Penitenziagite
Antes de que me rasgara el cuello, lo alejo y retoma su estado animal, como criatura sobrenatural. Viene hacia mi corriendo como un lobo.
— ¡Perdóname! — sin otra opción conjuro la maldición.
Hago llamar a tres criaturas. Desde el suelo surgen las siluetas. Una bruja con cabello corto y ropaje rasgado y viejo apresa el talón de Jungkook.
El licántropo asustado la lastima, arañándola y desgarrando su cuerpo con sus colmillos y garras. Pero nada la hace soltarlo.
No quise conjurar a ellas pero no podía detenerlo con algo mas.
Se escuchan los lamentos de las otras dos brujas, acercándose al hombre lobo. Tirado en la tierra no puede moverse, aun solemne procura su contrataque. Cuando se acercan a él, las ataca con sus garras, pero nada las para.
Vuelven los gemidos lastimeros de parte de ellas, como si agonizaran por el trato, solo que sus cuerpos siguen en movimientos.
Desde la oscuridad del bosque, se hace presente una cabra vieja negra y tras de ella se enfilan la sombra de criaturas. Se dirigen a nosotros.
Siempre tuve miedo de conjurar maldiciones porque eran pesadillas echas realidad.
La cabra se acerca al Rey Jungkook, quien sigue en pelea. Las criaturas que vienen en compañía rodean la zona de batalla, sus risas se escuchan mientras comienzan a danzar sin romper el circulo.
— ¡Aléjense de mi! — su cordura empieza a fallar — ¡Yoongi! —
Una vez que conjuras una maldición ya no hay vuelta atrás. La cabra se para en dos patas y empieza a repetir los gritos de las brujas.
— Este es el final, tu pueblo morirá contigo — susurro.
Las tres mujeres sollozando arrastran sus cuerpos rotos al mismo suelo junto con Jungkook, él grita impotente a lo que esta a punto de pasar.
Poco a poco los cuatro cuerpos están siendo tragados por la tierra junto con gritos y lamentos.
No quería hacerlo, pero era la única forma.
El circulo sigue en pie como la cabra, comienzan a caminar de nuevo hacia las sombras y la cabra es la única que se queda.
— Gracias por el tributo. ¿Por qué no nos acompañas? — habló la cabra.
Sus ojos, eran penetrantes y me miraban directo. Su color se encontraba entre un amarrillo y rojo. Sus pupilas se expandían.
La sorpresa invadió mi cara, debía irme era peligroso estar aquí.
— Comeremos delicias y beberemos vino. Acompáñanos — comenzó a acercarse.
Quería convencerme para caer en su paraíso, pero nunca podría...
Jimin me necesita.
— Vuelve, regresa a donde perteneces — dicte, confrontándolo.
Ella fingió sonreír.
La luz de la luna comenzó a ocultarse, la oscuridad se comenzaba a mezclar con el pelaje del animal. Muy pronto quedaría en penumbras.
— Morirás — la cabra estaba frente a mí, escuche su balido.
— No — tajante fue mi respuesta.
Perdí la consciencia y caí en la tierra.
La sangre me cubría, podía decir que era mía y de las bestias tiradas sin signos de vida. Quise moverme pero mis extremidades no se movían. Me sentía pesado, me dolía el cuerpo, sentía que mi piel estaba tan dañada. No podía respirar, mi vista estaba nublaba.
Esta era la muerte que profesó Rose, que razón tenia. Di mi vida por Jimin, espero que este bien en esta vida o en la siguiente.
Algo me parece extraño, siento mi cuerpo apresado. Mi cabeza me duele, mi cuello arde, intento moverme.
"Apresarle, es él quien nos a maldecido"
Alaridos se escuchan. ¿Dónde estoy?
"No"
"Arrepiéntete"
"Es inocente"
"Arrepiéntete"
"Que dios nos perdone"
"Hereje"
Mis sentidos iban apareciendo uno por uno. Me sentía muy mal. Aurora me advirtió que mi cuerpo no podría soportar.
Tuve la suficiente voluntad de abrir mis ojos y vi que mi tormento aun no acababa.
Elevado en una cruz de madera y sujetado por cuerdas, apresaron mis piernas y brazos. Todos me vieron y lanzaron suspiros de miedo. Comenzó así los gritos entonando lo que me esperaba. Me llamaban demonio, me llamaban hereje, monstruo y brujo.
El dolor de mi cuerpo volvió una vez que regrese en si a la cordura. Rostros enojados y espantados se veían de redor. ¿Qué me iban a hacer?
Montones de madera cubrieron la base de madera, los acólitos rodeaban con antorchas. El calor comenzaba a presentarse. Mire mas allá de la gente que pedía mi exterminio. Concentre la mirada en buscar a mi amado. No estaba.
No podía, ya no podía guardar mas mis lagrimas. ¿Qué estaba esperando?¿Por qué me ilusionaba que alguien viniera a rescatarme? ¿Por qué seguía pensando eso?
Jimin no iba a venir.
— Arrepiéntete de tus acciones, demonio — escuche una voz conocida. Mire donde estaba y la encontré.
Kalani recitaba su biblia, entre las demás personas estaba Dahyun quien me miraba atónita.
Puse atención en sus ojos, no era odio. Había tristeza, ¿o ese brillo era por otro síntoma? Movía sus labios, aparentando que hablaba o creo que aun seguía casi sordo del bullicio. Puse mi concentración en ella, entre mas tiempo pasaba más nítido se hacia mi presente: alguien la tomaba de los brazos imposibilitando sus movimientos, ahora sus suplicas se escuchaban fuertes y claros:
"Dejadle, no ha hecho nada malo"
Aun así, nada podía salvarme. Las antorchas comenzaron a encender la fogata. El humo se elevaba comenzando a asfixiarme y el calor se intensifico.
— Libéranos y perdona a tus siervos — Kalani se arrodilló mirando hacia el cielo —regresa de donde has venido — se dirigió esta vez a mi. Comenzaba a regresar a mi estado inconsciente.
Pude dar una ultima vista a unos soldados acercándose, sus escudos brillaban entre el mar de gente.
"Te dije que te cuidaría" la voz de Aurora se escuchó. Mi dolor de cuerpo desapareció.
"Es momento de descansar Yoongi, ya has culminado tu tarea en este mundo" sonreí.
Ella me tomó y me guardó entre sus brazos, volando lejos de este lugar.
Me llevó entre las nubes y sus bellos colores. Que increíble vista. Me arrulló durante el trayecto.
— Aurora contesta a mi pregunta — asintió — ¿por qué somos antiguos? —
— Ya has vivido en otro tiempo. Nos llamaron tu y tu pueblo. Convivieron con nosotros en armonía, hasta sus muertes. Quisimos volver a verlos y accedieron a vivir y cuidar de la tierra. Pero ahora ya hay mas creencias, muchos peligros que no quiero que vuelvas a sufrir. Ya no más mi pequeño —
...
— Alto, él nos salvo — Jimin gritaba a la muchedumbre. Abriéndose paso junto con sus soldados que apenas despertaron de su conmoción, se acercaron a la escena.
— ¿Dónde esta Yoongi? — sus ojos buscaban el cuerpo de quien amaba.
Todos murmuraban lo que había pasado, él mismo vio como la figura de Yoongi se iluminaba, apareciendo detrás de él alas blancas y desapareció. No conociendo si las llamas calcinaron su cuerpo o un poder sobrenatural se lo llevó.
— ¡Yoongi! — lamentó.
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