo, tratando de quitar las lágrimas que no paraban de salir.

—Yo... estoy en cinta... —confesó y después toda la sala quedó en un silencio. Las lágrimas dejaron de salir y la cara de Jin no mostraba ninguna expresión, como si hubiera viajado a otra dimensión—. Se supone que hoy se lo diría a Kook mamá... —prosiguió hablar con serenidad después de segundos—. ¿Me puedes acompañar a comprar unos zapatos? Cuando llegue a la casa quiero darle esa sorpresa.

—Hijo...

—Estoy seguro que se pondrá muy feliz, sé que tiene miedo por sus padres, pero... sé que él será un buen padre.

—Hijo, no...

—Él me dijo que le gustaba el nombre JiSoo, ¿se pondrá contento si es una mujer? Oh, creo que lo puedo ver con su sonrisa -comentó con una risita

—Hijo, por favor.

—Seremos una hermosa familia... —sus manos fueron directo a su vientre y empezó acariciarlo—. Él no está muerto mamá... es... es imposible, ¡él no puede estarlo! —gritó y el doctor salió apenado de la habitación, creyendo que sería mejor dejar a la familia sola.

Ambos padres se acercaron su pequeño y lo abrazaron, y este se fundió en llanto y gritos entre ellos.

[...]

—Señores, quiero conversar con usted —pidió el doctor observando de reojo a Jin.

—¿Qué sucede?

—Se encontró un cuerpo que corresponde con las características que ustedes otorgaron sobre el alfa JungKook. Después de pruebas de análisis entre otras cosas logramos confirmar que se trataba de él. Aunque es necesario que vayan a reconocer el cuerpo por cualquier falla.

—Entonces él realmente está... —susurró la madre sin poder terminar la frase.

—Sí, y debemos informales que tras los análisis forenses, se llegó a la conclusión de que su muerte fue planeada.

—¿Planeada? ¿A qué se refiere?

—Fue un suicidio.

SooYoung se tuvo que afirmar de su esposo para no caer ante la sorpresa. Si era verdad que ellos no querían a JungKook como el alfa de su bebé, vieron crecer al muchacho y fue duro procesar la noticia.

—¿Cómo se lo diremos a Jin? No va a soportarlo —le preguntó la mujer a su esposo.

—Tranquila, todavía no digamos nada ¿si? Más tarde le diremos, pero ahora se encuentra bastante mal para... para darle esta noticia.

La mujer asintió. De repente sus ojos se abrieron, justo como si hubiera tenido una clase de revelación abrió sus ojos y sacó su celular. Era pasado de medio día cuando había recibido un menaje de Jeon, el cual no había tomado en cuenta y había olvidado por completo.

Cuando lo leyó, se sintió como la peor persona en el mundo. Su eposo preocupado agarró el celular y empezó a leer mensaje quedando completamente en blanco.

—Jin nunca nos perdonará esto... nos va odiar.

Señora Kim, espero que se encuentre bien. Quiero decirle, que después de mucho tiempo pensándolo usted tiene razón. No soy lo suficiente para Jin. Sé que busca lo mejor para su hijo, y sé que yo estoy lejos de serlo. Esto realmente me pone muy triste.

Cuando era pequeño y conocí a Jin, fue como un pequeño rayito de luz entrando a mi oscura vida. Era lo único que me distraía de todo lo malo y lo único que me daba fuerzas para seguir luchando. Y mi pequeño yo de cinco años, cuando lo conoció en ese entonces no entendía porqué su corazón latía con tanta rapidez. Siguieron pasando los años y con el tiempo supe que lo que sentía era algo mucho más profundo. A mi corta edad de doce años había comprendido que me había enamorado de mi mejor amigo.

SeokJin cumplió los dieciséis unos meses después que yo, y mi lobo lo reconoció como su omega. En ese momento me sentí muy afortunado. SeokJin es una persona hermosa en todo su esplendor y estábamos a destinados a ser uno. Así que me puse a trabajar para ahorrar y poder comprar, aunque sea algo pequeño, para poder llamarlo nuestro.

Sé que cuando se enteraron no se sintieron felices, yo de alguna forma me lo esperaba, pero después de ese día empecé a dudar mucho. Yo era afortunado de tener a SeokJin, ¿pero el era afortunado de tenerme a mí?

Y durante los siguientes años me viví cuestionando si algún día llegaría a ser bueno para él. Si acaso era su mejor opción. Quería creer que me había convertido en una mejor persona, una que pudiera seguir adelante y darle a su omega una buena vida. Pero con el tiempo lo veía cada vez más difícil y sus palabras me hacían dudar mucho más.

De verdad amo a SeokJin, y siento tanta rabia y pena de no ser lo mejor para él. Porque por mi culpa tiene que estar atado a un fracasado, una pequeña basura que ni sus padres pudieron amar.

Muchas veces me sentí lamentable, porque SeokJin era tan puro y yo estaba arruinado de muchas formas. Él es un tesoro que no mereció ser manchado por sucias manos como las mías.

También pienso en ustedes. Cuando me habló sobre qué pasaría cuanto tuviéramos hijos, entiendo la preocupación que deben sentir. Hay toda clase de personas que han visto mi cuerpo porque mis papás querían conseguir algo de dinero. He probado dulces que mis padres me daban, no eran deliciosos y me hacían sentir raro. He escuchado a mi padre tener relaciones con otros omega que no eran mi madre. He sido golpeado y he sido castigado por días sin comer... así que comprendo el miedo de que pudiera reflejar todas esas cosas si es que llegábamos a tener cachorros. Y no miento, yo muchas veces tuve miedo de eso. Miedo de transformarme en ellos y lastimar a lo que seguro serían lo más hermoso de mi vida.

Es triste porque amo a Jin de una manera que no puedo explicar, y él ha sido la única persona que me ha llegado amar de verdad. Pero es cierto que sería egoísta de mi parte retenerlo a mi lado cuando merece mucho más.

Desde pequeño siempre el pensamiento de muerte ha vagado por mi cabeza y la única razón por la que nunca cumplí todos mis deseos suicidas fue por SeokJin, de alguna forma su presencia me hacía querer luchar por vivir y seguir adelante, sin embargo, ahora siento que soy sola una mancha negra en su vida y una dificultad y solo esta conmigo por aquel lazo que nos dio la Diosa luna. Siento que arruiné sus posibilidades de tener una vida digna. Que solo lo he llevado a la ruina.

Es algo cobarde irme sin haberle dicho nada a él, pero no podía hacerlo. No podía despedirme, porque si él me hubiera llegado a pedir que me quedara, sería egoísta y lo habría hecho a pesar de saber que nunca seré lo suficiente para él.

Por favor aclárenle que él no tiene la culpa de nada, que son mis demonios que me arrastraron a esto, y yo no quiero arrastrarlo mucha más de lo que ya lo hice conmigo.

Así que lo dejaré libre para que pueda encontrar a alguien mejor. Es joven y hermoso, cualquier alfa en su sano juicio querrá formar una familia con él.

Solo me queda desearle que sea feliz.

Tiene que serlo.

Por último, solo dígale que lo amo con todas mis fuerzas y que por favor algún día me perdone por esto.

—SeokJin -la voz de JiEun le interrumpió. Era su compañera, una hermosa omega con la cual solía practicar, no era mejores amigos, pero se llevaba bastante bien y más de una vez uno consoló al otro en momentos de pena.

—El profesor me ha llamado a buscarte, te has tardado más de media hora en volver...

—Iré enseguida —dijo levantándose del suelo y lavándose de la cara.

—¿Estás bien? —preguntó preocupada la castaña.

—Sí... solo, recordé cosas... sabes que me afecta.

—Lo sé ¿quieres un abrazo?

Jin asintió y la chica con una sonrisa triste lo abrazó para tratar de animar un poco más a su amigo.

[...]

—Me gustaría haberte conocido, papá —habló JiSoo a la fría lápida.

—Papi dice que yo me parezco mucho a ti —JungWoo giró su cabeza hacia Jin y este le sonrió en señal de que era cierto.

—¿Es verdad que tienes un lunar igual que el mío? —preguntó JiSoo esperando una respuesta.

—No nos va a responder... —le respondió su hermano—. Me gustaría escuchar su voz, papi dice que cantabas hermoso.

Ambos niños se giraron al escuchar el sollozo de su padre.

—Papi, ¿estás llorando?

—Estoy bien, niños, yo... —los miró con tanta pena, sus cachorros ya tenían cinco años y le hubiera gustado tanto compartir la paternidad junto a Kook—. Tengo unas grabaciones antiguas de su padre, han estado guardadas por mucho tiempo, pero creo que es hora de que escuchen su voz.

—¡Yo quiero escucharlas! —habló emocionado el niño.

—Yo también quiero —dijo JiSoo, pero su alegría se esfumó cuando vio como su papi seguía llorando—. No nos gusta que estés triste papi... he leído sobre las parejas destinadas... nosotros renacemos y algún día te volverás a encontrar con papá. En otra vida seremos todos una familia ¿si? —animó la niña sin saber que rompía más el corazón de Jin.

—Lo seremos, bebé —respondió acariciando con cariño la cabecita de su hija.

—Tengo hambre —habló JungWoo cuando sintió su estomago rugir.

—Compré helado y dulces —les dijo con tratando de subir el animo a todos.

—¡Sí! —gritaron el par a unisono, festejando ante la emoción de que comerían delicias.

Jin rio y después JungWoo preguntó:

—¿Puedes comprar leche de plátano, me gusta mucho.

—Si, papi por favor —pidió también su pequeña.

Jin respiró hondo para no volver a romper en llanto, sus cachorros habían sacado los mismos gustos de su alfa.

—Está bien, pero ahora despídanse de papá. Otro día volveremos a visitarlo.

—¿Y compraremos flores bonitas? —preguntó JiSoo y Jin asintió—. A mí me gusta una que se llama smeraldo.

—Entonces esa compraremos la próxima vez —dijo, y se quedó mirando la tumba. Llevó su mano al pecho ante el dolor que provocaba. Era tan difícil para él, JungKook estaba ahí, enterrado bajo metros sobre él. No podía respirar bien ante el dolor que le provocaba. El amor de su vida estaba ahí, y nunca podría sacarlo de ese oscuro lugar. Nunca podría traerlo de vuelta. No podría decirle que era más que suficiente y que se sentía afortunado de tener a un alfa tan esforzado como él en su vida. Nunca podría presentarle a sus dos cachorros. Tampoco podría decirle lo había perdonado por irse.

—¿Vamos, papi? —le dijo JungWoo mientras tomaba su mano, y JiSoo tomaba la otra. Eran tan pequeñitas y suaves a comparación a las suyas.

—Vamos, mis tesoritos.

Con el dolor de su alma se alejó de aquella tumba. Solo tenía que esperar a que sus bebés crecieran, que encontraran su camino y se transformaran en unas personas hermosas, para así poder irse y volver a encontrarse con su alfa en otra vida.

Fin.

—No tiene sentido verte en mis sueños porque no estás aquí, pero te veo ahí una y otra vez desde aquel día. Siempre espero verte de nuevo, finjo no darme cuenta que eso está matando mi corazón. Todo lo que haz dejado atrás ahora y para siempre...

Aún puedo oír tu respiración, parece tan real, la llevaré a cuestas conmigo, seguro que lo haré, siempre lo haré. Aún escucho el latir de tu corazón se siente tan real, lo mantendré conmigo tú serás yo, yo seré tú.

Lluvioso, soleado, nublado. Primavera, verano otoño e invierno. Los 365 días... Lluvioso, soleado, nublado. Primavera, verano otoño e invierno. los 365 días. Te encuentras en todos ellos.

Kizuato - Centimilimental

Holaaa:D espero que les haya gustado el OS:D admito que en el proceso de escribirlo me dio penita y lloré un poco, pero al leerlo después fue como: "aah esta cosa no me hace sentir nada>:c" así que no sé

Me lastima mucho escribir este tipo de historias con mis padres, iba a utilizar otro shipp, pero pensé que era mejor el KookJin, porque tomé en cuenta que al ser parejas destinadas en otra vida van a tener su final feliz, tal y como dijo JiSoo:3

Y el anime en el que está inspirado es "Given" si lo vieron quizá ya se habían dado cuenta o quizá no, no lo sé. Y aquí dejaré el op subtitulado, que fue como mi gran fuente de inspiración.

https://youtu.be/H6avcXHuM5E

Muchas gracias por leer y perdón por cualquier error o falta de ortografía <3

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