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#9: Una probada de fama

El Hotel Plaza Seúl se alzaba como una columna color gris acero entre la multitud de rascacielos que poblaban el corazón del Downtown. Leonora nunca había pisado un lugar tan lujoso como aquel. De hecho si le hubieran dicho meses atrás que cruzaría las grandes puertas acristaladas se hubiera reído en grande.

Jimin se había empleado a tiempo completo en su representación del típico influencer, dejando saber a sus seguidores en redes sociales cual era el outfit designado para ese día y los pormenores del ensayo al Premio Celebridad del Año.

No había mencionado nada de que tenía nuevos miembros formando parte de su staff, puesto que Jin le había aconsejado hacerlo durante la premiación, para darle más dramatismo a la cosa, palabras del pelinegro o al menos esa era la idea, cuando era obvio que la idea de aceptar a la chica a su diestra le traía de los nervios.

Después que una pequeña comitiva los rodeara y comenzaran a dictar órdenes que Jimin tendría que cumplir durante la filmación de la ceremonia, fueron conducidos al improvisado camerino donde se llevaría a cabo la prueba de vestuario.

Leonora perdió la cuenta de las veces que tanto ella como el influencer se inclinaron ante el staff que parecía más ansioso por sacarse fotos con Jimin que por llevar a cabo su finalidad de organizadores.

Un sentimiento de compasión rodeó el corazón de la chica al ver como el modelo soportaba con paciencia y una elegante sonrisa la avalancha de flashes y voces exigiendo su atención a la vez. Y quizás fuera muy pronto para afirmarlo pero pudo ver una grieta en la máscara que Jimin portaba desde que el ambiente en el taxi que tomaron hasta el hotel se había cargado de tensión.

Aun en medio de la multitud, él lucía vulnerable y hasta cierto punto agobiado…Quizás sí existiera una historia de fondo que Park Jimin no contaba a las cámaras que con exigencia recortaban su rostro o las proporciones de su cuerpo.

Quizás esa fuera la punta del iceberg para ella y la labor para la cual le habían contratado. Aquel razonamiento pareció brindarle un poco de luz a la confusa red de pensamientos que le atacaban en los últimos días. Demasiados cambios para digerir.

Por su parte, Jimin terminó de corresponder con cortesía a las exigencias de su público más cercano. Centrándose en ser el profesional comprometido y estable que marcaba la tendencia en ese instante. Posteó un par de fotos sobre la organización del evento y etiquetó a varios de sus clubes de fans. Intercambió saludos con otras estrellas del momento que no repararon en dedicarle miradas de apoyo y desdén a partes iguales.

Nunca se tiene suficiente de algo.

Se repetía mentalmente mientras recalaba que por unos instantes había perdido de vista a su nueva asistente. Casi sin proponérselo un latido extraño agitó su corazón. Sin querer entrar en pánico escaneó su perspectiva para comprobar que efectivamente, la chica no se encontraba en la zona dedicada a la prueba de vestuario.

Ya estaba a punto de marcar el número que recientemente le había entregado a la castaña cuando alguien jaló ligeramente de la manga de su abrigo. Los ojos del influencer se iluminaron levemente al descubrir a Leonora del otro lado de aquel ínfimo roce. Achancándole el ligero sonrojo que iban ganando sus mejillas al clima del local y no al aleteo en su pecho.

—Señor Park, el señor Baek le pide que nos reunamos con él antes de la prueba de vestuario.

Jimin no pudo contenerse y aun siendo objeto del foco de atención en la sala su mano fue a dar sobre la coronilla de la chica, solo para rectificar los mechones castaños del disparejo flequillo.

—Claro, pero no te alejes otra vez. Después de todo es tu primer día.

Acompañó aquel gesto con una sonrisa discreta. Leonora solo tuvo tiempo de asentir y ruborizarse un poco más mientras ambos se dirigían a la zona del vestuario para que fueran rectificadas las medidas del traje que llevaría en la gala de premiación. Mientras tanto, Leonora se acostumbraba al hecho que como asistente de Jimin era invisible para los otros pero sumamente demandada para el equipo que como hormigas iba de un lado al otro asistiendo a las celebridades y consintiendo los caprichos de directores y magnates de la industria.

Mientras el modelo pasaba por el proceso de estilismo, ella debía chequear el progreso de sus posts en redes sociales, sus bases de fans, sus horarios de alimentación y compromisos de la mañana. Era mucho que procesar y no tenía tiempo para darse cuenta de que la mayoría a su alrededor ya saciaba su curiosidad con especulaciones sobre el pequeño momento que Jimin y ella habían compartido antes que el director artístico del evento, el Señor Baek, preguntara por el staff del modelo.

