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Un libro prohibido es aquel que la iglesia cataloga como perjudicial para la fe, esto fue declarado el 24 de marzo del año 1551 por el papa Pío IV en Venecia. Entre uno de ellos La llave menor de salomón que se cree que fue escrito entre los siglos XII y XIII, los primeros tomos están escritos en hebreo, latín y Griego, dentro de ese texto en específico llamado "El arte notorio de Salomón" se encuentran detalles de oraciones, meditaciones y ejercicios orales, con los cuales la persona que lo lea gozará de grandes conocimientos, dinero y una memoria perfecta, se cree que el Rey Salomón lo escribió para enseñarle a otros como lograr ser un gobernante sabio y piadoso.

Esta obra fue escrita de Salomón para su hijo Roboan, ordenándole que lo escondiera en su sepultura después de su muerte. Al pasar de los años el libro fue descubierto por unos filósofos babilónicos que reparaban la tumba del Rey. Nadie fue capaz de leerlo, hasta que supuestamente le pidieron a Dios poder entenderlo y un ángel a pareció en su nombre para hacerles prometer que lo protegerían y cuidarían el libro de los No-Dignos, luego de aceptar la promesa, fueron capaces de entender el texto y uno de ellos realizó un tipo de conjuro para que solo los dignos pudieran usar lo que mostraban aquellas páginas.

Este grimorio se divide en dos tomos, el primero contiene conjuros, invocaciones y maldiciones para llamar y controlar los espíritus de demonios, obligándoles a aceptar la voluntad del conjurador. También este tomo enseña cómo controlar objetos robados, lograr invisibilidad y hasta encontrar el amor; el segundo tomo describe cómo realizar exorcismos, como usar y construir implementos mágicos y qué animales se deben sacrificar a los espíritus.

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Conforme más avanzábamos por la carretera hacia el pueblo más densa parecía la niebla, no podíamos ver absolutamente nada, íbamos caminando según a como recordábamos el camino de regreso, demasiado peligroso para dos personas que caminaban en la soledad de la carretera. El geógrafo de Namjoon decía que si caminábamos a través de la colina sería menos peligroso y acortaríamos el camino ya que estaríamos atravesando y no rodeando. Inteligente ¿No? ¡Pues claro que no! ¡Y lo peor de todo es que por no quedarme solo ahí voy yo de su pendejo siguiéndolo!

Namjoon, te lo dije, estamos perdidos— Los arboles parecían escudos contra la niebla pues ésta parecía no poder atravesar por completo, porque sí, había poca niebla pero era suficiente para poder ver por donde caminábamos y lograr divisar un poco más allá, no como cuando estábamos en la carretera que parecía que no avanzábamos siquiera. Pero aun así parecía que pronto oscurecería, la escasa luz que entraba por las ramas nos lo hacía saber poco a poco mientras avanzábamos.

¿Debo recordarte por vigésima vez que todo esto es tu culpa?— Espetó con sarcasmo Claro que no ¡Porque sabes perfectamente que lo es!. Aparte no estamos perdidos brujita... ¡Oh!, es verdad, no eres bruja, eres un farsante.

Tan guapo y tan idiota— Susurre por lo bajo mientras me sostenía de un árbol para poder subir por el pequeño sendero por dónde íbamos. Nam se encontraba unos pasos adelante de mí, ni siquiera me ayudaba en caminar; Aquí es donde me gustaría haber entrado a clases de educación física y no haberlas saltado para irnos a comer como puercos con Jin y Jungkook.

¡Te escuché!— Gritó a lo lejos deteniéndose para secarse el sudor que pegaba rizos a su frente. Y por quedarme viéndole, de manera absurda tropecé con una de las raíces que salían del suelo y caí al suelo de rodillas. Odiaba que me pasaran cosas estúpidas cuando estoy frente de él, y lo odiaba aún más cuando Namjoon comenzaba a reírse de mi justo cuando eso pasaba.

Justo cuando subimos por un montón de piedras que se apilaban de una forma extraña, sí, osea, porque ahora hasta alpinista salí; Dios, las manos de Nam, al sostenerse de las piedras hacia que resaltaran sus venas y la fricción de sus piernas resaltaban sus muslos y No... Necesito agua... agua fría, muy fría.

¡Bueno en lo que estaba! Cuando subíamos el dolor de la marca en mi mano hizo que me quejara, y es que se sentía como si me estuviera quemando y el color de la tinte era diferente... era roja y con un leve borde de color amarillo, tal vez dorado. ¿Se estaba iluminando? Lo más extraño no fue eso, sino, el vapor que salió cuando Nam vertió agua sobre ella, la misma reacción de cuando apagas una fogata.

—Woow Yoongi, ¿Tan caliente te pongo?

¡Eres un grandísimo imbécil! ¡Es increíble que puedas salir con una pendejada como esa en momentos así! ¿Es que no ves? Literalmente esto estaba quemándome— Le recriminé quería llorar, esto seguía doliendo, necesitaba respuestas, quería a mi abuela, quería estar en mi casa en Busan practicando hechizos pedorros que encontraba en Pinterest, claro sin mencionar que también quería que este inútil y descerebrado ser llamado Namjoon me besara a lo bestia, a lo bruto, a lo animal, a lo desgraciado. A lo...

¡Mira!— Gritó con emoción y levante la vista de mi mano hacia lo que apuntaba Namjoon, sacándome inmediatamente de mis pensamientos. Tuve que enfocar mi vista para poder ver con claridad la pequeña cabaña que se miraba a lo lejos. ¡Genial! No tendríamos que dormir en el suelo... por lo menos no hoy.

Entre más avanzábamos apreciamos que la cabaña al parecer estaba abandonada, uno que otro árbol le rodeaba y una que otra muñeca rota, vieja y sucia, guindaba de los árboles, siempre faltándole una que otra extremidad u ojos... Un escalofrío corrió por mi espalda, cosa que fue reconfortada por Namjoon que tomó de mi mano para entrar a la pequeña casucha.

Por dentro no se encontraba en las mejores condiciones es más, las ventanas estaban rotas y con una que otra tabla suelta del piso. Una considerable cantidad de frascos tanto rotos como acomodados en las repisas. Todo estaba lleno de polvo y una que otra araña. No había de otra, era quedarnos dentro de esta pocilga o arriesgarnos a la naturaleza salvaje de la noche, agregando las cosas que nos estaban pasando no dejaba mucha seguridad o al menos confianza a la vista.

La curiosidad mató al gato o al menos es lo que mi abuelita me decía a diario. Ya que soy una persona muy, Muy curiosa, es un delito dejarme con la intriga. Si descubría algo era obligatorio que lo terminara de averiguar. Justo como ahora, descubrí que una de habitaciones parecía como si la hubieran quemado, y era imposible quemarla sin que la cabaña ardiera por completo pues era de madera de pino; se sabía por el olor que desprendía.

Mi torpeza pudo más que yo ya que al pisar una tabla algo floja del suelo, caí, rompiéndola a la mitad, "Estoy bien" grité en respuesta al llamado de Namjoon, algo debajo de la tabla impidió que me hiciera daño, la luz escasa que entraba por la ventana de la pequeña habitación hacia que aquella cosa se pudiera a penas ver. Fue fácil arrancar las tablas que me impedían tomar eso, ya que las tablas de ser tan viejas tenían los clavos tan oxidados que salían con facilidad. Termine por quitar lo suficiente para sacar lo que al parecer era un libro, y me era familiar, la portada era blanca con detalles plateados. Una vez leí sobre un libro que originalmente los detalles que tenía eran de oro plateado.

Imposible...

¿Por qué siempre lo tuyo tiene que ser lo peligroso? Eh, Yoongi— Amaba y odiaba esa extraña mirada recriminadora.

—No es como que yo lo busque. Dejando eso de lado es completamente imposible lo que estoy pensando.

—¿De qué hablas?

—O sea, te explico— Dije sin soltar en ningún momento el libro. —Es imposible que este libro sea el Grimorio. Una porque estamos en Corea— Comencé a enumerar con mis dedos sosteniendo el libro con mi mano derecha —Dos, ¡se supone que este libro está resguardado en las profundidades del Vaticano!

—¿y tres...?

Me encogí de hombros volviendo mi vista al libro, tomándole con las dos manos —Es posible que sea una réplica pero... Según leí hace tiempo no existe ninguna porque no hubo oportunidad ya que en cuanto el libro fue encontrado y se dieron cuenta del poder que contenía escrito, ese mismo libro fue inmediatamente confiscado por el Vaticano... ¿Qué?

Nada, simplemente me encanta como hablas de las cosas que te emocionan. A pesar de que tienes una marca maldita en tu mano, y probablemente un libro prohibido, tus ojos brillan como nunca.

Deja de ligar, esto es en serio. No es momento para... ¿Dijiste marca maldita?

El dibujo en tu mano— Señaló el escrito — Esta dentro del libro.

Me apresuré a buscar dicha página, encontrándola justo en la mitad, explicaba que esa marca se usaba para señalar a las personas donde un demonio reencarnaría, dándole a éste el poder absoluto para dominar a cualquiera, tendría conocimiento más allá de lo imaginable. Pero no todo era de color de rosas, a cambio tenías que entregar al ser más querido.

Es un dando y dando— Dije a la nada. Estaba solo, no me di cuenta cuando Namjoon me dejó solo. Me dejó solo justo cuando le explicaba algo importante, él nunca hace eso, sin importar cual cosa estúpida le vaya a decir el escucha hasta el final para reírse. Ahora que lo recordaba... desde que encontré el libro en ningún momento lo solté, así que Nam no tuvo oportunidad de husmear entre sus páginas... ¿Cómo pudo el saber que la marca en mi mano se encontraba entre las páginas del libro? El apenas logró ver la caratula del libro...

El corazón se me encogió al recordar el aspecto de Namjoon, su mirada Oscura, vacía, siniestra... Justo como las personas en el pueblo... Oh por Dios- ¡Namjoon!

Salí por donde él lo hizo y busque en toda la pequeña cabaña pero no había nada, nadie, estaba solo, completamente solo... Tal vez salió por leña ¿Verdad? Sí, eso fue el salió por leña para encender una fogata y así guardar el calor durante la noche y que no nos molesten los mosquitos... El una vez dijo que le encantaba mi positivismo, pero ahora literalmente estoy obligándome a creer lo que digo. El ruido de los matorrales como si alguien caminara me hizo salir de la cabaña, esperando que fuera Namjoon quien regresaba...

¿Nam?— El viento sopló con fuerza meciendo las hojas de los árboles, el sonido que causaba era aterrador, parecían llantos y quejidos de personas que rodeaban lentamente la cabaña. Corrí al interior de la pocilga dejándome caer al cerrar la puerta, el dolor que me causaba el tatuaje era insoportable, estaba retorciéndome en el suelo como a una babosa cuando le hachan sal, me ardía, ardía como el mismo infierno, escuchaba risas y llantos a lo lejos.

De repente la marca comenzó a tornarse de un color rojo brillante, estaba perdiendo el conocimiento, tenía miedo y... estaba solo... completamente solo...

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—Alta nostalgia de cuando lo leí por primera vez, uuf T^T—

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