CAPÍTULO VEINTIDOS
Link estuvo ansioso y emocionado durante el resto de la cena. La brillante mirada de Sidon lo observaba inquieto en su asiento y dejaba muy claro que sabía exactamente cómo se sentía Link, y lo disfrutaba. Después del postre, Link mordisqueó su labio inferior mientras preguntaba:
—¿Podemos ir a la cama ahora?
Sidon inclinó la cabeza hacía un lado y tuvo la audacia de parecer afligido.
—¿Qué pasa con nuestro tiempo de silencio?
Link tenía tantas ganas de estallar y decir algo parecido a: «¡a la mierda el tiempo de silencio!», pero de una manera más educada. Sin embargo, cuando miró a Sidon, la intensidad de sus ojos dorados hizo que Link temblara y casi se estremeciera. Su expresión no era enojada o cruel ni siquiera feliz, a decir verdad. Observaba a Link con un deseo casi palpable que era a la vez tranquilizador y juguetón.
Su mirada le decía a Link que quería que fuera obediente, que le siguiera la corriente y disfrutara de su pequeño juego. Y si lo hacía, su recompensa sería algo muy preciado. Link se estremeció momentáneamente. Dándose cuenta de que quería el elogio de Sidon más que nada.
Para no tener dinámicas ABO, Sidon era, sin duda, alguien autoritario como cualquier Alfa. Incluso mejor que cualquier otro Alfa. Por otra parte, Link no sabía por qué se sorprendía. Era un príncipe y un tiburón después de todo. La dominación era literalmente un aspecto de ambas cosas.
Respirando tranquilamente, Link asintió con la cabeza mientras se acercaba a la estantería y trataba de calmarse lo suficiente como para elegir un libro. Cuando oyó que Sidon se apartaba de la mesa y lo seguía, no había esperado que el Zora se le acercara por detrás, se inclinara y le susurrara al oído:
—Suelo tomar la iniciativa en la mayoría de las situaciones debido a mi tamaño.
Los pulmones de Link casi dejaron de funcionar. Estaba tan cerca que el hyliano podía sentir su calor natural y sus músculos apretados contra su espalda. Todo ese músculo físico y poder contenido. Sidon era tan enorme y Link se sentía tan pequeño y frágil en comparación cuando estaban tan cerca. Debería ser aterrador, y supuso que naturalmente lo sería, si no conociera a Sidon.
Si no quisiera que el príncipe sólo lo doblara sobre la superficie más cercana y disfrutara de cada curva de su cuerpo. Con una inhalación lenta, Link logró asentir.
—Pero admito que disfruto viendo a mis compañeros rendirse a mí. Permitiéndome obtener placer de su cuerpo y dándoles lo mismo a cambio. —Link no podía respirar mientras su mente le proporcionaba imágenes vívidas de lo que Sidon estaba hablando—. ¿Sería esto agradable para ti, mi Link? —Link no confiaba en sí mismo para hablar así que asintió de nuevo. Sidon le pellizcó la oreja y Link jadeó—. Eso no va a ser suficiente para mí, mi amor. Necesito escucharlo de ti.
Sus labios bajaron hasta el lado del cuello de Link. En la zona hundida justo por encima de la clavícula. Chupó justo en el centro de la glándula.
La glándula era un pequeño órgano especial del tamaño de una fresa lleno de endorfinas y otros compuestos excesivamente potentes. La serotonina, la dopamina y la oxitocina son los de mayor concentración. La glándula suele estar situado en la unión del cuello y el hombro, en el lado dominante del omega. Una vez roto, sirve como catalizador para adormecer el cuerpo del omega antes de que se hiciera el nudo, limitando así el dolor o la incomodidad, así como iniciador de los cambios que se producían en la mente del omega tras su ruptura. Se supone que sólo debía romperlo la pareja elegida por el omega, porque una vez que eso ocurriera, el omega comenzaría la impronta en el alfa elegido. Su olor, sabor, tacto e incluso sonido quedarían grabados para siempre en la mente del omega y le servirían como fuente de consuelo, afecto, guía y seguridad. Tanto si el alfa ofrecía todo eso como si no.
El proceso era irreversible. Incluso si el alfa moría, la huella nunca desaparecería por completo. Por eso era tan importante que nunca se rompiera sin consentimiento.
