CAPÍTULO CINCO:
INESPERADO SALVADOR

A lo largo de mi corta vida he sufrido varios tipos de dolores de cabeza, por golpes , por resaca , por la menstruación, fiebre incluso porque sí, se podría decir que ya estoy acostumbrada a ello, pero mentiría si no admitiera que en el momento en que abro los ojos la luz del día me parece la cosa más molesta del mundo, todo me da vueltas.

—Por la diosa ¡Alguien que apague el maldito sol !

Me quejo pero es que hasta hablar hace que mi cabeza martille , y se le incluya a mi malestar un intenso ardor en la garganta.

—Wow primita , luces como la maldita mierda —Escucho la voz de Verónica en el momento en que la luz se va —Noche salvaje ¿eh?

Por un momento mi mente viaja a los recuerdos de la noche anterior yo tomando como loca , un callejón ... bajo la vista a mis brazos acaricio mi cuello ...

Sana , estoy sana.

Supongo que lo del ataque pudo haber sido un sueño que mi alcoholizado mente creó otra torturarme. Pero se sintió tan vívido...

Esta ciudad terminará por enloquecerme si no me voy de aquí cuanto antes , muertes, locos raros y sueños demasiado dolorosos.

—Espero que estés planeando recoger tus cosas y marcharte cuanto antes de aquí —La voz de mi abuela me hace levantar la mirada con rapidez —Solo has causado problemas desde tu llegada.

—¿Eh...? Abuela...

Sus ojos azules fríos como témpanos de hielo me observan desde el otro lado de la habitación, imperturbables.Sus arrugadas manos sujetan con fuerzas su bastón y sus hombros están bastante tensos.

—Abuela estoy segura de que Mary...

—Sal de la habitación Verónica —Interrumpe lo que sea que mi prima intentara decir —Esto es entre tu prima y yo.

La mirada de mi prima baja al suelo antes de salir de la habitación dejándome con mi abuela en un silencio absorbente. Su mirada no se aparta de mi en ningún momento y su porte es tan autoritario que me recuerda a Meryll Streep en la Dama de Hierro.

—Abuela necesito estar aquí , este es mi hogar.

—Has dejado varias veces , bastante claro lo que piensas de New Orleans y después de lo ocurrido anoche solo has demostrado que esta cuidad terminará por tragarte antes de que acabe el verano. —Con su bastón señala mi armario de caoba —Espero y tengas todo recogido para cuando el taxi venga por ti.

Sale de la habitación dando un portazo dejándome sola entre las paredes color crema y Las sábanas de ceda.

—¿Qué demonios voy a hacer con mi vida ?

Creo que por primera vez no tengo un maldito Plan B . Perdí el contrato de mi apartamento, no tengo trabajo, mi familia materna es nula y la paterna me acaba de mandar a volar.

Mientras recojo mis cosas trato de pensar en algún plan. Trato de buscar en mi mente algún familiar lejano, algún amigo que me deba un favor, cualquier cosa, y es cuando comienzo a ser consiente de mi realidad... Estoy sola, absolutamente sola.

Con unos vaqueros, una sudadera y mis siempre fieles tenis, acomodó mi gafas frente al espejo de cuerpo entero y me miro directamente a los ojos. Mi corazón duele ante la revelación, pero la soledad es algo a lo que estoy acostumbrada.

—Siempre has podido sola Mary Ann —Digo señalando mi reflejo —Siempre has tenido que tomar el camino difícil y siempre has llegado al final. Solo resiste un poco más.

La chica en el espejo que me devuelve la mirada luce asustada , pero es consiente de que cada palabra que digo es verdad.

Ni siquiera me digno a avisar que mi voy cuanso veo el taxi aproximarse. Solo tomo mi maleta y bajo los escalones y cruzo el jardín hasta llegar al taxi que me espera al otro lado de la calle. Ni siquiera noto que el taxista no se baja para acomodar mi maleta y termino haciéndolo yo. Tampoco me abre la puerta del coche.Pero sinceramente no tengo ganas de reclamar nada.

Tres por su servicio.

—Al aeropuerto por favor —Es todo lo que digo una vez dentro.

Saco mi móvil y comienzo a escuchar música mientras pierdo mi mirada en la ventana y me despido de New Orleans  silenciosamente.

Ni siquiera hemos salido de la cuidad cuando mi móvil vibra en mi regazo y lo levanto para ver que he recibido un mensaje de Verónica.

《NO TE VAYAS, TE NECESITAMOS AQUI AUNQUE ABUELA NO LO ADMITA .  VE AL HOTEL ADREAS , YO CUBRIRÉ TUS GASTOS.¡NO SALGAS DE ALLÍ HASTA QUE VAYA A REUNIRME CONTIGO !》

Sonrió porque, mierda, se siente bien que alguien se preocupe por ti, que alguien quiera que sigas a su lado.

—Cambio de planes —Le susurro al taxista —Llévame al hotel Adreas.

El hombre asiente y toma el primer desvío que ve y aumenta la velocidad, me aprendo el número de las calles y la forma de llegar allí casi automáticamente, veinte minutos después el taxi se detiene frente a un enorme hotel con aspecto de ser ta viejo como la cuidad aunque lujoso y bien cuidado.

Le doy en dinero al taxista una vez bajo yo misma mis cosas y noto una pequeña sonrisa algo malévola bajo su sombrero.  No pude verle su rostro jamás. Pero definitivamente esa sonrisa no me gustó.

Miro nuevamente hacia el enorme hotel frente a mi. A pesar de lo encantador y acogedor que puede llegar a ser a primera vista, siento que algo esta incorrecto, oscuro a su alrededor.

El sonido de un auto derrapando en la solitaria calle me pone los pelos de punta y ne apartó justo a tiempo cuando un Camaro negro derrapa y queda justo a mi lado.

—Monta —Esa voz... esa voz la conozco y no es mi prima.

El loco del bosque.

—Estás más loco de lo que pensaba si piensas que voy a subir ahí contigo, sobre todo después de semejante poca demostración de control de tu vehículo.—Me cruzo de brazos para demostra mi posición.

—Brujita... Tienes tres segundos para subirte al coche si no quieres que lo haga por la fuerza.— Su voz sonó algo más que amenazante, sonó letal , salvaje, incluso creo que lo escuché gruñir. —Vas por dos . No me provoques.

—Pero mi prima...

—¿Qué prima ? ¿Verónica la que perdió el móvil anoche ?

Automáticamente un escalofrío me recorre , y a mi mente llegan imágenes de la sonrisa del taxista De sus blancos dientes...blancos y afilados.  Mi corazón se acelera con las imágenes de la noche anterior, del supuesto engaño de mi celebro. Volteo para mirar el edificio tras de mí.  Hacía una ventana en específicos del tercer piso. Un hombre se encuentra mirando desde allí. No distingo su rostro , pero su piel es pálida , pálida como la piel de un muerto.

Mis pies se mueven solos y en menos de nada estoy dentro del Camaro .

No soy considerado de nada, es como si estuviera entumecida. Me aparente salvador  me coloca  el cinturón de seguridad y sale disparado.

—¿Qué demonios está pasando?—Preguntó a la nada cuando consigo hallar mi voz.

—Tú sabes qué está pasando brujita —Su voz es lo último que escucho mientras mis ojos amenzan con cerrarse —Pero te niegas a admitirlo.

Levante su mano si aún queda alguien leyendo esta historia.

Disculpe la tardanza.
Prometo que pronto las actualizaciones serán más seguidas