#27: For-Given
Tal como las estaciones cambian, la vida siempre se las arregla para demostrarnos que se puede seguir adelante. Al inicio costó para que se demostrara la verdad pero el plan de Kim Namjoon resultó ser una alternativa a largo plazo.
El nuevo proyecto subversivo de Anne Choi se hizo pedazos cuando el que creyó ser su títere resultara ser un agente encubierto que había recibido gran parte de la información de manos de los antiguos propietarios de KHJ Entertainment y los folios que Felix consiguiera salvar.
Solo un año le tomó a Kim Seok Jin retornar aquel edificio. Un año en el que los paradigmas cambiaron con la película que protagonizara Park Jimin, encarnando al sufrido Doctor Kaos y el mundo de la fama se volviera a postrar a sus pies para recibir a los dueños de la antigua KHJ Entertainment, ahora Serendipity Inc., bajo la tutela de los Kim.
Tiempos de trabajo al por mayor, de compromisos y proyectos tan loables como Hope World, la acertada campaña benéfica organizada por J-Hope para llevar la atención médica aquellos con menos recursos.
Las noticias del lanzamiento de un álbum de música clásica a cuenta de Genius Lab y el reciente logro de Min’s Over Clothes con su nueva estrella Wang Hyunjin, o simplemente los días agitados de Felix detrás del computador de la oficina de asuntos federales.
Todos partes de una rutina cargada de sueños y añoranzas en las que una chica castaña había aprendido a madurar. Cambiar de aires varias temporadas ayudó a cerrar la herida. Eso y la clase de estrategia que crearon Jungkook y Tae para que nunca jamás coincidiera con Jimin. Sí, aquel energético par, no habían dejado de estar presente en su vida y en la de su hermana menor. De hecho Mei le debía mucho a sus autoproclamados mentores.
Leonora nunca pensó que su hermana pequeña tuviera talento y paciencia para el arte gráfico, mucho menos que ganara un concurso de ilustración y un mangaka japonés la aceptara como pupila.
De eso habían pasado tres años y actualmente Mei estaba a tiempo completo en Japón. Tenía veintiuno así que no había que preocuparse más allá de que velara por su salud. Una regla para los que escapan de las garras de aquella dolorosa enfermedad.
Tiempos de ajetreo y melancolía. De conversaciones y nombres que olvidaría en las noches de la universidad y finalmente en su prueba como asistente de producción.
Irónicamente había aplicado por periodismo pero una conferencia de quién fuera su tutor la hizo cambiar el horizonte hacia lo que ya había vivido gracias a Jimin. Tras bambalinas se respiraba otro ambiente, uno en el que podía controlar cada reacción y luego editarla en su computadora.
Un nuevo inicio sin precedentes y el sabor de la victoria en sus labios cuando recibió la llamada de KBS. Aun alucinaba con esos días gritando en el teléfono y repitiendo: Es una broma de mal gusto. Pero ninguna de sus personas favoritas lo dudó en alguna ocasión. Ser la nueva jefa de producción de Talking Celebrity era la mejor prueba de que la castaña poesía la garra suficiente para superarse en cada proyecto.
No iba negar que al inicio fue duro. Aún más para su poca experiencia y formación, pero poco a poco su carácter sereno y amable la hicieron integrarse aquel grupo de alborotadores que ya contaba como su familia.
Teniendo en cuenta que Mei no estaba en el país y Hyunjin raras veces regresaba de París por sus actividades como modelo para la marca CELINE, pues sus asistentes y programadores se convirtieron en el paño de lágrimas o la oportuna broma que necesitaba para hacer frente a las intensas horas editando cuadro por cuadro lo que sería uno de los programas más codiciados en ese momento.
Por eso creyó leer mal cuando Hanna, una de las chicas recién incorporadas al equipo, le ofreció el guión de la próxima semana. En letras cursivas remarcaban el nombre del invitado y un sentimiento extraño entre la añoranza y los nervios tomó a la castaña por sorpresa.
Park Jimin, el querido actor y personalidad pública, regresaba a las grandes pantallas después de cumplir con su deber en el Servicio Militar. Leonora estuvo en trance hasta el día del rodaje.
Era cierto que por fortuna nunca habían coincidido en cinco años, y que de cierta manera era preferible aunque conversara con sus mejores amigos, pero verlo después de tanto tiempo. Quizás era esa la razón por la cual sus rodillas temblaban y las tazas de café parecían no tener efecto.
—Jefa debería tomarse un respiro. Podemos hacernos cargo de la toma si no está en condiciones. Es bastante duro porque es Navidad.
Choi Yeonjun, el segundo asistente del equipo de cámaras, le extendía otro café en solidaridad con una estresada castaña que apenas conseguía continuar.