Link hizo un sonido entrecortado al sentir los dientes de Sidon tan cerca de él. Se sentía increíble y al instante se sintió húmedo, pero Link se forzó a sí mismo a pensar con claridad y jadeó un: «Detente.».
Sabía lo que le haría a Sidon pronunciar aquellas palabras, así que rápidamente lo tomó de las aletas faciales para mantenerlo en su lugar, cerca de su cuello, pero sin los deliciosos mordiscos.
—No todo...sólo los mordiscos.
—¿No te gusta que te muerdan? —La voz de Sidon volvió a la normalidad. Su tono ronco y la sensualidad habían desaparecido.
—Me encanta que me muerdan —corrigió con un gemido, inclinándose hacía atrás contra su cuerpo—. Quiero que me muerdas tanto como lo desees. Pero donde estás mordiendo, en mi cuello, es cerca donde está el lugar donde puedes marcarme.
Soltó las aletas y con gentileza le indicó con sus dedos dónde estaba.
—Aquí, justo aquí. Hay una pequeña glándula que debes romper durante mi celo. Al hacerlo, hará que mi cuerpo te reconozca como mi alfa, mi compañero. No debes hacerlo de forma accidental. —Se sonrojó—. Creo que debes hacerlo cuando estés dentro mío. No estoy seguro por qué, de hecho. Eso es lo que usualmente se hace.
—Entiendo. —Su tono sensual y suave volvió a su voz, se agachó para poder besar la mejilla de Link—. Gracias por decirme, y por tener la valentía de detenerme.
¿Valentía? Parecía fuera de lugar utilizar esa palabra en este contexto.
—No te temo, Sidon. —Link jadeó—. Sé que nunca me lastimarías.
—Valentía es mucho más que sólo sobrellevar un miedo, Link. A veces es hacer lo que es correcto incluso cuando no lo quieres. Defenderte, incluso ante mí, cuando te preocupa que pueda detenerme. —Sidon ronroneó. La sensación de su cuerpo de nuevo acoplándose al de Link era más que bienvenido—. Mereces un premio por eso. Puedes pedir cualquier cosa, pero no puede y no será coito con penetración.
Link se mordió el labio inferior. Su mente volvió a llenarse de lujuria. ¿Pedir cualquier cosa? ¿Qué quería elegir? Bueno, eso se decidiría según lo que suceda en la habitación.
—¿Qué es lo que quieres que haga arriba? Y con eso me refiero a... ¿qué es lo que haré con mi cuerpo? ¿y qué es lo que harás con el tuyo?
Una mano comenzó a recorrer su espalda, asegurándose de seguir y acariciar la curvatura de su columna vertebral.
—Te observaré. Quiero que te des placer delante de mí. Muéstrame con tus dedos lo que le gusta a tu cuerpo. —Link casi volvió a morderse el labio mientras temblaba—. Te he visto masturbarte, así que sé que eso te excita, pero me pregunto qué otras cosas te gustan.
La mano se movió para acariciar su trasero.
—¿Es aquí donde te haré mío? —La respuesta de Link fue mover sus caderas en contra de su mano—. Interesante. Me encantaría que me muestres.
—¿No vas a participar? —Link esperaba que lo reconsidere.
—Esta vez no. Este momento es tuyo.
¿Para él? Dulce, pero era menos divertido.
—¿Habrá algún día en que sea acerca de ti?
—Sí.
—¿Cuándo? —Soltó un grito cuando su trasero fue pinchado.
—Perderás tu premio. —Sus dedos presionaron y masajearon la piel maltratada para calmar el escozor—. ¿Ya te has decidido?
¿Asi que Sidon se iba a quedar sentado mirándole? ¿Sin hacer nada? Bueno, no, probablemente no.
—¿Me hablarás mientras lo hago?
—¿Te gustaría?
—Sí, por favor. —Escuchó a Sidon tararear en señal de aprobación.
—Me gustas que seas educado, es tierno. —Comenzó a morder su cuello y su hombro del lado contrario a donde se encontraba su glándula—. Sí, te hablaré mientras te masturbas.
¿Por qué sonaba tan vergonzoso y erótico cuando lo decía así? Pero, aun así, Link no quería que Sidon no se viera afectado por todo esto. Asi que...¿se supone que él debería hacer un show, pero no conseguir nada a cambio? Sabía que no era exactamente cierto, pero le dio una idea de lo que quería.
—También quiero que te masturbes. —Sintió a Sidon congelarse contra su piel y un sentimiento de audacia invadió a Link—. Quiero que acaricies esa hendidura de la que me hablaste. Quiero verte excitado. Quiero ver como salen tus penes de ahí. —Soltó un tembloroso suspiro—. Quiero ver como te corres mientras me miras cabalgar mis dedos.
Sus mejillas se sentían tan calientes en comparación al frío aire de la noche que los rodeaba. Su cuerpo estaba tan tenso y sensible, la humedad casi le hacía cosquillas ahí abajo. Estaba avergonzado y asombrado de su audacia y palabras. Nunca había pensado que sería tan atrevido o pervertido. ¿Pero era realmente uno? Ser pervertido implicada hacer cosas inaceptables o anormales. Ninguna de esas dos cosas encajaba con lo que sucedía ahora mismo. No era algo anormal sentirse excitado sexualmente por tu pareja. Y por la forma en que Sidon gruñó y mordió su cuello un poco más duro, Link dudaba que el Zora pensara que era inaceptable.
—Eres un pequeño pícaro demasiado listo. —Link gimoteó contra él, sintiendo sus rodillas débiles—. De acuerdo, como desees. Pero sin tocar. Ya eres suficiente tentación. —Comenzó a alejarse, escogiendo un libro del estante superior. Link dudaba de que haya mirado el título—. Ahora ven a sentarte conmigo.
¿Sentarse? ¡Link se sentía como si fuera un esfuerzo estar de pie y mucho menos sentarse en cualquier lugar y sentir lo mojado que estaba! ¡Por las Diosas! Nunca había estado tan excitado en su vida.
Se lamió los labios de nuevo mientras miraba el libro, casi como si buscara orientación o distracción. Cogió uno de los libros sobre elixires mágicos y sus efectos. Ya lo había leído varias veces y se sabía todas las recetas prácticamente de memoria, pero esperaba que le sirviera para adormecer su mente demasiado excitada.
Cuando se detuvo junto a Sidon, el príncipe lo miró con curiosidad.
—¿No te vas a sentar en mi regazo como sueles hacer?
¡No tenía ningún derecho de preguntarle eso con un rostro tan inocente! ¿¡Intentaba matarlo!?
—¿De verdad es tan buena idea?
—Tonterías, Link. —Sidon rió—. Disfruto tu compañía y cercanía. —Link tragó saliva mientras se movía para sentarse/acostarse contra los muslos separados de Sidon. Esto tenía que ser una especie de prueba, y Link estaba decidido a ganarla. ¿Tal vez obtendría otra recompensa?
Oh... sabía exactamente lo que pediría si así era.
Link abrió el libro y comenzó a leer mentalmente cada palabra una a la vez. Vivaz. Elixir. Ingredientes. Vivaz. Lagarto. Monstruo. Partes.
Sí, si se mantenía así iba a estar bien.
Alrededor de las cuatro páginas, cuando leía sobre los elixires gélidos y la diferencia en la duración de su efecto según se tratara de una mariposa gélida o de una libélula gélida, empezó a sentir humedad en la espalda. Sólo el ligero comienzo de la humedad que él sabía no provenía de él, porque se sentía un poco más arriba. Esta humedad estaba justo por encima de la curvatura de su culo y casi a su espalda baja. ¿Qué estaba ocurriendo? Intentó moverse y ponerse más cómodo, pero se apretó contra Sidon y fue entonces cuando sintió como si el cuerpo del Zora detrás de él se sintiera más caliente. Tal vez, incluso...¿blando, pero aún firme? Un pequeño gruñido hizo que Link se diera cuenta exactamente de lo que era.
Sidon se estaba excitando y su hendidura estaba abriéndose. Y estaba presionado contra la espalda baja de Link. No pudo evitar el escalofrío que lo invadió ni las ganas de verlo.
—¿Qué? —Link tomó aire—. ¿En qué estás pensando? —preguntó. Sólo él leyendo no podía excitar tanto a Sidon. Asi que debía estar pensando en algo sexual. Algo sobre Link. Quería saber qué era.
—Estoy leyendo un poco sobre la historia Hyliana. La leyenda entre dos dioses en guerra, Demise e Hylia.
Bueno...no sonaba muy excitante.
—¿Y eso te excita?
Sidon se rió de nuevo.
—No, la humedad que proviene de ti está cerca de la parte baja de mi hendidura, eso me excita. —Sus caderas ligeramente se apoyaron a la parte trasera de Link—. Y el movimiento sólo lo empeora.
¡Esto era una tortura! Una muy dulce y dolorosa tortura.
Link cerró su libro.
—¿Podemos ir arriba ahora? —Miró a Sidon, esperando que pudiera transmitir lo mucho que deseaba que dijera que sí—. ¿Por favor?
Sidon le sonrió antes de inclinarse para darle un casto beso en los labios.
—Como desees. —Link se levantó del sofá y trató de mirar inmediatamente hacía la abertura de Sidon, pero la mano del Zora estaba en su nuca y lo mantuvo mirando hacia adelante—. No mires.
—Eres tan malo —refunfuñó Link mientras empezaba a caminar hacia las escaleras. Oyó a Sidon detrás de él y tuvo que contenerse para no subir los escalones de dos en dos. Estaban a punto de hacer algo sexual y Link no podía esperar más. Un paso. Cinco pasos. Estaba prácticamente listo para saltar fuera de su piel con el último paso.
Cuando llegaron a la habitación, Twilight estaba tumbada en la cama con las patas en alto. Era la viva imagen del sueño. Link ni siquiera pudo disfrutar de su ternura, pues lo primero que pensó fue que le estaba molestando.
—Twilight, cariño, tienes que salir de la cama ahora. —Link trató de mantener la calma a pesar de que su propia erección estaba forzando la parte delantera de sus pantalones de manera bastante cómica. Se acercó y trató de agarrar a Twilight por el medio, pero la loba se despertó de inmediato y rodó, resoplando de indignación—. Twilight, por favor, ¿sí?
Se tumbó de lado, acurrucada contra la pared de la cama, y lo miró antes de volver a mirar al cabecero con determinación. Su lenguaje corporal lo decía todo: No.
Link se sentía cada vez más exasperado. Nunca habría pensado que su propia loba le arruinaría el momento de acción.
—Twilight. —Trató de decir en un tono firme, pero todo lo que hizo fue abrir la boca y comenzar a aullar en rechazo. Link se movió para agarrar sus patas y arrastrarla fuera de la cama, pero su cabeza se levantó y jugueteó con sus manos. Cuando la soltó, volvió a bajar la cabeza con la misma expresión de «yo no he hecho nada»—. Twilight, fuera de la cama. —Otro aullido de desafío—. Te daré un filete si lo haces. —En este punto Link ni siquiera podía avergonzarse de que estaba haciendo un trueque—. ¿Por favor? Levántate —suplicó.
Hizo una especie de resoplido como si se lo estuviera pensando, pero siguió sin hacer ningún movimiento.
Antes de que Link pudiera intentar algo más, Sidon dio una palmada.
—Link, creo que sería una gran idea probar la nueva bañera dándole un baño a Twilight, ¿no crees? —Ella levantó la cabeza y Link pudo ver miedo en sus ojos.
—¡Creo que es una gran idea, Sidon! —Link trató de agarrarla por el cuello, pero Twilight se asustó y rodó fuera de la cama. Sus patas no pudieron llevarla lo suficientemente rápido fuera de la puerta y una vez que se había ido Sidon la cerró y puso la cerradura en su lugar.
Aunque Link quería suspirar de alivio, el humor del momento se apoderó de él y se encontró riendo a carcajadas y, al final, riendo en el suelo con tanta fuerza que se le saltaban las lágrimas. Juró que mañana iría a la ciudad y pediría que le hicieran una cama grande para perros. Así dejaría de dormir en su cama.
En la cama de ambos.
Eso tenía la mente de Link rodando de nuevo a pensamientos más placenteros cuando se giró a mirar donde Sidon estaba de pie. Por fin podía ver la abertura, y a pesar de ser biológicamente diferente, le encantaba verla. La piel blanca de su ingle se había hinchado y separado tal como él había dicho. Había humedad allí, podía asegurarse de eso, aferrándose al suave revestimiento interior de color rosa. No había nada saliendo todavía, pero Link no podía esperar hasta que hubiera algo. ¿Tendrían una forma similar a los suyos o serían algo completamente diferente?
Sidon le dirigió una mirada ardiente.
