— No te preocupes, tal vez es mejor así, el señor por algo hace las cosas y si no te ha permitido recordar debe ser por una razón — acercó un trapo húmedo a mi frente — yo te cuidare de hoy en adelante —

Esa frase parecía ser la llave para dejar escapar la melancolía en mi alma, sentí que ya conocía esa frase y comencé a llorar. ¿Quién fue esa persona que me prometió protegerme?

Pasaron las semanas y cada vez podía moverme más, por fin pude levantarme y ayudar a Rose con las tareas del hogar. A meses de conocernos ya estaba mucho mejor y menos adolorido que como me sentía al principio.

— El panadero me dijo que necesitaba un ayudante y prometí que mañana te presentarías con él — comento Rose.

— ¿Es enserio? — acerque el ultimo plato a la canasta — ¡gracias Rose! — la abrace y bese su mejilla — te prometo que no te defraudare — sonreí en grande porque por fin ayudaría económicamente a mi hermana.

— Escúchame suga, si tienes algún dolor es preferible hablarlo con el señor Klein, puede que sea una recaída y no quiero verte sufriendo, el trabajo lo conseguí porque me lo pediste, pero en caso que vea que aún no puedes trabajar te regresare a casa — ella limpiaba los cubiertos mientras me daba un sermón — promete que si te sientes mal me lo dirás — sus ojos brillaron.

— Lo entiendo, te prometo que lo hare — me acerque a abrazarla.

En este tiempo, Rose puso muchas reglas entre nosotros, aunque no conociera mi origen para mi ella sería mi hermana; al no saber mi edad, quedaría ante todo el pueblo que yo era su hermano menor. Nuestros padres murieron por fiebre y por eso viviría con ella y su esposo Taehyung.

Taehyung era un hombre menos amoroso que Rose y no era para menos, Rose me adoptó aun sin saber quién era yo, él se mostró reacio, pero pude ganar un poco de su confianza. Se que aun desconfía de mí, pero yo no lo culpo. Solo Rose pudo confiar en un completo desconocido.

Ella repite que fue escrito por dios. Su religión parece agradable y me ha incitado a visitar la iglesia, yo no recuerdo si profesaba alguna religión, pero no estoy peleado en creer lo mismo que ella.

Los domingos solemos ir en familia a la iglesia del pueblo.

Todo es hermoso, el templo se rige por muros de mármol y vidrios coloridos. Dentro existe un gran altar y a su alrededor velas lo iluminan aún más. El tragaluz hace su trabajo y lo convierte en un cálido lugar. Nos sentamos en una de las bancas de madera, esperando al padre.

— Han escuchado las noticias... — una vieja señora se nos acercó — el reino de los Park reclamó este pueblo —

Taehyung y Rose se miraron sorprendidos y asustados.

— ¿Eso significa que habrá guerra? — pregunto Taehyung.

— Al contrario, somos la hoja de olivo, somos la transacción para el cese al fuego — la señora se veía malhumorada — nací en el reino Bauer y los conquisto el ejército del rey Lehmann y ahora un reino extranjero vendrá a conquistarnos —

— Si es la voluntad de dios que así sea — Rose con resignación junto sus manos para orar.

— Mientras no quieran inculcarnos sus actos barbáricos como lo demuestran sus soldados, no me meteré. Este momento son los Park y en otro momento será otro reino, espero que ya no me encuentre con ustedes cuando pase —

— Señora Marsh, por favor solo dios sabe el camino correcto, tenemos que encomendarnos a él —

— Rose solo tú puedes ver este acontecimiento con tranquilidad, son barbaros — con ojos saltones miró a mi hermana y a su esposo y se acercó aún más a nosotros — fornican hombres con hombres. Es un sacrilegio, nuestro dios creó a una mujer y a un hombre porque así es como debemos vivir. Ellos viven en pecado... —

No pudo terminar de expresarse porque el padre entro a la iglesia, cuando el acto termino, todos nos dirigimos hacia fuera para ir a casa.

Mientras caminábamos veíamos como caballos y soldados llegaban al pueblo.

Nadie habló y Rose y Taehyung no me dejaron preguntar que sucedía, me ubicaron en medio de ellos y seguimos caminando.

— Está claro que el pueblo tendrá grandes cambios, los soldados con el estandarte de los Park han llegado, tal como dijo la señora Marsh —

— ¿Crees que estemos en peligro Taehyung? — se asomó Rose hacia la ventana.

— No lo sé con seguridad, esperemos en dios que solo pasen de lado, este pueblo es pacifico. No nos metemos en conflictos — chasqueó — ¿Por qué el rey nos habrá dado como ofrenda de paz? ¿En qué pensaba? — ambos se miraban reacios frente a la ventana. Observándolos, me encontraba sentado frente a la mesa preguntándome si era tan malo lo acontecido.

Espero que no...

En la mañana mi hermana me acompaño a la panadería, para poder comprar un poco de pan para la comida. Metí 4 baguetes a su bolsa y el panadero cobro por ellos, Rose se despidió y yo continúe trabajando.

— Muy bien hoy existen más pedidos de lo normal suga — mencionó mi jefe.

— Eso es bueno, para quienes van dirigidos — tomé el palo de madera para sacar los panes del horno. Tenían un gran aspecto, el olor nos envolvió y comenzó a expandirse por todo el lugar.

El señor Tsubasa tomó uno y lo partió en dos, el segundo pedazo me lo regaló y probamos el sabor que tenía. Lo que me gustaba del lugar era su maravillosa gente, todos eran amables. Me sentía en familia como si siempre hubiera pertenecido aquí.

— Es para el ejército de los Park — interrumpió nuestra merienda — el general Park Jimin ha pedido esta mañana un bufet para sus soldados, el padre me ha recomendado y por eso llevaremos postres a ellos esta tarde — veía que el señor no se sentía cómodo al contarme los hechos.