—Gracias Yeonjunnie, pero estoy acostumbrada.
Agradeció llevándose el café a los resecos labios y aquel néctar con canela y vainilla pareció ser suficiente. O eso pensó la directora de Talking Celebrity hasta que la comitiva que acompañaba al invitado de turno entró en el set.
Fingir indiferencia era casi lo mismo que pecar de ignorante. Los años solo habían exaltado la belleza del hombre que por un largo interludio eclipsó muchos aspectos de su vida.
De una forma muy extraña el recuerdo del primer amor en el rostro agraciado de él o cómo solía usar su cabello en tonos platinos o irreales rosa pastel le sacaron una sonrisa.
El hombre que se presentaba hoy con la misma expresión adorable donde sus ojos se perdían dejaba que las miradas recorrieran su tonificado cuerpo e incluso se cuestionaran por la reciente colección de tatuajes que había adquirido o lo elegante en sus ademanes al agradecerles a todos los allí presentes por su tiempo y cooperación.
—Sea bienvenido señor Park. Nuestro equipo está muy emocionado de contar con su presencia. Trabajemos juntos.
No supo cómo la voz le había sonado tan firme o cómo había conseguido mirar a todos a los ojos en aquella especie de discurso.
Park Jimin disfrazó su irritación con otra encantadora sonrisa mientras se acomodaba el oscuro cabello, cuando alguna que otra mirada ensoñada por parte del staff impactaba contra su autocontrol.
Después de eso los minutos corrieron lentos mientras el actor era maquillado y preparado para la entrevista. Leonora por su parte revisaba cuanto detalle se podía tener en cuenta en un set de grabación.
Pasadas las ocho de la noche y en la transmisión nacional, Talking Celebrity comenzaba su grabación para el Especial de Navidad que se emitiría al día siguiente. Del otro lado del foco Leonora supervisaba la plática fluida de Hye Sung Ji y el carismático Park Jimin.
—Entonces… ¿qué podemos esperar de Park Jimin en el futuro?
La presentadora insistía en el hecho de que una vez fuera del Servicio Militar y con la posibilidad de protagonizar un número considerable de dramas, qué otro territorio le podría quedar por explorar al prolífico artista. Jimin sonrió antes de mirar a la cámara y de paso impactar contra los ojos color ámbar de la directora.
—Creo que la música volverá a ser una de mis pasiones en el presente. He estado escribiendo mucho últimamente y comienzo a interesarme por la composición. Así que espera más de mí en esa área.
Dos corazones hechos con los dedos fueron entregados al público causando una ola de gritos y reacciones hormonales. Leonora le murmuró algo al jefe de cámaras antes de subir al cuarto de controles. Ya no le importaba continuar escuchando aquella charla donde Jimin volvía a ser el centro de atención.
Terminar la noche fue difícil, editar cuadro por cuadro el programa que sería añadido a las entrevistas de Music Bank toda una hazaña si cada cinco segundos se detenía a contemplar la mirada intensa de Park Jimin o su manía de morderse el labio inferior.
Nuevamente se escuchó su voz al ordenar el último corte y como sincronizadas hormigas se dispusieron a dejarlo todo impecable mientras las luces se apagaban y los chicos hacían planes para el próximo día, en una Navidad llena de trabajo y compromisos por agendar.
Tachando una las pegatinas sobre la nevera de su departamento que el recordaban del itinerario de esa noche la directora del programa de variedades más visto en los últimos meses se refugió en el calor de su hogar.
Tomó una ducha y se enfundó en aquella sudadera enorme y los primeros pantalones de chándal que encontró en su vestidor. Le sonaba irónico contar con todas aquellas cosas que antes consideraba lujos, pero no estaba ahí para filosofar de más.
Una video llamada colectiva en la que Mei le gritaba por trabajar en Navidad, Hyunjin se quejaba de su novia Jisoo y Jungkook le pedía encarecidamente que le invitara al programa fueron el aderezo de la medianoche.
La exitosa productora que era hoy hubiera disfrutado más del chocolate caliente y el montaje de las entrevistas para Music Bank si el sonido insistente del interfono no se hubiera propuesto sacarla de su planificada velada.
Qué extraño. Por qué no me han notificado de la recepción.
Se libró del lapicero que fungía de pasador en su alborotada melena y tomando las pantuflas abandonó la seguridad del sofá en su sala de estar. Nunca pensó en descubrir el rostro inexpresivo de Park Jimin del otro lado del umbral. No supo por qué en aquel instante deseó lucir más presentable que la imagen desaliñada que podía tener una mujer para la cual no existía la palabra descanso.
—Buenas noches señorita Wang o debería decir buenos días. Sigo pensando en la relatividad del saludo en una fecha tan especial.
