#20: SOULMATE
“Los planetas giran y convergen para reencontrarnos en el mismo lugar.”
Esas palabras rezaban sobre el rótulo gris acero de una antigua cafetería que ahora se llamaba The Blue Hour. Kim Taehyun se paseaba de un lugar a otro examinando que cada detalle estuviera justo como lo había planeado. Aunque en el fondo no era muy fanático a la planificación debía admitir que la empresa de su hyung había hecho un trabajo estupendo.
—Y pensar que meses atrás iban a demolerla. Ha quedado genial.
La sonrisa de Jungkook rivalizaba con el propio Sol. El chico no había dudado en traer consigo la cámara y ya sacaba las primeras instantáneas que después incorporaría a su primer portafolio.
—La exposición de Navidad será la mía. ¿Verdad Taehyung-shi?
El aludido solo asintió en su dirección. Su mente era un hervidero a pesar de que el exterior mostrara una calma digna del buen actor que podía ser la mayoría de las veces. Era la primera vez que exponía en Corea del Sur y sinceramente tenía sus dudas. La serie de veinte acuarelas descontando el retrato que Jimin celosamente le había confiado para el gran final, remitían una especie de viaje interior desde el niño que fue alguna vez hasta el hombre que hoy podía hacerse acreedor de los mayores galardones en su área.
—Respira TaeTae. Va a ser un éxito.
La voz de Hoseok llegó de algún punto del otro lado de la estancia. El castaño pudo encontrar al resto de sus mejores amigos detrás del médico.
—Tengo un batido de nervios en el estómago.
—Lo sé, pero por eso no vas a dejar a tu audiencia con las ganas. Solo mira cuántos han venido. Además hoy es un día doblemente especial. ¿Ya lo prepararon todo?
La mirada cómplice de Hoseok hacia el resto de los presentes hablaba de aquel plan. Era trece de octubre. Jimin arribaba finalmente a los veintiocho años y se les había ocurrido celebrar semejante ocasión al mismo tiempo que Tae regresaba como el artista aclamado que podía ser tras años en el extranjero.
—Espero que recuerde qué día es hoy. Hace semanas habita en una especie de burbuja donde lo único que le interesa es su novia.
—Tan pasional como siempre. Pero estoy seguro que ya debe estar al llegar. Conseguimos sacar a Yoongi de su caverna. Qué no lograríamos con Jiminnie.
—Te escucho desde aquí Hobi. No creas que eres discreto.
La risa ronca del mayor de los Min no se hizo esperar a lo que el médico negó divertido. Tae no podía esperar a que el listón fuera cortado y ambos propietarios de la nueva galería de arte dieran la bienvenida al variopinto público que llenaba las calles de Hongdae en un día inusualmente cálido.
Tres bloques más adelante, un edificio que antiguamente había sido utilizado como bodega y ahora albergaba una especie de invernadero en la azotea, servía de hogar a un soñoliento Park Jimin que luchaba por mantener los ojos abiertos mientras su asistente personal repasaba la agenda para esa mañana.
—Primero tenemos el evento en la Galería The Blue Hour, llegaremos atrasados si seguimos a este ritmo. Luego la previa para la grabación en KBS y por último la cena con el señor In. ¿Me estás escuchando?
No, el influencer no entendía ni media palabra. Leonora se hubiera enfadado de no ser por la imagen tan tierna que estaba recibiendo. En aquel cárdigan amarillo, Jimin lucía como una esponjosa bola de arroz adormilada y ahora entendía por qué a veces Tae le soltaba un “mochi.”
Su mochi azucarado era la criatura más adorable y terca cuando quería. Pero más que ternura la chica sentía admiración. No sabía cómo había conseguido sobrevivir a esa semana. Desde el drama en el evento de Min’s’ Over Clothes, la prensa no les había dejado en paz.
Por obra y gracia divina el impacto de una relación secreta había sido positivo y para preservar su privacidad Leonora no se había visto ligada directamente al modelo.
Jin se había encargado de disfrazar los hechos confirmando a medias que efectivamente su estrella mejor valorada salía con alguien pero que esta persona era ajena al staff. Algo que en un principio fue difícil de creer debido a las fotos de ese día en el restaurante y en el centro comercial o la aparición de Jungkook con una adolescente que compartía rasgos fisonómicos con la castaña en las noticias.
