Caín
Estaba fuera de si para preguntar — No hay tiempo, cúbrete, tienes que huir— corrió a la ventana para poder observar algo — los aldeanos se volvieron contra mí, Gavin me obligó a cruzar el perímetro del territorio del castillo. Intente advertirle, pero no me hizo caso. Un conjuro reboto en mí y me ha dañado mi rostro. Sino fuera poco, alguien a alborotado a los aldeanos, vieron lo que sucedió y han ido tras de mí. No sé qué sucedió con Gavin y su hijo, pero dudo que se fijaran en ellos, he llamado la atención del pueblo. Me han insultado, llamándome bruja —
Volvió a la cama, sólo para tirarme ropa a la cara — no puedes moverte, no puedo irme si estas en estas condiciones, nos iremos en cuanto te pueda curar —
— ¡Yoongi! Esto no es un cuento de hadas, estoy muy herida — rápidamente busqué vendaje limpio y le añadí un par de hiervas medicinales. Se lo coloque en su ojo derecho, del cual provenía la sangre. La acerque a su cama y con sumo cuidado verifique que tan quemada estaba la mejilla perteneciente al mismo lado del ojo herido — tienes que irte, están cerca de aquí —
— Los lobos nos ayudaran, ahuyentaran a los aldeanos, nadie más que tú los ha salvado —
— Espero que entiendan eso, no son de fiar, pero tienes razón — acomodo su cuerpo en la cama.
Yo esperaba que los licántropos nos ayudaran, Luka no podría caminar y yo aún era muy joven para pelear. Grande fue nuestra alegría cuando unos aullidos se escucharon a lo lejos, seguido de los sonidos de animales muy grandes rodeando la cabaña.
— Luka — gritó uno de fuera — ¡soy yo Caín, tienen que salir los aldeanos vienen, han matado a un par de nosotros! ¡Tienen balas de plata! —
— Imposible — susurro Luka — ¿desde cuándo están tan preparados para un ataque a licántropos? — me miró asustada. Por primera vez, esto estaba fuera de sus manos.
— Tienen que salir, no los podemos proteger y arriesgar a mi manada, salgan — se volvía a escuchar esa áspera voz junto con el eco de las vibraciones.
— Tenemos que salir, ellos nos ayudaran — volví hacia ella— por favor—
Ella me miró a los ojos, aun no convencida, pero a fin de cuentas nuestra última oportunidad. En cuanto se levantó algo cayó sobre el techo de la cabaña.
— ¿Qué ha sido? — pregunte al viento.
— Son los pueblerinos — rápidamente tomó su chal y conmigo salió a ver a nuestros aliados.
Una vil tetra de los licántropos.
— Tomen al chico, maten a la mujer — sentí en segundos el gran peso de un lobo, cayendo sobre mí.
— ¡Malditos! — escuche gritar a Luka. No pude ayudarla porque el gran lobo sobre mí comenzó a arrastrarme por la pradera. Intente con mis dedos y uñas sostenerme de un pedazo de tierra o pasto. No podía, era mucho más veloz que yo. Patee el hocico del animal repetidas veces, no parecía hacerle daño. Cada vez me aleja más y más.
Solo llegue a escuchar los alaridos de los lobos, un gran estruendo y después los gritos de los aldeanos gritando "Bruja". Habían llegado a mi hogar, los podía observar estando ya distanciado del lugar. Lo último que pude divisar fue mi hogar quemándose esa noche, para después desmayarme.
— ¿Qué fue lo que viste? — Luka me veía con el rostro preocupado.
Después de contar mi experiencia sobre la premonición. Luka se quedó a lado mío. Los dos hombres habían quedado completamente exhaustos y por eso mismo estaban dormidos. Luka me cubrió con su chal, mientras seguíamos frente a la fogata.
— Así que todos gritaban arrepiéntete — habló con un tono triste — mi pequeño temo que tiempos oscuros nos preceden... — la impotencia se podía escuchar. Acercó mi cabeza a su hombro y cerré los ojos al detectar su familiar olor — haga lo que haga el mal de las personas nos sigue, aunque nos alejemos y nos dirijamos al final del mundo, siempre nos encontraran —
— Tía — debí de interrumpirla, me estaba asustando — ¿Qué es lo que significa? A quien va dirigido la premonición — me levante para encararla.
— A mí — un dolor recorrió mis entrañas hasta mi boca. Mi respiración aumentó, mis ojos empezaron a arder. Trate de calmar mis sentimientos, no podía quebrarme frente a nuestros invitados.
— Así es la vida mi pequeño — acercó su dorso a mi mejilla — no llores, no frente a ellos, no frente a alguien —
— ¿Cómo sabes que es para ti? — quise que me diera alguna prueba.
— Solo lo sé —
Mi sentido del tacto se despierta, siento debajo de mí, paja que me hace sentir cálido. Huele a tierra mojada, un olor tranquilizante, pero es muy contrario a lo que mi cuerpo me comunica: dolor. Comienzo a escuchar pequeños sonidos que poco a poco van tomando sentido.
— Es él — dice una voz gruesa murmurando.
— El último de su especie — murmura otro con diferente timbre de voz.
— ¿Quién será quien lo reclame? —
— Puede ser el hijo del líder o el propio líder, no se puede tomar a la ligera —
— Quien posea su poder, posee la fuerza contra nuestros enemigos —
— Calla, eso no nos incumbe —
Involuntariamente me muevo, mi cuerpo lo pedía a gritos.
— Llama al líder — después de escuchar eso vuelvo a acostarme, mi cuerpo no tiene fuerza alguna.
Oigo a la persona a lado de mí alejarse, pero otras pisadas se acercan, son diferentes el peso de estas. Se acerca y siento su respiración sobre mí. ¿Debería sentir miedo? Nada de eso sucede. Me siento cansado.
— Estas despierto — una voz gruesa y excitada se oye.
Abro los ojos, o eso intento. Vuelvo a sentir otra respiración cerca de mi cuello.
— De tu especie, no conocemos información suficiente — al parecer el licántropo ve mi estado y se aproxima más. Mi visión empieza a mejorar, así es como doy con el dueño de esa voz— Mi nombre es Jungkook, hijo del líder de la manada y pronto sucesor de la misma — aquella criatura era tal como la esperé, ya conocía al licántropo, yo fui quien lo curo junto con mi tía cuando se convirtió por primera vez.
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