Ni siquiera le dejó responder cuando con total confianza Jimin ingresó en el departamento. Leonora se obligó a respirar profundo y cerrar la puerta. Rezando internamente por una paciencia que ya no tenía. Estaba agotada, no lo había visto frente a frente desde aquella vez cinco años atrás.
Qué quería, echarle en cara que no se merecía la estabilidad que mostraba ahora; que seguía siendo la misma mentirosa a pesar de todo. No, ya había pasado por esa zona oscura demasiadas veces.
Era cierto que se había equivocado, pero lo había pagado con creces. Ahora merecía una segunda oportunidad. Merecía la felicidad a la que cualquier ser humano podía aspirar, aun cuando no se sintiera lista para amar a alguien verdaderamente.
—Me gusta el departamento. Siempre supe que tendrías excelente gusto para los interiores. Jungkook también es así.
La voz de Jimin había disminuido unas cuantas octavas y Leonora se obligó a levantar la vista de la alfombra. La nueva Leonora no necesitaba de esa timidez.
—Dime a qué viniste Park. La verdadera razón.
Se cruzó de brazos y Jimin mordió su voluptuoso labio inferior. Él no tenía esa respuesta. Solo que cuando le habían dicho que la señorita Wang era la nueva productora de Talking Celebrity jamás se le ocurrió pensar en que sería ella, siendo el apellido tan común.
Había sucumbido varias veces al deseo de verla y recordaba cuántas veces esperó a la salida de la florería donde la castaña trabajó antes de irse a Australia por una beca de intercambio. El estómago le volvía a presentar mariposas y molestos escalofríos al descubrirla más hermosa de lo que recordaba.
Había sobrevivido a la entrevista y a su deseo de hablar en privado solo gracias a sus habilidades actorales. Una vez fuera del estudio de grabación la fachada fría y contenida se había desboronado para verter todas sus frustraciones en el alcohol.
¿Seguiría con aquel pelinegro impertinente?
No, no era posible.
Gracias a Jisoo, Hyunjin ya no constituía un problema.
¿Tendría otro amor?
Por qué estaba tan celoso cuando ni siquiera habían pasado de ser un romance frustrado años atrás.
—Es Navidad. No se le niega a un amigo pasar la Navidad en su compañía.
Disimuló el nuevo escalofrío que le recorría la espalda al observar como ella reducía la distancia y le encaraba sin miedo. Podía seguir luciendo igual de adorable y frágil pero la mirada color ámbar que lo enmarcaba ahora era diferente.
—Nosotros nunca fuimos amigos Park. Si no tienes nada mejor que hacer te agradecería que te retiraras. Tengo trabajo por delante.
Lo observó con frialdad y Jimin tuvo ganas de gritar que se detuviera. Aun cuando estaba fuera de lugar seguía sintiendo una especie de fascinación por ella. Cómo podía ser tan cruel.
—Entiendo que soy inoportuno pero no me podía ir sin desearte Feliz Navidad y por supuesto: Feliz cumpleaños.
La pequeña caja aterciopelada que había ocultado en su bolsillo se hizo visible. Leonora observó cómo le tomaba ambas manos y la dejaba sobre las suyas.
—No me he olvidado. Cada año desde entonces le he pedido a Jungkook que te regale una pulsera muy similar a la de aquella ocasión. Ha sido mi forma de no darme por vencido.
—Por qué sigues insistiendo, no te das cuenta de que es inútil. Nunca podré devolverte todo el tiempo que te robé.
No era un reclamo, más bien parecía un intento por perdonarse a sí misma mientras volvía a encontrar las antiguas estrellas en las pupilas de él.
—Nunca he pedido eso, tú mejor que nadie puede dar fe de ello.
Leonora sabía que no resistiría mucho tiempo al impulso de creerle y dejarse mecer por el encantamiento que rodeaba la personalidad de Park Jimin.
—Solo necesito saber una última cosa…¿Estarías dispuesta a empezar otra vez?
Leonora quiso analizar con rapidez las probabilidades, justo como hacía en el trabajo, pero la cercanía entre ambos parecía oponerse a cualquier razonamiento lógico.
—¿Estarías dispuesto a equivocarte otra vez?
Fue su mejor respuesta y la sonrisa socarrona en el rostro de él no se hizo esperar.
—Aun cuando corro el riesgo de que vuelvas a romperme el corazón, dalo por hecho.
Leonora negó fingiendo una molestia que no existía. Sus dedos terminaron enlazándose a los del influencer mientras cumplía una de sus más anheladas fantasías.
Eran las tres de la madrugada de un veinticuatro de diciembre en Seúl y tal como aquella noche sobre el puente de la avenida del río Han, la estrella de Venus bendecía aquellos amantes inconscientes dispuestos a volverlo a intentar.
Fin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro