Después de mi examen, mi rutina seguía igual: clases, entrenamiento, música y lectura. Los días pasaron y llegó el día de mi cumpleaños o bueno el día que llegue a la vida de mis padres. Esa mañana baje emocionada a la cocina y vi a mi padre sostener un pastel de chocolate el cual tenia el numero 16 en el, mientras mi madre tocaba con su violin las mañanitas

-Feliz cumeplaños Alex- dijeron mis padres

-Gracias- contesté mientras me acercaba a mis padres para abrazarlos

La mañana fue placentera y agradable, desayunamos y bromeamos pero ahora mis padres me contaban la travesía que tuvieron que pasar conmigo ya que eran padres primerizos, divertidas anécdotas como la vez que mi padre hizo explotar un biberón, la vez que mi mamá no sabía cómo hacer que dejara de llorar y de la misma desesperación lloro ella. Después de un rato de risas y diversión, mi mamá me dijo

-En la tarde tenemos planeado una sorpresa para ti

-Te llevaremos a un lugar muy especial- dijo mi papá

-¿A dónde iremos?- pregunte

-En unas horas lo sabrás

Las horas pasaron mientras yo leía Romeo y Julieta en el estudio de mi mamá, pensando en lo estúpida que fue la situación de aquellos dos pero bueno que sería la vida sin un poco de drama. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando oí la puerta del estudio de mi madre abrirse.

-Es hora- anunció mi padre

Corrí hacia él y fuimos a la sala en donde mi mamá tenía una cesta en su mano y observe que mi padre tenía un mantel

-¿Ya me dirán donde es el misterioso lugar?

-Lo averiguaras- dijo mi padre mientras me extendía su mano para tomarla

Tomé la mano de mi madre y la de mi padre, ellos me teletrasportaron causando que sintiera la típica presión en todo mi cuerpo y que la cabeza me diera vueltas. Cuando esas sensaciones se desvanecieron, abrí mi ojos fascinada por el lugar donde nos encontrábamos.

La pradera era un pequeño círculo perfecto lleno de flores silvestres: violetas, amarillas y de tenue blanco. Podía oír el burbujeo musical de un arroyo que fluía en algún lugar cercano. El sol estaba directamente en lo alto, colmando el redondel de una blanquecina calima luminosa. Pasmada, caminé sobre la mullida hierba en medio de las flores, balanceándose al cálido aire dorado. Me di media vuelta observando a mis padres satisfecho por mi reacción.

-No sabia que teniamos un prado cerca de Nueva Orleans- dije

-No estamos en Nueva Orleans- contestó mi mamá- Estamos en Forks

-¿Forks?- pregunté- ¿Dónde queda eso?

-En Washington- dijo mi papá causando que abriera mis ojos como platos

-¿Washington? ¿Qué hacemos tan lejos?

-Queríamos celebrar con una persona especial- dijo mi mamá

-En un lugar especial - completo mi papá

-Es precioso- conteste mientras corrí a abrazarlos

Entre los tres preparamos el picnic, acomodamos el mantel mientras mi madre nos pasaba la comida a mi papá para ordenarla, cuando todo quedó listo nos dispusimos a comer y a bromear mientras platicabamos y observábamos aquel prado. Una vez que la comida se acabó habló mi papá

-Es hora de los regalos

-Este es el mío- dijo mi mamá mientras me entregaba una libreta de cuero en la cual estaba marcado con el símbolo de mi familia que es una media luna y en la parte final de la luna se encuentra un pequeño sol descansando en el pico de esta- Es para que escribas en ella algunas de tus aventuras, historias o inclusos descubrimientos de la magia, ya sea hechizos nuevos o datos nuevos de algunas criaturas

-Gracias mamá- le dije con una gran sonrisa

-Bueno mi regalo no te lo puedo entregar- dijo mi papá con una sonrisa

-¿Acaso es?- pregunté con mucha emoción

-Si, es tu motocicleta- me contestó mientras soltaba un grito de emoción- pero la tendrás cuando sea su momento

-¿y cuando será el momento?- pregunte desilusionada

-No lo sé, pero ya la estarás manejando antes de entrar a la escuela, lo prometo- me dijo mi papá mientras elevaba su mano en señal de promesa

-De acuerdo

-Este es de parte de los dos- dijo mi madre mientras sacaba un pequeña caja envuelta en papel lila con un liston negro

Deshice el listón y rompí el papel, ya cuando abrí aquella pequeña caja vi que había una pequeña cámara fotográfica y un guardapelo ovalado de plata, en el cual estaba el símbolo de mi familia. 

Rápidamente tomé la cámara y me aleje un poco y enfoque a mis padres y murmure:

-Morbi est

La camara se quedo flotando, puse el cronómetro y corrí hasta donde mis padres y me posicione en medio de estos mientras los abrazaba

-Digan magia- dije mientras sonreía

-Magia- contestaron ellos

El flash se disparó captando ese hermoso momento. El tiempo pasó y llegó la hora de volver a Nueva Orleans pero me detuve a admirar cada detalle de aquel hermoso prado por si en algún momento quisiera volver, una vez que mi memoria capturó a la perfección el prado junto con mis padres nos teletransportamos de regreso a nuestro hogar. Al llegar me dedique a jugar con mi pequeña cámara tomando fotos de libros, de la naturaleza, y sobre todo con mi familia hasta que sin darme cuenta me termine el rollo, ahora simplemente quedaba organizarme para ir un dia a la ciudad y revelar mis fotos.