Entretanto, otra persona sacaba conclusiones sobre la misma situación. Jeon Jungkook también había sido invitado a la premiación y desde horas antes luchaba contra su deseo de pedirle a Seok Jin que encontrara otra persona para su rubio hyung y dejara a Leonora a su disposición. Cosa que no podía permitirse aun siendo la segunda figura mejor cotizada de KHJ Entertainment.

—No sigas haciendo eso. Luces miserable Kookie.

Era como si Jin tuviera poderes de invocación. El pelinegro más joven resopló con un mohín que lo hacía ver más adorable.

—Ahora tampoco puedo mirar.

—Si fuera solo eso no me tomaría el trabajo de regañarte. Solo no mezcles las cosas. Jimin tampoco está en posición de elegir y esa chica… tiene todas las cualidades para convertirse en un problema.

El CEO concluyó terminándose el café antes de incorporarse al grupo que rodeaba a Jimin y su nueva asistente. Kookie volvió a fruncir el ceño.
Si estabas seguro que esto pasaría por qué la contrataste entonces.

Acaso a Jin también le interesaba aquella castaña de la misma forma que a él y obviamente a Jimin. Sí, porque Jungkook podía ser inexperto en cuanto a relaciones amorosas, pero a la hora de escuchar al corazón no se andaba con rodeos. Leonora había causado un flechazo automático en ellos y ya no había vuelta atrás. Con su andar sosegado y esa manera de evadir las miradas ajenas, Kook no se la podía sacar de la cabeza.

No solo era hermosa a la vista y parecía ignorar ese hecho, sino que le consideraba realmente misteriosa. Como si un velo de tristeza intentara opacar lo demás. Volvió a contemplar la foto que el día anterior le había sacado. Ahora era parte de la pantalla de bloqueo de su móvil.

Cómo era posible no tener ideas románticas con aquel rostro. Negó volviendo a bloquear el teléfono. Las estilistas que rodeaban a Jimin desaparecieron unos instantes y entonces Kook pudo enfocar correctamente hacia el grupo que constituía Jin, el influencer y Leonora. Jimin intentaba concentrarse en la plática cuando era evidente que su atención estaba en el mismo lugar que la de él.

En la chica castaña que ahora usaba redondeados lentes para tomar notas en el bloc que recientemente le habían traído. El ensimismamiento obsesivo del que estaba siendo presa Jungkook se rompió como una burbuja cuando Jae Hyun se dejó caer en la silla plástica a su derecha.

—Contemplando la vista, se podría decir que asisto a la representación de Caperucita Roja, solo que aquí se multiplican los lobos. Es realmente increíble cómo no pueden controlar sus hormonas.

—No empieces tú también.

—En serio Kook, lo hacemos por tu bien. Tu carrera recién está despegando. Lo menos que quieres ahora en tu vida es una relación. Por otro lado Jimin…

— ¡Él sí puede! ¿Cierto? A fin de cuentas es quién le dio relevancia a la compañía, pero eso solo lo decidirá ella. No voy a rendirme. Si ella me da una pequeña esperanza créeme que la aprovecharé.

El color rosado en las mejillas de Jungkook y la agitación en su voz llamó la atención de varios que pasaban por allí, incluido el grupo de Seok Jin que ahora se dirigía hacia ellos con algo más que curiosidad. Jae Hyun negó con la cabeza cuando el chico pelinegro hizo una corta reverencia y luego se alejó echando humo por los oídos. Al paso que iba nada bueno se podía augurar de aquel interés casi obsesivo del menor con la nueva asistente de Jimin.

— ¿Y ahora que mosco le picó a Kook? —preguntó el influencer ocupando el lugar que el pelinegro más joven había utilizado. Jae Hyun revisó las expresiones a su alrededor antes de dedicarle una mirada seria al platinado.

—Ese niño necesita que le ajusten la correa. En fin y a lo que realmente importa ¿cómo lo estás llevando Leonora?

La aludida se ajustó los lentes que amenazaban con caer de su pequeña y respingona nariz.

—Creo que estoy sobreviviendo. Aunque me siento un poco abrumada con tanta gente alrededor.

—Y eso que es solo un ensayo. En la noche será un pandemonio total. Bueno, me alegra que Jae esté aquí para echar una mano. Si me disculpan voy a ver qué hace Jeon.

Jin se alejó con sus ademanes elegantes, captando varias miradas en el proceso. Estar rodeada de rostros dignos de cadenas publicitarias era otro reto para Leonora, pero luchaba por restarle importancia y seguir adelante.

—Bueno, dejémonos de parloteo y a trabajar.

Concluyó Jae con una palmada de sus pequeñas manos. Jimin sonrió convirtiendo sus ojos en dos adorables ranuras que enternecieron a Leonora y a todo el que se atreviera a posar su mirada sobre el rubio.

De esa manera las horas corrieron hasta que el programa de la tarde estuvo sobre ellos. Leonora saboreaba los restos de su sándwich de pollo y tomate mientras consultaba la lista de tareas que Jae Hyun recientemente había agregado a su nuevo y único teléfono.