Sin embargo, el éxito de las promociones de Min’s Over Clothes sirvieron para calmar la marea y redireccionarla a favor de un rumor que iba cobrando fuerza en esos días. Era preferible creer que Jimin salía con la controvertida Min Ji Soo que con una simple asistente.
Leonora estaba satisfecha a medias. Por un lado se sentía rara enfrentando la primera relación amorosa de su vida y por el otro había ganado tiempo para hacerle frente a Anne Choi y su plan inicial.
“—Tiene que ser una broma. No puedes echarte para atrás ahora. Sabes todo lo que esa mujer nos ha dado para que simplemente abandones. No puedes hacerme esto, Leo. Me lo debes.
—No lo creo Jin. Nunca quise formar parte verdaderamente. Sabía desde un inicio que no iba a resultar. Todo se basa en los celos descontrolados de esa mujer por no poder salirse con la suya. Jimin no le pertenece a nadie. Él es libre de tomar sus propias decisiones y estoy segura que ese pasado oscuro que todos quieren encontrarle es solo otra ilusión de los haters.
—Se te nota lo colada que estás por el niño bonito, pero solo espera. No necesito que participes Leo. Yo mismo le daré un cierre a toda esta payasada.”
Aun recordaba la mirada incandescente de Hyunjin una noche después de que Jimin le propusiera ser su novia. Desde entonces Leonora vivía en un sobresalto cada vez que tenía que contestar el teléfono. Lo justificaba con su terror a los medios y el hecho de que Jimin no se contenía a la hora de expresarle afecto. Pero la razón principal era esa, temía por Hyunjin, por ella y por supuesto, por el propio influencer.
—Supongo que estás agotado nada más despertar. Pero hoy es un día especial.
Leonora sonrió a medias cuando encontró aquellos adormilados ojos mirándola detrás de la manga del suéter.
—Por qué me pesan los veintiocho y no tengo ganas de hacer un live. Solo quiero un abrazo de mi novia.
Fue tarde para negarse cuando el chico había conseguido tirar de ella al punto de quedar sobre la alfombra de la sala de estar. Los cabellos dorados de Leonora parecían una cortina de Sol que Jimin no se cansaba de escrutar. Las pequeñas pecas en sus mejillas, la nariz recta y respingona. Los labios sonrojados y carnosos. No sabía cómo estaba aguantando tan bien esas semanas. Vivir con ella le estaba costando un millón.
“Lo tomaremos con calma, sabré esperar.”
Le había prometido pero ya no estaba seguro. Había pasado por un torrente de sentimientos, desde el odio sin razones hasta la adoración completa. Ahora se preguntaba si la castaña pondría objeciones cuando deseaba besarla de una forma más allá de lo que románticamente le había ofrecido hasta ahora.
—Taehyung nos matará a los dos. No le conozco mucho pero ya me di cuenta cómo trabaja su mente.
—Es mi cumpleaños. Lo mínimo es que espere.
Fue su respuesta antes de rozar su coqueta nariz contra la de ella. Leonora había aprendido a observarle de frente. Al principio presa de la vergüenza que le calentaba las mejillas, pero ahora parecía perderse en la colección de minúsculas manchas color café que llenaban los ojos del chico. El cabello platinado estaba dejando atrás un castaño oscuro.
Las imperfecciones en un rostro carente de maquillaje a aquellas horas de la mañana le hablaban de que prefería a ese Jimin juguetón y despeinado en lugar del que llenaba las fotografías irreales en las fachadas del centro de la ciudad.
—Prometiste que me enseñarías algo que explicaba por sí solo todo. Luego llamaste a Tae, así que estoy cien por ciento convencida de que debemos ir. Después haremos lo que desees.
Leonora no era muy consciente de adónde iban los pensamientos del chico que tozudamente le sostenía las muñecas a nivel de la cabeza mientras le acariciaba con la mirada. Jimin se mordió el labio inferior antes de cerrar el exiguo espacio entre ambos cuerpos.
— ¿En serio, lo que yo desee?
Leonora asintió antes de ver la sonrisa sensual en el rostro de él. Luego de ese interludio no importó que el teléfono o el timbre del interfono iniciaran una competencia por ver quién sonaba más fuerte. Envueltos en un paraíso de sensaciones. Ambos se abandonaron a la calidez de la boca ajena, transportándose a ese lugar feliz donde todo parece perfecto.
***
—Juro que es la última vez que le planeamos un cumpleaños sorpresa al cabezota de Jimin. Es increíble como el muy desagradecido nos ignora.
—Cálmate Kookie. Es obvia la razón por la cual no da señales de vida.
Jungkook fingió una arcada de solo pensarlo. Hoseok solo convirtió su luminosa sonrisa en una carcajada que se ganó la atención de los transeúntes.
—Aun así, creo que nos dejará plantados. Después quieren que aprenda de él. Pero por extraño que parezca me alegro por ese idiota.
—Dios, no te pases. Tu madurez me dará un ataque cardiaco y solo soy un pobre pediatra.
—Tus chistes son horribles, hyung.
Fue lo que dijo el de los tatuajes antes de empujar a su sonriente hyung y alcanzar la entrada de la Galería. Allí un afligido Taehyung intentaba disminuir sus nervios caminando de un lugar a otro. Kookie contempló el aparador del establecimiento. Todo estaba listo para la inauguración. Las blancas cortinas amparaban lo que serían una impactante colección de acuarelas desarrolladas en los últimos cinco años por parte de Taehyung.
Tenía curiosidad por ese tiempo donde solo la correspondencia y las videollamadas con su hyung más hiperactivo mantuvieron el contacto. Para Jungkook, aquellos seis problemáticos eran como una especie de familia de la que no se podía desligar. Aun cuando batallara y se enfurruñara como niño pequeño cuando era requerido, sus hyungs siempre estaban en primer lugar y hoy no era la excepción.
—Dime que ese tonto está en camino.
Ambos chicos estaban a punto de articular una excusa para la cual los nervios de Tae no estarían jamás en condiciones de aguantar más presión, pero un repentino alboroto del otro lado del cristal se robó su atención.
En medio del paso peatonal y como si acabara de llegar de un desfile en París, Park Jimin caminaba entre la nube de flashes y fanáticos que se peleaban por su autógrafo aun ante el trabajo eficiente del equipo de seguridad.
El cárdigan amarillo se insinuaba debajo de la chaqueta de cuero a juego con las botas y el pantalón rodillero. Un gorro de lana completaba el adorable conjunto para que una imagen limpia y desinhibida del Hada Nacional conquistara corazones entre agradecimientos y el inconfundible canto de los fans mientras entonaban su nombre.
—Gracias Dios Mío. Juro que se me acabaron las oraciones por ese inconsciente. Aprovechemos el caos y terminemos los preparativos.
Tae dispuso al staff que se había concentrado para la ocasión y por eso no fue testigo de la llegada de Leonora y una agitada Mei Lin que intentaba recuperar el aliento por la especie de carrera desde el departamento del influencer hasta la galería. Jungkook no pudo evitar sonreír al descubrir a las hermanas Wang muy cerca de la entrada de servicio.
— ¡Mei! Pudiste venir. Estoy feliz por eso.
El pelinegro no dudó en abrazar a la chica ganándose las mejillas sonrosadas de esta y la expresión suspicaz de Leonora.
—No sé cómo lo conseguimos pero traté de distraerlo lo suficiente. Seguro Tae quiere mi cabeza a esta hora.
Jungkook torció el gesto en dirección de la mayor de las hermanas. Aun cuando se proponía superar aquel sentimiento puntilloso de rechazo, verle todos los días no ayudaba en nada. Por mucha madurez que quisiera invocar en el momento.
—Sí, puedo imaginarlo. Pero el muy despistado ya no podrá escapar más de la inauguración. Solo espero que no hiperventile cuando vea la sorpresa. Como tampoco espero que lo hagas tú.
Lo último hizo a la castaña ladear la cabeza y aumentar aquel sentimiento de irrealidad que la estaba embargando desde horas atrás.
“Todo va demasiado bien, se repetía su parte más negativa.
Por qué siento que no merezco esto.”
—Y ya estamos otra vez con el drama. Deja de ser tan pesado Kookie. Vamos, dejemos a Jimin en lo que se le da mejor y apresurémonos con la sorpresa. Nadie me creería si dijera que voy a estar en el cumpleaños del Hada Nacional.
Jungkook y Mei intercambiaron sonrisas en dirección a la galería. Leonora por su parte se quedó atrás con la excusa de ir por Jimin. Solo eso, una justificación para que el más observador no advirtiera que sus pasos se dirigían en dirección contraria, justo donde el convertible de Anne Choi esperaba con las ventanas alzadas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro