Crit
Mis parpados pronto empiezan a cerrarse, mañana tendré que levantarme temprano para revisar cómo se encuentra Luka.
La mañana muestra su belleza desde el monte más alejado hasta la flor más cercana. El gélido invierno, aunque cruel, da en las montañas aquel regalo de blanco color. Los animales juegan dentro de la nieve y buscan su comida de igual manera.
El viento frio, abraza las copas de los árboles despertando a más de una criatura.
El campo silencioso, deja ver su belleza a quien observa.
Los rayos de nuestro padre sol acarician las montañas, junto con nuestro hogar; estiro mi cuerpo ante bella vista y después levanto aquella canasta de flores silvestre que he venido a juntar.
Luka este día amaneció mejor que otras veces, eso significa que solo durará un día en cama y luego volverá a caminar como si nada.
Preparo la comida y él té que le encanta beber.
Hoy parece un día tranquilo. Luka dice que debemos tener cuidado con este tipo de días.
— Toma, tía — le acerco el plato de comida con cuidado.
— Gracias mi pequeño — tose unas cuantas veces antes de beber aquella infusión de plantas — aquel lobo, estaba muy herido, a punto de morir — arruga su cara ante el sabor de las hierbas, pero sabe que es por su bien — maldigo el día que supieron acerca de nosotros. No quieren entender que la muerte es parte de la vida, si vives tienes que morir, si mueres renaces, ¡pero haz entender a esas bestias! — termina su comida y vuelve a acomodarse en la cama — quieren pelear, pero no aceptan las consecuencias, valientes licántropos que son — se ríe de sus palabras y después mira hacia la puerta.
Veo su expresión de seriedad, mientras sigo acomodando el ropaje sobre ella.
— ¿Qué sucede... — no termino de decir, la puerta es tocada y sonidos de caballos lo acompañan.
— Es mejor que abras, solo son uno que otro lugareño — cerca estoy cuando vuelve a llamarme... — Yoongi, ya sabes las reglas, no lo olvides... — asiento y salgo al encuentro.
Miro una carreta, acompañada por tres caballeros sin espadas y vestidos como campesinos.
¿Cómo lo sé? Recuerdo el rostro de las personas.
¿Qué hacen caballeros del rey acompañando a una carreta común y corriente?
— Mil disculpas — un caballero se baja de su caballo — mi padre ha enfermado, ninguna ayuda nos ha servido y hemos escuchado que existe entre los campos alejados de la aldea, una persona en particular... — el caballero se acerca y se arrodilla ante mí. Por más que quieran fingir ser campesinos no pueden, un campesino no habla tan amable como esta persona y mucho menos se arrodilla de esta forma — ¿eres tú al quien debemos encontrar? —
Me quedo mudo ante lo visto.
"Tres guerreros ocultaran su verdadero ser, como lobos ante un rebaño llegaran y serán guiados por un carruaje". Eso era lo que debía evitar a toda costa. ¿Podrían ser ellos los seres de mala güero?
— Yo... — pienso en el problema que conlleva negarles la ayuda, pero no tienen sus uniformes, por lo que no es obligatorio — encontré esta cabaña hace unos meses, aquella persona que buscan hace tiempo que se ha ido. Disculpen si no les soy de ayuda, mucha gente ha venido con la misma intención, pero me apena decir que lo único que puedo ofrecer son mis oraciones hacia su padre —
La carreta aún está lejos de mí para ver qué es lo que hay dentro, los otros dos hombres se miran sin expresar nada.
Aquel sujeto se queda unos segundos con la cabeza baja, luego con una sonrisa se levanta.
— Oh lo puedo entender, me imagino que debe ser una molestia el vivir de esta manera. Lamento el mal entendido y gracias por sus buenos deseos. Supongo que, al ser muy solicitado, aquella persona se dirigió a lugares más calmados, alejado de toda persona que lo molestara — suspirando continua — si solo mi padre, no hubiera evadido las peticiones de los caballeros del rey, esto sería otra historia. Mis disculpas... me retirare con mis hermanos — con una sonrisa fingida se alejan esos tres personajes.
Me quedo más de lo debido afuera, hasta que los veo perderse entre el campo. Me adentro hacia nuestro hogar. Fue mi impresión o eso ha sido una advertencia.
— Se han ido — levanto la mirada, pero Luka se ha quedado dormida.
Preparo más brebaje para mi tía. En todo el día me dedico al cuidado de ella y en traer madera para la chimenea.
Las horas pasan y ella aun no despierta, esto es poco común, pero puede que aquel lobo la haya afectado demás.
Las sombras comienzan a verse en las paredes, los cantos de los pájaros poco a poco se van perdiendo y el aire del invierno acercándose, hela mi cuerpo.
La noche hace su aparición... llegando más silenciosa de lo que se espera.
El crujir de los troncos en el fuego es muy imperceptible, pero es lo único que me calma. Tengo un presentimiento...
— ¡Por favor! — aquello se oyó desde fuera.
Me toma por sorpresa. ¿Qué ser hoy nos visitara?
— Auxilio, ¡Luka! — me sorprendo por lo escuchado, volteo en busca de ayuda, pero mi tía sigue sin despertar. No sé qué deba de hacer, todo lo que pienso es si debería salir.
"No debo salir, Luka lo ha dejado claro", "Puede que sea un aldeano que necesite ayuda", "Es demasiado extraño que este afuera en la noche", "Son los antiguos, ellos son los únicos que saben el nombre de mi tía".
En ese caso, yo soy el único que puede ayudar...
Me levanto del piso, la volteo a ver por última vez, antes de exponerme a lo que existe afuera. Solo ellos saben su nombre...
Y mi trabajo es ayudarlos...
Ellos nos temen más que nosotros a ellos, aunque no lo demuestren.
El viento toca mi rostro, mis ojos se adaptan con su tiempo a la oscuridad, salgo a la intemperie y reviso los alrededores en busca de la voz. Me quedo quieto, para poder captar de donde provenían los gritos.
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