Media hora antes le había escrito a su hermana contándole un poco cómo era convertirse en la sombra de un famoso y de paso para que la menor tuviera su nuevo contacto.

Le sorprendía que Mei no hubiera contestado ya, y estuvo tentada de marcarle a Hyunjin, pero al final concluyó en que no era conveniente. Entre menos personas tuvieran acceso a ese número era mejor. Si Jimin descubría un poco más sobre ella o cualquier otro miembro de su staff, estaría casi en la cuerda floja, si es que ya no estaba en algún lugar entre el limbo de lo decoroso y lo inmoral.

Sacudió esos pensamientos dejando el envoltorio del sándwich en algún cesto de basura cercano. Mientras Mei se dignara a contestarle debía continuar con sus tareas de la tarde que incluía el ensayo del discurso de Jimin para la premiación. La verdad no tenía mucho que aportarle o decirle. El influencer se movía como pez en el agua en aquel ambiente de focos rutilantes y ropas con purpurinas. Natural, amable y encantador.

Aunque Leonora había podido notar las señales del cansancio alrededor de sus ojos o los esfuerzos por evadir a la multitud que a veces le rodeaba, deseosa de obtener autógrafos y selcas exclusivas. Ese era otro tema agotador. Seguir el progreso de sus publicaciones en redes sociales era casi un martirio del que tenía que mantener informada a la empresa. Milagrosamente había conseguido incorporarse aquella ajetreada vorágine, aunque le dolieran los pies y a veces sintiera que le hablaban en otro idioma.

Agradeció internamente que Jae Hyun se hubiera quedado tanto tiempo a su lado como una madre con su hija pequeña, como era ella misma con Mei. Guiándole y aclarándole cada problema que pudiera presentarse y hasta el propio Jimin, solidarizándose con la ignorancia que a veces le ganaba a las ganas de hacer por parte de Leonora.

—Finalmente terminamos. Muchas gracias a todos.

El señor Baek, al frente del espectáculo que sería objeto de más de cuarenta televisoras la próxima jornada, agradeció con una reverencia que fue correspondida con aplausos e iguales gestos. Leonora iba en busca del abrigo de Jimin y del suyo propio cuando el taconeo de otra persona se detuvo frente a ella.

— ¿Señorita Wang?

La recién llegada usaba una costosa gabardina azul marino, guantes de cuero a juego y lentes oscuros debajo del ala del sombrero que enmarcaba entre sombras su rostro. Leonora tuvo el paranoico instinto de negarle un asentimiento.

Mis ayudantes contactarán contigo, preciosa.

La voz lejana y ponzoñosa de la señora Choi le causó un estremecimiento mientras intentaba leer la expresión de la mujer frente a ella.

—Me dijeron que usted es la nueva asistente de Park Jimin, por eso creí conveniente tratarle primero. Si me equivoco, entonces disculpe.

Aquel tono le dejó claro a Leonora de que la señora Choi no tenía nada que ver. De hecho, no sería conveniente mostrarse ahora, cuando apenas había terminado de aceptar el contrato con KHJ Entertainment y el primer pago había sido añadido a su cuenta. Recomponiéndose un poco, se decantó por aclararse la voz y sonar lo más convincente posible.

—Sí, soy yo ¿Quién es usted y a qué debo esta conversación?

La desconocida terminó por sacarse el sombrero y cuál no sería la sorpresa de Leonora al descubrir a la misma chica que solo dos días atrás le había llamado inepta en el Café donde solía trabajar. Ambas mujeres concordaron en sus pensamientos de una forma aterradora.

La camarera extranjera torpe. Pensó Ji Soo conteniendo una mueca.

La engreída Miss Corea, apostilló la parte más rencorosa de Leonora.

—Sin dudas el mundo es un grano de arena cuando se lo propone. Como sea. Soy Min Ji Soo y me informaron que Park Jimin se encuentra aquí…

—Sí, estamos por marcharnos. Pero supongo que es sobre trabajo de lo que quiere hablar conmigo, sino ya le hubiera contactado directamente o ¿no?

La de rasgos asiáticos sonrió con ironía.

—Se nota que te faltan horas de vuelo en este negocio. Solo recuerda esto…

Procedió a sacar una pequeña tarjeta gris de su bolso de mano para tendérsela con desprecio a Leonora.

—Si aprecias tu trabajo lo suficiente, aparentando ser Cenicienta cuando ni aspirante de fregona llegas, yo me concentraría en continuar mirando al suelo.

Leonora frunció el ceño. Maldecía internamente por encontrarse con personas como aquella molesta mujer, pero sabía que tarde o temprano cosas así no tardarían en presentarse.

—Gracias por el consejo. Lo que me recuerda que el señor Park estará ocupado en las próximas semanas con la promoción de FILA para la temporada otoño invierno…Ah y quizás a eso se sume la película del señor In…

—El exceso de información también te pasará la cuenta, cariño. No sé quién te contrató para esto cuando es evidente que no calificas. ¿Te has preguntando qué pasaría si alguien de la prensa amarillista escuchara la agenda de Park de tu boca? Caos total…Creo que tendré que advertirle sobre la pieza que han contratado.

La sola mención del término “prensa amarilla” le provocó malestar a Leonora que en aquellos momentos se veía traspasada por los ojos oscuros de su interlocutora. Lo peor con lo que el ser humano podía cargar era con el sentimiento de culpa.

A ello sumémosles la constante paranoia de ser descubierta en la interpretación de un papel tan oscuro. Trató de hacerle frente a la reseques en su boca y contestarle aquella mujer cuando la figura de Park Jimin se hizo presente en el lugar.

— ¿A qué pieza te refieres y de qué hay que advertirme precisamente?

La voz de Jimin adquirió un tono grave que hizo a las dos mujeres detenerse en su presencia. Ji Soo evidentemente avergonzada intentó su mejor sonrisa inocente. Leonora por su parte solo se concentró en observar el cambio en aquellos ojos color café.

—Vuelvo a decirlo, el mundo es un grano de arena. Bienvenido Jiminnie, solo estaba intentado una conversación con tu nueva asistente, que por si no has notado es la misma chica de ese día en el Café.

Jimin pareció ser inmune al tono irónico de la menor de los Min. Leonora ya no aguantaba más aquel juego de humillación. Estuvo tentada a encargarle la conversación a Jimin cuando la mano del influencer cerrándose sobre su hombro derecho a modo de apoyo la hizo encarar nuevamente a Ji Soo.

—Eso solo refuerza el hecho de que debiste pedirle disculpas ese día. Pero eso ya no es relevante. Supongo que viniste por lo de la colección de tu compañía. Estaré bastante ocupado. Creo que Leonora ya te lo comunicó. De todas maneras mi agenda es bastante transparente porque yo mismo me encargo de darle spoiler a mis fans. Ya te dije que lo pensaré. Pero ahora no es buen momento. Fue un día largo para todos y sinceramente lo que menos me atrae es más planificación. ¿Nos vamos Leonora?

La aludida se estremeció al escuchar su nombre en los labios del influencer. Ji Soo no creía que fuera tan demoledor el sentimiento de rechazo si venía con la firma de Park Jimin. Carraspeó intentando romper con el silencioso intercambio de miradas que sostenían la chica castaña y el rubio.

—Bien, era solo eso… y tienes razón, también ha sido un día largo para mí. Como mañana será la premiación, por qué no quedamos para desayunar. No insistiría tanto si no tuviera el agua al cuello y si disculparme con…tu asistente lo resuelve, pues lo hago de todo corazón. En serio necesito tu confirmación para salvar la colección.

Fue casi un lastimero pedido que hizo palpitar más las sienes del influencer. Solo aguantaba aquello por Yoongi. A su hyung no podía decirle que no y por fortuna o desgracia Ji Soo era su irritante hermana menor que por ambición se encontraba en aquel enredo con las casas de alta costura.

—Llámame más tarde, Ji Soo y disculpa mi tono también. Creo que el estrés me pasó factura.

Concluyó Jimin con una sonrisa que no le alcanzó sus hermosos ojos, pero si fue efectiva para diluir la tensión que reinaba en el ambiente.

—Excelente. Entonces así quedamos por ahora.

La pelinegra se despidió agitando la mano y Leonora se preguntó si aquellos tacones de aguja no harían mal a la salud, recalando por inercia en las Vans que llevaba. Aun siendo de marca seguían formando parte del calzado informal.

—Disculpa por eso… Ji Soo es…

—Está bien. Supongo que así es la vida dentro de la industria.

—Pero esa no es razón para intentar humillar a los demás. Antes de que fueras mi asistente, me di cuenta de que ya te conocía de vista… quiero decir ese día en el Café… antes en el ascensor y…

—No se preocupe…ya se lo dije…solo me falta acostumbrarme y hoy he tenido demasiadas probadas de fama. Puedo vivir con ello.

Una pequeña sonrisa coloreó el rostro de porcelana de la chica, convirtiendo la agitación en el pecho de Park Jimin en una especie de tornado feroz. Otra vez las dudas le carcomían por dentro.

Otra vez sentía el suelo tambalearse a sus pies mientras se perdía en aquellos dorados espejos que le miraban con sinceridad. Intentó disfrazarlo con una sonrisa y como un acto involuntario volvió a rectificar los cabellos que se arremolinaban sobre la frente de la chica.

—Tienes razón, yo también tuve suficiente con esta probada de fama.

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