Que escena tan rara, ¿Por qué de pronto esto se siente familiar?

El viaje duro mas tiempo del pensado, no sabíamos si estábamos cerca de nuestro destino hasta que un soldado comento que por fin estábamos en tierras de los Park. Todo soldado se regocijó en sus adentros, compartían un ambiente fraternal y alegre. Habíamos llegado a su hogar.

— Seokjin dirígete a avisar a su majestad nuestra llegada y que traemos invitados — miró hacia nosotros y con una sonrisa murmuro — que preparen sus habitaciones y que la cocina sea dejada para ellos —

— ¿Qué sucederá con Miki? — preguntó el caballero.

— Ella tiene todo el castillo a su disposición, que no dude en preguntarme lo necesario cuando lleguemos —

Cabalgando a toda prisa Seokjin se aleja, veo como el General se acerca a mi jefe. Nosotros quedamos a la deriva pensando que pasara con nosotros cuando lleguemos y como será el trato.

— Señor Tsubasa muy pronto cruzaremos el pueblo y nos dirigiremos al palacio, por favor, disfruten del paisaje y lo que mi gente puede aportar para su trabajo — el señor Tsubasa inclina en agradecimiento las palabras — además que deseo que se sientan cómodos en el Palacio y si es posible trabajar en conjunto con una de nuestras cocineras mas...—

Quería seguir escuchando la conversación, pero mi mente y cuerpo sienten algo de nostalgia por esas palabras... ¿Cómo se llamaba la cocinera?.. Miki.

En los bailes del Palacio siempre recibe elogios... 

Una bruma acapara mis pensamientos. Miro atrás y puedo visualizar el camino que vamos dejando. Una sensación estruje mi corazón, lo hace latir y me embriaga tanto que algunas lagrimas amenazan con derrumbarme.

De pronto existe un silencio.

Llegando al palacio, los sirvientes nos reciben, dirigiéndonos hacia nuestras habitaciones. Nos ayudan a bajar las bolsas donde transportábamos alimentos, especias y nuestra ropa.

El General Park da la orden de una pequeña excursión en cuanto estemos descansados, todos estamos de acuerdo con que el viaje fue muy largo pero el lugar es muy bello. Elijo una habitación en donde se encuentra mi compañero Namjoon un aprendiz de cocinero. Debido a que las otras recamaras fueron llenadas, nos otorgaron una habitación en el segundo piso. Afortunadamente nos sentíamos mas cansados que miedosos.

Cuando desperté, Namjoon no se encontraba en su cama, voltee a mirar la ventana del balcón. A mi parecer la noche había llegado, pero las casas y cabañas la adornaban con sus bellos faros. Ahora veo la diferencia de nuestro reino y este: Es mas grande de lo que pensaba. Alejo mi vista del pueblo, en dirección de la montaña que se levantaba, era impresionante como todo combinaba.

Tocan a la puerta, me dirijo a abrirla y en el marco se encuentra el príncipe Park, me impresiona como un cambio de ropa hace que se vea mas joven.

— Suga, pensé que te estabas perdiendo de la cena por estar descansando — habla amablemente.

— Una disculpa en un momento me... — miro lo que trae en sus manos — reincorporo — es un platillo de comida.

— Disculpa por el atrevimiento, pensé que seria mas fácil traer la cena hacia ti, recuerda que eres mi invitado — no entendía como es que Park era amable conmigo, me parecía extraño.

— No era necesario... Jimin — se alegra y niega con la cabeza.

— No es nada, de hecho hace tiempo que no hablo con alguien como yo, siempre estoy rodeado de personas de alto rango, de la nobleza, etc. Me agradaría tener una amistad contigo — me era demasiado extraño para comprender. Tal vez estas palabras pueden calmar las dudas de mi mente.

No se que contestar y solo me permito asentir y dejarlo pasar. Jimin pone en la mesa de madera los platillos y un par de cubiertos. No puedo dejar de mirar la comida, se ve deliciosa. Me permite dar el primer bocado.

— ¿Qué te parece el sazón de mi reino? — con una mirada divertida mira mi reacción.

— Deliciosa... — me siento impresionado — nunca había probado algo tan delicioso — Jimin sonríe.

— Me alegra saber que te gusta... esta tarde pude notar que te veías decaído, puede que el viaje no haya sido lo que tu esperabas o mi hogar —

Sonaba melancólico y me puse a pensar ¿Por qué un príncipe se preocuparía por un panadero como yo?

— No suelo hablar con muchas personas y mucho menos me alejo de mi hogar, solo recordé a mi familia — suplico que esa información sea suficiente para que Jimin deje de preguntar.

— Oh, lo entiendo... estar fuera de casa es difícil. Yo extrañaba la mía — rie y comienza a comer a mi lado.

Amablemente me habla de su reino y en que lugares uno puede divertirse: un rio limpio, praderas para poder acostarse en el pasto y amable gente que gusta en ayudar al que lo necesite. También me comenta que es un pueblo con libertad para creer. Existe el cristianismo que es la religión con la que creció, pero sus soldados tienen una creencia muy diferente.

— Me gustara enseñarte todo ello —

— Dirás enseñarles — Jimin se queda estático.

— Oh cierto... enseñarles... es verdad, espero que mi reino sea de su agrado. Mañana podrán conocer el pueblo y comprar lo que necesiten para el banquete que se realizara dentro de unos días —

— Muchas gracias por la comida y la hospitalidad —

— Eres mi invitado y mi amigo, creo que es momento de retirarme — se despide recogiendo los platillos y dejando la habitación.

En unos instantes todo vuelve al silencio, me siento en mi cama y noto la fragancia de Jimin aun en el ambiente. Debo de aceptar que él pudo hacerme olvidar lo solo que en esos instantes me sentía.

Ser amigo de Jimin... ¿Cómo puedo explicar que tal frase me hace sentir cómodo? Y no es por el titulo que le pertenece, sino porque su personalidad esta noche ha sido amigable y fraternal.

Pasa un tiempo y entra mi compañero Namjoon.

— ¿Cómo les fue con la cena? — pregunte.

— Muy deliciosa, pensábamos despertarte, pero un soldado nos dijo que te llevaría tu plato. ¿Pudiste también probarlo? — asiento, aunque no fue un soldado el que lo trajo sino Jimin.