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«Are you sure to keep reading?»
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"La posesión es en la que un espíritu maligno controla a una persona, y la opresión es en la dicho espíritu maligno ataca y sabotea a su presa, pero nunca toma su personalidad. ¿Cuál es la causa? No es aleatoria e absoluto; Siempre hay una causa discernible. La más común es que hayas recurrido al mal o al ocultismo. Y de forma paradójica, cuando intentas alejarte de ello, el mundo demoníaco ya tiene una influencia directa sobre ti. Incluso puedes haber hecho un pacto con Satanás y al intentar salir, eres castigado."
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Temblaba del miedo que sentía, un pequeño cuerpo se encontraba en la esquina de la habitación donde había encontrado el Grimorio, su cuerpo se sentía pesado, y cuando intentaba abrir los ojos le era casi imposible hacerlo. Pisadas fuertes retumbaban en todo el lugar como si se tratara de toda una caballería irrumpiendo en la pequeña cabaña, al igual que en el techo se escuchaba demasiado ruido como si las ramas de los arboles lo golpearan, y parecía que también las ramas golpearan de alguna forma las ventanas... Pero nada de eso se comparaba con lo que estaba provocando el incesante chirrido de como cuando algo metálico está rayando un vidrio. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo cuando las pisadas se escuchaban aún más cerca. Tan insoportable.
—Yoon... gi... Yon... gii...
Juntó sus piernas con las pocas fuerzas que le quedaban y hecho un ovillo trataba de tapar sus oídos para no escuchar esa tan conocida voz de ultratumba. Era ronca y profunda... Mediante esa voz se escuchaba más cerca la marca en su mano se hacía más profunda, ya no era tinta como antes, ahora de ella comenzaba a salir sangre y estaba viviendo en carne propia cómo se sentía que su mano fuese cortada haciendo el dibujo línea por línea. Apretó más los ojos al escuchar la puerta ser abierta y como los pasos de alguien pesado se habrían paso en la habitación, sentía calor, como si todo su alrededor estuviera incendiándose.
—Abre... Abre los ojos
Explicar el cómo se sentía, no sería posible. Estaba a punto de desmayarse pero la adrenalina le mantenía despierto. Cuando una mano dos veces mayor a la de un humano se posó sobre su hombro, no pudo evitar el grito que terminó saliendo de lo más profundo de su garganta, logrando con eso mismo abrir los ojos y ver al hombre, aquel hombre que desde apareció fue el causante de sus pesadillas. Era alto y vestía un traje negro, su rostro era borroso, la oscuridad no ayudaba para identificarlo, pero sus ojos negros brillaban en la oscuridad.
—¿Qué es lo que ofreces? ¿Qué es lo que quieres, Yoongi?
El pelinegro ahogó otro grito al escucharlo hablar.
—¿Qui-quién eres?— Fue inevitable no tartamudear al intento de comunicarse con el ser frente a él. Podía jurar que si estiraba un poco la mano sentiría como cuando te acercas demasiado al fuego y estas a segundos de tener una quemadura grave.
—Tú me llamaste. Soy quien hará todo lo que desees realidad... a cambio de algo, claro está.
De puro impulso comenzó a negar eufóricamente —No, yo no lo hice. Fuiste... Fuiste tú el que comenzó a perseguirme y a... ¡Namjoon! ¿Dónde está Namjoon?— De repente el tipo comenzó a quitarse el Sombrero que impedía ver su rostro con claridad.
—Puedo ser quien tú quieras.— Se parecía por completo a Namjoon, pero estaba lejos de ser la hermosa voz del hombre que robaba, roba y robará sus sueños.
—Tú- Tú no eres Nam. No, no puedes.
—Solo tienes que pedirlo y seré quien quieras— Y de repente dejó de ser el guapo joven castaño, si no que ahora era la pequeña anciana que el pelinegro tanto adoraba —¿Vez Yoonie? Jugar con el ocultismo no saca nada bueno aun cuando creas que es broma, no es un pasatiempo, si no sabes cómo invocar no sólo estés practicando. Tu curiosidad me ha llamado, he estado pendiente de ti desde la primera vez que intentaste contactar a tu primo fallecido. Me despertaste desde ese día haciendo que me sentara en una mesa golpeteando mis pezuñas en ella; Mire potencial... Un jovencito tan curioso como tú me daría lo que quiero. Un alma. Dos en caso de tu noviecito.
—¡Aléjate de Namjoon!— Todo ese tiempo de hablar, el pelinegro estuvo mordiéndose la punta de la lengua, aguantando el increíble impacto que sentía al estar en esa situación tan ilógica. Absolutamente nada de es debería de estar pasando. Si, había leído de las consecuencias que llevaba, pero se trataba de solo un aprendiz, nada debía funcionar bien. —¿Qué quieres de mí?
—Tu alma
—No, no puedo. Yo no te he llamado, jamás te invoqué, ni siquiera paso por mi mente el querer conocerte— Fue como un flash que arrojó aquella criatura sobre Yoongi quien comenzó a ver, como si una película se estuviera proyectando frente a él, cada escena donde en efecto eran actividades donde implicaban invocaciones oscuras. Desde leer las cartas, jugar la ouija, prender una vela en el centro de un círculo de velas, tratar de invocar los muertos, y por último, jugar el juego de bajar las escaleras —Es-estaba jugando, yo no quería esto, no me interesa nada de ti.
—Recuerdo que tu abuela dijo lo mismo en su tiempo de aprendiz. Pero la vieja sabía lo que quería y no dudo en ofrecer a su primer nieto, sin siquiera este haber nacido; Tu primo. A cambio de que le diera el poder de la magia, y convertirse en una bruja famosa y poderosa. Personas de cualquier lado del mundo vendrían a verla con tal de requerir su ayuda. Lo mismo te ofrezco a ti... Poder, a cambio de un ser querido, 40 años y vendré por tu alma.
—¿Cu-cuarenta? Pero mi abuela...— Hizo memoria de la edad que pudiese tener su abuela en ese año, eso la dejaría con 111 años. Imposible, aun cuando tengas una vida saludable el rango de un ser humano no pasa de los 100 años.
—¿Seguro que era tu abuela?— Sonrió volviendo a la apariencia de Namjoon, mientras ensanchaba aún más su sonrisa —Aquella anciana que estuvo con ustedes fue el espíritu de tu abuela quien murió hace más o menos veinte años atrás cuando vine a reclamar su alma. Ella quería que su tercer Nieto fuera su sucesor así que cree esa ilusión para ti. Ella, junto con el pueblo que la adoraba como una diosa terminaron calcinados por una pequeña chispita que se creó de la nada.
—Es mentira... ¡Es mentira!— Gritaba con lágrimas en los ojos. Tratando de evitar que aquel ser pronunciara otra palabra.
—Tu abuela te entregó a mi aun antes de nacer, pero había potencial en ti, no me permitiría destruir tu chispa antes de que se convirtiera en una llamarada—Carcajeó —Ahora te digo a ti, Min Yoongi... tienes la oportunidad de seguir el legado de tu abuela con el mismo sacrificio.
—¿O qué?
—Olvidarlo todo
Todo... Todo implicaba lo aprendido, lo vivido... Todos los 10 años que se había dedicado a estudiar e investigar sobre las magias prohibidas como para que todo lo que deseara aun cuando ni eso tenía definido, pero el precio ¿Quién sería? Él... a quien quería por sobre todas las cosas aparte de su abuelita, quien no existió, bueno si existió pero no cuando el creció. Toda fue una nube para bloquearlo de la realidad y poder traerlo al lugar maldito. Toda esa gente que había mirado en el pueblo fueron espíritus. Toda esa gente que había mirado en el pueblo en el pueblo fueron espíritus que su abuela se llevó entre los pies, personas inocentes que solo se dedicaron a implorarle. Era la diosa, la bruja de Daegu...
Namjoon y su abuela eran las únicas personas que ocupaban su corazón ¿De qué iba a servirle tener todo y no a Namjoon? Ahora entendía por qué aquel demonio estaba disfrazado de Nam, porque sería la única manera de llegar a persuadirle. Namjoon iba a ser su deseo y su perdida al mismo tiempo.
—Prefiero olvidarlo— Se arriesgaba a olvidar ese maravilloso tiempo vivido con el castaño. Adiós a ser amigos, adiós a jugar transformados en animales, o a esas caricias cuando era mujer... Adiós al tacto de sus labios... Pero era justo, él no era como su abuela y estaba muy lejos de serlo, no dejaría a otra persona ser castigada solo por su avaricia.
El hombre frente a él desapareció con una sonrisa dejando una estela de humo negro, inmediatamente después el cielo comenzó a tronar como si estuviera en medio de una tormenta eléctrica, la habitación daba vueltas hasta transformarse en un remolino, volviendo todo en blanco, la luz se volvió cegadora y de un momento a otro... todo desapareció.
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