—Ponte a los pies de la cama. —Link se apresuró a obedecer, sentándose de rodillas a los pies de la cama. Vio como Sidon se dirigió a la cabecera de la cama y luego se sentó frente a él, con las piernas abiertas y la abertura visible. Link deseaba tanto tocarla, lamerla, saber a qué sabía y que Sidon jadeara por ello. Podía sentir su propio fluido prácticamente goteando por sus muslos.
—¿Supongo que te gusta lo que ves?
—Me gustaría aún más si dos penes salieran de ahí.
Sidon sonrió.
—Paciencia. —Link gimoteó—. Creí haber pedido verte también, querido. Te desnudarás para mí, ¿verdad? —Link fue a tirar de la túnica de campeón azul sobre su cabeza cuando Sidon chasqueó los dedos y Link se aquietó—. Despacio —murmuró—. Antes cuando te vi había sido mero accidente. Ahora, quiero que te reveles ante mí como quieras.
Link se sonrojó mientras asentía con la cabeza. Bajando de la cama se apartó de Sidon y comenzó por desabrocharse los pantalones. En realidad, nunca usaba zapatos dentro de la casa, así que al menos no tuvo que quitárselos antes de poder deslizar los pantalones hacia abajo y sobre su trasero. La prenda se acumuló a sus pies y salió de cada uno de los agujeros antes de patearla a un lado.
—Ya veo la mancha de humedad que te he hecho en la espalda de la túnica. —Link miró a Sidon por encima del hombro mientras se daba la vuelta para mirarle. Agarró el dobladillo delantero del material azul con los brazos cruzados y mientras tiraba de él hacia arriba y sobre los suyos los descruzó para liberar su cabeza. Al hacerlo, reveló primero su abdomen y su pecho a los ojos de Sidon. Si se hubiera limitado a tirar de la túnica desde el cuello trasero y por encima de la cabeza, como hacía habitualmente, sólo habría descubierto su espalda y no habría resultado tan sexy.
—¿Qué son esas cosas rosadas en tu pecho?
—Mis pezones. —Link realmente esperaba no tener que explicar lo que eran, pero Sidon asintió con la cabeza mientras miraba con hambre el cuerpo entero de Link.
A Link le gustaba la forma en que los ojos de Sidon lo miraban y observó con la respiración contenida mientras su mano bajaba y un solo dedo comenzó a acariciar justo fuera de su abertura. Decidiendo prolongar la provocación sólo un poco más, Link hizo sus estiramientos habituales que hacía antes de acostarse. Aunque tal vez se detuvo un poco más en sus piernas de lo que solía hacer. A Sidon no pareció importarle.
—Tu pelo sigue en una cola de caballo.
Link sonrió con satisfacción.
—¿Lo prefieres suelto, mi príncipe? —El gruñido de Sidon fue instantáneo y su dedo finalmente se deslizó en la humedad.
—Tal vez. —Link visiblemente vio a Sidon estremecerse ahora. Su mano subió y tiró del lazo de su pelo—. Tu ropa interior parece bastante manchada. Quizás deberías quitártela.
Estaba en lo cierto. El bóxer ajustado era de un color negro completo, que afortunadamente ocultaba lo empapado que estaba, y le llegaba justo por encima de la parte superior del muslo. Apenas una pulgada más larga que su nivel de la ingle. Se pegaban a él como una segunda piel, que era como Link lo prefería. Las cosas deben mantenerse en su lugar cuando estaba luchando. Pero ahora iba a servir a un propósito más tentador. Sólo medio de espaldas a Sidon, Link curvó los pulgares en la cintura y deslizó la ropa interior por las piernas. Su erección agradeció por fin estar libre. Oyó a Sidon respirar sorprendido mientras él se sonrojaba desde el pecho hasta las orejas. No estaba avergonzado, bueno, tal vez un poco, pero sobre todo se sentía sexy.
—Eres deslumbrante. —Link tembló ante las palabras. Miró a Sidon y captó su mirada por un momento. Ver la sinceridad allí le dio la seguridad que necesitaba para continuar. Link se mordió el labio inferior al ver que Sidon usaba ahora dos dedos. Se dio la vuelta y se inclinó para mostrar a Sidon su culo y las evidentes gotas de lubricante que bajaban por el interior de sus muslos.
—¿Así que esa fue la humedad que sentí?
Link asintió.
—P-Puedo autolubricarme, así es más fácil para ti entrar.
Sidon hizo un ruido de aprobación.
—¿Así que para los hylianos es el omega el que se moja? Qué fascinante. Para nosotros son los machos los que se mojan. —Se rió suavemente—. Como puedes observar.
Link gimió.
—¿Ya están a punto de salir?
—Cerca. —Sidon sonrió—. Tal vez ver tu lindo culo de una manera más íntima puede darles el estímulo que necesitan. Vuelve a la cama. —Link se movió para obedecer al instante—. Date la vuelta, sobre tus codos y rodillas. —Link obedeció y Sidon gimió al verlo—. Tan obediente, y ansioso. —Gruñó— Realmente quieres que te llene, ¿verdad? —Link gimió mientras asentía—. Ábrete para mí. Déjame ver dónde necesitas que te penetre.
Sus manos estaban prácticamente temblando mientras las movía hacia atrás y se abría. ¡Esto era exactamente con lo que había fantaseado cuando se masturbó aquella vez! Oh, Dios, si tan sólo pudiera decirle a su yo del pasado que esto era mucho mejor de lo que había fantaseado.
—Desearía poder tocarte. Sentir qué tan listo estás.
—Puedes hacerlo, si quieres. —Link ofreció, pero la respuesta de Sidon fue un gruñido grave.
—No me tientes, tesoro. Ya me estoy arrepintiendo de mi elección. —Soltó un suspiro—. Eres una delicia para la vista de esta manera. Y la forma en que me deseas y necesitas es tan palpable. Eres una visión tentadora incluso en un día normal. —Cerró los ojos un momento para calmarse lo suficiente para continuar—: ¿Aquí es donde te tomaría?
—Sí.
—¿Cómo es que puedes concebir?
Link trató de pensar, trató de llegar a las palabras adecuadas para explicar su propio cuerpo para responder a la pregunta de Sidon.
—Uhm...hay un paso. —Sus dedos trataron de estirar hacia atrás y presionar contra sí mismo—. Aquí, dentro hay una bifurcación. Un camino lleva al útero y el otro a mi tracto digestivo. Cuando no estoy en celo, ese canal está cerrado. Así que sólo puedo tener verdadero sexo anal. Pero cuando estoy en celo, se abre. Y significa que soy fértil y estoy listo para concebir.
—¿Quieres eso, Link? —Sidon preguntó en un susurro bajo que se sentía como una caricia a la piel caliente de Link—. ¿Quieres tratar de concebir durante tu próximo celo?
Link gimoteó al pensar en eso.
—Yo... ¿pensé que ya habíamos acordado eso? —Se lamió los labios de nuevo mientras se giraba para mirar por encima del hombro a Sidon—. Yo... —La frase murió en una exhalación aguda cuando Link tuvo una visión de dos penes igualmente grandes, coloridos y muy erectos. Estaban gloriosamente apilados uno encima del otro. La base era de un amarillo limón vivo que luego cambió a un azul marino tropical en la punta. El eje en sí era muy similar a la de Link, pero las cabezas eran más exóticamente acanalado. El cuerpo de Link prácticamente chorreó al pensar cómo sería tenerlos dentro de él.
La sonrisa satisfecha de Sidon era casi petulante.
—Me alegra ver que todavía no tienes miedo.
—¿Miedo? —Link empujó sus dedos contra su ano—. Sidon, son hermosos. —Esa afirmación hizo que Sidon se sonrojara y Link interiormente lo contó como una victoria el haber sacado momentáneamente a Sidon de su pequeño juego—. Estoy seguro de que encajarán perfectamente dentro de mí.
Los ojos de Sidon rodaron hacia atrás en su cabeza por un momento mientras agarraba sus dos penes y comenzó a masturbarse.
—Puedo ver tus pequeños dedos jugueteando con ese agujero tuyo. Creo que puedes hacerlo mejor.
Link rodó sobre su espalda. Separó las piernas y las dobló para que sus manos tuvieran mejor acceso. Usar sus propios dedos no era nada nuevo para él, así que metió dos y comenzó a empujar. Podía sentir lo mojado que estaba, incluso lo apetecible y abierto que se había vuelto. No sintió ni una pizca de dolor. Sólo placer y una ávida necesidad de tener algo más grueso y profundo. Una necesidad que sabía que sólo Sidon podía satisfacer.
—Sí, así, cariño. Lo estás haciendo de maravilla. —Al oír las palabras de Sidon, Link metió los dedos todo lo que pudo y apoyó la palma de la mano en su miembro, presionándolo contra su estómago—. ¿Oh? ¿Te gusta duro?
—Sí. —Link jadeó.
—¿Cómo lo sabes, amor?
Link estaba prácticamente jadeando por el nuevo apodo. Le encantaba. Quería que Sidon lo llamara así todo el tiempo.
—Lo sé por las fantasías que he tenido contigo.
Sidon hizo un ruido primitivo y de interés.
—Continúa.
—Cuando me duchaba... Me imaginaba que me mirabas. Viéndome por lo que soy, y tomándome por esa razón.
—¿Y qué eres?
La cabeza de Link se inclinó hacia arriba para poder mirar directamente a los ojos de Sidon mientras decía: —Tu omega.
Vio cómo Sidon se corría con un gruñido casi vicioso. Su mano se detuvo y agarró ambas pollas con una intensidad castigadora mientras el esperma blanco salía disparado y fluía de ambas puntas en cantidades copiosas. Siguió manando mientras goteaba sobre sus manos y se deslizaba hacia abajo para caer sobre su estómago, la cama, en todas partes. Link echó la cabeza hacia atrás mientras su mano libre se dedicaba a empuñar y acariciar rápidamente su propio miembro descuidado. Su otra mano se volvió loca empujando dentro de él. A Link ya no le importaba la delicadeza mientras se aferraba desesperadamente para aumentar su excitación hasta el punto de correrse él también. Lloriqueaba y gemía mientras sentía que se tensaba. Ya casi. Sólo un poco más. Nunca en su vida había deseado tanto correrse.
Entonces la cara de Sidon apareció por encima de él, pero antes de que Link pudiera decir nada se inclinó para besarlo. Prácticamente estaba metiendo su lengua en la boca de Link. Arqueó la espalda mientras trataba de devolver cada roce y moldeado de sus labios mientras no tenía manos para mantener la cabeza de Sidon donde él quería. Extrañamente sus besos eran la única parte en la que se tocaban. Link no podía sentir ninguna sensación táctil, al menos en lo que se refería a Sidon, en ninguna otra parte de su cuerpo.
Estaba sin aliento y empujado casi más allá de su límite. Estaba a punto de rogarle a Sidon que lo ayudara cuando el Zora rompió el beso y ordenó:
—Córrete.
Link cerró los ojos mientras su cuerpo se inundaba de gozosa liberación. Su culo se apretó alrededor de sus dedos, haciéndole anhelar algo más grueso. Su polla tuvo un espasmo y luego se liberó por toda su mano. Mientras tanto, Sidon seguía besándole y acariciándole las mejillas. La respiración de Link era irregular y su mente estaba en una agradable especie de entumecimiento. Sintió que Sidon le daba un último beso antes de alejarse.
Se quedó tumbado en la cama con los ojos cerrados. Oyó el agua correr, parar y luego el ruido sordo de los pasos de Sidon al volver. Algo húmedo, pero agradablemente caliente, lo estaba limpiando y eso hizo que Link finalmente abriera los ojos para mirar hacia abajo mientras separaba las piernas para recibir el paño.
—¿Lo disfrutaste?
—Inmensamente. —Link respondió con una voz satisfecha y extrañamente tensa—. Estoy deseando que volvamos a hacerlo.
—Yo también. —Sidon terminó con el trapo y después de doblarlo lo arrojó a la pila de ropa desechada que Link tenía en el suelo—. Ahora muévete para que pueda unirme a ti.
Link se apartó rodando, pero justo cuando Sidon se metía en la cama preguntó:
—¿Quieres que me vista?
—¿Por qué?
—Es que... No quería asumir que está bien y hacerte sentir incómodo.
Sidon exhaló una risa corta, inclinándose para dar un beso en la frente de Link.
—Eres demasiado dulce a veces. Estar desnudo está bien. Ahora vete a dormir.
Link sonrió de vuelta mientras se apartaba de Sidon para ponerse cómodo, ya que siempre dormía sobre su lado izquierdo. Pero se sorprendió cuando una mano se estiró para envolver alrededor de su torso y lo deslizó hacia atrás y contra el pecho de un Zora muy grande. Link tuvo que reprimir una risita al tener la idea de que, así, era casi como si fuera el osito de peluche personal de Sidon. No obstante, Link se contoneó contra él hasta que se sintió cómodo. Sidon puso la manta sobre los dos y en unos instantes Link estaba calentito y se quedó dormido.
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