Maledicció
— ¿Qué es lo que acordaste con aquel sujeto? — era de noche aun, cuando acabamos nuestro trabajo y nos dirigíamos a nuestro hogar, por el rabillo del ojo pude ver los ojos de Luka siendo iluminados por la luna.
— No es nada malo como otras veces — era cierto, Luka se enojaba con la misma gente que nos pedía nuestra ayuda; porque ellos nos mantenían ajenos a los problemas en que estaban metidos y que por eso eran acosados por malas energías. Es ahí donde ella pedía que hicieran una expiación, no pedía nada ostentoso, pero llegaba a ser ruda con la gente.
— ¿Qué fue entonces? —
— Solo le pedí que terminara su relación con la criada que vive con ellos, es por eso que exigí que nadie supiera de esta visita entre su familia o los que viven en su casa — no me sorprendía lo cínico que podía ser la gente que se decía respetable, la noche provocaba que sus máscaras cayeran.
— Qué vergüenza, ¿está segura que funcionara? — Luka tomaba en serio sus palabras. Si la gente no seguía las reglas pactadas, algo sucedería y nosotros ya no podríamos ayudar.
— Está ahora en sus manos, aquel hombre sabe las desgracias que suceden si no cumples tus promesas, yo se lo advertí. Su tonta criada está haciendo magia por mano propia. Si él cae, no me quiero imaginar las consecuencias —
— ¿No podemos hacer nada? por lo menos ayudar a la mujer y a su bebé — mi tía no paraba de caminar, aunque yo lo haya dejado de hacer. La luna brillaba como muy pocas veces lo hacía, en la cara de ella se mostraba el cansancio y experiencia que ha llevado por años.
Su silencio contesto mi pregunta.
Era invierno, una época difícil si vives lejos de todo y todos; además de no tener los suficientes alimentos, los animales salvajes bajan a las aldeas, pasando por aquí.
El aullido nos alertó.
— Yoongi — Luka me aviso.
Me levanté y me fui alejando de la chimenea. Cerré nuestra casa, atracando con madera las ventanas y la puerta.
— Apagare la fogata — Luka se acercó a la misma y echo ceniza, evitando que hiciera sonido al apagarse.
La oscuridad reino, escuchamos desde el exterior como los lobos se acercaban a nuestro hogar; los sonidos nos rodeaban, se hicieron más fuertes conforme pasaba el tiempo, hasta que se escuchó un golpe en la puerta.
— Maldición — susurró, tomando su ropaje, acercándose y escuchando por la puerta.
Luka sabía lo que hacía, pero aún no me acostumbraba a que se arriesgara de esta forma. Cada día era un nuevo evento. Sino era la gente, eran los "Antiguos" los que nos pedían ayuda.
— Tendré que salir — volvió a hablar bajo.
— ¿Necesitas ayuda? — a esta altura no sabía si, yo temblaba por frio o por el miedo.
— No lo necesito, tal vez la siguiente — mi tía me sonrió y salió de inmediato.
Algunos "antiguos" pertenecían a grupos muy distintos, personas y bestias.
Esta noche nos visitaban un grupo de licántropos. Mi tía seguía afuera, en el frio del invierno; era por eso que decidí seguir con esta herencia. Necesitaba ayudar a mi familia...
Los susurros se volvieron a escuchar de tonos bajos y altos; aun me faltaba aprender muchas cosas.
Eran perceptibles algunas palabras, pero no eran precisamente alentadoras.
El ambiente se volvió denso, preocupándome aún más, aunque no debía, Luka es una mujer fuerte y muy inteligente. Pero ¿Y si hoy era diferente? ¿Cómo un aprendiz podría salvarla de una jauría de lobos?
La idea era tentadora, frente a mí se encontraba un barrote muy afilado y pesado. Los pulsos de mi cabeza se hicieron constantes y ruidosos. Miraba aquel objeto como la posible solución de todos estos problemas que se presentaban cada invierno.
Me conocía.
Sabía que, aunque estuviera en peligro Luka con esas bestias, no tenía voluntad para abrir la puerta e ir por ellos.
Las voces de mi cabeza, como los susurros de allá a fuera, me empezaron a marear, mis piernas cedieron ante los abrumadores sonidos, ¿Cómo ella lo soportaba?
Quería abrir la puerta y meter a mi tía dentro de nuestra casa, en verdad quería, sin embargo, era solo un simple deseo, que se quedaba en mis pensamientos.
Solo esperaría a que todo acabara.
En un instante, el frio volvió a mi cuerpo de una manera agresiva, era como si la puerta se hubiera abierto, pero no era así. Aún seguía cerrada como todos los años.
Luka siempre me detuvo de abrir aquella puerta cuando algún licántropo o criatura se acercaba a nuestro hogar. Por eso es que me ocultaba.
Cerré los ojos e inevitablemente escucho el sollozo de un hombre lobo. Un grito de dolor para finalmente acabar en pequeños gruñidos.
La noche se volvió silenciosa, ya no escuchaba nada más que mi propio respirar. ¿Ya habrá acabado?
El golpe de la puerta me sobresalta, un olor a bosque inunda la casa y esa es señal que esperaba.
Quito aquel tronco de la puerta y dejo entrar a mi tía, la arropo con las cobijas que encuentro, la guio hacia la cama para que pueda reposar.
— Este trabajo tarde o temprano te matara Luka — reprocho.
Luka sonríe y se abraza así misma aún más.
— Cuida tus palabras Yoongi, el viento lo puede escuchar, se las llevara a lugares lejanos, hasta que un día alguien las cumpla sin querer, ni razón — con el frio calando sus huesos, esta mujer deliraba, como pasaba cada vez que un antiguo venia para ser curado — ¿Por qué no te ríes? — pregunta riéndose de mi seriedad — bueno, no te contare más cuentos... — termina de hablar para cerrar sus ojos y dormir al fin.
Le vuelvo a acomodar cobijas encima para que deje de temblar, después vuelvo a aprender la fogata y acercándome a ella, le beso en la frente para desearle buenas noches.
Es por esta mujer que aprenderé mejor a utilizar el don que he heredado, así dejará de tratar con gente como los antiguos y podrá descansar.
— Por ti me esforzare, solo por ti — susurro para acostarme cerca de la chimenea, no necesito nada más que mis brazos y esta fogata para estar cálido.
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