Laurie y Lily aprovecharon que sus hijas estaban fuera de casa. Invitaron a los Hawthorne y los Abernathy para renovar los sellos de los chicos con Alma Coin.

John y Hazelle les dieron dinero a sus hijos para que fueran al cine a ver lo que sea y Mitchell, el hijo de Haymitch y Maysilee, estaba en su casa drogado con analgesicos debido a su accidente en moto que lo dejó con la pierna enyesada.

—Conocen el procedimiento —dijo Alma pasándole una daga de plata a Laurie y Lily.

Laurie se cortó la palma de su mano y vertió un poco de sangre en los dos viales, uno para cada hija, luego Lily vertió su sangre. Antes que se le curará el corte, Laurie lamió la sangre de la palma de su esposa.

Pueden que hayan abandonado el aquelarre casi veinticinco años, pero ellos eran Hijos de Gran Erebus, necesitaban la sangre de sus parejas para sobrevivir.

Luego siguieron los Hawthorne que llenaron cuatro viales.

—¿Por qué decidimos tener tantos hijos? — preguntó Hazelle un poco pálida por la pérdida de sangre. Lily le pasó una galleta de la caja de Crumbl Cookies que compró antes de la reunión.

—Porque los métodos anticonceptivos le fallaron y John quería una niña — sonrió Laurie a su amiga.

John alzó sus manos con una sonrisa, como si estuviera diciendo 'Me declaro culpable'

Haymitch y Maysilee llenaron el vial de Mitchell.

—En luna llena tendré renovado los sellos — dijo Alma — Pero cada vez es más difícil sostener el sellos de los varones. Su sangre de demonio se hace fuerte con cada día que pasa. Un día este sello se romperá si encuentran su lazo.

La boca de Alma se apretó en una fina línea, disgustada ante la idea de los incubus y sus parejas.

Fue una casualidad que le encontraran en una parte de Ferncliff Forest antes que Gale naciera. La mujer había pasado toda su vida tratando de averiguar cómo destruir el lazo de los incubus.

Alma Coin y un grupo de brujas estaban en la idea de que sus hijas deberían vincularse con los Hijos de Erebus era absurda. Que era injusto que ellas debían pagar la deuda de sus antepasadas, muchas han dedicado su vida queriendo saber como destruir ese vínculo.

—¿Cuánto tiempo? — preguntó Maysilee — ¿Cuánto tiempo tendrán los chicos?

—Hasta que los chicos cumplan veinticinco — contestó Alma — Ya es hora que hablen con ellos.

—No creo que sea lo adecuado — murmuró Hazelle.

—Creo que es el momento — dijo Alma — Tu hijo Gale está comprometido. La próxima primavera se casará. ¿Qué pasará cuando el sello de él se rompa y se terminé vinculando con otra mujer?

Hazelle bajó la mirada y John la tomó de la mano.

—¿Cuándo se lo diremos a los chicos? — preguntó Maysilee.

—Creo que será antes que Prim y Mitchell vayan a la universidad — contestó Laurie — Para tenerlos preparados.

Alma asintió con la cabeza y recogió los viales, metió casi todos en su bolso y cuanto estaba a punto de guardar el último, uno de los dos que Laurie y Lily llenaron con su sangre, se le resbaló de la mano.

—¿Alma? — preguntó preocupada Lily.

—Un sello está siendo inestable — dijo Alma con la mirada desenfocada. Luego giró hacia Laurie y Lily — Las raíces no fueron cortadas de todo, la sangre llama. Deben estar atentos.

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—¿ A tomar el té en la casa del Pastor Snow? — preguntó Katniss con su manos en los bolsillos de su pantalón.

—La señora Snow dijo que quisiera conocer a la chica que está para el puesto de maestra — contestó Cato caminando a su lado.

La entrevista con el señor Undersee fue amena, mientras conversaban, en los pasillos habían niños corriendo. Existía una urgencia de la vacante para maestra de primer año de primaria, ya que la maestra encargada tuvo que irse por motivos familiares y la joven bibliotecaria llamada Madge no tenía la preparación para impartir clases.

Katniss presentó su carta de recomendación, sus voluntariado en centro deportivos en vacaciones, el tiempo que estuvo como auxiliar para las niñas exploradoras, las cartas de recomendación de su trabajo como niñera, su certificado en primeros auxilios. Cada buen comentario que estuviera firmado y sellado fue presentado al señor Undersee.

Hablaron durante una hora antes que él dijera que la llamaría mañana, ya que hoy se reunirán con la junta de padres, ya que evaluarían a la otra candidata.

Cuando Katniss preguntó quién era el encargado de alquilar las encantadoras cabañas.

—El pastor Snow — contestó Cato.

Katniss miró su ropa, usaba una camisa verde de cuello en V donde se podía apreciar un collar de jade con una runa thurisaz grabada. La tenía desde siempre, sus padres y sus tíos eran unos aficionados por todo lo esotérico como para que le hayan regalado a sus hijos el mismo collar.

—¿Me veo presentable para tomar el té con la esposa del pastor? — preguntó Katniss a Cato. En caso de emergencia tenía un vestido color melocotón en su maleta y unos pequeños tacones en color nudo.

—La señora Snow te adorará — contestó Cato — Ella dirige el grupo de música de la iglesia.

Katniss le dijo que iría por un momento a su carro por sus vitaminas y sacar el cargador de su celular que estaba a punto de descargarse por completo.

Cuando llegaron, Katniss vio liquido negro salir de la parte inferior de su Volkswagen. Le pasó su bolso a Cato y alzó la cajuela, el aroma a aceite la golpeó en la cara.

—Oh no — dijo Katniss.

—¿Quieres que vaya a buscar un mecánico? — preguntó Cato — El señor Mayhew vive cerca.

—Si por favor

Katniss miró el motor, preguntando qué pudo haber pasado. Le hizo las revisiones en un taller en Wilson que todo estaba bien para ser un auto viejo.

No sabe cuánto tiempo llegó Cato con un señor, alto, moreno en cuyo mono de trabajo estaba el nombre CHAFF estampado.

—Chaff, ella es Katniss Everdeen — los presentó Cato — Katniss, es el Chaff, el mecánico del pueblo.

—Un gusto — dijo Katniss extendiendo su mano para saludar al señor Mayhew. Él le devolvió el saludo y se colocó a lado de Katniss para revisar la cajuela, luego de algunos minutos cerró la cajuela.

—Creo que hay que llevarlo al taller para revisarlo — informó el señor Mayhew.

Katniss miró a su Volkswagen Beatle, era de color negro, lo compró antes de ingresar a la universidad gracias a su trabajo de niñera y princesa en fiestas infantiles, además de la generosidad de una anciana señora que quería vengarse de su fallecido e infiel marido.

—No tienes que preocuparte, Katniss — dijo Cato — Tu carro estará en buenas manos. — luego miró al mecánico — Estaremos en la casa del pastor Snow por si surge alguna novedad.

Katniss asintió con la cabeza, sacó su medicina y su cargador de celular, el señor Mayhew dijo que iría por su remolque y que lo llevaría al taller.

Con Cato guiando el camino, fueron a la casa del pastor Snow.