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Rei Abel

Curioso por mi regalo, husmee en sus pertenencias y saque cuatro collares diferentes. Todos eran de piedras llamativas y hubo una en especial que me llamó la atención. Una piedra de color azul, la examino y me seduce su belleza. 

De inmediato los sonidos se silencian, las luces se apagan lentamente y se difumina aquel calor hogareño.

Que rara sensación, me parece que una bruma comienza a rodearme y creo que estoy en un sueño.

Ya no puedo sostener la piedra, porque se esfuma de mis manos como si de humo azul se tratara. Los corredores se desvanecen y no se si permanecer aquí en la oscuridad o seguir la tenue flama. 

Por miedo sigo la luz. 

No me queda más que caminar sin rumbo. Después de un tiempo, por fin parece ser que tengo un objetivo, me acerco a lo que creía era una puerta.

La luz que se escapa del marco logra segarme. Cerré tan fuerte mis ojos hasta que sentí que la luz ya no me hacia daño.

Antes de volver a abrirlos, proveniente de una voz delicada pude escuchar la frase: "flechas con punta de plata, escudos plateados y una espada".

El eco cayó y por fin pude mirar.

Quedé paralizado. Estaba entre los pasillos donde encontré a la señorita Kalani, cerca de las habitaciones reales.

— ¿Qué hago aquí? — susurro. Estoy espantado, mis manos se aferran a algo y mi piel esta erizada.

De pronto escucho la voz de dos mujeres acercándose. Me obligo a moverme, miro a mi alrededor buscando algún escondite y cuando volteo, tras mi espalda se encuentra un gran cuadro, cuya descripción tenia inscrita la oración "Rey Abel". Me acerco, escondiéndome entre las grandes y gruesas cortinas que rodeaban el cuadro.

— Me podrías explicar porque estabas a estas horas levantada — Dahyun hablaba.

— Estaba rezando por el próximo combate que tendrá el príncipe Jimin contra los Jeon —

— Aunque tus intenciones son buenas, no debes estar deambulando tu sola por este palacio. Podemos hacer enojar al Rey — Regañó la acólita.

— Tenemos que hacer todo lo que este en nuestras manos, los Jeon están tramando contra mi príncipe —

— Kalani baja la voz — se detuvieron cerca de mi posición, contuve el aliento — ciertamente los Jeon tienen un poder militar poderoso, pero el reino Park no es tonto y ante todo es diplomático. Estoy segura que Jimin y nuestro Rey Gavin ya han pensado en todo y si aceptaron esta reunión es por un gran motivo. No creas que son ingenuos. —

— Pero entiende si va solo Jimin, ¿quién cuidara de nuestro pueblo? No es justo, es el próximo gobernante y puede morir al ir —

— Es un riesgo que Jimin ha aceptado — se escuchan decaídas ambas mujeres, pero Kalani desplegaba mas temor.

— Si tan solo aceptara desposarme, yo me encargaría de darle un heredero a nuestro reino y no solamente eso, yo estaría en primera fila acompañándolo. Si quieren un rehén yo podría ir en vez de Jimin —

El silencio de Dahyun dejaba mucho a mi imaginación, ¿estaba de acuerdo en esa idea tan descabellada?

Un desagradable sentimiento broto en mi, tristeza por saber el final trágico que podría tener Jimin y un desagrado por recordar que Kalani tendía su corazón a Jimin sin titubear. Alguien mas que deseaba a Jimin.

— Kalani, aunque ames con fervor al príncipe, él ha dejado las cosas claras. Sabia que tu habito no podía apagar el amor que te tiene cegada, por el contrario, esta posición te acerca mas a él —

Hubo un sollozo y creo saber que era de Kalani.

— Por favor, deja esa idea tuya. Jimin no parece querer compartir su vida con alguien más. Te pido de nuevo que si no estas a la labor de nuestro Dios, dejes los hábitos y vuelvas a tu reino Kim, y vive tu vida que por derecho divino te han concedido —

— No lo hare Dahyun, mi corazón le pertenece a Jimin y si Jimin muere solo, yo también lo hare —

Unos pasos se alejaban rápidamente, eso quería decir que Dahyun probablemente aun seguía aquí. Respire lo mas débil que pude.

Su voz se escuchó dirigirse a alguien.

— ¿Qué puedo hacer? Dígame usted por favor. Si esta reunión es una trampa sangrienta, por favor denos una señal. Dios, por favor, te lo pido. Salva a Jimin de su triste final. O permite que su muerte sea rápida. — mi miedo creció, Jimin en que estabas metido — Disculpa por pedirlo mi señor, pero si es cierto lo que las paredes murmuran; Quema al reino hereje de los Jeon, que su maldición los mantenga en lobos para siempre y los podamos quemar con el fuego bendito —

Tales palabras, me inquietaron. ¿Qué es lo que esconde el reino Jeon?

Después de permanecer estático tras las cortinas y al no escuchar mas movimiento, me retire del lugar, regrese a mi cama y calme mis pensamientos. Como me gustaría olvidar lo vivido esta noche. Por favor, quiero olvidar esta presión en mi pecho.

Una nueva mañana comenzó con una nueva actividad.

— El príncipe nos ha dado la indicación de conocer las recetas de la cocinera Miki — señaló el señor Tsubasa.

— ¿Eso que quiere decir jefe? — gritó alguien de fondo. Nos encontrábamos reunidos debido a un anuncio importante.

— Significa que podrán aprender de nuestra cocinera e igualmente contribuir con su gastronomía — de repente Jimin intervino — no estaba mintiendo con que ustedes son de nuestro pueblo. Una vez que se acerque el otoño podrán ir a visitar a su familia y si gustan compartir nuestro conocimiento con ellos —

— ¿Es enserio? Podemos regresar con ellos — celebraron con entusiasmo.

— Claro que si. Vendrán cuando exista la necesidad de una gran celebración, es por eso que estarán aquí por un tiempo —

Festejamos por una buena noticia. Nadie se había quejado del pueblo, pero era una pregunta que nos hacíamos entre nosotros: ¿Cuándo regresaríamos a Dures?

Para mí, esa pregunta es irrelevante en estos momentos.

— Adelante, Miki los espera — comenzaron a salir hacia la cocina principal.

De pronto Jimin llama a mi jefe.

— Disculpe señor, en verdad me da mucha pena pedir esto, pero me gustaría que alguno quedara limpiando esta cocina. Uno es mas que suficiente y en cuanto termine puede alcanzarlos —





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