Bona nit Judas
Cuando el fuego consumió el ultimo pedazo de madera, mis compañeros me levantaron y arrastraron al Palacio.
Estaba destruido físicamente, en mi cabeza también existía un gran problema. ¿Qué acabamos de presenciar?
Todos los del pueblo se convencieron que había terminado calcinado. Regresó al lugar donde venia. Los gritos de ellos juraban que se trataba de un demonio. Me cargaron a mi alcoba. No proteste, que más daba.
Me pregunte que seguía ahora. ¿Cómo viviría con este dolor?
Pude haber llegado antes, pero no fue así.
Junto mis manos entre las sábanas, acaricio la superficie. Él había dormido aquí conmigo y hoy ya no volvería.
Mi respiración se acelera y caigo derrotado. Estoy perdido.
Oigo los pasos de alguien acercándose.
— Largo de aquí — trato de controlar mi ira.
— Era un demonio — mi padre habla — lo hemos matado. Las bestias murieron con él —
No tengo ánimos de pelear. Solo lo ignoro.
— Hemos preparado un banquete por la victoria, nuestra iglesia será bendecida y bendeciremos al pueblo — no supe cuando Kalani llegó.
— Si no salen de este lugar, yo mismo los sacare. ¡Fuera! — grité. Ninguno quiso ceder.
— Soy tu padre y Rey, harás lo que te diga. Olvidaremos este suceso, brindaremos por nuestra victoria y tu te volverás Rey —
— Como puedes ser tan contradictorio, tu conocías que era Yoongi. Recuerdas, la familia de Luka. Lo hemos matado — me moví intranquilo — ha muerto —
Caí al suelo. Mi padre me tomó de los hombros.
— Mírame Jimin. Si yo pase por lo mismo, tu tendrás que soportarlo también. Crees que se ha acabado tu vida pero no es así. Seguiremos reinando por años y en algún momento, lo habrás olvidado — espetó y se irguió saliendo de la alcoba.
— Vete — dicte a Kalani.
Ella se debatió internamente si obedecer, pero mi rostro denotó tanto odio, que escapó en un instante.
— ¿Qué hemos hecho? — mire el balcón. El cielo parecía tan ajeno a mi situación después de todo lo que sucedió se convirtió en un azul como aquel brillo del rio donde conocí a Yoongi.
Quería dormir y que fuera una pesadilla todo lo vivido. Cerré fuertemente los ojos y llore amargamente por la muerte de mi amado.
La noche cayó. El pueblo dejo de escucharse trabajar. La puerta fue tocada insistentemente. Pedían mi presencia en el banquete.
Atranque la puerta. No quería saber nada de nadie. ¿Cómo podían celebrar?
— ¿Por qué ha sucedido todo esto? — quería morir. Quería expiar mi pecado cayendo en el eterno sueño, mi culpa no dejaba que descansara.
Mis recuerdos se proyectaron tan vividos. Todo se trataba de él. Tocaron con dos golpes la puerta.
— Váyanse — pedí.
Y abrieron mi habitación. Era un sirviente.
— No bajare... vete — el sirviente dejó la charola en la mesa y se quedó parado.
— Parece que no ha podido descansar, señor —
No tenia intención de responder, estaba agotado, tan agotado.
— Debe comer para recuperarse — sonreí. ¿Quién creía que yo era? — su salud es necesaria, señor. Necesita recuperarse. Esta noche los espíritus están alborotados — espere suficiente.
Me levante para correrlo, pero no pude. Al mirar, su condición me impidió gritarle lo que pensaba. Un señor de edad avanzada y con ojos suplicantes, no podía ser blanco de mi ira.
— Retírese, llévese consigo esta cena — mire la comida puesta.
— Oh... será una decepción para mi que usted no pruebe este humilde alimento — ese señor no entendía que quería estar solo, pero su compañía era cómoda. Algo en él me daba paz.
— No tengo apetito... disculpe ¿hace cuanto trabaja aquí? — el señor rio.
— Muy poco a decir verdad, vine aquí porque supe que me necesitaban —
— ¿No recuerdo a verlo visto por aquí? —
— No me gusta llamar la atención, usualmente paso desapercibido por la gente. No soy muy querido — una persona descrita así sonaba sospechosa.
— ¿A que se debe? —
Pensó en sus palabra por un momento, le pedí que tomara asiento.
— Tuve un pasado triste, hice cosas que la gente no acepta, pero se que mis acciones eran correctas. Seguí las instrucciones de un amigo. Me advirtió las consecuencias que traería—
— ¿Qué hizo? — sonrió. Su rostro fue amable ante mi pregunta.
— Lo traicione —
— ¿Cómo? —
— Esa es una larga historia, que no puedo decir si usted no prueba bocado —
Mire el platillo y decidí comer.
— Cuénteme —
— No creo que sea necesario, muchos conocen la palabra traicionar, pero nunca analizan el trasfondo de lo que es —
— La traición es un acto indigno. Un traidor es el ser mas despreciable —
— Que crudas palabras para ser joven —
— Un traidor no se puede perdonar o confiar —
— Y si la traición fue por amor —
— Nada justifica una traición —
— Puede si conoces su porque. ¿Acaso uno no traicionaría sus principios por un amigo? —
— ¿A que se refiere? —
— Traicionar conlleva matar una parte de tu ser. ¿Quién dice que un traidor no sufre también? —
— Porque herirse a si mismo y a los demás. No tiene sentido — había acabado el tazón de sopa. Mi cuerpo se sentía mas fuerte.
— Por amor a tu prójimo. Porque debe existir una lección y la vida te asigno ese destino —
Su postura seguía siendo cómoda, por mas raras que fueran sus palabras.
— Esta conversación, no veo a que quiere llegar —
— El día de hoy yo vi en sus ojos ese sentimiento — recordé a Yoongi, contrario a lo vivido anteriormente. Esta vez no había dolor.
— Yo... no pude llegar a tiempo — él me escuchaba atento — debí salvarlo como suga llegó a nuestro rescate. No pude y por eso murió — pude decir las palabras al fin. Mi cuerpo se volvió mas liviano.
— Que te hace creer que tu eras el único que podía salvarlo —
— El salvó al pueblo, yo soy el Príncipe, podía ejercer mi autoridad — quedamos en silencio.
— No lo creo así — continuó — pudo ser como decías, pero ¿que tan seguro estas que lo liberarías? Había gente que pedía que lo liberaran, pocos que hasta puedo contarlos. No existe evidencia que por ser el Príncipe negaran las ordenes de una sacerdotisa y un Rey —
Me hizo dudar. ¿Eso seria posible?
— Jimin, tu no traicionaste a ese ángel. Ya estaba escrito. Debía liberarse. Así debía ser —
— ¿Quemado? ¿Muriendo solo y alrededor de gente que escupía su odio? — no quería ese final para Yoongi.
— Merecía vivir una vida tranquila eso es lo que piensas. Es cierto una vida común para una persona común. Pero recuerda que no era una persona común. Su vida y muerte trajo consigo un aprendizaje. Un mensaje que debemos tomar y recordar —
— ¿Qué mensaje? —
Él se levantó, recogiendo el plato.
— Usted tiene libre albedrio y solo usted puede dar con su mensaje — hizo una reverencia — ya he demorado mucho de lo que me permiten. Debo retirarme — caminó dejando una duda en mi.
Las lagrimas salieron y me recosté a descansar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro